Gatopardo: Acabas de terminar una temporada en el teatro con uno de los dramaturgos más importantes del momento, ¿cómo te sientes en las tablas?José María Yazpik: Sí, terminé la temporada de Un hombre ajeno en el DF. Pero a lo largo de junio y julio haremos una gira por el país. La obra es de Alejandro Ricaño, que es un maestro: tiene treinta años y está escribiendo como si tuviera cincuenta. Ésta es una obra que habla sobre la incapacidad del ser humano —en estos tiempos— de mantener una relación con la gente que lo rodea. En el teatro me siento mucho mejor que en cualquier otro medio, mucho más cómodo. El cine es tramposo, milimétrico. Tú vas, haces una escena, la repites cinco, seis veces y un año después ves el resultado, que pasó por cualquier cantidad de filtros. En realidad nunca tienes la posibilidad de cambiar el resultado o estar involucrado durante el proceso. En el teatro, en cambio, ensayas con el director y en cuanto dicen “tercera llamada”, sólo eres tú con el público y no interviene nadie más.G: ¿Crees que la experiencia en el teatro es fundamental para un actor?JMY: Absolutamente. Para ser un actor completo tienes que experimentar todos los géneros. En lo personal, aprendí conforme la marcha. Yo estudié en Televisa, en el CEA, y fui un estudiante mediocre. Lo que quería era graduarme para salir y trabajar con la gente que admiraba, como Daniel Giménez Cacho, Jesús Ochoa, Damián Alcázar, Julieta Egurrola y Margarita Sanz.[read more]G: Este año se estrenan dos películas en las que participas. Una es El jesuita, ¿qué nos puedes contar sobre esta cinta?JMY: Sí, se trata de la nueva película de Poncho Pineda sobre un antihéroe chicano. Es una película con un guión americano a cargo de Paul Schrader —el guionista de Taxi Driver—, con un elenco internacional: Paz Vega, Tim Roth y Ron Perlman. El guión me pareció interesante, es una película de acción. Pensé que si no hacía una película de acción en este momento de mi vida, no lo iba a hacer después. Así que era el momento. Es uno de los roles más demandantes que he hecho. Era un proyecto que me parecía arriesgado y por eso debía hacerse: una película que se pensó primero sería una producción mexicana, con el budget de una película mexicana y tenía todos los elementos para ser un desastre.G: ¿Y por qué decidiste participar ?JMY: Por eso mismo, me gustan este tipo de retos, tanto a nivel actoral como de producción. Venía de vivir todo lo contrario, venía de filmar con Almodóvar Los amantes pasajeros, donde todo era perfecto, como un reloj suizo. Entonces me gustó esta nueva posibilidad. Hace poco vi el último corte y la verdad es que me sorprendió bastante. En la cinta interpreto a un personaje llamado “Jesuita”. Me sentí raro en la piel de un héroe de acción, pues nunca lo había hecho, pero fue agotador por la repetición, porque se filmó en invierno entre el DF y Los Ángeles, de noche, y hacía mucho frío.G: Las películas de Alfonso Pineda se caracterizan por una gran carga de suspenso y una cinematografía muy elaborada, como en Dolor, amor y viceversa. ¿Cómo viviste su paso al cine de acción?JMY: Lo sentí muy bien. Manejó a los actores extranjeros con mucha seguridad. Eso me preocupaba al principio porque no debe ser fácil dirigir a Tim Roth, en inglés. Y lo logró muy bien. Es un director al que le gusta comunicarse con los actores y sí tiene este sentido de comunión con todo el equipo, lo cual es fundamental. La película aún no tiene fecha de estreno, porque se va a proyectar primero en la Comic Con de San Diego.G: ¿Entonces fue muy diferente al rodaje con Almodóvar?JMY: Almodóvar fue muy simpático y alegre. Fue fácil, todo estaba controlado porque la historia sucedía dentro de un avión. Era verano en Madrid y fue una experiencia divertida. Tuve la fortuna de que me tocara, además, un Almodóvar de buenas, eufórico, tranquilo y divertido. Por eso le habló a todos estos actores que son su familia: Penélope Cruz, Antonio Banderas, Cecilia Roth. Fue una enseñanza tremenda.G: Perteneces a una generación que vivió una transformación del cine mexicano. ¿Qué tanto crees que ha cambiado la industriaJMY: Ha evolucionado para bien y mejorado técnicamente. Creo que se ha vuelto un cine más complejo en cuanto a temas. En los últimos años la industria ha ganado fuerza y reconocimiento. Todavía falta mucho apoyo, sobre todo por parte de los exhibidores. Hay dinero para levantar los proyectos, así como actores, directores y guionistas. El problema es la exhibición. Si no se legisla eso, como lo hacen en Francia, la industria mexicana no va avanzar más y se va a estancar.G: ¿Hacia dónde crees que va ahora el cine mexicano?JMY: Veo venir una sobreexplotación de la comedia romántica. Eso seguramente va a pasar. ¿Qué tanto va a afectar a la industria? Pues no sé, porque somos un pueblo que no quiere ir al cine a pensar: el público quiere ver el mismo chiste, una y otra vez. Eso a los únicos que beneficia es a los distribuidores y a los dueños de las salas comerciales.G: Has participado en cintas estadounidenses, mexicanas y españolas, ¿hacia dónde te gustaría moverte? ¿Piensas en Hollywood?JMY: No. Hoy en día la movilidad es más fácil y no te tienes que mudar a otro país para entrar en su industria. Ahora puedes hacer tu casting por Skype y mandarlo. Yo viví dos años a Los Ángeles y no pienso regresar jamás, sólo a hacer compras. Por supuesto que me interesan Europa y Latinoamérica. Me interesa el mercado de Estados Unidos pero no el hollywoodense. Yo escojo la película o la obra de teatro que a mí me gustaría ver y la hago. No me gusta cómo el cine mainstream de Estados Unidos repite estereotipos y no me voy a prestar a hacer eso. Estoy tratando de ser lo más congruente posible en ese sentido.G: ¿Cómo se ha desarrollado tu trabajo como productor y hacia dónde piensas ir en esta faceta?JMY: El plan surgió con la idea de generarme mis propios proyectos. Es así de sencillo. Hay muchos guiones que llegan y son buenos, pero no tienen el respaldo necesario para realizarse. Entonces un día decidí que yo mismo utilizaría mis contactos para financiar los guiones que me gustaban. Mi casa productora —Tintorera Producciones— tiene varios proyectos cocinándose en este momento. La tarea de un productor es ardua, pero yo no me meto mucho en eso. Trato de conseguir la financiación y hay gente que se encarga —mi hermano, sobre todo— de empezar a hacer lo demás.G: ¿Y piensas dirigir?JMY: En algún momento lo haré. Podría dirigir actores en este momento. La dirección de una película consume demasiado tiempo y no sé si tenga la paciencia para dedicarle tanto a un sólo proyecto. Tendría que enamorarme realmente de él y no lo he encontrado todavía. Además tengo una hija de cuatro años y por ahora ella es mi prioridad.G: Participas también en el segundo largometraje de Ernesto Contreras, Las oscuras primaveras, donde además eres coproductor…JMY: Sí, es una gran película. Hace un tiempo estaba trabajando en la producción de una cinta de ficción y recibí el guión de Ernesto. Lo empecé a leer y de inmediato le hablé a mi hermano y le dije: “¡Para lo que estás haciendo! Nuestra próxima coproducción va a ser Las oscuras primaveras, es una maravilla”. Y así fue. Se trata de una reflexión sobre la culpa, con un elenco también maravilloso. Participan Cecilia Suárez e Irene Azuela, que hacen conmigo un triángulo amoroso. Se estrena en septiembre u octubre de este año.G: Has interpretado personajes muy diferentes a lo largo de tu carrera. ¿Qué personaje quieres ahora? ¿Cuál es ese gran rol que necesitas?JMY: Eso es muy difícil. Nunca sabes por dónde te va a llegar ni qué va a ser. Si le hubieras dicho a Demián Bichir que el personaje que lo iba a lanzar al estrellato iba a ser un jardinero, nunca lo hubiera creído. Aparte de la enseñanza que te deja trabajar con un gran elenco y un gran director, busco que un personaje me deje una experiencia de vida. Por ejemplo, el personaje de Un hombre ajeno me ayudó a enfrentar mi crisis de los cuarenta. Lo mismo en Las oscuras primaveras: mis miedos a no hacer las cosas que realmente quiero hacer. Creo que la vida te va poniendo ahí al personaje que necesitas.
"Busco un papel que me deje una experiencia. Creo que la vida te va poniendo ahí al personaje que necesitas."
G: Por último, ¿qué proyecto tienes pendiente?JMY: Tengo un proyecto, una obra que tiene que ver con la paternidad. Como ahora soy padre también necesito explorar esa veta, la relación que tengo con mi hija, como la mía con mis padres y esta obra me puede dar esa oportunidad. Ahora estoy en un momento donde tengo cosas qué decirle a mis papás y cosas que dejarle a mi hija. La mejor manera que encuentro para comunicar esos sentimientos es a través de la actuación.[/read]
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En una conversación informal con Gatopardo, José María Yazpik habló a fondo sobre su carrera. A pesar de ser uno de los actores más prolíficos del cine mexicano dice que sólo acepta los papeles que lo retan y que le dejan una enseñanza de vida.
Gatopardo: Acabas de terminar una temporada en el teatro con uno de los dramaturgos más importantes del momento, ¿cómo te sientes en las tablas?José María Yazpik: Sí, terminé la temporada de Un hombre ajeno en el DF. Pero a lo largo de junio y julio haremos una gira por el país. La obra es de Alejandro Ricaño, que es un maestro: tiene treinta años y está escribiendo como si tuviera cincuenta. Ésta es una obra que habla sobre la incapacidad del ser humano —en estos tiempos— de mantener una relación con la gente que lo rodea. En el teatro me siento mucho mejor que en cualquier otro medio, mucho más cómodo. El cine es tramposo, milimétrico. Tú vas, haces una escena, la repites cinco, seis veces y un año después ves el resultado, que pasó por cualquier cantidad de filtros. En realidad nunca tienes la posibilidad de cambiar el resultado o estar involucrado durante el proceso. En el teatro, en cambio, ensayas con el director y en cuanto dicen “tercera llamada”, sólo eres tú con el público y no interviene nadie más.G: ¿Crees que la experiencia en el teatro es fundamental para un actor?JMY: Absolutamente. Para ser un actor completo tienes que experimentar todos los géneros. En lo personal, aprendí conforme la marcha. Yo estudié en Televisa, en el CEA, y fui un estudiante mediocre. Lo que quería era graduarme para salir y trabajar con la gente que admiraba, como Daniel Giménez Cacho, Jesús Ochoa, Damián Alcázar, Julieta Egurrola y Margarita Sanz.[read more]G: Este año se estrenan dos películas en las que participas. Una es El jesuita, ¿qué nos puedes contar sobre esta cinta?JMY: Sí, se trata de la nueva película de Poncho Pineda sobre un antihéroe chicano. Es una película con un guión americano a cargo de Paul Schrader —el guionista de Taxi Driver—, con un elenco internacional: Paz Vega, Tim Roth y Ron Perlman. El guión me pareció interesante, es una película de acción. Pensé que si no hacía una película de acción en este momento de mi vida, no lo iba a hacer después. Así que era el momento. Es uno de los roles más demandantes que he hecho. Era un proyecto que me parecía arriesgado y por eso debía hacerse: una película que se pensó primero sería una producción mexicana, con el budget de una película mexicana y tenía todos los elementos para ser un desastre.G: ¿Y por qué decidiste participar ?JMY: Por eso mismo, me gustan este tipo de retos, tanto a nivel actoral como de producción. Venía de vivir todo lo contrario, venía de filmar con Almodóvar Los amantes pasajeros, donde todo era perfecto, como un reloj suizo. Entonces me gustó esta nueva posibilidad. Hace poco vi el último corte y la verdad es que me sorprendió bastante. En la cinta interpreto a un personaje llamado “Jesuita”. Me sentí raro en la piel de un héroe de acción, pues nunca lo había hecho, pero fue agotador por la repetición, porque se filmó en invierno entre el DF y Los Ángeles, de noche, y hacía mucho frío.G: Las películas de Alfonso Pineda se caracterizan por una gran carga de suspenso y una cinematografía muy elaborada, como en Dolor, amor y viceversa. ¿Cómo viviste su paso al cine de acción?JMY: Lo sentí muy bien. Manejó a los actores extranjeros con mucha seguridad. Eso me preocupaba al principio porque no debe ser fácil dirigir a Tim Roth, en inglés. Y lo logró muy bien. Es un director al que le gusta comunicarse con los actores y sí tiene este sentido de comunión con todo el equipo, lo cual es fundamental. La película aún no tiene fecha de estreno, porque se va a proyectar primero en la Comic Con de San Diego.G: ¿Entonces fue muy diferente al rodaje con Almodóvar?JMY: Almodóvar fue muy simpático y alegre. Fue fácil, todo estaba controlado porque la historia sucedía dentro de un avión. Era verano en Madrid y fue una experiencia divertida. Tuve la fortuna de que me tocara, además, un Almodóvar de buenas, eufórico, tranquilo y divertido. Por eso le habló a todos estos actores que son su familia: Penélope Cruz, Antonio Banderas, Cecilia Roth. Fue una enseñanza tremenda.G: Perteneces a una generación que vivió una transformación del cine mexicano. ¿Qué tanto crees que ha cambiado la industriaJMY: Ha evolucionado para bien y mejorado técnicamente. Creo que se ha vuelto un cine más complejo en cuanto a temas. En los últimos años la industria ha ganado fuerza y reconocimiento. Todavía falta mucho apoyo, sobre todo por parte de los exhibidores. Hay dinero para levantar los proyectos, así como actores, directores y guionistas. El problema es la exhibición. Si no se legisla eso, como lo hacen en Francia, la industria mexicana no va avanzar más y se va a estancar.G: ¿Hacia dónde crees que va ahora el cine mexicano?JMY: Veo venir una sobreexplotación de la comedia romántica. Eso seguramente va a pasar. ¿Qué tanto va a afectar a la industria? Pues no sé, porque somos un pueblo que no quiere ir al cine a pensar: el público quiere ver el mismo chiste, una y otra vez. Eso a los únicos que beneficia es a los distribuidores y a los dueños de las salas comerciales.G: Has participado en cintas estadounidenses, mexicanas y españolas, ¿hacia dónde te gustaría moverte? ¿Piensas en Hollywood?JMY: No. Hoy en día la movilidad es más fácil y no te tienes que mudar a otro país para entrar en su industria. Ahora puedes hacer tu casting por Skype y mandarlo. Yo viví dos años a Los Ángeles y no pienso regresar jamás, sólo a hacer compras. Por supuesto que me interesan Europa y Latinoamérica. Me interesa el mercado de Estados Unidos pero no el hollywoodense. Yo escojo la película o la obra de teatro que a mí me gustaría ver y la hago. No me gusta cómo el cine mainstream de Estados Unidos repite estereotipos y no me voy a prestar a hacer eso. Estoy tratando de ser lo más congruente posible en ese sentido.G: ¿Cómo se ha desarrollado tu trabajo como productor y hacia dónde piensas ir en esta faceta?JMY: El plan surgió con la idea de generarme mis propios proyectos. Es así de sencillo. Hay muchos guiones que llegan y son buenos, pero no tienen el respaldo necesario para realizarse. Entonces un día decidí que yo mismo utilizaría mis contactos para financiar los guiones que me gustaban. Mi casa productora —Tintorera Producciones— tiene varios proyectos cocinándose en este momento. La tarea de un productor es ardua, pero yo no me meto mucho en eso. Trato de conseguir la financiación y hay gente que se encarga —mi hermano, sobre todo— de empezar a hacer lo demás.G: ¿Y piensas dirigir?JMY: En algún momento lo haré. Podría dirigir actores en este momento. La dirección de una película consume demasiado tiempo y no sé si tenga la paciencia para dedicarle tanto a un sólo proyecto. Tendría que enamorarme realmente de él y no lo he encontrado todavía. Además tengo una hija de cuatro años y por ahora ella es mi prioridad.G: Participas también en el segundo largometraje de Ernesto Contreras, Las oscuras primaveras, donde además eres coproductor…JMY: Sí, es una gran película. Hace un tiempo estaba trabajando en la producción de una cinta de ficción y recibí el guión de Ernesto. Lo empecé a leer y de inmediato le hablé a mi hermano y le dije: “¡Para lo que estás haciendo! Nuestra próxima coproducción va a ser Las oscuras primaveras, es una maravilla”. Y así fue. Se trata de una reflexión sobre la culpa, con un elenco también maravilloso. Participan Cecilia Suárez e Irene Azuela, que hacen conmigo un triángulo amoroso. Se estrena en septiembre u octubre de este año.G: Has interpretado personajes muy diferentes a lo largo de tu carrera. ¿Qué personaje quieres ahora? ¿Cuál es ese gran rol que necesitas?JMY: Eso es muy difícil. Nunca sabes por dónde te va a llegar ni qué va a ser. Si le hubieras dicho a Demián Bichir que el personaje que lo iba a lanzar al estrellato iba a ser un jardinero, nunca lo hubiera creído. Aparte de la enseñanza que te deja trabajar con un gran elenco y un gran director, busco que un personaje me deje una experiencia de vida. Por ejemplo, el personaje de Un hombre ajeno me ayudó a enfrentar mi crisis de los cuarenta. Lo mismo en Las oscuras primaveras: mis miedos a no hacer las cosas que realmente quiero hacer. Creo que la vida te va poniendo ahí al personaje que necesitas.
"Busco un papel que me deje una experiencia. Creo que la vida te va poniendo ahí al personaje que necesitas."
G: Por último, ¿qué proyecto tienes pendiente?JMY: Tengo un proyecto, una obra que tiene que ver con la paternidad. Como ahora soy padre también necesito explorar esa veta, la relación que tengo con mi hija, como la mía con mis padres y esta obra me puede dar esa oportunidad. Ahora estoy en un momento donde tengo cosas qué decirle a mis papás y cosas que dejarle a mi hija. La mejor manera que encuentro para comunicar esos sentimientos es a través de la actuación.[/read]
En una conversación informal con Gatopardo, José María Yazpik habló a fondo sobre su carrera. A pesar de ser uno de los actores más prolíficos del cine mexicano dice que sólo acepta los papeles que lo retan y que le dejan una enseñanza de vida.
Gatopardo: Acabas de terminar una temporada en el teatro con uno de los dramaturgos más importantes del momento, ¿cómo te sientes en las tablas?José María Yazpik: Sí, terminé la temporada de Un hombre ajeno en el DF. Pero a lo largo de junio y julio haremos una gira por el país. La obra es de Alejandro Ricaño, que es un maestro: tiene treinta años y está escribiendo como si tuviera cincuenta. Ésta es una obra que habla sobre la incapacidad del ser humano —en estos tiempos— de mantener una relación con la gente que lo rodea. En el teatro me siento mucho mejor que en cualquier otro medio, mucho más cómodo. El cine es tramposo, milimétrico. Tú vas, haces una escena, la repites cinco, seis veces y un año después ves el resultado, que pasó por cualquier cantidad de filtros. En realidad nunca tienes la posibilidad de cambiar el resultado o estar involucrado durante el proceso. En el teatro, en cambio, ensayas con el director y en cuanto dicen “tercera llamada”, sólo eres tú con el público y no interviene nadie más.G: ¿Crees que la experiencia en el teatro es fundamental para un actor?JMY: Absolutamente. Para ser un actor completo tienes que experimentar todos los géneros. En lo personal, aprendí conforme la marcha. Yo estudié en Televisa, en el CEA, y fui un estudiante mediocre. Lo que quería era graduarme para salir y trabajar con la gente que admiraba, como Daniel Giménez Cacho, Jesús Ochoa, Damián Alcázar, Julieta Egurrola y Margarita Sanz.[read more]G: Este año se estrenan dos películas en las que participas. Una es El jesuita, ¿qué nos puedes contar sobre esta cinta?JMY: Sí, se trata de la nueva película de Poncho Pineda sobre un antihéroe chicano. Es una película con un guión americano a cargo de Paul Schrader —el guionista de Taxi Driver—, con un elenco internacional: Paz Vega, Tim Roth y Ron Perlman. El guión me pareció interesante, es una película de acción. Pensé que si no hacía una película de acción en este momento de mi vida, no lo iba a hacer después. Así que era el momento. Es uno de los roles más demandantes que he hecho. Era un proyecto que me parecía arriesgado y por eso debía hacerse: una película que se pensó primero sería una producción mexicana, con el budget de una película mexicana y tenía todos los elementos para ser un desastre.G: ¿Y por qué decidiste participar ?JMY: Por eso mismo, me gustan este tipo de retos, tanto a nivel actoral como de producción. Venía de vivir todo lo contrario, venía de filmar con Almodóvar Los amantes pasajeros, donde todo era perfecto, como un reloj suizo. Entonces me gustó esta nueva posibilidad. Hace poco vi el último corte y la verdad es que me sorprendió bastante. En la cinta interpreto a un personaje llamado “Jesuita”. Me sentí raro en la piel de un héroe de acción, pues nunca lo había hecho, pero fue agotador por la repetición, porque se filmó en invierno entre el DF y Los Ángeles, de noche, y hacía mucho frío.G: Las películas de Alfonso Pineda se caracterizan por una gran carga de suspenso y una cinematografía muy elaborada, como en Dolor, amor y viceversa. ¿Cómo viviste su paso al cine de acción?JMY: Lo sentí muy bien. Manejó a los actores extranjeros con mucha seguridad. Eso me preocupaba al principio porque no debe ser fácil dirigir a Tim Roth, en inglés. Y lo logró muy bien. Es un director al que le gusta comunicarse con los actores y sí tiene este sentido de comunión con todo el equipo, lo cual es fundamental. La película aún no tiene fecha de estreno, porque se va a proyectar primero en la Comic Con de San Diego.G: ¿Entonces fue muy diferente al rodaje con Almodóvar?JMY: Almodóvar fue muy simpático y alegre. Fue fácil, todo estaba controlado porque la historia sucedía dentro de un avión. Era verano en Madrid y fue una experiencia divertida. Tuve la fortuna de que me tocara, además, un Almodóvar de buenas, eufórico, tranquilo y divertido. Por eso le habló a todos estos actores que son su familia: Penélope Cruz, Antonio Banderas, Cecilia Roth. Fue una enseñanza tremenda.G: Perteneces a una generación que vivió una transformación del cine mexicano. ¿Qué tanto crees que ha cambiado la industriaJMY: Ha evolucionado para bien y mejorado técnicamente. Creo que se ha vuelto un cine más complejo en cuanto a temas. En los últimos años la industria ha ganado fuerza y reconocimiento. Todavía falta mucho apoyo, sobre todo por parte de los exhibidores. Hay dinero para levantar los proyectos, así como actores, directores y guionistas. El problema es la exhibición. Si no se legisla eso, como lo hacen en Francia, la industria mexicana no va avanzar más y se va a estancar.G: ¿Hacia dónde crees que va ahora el cine mexicano?JMY: Veo venir una sobreexplotación de la comedia romántica. Eso seguramente va a pasar. ¿Qué tanto va a afectar a la industria? Pues no sé, porque somos un pueblo que no quiere ir al cine a pensar: el público quiere ver el mismo chiste, una y otra vez. Eso a los únicos que beneficia es a los distribuidores y a los dueños de las salas comerciales.G: Has participado en cintas estadounidenses, mexicanas y españolas, ¿hacia dónde te gustaría moverte? ¿Piensas en Hollywood?JMY: No. Hoy en día la movilidad es más fácil y no te tienes que mudar a otro país para entrar en su industria. Ahora puedes hacer tu casting por Skype y mandarlo. Yo viví dos años a Los Ángeles y no pienso regresar jamás, sólo a hacer compras. Por supuesto que me interesan Europa y Latinoamérica. Me interesa el mercado de Estados Unidos pero no el hollywoodense. Yo escojo la película o la obra de teatro que a mí me gustaría ver y la hago. No me gusta cómo el cine mainstream de Estados Unidos repite estereotipos y no me voy a prestar a hacer eso. Estoy tratando de ser lo más congruente posible en ese sentido.G: ¿Cómo se ha desarrollado tu trabajo como productor y hacia dónde piensas ir en esta faceta?JMY: El plan surgió con la idea de generarme mis propios proyectos. Es así de sencillo. Hay muchos guiones que llegan y son buenos, pero no tienen el respaldo necesario para realizarse. Entonces un día decidí que yo mismo utilizaría mis contactos para financiar los guiones que me gustaban. Mi casa productora —Tintorera Producciones— tiene varios proyectos cocinándose en este momento. La tarea de un productor es ardua, pero yo no me meto mucho en eso. Trato de conseguir la financiación y hay gente que se encarga —mi hermano, sobre todo— de empezar a hacer lo demás.G: ¿Y piensas dirigir?JMY: En algún momento lo haré. Podría dirigir actores en este momento. La dirección de una película consume demasiado tiempo y no sé si tenga la paciencia para dedicarle tanto a un sólo proyecto. Tendría que enamorarme realmente de él y no lo he encontrado todavía. Además tengo una hija de cuatro años y por ahora ella es mi prioridad.G: Participas también en el segundo largometraje de Ernesto Contreras, Las oscuras primaveras, donde además eres coproductor…JMY: Sí, es una gran película. Hace un tiempo estaba trabajando en la producción de una cinta de ficción y recibí el guión de Ernesto. Lo empecé a leer y de inmediato le hablé a mi hermano y le dije: “¡Para lo que estás haciendo! Nuestra próxima coproducción va a ser Las oscuras primaveras, es una maravilla”. Y así fue. Se trata de una reflexión sobre la culpa, con un elenco también maravilloso. Participan Cecilia Suárez e Irene Azuela, que hacen conmigo un triángulo amoroso. Se estrena en septiembre u octubre de este año.G: Has interpretado personajes muy diferentes a lo largo de tu carrera. ¿Qué personaje quieres ahora? ¿Cuál es ese gran rol que necesitas?JMY: Eso es muy difícil. Nunca sabes por dónde te va a llegar ni qué va a ser. Si le hubieras dicho a Demián Bichir que el personaje que lo iba a lanzar al estrellato iba a ser un jardinero, nunca lo hubiera creído. Aparte de la enseñanza que te deja trabajar con un gran elenco y un gran director, busco que un personaje me deje una experiencia de vida. Por ejemplo, el personaje de Un hombre ajeno me ayudó a enfrentar mi crisis de los cuarenta. Lo mismo en Las oscuras primaveras: mis miedos a no hacer las cosas que realmente quiero hacer. Creo que la vida te va poniendo ahí al personaje que necesitas.
"Busco un papel que me deje una experiencia. Creo que la vida te va poniendo ahí al personaje que necesitas."
G: Por último, ¿qué proyecto tienes pendiente?JMY: Tengo un proyecto, una obra que tiene que ver con la paternidad. Como ahora soy padre también necesito explorar esa veta, la relación que tengo con mi hija, como la mía con mis padres y esta obra me puede dar esa oportunidad. Ahora estoy en un momento donde tengo cosas qué decirle a mis papás y cosas que dejarle a mi hija. La mejor manera que encuentro para comunicar esos sentimientos es a través de la actuación.[/read]
En una conversación informal con Gatopardo, José María Yazpik habló a fondo sobre su carrera. A pesar de ser uno de los actores más prolíficos del cine mexicano dice que sólo acepta los papeles que lo retan y que le dejan una enseñanza de vida.
Gatopardo: Acabas de terminar una temporada en el teatro con uno de los dramaturgos más importantes del momento, ¿cómo te sientes en las tablas?José María Yazpik: Sí, terminé la temporada de Un hombre ajeno en el DF. Pero a lo largo de junio y julio haremos una gira por el país. La obra es de Alejandro Ricaño, que es un maestro: tiene treinta años y está escribiendo como si tuviera cincuenta. Ésta es una obra que habla sobre la incapacidad del ser humano —en estos tiempos— de mantener una relación con la gente que lo rodea. En el teatro me siento mucho mejor que en cualquier otro medio, mucho más cómodo. El cine es tramposo, milimétrico. Tú vas, haces una escena, la repites cinco, seis veces y un año después ves el resultado, que pasó por cualquier cantidad de filtros. En realidad nunca tienes la posibilidad de cambiar el resultado o estar involucrado durante el proceso. En el teatro, en cambio, ensayas con el director y en cuanto dicen “tercera llamada”, sólo eres tú con el público y no interviene nadie más.G: ¿Crees que la experiencia en el teatro es fundamental para un actor?JMY: Absolutamente. Para ser un actor completo tienes que experimentar todos los géneros. En lo personal, aprendí conforme la marcha. Yo estudié en Televisa, en el CEA, y fui un estudiante mediocre. Lo que quería era graduarme para salir y trabajar con la gente que admiraba, como Daniel Giménez Cacho, Jesús Ochoa, Damián Alcázar, Julieta Egurrola y Margarita Sanz.[read more]G: Este año se estrenan dos películas en las que participas. Una es El jesuita, ¿qué nos puedes contar sobre esta cinta?JMY: Sí, se trata de la nueva película de Poncho Pineda sobre un antihéroe chicano. Es una película con un guión americano a cargo de Paul Schrader —el guionista de Taxi Driver—, con un elenco internacional: Paz Vega, Tim Roth y Ron Perlman. El guión me pareció interesante, es una película de acción. Pensé que si no hacía una película de acción en este momento de mi vida, no lo iba a hacer después. Así que era el momento. Es uno de los roles más demandantes que he hecho. Era un proyecto que me parecía arriesgado y por eso debía hacerse: una película que se pensó primero sería una producción mexicana, con el budget de una película mexicana y tenía todos los elementos para ser un desastre.G: ¿Y por qué decidiste participar ?JMY: Por eso mismo, me gustan este tipo de retos, tanto a nivel actoral como de producción. Venía de vivir todo lo contrario, venía de filmar con Almodóvar Los amantes pasajeros, donde todo era perfecto, como un reloj suizo. Entonces me gustó esta nueva posibilidad. Hace poco vi el último corte y la verdad es que me sorprendió bastante. En la cinta interpreto a un personaje llamado “Jesuita”. Me sentí raro en la piel de un héroe de acción, pues nunca lo había hecho, pero fue agotador por la repetición, porque se filmó en invierno entre el DF y Los Ángeles, de noche, y hacía mucho frío.G: Las películas de Alfonso Pineda se caracterizan por una gran carga de suspenso y una cinematografía muy elaborada, como en Dolor, amor y viceversa. ¿Cómo viviste su paso al cine de acción?JMY: Lo sentí muy bien. Manejó a los actores extranjeros con mucha seguridad. Eso me preocupaba al principio porque no debe ser fácil dirigir a Tim Roth, en inglés. Y lo logró muy bien. Es un director al que le gusta comunicarse con los actores y sí tiene este sentido de comunión con todo el equipo, lo cual es fundamental. La película aún no tiene fecha de estreno, porque se va a proyectar primero en la Comic Con de San Diego.G: ¿Entonces fue muy diferente al rodaje con Almodóvar?JMY: Almodóvar fue muy simpático y alegre. Fue fácil, todo estaba controlado porque la historia sucedía dentro de un avión. Era verano en Madrid y fue una experiencia divertida. Tuve la fortuna de que me tocara, además, un Almodóvar de buenas, eufórico, tranquilo y divertido. Por eso le habló a todos estos actores que son su familia: Penélope Cruz, Antonio Banderas, Cecilia Roth. Fue una enseñanza tremenda.G: Perteneces a una generación que vivió una transformación del cine mexicano. ¿Qué tanto crees que ha cambiado la industriaJMY: Ha evolucionado para bien y mejorado técnicamente. Creo que se ha vuelto un cine más complejo en cuanto a temas. En los últimos años la industria ha ganado fuerza y reconocimiento. Todavía falta mucho apoyo, sobre todo por parte de los exhibidores. Hay dinero para levantar los proyectos, así como actores, directores y guionistas. El problema es la exhibición. Si no se legisla eso, como lo hacen en Francia, la industria mexicana no va avanzar más y se va a estancar.G: ¿Hacia dónde crees que va ahora el cine mexicano?JMY: Veo venir una sobreexplotación de la comedia romántica. Eso seguramente va a pasar. ¿Qué tanto va a afectar a la industria? Pues no sé, porque somos un pueblo que no quiere ir al cine a pensar: el público quiere ver el mismo chiste, una y otra vez. Eso a los únicos que beneficia es a los distribuidores y a los dueños de las salas comerciales.G: Has participado en cintas estadounidenses, mexicanas y españolas, ¿hacia dónde te gustaría moverte? ¿Piensas en Hollywood?JMY: No. Hoy en día la movilidad es más fácil y no te tienes que mudar a otro país para entrar en su industria. Ahora puedes hacer tu casting por Skype y mandarlo. Yo viví dos años a Los Ángeles y no pienso regresar jamás, sólo a hacer compras. Por supuesto que me interesan Europa y Latinoamérica. Me interesa el mercado de Estados Unidos pero no el hollywoodense. Yo escojo la película o la obra de teatro que a mí me gustaría ver y la hago. No me gusta cómo el cine mainstream de Estados Unidos repite estereotipos y no me voy a prestar a hacer eso. Estoy tratando de ser lo más congruente posible en ese sentido.G: ¿Cómo se ha desarrollado tu trabajo como productor y hacia dónde piensas ir en esta faceta?JMY: El plan surgió con la idea de generarme mis propios proyectos. Es así de sencillo. Hay muchos guiones que llegan y son buenos, pero no tienen el respaldo necesario para realizarse. Entonces un día decidí que yo mismo utilizaría mis contactos para financiar los guiones que me gustaban. Mi casa productora —Tintorera Producciones— tiene varios proyectos cocinándose en este momento. La tarea de un productor es ardua, pero yo no me meto mucho en eso. Trato de conseguir la financiación y hay gente que se encarga —mi hermano, sobre todo— de empezar a hacer lo demás.G: ¿Y piensas dirigir?JMY: En algún momento lo haré. Podría dirigir actores en este momento. La dirección de una película consume demasiado tiempo y no sé si tenga la paciencia para dedicarle tanto a un sólo proyecto. Tendría que enamorarme realmente de él y no lo he encontrado todavía. Además tengo una hija de cuatro años y por ahora ella es mi prioridad.G: Participas también en el segundo largometraje de Ernesto Contreras, Las oscuras primaveras, donde además eres coproductor…JMY: Sí, es una gran película. Hace un tiempo estaba trabajando en la producción de una cinta de ficción y recibí el guión de Ernesto. Lo empecé a leer y de inmediato le hablé a mi hermano y le dije: “¡Para lo que estás haciendo! Nuestra próxima coproducción va a ser Las oscuras primaveras, es una maravilla”. Y así fue. Se trata de una reflexión sobre la culpa, con un elenco también maravilloso. Participan Cecilia Suárez e Irene Azuela, que hacen conmigo un triángulo amoroso. Se estrena en septiembre u octubre de este año.G: Has interpretado personajes muy diferentes a lo largo de tu carrera. ¿Qué personaje quieres ahora? ¿Cuál es ese gran rol que necesitas?JMY: Eso es muy difícil. Nunca sabes por dónde te va a llegar ni qué va a ser. Si le hubieras dicho a Demián Bichir que el personaje que lo iba a lanzar al estrellato iba a ser un jardinero, nunca lo hubiera creído. Aparte de la enseñanza que te deja trabajar con un gran elenco y un gran director, busco que un personaje me deje una experiencia de vida. Por ejemplo, el personaje de Un hombre ajeno me ayudó a enfrentar mi crisis de los cuarenta. Lo mismo en Las oscuras primaveras: mis miedos a no hacer las cosas que realmente quiero hacer. Creo que la vida te va poniendo ahí al personaje que necesitas.
"Busco un papel que me deje una experiencia. Creo que la vida te va poniendo ahí al personaje que necesitas."
G: Por último, ¿qué proyecto tienes pendiente?JMY: Tengo un proyecto, una obra que tiene que ver con la paternidad. Como ahora soy padre también necesito explorar esa veta, la relación que tengo con mi hija, como la mía con mis padres y esta obra me puede dar esa oportunidad. Ahora estoy en un momento donde tengo cosas qué decirle a mis papás y cosas que dejarle a mi hija. La mejor manera que encuentro para comunicar esos sentimientos es a través de la actuación.[/read]
En una conversación informal con Gatopardo, José María Yazpik habló a fondo sobre su carrera. A pesar de ser uno de los actores más prolíficos del cine mexicano dice que sólo acepta los papeles que lo retan y que le dejan una enseñanza de vida.
Gatopardo: Acabas de terminar una temporada en el teatro con uno de los dramaturgos más importantes del momento, ¿cómo te sientes en las tablas?José María Yazpik: Sí, terminé la temporada de Un hombre ajeno en el DF. Pero a lo largo de junio y julio haremos una gira por el país. La obra es de Alejandro Ricaño, que es un maestro: tiene treinta años y está escribiendo como si tuviera cincuenta. Ésta es una obra que habla sobre la incapacidad del ser humano —en estos tiempos— de mantener una relación con la gente que lo rodea. En el teatro me siento mucho mejor que en cualquier otro medio, mucho más cómodo. El cine es tramposo, milimétrico. Tú vas, haces una escena, la repites cinco, seis veces y un año después ves el resultado, que pasó por cualquier cantidad de filtros. En realidad nunca tienes la posibilidad de cambiar el resultado o estar involucrado durante el proceso. En el teatro, en cambio, ensayas con el director y en cuanto dicen “tercera llamada”, sólo eres tú con el público y no interviene nadie más.G: ¿Crees que la experiencia en el teatro es fundamental para un actor?JMY: Absolutamente. Para ser un actor completo tienes que experimentar todos los géneros. En lo personal, aprendí conforme la marcha. Yo estudié en Televisa, en el CEA, y fui un estudiante mediocre. Lo que quería era graduarme para salir y trabajar con la gente que admiraba, como Daniel Giménez Cacho, Jesús Ochoa, Damián Alcázar, Julieta Egurrola y Margarita Sanz.[read more]G: Este año se estrenan dos películas en las que participas. Una es El jesuita, ¿qué nos puedes contar sobre esta cinta?JMY: Sí, se trata de la nueva película de Poncho Pineda sobre un antihéroe chicano. Es una película con un guión americano a cargo de Paul Schrader —el guionista de Taxi Driver—, con un elenco internacional: Paz Vega, Tim Roth y Ron Perlman. El guión me pareció interesante, es una película de acción. Pensé que si no hacía una película de acción en este momento de mi vida, no lo iba a hacer después. Así que era el momento. Es uno de los roles más demandantes que he hecho. Era un proyecto que me parecía arriesgado y por eso debía hacerse: una película que se pensó primero sería una producción mexicana, con el budget de una película mexicana y tenía todos los elementos para ser un desastre.G: ¿Y por qué decidiste participar ?JMY: Por eso mismo, me gustan este tipo de retos, tanto a nivel actoral como de producción. Venía de vivir todo lo contrario, venía de filmar con Almodóvar Los amantes pasajeros, donde todo era perfecto, como un reloj suizo. Entonces me gustó esta nueva posibilidad. Hace poco vi el último corte y la verdad es que me sorprendió bastante. En la cinta interpreto a un personaje llamado “Jesuita”. Me sentí raro en la piel de un héroe de acción, pues nunca lo había hecho, pero fue agotador por la repetición, porque se filmó en invierno entre el DF y Los Ángeles, de noche, y hacía mucho frío.G: Las películas de Alfonso Pineda se caracterizan por una gran carga de suspenso y una cinematografía muy elaborada, como en Dolor, amor y viceversa. ¿Cómo viviste su paso al cine de acción?JMY: Lo sentí muy bien. Manejó a los actores extranjeros con mucha seguridad. Eso me preocupaba al principio porque no debe ser fácil dirigir a Tim Roth, en inglés. Y lo logró muy bien. Es un director al que le gusta comunicarse con los actores y sí tiene este sentido de comunión con todo el equipo, lo cual es fundamental. La película aún no tiene fecha de estreno, porque se va a proyectar primero en la Comic Con de San Diego.G: ¿Entonces fue muy diferente al rodaje con Almodóvar?JMY: Almodóvar fue muy simpático y alegre. Fue fácil, todo estaba controlado porque la historia sucedía dentro de un avión. Era verano en Madrid y fue una experiencia divertida. Tuve la fortuna de que me tocara, además, un Almodóvar de buenas, eufórico, tranquilo y divertido. Por eso le habló a todos estos actores que son su familia: Penélope Cruz, Antonio Banderas, Cecilia Roth. Fue una enseñanza tremenda.G: Perteneces a una generación que vivió una transformación del cine mexicano. ¿Qué tanto crees que ha cambiado la industriaJMY: Ha evolucionado para bien y mejorado técnicamente. Creo que se ha vuelto un cine más complejo en cuanto a temas. En los últimos años la industria ha ganado fuerza y reconocimiento. Todavía falta mucho apoyo, sobre todo por parte de los exhibidores. Hay dinero para levantar los proyectos, así como actores, directores y guionistas. El problema es la exhibición. Si no se legisla eso, como lo hacen en Francia, la industria mexicana no va avanzar más y se va a estancar.G: ¿Hacia dónde crees que va ahora el cine mexicano?JMY: Veo venir una sobreexplotación de la comedia romántica. Eso seguramente va a pasar. ¿Qué tanto va a afectar a la industria? Pues no sé, porque somos un pueblo que no quiere ir al cine a pensar: el público quiere ver el mismo chiste, una y otra vez. Eso a los únicos que beneficia es a los distribuidores y a los dueños de las salas comerciales.G: Has participado en cintas estadounidenses, mexicanas y españolas, ¿hacia dónde te gustaría moverte? ¿Piensas en Hollywood?JMY: No. Hoy en día la movilidad es más fácil y no te tienes que mudar a otro país para entrar en su industria. Ahora puedes hacer tu casting por Skype y mandarlo. Yo viví dos años a Los Ángeles y no pienso regresar jamás, sólo a hacer compras. Por supuesto que me interesan Europa y Latinoamérica. Me interesa el mercado de Estados Unidos pero no el hollywoodense. Yo escojo la película o la obra de teatro que a mí me gustaría ver y la hago. No me gusta cómo el cine mainstream de Estados Unidos repite estereotipos y no me voy a prestar a hacer eso. Estoy tratando de ser lo más congruente posible en ese sentido.G: ¿Cómo se ha desarrollado tu trabajo como productor y hacia dónde piensas ir en esta faceta?JMY: El plan surgió con la idea de generarme mis propios proyectos. Es así de sencillo. Hay muchos guiones que llegan y son buenos, pero no tienen el respaldo necesario para realizarse. Entonces un día decidí que yo mismo utilizaría mis contactos para financiar los guiones que me gustaban. Mi casa productora —Tintorera Producciones— tiene varios proyectos cocinándose en este momento. La tarea de un productor es ardua, pero yo no me meto mucho en eso. Trato de conseguir la financiación y hay gente que se encarga —mi hermano, sobre todo— de empezar a hacer lo demás.G: ¿Y piensas dirigir?JMY: En algún momento lo haré. Podría dirigir actores en este momento. La dirección de una película consume demasiado tiempo y no sé si tenga la paciencia para dedicarle tanto a un sólo proyecto. Tendría que enamorarme realmente de él y no lo he encontrado todavía. Además tengo una hija de cuatro años y por ahora ella es mi prioridad.G: Participas también en el segundo largometraje de Ernesto Contreras, Las oscuras primaveras, donde además eres coproductor…JMY: Sí, es una gran película. Hace un tiempo estaba trabajando en la producción de una cinta de ficción y recibí el guión de Ernesto. Lo empecé a leer y de inmediato le hablé a mi hermano y le dije: “¡Para lo que estás haciendo! Nuestra próxima coproducción va a ser Las oscuras primaveras, es una maravilla”. Y así fue. Se trata de una reflexión sobre la culpa, con un elenco también maravilloso. Participan Cecilia Suárez e Irene Azuela, que hacen conmigo un triángulo amoroso. Se estrena en septiembre u octubre de este año.G: Has interpretado personajes muy diferentes a lo largo de tu carrera. ¿Qué personaje quieres ahora? ¿Cuál es ese gran rol que necesitas?JMY: Eso es muy difícil. Nunca sabes por dónde te va a llegar ni qué va a ser. Si le hubieras dicho a Demián Bichir que el personaje que lo iba a lanzar al estrellato iba a ser un jardinero, nunca lo hubiera creído. Aparte de la enseñanza que te deja trabajar con un gran elenco y un gran director, busco que un personaje me deje una experiencia de vida. Por ejemplo, el personaje de Un hombre ajeno me ayudó a enfrentar mi crisis de los cuarenta. Lo mismo en Las oscuras primaveras: mis miedos a no hacer las cosas que realmente quiero hacer. Creo que la vida te va poniendo ahí al personaje que necesitas.
"Busco un papel que me deje una experiencia. Creo que la vida te va poniendo ahí al personaje que necesitas."
G: Por último, ¿qué proyecto tienes pendiente?JMY: Tengo un proyecto, una obra que tiene que ver con la paternidad. Como ahora soy padre también necesito explorar esa veta, la relación que tengo con mi hija, como la mía con mis padres y esta obra me puede dar esa oportunidad. Ahora estoy en un momento donde tengo cosas qué decirle a mis papás y cosas que dejarle a mi hija. La mejor manera que encuentro para comunicar esos sentimientos es a través de la actuación.[/read]
Gatopardo: Acabas de terminar una temporada en el teatro con uno de los dramaturgos más importantes del momento, ¿cómo te sientes en las tablas?José María Yazpik: Sí, terminé la temporada de Un hombre ajeno en el DF. Pero a lo largo de junio y julio haremos una gira por el país. La obra es de Alejandro Ricaño, que es un maestro: tiene treinta años y está escribiendo como si tuviera cincuenta. Ésta es una obra que habla sobre la incapacidad del ser humano —en estos tiempos— de mantener una relación con la gente que lo rodea. En el teatro me siento mucho mejor que en cualquier otro medio, mucho más cómodo. El cine es tramposo, milimétrico. Tú vas, haces una escena, la repites cinco, seis veces y un año después ves el resultado, que pasó por cualquier cantidad de filtros. En realidad nunca tienes la posibilidad de cambiar el resultado o estar involucrado durante el proceso. En el teatro, en cambio, ensayas con el director y en cuanto dicen “tercera llamada”, sólo eres tú con el público y no interviene nadie más.G: ¿Crees que la experiencia en el teatro es fundamental para un actor?JMY: Absolutamente. Para ser un actor completo tienes que experimentar todos los géneros. En lo personal, aprendí conforme la marcha. Yo estudié en Televisa, en el CEA, y fui un estudiante mediocre. Lo que quería era graduarme para salir y trabajar con la gente que admiraba, como Daniel Giménez Cacho, Jesús Ochoa, Damián Alcázar, Julieta Egurrola y Margarita Sanz.[read more]G: Este año se estrenan dos películas en las que participas. Una es El jesuita, ¿qué nos puedes contar sobre esta cinta?JMY: Sí, se trata de la nueva película de Poncho Pineda sobre un antihéroe chicano. Es una película con un guión americano a cargo de Paul Schrader —el guionista de Taxi Driver—, con un elenco internacional: Paz Vega, Tim Roth y Ron Perlman. El guión me pareció interesante, es una película de acción. Pensé que si no hacía una película de acción en este momento de mi vida, no lo iba a hacer después. Así que era el momento. Es uno de los roles más demandantes que he hecho. Era un proyecto que me parecía arriesgado y por eso debía hacerse: una película que se pensó primero sería una producción mexicana, con el budget de una película mexicana y tenía todos los elementos para ser un desastre.G: ¿Y por qué decidiste participar ?JMY: Por eso mismo, me gustan este tipo de retos, tanto a nivel actoral como de producción. Venía de vivir todo lo contrario, venía de filmar con Almodóvar Los amantes pasajeros, donde todo era perfecto, como un reloj suizo. Entonces me gustó esta nueva posibilidad. Hace poco vi el último corte y la verdad es que me sorprendió bastante. En la cinta interpreto a un personaje llamado “Jesuita”. Me sentí raro en la piel de un héroe de acción, pues nunca lo había hecho, pero fue agotador por la repetición, porque se filmó en invierno entre el DF y Los Ángeles, de noche, y hacía mucho frío.G: Las películas de Alfonso Pineda se caracterizan por una gran carga de suspenso y una cinematografía muy elaborada, como en Dolor, amor y viceversa. ¿Cómo viviste su paso al cine de acción?JMY: Lo sentí muy bien. Manejó a los actores extranjeros con mucha seguridad. Eso me preocupaba al principio porque no debe ser fácil dirigir a Tim Roth, en inglés. Y lo logró muy bien. Es un director al que le gusta comunicarse con los actores y sí tiene este sentido de comunión con todo el equipo, lo cual es fundamental. La película aún no tiene fecha de estreno, porque se va a proyectar primero en la Comic Con de San Diego.G: ¿Entonces fue muy diferente al rodaje con Almodóvar?JMY: Almodóvar fue muy simpático y alegre. Fue fácil, todo estaba controlado porque la historia sucedía dentro de un avión. Era verano en Madrid y fue una experiencia divertida. Tuve la fortuna de que me tocara, además, un Almodóvar de buenas, eufórico, tranquilo y divertido. Por eso le habló a todos estos actores que son su familia: Penélope Cruz, Antonio Banderas, Cecilia Roth. Fue una enseñanza tremenda.G: Perteneces a una generación que vivió una transformación del cine mexicano. ¿Qué tanto crees que ha cambiado la industriaJMY: Ha evolucionado para bien y mejorado técnicamente. Creo que se ha vuelto un cine más complejo en cuanto a temas. En los últimos años la industria ha ganado fuerza y reconocimiento. Todavía falta mucho apoyo, sobre todo por parte de los exhibidores. Hay dinero para levantar los proyectos, así como actores, directores y guionistas. El problema es la exhibición. Si no se legisla eso, como lo hacen en Francia, la industria mexicana no va avanzar más y se va a estancar.G: ¿Hacia dónde crees que va ahora el cine mexicano?JMY: Veo venir una sobreexplotación de la comedia romántica. Eso seguramente va a pasar. ¿Qué tanto va a afectar a la industria? Pues no sé, porque somos un pueblo que no quiere ir al cine a pensar: el público quiere ver el mismo chiste, una y otra vez. Eso a los únicos que beneficia es a los distribuidores y a los dueños de las salas comerciales.G: Has participado en cintas estadounidenses, mexicanas y españolas, ¿hacia dónde te gustaría moverte? ¿Piensas en Hollywood?JMY: No. Hoy en día la movilidad es más fácil y no te tienes que mudar a otro país para entrar en su industria. Ahora puedes hacer tu casting por Skype y mandarlo. Yo viví dos años a Los Ángeles y no pienso regresar jamás, sólo a hacer compras. Por supuesto que me interesan Europa y Latinoamérica. Me interesa el mercado de Estados Unidos pero no el hollywoodense. Yo escojo la película o la obra de teatro que a mí me gustaría ver y la hago. No me gusta cómo el cine mainstream de Estados Unidos repite estereotipos y no me voy a prestar a hacer eso. Estoy tratando de ser lo más congruente posible en ese sentido.G: ¿Cómo se ha desarrollado tu trabajo como productor y hacia dónde piensas ir en esta faceta?JMY: El plan surgió con la idea de generarme mis propios proyectos. Es así de sencillo. Hay muchos guiones que llegan y son buenos, pero no tienen el respaldo necesario para realizarse. Entonces un día decidí que yo mismo utilizaría mis contactos para financiar los guiones que me gustaban. Mi casa productora —Tintorera Producciones— tiene varios proyectos cocinándose en este momento. La tarea de un productor es ardua, pero yo no me meto mucho en eso. Trato de conseguir la financiación y hay gente que se encarga —mi hermano, sobre todo— de empezar a hacer lo demás.G: ¿Y piensas dirigir?JMY: En algún momento lo haré. Podría dirigir actores en este momento. La dirección de una película consume demasiado tiempo y no sé si tenga la paciencia para dedicarle tanto a un sólo proyecto. Tendría que enamorarme realmente de él y no lo he encontrado todavía. Además tengo una hija de cuatro años y por ahora ella es mi prioridad.G: Participas también en el segundo largometraje de Ernesto Contreras, Las oscuras primaveras, donde además eres coproductor…JMY: Sí, es una gran película. Hace un tiempo estaba trabajando en la producción de una cinta de ficción y recibí el guión de Ernesto. Lo empecé a leer y de inmediato le hablé a mi hermano y le dije: “¡Para lo que estás haciendo! Nuestra próxima coproducción va a ser Las oscuras primaveras, es una maravilla”. Y así fue. Se trata de una reflexión sobre la culpa, con un elenco también maravilloso. Participan Cecilia Suárez e Irene Azuela, que hacen conmigo un triángulo amoroso. Se estrena en septiembre u octubre de este año.G: Has interpretado personajes muy diferentes a lo largo de tu carrera. ¿Qué personaje quieres ahora? ¿Cuál es ese gran rol que necesitas?JMY: Eso es muy difícil. Nunca sabes por dónde te va a llegar ni qué va a ser. Si le hubieras dicho a Demián Bichir que el personaje que lo iba a lanzar al estrellato iba a ser un jardinero, nunca lo hubiera creído. Aparte de la enseñanza que te deja trabajar con un gran elenco y un gran director, busco que un personaje me deje una experiencia de vida. Por ejemplo, el personaje de Un hombre ajeno me ayudó a enfrentar mi crisis de los cuarenta. Lo mismo en Las oscuras primaveras: mis miedos a no hacer las cosas que realmente quiero hacer. Creo que la vida te va poniendo ahí al personaje que necesitas.
"Busco un papel que me deje una experiencia. Creo que la vida te va poniendo ahí al personaje que necesitas."
G: Por último, ¿qué proyecto tienes pendiente?JMY: Tengo un proyecto, una obra que tiene que ver con la paternidad. Como ahora soy padre también necesito explorar esa veta, la relación que tengo con mi hija, como la mía con mis padres y esta obra me puede dar esa oportunidad. Ahora estoy en un momento donde tengo cosas qué decirle a mis papás y cosas que dejarle a mi hija. La mejor manera que encuentro para comunicar esos sentimientos es a través de la actuación.[/read]
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