Las paredes de la oficina de María Novaro están llenas de notas. La luz entra por los ventanales del edificio del Instituto Mexicano de Cinematografía (IMCINE), donde la cineasta trabaja diario para llevar el séptimo arte a todo el país. En el marco del Segundo Día Nacional del Cine Mexicano, celebrado el pasado 15 de agosto, Novaro, directora del IMCINE, habló con Gatopardo sobre el rumbo que están tomando.
“El acceso a la cultura es un derecho de todos los mexicanos. Pero el acceso al cine desde hace tiempo ya no sucede de manera directa y fluida. Y entonces buscamos reconstruir esto”, explica. El IMCINE realizó una convocatoria de centros de exhibición independientes para que 200 espacios, en los 32 estados del país, pudieran proyectar 60 películas nacionales para el 15 de agosto. “No es una celebración ocasional, ni es una efeméride, sino es el lanzamiento de todo un programa y un diseño para buscar las maneras de reconstituir el diálogo entre el cine mexicano y su público”, sigue la cineasta.
El gran pilar del instituto es la democratización del cine. “Las empresas más fuertes de exhibición en nuestro país programan muy poco cine mexicano al mismo tiempo que se está haciendo más cine que nunca, es una contradicción muy fuerte”, explica Novaro. El cine mexicano está buscando esta reconexión, y la única manera de hacerlo es llevarlo a todos los rincones.
Cuenta que abrirán “una nueva convocatoria de Fidecine, para el apoyo de la producción de películas para público infantil y juvenil, así como descentralizar al propio IMCINE, con una dirección que desde principios de 2019 está funcionando desde Hermosillo [la dirección de Vinculación Regional y Comunitaria] para fortalecer los cines regionales”, dice Novaro. Se han implementado programas de doblaje en lenguas indígenas, traducción simultánea a lenguaje de señas y puntos de exhibición gratuita en todos los estados.
Novaro viene de y conoce las necesidades de la industria. Tiene una trayectoria de 40 años: ha dirigido, producido y escrito más de 20 películas, y ha sido docente de las escuelas de cine más importantes del país. “Cuando se me pidió encabezar el instituto, lo dudé, pero pensé que ahora me tocaba entrar a un instituto como éste, que es muy valioso y que hemos formado los propios cineastas durante años, pero que le hacía falta alguien que viniera de la comunidad”, explica Novaro.
En esta transición, su familia ha sido una fuerte inspiración y sueña un instituto que sus nietos y descendientes puedan disfrutar. “Espero dejar un IMCINE más horizontal, más abierto y amable en términos de relaciones laborales. Conectado con todas las áreas, los estudios y las escuelas, no sólo en la ciudad sino a nivel regional. La mayor riqueza que tenemos en México es nuestra diversidad cultural y ésta tiene que estar reflejada en la forma en la que nos representamos audiovisualmente”, finaliza Novaro, una mujer de cine.
¡Gracias!
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“El acceso a la cultura es un derecho de todos los mexicanos…”, explica María Novaro.
Las paredes de la oficina de María Novaro están llenas de notas. La luz entra por los ventanales del edificio del Instituto Mexicano de Cinematografía (IMCINE), donde la cineasta trabaja diario para llevar el séptimo arte a todo el país. En el marco del Segundo Día Nacional del Cine Mexicano, celebrado el pasado 15 de agosto, Novaro, directora del IMCINE, habló con Gatopardo sobre el rumbo que están tomando.
“El acceso a la cultura es un derecho de todos los mexicanos. Pero el acceso al cine desde hace tiempo ya no sucede de manera directa y fluida. Y entonces buscamos reconstruir esto”, explica. El IMCINE realizó una convocatoria de centros de exhibición independientes para que 200 espacios, en los 32 estados del país, pudieran proyectar 60 películas nacionales para el 15 de agosto. “No es una celebración ocasional, ni es una efeméride, sino es el lanzamiento de todo un programa y un diseño para buscar las maneras de reconstituir el diálogo entre el cine mexicano y su público”, sigue la cineasta.
El gran pilar del instituto es la democratización del cine. “Las empresas más fuertes de exhibición en nuestro país programan muy poco cine mexicano al mismo tiempo que se está haciendo más cine que nunca, es una contradicción muy fuerte”, explica Novaro. El cine mexicano está buscando esta reconexión, y la única manera de hacerlo es llevarlo a todos los rincones.
Cuenta que abrirán “una nueva convocatoria de Fidecine, para el apoyo de la producción de películas para público infantil y juvenil, así como descentralizar al propio IMCINE, con una dirección que desde principios de 2019 está funcionando desde Hermosillo [la dirección de Vinculación Regional y Comunitaria] para fortalecer los cines regionales”, dice Novaro. Se han implementado programas de doblaje en lenguas indígenas, traducción simultánea a lenguaje de señas y puntos de exhibición gratuita en todos los estados.
Novaro viene de y conoce las necesidades de la industria. Tiene una trayectoria de 40 años: ha dirigido, producido y escrito más de 20 películas, y ha sido docente de las escuelas de cine más importantes del país. “Cuando se me pidió encabezar el instituto, lo dudé, pero pensé que ahora me tocaba entrar a un instituto como éste, que es muy valioso y que hemos formado los propios cineastas durante años, pero que le hacía falta alguien que viniera de la comunidad”, explica Novaro.
En esta transición, su familia ha sido una fuerte inspiración y sueña un instituto que sus nietos y descendientes puedan disfrutar. “Espero dejar un IMCINE más horizontal, más abierto y amable en términos de relaciones laborales. Conectado con todas las áreas, los estudios y las escuelas, no sólo en la ciudad sino a nivel regional. La mayor riqueza que tenemos en México es nuestra diversidad cultural y ésta tiene que estar reflejada en la forma en la que nos representamos audiovisualmente”, finaliza Novaro, una mujer de cine.
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“El acceso a la cultura es un derecho de todos los mexicanos…”, explica María Novaro.
Las paredes de la oficina de María Novaro están llenas de notas. La luz entra por los ventanales del edificio del Instituto Mexicano de Cinematografía (IMCINE), donde la cineasta trabaja diario para llevar el séptimo arte a todo el país. En el marco del Segundo Día Nacional del Cine Mexicano, celebrado el pasado 15 de agosto, Novaro, directora del IMCINE, habló con Gatopardo sobre el rumbo que están tomando.
“El acceso a la cultura es un derecho de todos los mexicanos. Pero el acceso al cine desde hace tiempo ya no sucede de manera directa y fluida. Y entonces buscamos reconstruir esto”, explica. El IMCINE realizó una convocatoria de centros de exhibición independientes para que 200 espacios, en los 32 estados del país, pudieran proyectar 60 películas nacionales para el 15 de agosto. “No es una celebración ocasional, ni es una efeméride, sino es el lanzamiento de todo un programa y un diseño para buscar las maneras de reconstituir el diálogo entre el cine mexicano y su público”, sigue la cineasta.
El gran pilar del instituto es la democratización del cine. “Las empresas más fuertes de exhibición en nuestro país programan muy poco cine mexicano al mismo tiempo que se está haciendo más cine que nunca, es una contradicción muy fuerte”, explica Novaro. El cine mexicano está buscando esta reconexión, y la única manera de hacerlo es llevarlo a todos los rincones.
Cuenta que abrirán “una nueva convocatoria de Fidecine, para el apoyo de la producción de películas para público infantil y juvenil, así como descentralizar al propio IMCINE, con una dirección que desde principios de 2019 está funcionando desde Hermosillo [la dirección de Vinculación Regional y Comunitaria] para fortalecer los cines regionales”, dice Novaro. Se han implementado programas de doblaje en lenguas indígenas, traducción simultánea a lenguaje de señas y puntos de exhibición gratuita en todos los estados.
Novaro viene de y conoce las necesidades de la industria. Tiene una trayectoria de 40 años: ha dirigido, producido y escrito más de 20 películas, y ha sido docente de las escuelas de cine más importantes del país. “Cuando se me pidió encabezar el instituto, lo dudé, pero pensé que ahora me tocaba entrar a un instituto como éste, que es muy valioso y que hemos formado los propios cineastas durante años, pero que le hacía falta alguien que viniera de la comunidad”, explica Novaro.
En esta transición, su familia ha sido una fuerte inspiración y sueña un instituto que sus nietos y descendientes puedan disfrutar. “Espero dejar un IMCINE más horizontal, más abierto y amable en términos de relaciones laborales. Conectado con todas las áreas, los estudios y las escuelas, no sólo en la ciudad sino a nivel regional. La mayor riqueza que tenemos en México es nuestra diversidad cultural y ésta tiene que estar reflejada en la forma en la que nos representamos audiovisualmente”, finaliza Novaro, una mujer de cine.
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Las paredes de la oficina de María Novaro están llenas de notas. La luz entra por los ventanales del edificio del Instituto Mexicano de Cinematografía (IMCINE), donde la cineasta trabaja diario para llevar el séptimo arte a todo el país. En el marco del Segundo Día Nacional del Cine Mexicano, celebrado el pasado 15 de agosto, Novaro, directora del IMCINE, habló con Gatopardo sobre el rumbo que están tomando.
“El acceso a la cultura es un derecho de todos los mexicanos. Pero el acceso al cine desde hace tiempo ya no sucede de manera directa y fluida. Y entonces buscamos reconstruir esto”, explica. El IMCINE realizó una convocatoria de centros de exhibición independientes para que 200 espacios, en los 32 estados del país, pudieran proyectar 60 películas nacionales para el 15 de agosto. “No es una celebración ocasional, ni es una efeméride, sino es el lanzamiento de todo un programa y un diseño para buscar las maneras de reconstituir el diálogo entre el cine mexicano y su público”, sigue la cineasta.
El gran pilar del instituto es la democratización del cine. “Las empresas más fuertes de exhibición en nuestro país programan muy poco cine mexicano al mismo tiempo que se está haciendo más cine que nunca, es una contradicción muy fuerte”, explica Novaro. El cine mexicano está buscando esta reconexión, y la única manera de hacerlo es llevarlo a todos los rincones.
Cuenta que abrirán “una nueva convocatoria de Fidecine, para el apoyo de la producción de películas para público infantil y juvenil, así como descentralizar al propio IMCINE, con una dirección que desde principios de 2019 está funcionando desde Hermosillo [la dirección de Vinculación Regional y Comunitaria] para fortalecer los cines regionales”, dice Novaro. Se han implementado programas de doblaje en lenguas indígenas, traducción simultánea a lenguaje de señas y puntos de exhibición gratuita en todos los estados.
Novaro viene de y conoce las necesidades de la industria. Tiene una trayectoria de 40 años: ha dirigido, producido y escrito más de 20 películas, y ha sido docente de las escuelas de cine más importantes del país. “Cuando se me pidió encabezar el instituto, lo dudé, pero pensé que ahora me tocaba entrar a un instituto como éste, que es muy valioso y que hemos formado los propios cineastas durante años, pero que le hacía falta alguien que viniera de la comunidad”, explica Novaro.
En esta transición, su familia ha sido una fuerte inspiración y sueña un instituto que sus nietos y descendientes puedan disfrutar. “Espero dejar un IMCINE más horizontal, más abierto y amable en términos de relaciones laborales. Conectado con todas las áreas, los estudios y las escuelas, no sólo en la ciudad sino a nivel regional. La mayor riqueza que tenemos en México es nuestra diversidad cultural y ésta tiene que estar reflejada en la forma en la que nos representamos audiovisualmente”, finaliza Novaro, una mujer de cine.
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Las paredes de la oficina de María Novaro están llenas de notas. La luz entra por los ventanales del edificio del Instituto Mexicano de Cinematografía (IMCINE), donde la cineasta trabaja diario para llevar el séptimo arte a todo el país. En el marco del Segundo Día Nacional del Cine Mexicano, celebrado el pasado 15 de agosto, Novaro, directora del IMCINE, habló con Gatopardo sobre el rumbo que están tomando.
“El acceso a la cultura es un derecho de todos los mexicanos. Pero el acceso al cine desde hace tiempo ya no sucede de manera directa y fluida. Y entonces buscamos reconstruir esto”, explica. El IMCINE realizó una convocatoria de centros de exhibición independientes para que 200 espacios, en los 32 estados del país, pudieran proyectar 60 películas nacionales para el 15 de agosto. “No es una celebración ocasional, ni es una efeméride, sino es el lanzamiento de todo un programa y un diseño para buscar las maneras de reconstituir el diálogo entre el cine mexicano y su público”, sigue la cineasta.
El gran pilar del instituto es la democratización del cine. “Las empresas más fuertes de exhibición en nuestro país programan muy poco cine mexicano al mismo tiempo que se está haciendo más cine que nunca, es una contradicción muy fuerte”, explica Novaro. El cine mexicano está buscando esta reconexión, y la única manera de hacerlo es llevarlo a todos los rincones.
Cuenta que abrirán “una nueva convocatoria de Fidecine, para el apoyo de la producción de películas para público infantil y juvenil, así como descentralizar al propio IMCINE, con una dirección que desde principios de 2019 está funcionando desde Hermosillo [la dirección de Vinculación Regional y Comunitaria] para fortalecer los cines regionales”, dice Novaro. Se han implementado programas de doblaje en lenguas indígenas, traducción simultánea a lenguaje de señas y puntos de exhibición gratuita en todos los estados.
Novaro viene de y conoce las necesidades de la industria. Tiene una trayectoria de 40 años: ha dirigido, producido y escrito más de 20 películas, y ha sido docente de las escuelas de cine más importantes del país. “Cuando se me pidió encabezar el instituto, lo dudé, pero pensé que ahora me tocaba entrar a un instituto como éste, que es muy valioso y que hemos formado los propios cineastas durante años, pero que le hacía falta alguien que viniera de la comunidad”, explica Novaro.
En esta transición, su familia ha sido una fuerte inspiración y sueña un instituto que sus nietos y descendientes puedan disfrutar. “Espero dejar un IMCINE más horizontal, más abierto y amable en términos de relaciones laborales. Conectado con todas las áreas, los estudios y las escuelas, no sólo en la ciudad sino a nivel regional. La mayor riqueza que tenemos en México es nuestra diversidad cultural y ésta tiene que estar reflejada en la forma en la que nos representamos audiovisualmente”, finaliza Novaro, una mujer de cine.
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Las paredes de la oficina de María Novaro están llenas de notas. La luz entra por los ventanales del edificio del Instituto Mexicano de Cinematografía (IMCINE), donde la cineasta trabaja diario para llevar el séptimo arte a todo el país. En el marco del Segundo Día Nacional del Cine Mexicano, celebrado el pasado 15 de agosto, Novaro, directora del IMCINE, habló con Gatopardo sobre el rumbo que están tomando.
“El acceso a la cultura es un derecho de todos los mexicanos. Pero el acceso al cine desde hace tiempo ya no sucede de manera directa y fluida. Y entonces buscamos reconstruir esto”, explica. El IMCINE realizó una convocatoria de centros de exhibición independientes para que 200 espacios, en los 32 estados del país, pudieran proyectar 60 películas nacionales para el 15 de agosto. “No es una celebración ocasional, ni es una efeméride, sino es el lanzamiento de todo un programa y un diseño para buscar las maneras de reconstituir el diálogo entre el cine mexicano y su público”, sigue la cineasta.
El gran pilar del instituto es la democratización del cine. “Las empresas más fuertes de exhibición en nuestro país programan muy poco cine mexicano al mismo tiempo que se está haciendo más cine que nunca, es una contradicción muy fuerte”, explica Novaro. El cine mexicano está buscando esta reconexión, y la única manera de hacerlo es llevarlo a todos los rincones.
Cuenta que abrirán “una nueva convocatoria de Fidecine, para el apoyo de la producción de películas para público infantil y juvenil, así como descentralizar al propio IMCINE, con una dirección que desde principios de 2019 está funcionando desde Hermosillo [la dirección de Vinculación Regional y Comunitaria] para fortalecer los cines regionales”, dice Novaro. Se han implementado programas de doblaje en lenguas indígenas, traducción simultánea a lenguaje de señas y puntos de exhibición gratuita en todos los estados.
Novaro viene de y conoce las necesidades de la industria. Tiene una trayectoria de 40 años: ha dirigido, producido y escrito más de 20 películas, y ha sido docente de las escuelas de cine más importantes del país. “Cuando se me pidió encabezar el instituto, lo dudé, pero pensé que ahora me tocaba entrar a un instituto como éste, que es muy valioso y que hemos formado los propios cineastas durante años, pero que le hacía falta alguien que viniera de la comunidad”, explica Novaro.
En esta transición, su familia ha sido una fuerte inspiración y sueña un instituto que sus nietos y descendientes puedan disfrutar. “Espero dejar un IMCINE más horizontal, más abierto y amable en términos de relaciones laborales. Conectado con todas las áreas, los estudios y las escuelas, no sólo en la ciudad sino a nivel regional. La mayor riqueza que tenemos en México es nuestra diversidad cultural y ésta tiene que estar reflejada en la forma en la que nos representamos audiovisualmente”, finaliza Novaro, una mujer de cine.
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