Desde el estreno de Reservoir Dogs, Quentin Tarantino dejó claro su interés de poner al género de cabeza con un simple cambio al estereotipo: ésta es una película sobre un atraco, pero el atraco nunca se ve. Su filmografía no se alejó de esta constante: Django Unchained e Inglourious Basterds son películas sobre grupos históricamente violentados (esclavos afrodescendientes y judíos respectivamente), sólo que aquí son ellos quienes ejercen una brutal retribución mientras otros largometrajes generan en torno a ellos lástima o simpatía. Kill Bill es una película sobre una mujer artista marcial (algo visto en contadas películas japonesas o chinas) que también busca venganza; The Hateful 8 es un western que desechó el paisaje, elemento importante del género, en favor de una sola locación. Por su parte, en Pulp Fiction las cuestiones violentas y criminales son sustituidas por la trivialidad de lo cotidiano y por un enfoque en la cultura popular y la conversación. Quentin Tarantino es especialista en tomar de otros estilos, directores, y géneros en nombre del homenaje. Kill Bill es prácticamente una copia de Lady Snowblood y The Bride wore Black, mientras que Inglourious Basterds jamás escondió su inspiración de The Dirty Dozen. Su afición por el cine blaxploitation (películas de acción y crimen con personajes negros al centro) es evidente en películas como Jackie Brown o Django Unchained. Pero mientras todos estos trabajos enseñan sus cartas naturalmente, Pulp Fiction es claramente alusiva, pero difícil de anclar en una sola referencia.
John Travolta, Uma Thurman, Quentin Tarantino, Bruce Willis presentando Pulp Fiction en Cannes. Pulp Fiction perdura porque es un cúmulo de referencias y formas que ya se han visto una y otra vez, pero que están enterradas en capas y capas de estilo cinematográfico. El cine está plagado de historias de gangsters, boxeadores, asesinos y drogas, pero la audacia de Quentin Tarantino se encuentra en cómo decidió presentarlas: fuera de orden, exudando estilo musical y enfatizando la erudición cultural de estos matones. Desde su ópera prima, Tarantino entendió que los espectadores deben conectarse con los personajes, y el director establece este vínculo a través de conversaciones, que pueden ir desde shows de televisión, las particularidades del menú de McDonald’s, la importancia de un masaje de pies, la sensualidad femenina y perforaciones de cuerpo, entre muchas otras. Pulp Fiction tiene un fino sentido del humor. Varias reseñas de Cannes apuntan no sólo al escándalo que generó el contenido, sino a las risas que generó en el público. La película combinó sus referencias, humor y violencia con una maestría no antes vista. Este era un cine diferente y la época validó esta diferencia. En 1994, hace 25 años, el cine norteamericano estaba atravesando una inmensa transición hacia las producciones independientes. Empresas como Miramax, creada por productor ahora en desgracia Harvey Weinstein, apostaban a proyectos pequeños y emocionantes, cuyo costo reducido en producción prometía unas ganancias mayores. En esta década, gracias a populares iniciativas como el Festival de Sundance, estos productos tenían un escaparate ideal, donde las ideas de tamaño reducido, pero alto octanaje y originalidad, podían crecer y convertirse en monstruos de las taquillas e industria hollywoodense. Tarantino y muchos otros directores tuvieron la catapulta perfecta. Muchos directores como Steven Soderbergh o Richard Linklater tuvieron un exitoso salto y continúan realizando películas importantes, mientras que otros menos afortunados ya ni trabajan en la industria, y sus nombres son apenas recordados. Quentin Tarantino es el más exitoso de estos ejemplos. Incluso después de 1992, año de estreno de Reservoir Dogs, cada película del director se siente como un micro evento y una novedad, como algo que debe ser experimentado rápidamente. Si Reservoir Dogs fue la mecha del cine independiente, Pulp Fiction fue la explosión, la muestra pesada y ruidosa de que una producción reducida puede generar emociones y ganancias inmensas. El cine independiente existía desde hace décadas, con directores como Roger Corman o Samuel Arkoff, pero nunca ganó el nivel de respeto, prestigio y ganancias que alcanzó Tarantino. Pulp Fiction se estrenó en Cannes y ganó la Palma de Oro, el premio más importante. Su estreno unos meses después reventó la taquilla internacional, pues recaudó más de 200 millones de dólares con un presupuesto menor a los 10. Los estudios grandes hicieron subdivisiones para producción y distribución de películas independientes, varios de ellos (incluyendo Miramax) ya no existen o le dejaron este trabajo a otros estudios. Otro de los grandes ecos que generó esta película vino de su elenco, compuesto por nuevos talentos, estrellas cuyas carreras revivieron y actores ya establecidos. Pulp Fiction lanzó a una joven Uma Thurman cuando su carrera comenzaba, mientras que Bruce Willis —tras varios fracasos en taquilla— accedió a una paga mucho menor para aparecer en la película. El actor más sorprendente de la cinta es John Travolta, cuyo éxito en Saturday Night Fever, ya se había diluido y temía que su carrera ya hubiera terminado. sin embargo, el más beneficiado por este éxito fue sin duda Tarantino, cuya carrera adquirió un prestigio inusitado del que aún goza, con casi una carta blanca de libertad creativa para cualquier película. Pulp Fiction no sólo popularizó la violencia ultra estilizada con un soundtrack de fondo y volvió cool la brutalidad. De cierta forma, Pulp Fiction es una de las películas más influyentes de todos los tiempos, un retrato tallado a la antigua sobre coincidencias inexplicables y tipos duros. Una película que a pesar de ser convencional en cada faceta, es también excepcional de escena a escena, y así como ha logrado sostener su potencia a 25 años de su estreno, es más que probable que su vibra la mantenga vigente 25 más.
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Desde el estreno de Reservoir Dogs, Quentin Tarantino dejó claro su interés de poner al género de cabeza con un simple cambio al estereotipo: ésta es una película sobre un atraco, pero el atraco nunca se ve. Su filmografía no se alejó de esta constante: Django Unchained e Inglourious Basterds son películas sobre grupos históricamente violentados (esclavos afrodescendientes y judíos respectivamente), sólo que aquí son ellos quienes ejercen una brutal retribución mientras otros largometrajes generan en torno a ellos lástima o simpatía. Kill Bill es una película sobre una mujer artista marcial (algo visto en contadas películas japonesas o chinas) que también busca venganza; The Hateful 8 es un western que desechó el paisaje, elemento importante del género, en favor de una sola locación. Por su parte, en Pulp Fiction las cuestiones violentas y criminales son sustituidas por la trivialidad de lo cotidiano y por un enfoque en la cultura popular y la conversación. Quentin Tarantino es especialista en tomar de otros estilos, directores, y géneros en nombre del homenaje. Kill Bill es prácticamente una copia de Lady Snowblood y The Bride wore Black, mientras que Inglourious Basterds jamás escondió su inspiración de The Dirty Dozen. Su afición por el cine blaxploitation (películas de acción y crimen con personajes negros al centro) es evidente en películas como Jackie Brown o Django Unchained. Pero mientras todos estos trabajos enseñan sus cartas naturalmente, Pulp Fiction es claramente alusiva, pero difícil de anclar en una sola referencia.
John Travolta, Uma Thurman, Quentin Tarantino, Bruce Willis presentando Pulp Fiction en Cannes. Pulp Fiction perdura porque es un cúmulo de referencias y formas que ya se han visto una y otra vez, pero que están enterradas en capas y capas de estilo cinematográfico. El cine está plagado de historias de gangsters, boxeadores, asesinos y drogas, pero la audacia de Quentin Tarantino se encuentra en cómo decidió presentarlas: fuera de orden, exudando estilo musical y enfatizando la erudición cultural de estos matones. Desde su ópera prima, Tarantino entendió que los espectadores deben conectarse con los personajes, y el director establece este vínculo a través de conversaciones, que pueden ir desde shows de televisión, las particularidades del menú de McDonald’s, la importancia de un masaje de pies, la sensualidad femenina y perforaciones de cuerpo, entre muchas otras. Pulp Fiction tiene un fino sentido del humor. Varias reseñas de Cannes apuntan no sólo al escándalo que generó el contenido, sino a las risas que generó en el público. La película combinó sus referencias, humor y violencia con una maestría no antes vista. Este era un cine diferente y la época validó esta diferencia. En 1994, hace 25 años, el cine norteamericano estaba atravesando una inmensa transición hacia las producciones independientes. Empresas como Miramax, creada por productor ahora en desgracia Harvey Weinstein, apostaban a proyectos pequeños y emocionantes, cuyo costo reducido en producción prometía unas ganancias mayores. En esta década, gracias a populares iniciativas como el Festival de Sundance, estos productos tenían un escaparate ideal, donde las ideas de tamaño reducido, pero alto octanaje y originalidad, podían crecer y convertirse en monstruos de las taquillas e industria hollywoodense. Tarantino y muchos otros directores tuvieron la catapulta perfecta. Muchos directores como Steven Soderbergh o Richard Linklater tuvieron un exitoso salto y continúan realizando películas importantes, mientras que otros menos afortunados ya ni trabajan en la industria, y sus nombres son apenas recordados. Quentin Tarantino es el más exitoso de estos ejemplos. Incluso después de 1992, año de estreno de Reservoir Dogs, cada película del director se siente como un micro evento y una novedad, como algo que debe ser experimentado rápidamente. Si Reservoir Dogs fue la mecha del cine independiente, Pulp Fiction fue la explosión, la muestra pesada y ruidosa de que una producción reducida puede generar emociones y ganancias inmensas. El cine independiente existía desde hace décadas, con directores como Roger Corman o Samuel Arkoff, pero nunca ganó el nivel de respeto, prestigio y ganancias que alcanzó Tarantino. Pulp Fiction se estrenó en Cannes y ganó la Palma de Oro, el premio más importante. Su estreno unos meses después reventó la taquilla internacional, pues recaudó más de 200 millones de dólares con un presupuesto menor a los 10. Los estudios grandes hicieron subdivisiones para producción y distribución de películas independientes, varios de ellos (incluyendo Miramax) ya no existen o le dejaron este trabajo a otros estudios. Otro de los grandes ecos que generó esta película vino de su elenco, compuesto por nuevos talentos, estrellas cuyas carreras revivieron y actores ya establecidos. Pulp Fiction lanzó a una joven Uma Thurman cuando su carrera comenzaba, mientras que Bruce Willis —tras varios fracasos en taquilla— accedió a una paga mucho menor para aparecer en la película. El actor más sorprendente de la cinta es John Travolta, cuyo éxito en Saturday Night Fever, ya se había diluido y temía que su carrera ya hubiera terminado. sin embargo, el más beneficiado por este éxito fue sin duda Tarantino, cuya carrera adquirió un prestigio inusitado del que aún goza, con casi una carta blanca de libertad creativa para cualquier película. Pulp Fiction no sólo popularizó la violencia ultra estilizada con un soundtrack de fondo y volvió cool la brutalidad. De cierta forma, Pulp Fiction es una de las películas más influyentes de todos los tiempos, un retrato tallado a la antigua sobre coincidencias inexplicables y tipos duros. Una película que a pesar de ser convencional en cada faceta, es también excepcional de escena a escena, y así como ha logrado sostener su potencia a 25 años de su estreno, es más que probable que su vibra la mantenga vigente 25 más.
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John Travolta, Uma Thurman, Quentin Tarantino, Bruce Willis presentando Pulp Fiction en Cannes. Pulp Fiction perdura porque es un cúmulo de referencias y formas que ya se han visto una y otra vez, pero que están enterradas en capas y capas de estilo cinematográfico. El cine está plagado de historias de gangsters, boxeadores, asesinos y drogas, pero la audacia de Quentin Tarantino se encuentra en cómo decidió presentarlas: fuera de orden, exudando estilo musical y enfatizando la erudición cultural de estos matones. Desde su ópera prima, Tarantino entendió que los espectadores deben conectarse con los personajes, y el director establece este vínculo a través de conversaciones, que pueden ir desde shows de televisión, las particularidades del menú de McDonald’s, la importancia de un masaje de pies, la sensualidad femenina y perforaciones de cuerpo, entre muchas otras. Pulp Fiction tiene un fino sentido del humor. Varias reseñas de Cannes apuntan no sólo al escándalo que generó el contenido, sino a las risas que generó en el público. La película combinó sus referencias, humor y violencia con una maestría no antes vista. Este era un cine diferente y la época validó esta diferencia. En 1994, hace 25 años, el cine norteamericano estaba atravesando una inmensa transición hacia las producciones independientes. Empresas como Miramax, creada por productor ahora en desgracia Harvey Weinstein, apostaban a proyectos pequeños y emocionantes, cuyo costo reducido en producción prometía unas ganancias mayores. En esta década, gracias a populares iniciativas como el Festival de Sundance, estos productos tenían un escaparate ideal, donde las ideas de tamaño reducido, pero alto octanaje y originalidad, podían crecer y convertirse en monstruos de las taquillas e industria hollywoodense. Tarantino y muchos otros directores tuvieron la catapulta perfecta. Muchos directores como Steven Soderbergh o Richard Linklater tuvieron un exitoso salto y continúan realizando películas importantes, mientras que otros menos afortunados ya ni trabajan en la industria, y sus nombres son apenas recordados. Quentin Tarantino es el más exitoso de estos ejemplos. Incluso después de 1992, año de estreno de Reservoir Dogs, cada película del director se siente como un micro evento y una novedad, como algo que debe ser experimentado rápidamente. Si Reservoir Dogs fue la mecha del cine independiente, Pulp Fiction fue la explosión, la muestra pesada y ruidosa de que una producción reducida puede generar emociones y ganancias inmensas. El cine independiente existía desde hace décadas, con directores como Roger Corman o Samuel Arkoff, pero nunca ganó el nivel de respeto, prestigio y ganancias que alcanzó Tarantino. Pulp Fiction se estrenó en Cannes y ganó la Palma de Oro, el premio más importante. Su estreno unos meses después reventó la taquilla internacional, pues recaudó más de 200 millones de dólares con un presupuesto menor a los 10. Los estudios grandes hicieron subdivisiones para producción y distribución de películas independientes, varios de ellos (incluyendo Miramax) ya no existen o le dejaron este trabajo a otros estudios. Otro de los grandes ecos que generó esta película vino de su elenco, compuesto por nuevos talentos, estrellas cuyas carreras revivieron y actores ya establecidos. Pulp Fiction lanzó a una joven Uma Thurman cuando su carrera comenzaba, mientras que Bruce Willis —tras varios fracasos en taquilla— accedió a una paga mucho menor para aparecer en la película. El actor más sorprendente de la cinta es John Travolta, cuyo éxito en Saturday Night Fever, ya se había diluido y temía que su carrera ya hubiera terminado. sin embargo, el más beneficiado por este éxito fue sin duda Tarantino, cuya carrera adquirió un prestigio inusitado del que aún goza, con casi una carta blanca de libertad creativa para cualquier película. Pulp Fiction no sólo popularizó la violencia ultra estilizada con un soundtrack de fondo y volvió cool la brutalidad. De cierta forma, Pulp Fiction es una de las películas más influyentes de todos los tiempos, un retrato tallado a la antigua sobre coincidencias inexplicables y tipos duros. Una película que a pesar de ser convencional en cada faceta, es también excepcional de escena a escena, y así como ha logrado sostener su potencia a 25 años de su estreno, es más que probable que su vibra la mantenga vigente 25 más.
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Desde el estreno de Reservoir Dogs, Quentin Tarantino dejó claro su interés de poner al género de cabeza con un simple cambio al estereotipo: ésta es una película sobre un atraco, pero el atraco nunca se ve. Su filmografía no se alejó de esta constante: Django Unchained e Inglourious Basterds son películas sobre grupos históricamente violentados (esclavos afrodescendientes y judíos respectivamente), sólo que aquí son ellos quienes ejercen una brutal retribución mientras otros largometrajes generan en torno a ellos lástima o simpatía. Kill Bill es una película sobre una mujer artista marcial (algo visto en contadas películas japonesas o chinas) que también busca venganza; The Hateful 8 es un western que desechó el paisaje, elemento importante del género, en favor de una sola locación. Por su parte, en Pulp Fiction las cuestiones violentas y criminales son sustituidas por la trivialidad de lo cotidiano y por un enfoque en la cultura popular y la conversación. Quentin Tarantino es especialista en tomar de otros estilos, directores, y géneros en nombre del homenaje. Kill Bill es prácticamente una copia de Lady Snowblood y The Bride wore Black, mientras que Inglourious Basterds jamás escondió su inspiración de The Dirty Dozen. Su afición por el cine blaxploitation (películas de acción y crimen con personajes negros al centro) es evidente en películas como Jackie Brown o Django Unchained. Pero mientras todos estos trabajos enseñan sus cartas naturalmente, Pulp Fiction es claramente alusiva, pero difícil de anclar en una sola referencia.
John Travolta, Uma Thurman, Quentin Tarantino, Bruce Willis presentando Pulp Fiction en Cannes. Pulp Fiction perdura porque es un cúmulo de referencias y formas que ya se han visto una y otra vez, pero que están enterradas en capas y capas de estilo cinematográfico. El cine está plagado de historias de gangsters, boxeadores, asesinos y drogas, pero la audacia de Quentin Tarantino se encuentra en cómo decidió presentarlas: fuera de orden, exudando estilo musical y enfatizando la erudición cultural de estos matones. Desde su ópera prima, Tarantino entendió que los espectadores deben conectarse con los personajes, y el director establece este vínculo a través de conversaciones, que pueden ir desde shows de televisión, las particularidades del menú de McDonald’s, la importancia de un masaje de pies, la sensualidad femenina y perforaciones de cuerpo, entre muchas otras. Pulp Fiction tiene un fino sentido del humor. Varias reseñas de Cannes apuntan no sólo al escándalo que generó el contenido, sino a las risas que generó en el público. La película combinó sus referencias, humor y violencia con una maestría no antes vista. Este era un cine diferente y la época validó esta diferencia. En 1994, hace 25 años, el cine norteamericano estaba atravesando una inmensa transición hacia las producciones independientes. Empresas como Miramax, creada por productor ahora en desgracia Harvey Weinstein, apostaban a proyectos pequeños y emocionantes, cuyo costo reducido en producción prometía unas ganancias mayores. En esta década, gracias a populares iniciativas como el Festival de Sundance, estos productos tenían un escaparate ideal, donde las ideas de tamaño reducido, pero alto octanaje y originalidad, podían crecer y convertirse en monstruos de las taquillas e industria hollywoodense. Tarantino y muchos otros directores tuvieron la catapulta perfecta. Muchos directores como Steven Soderbergh o Richard Linklater tuvieron un exitoso salto y continúan realizando películas importantes, mientras que otros menos afortunados ya ni trabajan en la industria, y sus nombres son apenas recordados. Quentin Tarantino es el más exitoso de estos ejemplos. Incluso después de 1992, año de estreno de Reservoir Dogs, cada película del director se siente como un micro evento y una novedad, como algo que debe ser experimentado rápidamente. Si Reservoir Dogs fue la mecha del cine independiente, Pulp Fiction fue la explosión, la muestra pesada y ruidosa de que una producción reducida puede generar emociones y ganancias inmensas. El cine independiente existía desde hace décadas, con directores como Roger Corman o Samuel Arkoff, pero nunca ganó el nivel de respeto, prestigio y ganancias que alcanzó Tarantino. Pulp Fiction se estrenó en Cannes y ganó la Palma de Oro, el premio más importante. Su estreno unos meses después reventó la taquilla internacional, pues recaudó más de 200 millones de dólares con un presupuesto menor a los 10. Los estudios grandes hicieron subdivisiones para producción y distribución de películas independientes, varios de ellos (incluyendo Miramax) ya no existen o le dejaron este trabajo a otros estudios. Otro de los grandes ecos que generó esta película vino de su elenco, compuesto por nuevos talentos, estrellas cuyas carreras revivieron y actores ya establecidos. Pulp Fiction lanzó a una joven Uma Thurman cuando su carrera comenzaba, mientras que Bruce Willis —tras varios fracasos en taquilla— accedió a una paga mucho menor para aparecer en la película. El actor más sorprendente de la cinta es John Travolta, cuyo éxito en Saturday Night Fever, ya se había diluido y temía que su carrera ya hubiera terminado. sin embargo, el más beneficiado por este éxito fue sin duda Tarantino, cuya carrera adquirió un prestigio inusitado del que aún goza, con casi una carta blanca de libertad creativa para cualquier película. Pulp Fiction no sólo popularizó la violencia ultra estilizada con un soundtrack de fondo y volvió cool la brutalidad. De cierta forma, Pulp Fiction es una de las películas más influyentes de todos los tiempos, un retrato tallado a la antigua sobre coincidencias inexplicables y tipos duros. Una película que a pesar de ser convencional en cada faceta, es también excepcional de escena a escena, y así como ha logrado sostener su potencia a 25 años de su estreno, es más que probable que su vibra la mantenga vigente 25 más.
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Pulp Fiction es de las películas más extraordinarias de los 90
Desde el estreno de Reservoir Dogs, Quentin Tarantino dejó claro su interés de poner al género de cabeza con un simple cambio al estereotipo: ésta es una película sobre un atraco, pero el atraco nunca se ve. Su filmografía no se alejó de esta constante: Django Unchained e Inglourious Basterds son películas sobre grupos históricamente violentados (esclavos afrodescendientes y judíos respectivamente), sólo que aquí son ellos quienes ejercen una brutal retribución mientras otros largometrajes generan en torno a ellos lástima o simpatía. Kill Bill es una película sobre una mujer artista marcial (algo visto en contadas películas japonesas o chinas) que también busca venganza; The Hateful 8 es un western que desechó el paisaje, elemento importante del género, en favor de una sola locación. Por su parte, en Pulp Fiction las cuestiones violentas y criminales son sustituidas por la trivialidad de lo cotidiano y por un enfoque en la cultura popular y la conversación. Quentin Tarantino es especialista en tomar de otros estilos, directores, y géneros en nombre del homenaje. Kill Bill es prácticamente una copia de Lady Snowblood y The Bride wore Black, mientras que Inglourious Basterds jamás escondió su inspiración de The Dirty Dozen. Su afición por el cine blaxploitation (películas de acción y crimen con personajes negros al centro) es evidente en películas como Jackie Brown o Django Unchained. Pero mientras todos estos trabajos enseñan sus cartas naturalmente, Pulp Fiction es claramente alusiva, pero difícil de anclar en una sola referencia.
John Travolta, Uma Thurman, Quentin Tarantino, Bruce Willis presentando Pulp Fiction en Cannes. Pulp Fiction perdura porque es un cúmulo de referencias y formas que ya se han visto una y otra vez, pero que están enterradas en capas y capas de estilo cinematográfico. El cine está plagado de historias de gangsters, boxeadores, asesinos y drogas, pero la audacia de Quentin Tarantino se encuentra en cómo decidió presentarlas: fuera de orden, exudando estilo musical y enfatizando la erudición cultural de estos matones. Desde su ópera prima, Tarantino entendió que los espectadores deben conectarse con los personajes, y el director establece este vínculo a través de conversaciones, que pueden ir desde shows de televisión, las particularidades del menú de McDonald’s, la importancia de un masaje de pies, la sensualidad femenina y perforaciones de cuerpo, entre muchas otras. Pulp Fiction tiene un fino sentido del humor. Varias reseñas de Cannes apuntan no sólo al escándalo que generó el contenido, sino a las risas que generó en el público. La película combinó sus referencias, humor y violencia con una maestría no antes vista. Este era un cine diferente y la época validó esta diferencia. En 1994, hace 25 años, el cine norteamericano estaba atravesando una inmensa transición hacia las producciones independientes. Empresas como Miramax, creada por productor ahora en desgracia Harvey Weinstein, apostaban a proyectos pequeños y emocionantes, cuyo costo reducido en producción prometía unas ganancias mayores. En esta década, gracias a populares iniciativas como el Festival de Sundance, estos productos tenían un escaparate ideal, donde las ideas de tamaño reducido, pero alto octanaje y originalidad, podían crecer y convertirse en monstruos de las taquillas e industria hollywoodense. Tarantino y muchos otros directores tuvieron la catapulta perfecta. Muchos directores como Steven Soderbergh o Richard Linklater tuvieron un exitoso salto y continúan realizando películas importantes, mientras que otros menos afortunados ya ni trabajan en la industria, y sus nombres son apenas recordados. Quentin Tarantino es el más exitoso de estos ejemplos. Incluso después de 1992, año de estreno de Reservoir Dogs, cada película del director se siente como un micro evento y una novedad, como algo que debe ser experimentado rápidamente. Si Reservoir Dogs fue la mecha del cine independiente, Pulp Fiction fue la explosión, la muestra pesada y ruidosa de que una producción reducida puede generar emociones y ganancias inmensas. El cine independiente existía desde hace décadas, con directores como Roger Corman o Samuel Arkoff, pero nunca ganó el nivel de respeto, prestigio y ganancias que alcanzó Tarantino. Pulp Fiction se estrenó en Cannes y ganó la Palma de Oro, el premio más importante. Su estreno unos meses después reventó la taquilla internacional, pues recaudó más de 200 millones de dólares con un presupuesto menor a los 10. Los estudios grandes hicieron subdivisiones para producción y distribución de películas independientes, varios de ellos (incluyendo Miramax) ya no existen o le dejaron este trabajo a otros estudios. Otro de los grandes ecos que generó esta película vino de su elenco, compuesto por nuevos talentos, estrellas cuyas carreras revivieron y actores ya establecidos. Pulp Fiction lanzó a una joven Uma Thurman cuando su carrera comenzaba, mientras que Bruce Willis —tras varios fracasos en taquilla— accedió a una paga mucho menor para aparecer en la película. El actor más sorprendente de la cinta es John Travolta, cuyo éxito en Saturday Night Fever, ya se había diluido y temía que su carrera ya hubiera terminado. sin embargo, el más beneficiado por este éxito fue sin duda Tarantino, cuya carrera adquirió un prestigio inusitado del que aún goza, con casi una carta blanca de libertad creativa para cualquier película. Pulp Fiction no sólo popularizó la violencia ultra estilizada con un soundtrack de fondo y volvió cool la brutalidad. De cierta forma, Pulp Fiction es una de las películas más influyentes de todos los tiempos, un retrato tallado a la antigua sobre coincidencias inexplicables y tipos duros. Una película que a pesar de ser convencional en cada faceta, es también excepcional de escena a escena, y así como ha logrado sostener su potencia a 25 años de su estreno, es más que probable que su vibra la mantenga vigente 25 más.
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John Travolta, Uma Thurman, Quentin Tarantino, Bruce Willis presentando Pulp Fiction en Cannes. Pulp Fiction perdura porque es un cúmulo de referencias y formas que ya se han visto una y otra vez, pero que están enterradas en capas y capas de estilo cinematográfico. El cine está plagado de historias de gangsters, boxeadores, asesinos y drogas, pero la audacia de Quentin Tarantino se encuentra en cómo decidió presentarlas: fuera de orden, exudando estilo musical y enfatizando la erudición cultural de estos matones. Desde su ópera prima, Tarantino entendió que los espectadores deben conectarse con los personajes, y el director establece este vínculo a través de conversaciones, que pueden ir desde shows de televisión, las particularidades del menú de McDonald’s, la importancia de un masaje de pies, la sensualidad femenina y perforaciones de cuerpo, entre muchas otras. Pulp Fiction tiene un fino sentido del humor. Varias reseñas de Cannes apuntan no sólo al escándalo que generó el contenido, sino a las risas que generó en el público. La película combinó sus referencias, humor y violencia con una maestría no antes vista. Este era un cine diferente y la época validó esta diferencia. En 1994, hace 25 años, el cine norteamericano estaba atravesando una inmensa transición hacia las producciones independientes. Empresas como Miramax, creada por productor ahora en desgracia Harvey Weinstein, apostaban a proyectos pequeños y emocionantes, cuyo costo reducido en producción prometía unas ganancias mayores. En esta década, gracias a populares iniciativas como el Festival de Sundance, estos productos tenían un escaparate ideal, donde las ideas de tamaño reducido, pero alto octanaje y originalidad, podían crecer y convertirse en monstruos de las taquillas e industria hollywoodense. Tarantino y muchos otros directores tuvieron la catapulta perfecta. Muchos directores como Steven Soderbergh o Richard Linklater tuvieron un exitoso salto y continúan realizando películas importantes, mientras que otros menos afortunados ya ni trabajan en la industria, y sus nombres son apenas recordados. Quentin Tarantino es el más exitoso de estos ejemplos. Incluso después de 1992, año de estreno de Reservoir Dogs, cada película del director se siente como un micro evento y una novedad, como algo que debe ser experimentado rápidamente. Si Reservoir Dogs fue la mecha del cine independiente, Pulp Fiction fue la explosión, la muestra pesada y ruidosa de que una producción reducida puede generar emociones y ganancias inmensas. El cine independiente existía desde hace décadas, con directores como Roger Corman o Samuel Arkoff, pero nunca ganó el nivel de respeto, prestigio y ganancias que alcanzó Tarantino. Pulp Fiction se estrenó en Cannes y ganó la Palma de Oro, el premio más importante. Su estreno unos meses después reventó la taquilla internacional, pues recaudó más de 200 millones de dólares con un presupuesto menor a los 10. Los estudios grandes hicieron subdivisiones para producción y distribución de películas independientes, varios de ellos (incluyendo Miramax) ya no existen o le dejaron este trabajo a otros estudios. Otro de los grandes ecos que generó esta película vino de su elenco, compuesto por nuevos talentos, estrellas cuyas carreras revivieron y actores ya establecidos. Pulp Fiction lanzó a una joven Uma Thurman cuando su carrera comenzaba, mientras que Bruce Willis —tras varios fracasos en taquilla— accedió a una paga mucho menor para aparecer en la película. El actor más sorprendente de la cinta es John Travolta, cuyo éxito en Saturday Night Fever, ya se había diluido y temía que su carrera ya hubiera terminado. sin embargo, el más beneficiado por este éxito fue sin duda Tarantino, cuya carrera adquirió un prestigio inusitado del que aún goza, con casi una carta blanca de libertad creativa para cualquier película. Pulp Fiction no sólo popularizó la violencia ultra estilizada con un soundtrack de fondo y volvió cool la brutalidad. De cierta forma, Pulp Fiction es una de las películas más influyentes de todos los tiempos, un retrato tallado a la antigua sobre coincidencias inexplicables y tipos duros. Una película que a pesar de ser convencional en cada faceta, es también excepcional de escena a escena, y así como ha logrado sostener su potencia a 25 años de su estreno, es más que probable que su vibra la mantenga vigente 25 más.
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