Los datos económicos del Inegi: consumo e inversión en México

Economía debilitada: la «fase destructiva» de la ¿revolución? de AMLO

El panorama económico de México, tras la pandemia, no parece alentador. La inversión cayó en 500 mil millones de pesos, el consumo de bienes nacionales no está en su mejor momento y varios sectores aún no recobran su vigor.

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Lejos quedó la promesa de mayor crecimiento económico, más lejos todavía la de generar un círculo virtuoso entre la inversión pública y la privada y ya ni se distingue en el horizonte la meta de producir 2.4 millones de barriles diarios de petróleo. Igual que en la crisis de 2008-2009, la élite que dirige el país aprovecha para poner pretextos y seguir como si nada. Los datos económicos del Inegi reportados en los últimos meses son preocupantes porque no contienen indicios para pensar que la recuperación cobrará más vigor en el futuro próximo. En tres índices del Inegi, que miden la actividad general de la economía y sus sectores, el consumo en los hogares y la inversión en México, se distinguen tendencias de estancamiento o de retroceso. La recuperación de la crisis económica, como ya he dicho antes, ha sido incompleta, desigual y, por lo tanto, injusta con las personas más vulnerables del país, que ahora son más numerosas, que tampoco han recuperado sus niveles de ingresos y a quienes la inflación –la más alta en más de dos décadas– les afecta desproporcionadamente. Si encima de todo, el 2022 trae una reducción de las remesas, la situación podría empeorar.

Empecemos por el panorama general del país. El índice global de la actividad económica (IGAE) que publica el Inegi nos permite dar seguimiento a la economía en el corto plazo. Como se puede ver en la Gráfica 1, luego del estancamiento en 2019, la pandemia derrumbó la actividad económica y, tras una breve recuperación a mediados de 2020, comenzó un incremento más lánguido. Los sectores secundario y terciario, que producen más del 95% del producto interno bruto (PIB), se están quedando muy rezagados.

datos económicos del Inegi

Por un lado, las actividades secundarias (por ejemplo, las manufacturas y la construcción) empezaron a declinar desde mediados del 2018. Ahora parecen haber recuperado su estabilidad, pero se encuentran en un nivel inferior del que tenían antes de la pandemia: en el tercer trimestre de 2021 estuvieron 5.9% debajo del nivel que tenían en el mismo periodo de 2018 y 4.1% debajo de su nivel en 2019. Por otro lado, las actividades terciarias (el comercio y los servicios, por ejemplo) empezaron con un crecimiento moderado antes de la pandemia, en 2018, de 2%, sin embargo, luego de los confinamientos y de la recuperación inicial, entre mayo y octubre de 2021, la actividad en este sector cayó alrededor de 3.5%.

Para darle un vistazo con otro lente a la economía, podemos analizar el consumo privado y la inversión. El consumo privado representa alrededor de dos terceras partes del PIB en México. Para monitorear su evolución, el Inegi publica el indicador mensual del consumo privado en el mercado interior (IMCPMI); en la Gráfica 2 muestro su trayectoria, que repite de cierta manera la del IGAE, aunque, a diferencia de él, en los últimos meses el IMCPMI no cayó. Con todo, la recuperación comenzó a ser más lenta a finales de 2020 y ésa sigue siendo su tendencia: el consumo actual de los hogares está en los niveles de 2017.

Datos económicos del Inegi

Al respecto, hay una característica atípica en el comportamiento del consumo de importaciones: no es extraño que éstas sean más variables y cíclicas –porque hacia el final de cada año los hogares gastan más, cuando llega el aguinaldo o por eventos como el Buen Fin–, pero su tendencia se ha modificado al alza y ha crecido más rápido que el consumo nacional. Es posible que el consumo de bienes importados esté recuperando su nivel y tendencia anteriores a la pandemia o que el asunto esté relacionado con las entradas históricas de remesas. El consumo que más creció en los últimos meses fue el de bienes no duraderos (como la gasolina, los alimentos y las bebidas) importados; en segundo lugar creció el consumo de bienes duraderos (automóviles, lavadoras, etc.) tanto nacionales como importados. En cambio, el que más se ha estancado es el de bienes no duraderos nacionales. Es posible que estos datos indiquen que los hogares que más han logrado recuperarse son los que reciben remesas, los que están en la frontera y los que obtienen más ingresos laborales, puesto que son tres grupos poblacionales con más medios para consumir bienes importados. Además, la producción de bienes nacionales no duraderos sigue débil.

Finalmente, debemos analizar los niveles de inversión en México. En un país con tanta pobreza y desigualdad como éste, el crecimiento económico es imprescindible para que la calidad de vida de la población mejore. Desde luego, no basta con que la economía crezca y es muy relevante que ocurra de manera sustentable, sin embargo, la inversión jamás se puede obviar: se trata de comprar o construir maquinaria, equipo y edificios, todos ellos esenciales para la producción de otros bienes y servicios.

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