¿Nacieron ya las primeras bebés genéticamente modificadas?

¿Nacieron ya las primeras bebés genéticamente modificadas?

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Un científico chino afirma haber implantado exitosamente embriones humanos genéticamente modificados

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Fotografía de
Realización de
Ilustración de
Traducción de

Hay pocas cosas que han tenido la capacidad de alterar a la comunidad científica en la época actual como una noticia publicada el 25 de noviembre de 2018 en el MIT Technology Review. En esta, nos enteramos que un científico chino, de nombre He Jiankui, afiliado a la Southern University of Science and Technology of China, afirmaba haber implantado embriones genéticamente modificados en una mujer y que estos habían derivado en el nacimiento de unas gemelas sanas. La alteración consistía en deshabilitar la vía más común que utiliza el VIH para infectar a las células humanas, es decir, un gen llamado CCR5 que codifica una proteína que le permite el acceso al virus al interior de las células. PUM. Ardió Troya entera.[caption id="attachment_226471" align="aligncenter" width="548"]

bebés genéticamente modificados, He Jiankui

He Jiankui[/caption]Esto nunca había ocurrido. Al menos no así. Si bien se han hecho modificaciones genéticas en embriones humanos, estos nunca se habían implantado, por lo mismo nunca habían llegado a término, y todos los experimentos se quedaban como tal en el laboratorio. Y había una suerte de acuerdo internacional en el que se entendía que esto no se haría hasta que no se tuvieran claros un montón de lineamientos y precauciones para asegurarnos de que nada fuera a salir mal, o al menos para minimizar lo más posible los riesgos. Estamos hablando de una vida humana, al final del día. Que, además, puede reproducirse y transferir los errores a las siguientes generaciones; este es un riesgo de las modificaciones genéticas que llamamos de línea germinal y que se hacen en embrión, espermatozoides y óvulos. Si la edición genética se hace en un individuo adulto y en células no reproductivas, se conoce como “somática” y no presenta tantos riesgos porque no se puede heredar. Es decir, si hay un error hasta ahí llegó. Pero la realidad es que nadie quiere modificaciones genéticas humanamente provocadas que salgan mal. Y no estamos como para lanzarnos a hacer procedimientos riesgosos sólo porque ahora podemos. Digo que “ahora podemos” porque, si bien existen tecnologías de ingeniería genética desde hace décadas, es hasta el desarrollo de una nueva herramienta de edición genética llamada CRISPR-Cas9 que se ha logrado cortar, pegar y cambiar la información genética de los seres vivos de forma bien dirigida, considerablemente exacta y minimizando los errores que podrían surgir, por ejemplo, si una secuencia genética que se busca insertar se pega en el lugar equivocado. Esta fue precísamente la herramienta que He utilizó para deshabilitar el gen que permite que las cepas más comunes de VIH nos infecten.

Ahora bien, a nadie le consta realmente que las bebés presenten realmente la modificación que He aseguró que había realizado, ya que sus datos experimentales no fueron publicados en una revista arbitrada, sólo unos cuantos científicos han podido tener acceso a ellos y además se necesitaría hacer una comparación minuciosa del genoma de las bebés con el de los padres para ver si la edición se realizó exitosamente o no. Sin embargo, la mera posibilidad de que el procedimiento haya sido exitoso fue suficiente como para desencadenar una serie de discusiones éticas sobre, a grandes rasgos, si lo que hizo el científico chino estuvo bien o no. Estos son algunos de los puntos que abarcan estas discusiones. Primero, que actuó en secreto, a espaldas de la comunidad científica internacional y de la institución para la que trabaja (la Universidad dijo que no tenían conocimiento de las acciones de He porque este estaba de licencia sin paga desde el mes de febrero), probablemente por saber que lo que estaba llevando a cabo sería ampliamente criticado y controversial. Segundo, que la modificación que realizó no es siquiera tan útil, debido a que hay cepas de VIH que no utilizan esa vía para infectar células humanas y porque, además, la enfermedad que produce es prevenible y tratable, a diferencia de otros desórdenes genéticos incurables y graves como la enfermedad de Huntington, que podrían haber sido mejores candidatos para un experimento como este. Es decir, no sobra tener una protección extra contra el VIH, pero quizás no valía la pena aventarse todo este borlote por algo que puede no hacer ninguna diferencia en la vida del paciente.

bebés genéticamente modificados, int1

Tercero, que es un proceso aún en fases experimentales y puede significarle un riesgo importante a las gemelas cuyo genoma fue editado; no sabemos aún si la edición se realizó de forma tal que no vaya a tener consecuencias negativas posteriores para las pacientes. Hay muchas cosas que podrían haber salido mal con el procedimiento y simplemente no se han manifestado aún. Cuarto, que la modificación genética en humanos conlleva cuestiones éticas de fondo que no han podido resolverse. Pensemos en un mundo en el que la intervención al genoma es algo que se realiza de manera común en hospitales y centros especializados alrededor del mundo, si bien no para crear “bebés de diseño”, otorgándoles rasgos deseados por los padres, como una mayor altura u ojos de un cierto color, sino para eliminar la posibilidad de que el paciente padezca una serie de enfermedades. Es probable que la aplicación de estas tecnologías sea excluyente. Es decir, que al ser procedimientos caros, su uso se limitaría a la población que puede pagarlos, acrecentando la desigualdad ya existente. También podrían favorecer la discriminación; aquellos no modificados podrían perder oportunidades frente a otros individuos que gracias a la ingeniería genética tienen rasgos que les den algún tipo de ventaja. No necesitamos una justificación biológica que valide la idea de que hay grupos de personas mejores que otros.

Quinta. Imagínense que en vez de usar estas técnicas de edición genética para prevención de enfermedades, aprovechamos que ya las tenemos puliditas y listas y empezamos a usarlas para sí generar bebés de diseño, que además de las características físicas que los padres consideren deseables para sus criaturitas, podrían poseer también rasgos que les otorguen aún más ventajas que aquellos niños que no las hayan podido costear: la desigualdad se vuelve todavía más grave. Es una pendiente resbalosa preocupante. Última, que se está modificando el genoma humano y no estamos en condiciones de hacernos responsables por lo que significaría para el futuro del ser humano que estemos jugando con la carga genética de las próximas generaciones sólo porque ahora contamos con herramientas para hacerlo. Ojo. Todo esto no significa que debemos descartar la modificación genética en humanos per se, ya que promete ser una herramienta muy útil para la medicina y por ende para la salud humana. Lo que está pasando a raíz de esta movida irresponsable por parte de He es que se está satanizando a la ingeniería genética, cosa que no es ideal. Puede hacerse de otra forma. Es evidente que hay que establecer lineamientos para que este tipo de experimentos rebeldes no se sigan llevando a cabo, y que cada paso que se dé sea con consenso y responsabilidad. Y siempre de la mano de la bioética.También te puede interesar:Central de ciencia: el Nobel de MedicinaSonda Parker: el sueño de acercarse al SolSí, hay agua líquida Marte

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Hay pocas cosas que han tenido la capacidad de alterar a la comunidad científica en la época actual como una noticia publicada el 25 de noviembre de 2018 en el MIT Technology Review. En esta, nos enteramos que un científico chino, de nombre He Jiankui, afiliado a la Southern University of Science and Technology of China, afirmaba haber implantado embriones genéticamente modificados en una mujer y que estos habían derivado en el nacimiento de unas gemelas sanas. La alteración consistía en deshabilitar la vía más común que utiliza el VIH para infectar a las células humanas, es decir, un gen llamado CCR5 que codifica una proteína que le permite el acceso al virus al interior de las células. PUM. Ardió Troya entera.[caption id="attachment_226471" align="aligncenter" width="548"]

bebés genéticamente modificados, He Jiankui

He Jiankui[/caption]Esto nunca había ocurrido. Al menos no así. Si bien se han hecho modificaciones genéticas en embriones humanos, estos nunca se habían implantado, por lo mismo nunca habían llegado a término, y todos los experimentos se quedaban como tal en el laboratorio. Y había una suerte de acuerdo internacional en el que se entendía que esto no se haría hasta que no se tuvieran claros un montón de lineamientos y precauciones para asegurarnos de que nada fuera a salir mal, o al menos para minimizar lo más posible los riesgos. Estamos hablando de una vida humana, al final del día. Que, además, puede reproducirse y transferir los errores a las siguientes generaciones; este es un riesgo de las modificaciones genéticas que llamamos de línea germinal y que se hacen en embrión, espermatozoides y óvulos. Si la edición genética se hace en un individuo adulto y en células no reproductivas, se conoce como “somática” y no presenta tantos riesgos porque no se puede heredar. Es decir, si hay un error hasta ahí llegó. Pero la realidad es que nadie quiere modificaciones genéticas humanamente provocadas que salgan mal. Y no estamos como para lanzarnos a hacer procedimientos riesgosos sólo porque ahora podemos. Digo que “ahora podemos” porque, si bien existen tecnologías de ingeniería genética desde hace décadas, es hasta el desarrollo de una nueva herramienta de edición genética llamada CRISPR-Cas9 que se ha logrado cortar, pegar y cambiar la información genética de los seres vivos de forma bien dirigida, considerablemente exacta y minimizando los errores que podrían surgir, por ejemplo, si una secuencia genética que se busca insertar se pega en el lugar equivocado. Esta fue precísamente la herramienta que He utilizó para deshabilitar el gen que permite que las cepas más comunes de VIH nos infecten.

Ahora bien, a nadie le consta realmente que las bebés presenten realmente la modificación que He aseguró que había realizado, ya que sus datos experimentales no fueron publicados en una revista arbitrada, sólo unos cuantos científicos han podido tener acceso a ellos y además se necesitaría hacer una comparación minuciosa del genoma de las bebés con el de los padres para ver si la edición se realizó exitosamente o no. Sin embargo, la mera posibilidad de que el procedimiento haya sido exitoso fue suficiente como para desencadenar una serie de discusiones éticas sobre, a grandes rasgos, si lo que hizo el científico chino estuvo bien o no. Estos son algunos de los puntos que abarcan estas discusiones. Primero, que actuó en secreto, a espaldas de la comunidad científica internacional y de la institución para la que trabaja (la Universidad dijo que no tenían conocimiento de las acciones de He porque este estaba de licencia sin paga desde el mes de febrero), probablemente por saber que lo que estaba llevando a cabo sería ampliamente criticado y controversial. Segundo, que la modificación que realizó no es siquiera tan útil, debido a que hay cepas de VIH que no utilizan esa vía para infectar células humanas y porque, además, la enfermedad que produce es prevenible y tratable, a diferencia de otros desórdenes genéticos incurables y graves como la enfermedad de Huntington, que podrían haber sido mejores candidatos para un experimento como este. Es decir, no sobra tener una protección extra contra el VIH, pero quizás no valía la pena aventarse todo este borlote por algo que puede no hacer ninguna diferencia en la vida del paciente.

bebés genéticamente modificados, int1

Tercero, que es un proceso aún en fases experimentales y puede significarle un riesgo importante a las gemelas cuyo genoma fue editado; no sabemos aún si la edición se realizó de forma tal que no vaya a tener consecuencias negativas posteriores para las pacientes. Hay muchas cosas que podrían haber salido mal con el procedimiento y simplemente no se han manifestado aún. Cuarto, que la modificación genética en humanos conlleva cuestiones éticas de fondo que no han podido resolverse. Pensemos en un mundo en el que la intervención al genoma es algo que se realiza de manera común en hospitales y centros especializados alrededor del mundo, si bien no para crear “bebés de diseño”, otorgándoles rasgos deseados por los padres, como una mayor altura u ojos de un cierto color, sino para eliminar la posibilidad de que el paciente padezca una serie de enfermedades. Es probable que la aplicación de estas tecnologías sea excluyente. Es decir, que al ser procedimientos caros, su uso se limitaría a la población que puede pagarlos, acrecentando la desigualdad ya existente. También podrían favorecer la discriminación; aquellos no modificados podrían perder oportunidades frente a otros individuos que gracias a la ingeniería genética tienen rasgos que les den algún tipo de ventaja. No necesitamos una justificación biológica que valide la idea de que hay grupos de personas mejores que otros.

Quinta. Imagínense que en vez de usar estas técnicas de edición genética para prevención de enfermedades, aprovechamos que ya las tenemos puliditas y listas y empezamos a usarlas para sí generar bebés de diseño, que además de las características físicas que los padres consideren deseables para sus criaturitas, podrían poseer también rasgos que les otorguen aún más ventajas que aquellos niños que no las hayan podido costear: la desigualdad se vuelve todavía más grave. Es una pendiente resbalosa preocupante. Última, que se está modificando el genoma humano y no estamos en condiciones de hacernos responsables por lo que significaría para el futuro del ser humano que estemos jugando con la carga genética de las próximas generaciones sólo porque ahora contamos con herramientas para hacerlo. Ojo. Todo esto no significa que debemos descartar la modificación genética en humanos per se, ya que promete ser una herramienta muy útil para la medicina y por ende para la salud humana. Lo que está pasando a raíz de esta movida irresponsable por parte de He es que se está satanizando a la ingeniería genética, cosa que no es ideal. Puede hacerse de otra forma. Es evidente que hay que establecer lineamientos para que este tipo de experimentos rebeldes no se sigan llevando a cabo, y que cada paso que se dé sea con consenso y responsabilidad. Y siempre de la mano de la bioética.También te puede interesar:Central de ciencia: el Nobel de MedicinaSonda Parker: el sueño de acercarse al SolSí, hay agua líquida Marte

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Un científico chino afirma haber implantado exitosamente embriones humanos genéticamente modificados

Hay pocas cosas que han tenido la capacidad de alterar a la comunidad científica en la época actual como una noticia publicada el 25 de noviembre de 2018 en el MIT Technology Review. En esta, nos enteramos que un científico chino, de nombre He Jiankui, afiliado a la Southern University of Science and Technology of China, afirmaba haber implantado embriones genéticamente modificados en una mujer y que estos habían derivado en el nacimiento de unas gemelas sanas. La alteración consistía en deshabilitar la vía más común que utiliza el VIH para infectar a las células humanas, es decir, un gen llamado CCR5 que codifica una proteína que le permite el acceso al virus al interior de las células. PUM. Ardió Troya entera.[caption id="attachment_226471" align="aligncenter" width="548"]

bebés genéticamente modificados, He Jiankui

He Jiankui[/caption]Esto nunca había ocurrido. Al menos no así. Si bien se han hecho modificaciones genéticas en embriones humanos, estos nunca se habían implantado, por lo mismo nunca habían llegado a término, y todos los experimentos se quedaban como tal en el laboratorio. Y había una suerte de acuerdo internacional en el que se entendía que esto no se haría hasta que no se tuvieran claros un montón de lineamientos y precauciones para asegurarnos de que nada fuera a salir mal, o al menos para minimizar lo más posible los riesgos. Estamos hablando de una vida humana, al final del día. Que, además, puede reproducirse y transferir los errores a las siguientes generaciones; este es un riesgo de las modificaciones genéticas que llamamos de línea germinal y que se hacen en embrión, espermatozoides y óvulos. Si la edición genética se hace en un individuo adulto y en células no reproductivas, se conoce como “somática” y no presenta tantos riesgos porque no se puede heredar. Es decir, si hay un error hasta ahí llegó. Pero la realidad es que nadie quiere modificaciones genéticas humanamente provocadas que salgan mal. Y no estamos como para lanzarnos a hacer procedimientos riesgosos sólo porque ahora podemos. Digo que “ahora podemos” porque, si bien existen tecnologías de ingeniería genética desde hace décadas, es hasta el desarrollo de una nueva herramienta de edición genética llamada CRISPR-Cas9 que se ha logrado cortar, pegar y cambiar la información genética de los seres vivos de forma bien dirigida, considerablemente exacta y minimizando los errores que podrían surgir, por ejemplo, si una secuencia genética que se busca insertar se pega en el lugar equivocado. Esta fue precísamente la herramienta que He utilizó para deshabilitar el gen que permite que las cepas más comunes de VIH nos infecten.

Ahora bien, a nadie le consta realmente que las bebés presenten realmente la modificación que He aseguró que había realizado, ya que sus datos experimentales no fueron publicados en una revista arbitrada, sólo unos cuantos científicos han podido tener acceso a ellos y además se necesitaría hacer una comparación minuciosa del genoma de las bebés con el de los padres para ver si la edición se realizó exitosamente o no. Sin embargo, la mera posibilidad de que el procedimiento haya sido exitoso fue suficiente como para desencadenar una serie de discusiones éticas sobre, a grandes rasgos, si lo que hizo el científico chino estuvo bien o no. Estos son algunos de los puntos que abarcan estas discusiones. Primero, que actuó en secreto, a espaldas de la comunidad científica internacional y de la institución para la que trabaja (la Universidad dijo que no tenían conocimiento de las acciones de He porque este estaba de licencia sin paga desde el mes de febrero), probablemente por saber que lo que estaba llevando a cabo sería ampliamente criticado y controversial. Segundo, que la modificación que realizó no es siquiera tan útil, debido a que hay cepas de VIH que no utilizan esa vía para infectar células humanas y porque, además, la enfermedad que produce es prevenible y tratable, a diferencia de otros desórdenes genéticos incurables y graves como la enfermedad de Huntington, que podrían haber sido mejores candidatos para un experimento como este. Es decir, no sobra tener una protección extra contra el VIH, pero quizás no valía la pena aventarse todo este borlote por algo que puede no hacer ninguna diferencia en la vida del paciente.

bebés genéticamente modificados, int1

Tercero, que es un proceso aún en fases experimentales y puede significarle un riesgo importante a las gemelas cuyo genoma fue editado; no sabemos aún si la edición se realizó de forma tal que no vaya a tener consecuencias negativas posteriores para las pacientes. Hay muchas cosas que podrían haber salido mal con el procedimiento y simplemente no se han manifestado aún. Cuarto, que la modificación genética en humanos conlleva cuestiones éticas de fondo que no han podido resolverse. Pensemos en un mundo en el que la intervención al genoma es algo que se realiza de manera común en hospitales y centros especializados alrededor del mundo, si bien no para crear “bebés de diseño”, otorgándoles rasgos deseados por los padres, como una mayor altura u ojos de un cierto color, sino para eliminar la posibilidad de que el paciente padezca una serie de enfermedades. Es probable que la aplicación de estas tecnologías sea excluyente. Es decir, que al ser procedimientos caros, su uso se limitaría a la población que puede pagarlos, acrecentando la desigualdad ya existente. También podrían favorecer la discriminación; aquellos no modificados podrían perder oportunidades frente a otros individuos que gracias a la ingeniería genética tienen rasgos que les den algún tipo de ventaja. No necesitamos una justificación biológica que valide la idea de que hay grupos de personas mejores que otros.

Quinta. Imagínense que en vez de usar estas técnicas de edición genética para prevención de enfermedades, aprovechamos que ya las tenemos puliditas y listas y empezamos a usarlas para sí generar bebés de diseño, que además de las características físicas que los padres consideren deseables para sus criaturitas, podrían poseer también rasgos que les otorguen aún más ventajas que aquellos niños que no las hayan podido costear: la desigualdad se vuelve todavía más grave. Es una pendiente resbalosa preocupante. Última, que se está modificando el genoma humano y no estamos en condiciones de hacernos responsables por lo que significaría para el futuro del ser humano que estemos jugando con la carga genética de las próximas generaciones sólo porque ahora contamos con herramientas para hacerlo. Ojo. Todo esto no significa que debemos descartar la modificación genética en humanos per se, ya que promete ser una herramienta muy útil para la medicina y por ende para la salud humana. Lo que está pasando a raíz de esta movida irresponsable por parte de He es que se está satanizando a la ingeniería genética, cosa que no es ideal. Puede hacerse de otra forma. Es evidente que hay que establecer lineamientos para que este tipo de experimentos rebeldes no se sigan llevando a cabo, y que cada paso que se dé sea con consenso y responsabilidad. Y siempre de la mano de la bioética.También te puede interesar:Central de ciencia: el Nobel de MedicinaSonda Parker: el sueño de acercarse al SolSí, hay agua líquida Marte

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Un científico chino afirma haber implantado exitosamente embriones humanos genéticamente modificados

Hay pocas cosas que han tenido la capacidad de alterar a la comunidad científica en la época actual como una noticia publicada el 25 de noviembre de 2018 en el MIT Technology Review. En esta, nos enteramos que un científico chino, de nombre He Jiankui, afiliado a la Southern University of Science and Technology of China, afirmaba haber implantado embriones genéticamente modificados en una mujer y que estos habían derivado en el nacimiento de unas gemelas sanas. La alteración consistía en deshabilitar la vía más común que utiliza el VIH para infectar a las células humanas, es decir, un gen llamado CCR5 que codifica una proteína que le permite el acceso al virus al interior de las células. PUM. Ardió Troya entera.[caption id="attachment_226471" align="aligncenter" width="548"]

bebés genéticamente modificados, He Jiankui

He Jiankui[/caption]Esto nunca había ocurrido. Al menos no así. Si bien se han hecho modificaciones genéticas en embriones humanos, estos nunca se habían implantado, por lo mismo nunca habían llegado a término, y todos los experimentos se quedaban como tal en el laboratorio. Y había una suerte de acuerdo internacional en el que se entendía que esto no se haría hasta que no se tuvieran claros un montón de lineamientos y precauciones para asegurarnos de que nada fuera a salir mal, o al menos para minimizar lo más posible los riesgos. Estamos hablando de una vida humana, al final del día. Que, además, puede reproducirse y transferir los errores a las siguientes generaciones; este es un riesgo de las modificaciones genéticas que llamamos de línea germinal y que se hacen en embrión, espermatozoides y óvulos. Si la edición genética se hace en un individuo adulto y en células no reproductivas, se conoce como “somática” y no presenta tantos riesgos porque no se puede heredar. Es decir, si hay un error hasta ahí llegó. Pero la realidad es que nadie quiere modificaciones genéticas humanamente provocadas que salgan mal. Y no estamos como para lanzarnos a hacer procedimientos riesgosos sólo porque ahora podemos. Digo que “ahora podemos” porque, si bien existen tecnologías de ingeniería genética desde hace décadas, es hasta el desarrollo de una nueva herramienta de edición genética llamada CRISPR-Cas9 que se ha logrado cortar, pegar y cambiar la información genética de los seres vivos de forma bien dirigida, considerablemente exacta y minimizando los errores que podrían surgir, por ejemplo, si una secuencia genética que se busca insertar se pega en el lugar equivocado. Esta fue precísamente la herramienta que He utilizó para deshabilitar el gen que permite que las cepas más comunes de VIH nos infecten.

Ahora bien, a nadie le consta realmente que las bebés presenten realmente la modificación que He aseguró que había realizado, ya que sus datos experimentales no fueron publicados en una revista arbitrada, sólo unos cuantos científicos han podido tener acceso a ellos y además se necesitaría hacer una comparación minuciosa del genoma de las bebés con el de los padres para ver si la edición se realizó exitosamente o no. Sin embargo, la mera posibilidad de que el procedimiento haya sido exitoso fue suficiente como para desencadenar una serie de discusiones éticas sobre, a grandes rasgos, si lo que hizo el científico chino estuvo bien o no. Estos son algunos de los puntos que abarcan estas discusiones. Primero, que actuó en secreto, a espaldas de la comunidad científica internacional y de la institución para la que trabaja (la Universidad dijo que no tenían conocimiento de las acciones de He porque este estaba de licencia sin paga desde el mes de febrero), probablemente por saber que lo que estaba llevando a cabo sería ampliamente criticado y controversial. Segundo, que la modificación que realizó no es siquiera tan útil, debido a que hay cepas de VIH que no utilizan esa vía para infectar células humanas y porque, además, la enfermedad que produce es prevenible y tratable, a diferencia de otros desórdenes genéticos incurables y graves como la enfermedad de Huntington, que podrían haber sido mejores candidatos para un experimento como este. Es decir, no sobra tener una protección extra contra el VIH, pero quizás no valía la pena aventarse todo este borlote por algo que puede no hacer ninguna diferencia en la vida del paciente.

bebés genéticamente modificados, int1

Tercero, que es un proceso aún en fases experimentales y puede significarle un riesgo importante a las gemelas cuyo genoma fue editado; no sabemos aún si la edición se realizó de forma tal que no vaya a tener consecuencias negativas posteriores para las pacientes. Hay muchas cosas que podrían haber salido mal con el procedimiento y simplemente no se han manifestado aún. Cuarto, que la modificación genética en humanos conlleva cuestiones éticas de fondo que no han podido resolverse. Pensemos en un mundo en el que la intervención al genoma es algo que se realiza de manera común en hospitales y centros especializados alrededor del mundo, si bien no para crear “bebés de diseño”, otorgándoles rasgos deseados por los padres, como una mayor altura u ojos de un cierto color, sino para eliminar la posibilidad de que el paciente padezca una serie de enfermedades. Es probable que la aplicación de estas tecnologías sea excluyente. Es decir, que al ser procedimientos caros, su uso se limitaría a la población que puede pagarlos, acrecentando la desigualdad ya existente. También podrían favorecer la discriminación; aquellos no modificados podrían perder oportunidades frente a otros individuos que gracias a la ingeniería genética tienen rasgos que les den algún tipo de ventaja. No necesitamos una justificación biológica que valide la idea de que hay grupos de personas mejores que otros.

Quinta. Imagínense que en vez de usar estas técnicas de edición genética para prevención de enfermedades, aprovechamos que ya las tenemos puliditas y listas y empezamos a usarlas para sí generar bebés de diseño, que además de las características físicas que los padres consideren deseables para sus criaturitas, podrían poseer también rasgos que les otorguen aún más ventajas que aquellos niños que no las hayan podido costear: la desigualdad se vuelve todavía más grave. Es una pendiente resbalosa preocupante. Última, que se está modificando el genoma humano y no estamos en condiciones de hacernos responsables por lo que significaría para el futuro del ser humano que estemos jugando con la carga genética de las próximas generaciones sólo porque ahora contamos con herramientas para hacerlo. Ojo. Todo esto no significa que debemos descartar la modificación genética en humanos per se, ya que promete ser una herramienta muy útil para la medicina y por ende para la salud humana. Lo que está pasando a raíz de esta movida irresponsable por parte de He es que se está satanizando a la ingeniería genética, cosa que no es ideal. Puede hacerse de otra forma. Es evidente que hay que establecer lineamientos para que este tipo de experimentos rebeldes no se sigan llevando a cabo, y que cada paso que se dé sea con consenso y responsabilidad. Y siempre de la mano de la bioética.También te puede interesar:Central de ciencia: el Nobel de MedicinaSonda Parker: el sueño de acercarse al SolSí, hay agua líquida Marte

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Un científico chino afirma haber implantado exitosamente embriones humanos genéticamente modificados

Hay pocas cosas que han tenido la capacidad de alterar a la comunidad científica en la época actual como una noticia publicada el 25 de noviembre de 2018 en el MIT Technology Review. En esta, nos enteramos que un científico chino, de nombre He Jiankui, afiliado a la Southern University of Science and Technology of China, afirmaba haber implantado embriones genéticamente modificados en una mujer y que estos habían derivado en el nacimiento de unas gemelas sanas. La alteración consistía en deshabilitar la vía más común que utiliza el VIH para infectar a las células humanas, es decir, un gen llamado CCR5 que codifica una proteína que le permite el acceso al virus al interior de las células. PUM. Ardió Troya entera.[caption id="attachment_226471" align="aligncenter" width="548"]

bebés genéticamente modificados, He Jiankui

He Jiankui[/caption]Esto nunca había ocurrido. Al menos no así. Si bien se han hecho modificaciones genéticas en embriones humanos, estos nunca se habían implantado, por lo mismo nunca habían llegado a término, y todos los experimentos se quedaban como tal en el laboratorio. Y había una suerte de acuerdo internacional en el que se entendía que esto no se haría hasta que no se tuvieran claros un montón de lineamientos y precauciones para asegurarnos de que nada fuera a salir mal, o al menos para minimizar lo más posible los riesgos. Estamos hablando de una vida humana, al final del día. Que, además, puede reproducirse y transferir los errores a las siguientes generaciones; este es un riesgo de las modificaciones genéticas que llamamos de línea germinal y que se hacen en embrión, espermatozoides y óvulos. Si la edición genética se hace en un individuo adulto y en células no reproductivas, se conoce como “somática” y no presenta tantos riesgos porque no se puede heredar. Es decir, si hay un error hasta ahí llegó. Pero la realidad es que nadie quiere modificaciones genéticas humanamente provocadas que salgan mal. Y no estamos como para lanzarnos a hacer procedimientos riesgosos sólo porque ahora podemos. Digo que “ahora podemos” porque, si bien existen tecnologías de ingeniería genética desde hace décadas, es hasta el desarrollo de una nueva herramienta de edición genética llamada CRISPR-Cas9 que se ha logrado cortar, pegar y cambiar la información genética de los seres vivos de forma bien dirigida, considerablemente exacta y minimizando los errores que podrían surgir, por ejemplo, si una secuencia genética que se busca insertar se pega en el lugar equivocado. Esta fue precísamente la herramienta que He utilizó para deshabilitar el gen que permite que las cepas más comunes de VIH nos infecten.

Ahora bien, a nadie le consta realmente que las bebés presenten realmente la modificación que He aseguró que había realizado, ya que sus datos experimentales no fueron publicados en una revista arbitrada, sólo unos cuantos científicos han podido tener acceso a ellos y además se necesitaría hacer una comparación minuciosa del genoma de las bebés con el de los padres para ver si la edición se realizó exitosamente o no. Sin embargo, la mera posibilidad de que el procedimiento haya sido exitoso fue suficiente como para desencadenar una serie de discusiones éticas sobre, a grandes rasgos, si lo que hizo el científico chino estuvo bien o no. Estos son algunos de los puntos que abarcan estas discusiones. Primero, que actuó en secreto, a espaldas de la comunidad científica internacional y de la institución para la que trabaja (la Universidad dijo que no tenían conocimiento de las acciones de He porque este estaba de licencia sin paga desde el mes de febrero), probablemente por saber que lo que estaba llevando a cabo sería ampliamente criticado y controversial. Segundo, que la modificación que realizó no es siquiera tan útil, debido a que hay cepas de VIH que no utilizan esa vía para infectar células humanas y porque, además, la enfermedad que produce es prevenible y tratable, a diferencia de otros desórdenes genéticos incurables y graves como la enfermedad de Huntington, que podrían haber sido mejores candidatos para un experimento como este. Es decir, no sobra tener una protección extra contra el VIH, pero quizás no valía la pena aventarse todo este borlote por algo que puede no hacer ninguna diferencia en la vida del paciente.

bebés genéticamente modificados, int1

Tercero, que es un proceso aún en fases experimentales y puede significarle un riesgo importante a las gemelas cuyo genoma fue editado; no sabemos aún si la edición se realizó de forma tal que no vaya a tener consecuencias negativas posteriores para las pacientes. Hay muchas cosas que podrían haber salido mal con el procedimiento y simplemente no se han manifestado aún. Cuarto, que la modificación genética en humanos conlleva cuestiones éticas de fondo que no han podido resolverse. Pensemos en un mundo en el que la intervención al genoma es algo que se realiza de manera común en hospitales y centros especializados alrededor del mundo, si bien no para crear “bebés de diseño”, otorgándoles rasgos deseados por los padres, como una mayor altura u ojos de un cierto color, sino para eliminar la posibilidad de que el paciente padezca una serie de enfermedades. Es probable que la aplicación de estas tecnologías sea excluyente. Es decir, que al ser procedimientos caros, su uso se limitaría a la población que puede pagarlos, acrecentando la desigualdad ya existente. También podrían favorecer la discriminación; aquellos no modificados podrían perder oportunidades frente a otros individuos que gracias a la ingeniería genética tienen rasgos que les den algún tipo de ventaja. No necesitamos una justificación biológica que valide la idea de que hay grupos de personas mejores que otros.

Quinta. Imagínense que en vez de usar estas técnicas de edición genética para prevención de enfermedades, aprovechamos que ya las tenemos puliditas y listas y empezamos a usarlas para sí generar bebés de diseño, que además de las características físicas que los padres consideren deseables para sus criaturitas, podrían poseer también rasgos que les otorguen aún más ventajas que aquellos niños que no las hayan podido costear: la desigualdad se vuelve todavía más grave. Es una pendiente resbalosa preocupante. Última, que se está modificando el genoma humano y no estamos en condiciones de hacernos responsables por lo que significaría para el futuro del ser humano que estemos jugando con la carga genética de las próximas generaciones sólo porque ahora contamos con herramientas para hacerlo. Ojo. Todo esto no significa que debemos descartar la modificación genética en humanos per se, ya que promete ser una herramienta muy útil para la medicina y por ende para la salud humana. Lo que está pasando a raíz de esta movida irresponsable por parte de He es que se está satanizando a la ingeniería genética, cosa que no es ideal. Puede hacerse de otra forma. Es evidente que hay que establecer lineamientos para que este tipo de experimentos rebeldes no se sigan llevando a cabo, y que cada paso que se dé sea con consenso y responsabilidad. Y siempre de la mano de la bioética.También te puede interesar:Central de ciencia: el Nobel de MedicinaSonda Parker: el sueño de acercarse al SolSí, hay agua líquida Marte

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Un científico chino afirma haber implantado exitosamente embriones humanos genéticamente modificados

Hay pocas cosas que han tenido la capacidad de alterar a la comunidad científica en la época actual como una noticia publicada el 25 de noviembre de 2018 en el MIT Technology Review. En esta, nos enteramos que un científico chino, de nombre He Jiankui, afiliado a la Southern University of Science and Technology of China, afirmaba haber implantado embriones genéticamente modificados en una mujer y que estos habían derivado en el nacimiento de unas gemelas sanas. La alteración consistía en deshabilitar la vía más común que utiliza el VIH para infectar a las células humanas, es decir, un gen llamado CCR5 que codifica una proteína que le permite el acceso al virus al interior de las células. PUM. Ardió Troya entera.[caption id="attachment_226471" align="aligncenter" width="548"]

bebés genéticamente modificados, He Jiankui

He Jiankui[/caption]Esto nunca había ocurrido. Al menos no así. Si bien se han hecho modificaciones genéticas en embriones humanos, estos nunca se habían implantado, por lo mismo nunca habían llegado a término, y todos los experimentos se quedaban como tal en el laboratorio. Y había una suerte de acuerdo internacional en el que se entendía que esto no se haría hasta que no se tuvieran claros un montón de lineamientos y precauciones para asegurarnos de que nada fuera a salir mal, o al menos para minimizar lo más posible los riesgos. Estamos hablando de una vida humana, al final del día. Que, además, puede reproducirse y transferir los errores a las siguientes generaciones; este es un riesgo de las modificaciones genéticas que llamamos de línea germinal y que se hacen en embrión, espermatozoides y óvulos. Si la edición genética se hace en un individuo adulto y en células no reproductivas, se conoce como “somática” y no presenta tantos riesgos porque no se puede heredar. Es decir, si hay un error hasta ahí llegó. Pero la realidad es que nadie quiere modificaciones genéticas humanamente provocadas que salgan mal. Y no estamos como para lanzarnos a hacer procedimientos riesgosos sólo porque ahora podemos. Digo que “ahora podemos” porque, si bien existen tecnologías de ingeniería genética desde hace décadas, es hasta el desarrollo de una nueva herramienta de edición genética llamada CRISPR-Cas9 que se ha logrado cortar, pegar y cambiar la información genética de los seres vivos de forma bien dirigida, considerablemente exacta y minimizando los errores que podrían surgir, por ejemplo, si una secuencia genética que se busca insertar se pega en el lugar equivocado. Esta fue precísamente la herramienta que He utilizó para deshabilitar el gen que permite que las cepas más comunes de VIH nos infecten.

Ahora bien, a nadie le consta realmente que las bebés presenten realmente la modificación que He aseguró que había realizado, ya que sus datos experimentales no fueron publicados en una revista arbitrada, sólo unos cuantos científicos han podido tener acceso a ellos y además se necesitaría hacer una comparación minuciosa del genoma de las bebés con el de los padres para ver si la edición se realizó exitosamente o no. Sin embargo, la mera posibilidad de que el procedimiento haya sido exitoso fue suficiente como para desencadenar una serie de discusiones éticas sobre, a grandes rasgos, si lo que hizo el científico chino estuvo bien o no. Estos son algunos de los puntos que abarcan estas discusiones. Primero, que actuó en secreto, a espaldas de la comunidad científica internacional y de la institución para la que trabaja (la Universidad dijo que no tenían conocimiento de las acciones de He porque este estaba de licencia sin paga desde el mes de febrero), probablemente por saber que lo que estaba llevando a cabo sería ampliamente criticado y controversial. Segundo, que la modificación que realizó no es siquiera tan útil, debido a que hay cepas de VIH que no utilizan esa vía para infectar células humanas y porque, además, la enfermedad que produce es prevenible y tratable, a diferencia de otros desórdenes genéticos incurables y graves como la enfermedad de Huntington, que podrían haber sido mejores candidatos para un experimento como este. Es decir, no sobra tener una protección extra contra el VIH, pero quizás no valía la pena aventarse todo este borlote por algo que puede no hacer ninguna diferencia en la vida del paciente.

bebés genéticamente modificados, int1

Tercero, que es un proceso aún en fases experimentales y puede significarle un riesgo importante a las gemelas cuyo genoma fue editado; no sabemos aún si la edición se realizó de forma tal que no vaya a tener consecuencias negativas posteriores para las pacientes. Hay muchas cosas que podrían haber salido mal con el procedimiento y simplemente no se han manifestado aún. Cuarto, que la modificación genética en humanos conlleva cuestiones éticas de fondo que no han podido resolverse. Pensemos en un mundo en el que la intervención al genoma es algo que se realiza de manera común en hospitales y centros especializados alrededor del mundo, si bien no para crear “bebés de diseño”, otorgándoles rasgos deseados por los padres, como una mayor altura u ojos de un cierto color, sino para eliminar la posibilidad de que el paciente padezca una serie de enfermedades. Es probable que la aplicación de estas tecnologías sea excluyente. Es decir, que al ser procedimientos caros, su uso se limitaría a la población que puede pagarlos, acrecentando la desigualdad ya existente. También podrían favorecer la discriminación; aquellos no modificados podrían perder oportunidades frente a otros individuos que gracias a la ingeniería genética tienen rasgos que les den algún tipo de ventaja. No necesitamos una justificación biológica que valide la idea de que hay grupos de personas mejores que otros.

Quinta. Imagínense que en vez de usar estas técnicas de edición genética para prevención de enfermedades, aprovechamos que ya las tenemos puliditas y listas y empezamos a usarlas para sí generar bebés de diseño, que además de las características físicas que los padres consideren deseables para sus criaturitas, podrían poseer también rasgos que les otorguen aún más ventajas que aquellos niños que no las hayan podido costear: la desigualdad se vuelve todavía más grave. Es una pendiente resbalosa preocupante. Última, que se está modificando el genoma humano y no estamos en condiciones de hacernos responsables por lo que significaría para el futuro del ser humano que estemos jugando con la carga genética de las próximas generaciones sólo porque ahora contamos con herramientas para hacerlo. Ojo. Todo esto no significa que debemos descartar la modificación genética en humanos per se, ya que promete ser una herramienta muy útil para la medicina y por ende para la salud humana. Lo que está pasando a raíz de esta movida irresponsable por parte de He es que se está satanizando a la ingeniería genética, cosa que no es ideal. Puede hacerse de otra forma. Es evidente que hay que establecer lineamientos para que este tipo de experimentos rebeldes no se sigan llevando a cabo, y que cada paso que se dé sea con consenso y responsabilidad. Y siempre de la mano de la bioética.También te puede interesar:Central de ciencia: el Nobel de MedicinaSonda Parker: el sueño de acercarse al SolSí, hay agua líquida Marte

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¿Nacieron ya las primeras bebés genéticamente modificadas?

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Texto de
Fotografía de
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Traducción de

Un científico chino afirma haber implantado exitosamente embriones humanos genéticamente modificados

Hay pocas cosas que han tenido la capacidad de alterar a la comunidad científica en la época actual como una noticia publicada el 25 de noviembre de 2018 en el MIT Technology Review. En esta, nos enteramos que un científico chino, de nombre He Jiankui, afiliado a la Southern University of Science and Technology of China, afirmaba haber implantado embriones genéticamente modificados en una mujer y que estos habían derivado en el nacimiento de unas gemelas sanas. La alteración consistía en deshabilitar la vía más común que utiliza el VIH para infectar a las células humanas, es decir, un gen llamado CCR5 que codifica una proteína que le permite el acceso al virus al interior de las células. PUM. Ardió Troya entera.[caption id="attachment_226471" align="aligncenter" width="548"]

bebés genéticamente modificados, He Jiankui

He Jiankui[/caption]Esto nunca había ocurrido. Al menos no así. Si bien se han hecho modificaciones genéticas en embriones humanos, estos nunca se habían implantado, por lo mismo nunca habían llegado a término, y todos los experimentos se quedaban como tal en el laboratorio. Y había una suerte de acuerdo internacional en el que se entendía que esto no se haría hasta que no se tuvieran claros un montón de lineamientos y precauciones para asegurarnos de que nada fuera a salir mal, o al menos para minimizar lo más posible los riesgos. Estamos hablando de una vida humana, al final del día. Que, además, puede reproducirse y transferir los errores a las siguientes generaciones; este es un riesgo de las modificaciones genéticas que llamamos de línea germinal y que se hacen en embrión, espermatozoides y óvulos. Si la edición genética se hace en un individuo adulto y en células no reproductivas, se conoce como “somática” y no presenta tantos riesgos porque no se puede heredar. Es decir, si hay un error hasta ahí llegó. Pero la realidad es que nadie quiere modificaciones genéticas humanamente provocadas que salgan mal. Y no estamos como para lanzarnos a hacer procedimientos riesgosos sólo porque ahora podemos. Digo que “ahora podemos” porque, si bien existen tecnologías de ingeniería genética desde hace décadas, es hasta el desarrollo de una nueva herramienta de edición genética llamada CRISPR-Cas9 que se ha logrado cortar, pegar y cambiar la información genética de los seres vivos de forma bien dirigida, considerablemente exacta y minimizando los errores que podrían surgir, por ejemplo, si una secuencia genética que se busca insertar se pega en el lugar equivocado. Esta fue precísamente la herramienta que He utilizó para deshabilitar el gen que permite que las cepas más comunes de VIH nos infecten.

Ahora bien, a nadie le consta realmente que las bebés presenten realmente la modificación que He aseguró que había realizado, ya que sus datos experimentales no fueron publicados en una revista arbitrada, sólo unos cuantos científicos han podido tener acceso a ellos y además se necesitaría hacer una comparación minuciosa del genoma de las bebés con el de los padres para ver si la edición se realizó exitosamente o no. Sin embargo, la mera posibilidad de que el procedimiento haya sido exitoso fue suficiente como para desencadenar una serie de discusiones éticas sobre, a grandes rasgos, si lo que hizo el científico chino estuvo bien o no. Estos son algunos de los puntos que abarcan estas discusiones. Primero, que actuó en secreto, a espaldas de la comunidad científica internacional y de la institución para la que trabaja (la Universidad dijo que no tenían conocimiento de las acciones de He porque este estaba de licencia sin paga desde el mes de febrero), probablemente por saber que lo que estaba llevando a cabo sería ampliamente criticado y controversial. Segundo, que la modificación que realizó no es siquiera tan útil, debido a que hay cepas de VIH que no utilizan esa vía para infectar células humanas y porque, además, la enfermedad que produce es prevenible y tratable, a diferencia de otros desórdenes genéticos incurables y graves como la enfermedad de Huntington, que podrían haber sido mejores candidatos para un experimento como este. Es decir, no sobra tener una protección extra contra el VIH, pero quizás no valía la pena aventarse todo este borlote por algo que puede no hacer ninguna diferencia en la vida del paciente.

bebés genéticamente modificados, int1

Tercero, que es un proceso aún en fases experimentales y puede significarle un riesgo importante a las gemelas cuyo genoma fue editado; no sabemos aún si la edición se realizó de forma tal que no vaya a tener consecuencias negativas posteriores para las pacientes. Hay muchas cosas que podrían haber salido mal con el procedimiento y simplemente no se han manifestado aún. Cuarto, que la modificación genética en humanos conlleva cuestiones éticas de fondo que no han podido resolverse. Pensemos en un mundo en el que la intervención al genoma es algo que se realiza de manera común en hospitales y centros especializados alrededor del mundo, si bien no para crear “bebés de diseño”, otorgándoles rasgos deseados por los padres, como una mayor altura u ojos de un cierto color, sino para eliminar la posibilidad de que el paciente padezca una serie de enfermedades. Es probable que la aplicación de estas tecnologías sea excluyente. Es decir, que al ser procedimientos caros, su uso se limitaría a la población que puede pagarlos, acrecentando la desigualdad ya existente. También podrían favorecer la discriminación; aquellos no modificados podrían perder oportunidades frente a otros individuos que gracias a la ingeniería genética tienen rasgos que les den algún tipo de ventaja. No necesitamos una justificación biológica que valide la idea de que hay grupos de personas mejores que otros.

Quinta. Imagínense que en vez de usar estas técnicas de edición genética para prevención de enfermedades, aprovechamos que ya las tenemos puliditas y listas y empezamos a usarlas para sí generar bebés de diseño, que además de las características físicas que los padres consideren deseables para sus criaturitas, podrían poseer también rasgos que les otorguen aún más ventajas que aquellos niños que no las hayan podido costear: la desigualdad se vuelve todavía más grave. Es una pendiente resbalosa preocupante. Última, que se está modificando el genoma humano y no estamos en condiciones de hacernos responsables por lo que significaría para el futuro del ser humano que estemos jugando con la carga genética de las próximas generaciones sólo porque ahora contamos con herramientas para hacerlo. Ojo. Todo esto no significa que debemos descartar la modificación genética en humanos per se, ya que promete ser una herramienta muy útil para la medicina y por ende para la salud humana. Lo que está pasando a raíz de esta movida irresponsable por parte de He es que se está satanizando a la ingeniería genética, cosa que no es ideal. Puede hacerse de otra forma. Es evidente que hay que establecer lineamientos para que este tipo de experimentos rebeldes no se sigan llevando a cabo, y que cada paso que se dé sea con consenso y responsabilidad. Y siempre de la mano de la bioética.También te puede interesar:Central de ciencia: el Nobel de MedicinaSonda Parker: el sueño de acercarse al SolSí, hay agua líquida Marte

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Hay pocas cosas que han tenido la capacidad de alterar a la comunidad científica en la época actual como una noticia publicada el 25 de noviembre de 2018 en el MIT Technology Review. En esta, nos enteramos que un científico chino, de nombre He Jiankui, afiliado a la Southern University of Science and Technology of China, afirmaba haber implantado embriones genéticamente modificados en una mujer y que estos habían derivado en el nacimiento de unas gemelas sanas. La alteración consistía en deshabilitar la vía más común que utiliza el VIH para infectar a las células humanas, es decir, un gen llamado CCR5 que codifica una proteína que le permite el acceso al virus al interior de las células. PUM. Ardió Troya entera.[caption id="attachment_226471" align="aligncenter" width="548"]

bebés genéticamente modificados, He Jiankui

He Jiankui[/caption]Esto nunca había ocurrido. Al menos no así. Si bien se han hecho modificaciones genéticas en embriones humanos, estos nunca se habían implantado, por lo mismo nunca habían llegado a término, y todos los experimentos se quedaban como tal en el laboratorio. Y había una suerte de acuerdo internacional en el que se entendía que esto no se haría hasta que no se tuvieran claros un montón de lineamientos y precauciones para asegurarnos de que nada fuera a salir mal, o al menos para minimizar lo más posible los riesgos. Estamos hablando de una vida humana, al final del día. Que, además, puede reproducirse y transferir los errores a las siguientes generaciones; este es un riesgo de las modificaciones genéticas que llamamos de línea germinal y que se hacen en embrión, espermatozoides y óvulos. Si la edición genética se hace en un individuo adulto y en células no reproductivas, se conoce como “somática” y no presenta tantos riesgos porque no se puede heredar. Es decir, si hay un error hasta ahí llegó. Pero la realidad es que nadie quiere modificaciones genéticas humanamente provocadas que salgan mal. Y no estamos como para lanzarnos a hacer procedimientos riesgosos sólo porque ahora podemos. Digo que “ahora podemos” porque, si bien existen tecnologías de ingeniería genética desde hace décadas, es hasta el desarrollo de una nueva herramienta de edición genética llamada CRISPR-Cas9 que se ha logrado cortar, pegar y cambiar la información genética de los seres vivos de forma bien dirigida, considerablemente exacta y minimizando los errores que podrían surgir, por ejemplo, si una secuencia genética que se busca insertar se pega en el lugar equivocado. Esta fue precísamente la herramienta que He utilizó para deshabilitar el gen que permite que las cepas más comunes de VIH nos infecten.

Ahora bien, a nadie le consta realmente que las bebés presenten realmente la modificación que He aseguró que había realizado, ya que sus datos experimentales no fueron publicados en una revista arbitrada, sólo unos cuantos científicos han podido tener acceso a ellos y además se necesitaría hacer una comparación minuciosa del genoma de las bebés con el de los padres para ver si la edición se realizó exitosamente o no. Sin embargo, la mera posibilidad de que el procedimiento haya sido exitoso fue suficiente como para desencadenar una serie de discusiones éticas sobre, a grandes rasgos, si lo que hizo el científico chino estuvo bien o no. Estos son algunos de los puntos que abarcan estas discusiones. Primero, que actuó en secreto, a espaldas de la comunidad científica internacional y de la institución para la que trabaja (la Universidad dijo que no tenían conocimiento de las acciones de He porque este estaba de licencia sin paga desde el mes de febrero), probablemente por saber que lo que estaba llevando a cabo sería ampliamente criticado y controversial. Segundo, que la modificación que realizó no es siquiera tan útil, debido a que hay cepas de VIH que no utilizan esa vía para infectar células humanas y porque, además, la enfermedad que produce es prevenible y tratable, a diferencia de otros desórdenes genéticos incurables y graves como la enfermedad de Huntington, que podrían haber sido mejores candidatos para un experimento como este. Es decir, no sobra tener una protección extra contra el VIH, pero quizás no valía la pena aventarse todo este borlote por algo que puede no hacer ninguna diferencia en la vida del paciente.

bebés genéticamente modificados, int1

Tercero, que es un proceso aún en fases experimentales y puede significarle un riesgo importante a las gemelas cuyo genoma fue editado; no sabemos aún si la edición se realizó de forma tal que no vaya a tener consecuencias negativas posteriores para las pacientes. Hay muchas cosas que podrían haber salido mal con el procedimiento y simplemente no se han manifestado aún. Cuarto, que la modificación genética en humanos conlleva cuestiones éticas de fondo que no han podido resolverse. Pensemos en un mundo en el que la intervención al genoma es algo que se realiza de manera común en hospitales y centros especializados alrededor del mundo, si bien no para crear “bebés de diseño”, otorgándoles rasgos deseados por los padres, como una mayor altura u ojos de un cierto color, sino para eliminar la posibilidad de que el paciente padezca una serie de enfermedades. Es probable que la aplicación de estas tecnologías sea excluyente. Es decir, que al ser procedimientos caros, su uso se limitaría a la población que puede pagarlos, acrecentando la desigualdad ya existente. También podrían favorecer la discriminación; aquellos no modificados podrían perder oportunidades frente a otros individuos que gracias a la ingeniería genética tienen rasgos que les den algún tipo de ventaja. No necesitamos una justificación biológica que valide la idea de que hay grupos de personas mejores que otros.

Quinta. Imagínense que en vez de usar estas técnicas de edición genética para prevención de enfermedades, aprovechamos que ya las tenemos puliditas y listas y empezamos a usarlas para sí generar bebés de diseño, que además de las características físicas que los padres consideren deseables para sus criaturitas, podrían poseer también rasgos que les otorguen aún más ventajas que aquellos niños que no las hayan podido costear: la desigualdad se vuelve todavía más grave. Es una pendiente resbalosa preocupante. Última, que se está modificando el genoma humano y no estamos en condiciones de hacernos responsables por lo que significaría para el futuro del ser humano que estemos jugando con la carga genética de las próximas generaciones sólo porque ahora contamos con herramientas para hacerlo. Ojo. Todo esto no significa que debemos descartar la modificación genética en humanos per se, ya que promete ser una herramienta muy útil para la medicina y por ende para la salud humana. Lo que está pasando a raíz de esta movida irresponsable por parte de He es que se está satanizando a la ingeniería genética, cosa que no es ideal. Puede hacerse de otra forma. Es evidente que hay que establecer lineamientos para que este tipo de experimentos rebeldes no se sigan llevando a cabo, y que cada paso que se dé sea con consenso y responsabilidad. Y siempre de la mano de la bioética.También te puede interesar:Central de ciencia: el Nobel de MedicinaSonda Parker: el sueño de acercarse al SolSí, hay agua líquida Marte

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Un científico chino afirma haber implantado exitosamente embriones humanos genéticamente modificados

Hay pocas cosas que han tenido la capacidad de alterar a la comunidad científica en la época actual como una noticia publicada el 25 de noviembre de 2018 en el MIT Technology Review. En esta, nos enteramos que un científico chino, de nombre He Jiankui, afiliado a la Southern University of Science and Technology of China, afirmaba haber implantado embriones genéticamente modificados en una mujer y que estos habían derivado en el nacimiento de unas gemelas sanas. La alteración consistía en deshabilitar la vía más común que utiliza el VIH para infectar a las células humanas, es decir, un gen llamado CCR5 que codifica una proteína que le permite el acceso al virus al interior de las células. PUM. Ardió Troya entera.[caption id="attachment_226471" align="aligncenter" width="548"]

bebés genéticamente modificados, He Jiankui

He Jiankui[/caption]Esto nunca había ocurrido. Al menos no así. Si bien se han hecho modificaciones genéticas en embriones humanos, estos nunca se habían implantado, por lo mismo nunca habían llegado a término, y todos los experimentos se quedaban como tal en el laboratorio. Y había una suerte de acuerdo internacional en el que se entendía que esto no se haría hasta que no se tuvieran claros un montón de lineamientos y precauciones para asegurarnos de que nada fuera a salir mal, o al menos para minimizar lo más posible los riesgos. Estamos hablando de una vida humana, al final del día. Que, además, puede reproducirse y transferir los errores a las siguientes generaciones; este es un riesgo de las modificaciones genéticas que llamamos de línea germinal y que se hacen en embrión, espermatozoides y óvulos. Si la edición genética se hace en un individuo adulto y en células no reproductivas, se conoce como “somática” y no presenta tantos riesgos porque no se puede heredar. Es decir, si hay un error hasta ahí llegó. Pero la realidad es que nadie quiere modificaciones genéticas humanamente provocadas que salgan mal. Y no estamos como para lanzarnos a hacer procedimientos riesgosos sólo porque ahora podemos. Digo que “ahora podemos” porque, si bien existen tecnologías de ingeniería genética desde hace décadas, es hasta el desarrollo de una nueva herramienta de edición genética llamada CRISPR-Cas9 que se ha logrado cortar, pegar y cambiar la información genética de los seres vivos de forma bien dirigida, considerablemente exacta y minimizando los errores que podrían surgir, por ejemplo, si una secuencia genética que se busca insertar se pega en el lugar equivocado. Esta fue precísamente la herramienta que He utilizó para deshabilitar el gen que permite que las cepas más comunes de VIH nos infecten.

Ahora bien, a nadie le consta realmente que las bebés presenten realmente la modificación que He aseguró que había realizado, ya que sus datos experimentales no fueron publicados en una revista arbitrada, sólo unos cuantos científicos han podido tener acceso a ellos y además se necesitaría hacer una comparación minuciosa del genoma de las bebés con el de los padres para ver si la edición se realizó exitosamente o no. Sin embargo, la mera posibilidad de que el procedimiento haya sido exitoso fue suficiente como para desencadenar una serie de discusiones éticas sobre, a grandes rasgos, si lo que hizo el científico chino estuvo bien o no. Estos son algunos de los puntos que abarcan estas discusiones. Primero, que actuó en secreto, a espaldas de la comunidad científica internacional y de la institución para la que trabaja (la Universidad dijo que no tenían conocimiento de las acciones de He porque este estaba de licencia sin paga desde el mes de febrero), probablemente por saber que lo que estaba llevando a cabo sería ampliamente criticado y controversial. Segundo, que la modificación que realizó no es siquiera tan útil, debido a que hay cepas de VIH que no utilizan esa vía para infectar células humanas y porque, además, la enfermedad que produce es prevenible y tratable, a diferencia de otros desórdenes genéticos incurables y graves como la enfermedad de Huntington, que podrían haber sido mejores candidatos para un experimento como este. Es decir, no sobra tener una protección extra contra el VIH, pero quizás no valía la pena aventarse todo este borlote por algo que puede no hacer ninguna diferencia en la vida del paciente.

bebés genéticamente modificados, int1

Tercero, que es un proceso aún en fases experimentales y puede significarle un riesgo importante a las gemelas cuyo genoma fue editado; no sabemos aún si la edición se realizó de forma tal que no vaya a tener consecuencias negativas posteriores para las pacientes. Hay muchas cosas que podrían haber salido mal con el procedimiento y simplemente no se han manifestado aún. Cuarto, que la modificación genética en humanos conlleva cuestiones éticas de fondo que no han podido resolverse. Pensemos en un mundo en el que la intervención al genoma es algo que se realiza de manera común en hospitales y centros especializados alrededor del mundo, si bien no para crear “bebés de diseño”, otorgándoles rasgos deseados por los padres, como una mayor altura u ojos de un cierto color, sino para eliminar la posibilidad de que el paciente padezca una serie de enfermedades. Es probable que la aplicación de estas tecnologías sea excluyente. Es decir, que al ser procedimientos caros, su uso se limitaría a la población que puede pagarlos, acrecentando la desigualdad ya existente. También podrían favorecer la discriminación; aquellos no modificados podrían perder oportunidades frente a otros individuos que gracias a la ingeniería genética tienen rasgos que les den algún tipo de ventaja. No necesitamos una justificación biológica que valide la idea de que hay grupos de personas mejores que otros.

Quinta. Imagínense que en vez de usar estas técnicas de edición genética para prevención de enfermedades, aprovechamos que ya las tenemos puliditas y listas y empezamos a usarlas para sí generar bebés de diseño, que además de las características físicas que los padres consideren deseables para sus criaturitas, podrían poseer también rasgos que les otorguen aún más ventajas que aquellos niños que no las hayan podido costear: la desigualdad se vuelve todavía más grave. Es una pendiente resbalosa preocupante. Última, que se está modificando el genoma humano y no estamos en condiciones de hacernos responsables por lo que significaría para el futuro del ser humano que estemos jugando con la carga genética de las próximas generaciones sólo porque ahora contamos con herramientas para hacerlo. Ojo. Todo esto no significa que debemos descartar la modificación genética en humanos per se, ya que promete ser una herramienta muy útil para la medicina y por ende para la salud humana. Lo que está pasando a raíz de esta movida irresponsable por parte de He es que se está satanizando a la ingeniería genética, cosa que no es ideal. Puede hacerse de otra forma. Es evidente que hay que establecer lineamientos para que este tipo de experimentos rebeldes no se sigan llevando a cabo, y que cada paso que se dé sea con consenso y responsabilidad. Y siempre de la mano de la bioética.También te puede interesar:Central de ciencia: el Nobel de MedicinaSonda Parker: el sueño de acercarse al SolSí, hay agua líquida Marte

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Un científico chino afirma haber implantado exitosamente embriones humanos genéticamente modificados

Hay pocas cosas que han tenido la capacidad de alterar a la comunidad científica en la época actual como una noticia publicada el 25 de noviembre de 2018 en el MIT Technology Review. En esta, nos enteramos que un científico chino, de nombre He Jiankui, afiliado a la Southern University of Science and Technology of China, afirmaba haber implantado embriones genéticamente modificados en una mujer y que estos habían derivado en el nacimiento de unas gemelas sanas. La alteración consistía en deshabilitar la vía más común que utiliza el VIH para infectar a las células humanas, es decir, un gen llamado CCR5 que codifica una proteína que le permite el acceso al virus al interior de las células. PUM. Ardió Troya entera.[caption id="attachment_226471" align="aligncenter" width="548"]

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He Jiankui[/caption]Esto nunca había ocurrido. Al menos no así. Si bien se han hecho modificaciones genéticas en embriones humanos, estos nunca se habían implantado, por lo mismo nunca habían llegado a término, y todos los experimentos se quedaban como tal en el laboratorio. Y había una suerte de acuerdo internacional en el que se entendía que esto no se haría hasta que no se tuvieran claros un montón de lineamientos y precauciones para asegurarnos de que nada fuera a salir mal, o al menos para minimizar lo más posible los riesgos. Estamos hablando de una vida humana, al final del día. Que, además, puede reproducirse y transferir los errores a las siguientes generaciones; este es un riesgo de las modificaciones genéticas que llamamos de línea germinal y que se hacen en embrión, espermatozoides y óvulos. Si la edición genética se hace en un individuo adulto y en células no reproductivas, se conoce como “somática” y no presenta tantos riesgos porque no se puede heredar. Es decir, si hay un error hasta ahí llegó. Pero la realidad es que nadie quiere modificaciones genéticas humanamente provocadas que salgan mal. Y no estamos como para lanzarnos a hacer procedimientos riesgosos sólo porque ahora podemos. Digo que “ahora podemos” porque, si bien existen tecnologías de ingeniería genética desde hace décadas, es hasta el desarrollo de una nueva herramienta de edición genética llamada CRISPR-Cas9 que se ha logrado cortar, pegar y cambiar la información genética de los seres vivos de forma bien dirigida, considerablemente exacta y minimizando los errores que podrían surgir, por ejemplo, si una secuencia genética que se busca insertar se pega en el lugar equivocado. Esta fue precísamente la herramienta que He utilizó para deshabilitar el gen que permite que las cepas más comunes de VIH nos infecten.

Ahora bien, a nadie le consta realmente que las bebés presenten realmente la modificación que He aseguró que había realizado, ya que sus datos experimentales no fueron publicados en una revista arbitrada, sólo unos cuantos científicos han podido tener acceso a ellos y además se necesitaría hacer una comparación minuciosa del genoma de las bebés con el de los padres para ver si la edición se realizó exitosamente o no. Sin embargo, la mera posibilidad de que el procedimiento haya sido exitoso fue suficiente como para desencadenar una serie de discusiones éticas sobre, a grandes rasgos, si lo que hizo el científico chino estuvo bien o no. Estos son algunos de los puntos que abarcan estas discusiones. Primero, que actuó en secreto, a espaldas de la comunidad científica internacional y de la institución para la que trabaja (la Universidad dijo que no tenían conocimiento de las acciones de He porque este estaba de licencia sin paga desde el mes de febrero), probablemente por saber que lo que estaba llevando a cabo sería ampliamente criticado y controversial. Segundo, que la modificación que realizó no es siquiera tan útil, debido a que hay cepas de VIH que no utilizan esa vía para infectar células humanas y porque, además, la enfermedad que produce es prevenible y tratable, a diferencia de otros desórdenes genéticos incurables y graves como la enfermedad de Huntington, que podrían haber sido mejores candidatos para un experimento como este. Es decir, no sobra tener una protección extra contra el VIH, pero quizás no valía la pena aventarse todo este borlote por algo que puede no hacer ninguna diferencia en la vida del paciente.

bebés genéticamente modificados, int1

Tercero, que es un proceso aún en fases experimentales y puede significarle un riesgo importante a las gemelas cuyo genoma fue editado; no sabemos aún si la edición se realizó de forma tal que no vaya a tener consecuencias negativas posteriores para las pacientes. Hay muchas cosas que podrían haber salido mal con el procedimiento y simplemente no se han manifestado aún. Cuarto, que la modificación genética en humanos conlleva cuestiones éticas de fondo que no han podido resolverse. Pensemos en un mundo en el que la intervención al genoma es algo que se realiza de manera común en hospitales y centros especializados alrededor del mundo, si bien no para crear “bebés de diseño”, otorgándoles rasgos deseados por los padres, como una mayor altura u ojos de un cierto color, sino para eliminar la posibilidad de que el paciente padezca una serie de enfermedades. Es probable que la aplicación de estas tecnologías sea excluyente. Es decir, que al ser procedimientos caros, su uso se limitaría a la población que puede pagarlos, acrecentando la desigualdad ya existente. También podrían favorecer la discriminación; aquellos no modificados podrían perder oportunidades frente a otros individuos que gracias a la ingeniería genética tienen rasgos que les den algún tipo de ventaja. No necesitamos una justificación biológica que valide la idea de que hay grupos de personas mejores que otros.

Quinta. Imagínense que en vez de usar estas técnicas de edición genética para prevención de enfermedades, aprovechamos que ya las tenemos puliditas y listas y empezamos a usarlas para sí generar bebés de diseño, que además de las características físicas que los padres consideren deseables para sus criaturitas, podrían poseer también rasgos que les otorguen aún más ventajas que aquellos niños que no las hayan podido costear: la desigualdad se vuelve todavía más grave. Es una pendiente resbalosa preocupante. Última, que se está modificando el genoma humano y no estamos en condiciones de hacernos responsables por lo que significaría para el futuro del ser humano que estemos jugando con la carga genética de las próximas generaciones sólo porque ahora contamos con herramientas para hacerlo. Ojo. Todo esto no significa que debemos descartar la modificación genética en humanos per se, ya que promete ser una herramienta muy útil para la medicina y por ende para la salud humana. Lo que está pasando a raíz de esta movida irresponsable por parte de He es que se está satanizando a la ingeniería genética, cosa que no es ideal. Puede hacerse de otra forma. Es evidente que hay que establecer lineamientos para que este tipo de experimentos rebeldes no se sigan llevando a cabo, y que cada paso que se dé sea con consenso y responsabilidad. Y siempre de la mano de la bioética.También te puede interesar:Central de ciencia: el Nobel de MedicinaSonda Parker: el sueño de acercarse al SolSí, hay agua líquida Marte

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Un científico chino afirma haber implantado exitosamente embriones humanos genéticamente modificados

Hay pocas cosas que han tenido la capacidad de alterar a la comunidad científica en la época actual como una noticia publicada el 25 de noviembre de 2018 en el MIT Technology Review. En esta, nos enteramos que un científico chino, de nombre He Jiankui, afiliado a la Southern University of Science and Technology of China, afirmaba haber implantado embriones genéticamente modificados en una mujer y que estos habían derivado en el nacimiento de unas gemelas sanas. La alteración consistía en deshabilitar la vía más común que utiliza el VIH para infectar a las células humanas, es decir, un gen llamado CCR5 que codifica una proteína que le permite el acceso al virus al interior de las células. PUM. Ardió Troya entera.[caption id="attachment_226471" align="aligncenter" width="548"]

bebés genéticamente modificados, He Jiankui

He Jiankui[/caption]Esto nunca había ocurrido. Al menos no así. Si bien se han hecho modificaciones genéticas en embriones humanos, estos nunca se habían implantado, por lo mismo nunca habían llegado a término, y todos los experimentos se quedaban como tal en el laboratorio. Y había una suerte de acuerdo internacional en el que se entendía que esto no se haría hasta que no se tuvieran claros un montón de lineamientos y precauciones para asegurarnos de que nada fuera a salir mal, o al menos para minimizar lo más posible los riesgos. Estamos hablando de una vida humana, al final del día. Que, además, puede reproducirse y transferir los errores a las siguientes generaciones; este es un riesgo de las modificaciones genéticas que llamamos de línea germinal y que se hacen en embrión, espermatozoides y óvulos. Si la edición genética se hace en un individuo adulto y en células no reproductivas, se conoce como “somática” y no presenta tantos riesgos porque no se puede heredar. Es decir, si hay un error hasta ahí llegó. Pero la realidad es que nadie quiere modificaciones genéticas humanamente provocadas que salgan mal. Y no estamos como para lanzarnos a hacer procedimientos riesgosos sólo porque ahora podemos. Digo que “ahora podemos” porque, si bien existen tecnologías de ingeniería genética desde hace décadas, es hasta el desarrollo de una nueva herramienta de edición genética llamada CRISPR-Cas9 que se ha logrado cortar, pegar y cambiar la información genética de los seres vivos de forma bien dirigida, considerablemente exacta y minimizando los errores que podrían surgir, por ejemplo, si una secuencia genética que se busca insertar se pega en el lugar equivocado. Esta fue precísamente la herramienta que He utilizó para deshabilitar el gen que permite que las cepas más comunes de VIH nos infecten.

Ahora bien, a nadie le consta realmente que las bebés presenten realmente la modificación que He aseguró que había realizado, ya que sus datos experimentales no fueron publicados en una revista arbitrada, sólo unos cuantos científicos han podido tener acceso a ellos y además se necesitaría hacer una comparación minuciosa del genoma de las bebés con el de los padres para ver si la edición se realizó exitosamente o no. Sin embargo, la mera posibilidad de que el procedimiento haya sido exitoso fue suficiente como para desencadenar una serie de discusiones éticas sobre, a grandes rasgos, si lo que hizo el científico chino estuvo bien o no. Estos son algunos de los puntos que abarcan estas discusiones. Primero, que actuó en secreto, a espaldas de la comunidad científica internacional y de la institución para la que trabaja (la Universidad dijo que no tenían conocimiento de las acciones de He porque este estaba de licencia sin paga desde el mes de febrero), probablemente por saber que lo que estaba llevando a cabo sería ampliamente criticado y controversial. Segundo, que la modificación que realizó no es siquiera tan útil, debido a que hay cepas de VIH que no utilizan esa vía para infectar células humanas y porque, además, la enfermedad que produce es prevenible y tratable, a diferencia de otros desórdenes genéticos incurables y graves como la enfermedad de Huntington, que podrían haber sido mejores candidatos para un experimento como este. Es decir, no sobra tener una protección extra contra el VIH, pero quizás no valía la pena aventarse todo este borlote por algo que puede no hacer ninguna diferencia en la vida del paciente.

bebés genéticamente modificados, int1

Tercero, que es un proceso aún en fases experimentales y puede significarle un riesgo importante a las gemelas cuyo genoma fue editado; no sabemos aún si la edición se realizó de forma tal que no vaya a tener consecuencias negativas posteriores para las pacientes. Hay muchas cosas que podrían haber salido mal con el procedimiento y simplemente no se han manifestado aún. Cuarto, que la modificación genética en humanos conlleva cuestiones éticas de fondo que no han podido resolverse. Pensemos en un mundo en el que la intervención al genoma es algo que se realiza de manera común en hospitales y centros especializados alrededor del mundo, si bien no para crear “bebés de diseño”, otorgándoles rasgos deseados por los padres, como una mayor altura u ojos de un cierto color, sino para eliminar la posibilidad de que el paciente padezca una serie de enfermedades. Es probable que la aplicación de estas tecnologías sea excluyente. Es decir, que al ser procedimientos caros, su uso se limitaría a la población que puede pagarlos, acrecentando la desigualdad ya existente. También podrían favorecer la discriminación; aquellos no modificados podrían perder oportunidades frente a otros individuos que gracias a la ingeniería genética tienen rasgos que les den algún tipo de ventaja. No necesitamos una justificación biológica que valide la idea de que hay grupos de personas mejores que otros.

Quinta. Imagínense que en vez de usar estas técnicas de edición genética para prevención de enfermedades, aprovechamos que ya las tenemos puliditas y listas y empezamos a usarlas para sí generar bebés de diseño, que además de las características físicas que los padres consideren deseables para sus criaturitas, podrían poseer también rasgos que les otorguen aún más ventajas que aquellos niños que no las hayan podido costear: la desigualdad se vuelve todavía más grave. Es una pendiente resbalosa preocupante. Última, que se está modificando el genoma humano y no estamos en condiciones de hacernos responsables por lo que significaría para el futuro del ser humano que estemos jugando con la carga genética de las próximas generaciones sólo porque ahora contamos con herramientas para hacerlo. Ojo. Todo esto no significa que debemos descartar la modificación genética en humanos per se, ya que promete ser una herramienta muy útil para la medicina y por ende para la salud humana. Lo que está pasando a raíz de esta movida irresponsable por parte de He es que se está satanizando a la ingeniería genética, cosa que no es ideal. Puede hacerse de otra forma. Es evidente que hay que establecer lineamientos para que este tipo de experimentos rebeldes no se sigan llevando a cabo, y que cada paso que se dé sea con consenso y responsabilidad. Y siempre de la mano de la bioética.También te puede interesar:Central de ciencia: el Nobel de MedicinaSonda Parker: el sueño de acercarse al SolSí, hay agua líquida Marte

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¿Nacieron ya las primeras bebés genéticamente modificadas?

¿Nacieron ya las primeras bebés genéticamente modificadas?

10
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18
2018
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Un científico chino afirma haber implantado exitosamente embriones humanos genéticamente modificados

Hay pocas cosas que han tenido la capacidad de alterar a la comunidad científica en la época actual como una noticia publicada el 25 de noviembre de 2018 en el MIT Technology Review. En esta, nos enteramos que un científico chino, de nombre He Jiankui, afiliado a la Southern University of Science and Technology of China, afirmaba haber implantado embriones genéticamente modificados en una mujer y que estos habían derivado en el nacimiento de unas gemelas sanas. La alteración consistía en deshabilitar la vía más común que utiliza el VIH para infectar a las células humanas, es decir, un gen llamado CCR5 que codifica una proteína que le permite el acceso al virus al interior de las células. PUM. Ardió Troya entera.[caption id="attachment_226471" align="aligncenter" width="548"]

bebés genéticamente modificados, He Jiankui

He Jiankui[/caption]Esto nunca había ocurrido. Al menos no así. Si bien se han hecho modificaciones genéticas en embriones humanos, estos nunca se habían implantado, por lo mismo nunca habían llegado a término, y todos los experimentos se quedaban como tal en el laboratorio. Y había una suerte de acuerdo internacional en el que se entendía que esto no se haría hasta que no se tuvieran claros un montón de lineamientos y precauciones para asegurarnos de que nada fuera a salir mal, o al menos para minimizar lo más posible los riesgos. Estamos hablando de una vida humana, al final del día. Que, además, puede reproducirse y transferir los errores a las siguientes generaciones; este es un riesgo de las modificaciones genéticas que llamamos de línea germinal y que se hacen en embrión, espermatozoides y óvulos. Si la edición genética se hace en un individuo adulto y en células no reproductivas, se conoce como “somática” y no presenta tantos riesgos porque no se puede heredar. Es decir, si hay un error hasta ahí llegó. Pero la realidad es que nadie quiere modificaciones genéticas humanamente provocadas que salgan mal. Y no estamos como para lanzarnos a hacer procedimientos riesgosos sólo porque ahora podemos. Digo que “ahora podemos” porque, si bien existen tecnologías de ingeniería genética desde hace décadas, es hasta el desarrollo de una nueva herramienta de edición genética llamada CRISPR-Cas9 que se ha logrado cortar, pegar y cambiar la información genética de los seres vivos de forma bien dirigida, considerablemente exacta y minimizando los errores que podrían surgir, por ejemplo, si una secuencia genética que se busca insertar se pega en el lugar equivocado. Esta fue precísamente la herramienta que He utilizó para deshabilitar el gen que permite que las cepas más comunes de VIH nos infecten.

Ahora bien, a nadie le consta realmente que las bebés presenten realmente la modificación que He aseguró que había realizado, ya que sus datos experimentales no fueron publicados en una revista arbitrada, sólo unos cuantos científicos han podido tener acceso a ellos y además se necesitaría hacer una comparación minuciosa del genoma de las bebés con el de los padres para ver si la edición se realizó exitosamente o no. Sin embargo, la mera posibilidad de que el procedimiento haya sido exitoso fue suficiente como para desencadenar una serie de discusiones éticas sobre, a grandes rasgos, si lo que hizo el científico chino estuvo bien o no. Estos son algunos de los puntos que abarcan estas discusiones. Primero, que actuó en secreto, a espaldas de la comunidad científica internacional y de la institución para la que trabaja (la Universidad dijo que no tenían conocimiento de las acciones de He porque este estaba de licencia sin paga desde el mes de febrero), probablemente por saber que lo que estaba llevando a cabo sería ampliamente criticado y controversial. Segundo, que la modificación que realizó no es siquiera tan útil, debido a que hay cepas de VIH que no utilizan esa vía para infectar células humanas y porque, además, la enfermedad que produce es prevenible y tratable, a diferencia de otros desórdenes genéticos incurables y graves como la enfermedad de Huntington, que podrían haber sido mejores candidatos para un experimento como este. Es decir, no sobra tener una protección extra contra el VIH, pero quizás no valía la pena aventarse todo este borlote por algo que puede no hacer ninguna diferencia en la vida del paciente.

bebés genéticamente modificados, int1

Tercero, que es un proceso aún en fases experimentales y puede significarle un riesgo importante a las gemelas cuyo genoma fue editado; no sabemos aún si la edición se realizó de forma tal que no vaya a tener consecuencias negativas posteriores para las pacientes. Hay muchas cosas que podrían haber salido mal con el procedimiento y simplemente no se han manifestado aún. Cuarto, que la modificación genética en humanos conlleva cuestiones éticas de fondo que no han podido resolverse. Pensemos en un mundo en el que la intervención al genoma es algo que se realiza de manera común en hospitales y centros especializados alrededor del mundo, si bien no para crear “bebés de diseño”, otorgándoles rasgos deseados por los padres, como una mayor altura u ojos de un cierto color, sino para eliminar la posibilidad de que el paciente padezca una serie de enfermedades. Es probable que la aplicación de estas tecnologías sea excluyente. Es decir, que al ser procedimientos caros, su uso se limitaría a la población que puede pagarlos, acrecentando la desigualdad ya existente. También podrían favorecer la discriminación; aquellos no modificados podrían perder oportunidades frente a otros individuos que gracias a la ingeniería genética tienen rasgos que les den algún tipo de ventaja. No necesitamos una justificación biológica que valide la idea de que hay grupos de personas mejores que otros.

Quinta. Imagínense que en vez de usar estas técnicas de edición genética para prevención de enfermedades, aprovechamos que ya las tenemos puliditas y listas y empezamos a usarlas para sí generar bebés de diseño, que además de las características físicas que los padres consideren deseables para sus criaturitas, podrían poseer también rasgos que les otorguen aún más ventajas que aquellos niños que no las hayan podido costear: la desigualdad se vuelve todavía más grave. Es una pendiente resbalosa preocupante. Última, que se está modificando el genoma humano y no estamos en condiciones de hacernos responsables por lo que significaría para el futuro del ser humano que estemos jugando con la carga genética de las próximas generaciones sólo porque ahora contamos con herramientas para hacerlo. Ojo. Todo esto no significa que debemos descartar la modificación genética en humanos per se, ya que promete ser una herramienta muy útil para la medicina y por ende para la salud humana. Lo que está pasando a raíz de esta movida irresponsable por parte de He es que se está satanizando a la ingeniería genética, cosa que no es ideal. Puede hacerse de otra forma. Es evidente que hay que establecer lineamientos para que este tipo de experimentos rebeldes no se sigan llevando a cabo, y que cada paso que se dé sea con consenso y responsabilidad. Y siempre de la mano de la bioética.También te puede interesar:Central de ciencia: el Nobel de MedicinaSonda Parker: el sueño de acercarse al SolSí, hay agua líquida Marte

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Hay pocas cosas que han tenido la capacidad de alterar a la comunidad científica en la época actual como una noticia publicada el 25 de noviembre de 2018 en el MIT Technology Review. En esta, nos enteramos que un científico chino, de nombre He Jiankui, afiliado a la Southern University of Science and Technology of China, afirmaba haber implantado embriones genéticamente modificados en una mujer y que estos habían derivado en el nacimiento de unas gemelas sanas. La alteración consistía en deshabilitar la vía más común que utiliza el VIH para infectar a las células humanas, es decir, un gen llamado CCR5 que codifica una proteína que le permite el acceso al virus al interior de las células. PUM. Ardió Troya entera.[caption id="attachment_226471" align="aligncenter" width="548"]

bebés genéticamente modificados, He Jiankui

He Jiankui[/caption]Esto nunca había ocurrido. Al menos no así. Si bien se han hecho modificaciones genéticas en embriones humanos, estos nunca se habían implantado, por lo mismo nunca habían llegado a término, y todos los experimentos se quedaban como tal en el laboratorio. Y había una suerte de acuerdo internacional en el que se entendía que esto no se haría hasta que no se tuvieran claros un montón de lineamientos y precauciones para asegurarnos de que nada fuera a salir mal, o al menos para minimizar lo más posible los riesgos. Estamos hablando de una vida humana, al final del día. Que, además, puede reproducirse y transferir los errores a las siguientes generaciones; este es un riesgo de las modificaciones genéticas que llamamos de línea germinal y que se hacen en embrión, espermatozoides y óvulos. Si la edición genética se hace en un individuo adulto y en células no reproductivas, se conoce como “somática” y no presenta tantos riesgos porque no se puede heredar. Es decir, si hay un error hasta ahí llegó. Pero la realidad es que nadie quiere modificaciones genéticas humanamente provocadas que salgan mal. Y no estamos como para lanzarnos a hacer procedimientos riesgosos sólo porque ahora podemos. Digo que “ahora podemos” porque, si bien existen tecnologías de ingeniería genética desde hace décadas, es hasta el desarrollo de una nueva herramienta de edición genética llamada CRISPR-Cas9 que se ha logrado cortar, pegar y cambiar la información genética de los seres vivos de forma bien dirigida, considerablemente exacta y minimizando los errores que podrían surgir, por ejemplo, si una secuencia genética que se busca insertar se pega en el lugar equivocado. Esta fue precísamente la herramienta que He utilizó para deshabilitar el gen que permite que las cepas más comunes de VIH nos infecten.

Ahora bien, a nadie le consta realmente que las bebés presenten realmente la modificación que He aseguró que había realizado, ya que sus datos experimentales no fueron publicados en una revista arbitrada, sólo unos cuantos científicos han podido tener acceso a ellos y además se necesitaría hacer una comparación minuciosa del genoma de las bebés con el de los padres para ver si la edición se realizó exitosamente o no. Sin embargo, la mera posibilidad de que el procedimiento haya sido exitoso fue suficiente como para desencadenar una serie de discusiones éticas sobre, a grandes rasgos, si lo que hizo el científico chino estuvo bien o no. Estos son algunos de los puntos que abarcan estas discusiones. Primero, que actuó en secreto, a espaldas de la comunidad científica internacional y de la institución para la que trabaja (la Universidad dijo que no tenían conocimiento de las acciones de He porque este estaba de licencia sin paga desde el mes de febrero), probablemente por saber que lo que estaba llevando a cabo sería ampliamente criticado y controversial. Segundo, que la modificación que realizó no es siquiera tan útil, debido a que hay cepas de VIH que no utilizan esa vía para infectar células humanas y porque, además, la enfermedad que produce es prevenible y tratable, a diferencia de otros desórdenes genéticos incurables y graves como la enfermedad de Huntington, que podrían haber sido mejores candidatos para un experimento como este. Es decir, no sobra tener una protección extra contra el VIH, pero quizás no valía la pena aventarse todo este borlote por algo que puede no hacer ninguna diferencia en la vida del paciente.

bebés genéticamente modificados, int1

Tercero, que es un proceso aún en fases experimentales y puede significarle un riesgo importante a las gemelas cuyo genoma fue editado; no sabemos aún si la edición se realizó de forma tal que no vaya a tener consecuencias negativas posteriores para las pacientes. Hay muchas cosas que podrían haber salido mal con el procedimiento y simplemente no se han manifestado aún. Cuarto, que la modificación genética en humanos conlleva cuestiones éticas de fondo que no han podido resolverse. Pensemos en un mundo en el que la intervención al genoma es algo que se realiza de manera común en hospitales y centros especializados alrededor del mundo, si bien no para crear “bebés de diseño”, otorgándoles rasgos deseados por los padres, como una mayor altura u ojos de un cierto color, sino para eliminar la posibilidad de que el paciente padezca una serie de enfermedades. Es probable que la aplicación de estas tecnologías sea excluyente. Es decir, que al ser procedimientos caros, su uso se limitaría a la población que puede pagarlos, acrecentando la desigualdad ya existente. También podrían favorecer la discriminación; aquellos no modificados podrían perder oportunidades frente a otros individuos que gracias a la ingeniería genética tienen rasgos que les den algún tipo de ventaja. No necesitamos una justificación biológica que valide la idea de que hay grupos de personas mejores que otros.

Quinta. Imagínense que en vez de usar estas técnicas de edición genética para prevención de enfermedades, aprovechamos que ya las tenemos puliditas y listas y empezamos a usarlas para sí generar bebés de diseño, que además de las características físicas que los padres consideren deseables para sus criaturitas, podrían poseer también rasgos que les otorguen aún más ventajas que aquellos niños que no las hayan podido costear: la desigualdad se vuelve todavía más grave. Es una pendiente resbalosa preocupante. Última, que se está modificando el genoma humano y no estamos en condiciones de hacernos responsables por lo que significaría para el futuro del ser humano que estemos jugando con la carga genética de las próximas generaciones sólo porque ahora contamos con herramientas para hacerlo. Ojo. Todo esto no significa que debemos descartar la modificación genética en humanos per se, ya que promete ser una herramienta muy útil para la medicina y por ende para la salud humana. Lo que está pasando a raíz de esta movida irresponsable por parte de He es que se está satanizando a la ingeniería genética, cosa que no es ideal. Puede hacerse de otra forma. Es evidente que hay que establecer lineamientos para que este tipo de experimentos rebeldes no se sigan llevando a cabo, y que cada paso que se dé sea con consenso y responsabilidad. Y siempre de la mano de la bioética.También te puede interesar:Central de ciencia: el Nobel de MedicinaSonda Parker: el sueño de acercarse al SolSí, hay agua líquida Marte

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