Hace algunos años odiaba ir a Polanco. Llegar era un martirio, sobre todo después del trabajo, por el tráfico y la cantidad de ruido constante. Siempre he preferido el silencio, los sonidos calmados y bajos, los grandes espacios.Esta vez fui a la Galería Luis Adelantado, que va de acuerdo con todo lo que amo tanto: espacios amplios, silencio y buena iluminación. Llegué a la colonia Anáhuac poco antes del cierre de la galería, una hora antes, tiempo suficiente para recorrer con toda calma la exposición.
El espacio es garantía de calidad, pero, aún sabiéndolo, lo que descubrí me sorprendió. La exhibición se llama “Fragmentos de un discurso amoroso”; en ella, la artista costarricense Priscilla Monge presenta diferentes maneras de preguntarse qué es el amor? y cuántas formas puede tomar. Los formatos van desde fotografías Polaroid o una sábana nupcial de más de 12 metros de extensión hasta letras neón que forman frases como “El amor es cosa de vida o muerte”. Las enormes salas de esta espléndida galería forman parte de lo que alguna vez fue una bodega de fábrica y ahí adentro, entre imágenes de amantes dormidos, todos los objetos sirven de metáfora para hablar de lo compleja que puede ser una relación amorosa.
El título de la muestra viene del libro homónimo de Roland Barthes, en el que el filósofo francés reunió textos de distintos autores sobre el amor. En este caso, la artista aborda el tema desde el arte contemporáneo y reflexiona sobre la forma en que una relación sentimental es también un duelo de poderes, y en muchos momentos pasa de lo íntimo y humano a la frialdad de una negociación política.Además del amor, el lenguaje conceptual que caracteriza la obra de Priscilla Monge es un recorrido de reflexiones sobre la vida, la violencia, la muerte y el deseo. La apuesta de la artista es que el visitante se aventure a descifrar con calma esos amplios conceptos a partir de sus experiencias personales, en diálogo con lo que ella pone ante sus ojos.
Por eso amo tanto la quietud, el espacio y la capacidad de silenciar al mundo. Antes creía que eso era un concepto holístico y ajeno, pero hoy lo alcanzo cada vez que voy al volante, sin sonidos exteriores ni vibración alguna. Como viajar en una cápsula o en la silenciosa cabina de una Buick Envision, que calla al mundo, y al volante me da el espacio para reflexionar sobre lo que es verdaderamente importante para mí, como lo hacen las obras de Priscilla Monge. Así son mis tardes, así es nuestro lujo, nuestros momentos.
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Espacios amplios, silencio y buena iluminación: la Galería Luis Adelantado en Polanco es todo lo que amamos.
Hace algunos años odiaba ir a Polanco. Llegar era un martirio, sobre todo después del trabajo, por el tráfico y la cantidad de ruido constante. Siempre he preferido el silencio, los sonidos calmados y bajos, los grandes espacios.Esta vez fui a la Galería Luis Adelantado, que va de acuerdo con todo lo que amo tanto: espacios amplios, silencio y buena iluminación. Llegué a la colonia Anáhuac poco antes del cierre de la galería, una hora antes, tiempo suficiente para recorrer con toda calma la exposición.
El espacio es garantía de calidad, pero, aún sabiéndolo, lo que descubrí me sorprendió. La exhibición se llama “Fragmentos de un discurso amoroso”; en ella, la artista costarricense Priscilla Monge presenta diferentes maneras de preguntarse qué es el amor? y cuántas formas puede tomar. Los formatos van desde fotografías Polaroid o una sábana nupcial de más de 12 metros de extensión hasta letras neón que forman frases como “El amor es cosa de vida o muerte”. Las enormes salas de esta espléndida galería forman parte de lo que alguna vez fue una bodega de fábrica y ahí adentro, entre imágenes de amantes dormidos, todos los objetos sirven de metáfora para hablar de lo compleja que puede ser una relación amorosa.
El título de la muestra viene del libro homónimo de Roland Barthes, en el que el filósofo francés reunió textos de distintos autores sobre el amor. En este caso, la artista aborda el tema desde el arte contemporáneo y reflexiona sobre la forma en que una relación sentimental es también un duelo de poderes, y en muchos momentos pasa de lo íntimo y humano a la frialdad de una negociación política.Además del amor, el lenguaje conceptual que caracteriza la obra de Priscilla Monge es un recorrido de reflexiones sobre la vida, la violencia, la muerte y el deseo. La apuesta de la artista es que el visitante se aventure a descifrar con calma esos amplios conceptos a partir de sus experiencias personales, en diálogo con lo que ella pone ante sus ojos.
Por eso amo tanto la quietud, el espacio y la capacidad de silenciar al mundo. Antes creía que eso era un concepto holístico y ajeno, pero hoy lo alcanzo cada vez que voy al volante, sin sonidos exteriores ni vibración alguna. Como viajar en una cápsula o en la silenciosa cabina de una Buick Envision, que calla al mundo, y al volante me da el espacio para reflexionar sobre lo que es verdaderamente importante para mí, como lo hacen las obras de Priscilla Monge. Así son mis tardes, así es nuestro lujo, nuestros momentos.
Espacios amplios, silencio y buena iluminación: la Galería Luis Adelantado en Polanco es todo lo que amamos.
Hace algunos años odiaba ir a Polanco. Llegar era un martirio, sobre todo después del trabajo, por el tráfico y la cantidad de ruido constante. Siempre he preferido el silencio, los sonidos calmados y bajos, los grandes espacios.Esta vez fui a la Galería Luis Adelantado, que va de acuerdo con todo lo que amo tanto: espacios amplios, silencio y buena iluminación. Llegué a la colonia Anáhuac poco antes del cierre de la galería, una hora antes, tiempo suficiente para recorrer con toda calma la exposición.
El espacio es garantía de calidad, pero, aún sabiéndolo, lo que descubrí me sorprendió. La exhibición se llama “Fragmentos de un discurso amoroso”; en ella, la artista costarricense Priscilla Monge presenta diferentes maneras de preguntarse qué es el amor? y cuántas formas puede tomar. Los formatos van desde fotografías Polaroid o una sábana nupcial de más de 12 metros de extensión hasta letras neón que forman frases como “El amor es cosa de vida o muerte”. Las enormes salas de esta espléndida galería forman parte de lo que alguna vez fue una bodega de fábrica y ahí adentro, entre imágenes de amantes dormidos, todos los objetos sirven de metáfora para hablar de lo compleja que puede ser una relación amorosa.
El título de la muestra viene del libro homónimo de Roland Barthes, en el que el filósofo francés reunió textos de distintos autores sobre el amor. En este caso, la artista aborda el tema desde el arte contemporáneo y reflexiona sobre la forma en que una relación sentimental es también un duelo de poderes, y en muchos momentos pasa de lo íntimo y humano a la frialdad de una negociación política.Además del amor, el lenguaje conceptual que caracteriza la obra de Priscilla Monge es un recorrido de reflexiones sobre la vida, la violencia, la muerte y el deseo. La apuesta de la artista es que el visitante se aventure a descifrar con calma esos amplios conceptos a partir de sus experiencias personales, en diálogo con lo que ella pone ante sus ojos.
Por eso amo tanto la quietud, el espacio y la capacidad de silenciar al mundo. Antes creía que eso era un concepto holístico y ajeno, pero hoy lo alcanzo cada vez que voy al volante, sin sonidos exteriores ni vibración alguna. Como viajar en una cápsula o en la silenciosa cabina de una Buick Envision, que calla al mundo, y al volante me da el espacio para reflexionar sobre lo que es verdaderamente importante para mí, como lo hacen las obras de Priscilla Monge. Así son mis tardes, así es nuestro lujo, nuestros momentos.
Espacios amplios, silencio y buena iluminación: la Galería Luis Adelantado en Polanco es todo lo que amamos.
Hace algunos años odiaba ir a Polanco. Llegar era un martirio, sobre todo después del trabajo, por el tráfico y la cantidad de ruido constante. Siempre he preferido el silencio, los sonidos calmados y bajos, los grandes espacios.Esta vez fui a la Galería Luis Adelantado, que va de acuerdo con todo lo que amo tanto: espacios amplios, silencio y buena iluminación. Llegué a la colonia Anáhuac poco antes del cierre de la galería, una hora antes, tiempo suficiente para recorrer con toda calma la exposición.
El espacio es garantía de calidad, pero, aún sabiéndolo, lo que descubrí me sorprendió. La exhibición se llama “Fragmentos de un discurso amoroso”; en ella, la artista costarricense Priscilla Monge presenta diferentes maneras de preguntarse qué es el amor? y cuántas formas puede tomar. Los formatos van desde fotografías Polaroid o una sábana nupcial de más de 12 metros de extensión hasta letras neón que forman frases como “El amor es cosa de vida o muerte”. Las enormes salas de esta espléndida galería forman parte de lo que alguna vez fue una bodega de fábrica y ahí adentro, entre imágenes de amantes dormidos, todos los objetos sirven de metáfora para hablar de lo compleja que puede ser una relación amorosa.
El título de la muestra viene del libro homónimo de Roland Barthes, en el que el filósofo francés reunió textos de distintos autores sobre el amor. En este caso, la artista aborda el tema desde el arte contemporáneo y reflexiona sobre la forma en que una relación sentimental es también un duelo de poderes, y en muchos momentos pasa de lo íntimo y humano a la frialdad de una negociación política.Además del amor, el lenguaje conceptual que caracteriza la obra de Priscilla Monge es un recorrido de reflexiones sobre la vida, la violencia, la muerte y el deseo. La apuesta de la artista es que el visitante se aventure a descifrar con calma esos amplios conceptos a partir de sus experiencias personales, en diálogo con lo que ella pone ante sus ojos.
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Hace algunos años odiaba ir a Polanco. Llegar era un martirio, sobre todo después del trabajo, por el tráfico y la cantidad de ruido constante. Siempre he preferido el silencio, los sonidos calmados y bajos, los grandes espacios.Esta vez fui a la Galería Luis Adelantado, que va de acuerdo con todo lo que amo tanto: espacios amplios, silencio y buena iluminación. Llegué a la colonia Anáhuac poco antes del cierre de la galería, una hora antes, tiempo suficiente para recorrer con toda calma la exposición.
El espacio es garantía de calidad, pero, aún sabiéndolo, lo que descubrí me sorprendió. La exhibición se llama “Fragmentos de un discurso amoroso”; en ella, la artista costarricense Priscilla Monge presenta diferentes maneras de preguntarse qué es el amor? y cuántas formas puede tomar. Los formatos van desde fotografías Polaroid o una sábana nupcial de más de 12 metros de extensión hasta letras neón que forman frases como “El amor es cosa de vida o muerte”. Las enormes salas de esta espléndida galería forman parte de lo que alguna vez fue una bodega de fábrica y ahí adentro, entre imágenes de amantes dormidos, todos los objetos sirven de metáfora para hablar de lo compleja que puede ser una relación amorosa.
El título de la muestra viene del libro homónimo de Roland Barthes, en el que el filósofo francés reunió textos de distintos autores sobre el amor. En este caso, la artista aborda el tema desde el arte contemporáneo y reflexiona sobre la forma en que una relación sentimental es también un duelo de poderes, y en muchos momentos pasa de lo íntimo y humano a la frialdad de una negociación política.Además del amor, el lenguaje conceptual que caracteriza la obra de Priscilla Monge es un recorrido de reflexiones sobre la vida, la violencia, la muerte y el deseo. La apuesta de la artista es que el visitante se aventure a descifrar con calma esos amplios conceptos a partir de sus experiencias personales, en diálogo con lo que ella pone ante sus ojos.
Por eso amo tanto la quietud, el espacio y la capacidad de silenciar al mundo. Antes creía que eso era un concepto holístico y ajeno, pero hoy lo alcanzo cada vez que voy al volante, sin sonidos exteriores ni vibración alguna. Como viajar en una cápsula o en la silenciosa cabina de una Buick Envision, que calla al mundo, y al volante me da el espacio para reflexionar sobre lo que es verdaderamente importante para mí, como lo hacen las obras de Priscilla Monge. Así son mis tardes, así es nuestro lujo, nuestros momentos.
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