Se necesita mucho, o en este caso muy poco, para poner a un exitoso actor y dramaturgo en jaque sobre el escenario. Para Sergio Zurita ese algo es la incertidumbre que significa representar, sólo por una noche, el monólogo Conejo blanco, conejo rojo, escrito por el autor iraní Nassim Soleimanpour.
"Es un salto de fe de mi parte ponerme en las manos de este dramaturgo que no conozco, cuyo texto no conozco y que quienes conocen no revelan nada", comenta el también conductor de radio en entrevista con Gatopardo. "Digamos que casi todo en la vida es un acto de fe, decir 'nos vemos mañana' es un acto de fe".El proyecto, del que Zurita supo por primera vez gracias a una reseña publicada en The New York Times, surgió en 2010 como un conducto de liberación para su autor, que había sido condenado a no salir de su país de nacimiento por no haber cumplido con el servicio militar.Poco después llegó a los escenarios de todo el mundo con una primicia interesante: sólo podía ser representada una vez por un actor, quién recibiría el libreto a cumplir en el escenario y se comprometía, al igual que el público asistente, a no revelar nada de lo que sucedía en la obra. La siguiente vez que el experimento teatral se presente, se realizaría una experiencia diferente.[caption id="attachment_227367" align="aligncenter" width="725"]
Sergio Zurita como Winston Churchill en 3 Días en Mayo - Fotografía: Cortesía de la producción[/caption]Zurita, que conduce el programa Dispara Margot Dispara en MVS y recientemente participó en el montaje Terror en el Teatro Helénico, reconoce que, a priori, el reto es algo tan interesante como irresistible. Sin embargo, no deja de sentir un temor comprensible por lo que pudiera, o no, suceder en el escenario."Tengo muchas dudas. Sé que es un lugar común que alguien que habla todos los días en público, que trabaja como un exhibicionista profesional, diga que es tímido, pero es real, yo soy profundamente tímido", apunta el histrión, al mismo tiempo que señala su timidez como una de las características por las acepta este tipo de trabajos. "Los tímidos hacemos esta clase de cosas, es decir, no podemos decirle 'Hola' a una chica en un bar pero si podemos pararnos en un escenario o cruzar el mar nadando".El actor, que ha participado en obras como 3 días en Mayo de Ben Brown, donde interpretaba a Winston Churchill y El oeste solitario de Sam Shepard, también destacó la lucha que cualquier proyecto teatral —no sólo uno tan necesariamente misterioso como Conejo blanco, conejo rojo—, significa para cualquier intérprete."Estar actuando es una lucha constante con esa voz que te está juzgando todo el tiempo y te está diciendo que lo estás haciendo mal", dice, "Un día milagrosamente esa voz se calla y haces una función en la que de principio a fin te sientes como pez en el agua. Pero al día siguiente la voz regresa y pues, uno tiene que luchar con ella otra vez, no queda de otra".[caption id="attachment_227368" align="aligncenter" width="725"]
Zurita, en una de las escenas de Terror - Fotografía: Teatro Helénico[/caption]Después de presentarse con el texto de Soleimanpour, el próximo 15 de enero, Zurita continuará con sus labores teatrales: enfocará toda su atención en el remontaje de una de sus obras más reconocidas y volverá a escribir, recurriendo a una técnica que utilizaba en sus primeros intentos como dramaturgo."Cuando hice Los hermosos gitanos, la obra que más he disfrutado hacer, mi técnica era salir de trabajar, me iba al CCU y me metía a ver una película de Bergman", recuerda, haciendo mención a los ciclos retrospectivos que la UNAM dedicó al cineasta sueco en las salas del Centro Cultural Universitario. "Salía de ahí completamente acomplejado. Luego llegaba a mi casa y me ponía a ver la televisión vespertina, que es lo más bajo que puede haber. Esa combinación de ambas cosas me llevaban a decir 'Tengo que escribir algo sino terminaré ahí'. Es una manera de escribir un poco masoquista".Coincidiendo con la publicación de toda la filmografía de Bergman, a propósito del centenario de su nacimiento, y con sus ganas por volver a la escritura, Sergio Zurita promete, cual novillero, seguir aventándose al ruedo teatral cada vez que pueda, más allá de temores e incógnitas.Conejo blanco, conejo rojo - Cuarta temporadaHasta el 26 de febreroForo Lenin Romawww.lateatreria.com***Más en Gatopardo:La última noche del Foro ShakespeareHappy: el lado oscuro de la felicidadMemorial: Los problemas del fin del humanismo en teatro
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El actor y dramaturgo Sergio Zurita se enfrenta a la incertidumbre de "Conejo blanco, conejo rojo".
Se necesita mucho, o en este caso muy poco, para poner a un exitoso actor y dramaturgo en jaque sobre el escenario. Para Sergio Zurita ese algo es la incertidumbre que significa representar, sólo por una noche, el monólogo Conejo blanco, conejo rojo, escrito por el autor iraní Nassim Soleimanpour.
"Es un salto de fe de mi parte ponerme en las manos de este dramaturgo que no conozco, cuyo texto no conozco y que quienes conocen no revelan nada", comenta el también conductor de radio en entrevista con Gatopardo. "Digamos que casi todo en la vida es un acto de fe, decir 'nos vemos mañana' es un acto de fe".El proyecto, del que Zurita supo por primera vez gracias a una reseña publicada en The New York Times, surgió en 2010 como un conducto de liberación para su autor, que había sido condenado a no salir de su país de nacimiento por no haber cumplido con el servicio militar.Poco después llegó a los escenarios de todo el mundo con una primicia interesante: sólo podía ser representada una vez por un actor, quién recibiría el libreto a cumplir en el escenario y se comprometía, al igual que el público asistente, a no revelar nada de lo que sucedía en la obra. La siguiente vez que el experimento teatral se presente, se realizaría una experiencia diferente.[caption id="attachment_227367" align="aligncenter" width="725"]
Sergio Zurita como Winston Churchill en 3 Días en Mayo - Fotografía: Cortesía de la producción[/caption]Zurita, que conduce el programa Dispara Margot Dispara en MVS y recientemente participó en el montaje Terror en el Teatro Helénico, reconoce que, a priori, el reto es algo tan interesante como irresistible. Sin embargo, no deja de sentir un temor comprensible por lo que pudiera, o no, suceder en el escenario."Tengo muchas dudas. Sé que es un lugar común que alguien que habla todos los días en público, que trabaja como un exhibicionista profesional, diga que es tímido, pero es real, yo soy profundamente tímido", apunta el histrión, al mismo tiempo que señala su timidez como una de las características por las acepta este tipo de trabajos. "Los tímidos hacemos esta clase de cosas, es decir, no podemos decirle 'Hola' a una chica en un bar pero si podemos pararnos en un escenario o cruzar el mar nadando".El actor, que ha participado en obras como 3 días en Mayo de Ben Brown, donde interpretaba a Winston Churchill y El oeste solitario de Sam Shepard, también destacó la lucha que cualquier proyecto teatral —no sólo uno tan necesariamente misterioso como Conejo blanco, conejo rojo—, significa para cualquier intérprete."Estar actuando es una lucha constante con esa voz que te está juzgando todo el tiempo y te está diciendo que lo estás haciendo mal", dice, "Un día milagrosamente esa voz se calla y haces una función en la que de principio a fin te sientes como pez en el agua. Pero al día siguiente la voz regresa y pues, uno tiene que luchar con ella otra vez, no queda de otra".[caption id="attachment_227368" align="aligncenter" width="725"]
Zurita, en una de las escenas de Terror - Fotografía: Teatro Helénico[/caption]Después de presentarse con el texto de Soleimanpour, el próximo 15 de enero, Zurita continuará con sus labores teatrales: enfocará toda su atención en el remontaje de una de sus obras más reconocidas y volverá a escribir, recurriendo a una técnica que utilizaba en sus primeros intentos como dramaturgo."Cuando hice Los hermosos gitanos, la obra que más he disfrutado hacer, mi técnica era salir de trabajar, me iba al CCU y me metía a ver una película de Bergman", recuerda, haciendo mención a los ciclos retrospectivos que la UNAM dedicó al cineasta sueco en las salas del Centro Cultural Universitario. "Salía de ahí completamente acomplejado. Luego llegaba a mi casa y me ponía a ver la televisión vespertina, que es lo más bajo que puede haber. Esa combinación de ambas cosas me llevaban a decir 'Tengo que escribir algo sino terminaré ahí'. Es una manera de escribir un poco masoquista".Coincidiendo con la publicación de toda la filmografía de Bergman, a propósito del centenario de su nacimiento, y con sus ganas por volver a la escritura, Sergio Zurita promete, cual novillero, seguir aventándose al ruedo teatral cada vez que pueda, más allá de temores e incógnitas.Conejo blanco, conejo rojo - Cuarta temporadaHasta el 26 de febreroForo Lenin Romawww.lateatreria.com***Más en Gatopardo:La última noche del Foro ShakespeareHappy: el lado oscuro de la felicidadMemorial: Los problemas del fin del humanismo en teatro
El actor y dramaturgo Sergio Zurita se enfrenta a la incertidumbre de "Conejo blanco, conejo rojo".
Se necesita mucho, o en este caso muy poco, para poner a un exitoso actor y dramaturgo en jaque sobre el escenario. Para Sergio Zurita ese algo es la incertidumbre que significa representar, sólo por una noche, el monólogo Conejo blanco, conejo rojo, escrito por el autor iraní Nassim Soleimanpour.
"Es un salto de fe de mi parte ponerme en las manos de este dramaturgo que no conozco, cuyo texto no conozco y que quienes conocen no revelan nada", comenta el también conductor de radio en entrevista con Gatopardo. "Digamos que casi todo en la vida es un acto de fe, decir 'nos vemos mañana' es un acto de fe".El proyecto, del que Zurita supo por primera vez gracias a una reseña publicada en The New York Times, surgió en 2010 como un conducto de liberación para su autor, que había sido condenado a no salir de su país de nacimiento por no haber cumplido con el servicio militar.Poco después llegó a los escenarios de todo el mundo con una primicia interesante: sólo podía ser representada una vez por un actor, quién recibiría el libreto a cumplir en el escenario y se comprometía, al igual que el público asistente, a no revelar nada de lo que sucedía en la obra. La siguiente vez que el experimento teatral se presente, se realizaría una experiencia diferente.[caption id="attachment_227367" align="aligncenter" width="725"]
Sergio Zurita como Winston Churchill en 3 Días en Mayo - Fotografía: Cortesía de la producción[/caption]Zurita, que conduce el programa Dispara Margot Dispara en MVS y recientemente participó en el montaje Terror en el Teatro Helénico, reconoce que, a priori, el reto es algo tan interesante como irresistible. Sin embargo, no deja de sentir un temor comprensible por lo que pudiera, o no, suceder en el escenario."Tengo muchas dudas. Sé que es un lugar común que alguien que habla todos los días en público, que trabaja como un exhibicionista profesional, diga que es tímido, pero es real, yo soy profundamente tímido", apunta el histrión, al mismo tiempo que señala su timidez como una de las características por las acepta este tipo de trabajos. "Los tímidos hacemos esta clase de cosas, es decir, no podemos decirle 'Hola' a una chica en un bar pero si podemos pararnos en un escenario o cruzar el mar nadando".El actor, que ha participado en obras como 3 días en Mayo de Ben Brown, donde interpretaba a Winston Churchill y El oeste solitario de Sam Shepard, también destacó la lucha que cualquier proyecto teatral —no sólo uno tan necesariamente misterioso como Conejo blanco, conejo rojo—, significa para cualquier intérprete."Estar actuando es una lucha constante con esa voz que te está juzgando todo el tiempo y te está diciendo que lo estás haciendo mal", dice, "Un día milagrosamente esa voz se calla y haces una función en la que de principio a fin te sientes como pez en el agua. Pero al día siguiente la voz regresa y pues, uno tiene que luchar con ella otra vez, no queda de otra".[caption id="attachment_227368" align="aligncenter" width="725"]
Zurita, en una de las escenas de Terror - Fotografía: Teatro Helénico[/caption]Después de presentarse con el texto de Soleimanpour, el próximo 15 de enero, Zurita continuará con sus labores teatrales: enfocará toda su atención en el remontaje de una de sus obras más reconocidas y volverá a escribir, recurriendo a una técnica que utilizaba en sus primeros intentos como dramaturgo."Cuando hice Los hermosos gitanos, la obra que más he disfrutado hacer, mi técnica era salir de trabajar, me iba al CCU y me metía a ver una película de Bergman", recuerda, haciendo mención a los ciclos retrospectivos que la UNAM dedicó al cineasta sueco en las salas del Centro Cultural Universitario. "Salía de ahí completamente acomplejado. Luego llegaba a mi casa y me ponía a ver la televisión vespertina, que es lo más bajo que puede haber. Esa combinación de ambas cosas me llevaban a decir 'Tengo que escribir algo sino terminaré ahí'. Es una manera de escribir un poco masoquista".Coincidiendo con la publicación de toda la filmografía de Bergman, a propósito del centenario de su nacimiento, y con sus ganas por volver a la escritura, Sergio Zurita promete, cual novillero, seguir aventándose al ruedo teatral cada vez que pueda, más allá de temores e incógnitas.Conejo blanco, conejo rojo - Cuarta temporadaHasta el 26 de febreroForo Lenin Romawww.lateatreria.com***Más en Gatopardo:La última noche del Foro ShakespeareHappy: el lado oscuro de la felicidadMemorial: Los problemas del fin del humanismo en teatro
El actor y dramaturgo Sergio Zurita se enfrenta a la incertidumbre de "Conejo blanco, conejo rojo".
Se necesita mucho, o en este caso muy poco, para poner a un exitoso actor y dramaturgo en jaque sobre el escenario. Para Sergio Zurita ese algo es la incertidumbre que significa representar, sólo por una noche, el monólogo Conejo blanco, conejo rojo, escrito por el autor iraní Nassim Soleimanpour.
"Es un salto de fe de mi parte ponerme en las manos de este dramaturgo que no conozco, cuyo texto no conozco y que quienes conocen no revelan nada", comenta el también conductor de radio en entrevista con Gatopardo. "Digamos que casi todo en la vida es un acto de fe, decir 'nos vemos mañana' es un acto de fe".El proyecto, del que Zurita supo por primera vez gracias a una reseña publicada en The New York Times, surgió en 2010 como un conducto de liberación para su autor, que había sido condenado a no salir de su país de nacimiento por no haber cumplido con el servicio militar.Poco después llegó a los escenarios de todo el mundo con una primicia interesante: sólo podía ser representada una vez por un actor, quién recibiría el libreto a cumplir en el escenario y se comprometía, al igual que el público asistente, a no revelar nada de lo que sucedía en la obra. La siguiente vez que el experimento teatral se presente, se realizaría una experiencia diferente.[caption id="attachment_227367" align="aligncenter" width="725"]
Sergio Zurita como Winston Churchill en 3 Días en Mayo - Fotografía: Cortesía de la producción[/caption]Zurita, que conduce el programa Dispara Margot Dispara en MVS y recientemente participó en el montaje Terror en el Teatro Helénico, reconoce que, a priori, el reto es algo tan interesante como irresistible. Sin embargo, no deja de sentir un temor comprensible por lo que pudiera, o no, suceder en el escenario."Tengo muchas dudas. Sé que es un lugar común que alguien que habla todos los días en público, que trabaja como un exhibicionista profesional, diga que es tímido, pero es real, yo soy profundamente tímido", apunta el histrión, al mismo tiempo que señala su timidez como una de las características por las acepta este tipo de trabajos. "Los tímidos hacemos esta clase de cosas, es decir, no podemos decirle 'Hola' a una chica en un bar pero si podemos pararnos en un escenario o cruzar el mar nadando".El actor, que ha participado en obras como 3 días en Mayo de Ben Brown, donde interpretaba a Winston Churchill y El oeste solitario de Sam Shepard, también destacó la lucha que cualquier proyecto teatral —no sólo uno tan necesariamente misterioso como Conejo blanco, conejo rojo—, significa para cualquier intérprete."Estar actuando es una lucha constante con esa voz que te está juzgando todo el tiempo y te está diciendo que lo estás haciendo mal", dice, "Un día milagrosamente esa voz se calla y haces una función en la que de principio a fin te sientes como pez en el agua. Pero al día siguiente la voz regresa y pues, uno tiene que luchar con ella otra vez, no queda de otra".[caption id="attachment_227368" align="aligncenter" width="725"]
Zurita, en una de las escenas de Terror - Fotografía: Teatro Helénico[/caption]Después de presentarse con el texto de Soleimanpour, el próximo 15 de enero, Zurita continuará con sus labores teatrales: enfocará toda su atención en el remontaje de una de sus obras más reconocidas y volverá a escribir, recurriendo a una técnica que utilizaba en sus primeros intentos como dramaturgo."Cuando hice Los hermosos gitanos, la obra que más he disfrutado hacer, mi técnica era salir de trabajar, me iba al CCU y me metía a ver una película de Bergman", recuerda, haciendo mención a los ciclos retrospectivos que la UNAM dedicó al cineasta sueco en las salas del Centro Cultural Universitario. "Salía de ahí completamente acomplejado. Luego llegaba a mi casa y me ponía a ver la televisión vespertina, que es lo más bajo que puede haber. Esa combinación de ambas cosas me llevaban a decir 'Tengo que escribir algo sino terminaré ahí'. Es una manera de escribir un poco masoquista".Coincidiendo con la publicación de toda la filmografía de Bergman, a propósito del centenario de su nacimiento, y con sus ganas por volver a la escritura, Sergio Zurita promete, cual novillero, seguir aventándose al ruedo teatral cada vez que pueda, más allá de temores e incógnitas.Conejo blanco, conejo rojo - Cuarta temporadaHasta el 26 de febreroForo Lenin Romawww.lateatreria.com***Más en Gatopardo:La última noche del Foro ShakespeareHappy: el lado oscuro de la felicidadMemorial: Los problemas del fin del humanismo en teatro
El actor y dramaturgo Sergio Zurita se enfrenta a la incertidumbre de "Conejo blanco, conejo rojo".
Se necesita mucho, o en este caso muy poco, para poner a un exitoso actor y dramaturgo en jaque sobre el escenario. Para Sergio Zurita ese algo es la incertidumbre que significa representar, sólo por una noche, el monólogo Conejo blanco, conejo rojo, escrito por el autor iraní Nassim Soleimanpour.
"Es un salto de fe de mi parte ponerme en las manos de este dramaturgo que no conozco, cuyo texto no conozco y que quienes conocen no revelan nada", comenta el también conductor de radio en entrevista con Gatopardo. "Digamos que casi todo en la vida es un acto de fe, decir 'nos vemos mañana' es un acto de fe".El proyecto, del que Zurita supo por primera vez gracias a una reseña publicada en The New York Times, surgió en 2010 como un conducto de liberación para su autor, que había sido condenado a no salir de su país de nacimiento por no haber cumplido con el servicio militar.Poco después llegó a los escenarios de todo el mundo con una primicia interesante: sólo podía ser representada una vez por un actor, quién recibiría el libreto a cumplir en el escenario y se comprometía, al igual que el público asistente, a no revelar nada de lo que sucedía en la obra. La siguiente vez que el experimento teatral se presente, se realizaría una experiencia diferente.[caption id="attachment_227367" align="aligncenter" width="725"]
Sergio Zurita como Winston Churchill en 3 Días en Mayo - Fotografía: Cortesía de la producción[/caption]Zurita, que conduce el programa Dispara Margot Dispara en MVS y recientemente participó en el montaje Terror en el Teatro Helénico, reconoce que, a priori, el reto es algo tan interesante como irresistible. Sin embargo, no deja de sentir un temor comprensible por lo que pudiera, o no, suceder en el escenario."Tengo muchas dudas. Sé que es un lugar común que alguien que habla todos los días en público, que trabaja como un exhibicionista profesional, diga que es tímido, pero es real, yo soy profundamente tímido", apunta el histrión, al mismo tiempo que señala su timidez como una de las características por las acepta este tipo de trabajos. "Los tímidos hacemos esta clase de cosas, es decir, no podemos decirle 'Hola' a una chica en un bar pero si podemos pararnos en un escenario o cruzar el mar nadando".El actor, que ha participado en obras como 3 días en Mayo de Ben Brown, donde interpretaba a Winston Churchill y El oeste solitario de Sam Shepard, también destacó la lucha que cualquier proyecto teatral —no sólo uno tan necesariamente misterioso como Conejo blanco, conejo rojo—, significa para cualquier intérprete."Estar actuando es una lucha constante con esa voz que te está juzgando todo el tiempo y te está diciendo que lo estás haciendo mal", dice, "Un día milagrosamente esa voz se calla y haces una función en la que de principio a fin te sientes como pez en el agua. Pero al día siguiente la voz regresa y pues, uno tiene que luchar con ella otra vez, no queda de otra".[caption id="attachment_227368" align="aligncenter" width="725"]
Zurita, en una de las escenas de Terror - Fotografía: Teatro Helénico[/caption]Después de presentarse con el texto de Soleimanpour, el próximo 15 de enero, Zurita continuará con sus labores teatrales: enfocará toda su atención en el remontaje de una de sus obras más reconocidas y volverá a escribir, recurriendo a una técnica que utilizaba en sus primeros intentos como dramaturgo."Cuando hice Los hermosos gitanos, la obra que más he disfrutado hacer, mi técnica era salir de trabajar, me iba al CCU y me metía a ver una película de Bergman", recuerda, haciendo mención a los ciclos retrospectivos que la UNAM dedicó al cineasta sueco en las salas del Centro Cultural Universitario. "Salía de ahí completamente acomplejado. Luego llegaba a mi casa y me ponía a ver la televisión vespertina, que es lo más bajo que puede haber. Esa combinación de ambas cosas me llevaban a decir 'Tengo que escribir algo sino terminaré ahí'. Es una manera de escribir un poco masoquista".Coincidiendo con la publicación de toda la filmografía de Bergman, a propósito del centenario de su nacimiento, y con sus ganas por volver a la escritura, Sergio Zurita promete, cual novillero, seguir aventándose al ruedo teatral cada vez que pueda, más allá de temores e incógnitas.Conejo blanco, conejo rojo - Cuarta temporadaHasta el 26 de febreroForo Lenin Romawww.lateatreria.com***Más en Gatopardo:La última noche del Foro ShakespeareHappy: el lado oscuro de la felicidadMemorial: Los problemas del fin del humanismo en teatro
Se necesita mucho, o en este caso muy poco, para poner a un exitoso actor y dramaturgo en jaque sobre el escenario. Para Sergio Zurita ese algo es la incertidumbre que significa representar, sólo por una noche, el monólogo Conejo blanco, conejo rojo, escrito por el autor iraní Nassim Soleimanpour.
"Es un salto de fe de mi parte ponerme en las manos de este dramaturgo que no conozco, cuyo texto no conozco y que quienes conocen no revelan nada", comenta el también conductor de radio en entrevista con Gatopardo. "Digamos que casi todo en la vida es un acto de fe, decir 'nos vemos mañana' es un acto de fe".El proyecto, del que Zurita supo por primera vez gracias a una reseña publicada en The New York Times, surgió en 2010 como un conducto de liberación para su autor, que había sido condenado a no salir de su país de nacimiento por no haber cumplido con el servicio militar.Poco después llegó a los escenarios de todo el mundo con una primicia interesante: sólo podía ser representada una vez por un actor, quién recibiría el libreto a cumplir en el escenario y se comprometía, al igual que el público asistente, a no revelar nada de lo que sucedía en la obra. La siguiente vez que el experimento teatral se presente, se realizaría una experiencia diferente.[caption id="attachment_227367" align="aligncenter" width="725"]
Sergio Zurita como Winston Churchill en 3 Días en Mayo - Fotografía: Cortesía de la producción[/caption]Zurita, que conduce el programa Dispara Margot Dispara en MVS y recientemente participó en el montaje Terror en el Teatro Helénico, reconoce que, a priori, el reto es algo tan interesante como irresistible. Sin embargo, no deja de sentir un temor comprensible por lo que pudiera, o no, suceder en el escenario."Tengo muchas dudas. Sé que es un lugar común que alguien que habla todos los días en público, que trabaja como un exhibicionista profesional, diga que es tímido, pero es real, yo soy profundamente tímido", apunta el histrión, al mismo tiempo que señala su timidez como una de las características por las acepta este tipo de trabajos. "Los tímidos hacemos esta clase de cosas, es decir, no podemos decirle 'Hola' a una chica en un bar pero si podemos pararnos en un escenario o cruzar el mar nadando".El actor, que ha participado en obras como 3 días en Mayo de Ben Brown, donde interpretaba a Winston Churchill y El oeste solitario de Sam Shepard, también destacó la lucha que cualquier proyecto teatral —no sólo uno tan necesariamente misterioso como Conejo blanco, conejo rojo—, significa para cualquier intérprete."Estar actuando es una lucha constante con esa voz que te está juzgando todo el tiempo y te está diciendo que lo estás haciendo mal", dice, "Un día milagrosamente esa voz se calla y haces una función en la que de principio a fin te sientes como pez en el agua. Pero al día siguiente la voz regresa y pues, uno tiene que luchar con ella otra vez, no queda de otra".[caption id="attachment_227368" align="aligncenter" width="725"]
Zurita, en una de las escenas de Terror - Fotografía: Teatro Helénico[/caption]Después de presentarse con el texto de Soleimanpour, el próximo 15 de enero, Zurita continuará con sus labores teatrales: enfocará toda su atención en el remontaje de una de sus obras más reconocidas y volverá a escribir, recurriendo a una técnica que utilizaba en sus primeros intentos como dramaturgo."Cuando hice Los hermosos gitanos, la obra que más he disfrutado hacer, mi técnica era salir de trabajar, me iba al CCU y me metía a ver una película de Bergman", recuerda, haciendo mención a los ciclos retrospectivos que la UNAM dedicó al cineasta sueco en las salas del Centro Cultural Universitario. "Salía de ahí completamente acomplejado. Luego llegaba a mi casa y me ponía a ver la televisión vespertina, que es lo más bajo que puede haber. Esa combinación de ambas cosas me llevaban a decir 'Tengo que escribir algo sino terminaré ahí'. Es una manera de escribir un poco masoquista".Coincidiendo con la publicación de toda la filmografía de Bergman, a propósito del centenario de su nacimiento, y con sus ganas por volver a la escritura, Sergio Zurita promete, cual novillero, seguir aventándose al ruedo teatral cada vez que pueda, más allá de temores e incógnitas.Conejo blanco, conejo rojo - Cuarta temporadaHasta el 26 de febreroForo Lenin Romawww.lateatreria.com***Más en Gatopardo:La última noche del Foro ShakespeareHappy: el lado oscuro de la felicidadMemorial: Los problemas del fin del humanismo en teatro
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