Fue en junio de 1967, durante el Monterey Pop Festival en California, cuando Otis Redding se coronó como “el Rey del Soul” ante los miles de jóvenes que asistieron al legendario concierto. Redding, vestido en un traje verde y rasgando por momentos su aterciopelada voz se infiltró ese día, sin quererlo, a la contracultura hippie que tomó por sorpresa al mundo.
Seis meses después —en diciembre de 1967— en la cumbre de su carrera, Otis Redding murió entre los fierros de un jet privado y sin conocer el revuelo que sus últimas canciones generarían en las listas de éxitos mundiales. El accidente sucedió a tan solo a seis kilómetros de su destino: el aeropuerto regional de Madison en Wisconsin, mientras él y su banda se encontraban haciendo una exitosa gira por los Estados Unidos.
A 50 años de este suceso, la disquera Rhino Atlantic, decidió recopilar las últimas 12 grabaciones del mítico cantante, en un disco titulado Dock of the Bay Sessions. Las pistas que lo conforman según sus curadores —el experto en soul, Roger Armstrong y Jonathan Gould, el biógrafo de Otis Redding— podrían ser las que la disquera Stax Records hubiera publicado juntas en 1968, “si el Rey del Soul no hubiera muerto”.A pesar de que no existe ninguna canción inédita en Dock of the Bay Sessions, la selección incluye clásicos como Sitting in the Dock on the Bay que le dió nombre al disco y que conquistó —a meses de su muerte— las listas de popularidad en Europa y Estados Unidos y que le hizo ganar dos premios Grammy póstumos. El disco, que también se puede revisar en plataformas digitales, contiene baladas como I’ve Got Dreams to Remember, que muestra la versatilidad vocal de este artista que solo tenía 26 años cuando la escribió inspirándose en el forma de componer de Bob Dylan.
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La carrera de Otis Redding fue bastante corta, cuando cumplió 21 años, conmovido por el trabajo musical de Little Richard compuso su primer éxito, These Arms of Mine, transformando el soul e influyendo en artistas como Janis Joplin (que compró boletos para todas las presentaciones que Redding hizo en San Francisco en 1967) y hasta personajes como Etta James y Al Green que retomaron su legado durante los 70. Su carrera, marcada por la segregación racial, hizo que Redding se uniera al movimiento que lideró Martin Luther King por los derechos civiles, componiendo la canción Respect que Aretha Franklin — la Reina del soul— hizo famosa y que se convertiría en un himno para la comunidad afroamericana.Jonathan Gould, que publicó una biografía del cantante en junio, añadió que Redding no sólo convivió con los estándares clásicos del soul como Sam Cooke o Ray Charles, si no que mezcló elementos de grupos y artistas que admiraba como The Rolling Stones y The Beatles. Uno de los discos favoritos de Otis Redding fue Sgt. Pepper's Lonely Hearts Club Band, que salió en la primavera de 1967. Según su viuda, Zelma, “no había día que lo escuchara sin decirme que era el mejor disco que había escuchado en su vida”.
A los 26, Redding, que media 1.85 metros, y pesaba casi 100 kilos, dejó un legado musical que hasta el día de hoy lo mantienen en un lugar de honor en Salón de la Fama del Rock and Roll. Tras su muerte le siguieron otras igual de relevantes para la música: Joplin, Hendrix y Morrison que marcaron el fin de una era que la misma Joan Didion vislumbró durante 1968 en su ensayo Slouching Towards Bethlehem, tras observar en las calles de San Francisco a una niña de cinco años bajo los efectos del LSD.
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A 50 años de su muerte, el legado del Rey del Soul sigue vigente tras el lanzamiento de un disco que recopila las últimas grabaciones del artista.
Fue en junio de 1967, durante el Monterey Pop Festival en California, cuando Otis Redding se coronó como “el Rey del Soul” ante los miles de jóvenes que asistieron al legendario concierto. Redding, vestido en un traje verde y rasgando por momentos su aterciopelada voz se infiltró ese día, sin quererlo, a la contracultura hippie que tomó por sorpresa al mundo.
Seis meses después —en diciembre de 1967— en la cumbre de su carrera, Otis Redding murió entre los fierros de un jet privado y sin conocer el revuelo que sus últimas canciones generarían en las listas de éxitos mundiales. El accidente sucedió a tan solo a seis kilómetros de su destino: el aeropuerto regional de Madison en Wisconsin, mientras él y su banda se encontraban haciendo una exitosa gira por los Estados Unidos.
A 50 años de este suceso, la disquera Rhino Atlantic, decidió recopilar las últimas 12 grabaciones del mítico cantante, en un disco titulado Dock of the Bay Sessions. Las pistas que lo conforman según sus curadores —el experto en soul, Roger Armstrong y Jonathan Gould, el biógrafo de Otis Redding— podrían ser las que la disquera Stax Records hubiera publicado juntas en 1968, “si el Rey del Soul no hubiera muerto”.A pesar de que no existe ninguna canción inédita en Dock of the Bay Sessions, la selección incluye clásicos como Sitting in the Dock on the Bay que le dió nombre al disco y que conquistó —a meses de su muerte— las listas de popularidad en Europa y Estados Unidos y que le hizo ganar dos premios Grammy póstumos. El disco, que también se puede revisar en plataformas digitales, contiene baladas como I’ve Got Dreams to Remember, que muestra la versatilidad vocal de este artista que solo tenía 26 años cuando la escribió inspirándose en el forma de componer de Bob Dylan.
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A los 26, Redding, que media 1.85 metros, y pesaba casi 100 kilos, dejó un legado musical que hasta el día de hoy lo mantienen en un lugar de honor en Salón de la Fama del Rock and Roll. Tras su muerte le siguieron otras igual de relevantes para la música: Joplin, Hendrix y Morrison que marcaron el fin de una era que la misma Joan Didion vislumbró durante 1968 en su ensayo Slouching Towards Bethlehem, tras observar en las calles de San Francisco a una niña de cinco años bajo los efectos del LSD.
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Seis meses después —en diciembre de 1967— en la cumbre de su carrera, Otis Redding murió entre los fierros de un jet privado y sin conocer el revuelo que sus últimas canciones generarían en las listas de éxitos mundiales. El accidente sucedió a tan solo a seis kilómetros de su destino: el aeropuerto regional de Madison en Wisconsin, mientras él y su banda se encontraban haciendo una exitosa gira por los Estados Unidos.
A 50 años de este suceso, la disquera Rhino Atlantic, decidió recopilar las últimas 12 grabaciones del mítico cantante, en un disco titulado Dock of the Bay Sessions. Las pistas que lo conforman según sus curadores —el experto en soul, Roger Armstrong y Jonathan Gould, el biógrafo de Otis Redding— podrían ser las que la disquera Stax Records hubiera publicado juntas en 1968, “si el Rey del Soul no hubiera muerto”.A pesar de que no existe ninguna canción inédita en Dock of the Bay Sessions, la selección incluye clásicos como Sitting in the Dock on the Bay que le dió nombre al disco y que conquistó —a meses de su muerte— las listas de popularidad en Europa y Estados Unidos y que le hizo ganar dos premios Grammy póstumos. El disco, que también se puede revisar en plataformas digitales, contiene baladas como I’ve Got Dreams to Remember, que muestra la versatilidad vocal de este artista que solo tenía 26 años cuando la escribió inspirándose en el forma de componer de Bob Dylan.
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A los 26, Redding, que media 1.85 metros, y pesaba casi 100 kilos, dejó un legado musical que hasta el día de hoy lo mantienen en un lugar de honor en Salón de la Fama del Rock and Roll. Tras su muerte le siguieron otras igual de relevantes para la música: Joplin, Hendrix y Morrison que marcaron el fin de una era que la misma Joan Didion vislumbró durante 1968 en su ensayo Slouching Towards Bethlehem, tras observar en las calles de San Francisco a una niña de cinco años bajo los efectos del LSD.
A 50 años de su muerte, el legado del Rey del Soul sigue vigente tras el lanzamiento de un disco que recopila las últimas grabaciones del artista.
Fue en junio de 1967, durante el Monterey Pop Festival en California, cuando Otis Redding se coronó como “el Rey del Soul” ante los miles de jóvenes que asistieron al legendario concierto. Redding, vestido en un traje verde y rasgando por momentos su aterciopelada voz se infiltró ese día, sin quererlo, a la contracultura hippie que tomó por sorpresa al mundo.
Seis meses después —en diciembre de 1967— en la cumbre de su carrera, Otis Redding murió entre los fierros de un jet privado y sin conocer el revuelo que sus últimas canciones generarían en las listas de éxitos mundiales. El accidente sucedió a tan solo a seis kilómetros de su destino: el aeropuerto regional de Madison en Wisconsin, mientras él y su banda se encontraban haciendo una exitosa gira por los Estados Unidos.
A 50 años de este suceso, la disquera Rhino Atlantic, decidió recopilar las últimas 12 grabaciones del mítico cantante, en un disco titulado Dock of the Bay Sessions. Las pistas que lo conforman según sus curadores —el experto en soul, Roger Armstrong y Jonathan Gould, el biógrafo de Otis Redding— podrían ser las que la disquera Stax Records hubiera publicado juntas en 1968, “si el Rey del Soul no hubiera muerto”.A pesar de que no existe ninguna canción inédita en Dock of the Bay Sessions, la selección incluye clásicos como Sitting in the Dock on the Bay que le dió nombre al disco y que conquistó —a meses de su muerte— las listas de popularidad en Europa y Estados Unidos y que le hizo ganar dos premios Grammy póstumos. El disco, que también se puede revisar en plataformas digitales, contiene baladas como I’ve Got Dreams to Remember, que muestra la versatilidad vocal de este artista que solo tenía 26 años cuando la escribió inspirándose en el forma de componer de Bob Dylan.
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A los 26, Redding, que media 1.85 metros, y pesaba casi 100 kilos, dejó un legado musical que hasta el día de hoy lo mantienen en un lugar de honor en Salón de la Fama del Rock and Roll. Tras su muerte le siguieron otras igual de relevantes para la música: Joplin, Hendrix y Morrison que marcaron el fin de una era que la misma Joan Didion vislumbró durante 1968 en su ensayo Slouching Towards Bethlehem, tras observar en las calles de San Francisco a una niña de cinco años bajo los efectos del LSD.
A 50 años de su muerte, el legado del Rey del Soul sigue vigente tras el lanzamiento de un disco que recopila las últimas grabaciones del artista.
Fue en junio de 1967, durante el Monterey Pop Festival en California, cuando Otis Redding se coronó como “el Rey del Soul” ante los miles de jóvenes que asistieron al legendario concierto. Redding, vestido en un traje verde y rasgando por momentos su aterciopelada voz se infiltró ese día, sin quererlo, a la contracultura hippie que tomó por sorpresa al mundo.
Seis meses después —en diciembre de 1967— en la cumbre de su carrera, Otis Redding murió entre los fierros de un jet privado y sin conocer el revuelo que sus últimas canciones generarían en las listas de éxitos mundiales. El accidente sucedió a tan solo a seis kilómetros de su destino: el aeropuerto regional de Madison en Wisconsin, mientras él y su banda se encontraban haciendo una exitosa gira por los Estados Unidos.
A 50 años de este suceso, la disquera Rhino Atlantic, decidió recopilar las últimas 12 grabaciones del mítico cantante, en un disco titulado Dock of the Bay Sessions. Las pistas que lo conforman según sus curadores —el experto en soul, Roger Armstrong y Jonathan Gould, el biógrafo de Otis Redding— podrían ser las que la disquera Stax Records hubiera publicado juntas en 1968, “si el Rey del Soul no hubiera muerto”.A pesar de que no existe ninguna canción inédita en Dock of the Bay Sessions, la selección incluye clásicos como Sitting in the Dock on the Bay que le dió nombre al disco y que conquistó —a meses de su muerte— las listas de popularidad en Europa y Estados Unidos y que le hizo ganar dos premios Grammy póstumos. El disco, que también se puede revisar en plataformas digitales, contiene baladas como I’ve Got Dreams to Remember, que muestra la versatilidad vocal de este artista que solo tenía 26 años cuando la escribió inspirándose en el forma de componer de Bob Dylan.
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A los 26, Redding, que media 1.85 metros, y pesaba casi 100 kilos, dejó un legado musical que hasta el día de hoy lo mantienen en un lugar de honor en Salón de la Fama del Rock and Roll. Tras su muerte le siguieron otras igual de relevantes para la música: Joplin, Hendrix y Morrison que marcaron el fin de una era que la misma Joan Didion vislumbró durante 1968 en su ensayo Slouching Towards Bethlehem, tras observar en las calles de San Francisco a una niña de cinco años bajo los efectos del LSD.
Fue en junio de 1967, durante el Monterey Pop Festival en California, cuando Otis Redding se coronó como “el Rey del Soul” ante los miles de jóvenes que asistieron al legendario concierto. Redding, vestido en un traje verde y rasgando por momentos su aterciopelada voz se infiltró ese día, sin quererlo, a la contracultura hippie que tomó por sorpresa al mundo.
Seis meses después —en diciembre de 1967— en la cumbre de su carrera, Otis Redding murió entre los fierros de un jet privado y sin conocer el revuelo que sus últimas canciones generarían en las listas de éxitos mundiales. El accidente sucedió a tan solo a seis kilómetros de su destino: el aeropuerto regional de Madison en Wisconsin, mientras él y su banda se encontraban haciendo una exitosa gira por los Estados Unidos.
A 50 años de este suceso, la disquera Rhino Atlantic, decidió recopilar las últimas 12 grabaciones del mítico cantante, en un disco titulado Dock of the Bay Sessions. Las pistas que lo conforman según sus curadores —el experto en soul, Roger Armstrong y Jonathan Gould, el biógrafo de Otis Redding— podrían ser las que la disquera Stax Records hubiera publicado juntas en 1968, “si el Rey del Soul no hubiera muerto”.A pesar de que no existe ninguna canción inédita en Dock of the Bay Sessions, la selección incluye clásicos como Sitting in the Dock on the Bay que le dió nombre al disco y que conquistó —a meses de su muerte— las listas de popularidad en Europa y Estados Unidos y que le hizo ganar dos premios Grammy póstumos. El disco, que también se puede revisar en plataformas digitales, contiene baladas como I’ve Got Dreams to Remember, que muestra la versatilidad vocal de este artista que solo tenía 26 años cuando la escribió inspirándose en el forma de componer de Bob Dylan.
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La carrera de Otis Redding fue bastante corta, cuando cumplió 21 años, conmovido por el trabajo musical de Little Richard compuso su primer éxito, These Arms of Mine, transformando el soul e influyendo en artistas como Janis Joplin (que compró boletos para todas las presentaciones que Redding hizo en San Francisco en 1967) y hasta personajes como Etta James y Al Green que retomaron su legado durante los 70. Su carrera, marcada por la segregación racial, hizo que Redding se uniera al movimiento que lideró Martin Luther King por los derechos civiles, componiendo la canción Respect que Aretha Franklin — la Reina del soul— hizo famosa y que se convertiría en un himno para la comunidad afroamericana.Jonathan Gould, que publicó una biografía del cantante en junio, añadió que Redding no sólo convivió con los estándares clásicos del soul como Sam Cooke o Ray Charles, si no que mezcló elementos de grupos y artistas que admiraba como The Rolling Stones y The Beatles. Uno de los discos favoritos de Otis Redding fue Sgt. Pepper's Lonely Hearts Club Band, que salió en la primavera de 1967. Según su viuda, Zelma, “no había día que lo escuchara sin decirme que era el mejor disco que había escuchado en su vida”.
A los 26, Redding, que media 1.85 metros, y pesaba casi 100 kilos, dejó un legado musical que hasta el día de hoy lo mantienen en un lugar de honor en Salón de la Fama del Rock and Roll. Tras su muerte le siguieron otras igual de relevantes para la música: Joplin, Hendrix y Morrison que marcaron el fin de una era que la misma Joan Didion vislumbró durante 1968 en su ensayo Slouching Towards Bethlehem, tras observar en las calles de San Francisco a una niña de cinco años bajo los efectos del LSD.
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