Luego de abandonar Cuba en 2015 y llegar a México, Carlos Manuel Álvarez se ha dedicado a tejer una obra que, entre la crónica y la ficción, mira a la isla no desde el enfado sino a través de la palabra que la nutre. Fundó El Estornudo, revista independiente de periodismo narrativo —y la primera de la isla—, entre un grupo de amigos periodistas, buena parte de ellos aún en La Habana, otros en Miami y el resto en alguna ciudad de paso.
En los últimos años ha confirmado que, como escritor, “tiene el deber de manejar una lengua que pueda desbordar el terreno de lo real que está contando, que amplíe el territorio. De lo contrario, uno sería sólo un notario”, explica Álvarez.
Publicó La tribu (2017), que consistía en la recopilación de crónicas sobre la isla, y Los caídos (2018), su primera novela, donde no sólo están retratadas las noches de calor de una escena caribeña, sino también el sentimiento de algo infinitamente humano que nos involucra y nos hace sentir la carne de los hechos.
Es su capacidad de comunicar, acompañada de una prosa exquisita, lo que lo convierte en uno de los escritores más propositivos del continente.
No items found.
No items found.
No items found.
No items found.
Un escritor debe ampliar el terreno de lo real que está contando. De lo contrario, sería un notario.
Luego de abandonar Cuba en 2015 y llegar a México, Carlos Manuel Álvarez se ha dedicado a tejer una obra que, entre la crónica y la ficción, mira a la isla no desde el enfado sino a través de la palabra que la nutre. Fundó El Estornudo, revista independiente de periodismo narrativo —y la primera de la isla—, entre un grupo de amigos periodistas, buena parte de ellos aún en La Habana, otros en Miami y el resto en alguna ciudad de paso.
En los últimos años ha confirmado que, como escritor, “tiene el deber de manejar una lengua que pueda desbordar el terreno de lo real que está contando, que amplíe el territorio. De lo contrario, uno sería sólo un notario”, explica Álvarez.
Publicó La tribu (2017), que consistía en la recopilación de crónicas sobre la isla, y Los caídos (2018), su primera novela, donde no sólo están retratadas las noches de calor de una escena caribeña, sino también el sentimiento de algo infinitamente humano que nos involucra y nos hace sentir la carne de los hechos.
Es su capacidad de comunicar, acompañada de una prosa exquisita, lo que lo convierte en uno de los escritores más propositivos del continente.
Un escritor debe ampliar el terreno de lo real que está contando. De lo contrario, sería un notario.
Luego de abandonar Cuba en 2015 y llegar a México, Carlos Manuel Álvarez se ha dedicado a tejer una obra que, entre la crónica y la ficción, mira a la isla no desde el enfado sino a través de la palabra que la nutre. Fundó El Estornudo, revista independiente de periodismo narrativo —y la primera de la isla—, entre un grupo de amigos periodistas, buena parte de ellos aún en La Habana, otros en Miami y el resto en alguna ciudad de paso.
En los últimos años ha confirmado que, como escritor, “tiene el deber de manejar una lengua que pueda desbordar el terreno de lo real que está contando, que amplíe el territorio. De lo contrario, uno sería sólo un notario”, explica Álvarez.
Publicó La tribu (2017), que consistía en la recopilación de crónicas sobre la isla, y Los caídos (2018), su primera novela, donde no sólo están retratadas las noches de calor de una escena caribeña, sino también el sentimiento de algo infinitamente humano que nos involucra y nos hace sentir la carne de los hechos.
Es su capacidad de comunicar, acompañada de una prosa exquisita, lo que lo convierte en uno de los escritores más propositivos del continente.
Un escritor debe ampliar el terreno de lo real que está contando. De lo contrario, sería un notario.
Luego de abandonar Cuba en 2015 y llegar a México, Carlos Manuel Álvarez se ha dedicado a tejer una obra que, entre la crónica y la ficción, mira a la isla no desde el enfado sino a través de la palabra que la nutre. Fundó El Estornudo, revista independiente de periodismo narrativo —y la primera de la isla—, entre un grupo de amigos periodistas, buena parte de ellos aún en La Habana, otros en Miami y el resto en alguna ciudad de paso.
En los últimos años ha confirmado que, como escritor, “tiene el deber de manejar una lengua que pueda desbordar el terreno de lo real que está contando, que amplíe el territorio. De lo contrario, uno sería sólo un notario”, explica Álvarez.
Publicó La tribu (2017), que consistía en la recopilación de crónicas sobre la isla, y Los caídos (2018), su primera novela, donde no sólo están retratadas las noches de calor de una escena caribeña, sino también el sentimiento de algo infinitamente humano que nos involucra y nos hace sentir la carne de los hechos.
Es su capacidad de comunicar, acompañada de una prosa exquisita, lo que lo convierte en uno de los escritores más propositivos del continente.
Un escritor debe ampliar el terreno de lo real que está contando. De lo contrario, sería un notario.
Luego de abandonar Cuba en 2015 y llegar a México, Carlos Manuel Álvarez se ha dedicado a tejer una obra que, entre la crónica y la ficción, mira a la isla no desde el enfado sino a través de la palabra que la nutre. Fundó El Estornudo, revista independiente de periodismo narrativo —y la primera de la isla—, entre un grupo de amigos periodistas, buena parte de ellos aún en La Habana, otros en Miami y el resto en alguna ciudad de paso.
En los últimos años ha confirmado que, como escritor, “tiene el deber de manejar una lengua que pueda desbordar el terreno de lo real que está contando, que amplíe el territorio. De lo contrario, uno sería sólo un notario”, explica Álvarez.
Publicó La tribu (2017), que consistía en la recopilación de crónicas sobre la isla, y Los caídos (2018), su primera novela, donde no sólo están retratadas las noches de calor de una escena caribeña, sino también el sentimiento de algo infinitamente humano que nos involucra y nos hace sentir la carne de los hechos.
Es su capacidad de comunicar, acompañada de una prosa exquisita, lo que lo convierte en uno de los escritores más propositivos del continente.
Luego de abandonar Cuba en 2015 y llegar a México, Carlos Manuel Álvarez se ha dedicado a tejer una obra que, entre la crónica y la ficción, mira a la isla no desde el enfado sino a través de la palabra que la nutre. Fundó El Estornudo, revista independiente de periodismo narrativo —y la primera de la isla—, entre un grupo de amigos periodistas, buena parte de ellos aún en La Habana, otros en Miami y el resto en alguna ciudad de paso.
En los últimos años ha confirmado que, como escritor, “tiene el deber de manejar una lengua que pueda desbordar el terreno de lo real que está contando, que amplíe el territorio. De lo contrario, uno sería sólo un notario”, explica Álvarez.
Publicó La tribu (2017), que consistía en la recopilación de crónicas sobre la isla, y Los caídos (2018), su primera novela, donde no sólo están retratadas las noches de calor de una escena caribeña, sino también el sentimiento de algo infinitamente humano que nos involucra y nos hace sentir la carne de los hechos.
Es su capacidad de comunicar, acompañada de una prosa exquisita, lo que lo convierte en uno de los escritores más propositivos del continente.
No items found.