En los últimos años se ha vivido una fresca descentralización de los grandes festivales musicales en México. Ceremonia, en Toluca, Estado de México, es uno de los encuentros auditivos que ha dejado huella al sacar la fiesta de la Ciudad de México. El 7 de abril de 2018, Ceremonia celebró su sexta edición con Beck, St. Vincent y Soulwax como sus invitados estelares.
Después de la tropezada edición anterior, en la que el clima obligó a cambiar el evento de sábado a domingo, el festival vivió este año los estragos de esa decisión. No hubo sold out y, aunque el espacio del Foro Dinámico Pegaso es amplio, ninguno de los cuatro escenarios se mostró lleno sino hasta los últimos actos de la noche – aún así, llegar al escenario principal cinco minutos antes del set de Beck fueron suficientes para obtener un puesto cercano al artista.
La calurosa tarde inició actividades con algunos actos frescos cuya energía encendió los motores del público rumbo a una velada que celebró lo alternativo en todas sus expresiones. Desde el domo Traición –corazón LGBTTTQI del festival– hasta la oferta culinaria en el estacionamiento de food trucks, el Ceremonia vio desfilar a miles de jóvenes con los rostros pintados con diamantina, envueltos en mallas semitransparentes, con pelucas de colores brillantes y zapatos tornasol. Un chico llevaba la cabeza cubierta por una máscara de rinoceronte hecha con papel y decenas de personas vestían de negro en prendas de piel o plástico que sorprendentemente no se fusionaron con sus cuerpos bajo el calor intenso de la tarde.
Uno de los primeros actos fue el dúo tijuanense Mint Field, que se ha presentado ya en Coachella y SXSW pero que en su natal México ocupó un espacio pequeño dentro del escenario secundario de este cartel. Amor Amezcua, Estrella Sánchez y Sebastián Neyra –bajista que las acompaña en vivo– hipnotizaron a su audiencia con los sonidos estremecedores de su álbum debut Pasar de las luces. Sin visuales para distraer de la música, Mint Field parecía canalizar el no wave de Sonic Youth y el kraut de Neu! con el encanto impasible de dos jóvenes determinadas cuya energía se siente a kilómetros de distancia. Si no las han escuchado, no dejen pasar a esta agrupación mexicana.
* * *
¿Quieres saber más sobre las bandas que tocaron en Ceremonia 2018?
Las luces mágicas de Mint Field.
Girl Ultra: Nostalgia inmensurable.
Cinco actos que descubrimos en Ceremonia 2018.
* * *
Los ochenta se mantienen como década nostálgica por excelencia y prueba de ello es Wet Baes, el proyecto solista de Andrés Jaime, un chico que a los 19 años ya tenía al menos dos bandas y que inició su carrera impulsado por blogs y redes sociales. Su música lleva una fuerte carga de pop bailable combinado con música disco y un cuarteto de cuerdas que lo acompañaron en escena, además de dos vocalistas, un bajo y dos teclados. Actos como éste son la pesadilla de la Generación X, que no termina de comprender cómo estos jóvenes logran tanto desde su ordenador.Con el pasar de las horas, los escenarios Ceremonia y Corona, así como la carpa Camp Roswell y el domo Traición, dieron lugar a una fiesta psicodélica donde la audiencia, entre fumadas de mariguana y litros de cerveza, bailaba sin parar. Destacó también la presentación de Bomba Estéreo, los colombianos que combinan cumbia, música electrónica y otros ritmos latinos para encender al público, que bailaba sensual con sus acompañantes o con desconocidos con quienes eligieron compartir una canción en específico.
Actos como King Krule y Arca mostraron cómo una mente brillante puede capturar el escenario e iniciar su propio imperio musical con miles de personas a sus pies, aplaudiendo a ritmo o sacudiendo la cabeza completamente concentrados en sentir la música con cada nervio de sus cuerpos. Mientras que St. Vincent y Beck le recordaron a los asistentes al Ceremonia 2018 que cualquier pena o pesar se queda fuera de la pista de baile o de la sala de conciertos. Los visuales de ambos, trabajados a detalles y perfectamente coordinados con sus melodías, renovaron la energía de quienes siguieron bailando con Soulwax, Four Tet o Linn da Quebrada en el frío del Estado de México, pasadas las dos de la mañana del domingo.Este año, el clima no se ensañó con la fiesta de lo alternativo en Ceremonia. Sí le afectó, sin embargo, el recuerdo del año anterior y la celebración simultánea de otro festival musical en Guadalajara, Jalisco. Decididamente juvenil, este festival tiene un futuro brillante, lleno de experimentación sonora, extravagancia fashionista y con mucha diamantina en el rostro.
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Con un cartel dedicado al lado alternativo de la música popular, la sexta edición de Ceremonia celebró las fantasías auditivas de su público.
En los últimos años se ha vivido una fresca descentralización de los grandes festivales musicales en México. Ceremonia, en Toluca, Estado de México, es uno de los encuentros auditivos que ha dejado huella al sacar la fiesta de la Ciudad de México. El 7 de abril de 2018, Ceremonia celebró su sexta edición con Beck, St. Vincent y Soulwax como sus invitados estelares.
Después de la tropezada edición anterior, en la que el clima obligó a cambiar el evento de sábado a domingo, el festival vivió este año los estragos de esa decisión. No hubo sold out y, aunque el espacio del Foro Dinámico Pegaso es amplio, ninguno de los cuatro escenarios se mostró lleno sino hasta los últimos actos de la noche – aún así, llegar al escenario principal cinco minutos antes del set de Beck fueron suficientes para obtener un puesto cercano al artista.
La calurosa tarde inició actividades con algunos actos frescos cuya energía encendió los motores del público rumbo a una velada que celebró lo alternativo en todas sus expresiones. Desde el domo Traición –corazón LGBTTTQI del festival– hasta la oferta culinaria en el estacionamiento de food trucks, el Ceremonia vio desfilar a miles de jóvenes con los rostros pintados con diamantina, envueltos en mallas semitransparentes, con pelucas de colores brillantes y zapatos tornasol. Un chico llevaba la cabeza cubierta por una máscara de rinoceronte hecha con papel y decenas de personas vestían de negro en prendas de piel o plástico que sorprendentemente no se fusionaron con sus cuerpos bajo el calor intenso de la tarde.
Uno de los primeros actos fue el dúo tijuanense Mint Field, que se ha presentado ya en Coachella y SXSW pero que en su natal México ocupó un espacio pequeño dentro del escenario secundario de este cartel. Amor Amezcua, Estrella Sánchez y Sebastián Neyra –bajista que las acompaña en vivo– hipnotizaron a su audiencia con los sonidos estremecedores de su álbum debut Pasar de las luces. Sin visuales para distraer de la música, Mint Field parecía canalizar el no wave de Sonic Youth y el kraut de Neu! con el encanto impasible de dos jóvenes determinadas cuya energía se siente a kilómetros de distancia. Si no las han escuchado, no dejen pasar a esta agrupación mexicana.
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¿Quieres saber más sobre las bandas que tocaron en Ceremonia 2018?
Las luces mágicas de Mint Field.
Girl Ultra: Nostalgia inmensurable.
Cinco actos que descubrimos en Ceremonia 2018.
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Los ochenta se mantienen como década nostálgica por excelencia y prueba de ello es Wet Baes, el proyecto solista de Andrés Jaime, un chico que a los 19 años ya tenía al menos dos bandas y que inició su carrera impulsado por blogs y redes sociales. Su música lleva una fuerte carga de pop bailable combinado con música disco y un cuarteto de cuerdas que lo acompañaron en escena, además de dos vocalistas, un bajo y dos teclados. Actos como éste son la pesadilla de la Generación X, que no termina de comprender cómo estos jóvenes logran tanto desde su ordenador.Con el pasar de las horas, los escenarios Ceremonia y Corona, así como la carpa Camp Roswell y el domo Traición, dieron lugar a una fiesta psicodélica donde la audiencia, entre fumadas de mariguana y litros de cerveza, bailaba sin parar. Destacó también la presentación de Bomba Estéreo, los colombianos que combinan cumbia, música electrónica y otros ritmos latinos para encender al público, que bailaba sensual con sus acompañantes o con desconocidos con quienes eligieron compartir una canción en específico.
Actos como King Krule y Arca mostraron cómo una mente brillante puede capturar el escenario e iniciar su propio imperio musical con miles de personas a sus pies, aplaudiendo a ritmo o sacudiendo la cabeza completamente concentrados en sentir la música con cada nervio de sus cuerpos. Mientras que St. Vincent y Beck le recordaron a los asistentes al Ceremonia 2018 que cualquier pena o pesar se queda fuera de la pista de baile o de la sala de conciertos. Los visuales de ambos, trabajados a detalles y perfectamente coordinados con sus melodías, renovaron la energía de quienes siguieron bailando con Soulwax, Four Tet o Linn da Quebrada en el frío del Estado de México, pasadas las dos de la mañana del domingo.Este año, el clima no se ensañó con la fiesta de lo alternativo en Ceremonia. Sí le afectó, sin embargo, el recuerdo del año anterior y la celebración simultánea de otro festival musical en Guadalajara, Jalisco. Decididamente juvenil, este festival tiene un futuro brillante, lleno de experimentación sonora, extravagancia fashionista y con mucha diamantina en el rostro.
Con un cartel dedicado al lado alternativo de la música popular, la sexta edición de Ceremonia celebró las fantasías auditivas de su público.
En los últimos años se ha vivido una fresca descentralización de los grandes festivales musicales en México. Ceremonia, en Toluca, Estado de México, es uno de los encuentros auditivos que ha dejado huella al sacar la fiesta de la Ciudad de México. El 7 de abril de 2018, Ceremonia celebró su sexta edición con Beck, St. Vincent y Soulwax como sus invitados estelares.
Después de la tropezada edición anterior, en la que el clima obligó a cambiar el evento de sábado a domingo, el festival vivió este año los estragos de esa decisión. No hubo sold out y, aunque el espacio del Foro Dinámico Pegaso es amplio, ninguno de los cuatro escenarios se mostró lleno sino hasta los últimos actos de la noche – aún así, llegar al escenario principal cinco minutos antes del set de Beck fueron suficientes para obtener un puesto cercano al artista.
La calurosa tarde inició actividades con algunos actos frescos cuya energía encendió los motores del público rumbo a una velada que celebró lo alternativo en todas sus expresiones. Desde el domo Traición –corazón LGBTTTQI del festival– hasta la oferta culinaria en el estacionamiento de food trucks, el Ceremonia vio desfilar a miles de jóvenes con los rostros pintados con diamantina, envueltos en mallas semitransparentes, con pelucas de colores brillantes y zapatos tornasol. Un chico llevaba la cabeza cubierta por una máscara de rinoceronte hecha con papel y decenas de personas vestían de negro en prendas de piel o plástico que sorprendentemente no se fusionaron con sus cuerpos bajo el calor intenso de la tarde.
Uno de los primeros actos fue el dúo tijuanense Mint Field, que se ha presentado ya en Coachella y SXSW pero que en su natal México ocupó un espacio pequeño dentro del escenario secundario de este cartel. Amor Amezcua, Estrella Sánchez y Sebastián Neyra –bajista que las acompaña en vivo– hipnotizaron a su audiencia con los sonidos estremecedores de su álbum debut Pasar de las luces. Sin visuales para distraer de la música, Mint Field parecía canalizar el no wave de Sonic Youth y el kraut de Neu! con el encanto impasible de dos jóvenes determinadas cuya energía se siente a kilómetros de distancia. Si no las han escuchado, no dejen pasar a esta agrupación mexicana.
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Las luces mágicas de Mint Field.
Girl Ultra: Nostalgia inmensurable.
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Los ochenta se mantienen como década nostálgica por excelencia y prueba de ello es Wet Baes, el proyecto solista de Andrés Jaime, un chico que a los 19 años ya tenía al menos dos bandas y que inició su carrera impulsado por blogs y redes sociales. Su música lleva una fuerte carga de pop bailable combinado con música disco y un cuarteto de cuerdas que lo acompañaron en escena, además de dos vocalistas, un bajo y dos teclados. Actos como éste son la pesadilla de la Generación X, que no termina de comprender cómo estos jóvenes logran tanto desde su ordenador.Con el pasar de las horas, los escenarios Ceremonia y Corona, así como la carpa Camp Roswell y el domo Traición, dieron lugar a una fiesta psicodélica donde la audiencia, entre fumadas de mariguana y litros de cerveza, bailaba sin parar. Destacó también la presentación de Bomba Estéreo, los colombianos que combinan cumbia, música electrónica y otros ritmos latinos para encender al público, que bailaba sensual con sus acompañantes o con desconocidos con quienes eligieron compartir una canción en específico.
Actos como King Krule y Arca mostraron cómo una mente brillante puede capturar el escenario e iniciar su propio imperio musical con miles de personas a sus pies, aplaudiendo a ritmo o sacudiendo la cabeza completamente concentrados en sentir la música con cada nervio de sus cuerpos. Mientras que St. Vincent y Beck le recordaron a los asistentes al Ceremonia 2018 que cualquier pena o pesar se queda fuera de la pista de baile o de la sala de conciertos. Los visuales de ambos, trabajados a detalles y perfectamente coordinados con sus melodías, renovaron la energía de quienes siguieron bailando con Soulwax, Four Tet o Linn da Quebrada en el frío del Estado de México, pasadas las dos de la mañana del domingo.Este año, el clima no se ensañó con la fiesta de lo alternativo en Ceremonia. Sí le afectó, sin embargo, el recuerdo del año anterior y la celebración simultánea de otro festival musical en Guadalajara, Jalisco. Decididamente juvenil, este festival tiene un futuro brillante, lleno de experimentación sonora, extravagancia fashionista y con mucha diamantina en el rostro.
Con un cartel dedicado al lado alternativo de la música popular, la sexta edición de Ceremonia celebró las fantasías auditivas de su público.
En los últimos años se ha vivido una fresca descentralización de los grandes festivales musicales en México. Ceremonia, en Toluca, Estado de México, es uno de los encuentros auditivos que ha dejado huella al sacar la fiesta de la Ciudad de México. El 7 de abril de 2018, Ceremonia celebró su sexta edición con Beck, St. Vincent y Soulwax como sus invitados estelares.
Después de la tropezada edición anterior, en la que el clima obligó a cambiar el evento de sábado a domingo, el festival vivió este año los estragos de esa decisión. No hubo sold out y, aunque el espacio del Foro Dinámico Pegaso es amplio, ninguno de los cuatro escenarios se mostró lleno sino hasta los últimos actos de la noche – aún así, llegar al escenario principal cinco minutos antes del set de Beck fueron suficientes para obtener un puesto cercano al artista.
La calurosa tarde inició actividades con algunos actos frescos cuya energía encendió los motores del público rumbo a una velada que celebró lo alternativo en todas sus expresiones. Desde el domo Traición –corazón LGBTTTQI del festival– hasta la oferta culinaria en el estacionamiento de food trucks, el Ceremonia vio desfilar a miles de jóvenes con los rostros pintados con diamantina, envueltos en mallas semitransparentes, con pelucas de colores brillantes y zapatos tornasol. Un chico llevaba la cabeza cubierta por una máscara de rinoceronte hecha con papel y decenas de personas vestían de negro en prendas de piel o plástico que sorprendentemente no se fusionaron con sus cuerpos bajo el calor intenso de la tarde.
Uno de los primeros actos fue el dúo tijuanense Mint Field, que se ha presentado ya en Coachella y SXSW pero que en su natal México ocupó un espacio pequeño dentro del escenario secundario de este cartel. Amor Amezcua, Estrella Sánchez y Sebastián Neyra –bajista que las acompaña en vivo– hipnotizaron a su audiencia con los sonidos estremecedores de su álbum debut Pasar de las luces. Sin visuales para distraer de la música, Mint Field parecía canalizar el no wave de Sonic Youth y el kraut de Neu! con el encanto impasible de dos jóvenes determinadas cuya energía se siente a kilómetros de distancia. Si no las han escuchado, no dejen pasar a esta agrupación mexicana.
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¿Quieres saber más sobre las bandas que tocaron en Ceremonia 2018?
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Girl Ultra: Nostalgia inmensurable.
Cinco actos que descubrimos en Ceremonia 2018.
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Los ochenta se mantienen como década nostálgica por excelencia y prueba de ello es Wet Baes, el proyecto solista de Andrés Jaime, un chico que a los 19 años ya tenía al menos dos bandas y que inició su carrera impulsado por blogs y redes sociales. Su música lleva una fuerte carga de pop bailable combinado con música disco y un cuarteto de cuerdas que lo acompañaron en escena, además de dos vocalistas, un bajo y dos teclados. Actos como éste son la pesadilla de la Generación X, que no termina de comprender cómo estos jóvenes logran tanto desde su ordenador.Con el pasar de las horas, los escenarios Ceremonia y Corona, así como la carpa Camp Roswell y el domo Traición, dieron lugar a una fiesta psicodélica donde la audiencia, entre fumadas de mariguana y litros de cerveza, bailaba sin parar. Destacó también la presentación de Bomba Estéreo, los colombianos que combinan cumbia, música electrónica y otros ritmos latinos para encender al público, que bailaba sensual con sus acompañantes o con desconocidos con quienes eligieron compartir una canción en específico.
Actos como King Krule y Arca mostraron cómo una mente brillante puede capturar el escenario e iniciar su propio imperio musical con miles de personas a sus pies, aplaudiendo a ritmo o sacudiendo la cabeza completamente concentrados en sentir la música con cada nervio de sus cuerpos. Mientras que St. Vincent y Beck le recordaron a los asistentes al Ceremonia 2018 que cualquier pena o pesar se queda fuera de la pista de baile o de la sala de conciertos. Los visuales de ambos, trabajados a detalles y perfectamente coordinados con sus melodías, renovaron la energía de quienes siguieron bailando con Soulwax, Four Tet o Linn da Quebrada en el frío del Estado de México, pasadas las dos de la mañana del domingo.Este año, el clima no se ensañó con la fiesta de lo alternativo en Ceremonia. Sí le afectó, sin embargo, el recuerdo del año anterior y la celebración simultánea de otro festival musical en Guadalajara, Jalisco. Decididamente juvenil, este festival tiene un futuro brillante, lleno de experimentación sonora, extravagancia fashionista y con mucha diamantina en el rostro.
Con un cartel dedicado al lado alternativo de la música popular, la sexta edición de Ceremonia celebró las fantasías auditivas de su público.
En los últimos años se ha vivido una fresca descentralización de los grandes festivales musicales en México. Ceremonia, en Toluca, Estado de México, es uno de los encuentros auditivos que ha dejado huella al sacar la fiesta de la Ciudad de México. El 7 de abril de 2018, Ceremonia celebró su sexta edición con Beck, St. Vincent y Soulwax como sus invitados estelares.
Después de la tropezada edición anterior, en la que el clima obligó a cambiar el evento de sábado a domingo, el festival vivió este año los estragos de esa decisión. No hubo sold out y, aunque el espacio del Foro Dinámico Pegaso es amplio, ninguno de los cuatro escenarios se mostró lleno sino hasta los últimos actos de la noche – aún así, llegar al escenario principal cinco minutos antes del set de Beck fueron suficientes para obtener un puesto cercano al artista.
La calurosa tarde inició actividades con algunos actos frescos cuya energía encendió los motores del público rumbo a una velada que celebró lo alternativo en todas sus expresiones. Desde el domo Traición –corazón LGBTTTQI del festival– hasta la oferta culinaria en el estacionamiento de food trucks, el Ceremonia vio desfilar a miles de jóvenes con los rostros pintados con diamantina, envueltos en mallas semitransparentes, con pelucas de colores brillantes y zapatos tornasol. Un chico llevaba la cabeza cubierta por una máscara de rinoceronte hecha con papel y decenas de personas vestían de negro en prendas de piel o plástico que sorprendentemente no se fusionaron con sus cuerpos bajo el calor intenso de la tarde.
Uno de los primeros actos fue el dúo tijuanense Mint Field, que se ha presentado ya en Coachella y SXSW pero que en su natal México ocupó un espacio pequeño dentro del escenario secundario de este cartel. Amor Amezcua, Estrella Sánchez y Sebastián Neyra –bajista que las acompaña en vivo– hipnotizaron a su audiencia con los sonidos estremecedores de su álbum debut Pasar de las luces. Sin visuales para distraer de la música, Mint Field parecía canalizar el no wave de Sonic Youth y el kraut de Neu! con el encanto impasible de dos jóvenes determinadas cuya energía se siente a kilómetros de distancia. Si no las han escuchado, no dejen pasar a esta agrupación mexicana.
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Las luces mágicas de Mint Field.
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Cinco actos que descubrimos en Ceremonia 2018.
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Los ochenta se mantienen como década nostálgica por excelencia y prueba de ello es Wet Baes, el proyecto solista de Andrés Jaime, un chico que a los 19 años ya tenía al menos dos bandas y que inició su carrera impulsado por blogs y redes sociales. Su música lleva una fuerte carga de pop bailable combinado con música disco y un cuarteto de cuerdas que lo acompañaron en escena, además de dos vocalistas, un bajo y dos teclados. Actos como éste son la pesadilla de la Generación X, que no termina de comprender cómo estos jóvenes logran tanto desde su ordenador.Con el pasar de las horas, los escenarios Ceremonia y Corona, así como la carpa Camp Roswell y el domo Traición, dieron lugar a una fiesta psicodélica donde la audiencia, entre fumadas de mariguana y litros de cerveza, bailaba sin parar. Destacó también la presentación de Bomba Estéreo, los colombianos que combinan cumbia, música electrónica y otros ritmos latinos para encender al público, que bailaba sensual con sus acompañantes o con desconocidos con quienes eligieron compartir una canción en específico.
Actos como King Krule y Arca mostraron cómo una mente brillante puede capturar el escenario e iniciar su propio imperio musical con miles de personas a sus pies, aplaudiendo a ritmo o sacudiendo la cabeza completamente concentrados en sentir la música con cada nervio de sus cuerpos. Mientras que St. Vincent y Beck le recordaron a los asistentes al Ceremonia 2018 que cualquier pena o pesar se queda fuera de la pista de baile o de la sala de conciertos. Los visuales de ambos, trabajados a detalles y perfectamente coordinados con sus melodías, renovaron la energía de quienes siguieron bailando con Soulwax, Four Tet o Linn da Quebrada en el frío del Estado de México, pasadas las dos de la mañana del domingo.Este año, el clima no se ensañó con la fiesta de lo alternativo en Ceremonia. Sí le afectó, sin embargo, el recuerdo del año anterior y la celebración simultánea de otro festival musical en Guadalajara, Jalisco. Decididamente juvenil, este festival tiene un futuro brillante, lleno de experimentación sonora, extravagancia fashionista y con mucha diamantina en el rostro.
En los últimos años se ha vivido una fresca descentralización de los grandes festivales musicales en México. Ceremonia, en Toluca, Estado de México, es uno de los encuentros auditivos que ha dejado huella al sacar la fiesta de la Ciudad de México. El 7 de abril de 2018, Ceremonia celebró su sexta edición con Beck, St. Vincent y Soulwax como sus invitados estelares.
Después de la tropezada edición anterior, en la que el clima obligó a cambiar el evento de sábado a domingo, el festival vivió este año los estragos de esa decisión. No hubo sold out y, aunque el espacio del Foro Dinámico Pegaso es amplio, ninguno de los cuatro escenarios se mostró lleno sino hasta los últimos actos de la noche – aún así, llegar al escenario principal cinco minutos antes del set de Beck fueron suficientes para obtener un puesto cercano al artista.
La calurosa tarde inició actividades con algunos actos frescos cuya energía encendió los motores del público rumbo a una velada que celebró lo alternativo en todas sus expresiones. Desde el domo Traición –corazón LGBTTTQI del festival– hasta la oferta culinaria en el estacionamiento de food trucks, el Ceremonia vio desfilar a miles de jóvenes con los rostros pintados con diamantina, envueltos en mallas semitransparentes, con pelucas de colores brillantes y zapatos tornasol. Un chico llevaba la cabeza cubierta por una máscara de rinoceronte hecha con papel y decenas de personas vestían de negro en prendas de piel o plástico que sorprendentemente no se fusionaron con sus cuerpos bajo el calor intenso de la tarde.
Uno de los primeros actos fue el dúo tijuanense Mint Field, que se ha presentado ya en Coachella y SXSW pero que en su natal México ocupó un espacio pequeño dentro del escenario secundario de este cartel. Amor Amezcua, Estrella Sánchez y Sebastián Neyra –bajista que las acompaña en vivo– hipnotizaron a su audiencia con los sonidos estremecedores de su álbum debut Pasar de las luces. Sin visuales para distraer de la música, Mint Field parecía canalizar el no wave de Sonic Youth y el kraut de Neu! con el encanto impasible de dos jóvenes determinadas cuya energía se siente a kilómetros de distancia. Si no las han escuchado, no dejen pasar a esta agrupación mexicana.
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