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Sisal es uno de los puntos más vírgenes en la costa yucateca. Debajo de ésta localidad, el acuífero subterráneo de Yucatán trae consigo una biodiversidad inaudita, pero también, la posibilidad de explorar, a través de una propuesta de conservación, la flora y fauna de su ciénega.
En la costa, al norte de Yucatán, donde el agua salada converge con la salobre para tornarse dulce, se encuentra Sisal, un destino cuasivirginal aún por explorar que maravilla a todo el que lo visita. Proveniente del agua de lluvia que cae sobre el suelo de rocas porosas, característico de la región, un sistema de ríos subterráneos emerge a la superficie en grutas, ojos de agua, cenotes y diversos cuerpos acuáticos. En esta zona, gracias al manantial, fuente de agua dulce que proviene del sistema de los ríos subterráneos, se originan los petenes —una palabra que proviene del vocablo maya pet, que significa redondo—. Estas selvas flotantes, hogar de una biodiversidad incomparable, posibilitan la existencia de varias especies endémicas de la Península, entre aves, reptiles, crustáceos y anfibios, por mencionar algunos. Este ecosistema es uno de los pulmones más importantes de México, ayuda a estabilizar la tierra e impide la contaminación por agua salada de los cuerpos de agua tierra adentro y es, además, el sitio en el que un antiguo refugio de cazadores se convirtió en un hotel boutique de baja densidad dedicado a la preservación de la flora y fauna de los humedales.
Club de Patos es un explorer’s lodge que cuenta con su propia reserva natural. Nace con la intención de acercar a sus huéspedes a una apreciación responsable de la naturaleza. Diseñado para convivir en armonía con el hábitat de la ciénega y el mar, así como para proteger a las especies originarias de los estuarios, la duna costera y el mar. Este concepto de bajo impacto arquitectónico está con- formado por nueve habitaciones únicas con vista al mar interrumpida solamente por dunas y acentos selváticos en el horizonte.
La experiencia está diseñada a la medida del huésped. Dentro de sus posibles itinerarios destacan su gastronomía fresca y exclusiva, servida en la piscina o en la habitación; recorridos por la ciénega al amanecer; picnics en playas o reservas privadas y avistamientos nocturnos de reptiles. Juan Carlos Fernández del Valle, director Creativo y de Experiencia del Huésped, describe el complejo como uno de servicio y amenidades exclusivas, pero también de encuentro con el entorno.
Sisal es cuna de cientos de aves que viene a ver la gente de todos los continentes. En Club de Patos su observación y registro es una tarea sustancial. De acuerdo con Maylen Sierra —a quien todos conocen simplemente como Leno—, responsable de conservación e investigación, la zona concentra por completo la población de diversas especies en el mapa de distribución global. “Más del 40% de las aves en México está en Yucatán. Sisal es una zona importante para el pelícano café, la garza rojiza, el colibrí tijereta mexicano, la matraca yucateca... tengo una lista con más de cien especies. Es un paraíso: si no las ves aquí, no las verás en ningún otro lugar del mundo”, dice Leno.
A la par, el equipo del hotel emplea y capacita a los sisaleños para guiar a los huéspedes en su inmersión en la floresta y, de esta manera, los orienta a ser espectadores más conscientes y menos intrusivos de la naturaleza. Siguiendo una perspectiva sustentable, también cuida el manejo de residuos, implementa el uso de energía solar y funge como una fuente importante de ingresos para la localidad. En este paraje cautivador, Club de Patos encuentra la oportunidad para crear un puente que conecta a la naturaleza con la gente y la cultura. “Si te explican qué está pasando, por qué se enredan las ramas, qué animal vive en cada una y la función de cada cosa, las puedes apreciar. Sin embargo, si no lo conoces, cortas todo para construir hoteles cinco estrellas, cuando el manglar ya era un hotel cinco estrellas”, concluye Leno.
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Sisal es uno de los puntos más vírgenes en la costa yucateca. Debajo de ésta localidad, el acuífero subterráneo de Yucatán trae consigo una biodiversidad inaudita, pero también, la posibilidad de explorar, a través de una propuesta de conservación, la flora y fauna de su ciénega.
En la costa, al norte de Yucatán, donde el agua salada converge con la salobre para tornarse dulce, se encuentra Sisal, un destino cuasivirginal aún por explorar que maravilla a todo el que lo visita. Proveniente del agua de lluvia que cae sobre el suelo de rocas porosas, característico de la región, un sistema de ríos subterráneos emerge a la superficie en grutas, ojos de agua, cenotes y diversos cuerpos acuáticos. En esta zona, gracias al manantial, fuente de agua dulce que proviene del sistema de los ríos subterráneos, se originan los petenes —una palabra que proviene del vocablo maya pet, que significa redondo—. Estas selvas flotantes, hogar de una biodiversidad incomparable, posibilitan la existencia de varias especies endémicas de la Península, entre aves, reptiles, crustáceos y anfibios, por mencionar algunos. Este ecosistema es uno de los pulmones más importantes de México, ayuda a estabilizar la tierra e impide la contaminación por agua salada de los cuerpos de agua tierra adentro y es, además, el sitio en el que un antiguo refugio de cazadores se convirtió en un hotel boutique de baja densidad dedicado a la preservación de la flora y fauna de los humedales.
Club de Patos es un explorer’s lodge que cuenta con su propia reserva natural. Nace con la intención de acercar a sus huéspedes a una apreciación responsable de la naturaleza. Diseñado para convivir en armonía con el hábitat de la ciénega y el mar, así como para proteger a las especies originarias de los estuarios, la duna costera y el mar. Este concepto de bajo impacto arquitectónico está con- formado por nueve habitaciones únicas con vista al mar interrumpida solamente por dunas y acentos selváticos en el horizonte.
La experiencia está diseñada a la medida del huésped. Dentro de sus posibles itinerarios destacan su gastronomía fresca y exclusiva, servida en la piscina o en la habitación; recorridos por la ciénega al amanecer; picnics en playas o reservas privadas y avistamientos nocturnos de reptiles. Juan Carlos Fernández del Valle, director Creativo y de Experiencia del Huésped, describe el complejo como uno de servicio y amenidades exclusivas, pero también de encuentro con el entorno.
Sisal es cuna de cientos de aves que viene a ver la gente de todos los continentes. En Club de Patos su observación y registro es una tarea sustancial. De acuerdo con Maylen Sierra —a quien todos conocen simplemente como Leno—, responsable de conservación e investigación, la zona concentra por completo la población de diversas especies en el mapa de distribución global. “Más del 40% de las aves en México está en Yucatán. Sisal es una zona importante para el pelícano café, la garza rojiza, el colibrí tijereta mexicano, la matraca yucateca... tengo una lista con más de cien especies. Es un paraíso: si no las ves aquí, no las verás en ningún otro lugar del mundo”, dice Leno.
A la par, el equipo del hotel emplea y capacita a los sisaleños para guiar a los huéspedes en su inmersión en la floresta y, de esta manera, los orienta a ser espectadores más conscientes y menos intrusivos de la naturaleza. Siguiendo una perspectiva sustentable, también cuida el manejo de residuos, implementa el uso de energía solar y funge como una fuente importante de ingresos para la localidad. En este paraje cautivador, Club de Patos encuentra la oportunidad para crear un puente que conecta a la naturaleza con la gente y la cultura. “Si te explican qué está pasando, por qué se enredan las ramas, qué animal vive en cada una y la función de cada cosa, las puedes apreciar. Sin embargo, si no lo conoces, cortas todo para construir hoteles cinco estrellas, cuando el manglar ya era un hotel cinco estrellas”, concluye Leno.
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Sisal es uno de los puntos más vírgenes en la costa yucateca. Debajo de ésta localidad, el acuífero subterráneo de Yucatán trae consigo una biodiversidad inaudita, pero también, la posibilidad de explorar, a través de una propuesta de conservación, la flora y fauna de su ciénega.
En la costa, al norte de Yucatán, donde el agua salada converge con la salobre para tornarse dulce, se encuentra Sisal, un destino cuasivirginal aún por explorar que maravilla a todo el que lo visita. Proveniente del agua de lluvia que cae sobre el suelo de rocas porosas, característico de la región, un sistema de ríos subterráneos emerge a la superficie en grutas, ojos de agua, cenotes y diversos cuerpos acuáticos. En esta zona, gracias al manantial, fuente de agua dulce que proviene del sistema de los ríos subterráneos, se originan los petenes —una palabra que proviene del vocablo maya pet, que significa redondo—. Estas selvas flotantes, hogar de una biodiversidad incomparable, posibilitan la existencia de varias especies endémicas de la Península, entre aves, reptiles, crustáceos y anfibios, por mencionar algunos. Este ecosistema es uno de los pulmones más importantes de México, ayuda a estabilizar la tierra e impide la contaminación por agua salada de los cuerpos de agua tierra adentro y es, además, el sitio en el que un antiguo refugio de cazadores se convirtió en un hotel boutique de baja densidad dedicado a la preservación de la flora y fauna de los humedales.
Club de Patos es un explorer’s lodge que cuenta con su propia reserva natural. Nace con la intención de acercar a sus huéspedes a una apreciación responsable de la naturaleza. Diseñado para convivir en armonía con el hábitat de la ciénega y el mar, así como para proteger a las especies originarias de los estuarios, la duna costera y el mar. Este concepto de bajo impacto arquitectónico está con- formado por nueve habitaciones únicas con vista al mar interrumpida solamente por dunas y acentos selváticos en el horizonte.
La experiencia está diseñada a la medida del huésped. Dentro de sus posibles itinerarios destacan su gastronomía fresca y exclusiva, servida en la piscina o en la habitación; recorridos por la ciénega al amanecer; picnics en playas o reservas privadas y avistamientos nocturnos de reptiles. Juan Carlos Fernández del Valle, director Creativo y de Experiencia del Huésped, describe el complejo como uno de servicio y amenidades exclusivas, pero también de encuentro con el entorno.
Sisal es cuna de cientos de aves que viene a ver la gente de todos los continentes. En Club de Patos su observación y registro es una tarea sustancial. De acuerdo con Maylen Sierra —a quien todos conocen simplemente como Leno—, responsable de conservación e investigación, la zona concentra por completo la población de diversas especies en el mapa de distribución global. “Más del 40% de las aves en México está en Yucatán. Sisal es una zona importante para el pelícano café, la garza rojiza, el colibrí tijereta mexicano, la matraca yucateca... tengo una lista con más de cien especies. Es un paraíso: si no las ves aquí, no las verás en ningún otro lugar del mundo”, dice Leno.
A la par, el equipo del hotel emplea y capacita a los sisaleños para guiar a los huéspedes en su inmersión en la floresta y, de esta manera, los orienta a ser espectadores más conscientes y menos intrusivos de la naturaleza. Siguiendo una perspectiva sustentable, también cuida el manejo de residuos, implementa el uso de energía solar y funge como una fuente importante de ingresos para la localidad. En este paraje cautivador, Club de Patos encuentra la oportunidad para crear un puente que conecta a la naturaleza con la gente y la cultura. “Si te explican qué está pasando, por qué se enredan las ramas, qué animal vive en cada una y la función de cada cosa, las puedes apreciar. Sin embargo, si no lo conoces, cortas todo para construir hoteles cinco estrellas, cuando el manglar ya era un hotel cinco estrellas”, concluye Leno.
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Sisal es uno de los puntos más vírgenes en la costa yucateca. Debajo de ésta localidad, el acuífero subterráneo de Yucatán trae consigo una biodiversidad inaudita, pero también, la posibilidad de explorar, a través de una propuesta de conservación, la flora y fauna de su ciénega.
En la costa, al norte de Yucatán, donde el agua salada converge con la salobre para tornarse dulce, se encuentra Sisal, un destino cuasivirginal aún por explorar que maravilla a todo el que lo visita. Proveniente del agua de lluvia que cae sobre el suelo de rocas porosas, característico de la región, un sistema de ríos subterráneos emerge a la superficie en grutas, ojos de agua, cenotes y diversos cuerpos acuáticos. En esta zona, gracias al manantial, fuente de agua dulce que proviene del sistema de los ríos subterráneos, se originan los petenes —una palabra que proviene del vocablo maya pet, que significa redondo—. Estas selvas flotantes, hogar de una biodiversidad incomparable, posibilitan la existencia de varias especies endémicas de la Península, entre aves, reptiles, crustáceos y anfibios, por mencionar algunos. Este ecosistema es uno de los pulmones más importantes de México, ayuda a estabilizar la tierra e impide la contaminación por agua salada de los cuerpos de agua tierra adentro y es, además, el sitio en el que un antiguo refugio de cazadores se convirtió en un hotel boutique de baja densidad dedicado a la preservación de la flora y fauna de los humedales.
Club de Patos es un explorer’s lodge que cuenta con su propia reserva natural. Nace con la intención de acercar a sus huéspedes a una apreciación responsable de la naturaleza. Diseñado para convivir en armonía con el hábitat de la ciénega y el mar, así como para proteger a las especies originarias de los estuarios, la duna costera y el mar. Este concepto de bajo impacto arquitectónico está con- formado por nueve habitaciones únicas con vista al mar interrumpida solamente por dunas y acentos selváticos en el horizonte.
La experiencia está diseñada a la medida del huésped. Dentro de sus posibles itinerarios destacan su gastronomía fresca y exclusiva, servida en la piscina o en la habitación; recorridos por la ciénega al amanecer; picnics en playas o reservas privadas y avistamientos nocturnos de reptiles. Juan Carlos Fernández del Valle, director Creativo y de Experiencia del Huésped, describe el complejo como uno de servicio y amenidades exclusivas, pero también de encuentro con el entorno.
Sisal es cuna de cientos de aves que viene a ver la gente de todos los continentes. En Club de Patos su observación y registro es una tarea sustancial. De acuerdo con Maylen Sierra —a quien todos conocen simplemente como Leno—, responsable de conservación e investigación, la zona concentra por completo la población de diversas especies en el mapa de distribución global. “Más del 40% de las aves en México está en Yucatán. Sisal es una zona importante para el pelícano café, la garza rojiza, el colibrí tijereta mexicano, la matraca yucateca... tengo una lista con más de cien especies. Es un paraíso: si no las ves aquí, no las verás en ningún otro lugar del mundo”, dice Leno.
A la par, el equipo del hotel emplea y capacita a los sisaleños para guiar a los huéspedes en su inmersión en la floresta y, de esta manera, los orienta a ser espectadores más conscientes y menos intrusivos de la naturaleza. Siguiendo una perspectiva sustentable, también cuida el manejo de residuos, implementa el uso de energía solar y funge como una fuente importante de ingresos para la localidad. En este paraje cautivador, Club de Patos encuentra la oportunidad para crear un puente que conecta a la naturaleza con la gente y la cultura. “Si te explican qué está pasando, por qué se enredan las ramas, qué animal vive en cada una y la función de cada cosa, las puedes apreciar. Sin embargo, si no lo conoces, cortas todo para construir hoteles cinco estrellas, cuando el manglar ya era un hotel cinco estrellas”, concluye Leno.
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Sisal es uno de los puntos más vírgenes en la costa yucateca. Debajo de ésta localidad, el acuífero subterráneo de Yucatán trae consigo una biodiversidad inaudita, pero también, la posibilidad de explorar, a través de una propuesta de conservación, la flora y fauna de su ciénega.
En la costa, al norte de Yucatán, donde el agua salada converge con la salobre para tornarse dulce, se encuentra Sisal, un destino cuasivirginal aún por explorar que maravilla a todo el que lo visita. Proveniente del agua de lluvia que cae sobre el suelo de rocas porosas, característico de la región, un sistema de ríos subterráneos emerge a la superficie en grutas, ojos de agua, cenotes y diversos cuerpos acuáticos. En esta zona, gracias al manantial, fuente de agua dulce que proviene del sistema de los ríos subterráneos, se originan los petenes —una palabra que proviene del vocablo maya pet, que significa redondo—. Estas selvas flotantes, hogar de una biodiversidad incomparable, posibilitan la existencia de varias especies endémicas de la Península, entre aves, reptiles, crustáceos y anfibios, por mencionar algunos. Este ecosistema es uno de los pulmones más importantes de México, ayuda a estabilizar la tierra e impide la contaminación por agua salada de los cuerpos de agua tierra adentro y es, además, el sitio en el que un antiguo refugio de cazadores se convirtió en un hotel boutique de baja densidad dedicado a la preservación de la flora y fauna de los humedales.
Club de Patos es un explorer’s lodge que cuenta con su propia reserva natural. Nace con la intención de acercar a sus huéspedes a una apreciación responsable de la naturaleza. Diseñado para convivir en armonía con el hábitat de la ciénega y el mar, así como para proteger a las especies originarias de los estuarios, la duna costera y el mar. Este concepto de bajo impacto arquitectónico está con- formado por nueve habitaciones únicas con vista al mar interrumpida solamente por dunas y acentos selváticos en el horizonte.
La experiencia está diseñada a la medida del huésped. Dentro de sus posibles itinerarios destacan su gastronomía fresca y exclusiva, servida en la piscina o en la habitación; recorridos por la ciénega al amanecer; picnics en playas o reservas privadas y avistamientos nocturnos de reptiles. Juan Carlos Fernández del Valle, director Creativo y de Experiencia del Huésped, describe el complejo como uno de servicio y amenidades exclusivas, pero también de encuentro con el entorno.
Sisal es cuna de cientos de aves que viene a ver la gente de todos los continentes. En Club de Patos su observación y registro es una tarea sustancial. De acuerdo con Maylen Sierra —a quien todos conocen simplemente como Leno—, responsable de conservación e investigación, la zona concentra por completo la población de diversas especies en el mapa de distribución global. “Más del 40% de las aves en México está en Yucatán. Sisal es una zona importante para el pelícano café, la garza rojiza, el colibrí tijereta mexicano, la matraca yucateca... tengo una lista con más de cien especies. Es un paraíso: si no las ves aquí, no las verás en ningún otro lugar del mundo”, dice Leno.
A la par, el equipo del hotel emplea y capacita a los sisaleños para guiar a los huéspedes en su inmersión en la floresta y, de esta manera, los orienta a ser espectadores más conscientes y menos intrusivos de la naturaleza. Siguiendo una perspectiva sustentable, también cuida el manejo de residuos, implementa el uso de energía solar y funge como una fuente importante de ingresos para la localidad. En este paraje cautivador, Club de Patos encuentra la oportunidad para crear un puente que conecta a la naturaleza con la gente y la cultura. “Si te explican qué está pasando, por qué se enredan las ramas, qué animal vive en cada una y la función de cada cosa, las puedes apreciar. Sin embargo, si no lo conoces, cortas todo para construir hoteles cinco estrellas, cuando el manglar ya era un hotel cinco estrellas”, concluye Leno.
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