¿Vale más la vida de un monje budista que la de cientos de musulmanes? Eso parece creer Ashin Wirathu, líder de un movimiento nacionalista violento en el país asiático de Birmania y protagonista del documental El venerable W, del director francés de origen suizo Barbet Schroeder. Este filme, proyectado durante la XV edición del Festival Internacional de Cine de Morelia (FICM), muestra el horror de la violencia extrema en ese país, donde se lleva a cabo una campaña de limpieza étnica contra la comunidad musulmana Rohingya que ha dejado miles de muertos y desplazados. Esta crisis genocida proviene del Estado y sus líderes morales incluyen a un grupo de monjes budistas, entre ellos Ashin Wirathu. “Llega el momento donde leo un reporte de la Universidad de Yale sobre el genocidio que venía en Birmania”, cuenta Schroeder en entrevista. “¡Eran los budistas quienes estaban organizando esto!” Tras conocer esa información, el cineasta encontró en Wirathu al personaje central de su nuevo documental. El venerable W es una película aterradora en tanto coloca en primer plano las consecuencias reales del odio. Schroeder y la cinefotógrafa Victoria Clay-Mendoza viajaron a Birmania, donde el 90% de la población es budista, para conocer a profundidad a Ashin Wirathu, el monje budista más célebre de su país y quien en lo que va del siglo XXI se ha dedicado a motivar a los birmanos budistas a cometer crímenes de odio contra la población musulmana local. Apoyándose con material de archivo y testimonios filmados por los participantes en teléfonos celulares y cámaras amateur, Schroeder muestra decenas de aldeas incineradas, actos de violencia y masacres perpetradas contra los Rohingya.[caption id="attachment_36628" align="alignnone" width="715"]
Daniela Michel y Barbet Schroeder[/caption]El retrato que Barbet Schroeder hace de Wirathu es sorprendente, pues lo exhibe tal cual es, sin más filtros que los que el propio monje elige. En el documental, Wirathu habla abiertamente de su desprecio por la religión islámica y sus practicantes, así como de la necesidad de deshacerse de ellos para evitar lo que él y sus seguidores llaman “la perdición” de su raza, su identidad nacional y su fe.“No voy a empezar una insurrección diciendo ‘Eso es horrible’. No, nunca,” explica el cineasta sobre las entrevistas con Wirathu, cuyas declaraciones sobre la limpieza étnica en Birmania resultan de una perversidad pasmosa. “Todo mi sistema funciona solamente si me contengo durante las charlas. Pero también necesité voces de otros monjes que no necesariamente pensaban como él”.
Para Schroeder y Clay-Mendoza, la realización de El venerable W fue un proyecto de alto riesgo. Disfrazados como turistas, ambos recorrieron Birmania investigando sobre el genocidio y conversando con actores de ambos lados del espectro: monjes budistas que apoyan la limpieza étnica, defensores de derechos humanos que la repudian e incluso con algunas víctimas desplazadas por la violencia. Pronto, el ejército los encontró sospechosos y comenzó a seguirlos, de modo que extremaron precauciones hasta su partida del país. “Yo le decía a Barbet que estaba exagerando, pero descubrimos que no era exagerado cuando intentamos regresar a Birmania y no nos lo permitieron”, contó Clay-Mendoza tras la proyección del documental. “Estábamos fichados”.Aunque Barbet Schroeder escuchó por primera vez sobre este tema en 2015, el estreno de su documental resulta particularmente tópico, pues en meses recientes el mundo ha comenzado a prestar atención a estos hechos, así como al silencio de las autoridades birmanas, especialmente el de una de sus líderes políticas más importantes, la Premio Nobel de la Paz y activista por la democracia, Aung San Suu Kyi. “Hablamos del primer genocidio del nuevo siglo”, agrega Schroeder, convencido de la importancia de mostrar estos hechos al mundo. “No es algo pequeño, es una cosa que entra en la historia y se queda como el genocidio en Ruanda. Estamos en el empezar de una cosa absolutamente horrorosa”.
La carrera filmográfica de Barbet Schroeder se ha caracterizado por nacer de una combinación de su natural curiosidad con una profunda rebeldía que lo ha hecho cuestionar desde las formas de hacer cine en su juventud --con la nueva ola francesa--, hasta las terribles contradicciones de una sociedad basada, supuestamente, en los preceptos de la religión más pacifista. Mostrar estos hechos al mundo responde a esa misma esencia. “Ese es mi trabajo. Todo lo que hago en cine es para saber más”, concluye.Con El venerable W, Schroeder cierra su Trilogía del Mal, compuesta también por los largometrajes documentales Général Idi Amin Dada:Autoportrait (1974), sobre el dictador ugandés, y Terror’s Advocate (2007), sobre el abogado Jacques Vergès, defensor del nazi Klaus Barbie, entre otros personajes controversiales. * * *También te recomendamos:La secuela incómoda de Al Gore.La matanza de los pies descalzos.Ruanda: el rastro de una pesadilla.
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El documental de Barbet Schroeder “El venerable W” muestra el horror de la violencia nacionalista en Birmania.
¿Vale más la vida de un monje budista que la de cientos de musulmanes? Eso parece creer Ashin Wirathu, líder de un movimiento nacionalista violento en el país asiático de Birmania y protagonista del documental El venerable W, del director francés de origen suizo Barbet Schroeder. Este filme, proyectado durante la XV edición del Festival Internacional de Cine de Morelia (FICM), muestra el horror de la violencia extrema en ese país, donde se lleva a cabo una campaña de limpieza étnica contra la comunidad musulmana Rohingya que ha dejado miles de muertos y desplazados. Esta crisis genocida proviene del Estado y sus líderes morales incluyen a un grupo de monjes budistas, entre ellos Ashin Wirathu. “Llega el momento donde leo un reporte de la Universidad de Yale sobre el genocidio que venía en Birmania”, cuenta Schroeder en entrevista. “¡Eran los budistas quienes estaban organizando esto!” Tras conocer esa información, el cineasta encontró en Wirathu al personaje central de su nuevo documental. El venerable W es una película aterradora en tanto coloca en primer plano las consecuencias reales del odio. Schroeder y la cinefotógrafa Victoria Clay-Mendoza viajaron a Birmania, donde el 90% de la población es budista, para conocer a profundidad a Ashin Wirathu, el monje budista más célebre de su país y quien en lo que va del siglo XXI se ha dedicado a motivar a los birmanos budistas a cometer crímenes de odio contra la población musulmana local. Apoyándose con material de archivo y testimonios filmados por los participantes en teléfonos celulares y cámaras amateur, Schroeder muestra decenas de aldeas incineradas, actos de violencia y masacres perpetradas contra los Rohingya.[caption id="attachment_36628" align="alignnone" width="715"]
Daniela Michel y Barbet Schroeder[/caption]El retrato que Barbet Schroeder hace de Wirathu es sorprendente, pues lo exhibe tal cual es, sin más filtros que los que el propio monje elige. En el documental, Wirathu habla abiertamente de su desprecio por la religión islámica y sus practicantes, así como de la necesidad de deshacerse de ellos para evitar lo que él y sus seguidores llaman “la perdición” de su raza, su identidad nacional y su fe.“No voy a empezar una insurrección diciendo ‘Eso es horrible’. No, nunca,” explica el cineasta sobre las entrevistas con Wirathu, cuyas declaraciones sobre la limpieza étnica en Birmania resultan de una perversidad pasmosa. “Todo mi sistema funciona solamente si me contengo durante las charlas. Pero también necesité voces de otros monjes que no necesariamente pensaban como él”.
Para Schroeder y Clay-Mendoza, la realización de El venerable W fue un proyecto de alto riesgo. Disfrazados como turistas, ambos recorrieron Birmania investigando sobre el genocidio y conversando con actores de ambos lados del espectro: monjes budistas que apoyan la limpieza étnica, defensores de derechos humanos que la repudian e incluso con algunas víctimas desplazadas por la violencia. Pronto, el ejército los encontró sospechosos y comenzó a seguirlos, de modo que extremaron precauciones hasta su partida del país. “Yo le decía a Barbet que estaba exagerando, pero descubrimos que no era exagerado cuando intentamos regresar a Birmania y no nos lo permitieron”, contó Clay-Mendoza tras la proyección del documental. “Estábamos fichados”.Aunque Barbet Schroeder escuchó por primera vez sobre este tema en 2015, el estreno de su documental resulta particularmente tópico, pues en meses recientes el mundo ha comenzado a prestar atención a estos hechos, así como al silencio de las autoridades birmanas, especialmente el de una de sus líderes políticas más importantes, la Premio Nobel de la Paz y activista por la democracia, Aung San Suu Kyi. “Hablamos del primer genocidio del nuevo siglo”, agrega Schroeder, convencido de la importancia de mostrar estos hechos al mundo. “No es algo pequeño, es una cosa que entra en la historia y se queda como el genocidio en Ruanda. Estamos en el empezar de una cosa absolutamente horrorosa”.
La carrera filmográfica de Barbet Schroeder se ha caracterizado por nacer de una combinación de su natural curiosidad con una profunda rebeldía que lo ha hecho cuestionar desde las formas de hacer cine en su juventud --con la nueva ola francesa--, hasta las terribles contradicciones de una sociedad basada, supuestamente, en los preceptos de la religión más pacifista. Mostrar estos hechos al mundo responde a esa misma esencia. “Ese es mi trabajo. Todo lo que hago en cine es para saber más”, concluye.Con El venerable W, Schroeder cierra su Trilogía del Mal, compuesta también por los largometrajes documentales Général Idi Amin Dada:Autoportrait (1974), sobre el dictador ugandés, y Terror’s Advocate (2007), sobre el abogado Jacques Vergès, defensor del nazi Klaus Barbie, entre otros personajes controversiales. * * *También te recomendamos:La secuela incómoda de Al Gore.La matanza de los pies descalzos.Ruanda: el rastro de una pesadilla.
El documental de Barbet Schroeder “El venerable W” muestra el horror de la violencia nacionalista en Birmania.
¿Vale más la vida de un monje budista que la de cientos de musulmanes? Eso parece creer Ashin Wirathu, líder de un movimiento nacionalista violento en el país asiático de Birmania y protagonista del documental El venerable W, del director francés de origen suizo Barbet Schroeder. Este filme, proyectado durante la XV edición del Festival Internacional de Cine de Morelia (FICM), muestra el horror de la violencia extrema en ese país, donde se lleva a cabo una campaña de limpieza étnica contra la comunidad musulmana Rohingya que ha dejado miles de muertos y desplazados. Esta crisis genocida proviene del Estado y sus líderes morales incluyen a un grupo de monjes budistas, entre ellos Ashin Wirathu. “Llega el momento donde leo un reporte de la Universidad de Yale sobre el genocidio que venía en Birmania”, cuenta Schroeder en entrevista. “¡Eran los budistas quienes estaban organizando esto!” Tras conocer esa información, el cineasta encontró en Wirathu al personaje central de su nuevo documental. El venerable W es una película aterradora en tanto coloca en primer plano las consecuencias reales del odio. Schroeder y la cinefotógrafa Victoria Clay-Mendoza viajaron a Birmania, donde el 90% de la población es budista, para conocer a profundidad a Ashin Wirathu, el monje budista más célebre de su país y quien en lo que va del siglo XXI se ha dedicado a motivar a los birmanos budistas a cometer crímenes de odio contra la población musulmana local. Apoyándose con material de archivo y testimonios filmados por los participantes en teléfonos celulares y cámaras amateur, Schroeder muestra decenas de aldeas incineradas, actos de violencia y masacres perpetradas contra los Rohingya.[caption id="attachment_36628" align="alignnone" width="715"]
Daniela Michel y Barbet Schroeder[/caption]El retrato que Barbet Schroeder hace de Wirathu es sorprendente, pues lo exhibe tal cual es, sin más filtros que los que el propio monje elige. En el documental, Wirathu habla abiertamente de su desprecio por la religión islámica y sus practicantes, así como de la necesidad de deshacerse de ellos para evitar lo que él y sus seguidores llaman “la perdición” de su raza, su identidad nacional y su fe.“No voy a empezar una insurrección diciendo ‘Eso es horrible’. No, nunca,” explica el cineasta sobre las entrevistas con Wirathu, cuyas declaraciones sobre la limpieza étnica en Birmania resultan de una perversidad pasmosa. “Todo mi sistema funciona solamente si me contengo durante las charlas. Pero también necesité voces de otros monjes que no necesariamente pensaban como él”.
Para Schroeder y Clay-Mendoza, la realización de El venerable W fue un proyecto de alto riesgo. Disfrazados como turistas, ambos recorrieron Birmania investigando sobre el genocidio y conversando con actores de ambos lados del espectro: monjes budistas que apoyan la limpieza étnica, defensores de derechos humanos que la repudian e incluso con algunas víctimas desplazadas por la violencia. Pronto, el ejército los encontró sospechosos y comenzó a seguirlos, de modo que extremaron precauciones hasta su partida del país. “Yo le decía a Barbet que estaba exagerando, pero descubrimos que no era exagerado cuando intentamos regresar a Birmania y no nos lo permitieron”, contó Clay-Mendoza tras la proyección del documental. “Estábamos fichados”.Aunque Barbet Schroeder escuchó por primera vez sobre este tema en 2015, el estreno de su documental resulta particularmente tópico, pues en meses recientes el mundo ha comenzado a prestar atención a estos hechos, así como al silencio de las autoridades birmanas, especialmente el de una de sus líderes políticas más importantes, la Premio Nobel de la Paz y activista por la democracia, Aung San Suu Kyi. “Hablamos del primer genocidio del nuevo siglo”, agrega Schroeder, convencido de la importancia de mostrar estos hechos al mundo. “No es algo pequeño, es una cosa que entra en la historia y se queda como el genocidio en Ruanda. Estamos en el empezar de una cosa absolutamente horrorosa”.
La carrera filmográfica de Barbet Schroeder se ha caracterizado por nacer de una combinación de su natural curiosidad con una profunda rebeldía que lo ha hecho cuestionar desde las formas de hacer cine en su juventud --con la nueva ola francesa--, hasta las terribles contradicciones de una sociedad basada, supuestamente, en los preceptos de la religión más pacifista. Mostrar estos hechos al mundo responde a esa misma esencia. “Ese es mi trabajo. Todo lo que hago en cine es para saber más”, concluye.Con El venerable W, Schroeder cierra su Trilogía del Mal, compuesta también por los largometrajes documentales Général Idi Amin Dada:Autoportrait (1974), sobre el dictador ugandés, y Terror’s Advocate (2007), sobre el abogado Jacques Vergès, defensor del nazi Klaus Barbie, entre otros personajes controversiales. * * *También te recomendamos:La secuela incómoda de Al Gore.La matanza de los pies descalzos.Ruanda: el rastro de una pesadilla.
El documental de Barbet Schroeder “El venerable W” muestra el horror de la violencia nacionalista en Birmania.
¿Vale más la vida de un monje budista que la de cientos de musulmanes? Eso parece creer Ashin Wirathu, líder de un movimiento nacionalista violento en el país asiático de Birmania y protagonista del documental El venerable W, del director francés de origen suizo Barbet Schroeder. Este filme, proyectado durante la XV edición del Festival Internacional de Cine de Morelia (FICM), muestra el horror de la violencia extrema en ese país, donde se lleva a cabo una campaña de limpieza étnica contra la comunidad musulmana Rohingya que ha dejado miles de muertos y desplazados. Esta crisis genocida proviene del Estado y sus líderes morales incluyen a un grupo de monjes budistas, entre ellos Ashin Wirathu. “Llega el momento donde leo un reporte de la Universidad de Yale sobre el genocidio que venía en Birmania”, cuenta Schroeder en entrevista. “¡Eran los budistas quienes estaban organizando esto!” Tras conocer esa información, el cineasta encontró en Wirathu al personaje central de su nuevo documental. El venerable W es una película aterradora en tanto coloca en primer plano las consecuencias reales del odio. Schroeder y la cinefotógrafa Victoria Clay-Mendoza viajaron a Birmania, donde el 90% de la población es budista, para conocer a profundidad a Ashin Wirathu, el monje budista más célebre de su país y quien en lo que va del siglo XXI se ha dedicado a motivar a los birmanos budistas a cometer crímenes de odio contra la población musulmana local. Apoyándose con material de archivo y testimonios filmados por los participantes en teléfonos celulares y cámaras amateur, Schroeder muestra decenas de aldeas incineradas, actos de violencia y masacres perpetradas contra los Rohingya.[caption id="attachment_36628" align="alignnone" width="715"]
Daniela Michel y Barbet Schroeder[/caption]El retrato que Barbet Schroeder hace de Wirathu es sorprendente, pues lo exhibe tal cual es, sin más filtros que los que el propio monje elige. En el documental, Wirathu habla abiertamente de su desprecio por la religión islámica y sus practicantes, así como de la necesidad de deshacerse de ellos para evitar lo que él y sus seguidores llaman “la perdición” de su raza, su identidad nacional y su fe.“No voy a empezar una insurrección diciendo ‘Eso es horrible’. No, nunca,” explica el cineasta sobre las entrevistas con Wirathu, cuyas declaraciones sobre la limpieza étnica en Birmania resultan de una perversidad pasmosa. “Todo mi sistema funciona solamente si me contengo durante las charlas. Pero también necesité voces de otros monjes que no necesariamente pensaban como él”.
Para Schroeder y Clay-Mendoza, la realización de El venerable W fue un proyecto de alto riesgo. Disfrazados como turistas, ambos recorrieron Birmania investigando sobre el genocidio y conversando con actores de ambos lados del espectro: monjes budistas que apoyan la limpieza étnica, defensores de derechos humanos que la repudian e incluso con algunas víctimas desplazadas por la violencia. Pronto, el ejército los encontró sospechosos y comenzó a seguirlos, de modo que extremaron precauciones hasta su partida del país. “Yo le decía a Barbet que estaba exagerando, pero descubrimos que no era exagerado cuando intentamos regresar a Birmania y no nos lo permitieron”, contó Clay-Mendoza tras la proyección del documental. “Estábamos fichados”.Aunque Barbet Schroeder escuchó por primera vez sobre este tema en 2015, el estreno de su documental resulta particularmente tópico, pues en meses recientes el mundo ha comenzado a prestar atención a estos hechos, así como al silencio de las autoridades birmanas, especialmente el de una de sus líderes políticas más importantes, la Premio Nobel de la Paz y activista por la democracia, Aung San Suu Kyi. “Hablamos del primer genocidio del nuevo siglo”, agrega Schroeder, convencido de la importancia de mostrar estos hechos al mundo. “No es algo pequeño, es una cosa que entra en la historia y se queda como el genocidio en Ruanda. Estamos en el empezar de una cosa absolutamente horrorosa”.
La carrera filmográfica de Barbet Schroeder se ha caracterizado por nacer de una combinación de su natural curiosidad con una profunda rebeldía que lo ha hecho cuestionar desde las formas de hacer cine en su juventud --con la nueva ola francesa--, hasta las terribles contradicciones de una sociedad basada, supuestamente, en los preceptos de la religión más pacifista. Mostrar estos hechos al mundo responde a esa misma esencia. “Ese es mi trabajo. Todo lo que hago en cine es para saber más”, concluye.Con El venerable W, Schroeder cierra su Trilogía del Mal, compuesta también por los largometrajes documentales Général Idi Amin Dada:Autoportrait (1974), sobre el dictador ugandés, y Terror’s Advocate (2007), sobre el abogado Jacques Vergès, defensor del nazi Klaus Barbie, entre otros personajes controversiales. * * *También te recomendamos:La secuela incómoda de Al Gore.La matanza de los pies descalzos.Ruanda: el rastro de una pesadilla.
El documental de Barbet Schroeder “El venerable W” muestra el horror de la violencia nacionalista en Birmania.
¿Vale más la vida de un monje budista que la de cientos de musulmanes? Eso parece creer Ashin Wirathu, líder de un movimiento nacionalista violento en el país asiático de Birmania y protagonista del documental El venerable W, del director francés de origen suizo Barbet Schroeder. Este filme, proyectado durante la XV edición del Festival Internacional de Cine de Morelia (FICM), muestra el horror de la violencia extrema en ese país, donde se lleva a cabo una campaña de limpieza étnica contra la comunidad musulmana Rohingya que ha dejado miles de muertos y desplazados. Esta crisis genocida proviene del Estado y sus líderes morales incluyen a un grupo de monjes budistas, entre ellos Ashin Wirathu. “Llega el momento donde leo un reporte de la Universidad de Yale sobre el genocidio que venía en Birmania”, cuenta Schroeder en entrevista. “¡Eran los budistas quienes estaban organizando esto!” Tras conocer esa información, el cineasta encontró en Wirathu al personaje central de su nuevo documental. El venerable W es una película aterradora en tanto coloca en primer plano las consecuencias reales del odio. Schroeder y la cinefotógrafa Victoria Clay-Mendoza viajaron a Birmania, donde el 90% de la población es budista, para conocer a profundidad a Ashin Wirathu, el monje budista más célebre de su país y quien en lo que va del siglo XXI se ha dedicado a motivar a los birmanos budistas a cometer crímenes de odio contra la población musulmana local. Apoyándose con material de archivo y testimonios filmados por los participantes en teléfonos celulares y cámaras amateur, Schroeder muestra decenas de aldeas incineradas, actos de violencia y masacres perpetradas contra los Rohingya.[caption id="attachment_36628" align="alignnone" width="715"]
Daniela Michel y Barbet Schroeder[/caption]El retrato que Barbet Schroeder hace de Wirathu es sorprendente, pues lo exhibe tal cual es, sin más filtros que los que el propio monje elige. En el documental, Wirathu habla abiertamente de su desprecio por la religión islámica y sus practicantes, así como de la necesidad de deshacerse de ellos para evitar lo que él y sus seguidores llaman “la perdición” de su raza, su identidad nacional y su fe.“No voy a empezar una insurrección diciendo ‘Eso es horrible’. No, nunca,” explica el cineasta sobre las entrevistas con Wirathu, cuyas declaraciones sobre la limpieza étnica en Birmania resultan de una perversidad pasmosa. “Todo mi sistema funciona solamente si me contengo durante las charlas. Pero también necesité voces de otros monjes que no necesariamente pensaban como él”.
Para Schroeder y Clay-Mendoza, la realización de El venerable W fue un proyecto de alto riesgo. Disfrazados como turistas, ambos recorrieron Birmania investigando sobre el genocidio y conversando con actores de ambos lados del espectro: monjes budistas que apoyan la limpieza étnica, defensores de derechos humanos que la repudian e incluso con algunas víctimas desplazadas por la violencia. Pronto, el ejército los encontró sospechosos y comenzó a seguirlos, de modo que extremaron precauciones hasta su partida del país. “Yo le decía a Barbet que estaba exagerando, pero descubrimos que no era exagerado cuando intentamos regresar a Birmania y no nos lo permitieron”, contó Clay-Mendoza tras la proyección del documental. “Estábamos fichados”.Aunque Barbet Schroeder escuchó por primera vez sobre este tema en 2015, el estreno de su documental resulta particularmente tópico, pues en meses recientes el mundo ha comenzado a prestar atención a estos hechos, así como al silencio de las autoridades birmanas, especialmente el de una de sus líderes políticas más importantes, la Premio Nobel de la Paz y activista por la democracia, Aung San Suu Kyi. “Hablamos del primer genocidio del nuevo siglo”, agrega Schroeder, convencido de la importancia de mostrar estos hechos al mundo. “No es algo pequeño, es una cosa que entra en la historia y se queda como el genocidio en Ruanda. Estamos en el empezar de una cosa absolutamente horrorosa”.
La carrera filmográfica de Barbet Schroeder se ha caracterizado por nacer de una combinación de su natural curiosidad con una profunda rebeldía que lo ha hecho cuestionar desde las formas de hacer cine en su juventud --con la nueva ola francesa--, hasta las terribles contradicciones de una sociedad basada, supuestamente, en los preceptos de la religión más pacifista. Mostrar estos hechos al mundo responde a esa misma esencia. “Ese es mi trabajo. Todo lo que hago en cine es para saber más”, concluye.Con El venerable W, Schroeder cierra su Trilogía del Mal, compuesta también por los largometrajes documentales Général Idi Amin Dada:Autoportrait (1974), sobre el dictador ugandés, y Terror’s Advocate (2007), sobre el abogado Jacques Vergès, defensor del nazi Klaus Barbie, entre otros personajes controversiales. * * *También te recomendamos:La secuela incómoda de Al Gore.La matanza de los pies descalzos.Ruanda: el rastro de una pesadilla.
¿Vale más la vida de un monje budista que la de cientos de musulmanes? Eso parece creer Ashin Wirathu, líder de un movimiento nacionalista violento en el país asiático de Birmania y protagonista del documental El venerable W, del director francés de origen suizo Barbet Schroeder. Este filme, proyectado durante la XV edición del Festival Internacional de Cine de Morelia (FICM), muestra el horror de la violencia extrema en ese país, donde se lleva a cabo una campaña de limpieza étnica contra la comunidad musulmana Rohingya que ha dejado miles de muertos y desplazados. Esta crisis genocida proviene del Estado y sus líderes morales incluyen a un grupo de monjes budistas, entre ellos Ashin Wirathu. “Llega el momento donde leo un reporte de la Universidad de Yale sobre el genocidio que venía en Birmania”, cuenta Schroeder en entrevista. “¡Eran los budistas quienes estaban organizando esto!” Tras conocer esa información, el cineasta encontró en Wirathu al personaje central de su nuevo documental. El venerable W es una película aterradora en tanto coloca en primer plano las consecuencias reales del odio. Schroeder y la cinefotógrafa Victoria Clay-Mendoza viajaron a Birmania, donde el 90% de la población es budista, para conocer a profundidad a Ashin Wirathu, el monje budista más célebre de su país y quien en lo que va del siglo XXI se ha dedicado a motivar a los birmanos budistas a cometer crímenes de odio contra la población musulmana local. Apoyándose con material de archivo y testimonios filmados por los participantes en teléfonos celulares y cámaras amateur, Schroeder muestra decenas de aldeas incineradas, actos de violencia y masacres perpetradas contra los Rohingya.[caption id="attachment_36628" align="alignnone" width="715"]
Daniela Michel y Barbet Schroeder[/caption]El retrato que Barbet Schroeder hace de Wirathu es sorprendente, pues lo exhibe tal cual es, sin más filtros que los que el propio monje elige. En el documental, Wirathu habla abiertamente de su desprecio por la religión islámica y sus practicantes, así como de la necesidad de deshacerse de ellos para evitar lo que él y sus seguidores llaman “la perdición” de su raza, su identidad nacional y su fe.“No voy a empezar una insurrección diciendo ‘Eso es horrible’. No, nunca,” explica el cineasta sobre las entrevistas con Wirathu, cuyas declaraciones sobre la limpieza étnica en Birmania resultan de una perversidad pasmosa. “Todo mi sistema funciona solamente si me contengo durante las charlas. Pero también necesité voces de otros monjes que no necesariamente pensaban como él”.
Para Schroeder y Clay-Mendoza, la realización de El venerable W fue un proyecto de alto riesgo. Disfrazados como turistas, ambos recorrieron Birmania investigando sobre el genocidio y conversando con actores de ambos lados del espectro: monjes budistas que apoyan la limpieza étnica, defensores de derechos humanos que la repudian e incluso con algunas víctimas desplazadas por la violencia. Pronto, el ejército los encontró sospechosos y comenzó a seguirlos, de modo que extremaron precauciones hasta su partida del país. “Yo le decía a Barbet que estaba exagerando, pero descubrimos que no era exagerado cuando intentamos regresar a Birmania y no nos lo permitieron”, contó Clay-Mendoza tras la proyección del documental. “Estábamos fichados”.Aunque Barbet Schroeder escuchó por primera vez sobre este tema en 2015, el estreno de su documental resulta particularmente tópico, pues en meses recientes el mundo ha comenzado a prestar atención a estos hechos, así como al silencio de las autoridades birmanas, especialmente el de una de sus líderes políticas más importantes, la Premio Nobel de la Paz y activista por la democracia, Aung San Suu Kyi. “Hablamos del primer genocidio del nuevo siglo”, agrega Schroeder, convencido de la importancia de mostrar estos hechos al mundo. “No es algo pequeño, es una cosa que entra en la historia y se queda como el genocidio en Ruanda. Estamos en el empezar de una cosa absolutamente horrorosa”.
La carrera filmográfica de Barbet Schroeder se ha caracterizado por nacer de una combinación de su natural curiosidad con una profunda rebeldía que lo ha hecho cuestionar desde las formas de hacer cine en su juventud --con la nueva ola francesa--, hasta las terribles contradicciones de una sociedad basada, supuestamente, en los preceptos de la religión más pacifista. Mostrar estos hechos al mundo responde a esa misma esencia. “Ese es mi trabajo. Todo lo que hago en cine es para saber más”, concluye.Con El venerable W, Schroeder cierra su Trilogía del Mal, compuesta también por los largometrajes documentales Général Idi Amin Dada:Autoportrait (1974), sobre el dictador ugandés, y Terror’s Advocate (2007), sobre el abogado Jacques Vergès, defensor del nazi Klaus Barbie, entre otros personajes controversiales. * * *También te recomendamos:La secuela incómoda de Al Gore.La matanza de los pies descalzos.Ruanda: el rastro de una pesadilla.
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