Alejandro González Iñárritu: Un mexicano con acentos

González Iñárritu con acentos

Eileen Truax
Fotografía de Luis García


Alejandro González Iñárritu estrena una nueva película: The Revenant. El director presentó a Gatopardo la edición final de esta nueva producción. En ella, el mexicano demuestra de nuevo por qué es uno de los realizadores más respetados de la industria.

Tiempo de lectura: 15 minutos

Hugh Glass está a punto de morir. Lleva días caminando por el bosque nevado, tratando de cobijarse con una piel de oso. Es el mismo oso que lo atacó, que casi lo mata: las garras enormes rasgaron y perforaron su abdomen, la espalda, el cuello. Hugh Glass sobrevivió para caminar durante días, semanas, sufriendo frío, hambre, sed. Tiene los ojos azules, un brillo extraño en la mirada afilada; por lo demás, está casi muerto. Un casi muerto que, antes de terminar de morir, busca venganza.

La palabra revenant significa «el que regresa de la muerte o de una larga ausencia». Pero esta vez Alejandro González Iñárritu no necesitó mucho tiempo para volver con fuerza. En febrero de este año recibió el Oscar a la mejor película por Birdman, y menos de un año después llega a la pantalla con The Revenant, la épica historia de Glass, un cazador de pieles de principios del siglo XIX interpretado por Leonardo DiCaprio, que durante una expedición es atacado por un oso salvaje y abandonado a su suerte por sus compañeros. Tras sobreponerse al ataque, busca volver a la civilización para vengarse de quienes lo traicionaron.

Basada en una historia real y en algunos aspectos de la novela de Michael Punke, con un guión escrito por Iñárritu y Mark L. Smith, The Revenant ofrece imágenes estremecedoras, que conmueven,  que recuerdan la fragilidad del ser humano y la fortaleza de su espíritu: el lienzo blanco, imponente, de un bosque nevado; un hombre diminuto que a pesar de todo avanza. Una aldea devastada invadida por jabalíes. Una imponente manada de búfalos inesperadamente atacada por lobos. Una percusión rítmica de fondo, que podría ser un tambor de guerra o el latido de un corazón. Un hombre que respira agitado, que deja la vida a cada paso. The Revenant lanza al rostro del espectador todas las posibilidades del espíritu humano. Con la historia de un hombre casi muerto, Alejandro González Iñárritu demuestra que está más lleno de vida que nunca.

—Hugh Glass es un personaje de leyenda, en el Middle West americano, y lo único que se sabe de él es que después del ataque del oso, que lo deja prácticamente destrozado, es abandonado por quienes se supone que debían cuidarlo, seguros de que iba a morir —cuenta González Iñárritu un miércoles por la mañana, durante una entrevista telefónica desde la ciudad de Santa Mónica—. Él sobrevive y, por un instinto de venganza, recorre más de 300 kilómetros solo durante dos, tres meses. Eso es todo lo que se sabe de él. En realidad lo único que la película extrae del libro es eso, la espina, la anécdota, que es poderosa porque abre muchas puertas para explorar la resistencia humana, el instinto y qué es lo que hace al hombre sobrevivir.

Aunque el mito de Hugh Glass dibuja a un hombre que enfrenta todos los obstáculos para poder confrontar a quien lo traicionó, la concepción de Iñárritu al hacer esta película iba más allá: buscaba crear un personaje que, al explorar sus emociones, pudiera encontrar su propia trascendencia.

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