En 2011, la joven escritora mexicana Valeria Luiselli llamó a su amigo, el dramaturgo, actor y director teatral Fernando Bonilla, con quien había perdido comunicación tras su salida del país, para invitarlo a participar en la presentación de su libro Los Ingrávidos, publicado por Sexto Piso.
La misión era sencilla, Bonilla montaría un par de dramatizaciones de algunos fragmentos del libro para romper con la típica monotonía de las presentaciones literarias. El resultado, presentado en el extinto Foro Shakespeare, sorprendió al intérprete, quien encontró en la estructura dramática del texto algo que podría funcionar en los escenarios."Me gustó muchísimo la potencia escénica que descubrimos en esta experiencia. Por eso le pedí permiso a Valeria para escribir una obra y a ella le gustó la idea", comenta Bonilla en entrevista con Gatopardo. El director se mantuvo en constante contacto con la autora, enviándole avances y contrastando ideas para lograr un mejor entendimiento del universo creado por ella.Dos años después, en 2013, Bonilla estrenó Los ingrávidos, una pieza teatral en la que Joaquín Cosío, Cassandra Ciangherotti y Haydeé Boetto interpretaban a tres personajes unidos por un vínculo que sobrepasaba los límites del tiempo. Hoy, cinco años después, cuando Luiselli se ha consagrado como una de las autoras más importantes de América Latina (especialmente después de cosechar el American Book Award por su libro de ensayos Los niños perdidos) y Bonilla se ha establecido como uno de los creadores teatrales clave en el país, la historia de Los ingrávidos los reencuentra en un nuevo montaje que, fiel a la tradición de la obra misma, ha vuelto a nacer después de una corta muerte.[caption id="attachment_222584" align="aligncenter" width="960"]
El papel del Gilberto Owen y los otros personajes masculinos de la obra serían reinterpretados por Joaquín Cosío. Sin embargo, un compromiso en la agenda del actor impidió su incorporación al nuevo montaje. Bonilla tomó las riendas una vez confirmado el regreso de la obra - Fotografía: Producción[/caption]En la pieza, que se presenta todos los fines de semana en el Foro Lucerna, las actrices Lourdes Echevarría y Meraqui Pradis interpretan a una escritora mexicana en dos facetas de su vida. La primera, cuando se sienta a la mitad de su renovada maternidad e insostenible matrimonio a escribir sobre su juventud y la segunda, cuando recuerda sus épocas de colaboradora en una editorial neoyorquina en donde buscaban a un autor latinoamericano que pudiera tener éxito en el mercado anglosajón: "el siguiente Bolaño", como se refiere a el objetivo, uno de los personajes.En el camino, la escritora se encontraría y reencontraría con fragmentos de la historia del poeta sinaloense Gilberto Owen, quien murió ciego debido a su adicción al alcohol en 1952. A lo largo de la obra, los personajes recuerdan momentos en los que (con un poco de poesía implícita) atravesaron por una de las muchas muertes que las personas experimentamos a lo largo de nuestra vida."La obra tiene esta forma fragmentada en la que contrastan escenas muy cortas que te llevan de una sensación a otra y de un tiempo y espacio a otro", explica Bonilla, quien también participa como actor interpretando a Owen y otros personajes masculinos. "La obra retrata los dos universos que, en mayor o menor medida, tenemos todos los seres humanos: el contraste entre el placer y el dolor, el Eros y el Thanatos, la pulsión de la vida y la pulsión de la muerte".[caption id="attachment_222585" align="aligncenter" width="960"]
La obra tuvo que volverse a diseñar para adaptarse a las condiciones del Foro Lucerna - Fotografía: Producción[/caption]De hecho, la aparición de Bonilla en el escenario es uno de los atributos que Los ingrávidos presenta por primera vez en este nuevo montaje que, a pesar de que se planeó para reestrenarse con los mismos actores y la misma escenografía de sus presentaciones pasadas, tuvo que modificarse completamente ante la ocupada agenda de sus intérpretes originales.Con la escenografía de Elizabeth Álvarez, la iluminación de Tenzing Ortega, y las apasionadas actuaciones de Pradis y Echevarría, la historia cobró una nuevo aliento. "La trayectoria de la obra ha sido fiel a la tesis de nuestra historia: la idea de la renovación y de las muchas muertes a lo largo de la misma vida. Nuestro proyecto ha muerto para renacer y dejar atrás varios fantasmas abandonados", señala Bonilla."Los ingrávidos llega en un momento interesante y creo que es una historia que siempre es rica de reencontrar. Es muy interesante ver cómo va variando en sus texturas y lecturas a través de los años. Hemos encontrado sensaciones diferentes dentro del mismo texto y creo que es algo que al público le sucede también", sentencia el director.Con una breve temporada apoyada por el estimulo fiscal EFIARTES, la puesta en escena se ubica como un importante reencuentro entre profesionales, amigos y un público que podrá aprovechar la ocasión para descubrir la obra de Luiselli y del mismo Owen, no sólo en las páginas, sino sobre el escenario.Los ingrávidosHasta el 25 de noviembreForo Lucernawww.teatromilan.com* * *Más en Gatopardo:Valeria Luiselli: Escribir desde el umbralDogville: Un pueblo en tragediaLa divina ilusión: Un canto al teatro