¿Qué es lo que imaginamos cuando escuchamos que algo es "mexicano"? Colores vibrantes, patrones tradicionales y diseños con movimiento. En el ámbito de la moda, la diseñadora Cynthia Buttenklepper concibe la estética mexicana como una mucho más allá de los clásicos bordados o flequillos.
Como sucede con el arte o la música, y como toda expresión cultural, la moda nos habla de un punto específico en el tiempo y el espacio. Comprendemos qué pieza es nuestra cuando podemos decodificar los símbolos de su diseño: un tejido geométrico, el rosa mexicano, los flequillos de un rebozo; la moda mexicana es mexicana porque podemos identificar la estética que ya interiorizamos. Aun cuando cada parte del país es diferente, hay pistas y guiños que apuntan hacia una estética nacional. Hoy, nuestro diseño parece oscilar entre una estética arraigada en las tradiciones y una que se separa de ellas por completo. ¿Qué hace “mexicana” a una prenda? Cynthia
Buttenklepper, una de las exponentes más fuertes de la moda en el país, habla con Gatopardo a propósito de esta pregunta, sobre la universalidad de su diseño y lo que le depara el futuro a nuestra industria. estudió en el Istituto Europeo di Design en Barcelona y trabajó en Estambul. “La verdad es que nunca fue mi plan tener una marca propia. Me gradué justo en el 2008, cuando fue todo lo de la crisis, entonces no había trabajo en el extranjero. Regresé a México y, pues, tampoco había. Una de las desventajas de estudiar fuera es que tampoco haces contactos aquí. Así que comencé haciendo prendas en la máquina de mi mamá”, explica la diseñadora, quien lanzó su marca homónima en 2011. Hasta ahora, ha presentado 13 colecciones y ha participado en las plataformas más grandes de la moda en el país, como el Mercedes Benz Fashion Week. Sus siluetas son estructuradas, arriesgadas y auténticas. Sus diseños se encuentran entre lo explícitamente mexicano y lo universal.
En contra de una producción y estética masivas, Buttenklepper apuesta por un diseño genuino: utiliza procesos más lentos, como bocetar o cortar toda la seda a mano y, aunque la industria exige un nivel de mecanización para poder crecer, la esencia de la marca ha permanecido. “La moda en México es muy nueva. Vestimenta siempre ha existido, pero la moda en sí, como industria, no tiene mucho tiempo, como en otros países”, explica. De hecho, la moda mexicana se ha encontrado con un obstáculo invisible. En la mayoría de las áreas culturales, como la gastronomía, el cine, las artes, la arquitectura o el diseño, el país ha logrado romper y superar expectativas. Lo mexicano se ha vuelto universal. “El diseño de interiores [mexicano] ya no son corazones rojos de Frida Kahlo o cojines de telar, y la arquitectura ya tampoco son las paredes rosas mexicano de Barragán. Creo que se tiene que crear algo verdaderamente contemporáneo dentro del diseño de moda mexicano, como se ha hecho en otros ámbitos”, sigue la diseñadora.
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“Si hay algo nacional dentro de mis diseños, es algo que se da inherentemente; si la gente lo encuentra y se identifica, pues qué bueno. Mis prendas están enfocadas en las necesidades de mis clientes; quiero crear algo verdaderamente contemporáneo, para las personas que viven ahorita”, explica. El futuro de la moda en el país se ve claro pero, para la diseñadora, es una carrera de largo aliento. “La parte estructural del negocio, la fabricación y comercialización, el construir una marca como tal; que la gente la conozca, que vaya evolucionando... eso lleva muchos años. Las marcas que van a estar ahí son las que saben que esto es algo a lo que le van a tener que dedicar 20 o 30 años de su vida”, sigue.
En su décimo año como marca, parece que Cynthia Buttenklepper hubiera regresado al primero: la situación económica derivada de la pandemia ha forzado a reflexionar y reestructurar todo el sector. A pesar de esto, mantiene una actitud positiva. Sus planes no han frenado del todo: próximamente, ella y su equipo abrirán una tienda física. “Estoy muy comprometida con lo que estoy haciendo. Esto es lo que llevo haciendo 10 años y es lo que se supone que voy a hacer a futuro. Todo mundo dice que de las crisis también salen muchas oportunidades, así que veremos...”, finaliza, con la mirada en el futuro.
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¿Qué es lo que imaginamos cuando escuchamos que algo es "mexicano"? Colores vibrantes, patrones tradicionales y diseños con movimiento. En el ámbito de la moda, la diseñadora Cynthia Buttenklepper concibe la estética mexicana como una mucho más allá de los clásicos bordados o flequillos.
Como sucede con el arte o la música, y como toda expresión cultural, la moda nos habla de un punto específico en el tiempo y el espacio. Comprendemos qué pieza es nuestra cuando podemos decodificar los símbolos de su diseño: un tejido geométrico, el rosa mexicano, los flequillos de un rebozo; la moda mexicana es mexicana porque podemos identificar la estética que ya interiorizamos. Aun cuando cada parte del país es diferente, hay pistas y guiños que apuntan hacia una estética nacional. Hoy, nuestro diseño parece oscilar entre una estética arraigada en las tradiciones y una que se separa de ellas por completo. ¿Qué hace “mexicana” a una prenda? Cynthia
Buttenklepper, una de las exponentes más fuertes de la moda en el país, habla con Gatopardo a propósito de esta pregunta, sobre la universalidad de su diseño y lo que le depara el futuro a nuestra industria. estudió en el Istituto Europeo di Design en Barcelona y trabajó en Estambul. “La verdad es que nunca fue mi plan tener una marca propia. Me gradué justo en el 2008, cuando fue todo lo de la crisis, entonces no había trabajo en el extranjero. Regresé a México y, pues, tampoco había. Una de las desventajas de estudiar fuera es que tampoco haces contactos aquí. Así que comencé haciendo prendas en la máquina de mi mamá”, explica la diseñadora, quien lanzó su marca homónima en 2011. Hasta ahora, ha presentado 13 colecciones y ha participado en las plataformas más grandes de la moda en el país, como el Mercedes Benz Fashion Week. Sus siluetas son estructuradas, arriesgadas y auténticas. Sus diseños se encuentran entre lo explícitamente mexicano y lo universal.
En contra de una producción y estética masivas, Buttenklepper apuesta por un diseño genuino: utiliza procesos más lentos, como bocetar o cortar toda la seda a mano y, aunque la industria exige un nivel de mecanización para poder crecer, la esencia de la marca ha permanecido. “La moda en México es muy nueva. Vestimenta siempre ha existido, pero la moda en sí, como industria, no tiene mucho tiempo, como en otros países”, explica. De hecho, la moda mexicana se ha encontrado con un obstáculo invisible. En la mayoría de las áreas culturales, como la gastronomía, el cine, las artes, la arquitectura o el diseño, el país ha logrado romper y superar expectativas. Lo mexicano se ha vuelto universal. “El diseño de interiores [mexicano] ya no son corazones rojos de Frida Kahlo o cojines de telar, y la arquitectura ya tampoco son las paredes rosas mexicano de Barragán. Creo que se tiene que crear algo verdaderamente contemporáneo dentro del diseño de moda mexicano, como se ha hecho en otros ámbitos”, sigue la diseñadora.
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“Si hay algo nacional dentro de mis diseños, es algo que se da inherentemente; si la gente lo encuentra y se identifica, pues qué bueno. Mis prendas están enfocadas en las necesidades de mis clientes; quiero crear algo verdaderamente contemporáneo, para las personas que viven ahorita”, explica. El futuro de la moda en el país se ve claro pero, para la diseñadora, es una carrera de largo aliento. “La parte estructural del negocio, la fabricación y comercialización, el construir una marca como tal; que la gente la conozca, que vaya evolucionando... eso lleva muchos años. Las marcas que van a estar ahí son las que saben que esto es algo a lo que le van a tener que dedicar 20 o 30 años de su vida”, sigue.
En su décimo año como marca, parece que Cynthia Buttenklepper hubiera regresado al primero: la situación económica derivada de la pandemia ha forzado a reflexionar y reestructurar todo el sector. A pesar de esto, mantiene una actitud positiva. Sus planes no han frenado del todo: próximamente, ella y su equipo abrirán una tienda física. “Estoy muy comprometida con lo que estoy haciendo. Esto es lo que llevo haciendo 10 años y es lo que se supone que voy a hacer a futuro. Todo mundo dice que de las crisis también salen muchas oportunidades, así que veremos...”, finaliza, con la mirada en el futuro.
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¿Qué es lo que imaginamos cuando escuchamos que algo es "mexicano"? Colores vibrantes, patrones tradicionales y diseños con movimiento. En el ámbito de la moda, la diseñadora Cynthia Buttenklepper concibe la estética mexicana como una mucho más allá de los clásicos bordados o flequillos.
Como sucede con el arte o la música, y como toda expresión cultural, la moda nos habla de un punto específico en el tiempo y el espacio. Comprendemos qué pieza es nuestra cuando podemos decodificar los símbolos de su diseño: un tejido geométrico, el rosa mexicano, los flequillos de un rebozo; la moda mexicana es mexicana porque podemos identificar la estética que ya interiorizamos. Aun cuando cada parte del país es diferente, hay pistas y guiños que apuntan hacia una estética nacional. Hoy, nuestro diseño parece oscilar entre una estética arraigada en las tradiciones y una que se separa de ellas por completo. ¿Qué hace “mexicana” a una prenda? Cynthia
Buttenklepper, una de las exponentes más fuertes de la moda en el país, habla con Gatopardo a propósito de esta pregunta, sobre la universalidad de su diseño y lo que le depara el futuro a nuestra industria. estudió en el Istituto Europeo di Design en Barcelona y trabajó en Estambul. “La verdad es que nunca fue mi plan tener una marca propia. Me gradué justo en el 2008, cuando fue todo lo de la crisis, entonces no había trabajo en el extranjero. Regresé a México y, pues, tampoco había. Una de las desventajas de estudiar fuera es que tampoco haces contactos aquí. Así que comencé haciendo prendas en la máquina de mi mamá”, explica la diseñadora, quien lanzó su marca homónima en 2011. Hasta ahora, ha presentado 13 colecciones y ha participado en las plataformas más grandes de la moda en el país, como el Mercedes Benz Fashion Week. Sus siluetas son estructuradas, arriesgadas y auténticas. Sus diseños se encuentran entre lo explícitamente mexicano y lo universal.
En contra de una producción y estética masivas, Buttenklepper apuesta por un diseño genuino: utiliza procesos más lentos, como bocetar o cortar toda la seda a mano y, aunque la industria exige un nivel de mecanización para poder crecer, la esencia de la marca ha permanecido. “La moda en México es muy nueva. Vestimenta siempre ha existido, pero la moda en sí, como industria, no tiene mucho tiempo, como en otros países”, explica. De hecho, la moda mexicana se ha encontrado con un obstáculo invisible. En la mayoría de las áreas culturales, como la gastronomía, el cine, las artes, la arquitectura o el diseño, el país ha logrado romper y superar expectativas. Lo mexicano se ha vuelto universal. “El diseño de interiores [mexicano] ya no son corazones rojos de Frida Kahlo o cojines de telar, y la arquitectura ya tampoco son las paredes rosas mexicano de Barragán. Creo que se tiene que crear algo verdaderamente contemporáneo dentro del diseño de moda mexicano, como se ha hecho en otros ámbitos”, sigue la diseñadora.
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“Si hay algo nacional dentro de mis diseños, es algo que se da inherentemente; si la gente lo encuentra y se identifica, pues qué bueno. Mis prendas están enfocadas en las necesidades de mis clientes; quiero crear algo verdaderamente contemporáneo, para las personas que viven ahorita”, explica. El futuro de la moda en el país se ve claro pero, para la diseñadora, es una carrera de largo aliento. “La parte estructural del negocio, la fabricación y comercialización, el construir una marca como tal; que la gente la conozca, que vaya evolucionando... eso lleva muchos años. Las marcas que van a estar ahí son las que saben que esto es algo a lo que le van a tener que dedicar 20 o 30 años de su vida”, sigue.
En su décimo año como marca, parece que Cynthia Buttenklepper hubiera regresado al primero: la situación económica derivada de la pandemia ha forzado a reflexionar y reestructurar todo el sector. A pesar de esto, mantiene una actitud positiva. Sus planes no han frenado del todo: próximamente, ella y su equipo abrirán una tienda física. “Estoy muy comprometida con lo que estoy haciendo. Esto es lo que llevo haciendo 10 años y es lo que se supone que voy a hacer a futuro. Todo mundo dice que de las crisis también salen muchas oportunidades, así que veremos...”, finaliza, con la mirada en el futuro.
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¿Qué es lo que imaginamos cuando escuchamos que algo es "mexicano"? Colores vibrantes, patrones tradicionales y diseños con movimiento. En el ámbito de la moda, la diseñadora Cynthia Buttenklepper concibe la estética mexicana como una mucho más allá de los clásicos bordados o flequillos.
Como sucede con el arte o la música, y como toda expresión cultural, la moda nos habla de un punto específico en el tiempo y el espacio. Comprendemos qué pieza es nuestra cuando podemos decodificar los símbolos de su diseño: un tejido geométrico, el rosa mexicano, los flequillos de un rebozo; la moda mexicana es mexicana porque podemos identificar la estética que ya interiorizamos. Aun cuando cada parte del país es diferente, hay pistas y guiños que apuntan hacia una estética nacional. Hoy, nuestro diseño parece oscilar entre una estética arraigada en las tradiciones y una que se separa de ellas por completo. ¿Qué hace “mexicana” a una prenda? Cynthia
Buttenklepper, una de las exponentes más fuertes de la moda en el país, habla con Gatopardo a propósito de esta pregunta, sobre la universalidad de su diseño y lo que le depara el futuro a nuestra industria. estudió en el Istituto Europeo di Design en Barcelona y trabajó en Estambul. “La verdad es que nunca fue mi plan tener una marca propia. Me gradué justo en el 2008, cuando fue todo lo de la crisis, entonces no había trabajo en el extranjero. Regresé a México y, pues, tampoco había. Una de las desventajas de estudiar fuera es que tampoco haces contactos aquí. Así que comencé haciendo prendas en la máquina de mi mamá”, explica la diseñadora, quien lanzó su marca homónima en 2011. Hasta ahora, ha presentado 13 colecciones y ha participado en las plataformas más grandes de la moda en el país, como el Mercedes Benz Fashion Week. Sus siluetas son estructuradas, arriesgadas y auténticas. Sus diseños se encuentran entre lo explícitamente mexicano y lo universal.
En contra de una producción y estética masivas, Buttenklepper apuesta por un diseño genuino: utiliza procesos más lentos, como bocetar o cortar toda la seda a mano y, aunque la industria exige un nivel de mecanización para poder crecer, la esencia de la marca ha permanecido. “La moda en México es muy nueva. Vestimenta siempre ha existido, pero la moda en sí, como industria, no tiene mucho tiempo, como en otros países”, explica. De hecho, la moda mexicana se ha encontrado con un obstáculo invisible. En la mayoría de las áreas culturales, como la gastronomía, el cine, las artes, la arquitectura o el diseño, el país ha logrado romper y superar expectativas. Lo mexicano se ha vuelto universal. “El diseño de interiores [mexicano] ya no son corazones rojos de Frida Kahlo o cojines de telar, y la arquitectura ya tampoco son las paredes rosas mexicano de Barragán. Creo que se tiene que crear algo verdaderamente contemporáneo dentro del diseño de moda mexicano, como se ha hecho en otros ámbitos”, sigue la diseñadora.
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“Si hay algo nacional dentro de mis diseños, es algo que se da inherentemente; si la gente lo encuentra y se identifica, pues qué bueno. Mis prendas están enfocadas en las necesidades de mis clientes; quiero crear algo verdaderamente contemporáneo, para las personas que viven ahorita”, explica. El futuro de la moda en el país se ve claro pero, para la diseñadora, es una carrera de largo aliento. “La parte estructural del negocio, la fabricación y comercialización, el construir una marca como tal; que la gente la conozca, que vaya evolucionando... eso lleva muchos años. Las marcas que van a estar ahí son las que saben que esto es algo a lo que le van a tener que dedicar 20 o 30 años de su vida”, sigue.
En su décimo año como marca, parece que Cynthia Buttenklepper hubiera regresado al primero: la situación económica derivada de la pandemia ha forzado a reflexionar y reestructurar todo el sector. A pesar de esto, mantiene una actitud positiva. Sus planes no han frenado del todo: próximamente, ella y su equipo abrirán una tienda física. “Estoy muy comprometida con lo que estoy haciendo. Esto es lo que llevo haciendo 10 años y es lo que se supone que voy a hacer a futuro. Todo mundo dice que de las crisis también salen muchas oportunidades, así que veremos...”, finaliza, con la mirada en el futuro.
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¿Qué es lo que imaginamos cuando escuchamos que algo es "mexicano"? Colores vibrantes, patrones tradicionales y diseños con movimiento. En el ámbito de la moda, la diseñadora Cynthia Buttenklepper concibe la estética mexicana como una mucho más allá de los clásicos bordados o flequillos.
Como sucede con el arte o la música, y como toda expresión cultural, la moda nos habla de un punto específico en el tiempo y el espacio. Comprendemos qué pieza es nuestra cuando podemos decodificar los símbolos de su diseño: un tejido geométrico, el rosa mexicano, los flequillos de un rebozo; la moda mexicana es mexicana porque podemos identificar la estética que ya interiorizamos. Aun cuando cada parte del país es diferente, hay pistas y guiños que apuntan hacia una estética nacional. Hoy, nuestro diseño parece oscilar entre una estética arraigada en las tradiciones y una que se separa de ellas por completo. ¿Qué hace “mexicana” a una prenda? Cynthia
Buttenklepper, una de las exponentes más fuertes de la moda en el país, habla con Gatopardo a propósito de esta pregunta, sobre la universalidad de su diseño y lo que le depara el futuro a nuestra industria. estudió en el Istituto Europeo di Design en Barcelona y trabajó en Estambul. “La verdad es que nunca fue mi plan tener una marca propia. Me gradué justo en el 2008, cuando fue todo lo de la crisis, entonces no había trabajo en el extranjero. Regresé a México y, pues, tampoco había. Una de las desventajas de estudiar fuera es que tampoco haces contactos aquí. Así que comencé haciendo prendas en la máquina de mi mamá”, explica la diseñadora, quien lanzó su marca homónima en 2011. Hasta ahora, ha presentado 13 colecciones y ha participado en las plataformas más grandes de la moda en el país, como el Mercedes Benz Fashion Week. Sus siluetas son estructuradas, arriesgadas y auténticas. Sus diseños se encuentran entre lo explícitamente mexicano y lo universal.
En contra de una producción y estética masivas, Buttenklepper apuesta por un diseño genuino: utiliza procesos más lentos, como bocetar o cortar toda la seda a mano y, aunque la industria exige un nivel de mecanización para poder crecer, la esencia de la marca ha permanecido. “La moda en México es muy nueva. Vestimenta siempre ha existido, pero la moda en sí, como industria, no tiene mucho tiempo, como en otros países”, explica. De hecho, la moda mexicana se ha encontrado con un obstáculo invisible. En la mayoría de las áreas culturales, como la gastronomía, el cine, las artes, la arquitectura o el diseño, el país ha logrado romper y superar expectativas. Lo mexicano se ha vuelto universal. “El diseño de interiores [mexicano] ya no son corazones rojos de Frida Kahlo o cojines de telar, y la arquitectura ya tampoco son las paredes rosas mexicano de Barragán. Creo que se tiene que crear algo verdaderamente contemporáneo dentro del diseño de moda mexicano, como se ha hecho en otros ámbitos”, sigue la diseñadora.
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“Si hay algo nacional dentro de mis diseños, es algo que se da inherentemente; si la gente lo encuentra y se identifica, pues qué bueno. Mis prendas están enfocadas en las necesidades de mis clientes; quiero crear algo verdaderamente contemporáneo, para las personas que viven ahorita”, explica. El futuro de la moda en el país se ve claro pero, para la diseñadora, es una carrera de largo aliento. “La parte estructural del negocio, la fabricación y comercialización, el construir una marca como tal; que la gente la conozca, que vaya evolucionando... eso lleva muchos años. Las marcas que van a estar ahí son las que saben que esto es algo a lo que le van a tener que dedicar 20 o 30 años de su vida”, sigue.
En su décimo año como marca, parece que Cynthia Buttenklepper hubiera regresado al primero: la situación económica derivada de la pandemia ha forzado a reflexionar y reestructurar todo el sector. A pesar de esto, mantiene una actitud positiva. Sus planes no han frenado del todo: próximamente, ella y su equipo abrirán una tienda física. “Estoy muy comprometida con lo que estoy haciendo. Esto es lo que llevo haciendo 10 años y es lo que se supone que voy a hacer a futuro. Todo mundo dice que de las crisis también salen muchas oportunidades, así que veremos...”, finaliza, con la mirada en el futuro.
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¿Qué es lo que imaginamos cuando escuchamos que algo es "mexicano"? Colores vibrantes, patrones tradicionales y diseños con movimiento. En el ámbito de la moda, la diseñadora Cynthia Buttenklepper concibe la estética mexicana como una mucho más allá de los clásicos bordados o flequillos.
Como sucede con el arte o la música, y como toda expresión cultural, la moda nos habla de un punto específico en el tiempo y el espacio. Comprendemos qué pieza es nuestra cuando podemos decodificar los símbolos de su diseño: un tejido geométrico, el rosa mexicano, los flequillos de un rebozo; la moda mexicana es mexicana porque podemos identificar la estética que ya interiorizamos. Aun cuando cada parte del país es diferente, hay pistas y guiños que apuntan hacia una estética nacional. Hoy, nuestro diseño parece oscilar entre una estética arraigada en las tradiciones y una que se separa de ellas por completo. ¿Qué hace “mexicana” a una prenda? Cynthia
Buttenklepper, una de las exponentes más fuertes de la moda en el país, habla con Gatopardo a propósito de esta pregunta, sobre la universalidad de su diseño y lo que le depara el futuro a nuestra industria. estudió en el Istituto Europeo di Design en Barcelona y trabajó en Estambul. “La verdad es que nunca fue mi plan tener una marca propia. Me gradué justo en el 2008, cuando fue todo lo de la crisis, entonces no había trabajo en el extranjero. Regresé a México y, pues, tampoco había. Una de las desventajas de estudiar fuera es que tampoco haces contactos aquí. Así que comencé haciendo prendas en la máquina de mi mamá”, explica la diseñadora, quien lanzó su marca homónima en 2011. Hasta ahora, ha presentado 13 colecciones y ha participado en las plataformas más grandes de la moda en el país, como el Mercedes Benz Fashion Week. Sus siluetas son estructuradas, arriesgadas y auténticas. Sus diseños se encuentran entre lo explícitamente mexicano y lo universal.
En contra de una producción y estética masivas, Buttenklepper apuesta por un diseño genuino: utiliza procesos más lentos, como bocetar o cortar toda la seda a mano y, aunque la industria exige un nivel de mecanización para poder crecer, la esencia de la marca ha permanecido. “La moda en México es muy nueva. Vestimenta siempre ha existido, pero la moda en sí, como industria, no tiene mucho tiempo, como en otros países”, explica. De hecho, la moda mexicana se ha encontrado con un obstáculo invisible. En la mayoría de las áreas culturales, como la gastronomía, el cine, las artes, la arquitectura o el diseño, el país ha logrado romper y superar expectativas. Lo mexicano se ha vuelto universal. “El diseño de interiores [mexicano] ya no son corazones rojos de Frida Kahlo o cojines de telar, y la arquitectura ya tampoco son las paredes rosas mexicano de Barragán. Creo que se tiene que crear algo verdaderamente contemporáneo dentro del diseño de moda mexicano, como se ha hecho en otros ámbitos”, sigue la diseñadora.
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“Si hay algo nacional dentro de mis diseños, es algo que se da inherentemente; si la gente lo encuentra y se identifica, pues qué bueno. Mis prendas están enfocadas en las necesidades de mis clientes; quiero crear algo verdaderamente contemporáneo, para las personas que viven ahorita”, explica. El futuro de la moda en el país se ve claro pero, para la diseñadora, es una carrera de largo aliento. “La parte estructural del negocio, la fabricación y comercialización, el construir una marca como tal; que la gente la conozca, que vaya evolucionando... eso lleva muchos años. Las marcas que van a estar ahí son las que saben que esto es algo a lo que le van a tener que dedicar 20 o 30 años de su vida”, sigue.
En su décimo año como marca, parece que Cynthia Buttenklepper hubiera regresado al primero: la situación económica derivada de la pandemia ha forzado a reflexionar y reestructurar todo el sector. A pesar de esto, mantiene una actitud positiva. Sus planes no han frenado del todo: próximamente, ella y su equipo abrirán una tienda física. “Estoy muy comprometida con lo que estoy haciendo. Esto es lo que llevo haciendo 10 años y es lo que se supone que voy a hacer a futuro. Todo mundo dice que de las crisis también salen muchas oportunidades, así que veremos...”, finaliza, con la mirada en el futuro.
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