El representante de los Beatles fue recordado como el hombre que cambió la vida de cuatro hombres, pero también la de millones de personas. Brian Epstein tuvo fe en los Beatles desde un inicio y los protegió hasta el final.
«¿Cuánto costará cancelar la gira? Lo pago. Lo pago de mi bolsillo porque si algo le fuera a pasar a alguno de ellos, nunca me lo perdonaría», dijo Brian Epstein, el quinto Beatle que pensaba pagar un millón de dólares con tal de que John, Paul, George y Ringo no recibieran ataques en Estados Unidos.
John Lennon, el guitarrista y cantante de The Beatles, había dicho en 1966 para la revista Datebook que ellos eran más populares que Jesús. Las reacciones de los conservadores en el país dirigido por el presidente Lyndon B. Johnson, llamaron a vetar la música de la banda inglesa en las radios públicas. Al sur de Estados Unidos, algunos locutores de radio rompían los acetatos del grupo al aire y dedicaban una hora de programa para hablar mal de ellos. El enojo escaló hasta el punto en que grupos del Ku Klux Klan organizaron quema de discos y John Lennon, quien se iba a presentar en Memphis, fue amenazado de muerte. Ahí fue cuando el «quinto Beatle», Brian Epstein, intervino una vez más.
Los Beatles estaban por cancelar su gira. Era un polarizado contraste con su primera gira a Estados Unidos en febrero de 1964 cuando casi 10 mil personas los recibieron en el aeropuerto con cientos de periodistas y locutores solicitando entradas a sus conciertos.
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Brian Epstein nació el 19 de septiembre de 1934 en Liverpool, Reino Unido. Hijo de un migrante polaco, empezó como vendedor a los 16 años de edad en una tienda de muebles que su padre tenía. Nunca fue un estudiante comprometido. Después de hacer su servicio militar regresó con sus padres en Liverpool. Ahí Epstein habló con su psiquiatra sobre su homosexualidad, pero el doctor rompió el código de ética y le dijo a los padres de Brian que el joven debía dejar Liverpool por su seguridad.
Epstein había insistido en estudiar actuación en Londres. Con permiso de sus padres viajó a la capital, sin embargo desistió de ser estudiante a los pocos meses y volvió a casa de sus padres. En ese entonces, su padre lo puso a cargo del área de discos en el negocio familiar. Epstein cuenta que escuchó por primera vez sobre los Beatles cuando un cliente le pidió el sencillo «My Bonnie». Sin embargo, allegados a Epstein y el propio Paul McCartney insisten en que Brian conoció a los Beatles mucho antes de lo que le gustaba admitir. En ese entonces había revistas y pósters con sus fotos en todos lados. No eran tan populares, pero en Liverpool y en su tienda de discos sí.
Epstein, para el 9 de noviembre de 1961 ya era un hombre de negocios. Acompañado de su asistente personal, Alistair Taylor, asistió al Cavern Club y ambos, extrañados tanto del lugar como de la música pop, se entusiasmaron con lo que veían y escuchaban. Y el 24 de enero de 1962, John, Paul, George y el baterista Pete Best firmaron su primer contrato con Brian Epstein que les brindaba un mejor salario. En agosto de ese mismo año firmaron nuevamente un contrato con Epstein, esta vez con Ringo Starr como baterista y con un aumento en las ganancias de su manager.
Desde entonces, Epstein les consiguió un contrato de grabación con la disquera E.M.I. y lograron un gran éxito con su primer disco. El sencillo «Please, Please Me», se posicionó en el primer lugar de las listas de popularidad en Reino Unido. Pronto, los Beatles también estaban en el programa de televisión más importante de Europa, Sunday Night en el Palladium.
Epstein lidió al principio con jóvenes impuntuales que además vestían pantalones de mezclilla y chamarras de cuero. Eventualmente él los convenció de quitarse las chamarras, aparecer ocasionalmente con pantalones y vestir suéteres, lo que los llevó a tener el look que marcó los inicios de los Beatles.
A principios de mayo de 1964 un cable llegó con el anuncio que los Beatles habían alcanzado el número uno en la lista de Nueva York con «I want to hold your hand».
El grupo de jóvenes que no sabían leer ni escribir música conquistó Estados Unidos, registra Brian Epstein en su autobiografía A Cellarful of Noise, publicada en 1964. «Y por ende, ya que Estados Unidos es el corazón y el alma de la música pop, los Beatles dominaron el mundo del género». Con cierta mesura Epstein sabía que Estados Unidos, por ser un mundo de estrellas, podría formarlos o romperlos: «Estados Unidos nos formó», concluye.
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Después de las declaraciones de John Lennon Brian tuvo que viajar a Nueva York para hacer un recuento de los daños. En una conferencia de prensa informal, Brian le dijo a los periodistas que lo que Lennon había querido decir era que “estaba asombrado de que la Iglesia en Inglaterra y Cristo, tuvieran cada vez menos interés en los últimos 50 años. No quiso jactarse de la fama de los Beatles”, esclareció ante los medios, de acuerdo con la revista Rolling Stone.
Por otro lado, Epstein se mostró más inteligente al recordarle a los promotores que, si querían, estaban en todo su derecho de cancelar las presentaciones de los Beatles en Estados Unidos. Ninguno lo hizo a pesar de las protestas.
En otra aventura de ese mismo año Brian Epstein rechazó la invitación de la Primera Dama de Filipinas, Imelda Marcos, a su palacio. Ella, una fan declarada de los Beatles, los había invitado a Malacañang a que tocaran en una fiesta presidencial el 4 de julio de 1966 antes del meollo de la gira estadounidense. Aunque Epstein le respondió amistosamente que no, la opinión pública parecía condenar la negativa de los Beatles de tocar frente a quien se convertiría en el dictador Ferdinand Marcos y su familia.
Así que los Beatles llegaron al aeropuerto de Manila el 3 de julio y la recepción de bienvenida fue agridulce: miles de fans esperando en el aeropuerto con miles de cuerpos de seguridad resguardando a la agrupación. George Harrison contó después en una entrevista para televisión que, luego de dar su concierto en Filipinas, alguien tocó la puerta de su cuarto en el hotel y les dijo que tenían que estar en el Palacio Malacañang. De inmediato prendieron el televisor y estaban transmitiendo afuera del Palacio, con gente esperando. «Y nos vimos a nosotros no llegar al Palacio. No se suponía que debíamos estar ahí, pero lo que dijeron fue que los Beatles desairaron a la Primera Familia. Lo cual me alegra, ¿ven? hasta en esos días teníamos gusto», dijo Harrison en entrevista. Los Marcos llevaban apenas seis meses en el poder y a los filipinos les esperaban más de 20 años de dictadura militar bajo su mando. De acuerdo con Harrison una horda de personas y policías los persiguieron exigiendo que se fueran de su país. Epstein, más tarde, tuvo que devolver el dinero que ganaron en el concierto.
Después de esa primera semana de julio en Manila, la reacción de Epstein ante las amenazas de muerte contra los Beatles en Estados Unidos fue comprensible.
Brian Epstein falleció de una sobredosis de barbitúricos el 27 de agosto de 1967. El representante de los Beatles fue recordado como el hombre que cambió la vida de cuatro hombres, pero también la de millones de personas. A él se le responsabiliza por cómo quedaron inmortalizados los Beatles en la historia. Paul McCartney siempre vio a Brian como el quinto Beatle y John Lennon confesó que, después de la muerte de Epstein, se avecinaba el inicio del fin de los Beatles. «Ahí supe que estábamos en problemas. Pensé, ‘ya fue suficiente’”, dijo Lennon en 1970.
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