«El Segundo Sexo» 70 años después
¿Por qué un libro escrito hace 70 años continúa vigente y abre el debate todavía?
El 24 de mayo de 1949 se publicó El segundo sexo de Simone de Beauvoir. En ese entonces habían pasado apenas cuatro años desde que las mujeres votaron por primera vez en Francia y el libro tuvo poca repercusión en el marco de la post guerra. Aun así, El segundo sexo vendió 22 mil copias en su primera semana y el Vaticano prohibió su difusión por su contenido sexual.
A 70 años de su publicación, el libro sigue considerándose «La Biblia» del feminismo. El texto está constituido en dos partes: la primera estudia la biología, los mitos, la historia, el psicoanálisis y cómo la mujer ha sido construida como un ser secundario frente al hombre. La segunda es sobre la experiencia de vida. Analiza con mucho cuidado desde la infancia hasta la vejez el ciclo de vida de las mujeres.
“No se nace mujer: se llega a serlo. Ningún destino biológico, psíquico o económico define la figura que reviste en el seno de la sociedad la hembra humana; es el conjunto de la civilización el que elabora ese producto intermedio entre el macho y el castrado al que se califica de femenino”, escribió Simone de Beauvoir en la segunda parte de El segundo sexo.
Tres feministas de distintas generaciones hablaron con Gatopardo para hacer un repaso sobre la vigencia de El Segundo Sexo como referencia moderna entre las distintas corrientes feministas.
Karine Tinat (43 años) es Directora del Centro de Estudios Sociológicos del Colegio de México (Colmex) e investigadora de corte antropológico y sociológico. Es especialista en la vida y obra de Simone de Beauvoir y da clases de introducción a los feminismos en la Maestría en estudios de género del Colmex.
Lucía Ciccia (31 años) es doctora en Estudios de Género por la Universidad de Buenos Aires y licenciada en Biotecnología. Es investigadora del Centro de Investigaciones y Estudios de Género (CIEG) de la UNAM con el proyecto “La incorporación de la perspectiva de género en la producción de conocimiento biomédico. Neurociencias y desórdenes mentales”.
Marta Lamas (72 años) es antropóloga e investigadora titular del Centro de Investigaciones y Estudios de Género (CIEG). Es autora de ocho libros y más de 100 ensayos académicos. También es fundadora del Instituto de Liderazgo Simone de Beauvoir.
¿Por qué seguimos hablando de El Segundo Sexo?
Karine Tinat: Porque plantea con mucha precisión, en qué medida la mujer es un ser construido socialmente. La mujer no es definida por su biología, la historia, los mitos y las sociedades desde los tiempos más remotos la han construido. Seguimos hablando del libro porque sigue vigente en muchas sociedades, en muchos contextos culturales y sociales, donde la mujer es un ser inferior frente al hombre. La mujer es considerada pasiva aunque ya no lo sea.
Lucía Ciccia: En el famoso extracto “mujer no se nace, sino que se hace”, Simone plantea lo que hoy conocemos como la construcción social del género. Se suele pensar que concepto de género se introduce desde el discurso biomédico por el norteamericano John Money en 1955, pero Simone lo plantea desde antes. El libro es retomado por diferentes corrientes del feminismo, tanto por el feminismo de la igualdad -que es un feminismo liberal-, como por el feminismo radical. Ambos usan el libro para problematizar la categoría «mujer». El libro es tan relevante en tanto no es destino ser mujer, sino que es una construcción política y social.
Marta Lamas: En la experiencia vivida es donde muchas mujeres coinciden. Conozco a muchas alumnas que cuando leen eso, dicen “caray, me estoy identificando con las vivencias de una mujer que publicó esto en 1940 y que sería como mi bisabuela”. Sin embargo, la manera en la que ella habla de lo que identifica este lugar subordinado de ser mujer, ellas reconocen que todavía, al menos en nuestra cultura judeocristiana occidental, hay coincidencias. Además, lo que la cultura va diciendo qué es lo propio de las mujeres y de los hombres es el mandato de la feminidad, que no se ha transformado tanto. Se ha modernizado, pero sigue presente.
¿Qué partes del libro ha dejado de tener vigencia?
Karine Tinat: Beauvoir plantea desde la introducción de El Segundo Sexo esta pareja dicotómica “hombre y mujer”, en la que el hombre es lo esencial y la mujer es lo inesencial; el hombre es lo activo, la mujer es lo inactivo; el hombre es el sujeto y la mujer es el objeto. Yo creo que la pareja dicotómica sujeto-objeto nos ayuda todavía a entender muchas situaciones sociales. No digo que las mujeres estamos siempre en el lugar del objeto ni los hombres siempre en el lugar del sujeto, la realidad no es blanca y negra, pero hay muchos momentos en que las mujeres se objetivan o siguen siendo consideradas como objeto. A veces incluso están en una posición donde son a la vez sujeto y objeto.
Lucía Ciccia: No creo que haya conceptos obsoletos, pues siempre habrá corrientes feministas que los encontrarán vigentes. Mutan, cobran diferentes formas, pero hoy están vigentes todos los feminismos. Para mí es obsoleto plantear que existe un sexo que antecede al género. En el momento en el que nombramos a las personas por etiquetas que se construyen sobre la base de cierto patrón de normas, hábitos y conductas, eso significa moldear nuestra flexibilidad biológica funcionalmente a esas conductas. Para mí es obsoleto plantear eso porque no hay biología que me pueda hacer explorar por afuera de nuestra experiencia social.
¿Qué puntos del libro te marcaron más la primera vez que lo leíste y te siguen acompañando hasta hoy?
Karine Tinat: Después de unas estancias en Estados Unidos en 1947 y 1949, Beauvoir empezó a cocinar El Segundo Sexo, entonces hace un paralelo de análisis “hombre superior, mujer inferior” y “raza blanca superior, raza negra inferior” con base a sus observaciones. Esto es muy sugerente porque nos coloca en el enfoque interseccional que tenemos en los estudios de género. No es solamente capturar el género en sí como prisma de análisis, es capturar o entender las lógicas del género cruzadas con las lógicas de la clase social o con las lógicas étnicas y de raza. La visión de Simone de Beauvoir ya incluía esto, no con el término de interseccionalidad, pero resulta interesante aún hoy en día.
Lucía Ciccia: Lo primero que te cuestionas con el libro son estas relaciones de opresión, de poder o de jerarquía que existe entre lo que llamamos las conductas masculinas y femeninas. Lo primero que te mueve a pensar el libro es ¿qué define mi conducta en tanto femenina? ¿Hay una biología que define eso? ¿Por qué? Si se planteara que hay una biología que define esa conducta, entonces también hay una biología que define la conducta masculina que implica que los asociemos con agresividad, con violencia o con el deseo sexual irrefrenable.
Marta Lamas: Yo creo que la idea rectora de El Segundo Sexo sigue vigente: los seres humanos no nacemos hombres y mujeres. Nos vamos convirtiendo en hombres y en mujeres, dependiendo de las circunstancias, de cómo nos crían y de procesos sociales y psíquicos. Beauvoir escribió que no importa cómo naces y no importa la biología, lo que importa es ese proceso con el cual tú te vas a convertir en una persona con una identidad determinada.
¿Qué opinas sobre el uso de la cita «no se hace mujer, se hace” para la inclusión o la exclusión de mujeres trans como sujetos políticos del feminismo?
Karine Tinat: No se nace mujer, se hace. No se nace hombre, se hace. No se nace trans, se hace. Cualquier sujeto que decide ser del género mujer, hombre o incluso queer, es una construcción social. No hay nada que sea de manera innata desde mi punto de vista. Las (personas) trans también se hacen y se hacen a veces reproduciendo dicotomías hombre-mujer, lo que quiero decir es que a veces las mujeres trans nacen hombre y se hacen mujeres trans, exagerando el estereotipo de lo femenino. De esa manera se apropian de todas estas construcciones sociales en torno a la feminidad considerarse trans.
Lucía Ciccia: Cuando Simone de Beauvoir habla de “mujer no nace, sino se hace” se refiere sobre todo a la feminidad. ¿Qué es la feminidad? ¿Una mujer sentada cruzada de piernas? Ella problematiza lo que entendemos como femenino, que es claramente una construcción social. Entendemos por sexo la constitución biológica y el género como el constructo social sobre la base biológica, pero lo que me parece que tenemos que cuestionar es esa base biológica en sí. Si el género es una construcción social, vamos a problematizar que el sexo también lo es. No hay una biología pura. (…) Todas esas exclusiones tienen que ver con reivindicar un esencialismo que pareciera respaldar la idea de un sexo biológico y que, a su vez, describe cierto tipo de carácter, de conducta y de características. Eso es reproducir un sistema patriarcal.
Marta Lamas: Simone no cree que haya una esencia. Las personas que piensan que, por tener una determinada biología tienes una esencia, si están usando a Simone, la están usando muy mal. Eso es llevar agua a su molino, pero no tiene nada que con lo que dijo ella. Los y las esencialistas son las personas que creen que nacemos con una esencia determinada por tener ciertos cromosomas, que son incapaces de ver que hay una realidad social y psíquica que se va conformando en la identidad de las personas que puede dar un resultado distinto al de la normatividad social.
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