Vivió en carne propia las consecuencias del crimen organizado: dos de sus cuñados desaparecieron y uno más fue asesinado. Esto, dice Yael Martínez Velázquez, es Guerrero, uno de los estados más pobres y violentos del país, de donde es originario. En los últimos años, ha centrado su trabajo en documentar las consecuencias sociales que ha ocasionado la violencia en México. En 2017 se le consideró uno de los fotógrafos emergentes a seguir y ahora contiende por el World Press Photo con la serie “La casa que sangra”, en la que representa las ausencias derivadas de la violencia.

Estudió fotonarrativa y nuevos medios en el World Press Photo/Fundación Pedro Meyer y fotografía contemporánea en el Centro de la Imagen. Celebra que su obra pueda “llegar a audiencias internacionales y ser canal para que se escuchen las voces de muchas personas”.

A través de un trabajo íntimo, de experiencias personales con la pobreza y la violencia, busca sumarse a la memoria histórica, “que dé cuenta del dolor y de esta manera abrirme a los otros que experimentan la misma situación. Son procesos de catarsis colectiva”.