Después de su irrupción en el mercado nacional, Netflix comenzó a producir contenido especializado en algunos de los gustos favoritos del público. Surgieron series sobre futbol (Club de Cuervos), figuras de la cultura pop (Luis Miguel, la serie) e incluso proyectos que se asemejan al famoso género telenovelesco que por años dominó la pantalla chica (La casa de las flores). Sin embargo, con la ampliación de su presencia en la región, la plataforma ha decidido incursionar en terrenos más arriesgados, y prueba de ello es Tijuana: una serie que aborda el oficio periodístico en México, el segundo país más peligroso para ejercerlo en el mundo.

“En algún momento hubo una idea de aterrizarla más en el asesinato político, pero se acercaba más a la historia de Colosio, entonces decidimos alejarnos”, dice en entrevista Daniel Posada, el responsable del éxito El Chapo y uno de los showrunner de esta serie. “Así fue como decidimos centrarnos en la historia de periodistas. Todas las tramas que entran, como la corrupción, la política, la migración, sirven para contar la historia de nuestros periodistas”.

La serie, cocreada con Zayre Ferrer y dirigida a diez manos por Hammudi Al-Rahmoun Font (quien también es showrunner y director principal de la serie), Clara Roquet, Francisco Vargas, Carlos Rincones y el propio Posada, sigue la vida de un grupo de periodistas que buscan exponer las verdaderas causas detrás del asesinato de un candidato a la gubernatura de Baja California, aunque eso signifique arriesgar su propia vida.

«Tijuana» / Netflix

En el thriller de ocho episodios, disponibles en la plataforma a partir del 5 de abril, Damián Alcázar interpreta a Antonio Borja, editor del semanario Frente Tijuana, una afamada publicación tijuanense que surgió cuando Borja y sus colegas, Iván Rosa (Roberto Sosa) y Federica Almeida (Claudette Maillé), decidieron alzar la voz y publicar lo que los medios masivos habían censurado por órdenes oficiales. Sin embargo, el asesinato de Rosa pone en alerta a la redacción.

“Vivimos en un país en el que, por hacer su trabajo, están matando, secuestrando o desapareciendo a periodistas. No es igual que cuando a un corresponsal de guerra lo alcanza la muerte. Aquí te buscan, van por ti, por tu trabajo”, señala Posada, y recuerda los reportes que señalan que once periodistas fueron asesinados en nuestro país en 2017, nueve en 2018, y este año al momento la cifra contabiliza a dos víctimas. Para su trabajo en Tijuana, donde figura como showrunner, el productor se rodeó de un grupo de profesionales que dotaron de veracidad al proyecto, tales como el periodista Alejandro Almazán, el guionista Rodrigo Ordoñez y el director español Hammudi Al-Rahmoun, quien también colaboró en el equipo de guionistas de esta serie.

«Tijuana» / Netflix

“La diferencia entre una serie como El Chapo y Tijuana es a quién pones de protagonista y desde dónde cuentas la historia”, menciona Al-Rahmoun, vía telefónica. “Nosotros queríamos poner el foco en la gente que se dedica a denunciar lo que pasa, en la violencia que hay. En vez de que tus protagonistas sean El Chapo y los políticos corruptos, vamos a hacer protagonistas a la gente que deja su vida por denunciar esto”.

Para el realizador español era importante destacar la vida de los periodistas en un ambiente lejano a las ciudades, donde sus historias podrían tener un menor impacto ante una población golpeada por el crimen organizado. “Es más crudo, más salvaje, estás desprotegido en la frontera. Al irnos a Tijuana, a una ciudad fronteriza, las cosas se vuelven todavía más peligrosas”, dice.

Con Alcázar y talentos jóvenes como Iván Aragón, Andrés Delgado y Teté Espinoza en los créditos principales, Tijuana rinde tributo a la importante profesión periodística en México, al mismo tiempo que destaca a las redacciones independientes y los elementos que las mantienen vivas.

“Ellos son los personajes centrales y por ellos existe la serie. Quisimos contar esta historia y enfocarnos en los personajes que están escribiendo la historia de México”, concluye Posada.