Crudo, sensible y honesto, este trabajo, merecedor del 1er lugar del concurso de fotografía “Historias de un mundo distinto”, iluminó más que cualquier otro una de las caras más oscuras de la pandemia, la sombra en la que viven quienes, mucho antes de esto, ya sufrían discriminación, violencia y marginación. Este año vieron apagarse su única de fuente de ingresos para quedar en un completo abandono.
En septiembre se reanudó el transporte intermunicipal de Colombia. Los recolectores de café pudieron regresar a perseguir las cosechas, con la diferencia de que ahora deben usar un tapabocas para que la policía no les detenga el paso. Ellos son una mano de obra vulnerable, hombres mayores de 70 años con largas jornadas de trabajo. A la fecha, hay 230 veredas productoras colombianas de café con contagios de Covid-19.
La escasez de oxígeno y la extrema humedad en La Rinconada hacen que las jornadas de trabajo sean extenuantes; además, las vidas de los mineros están en peligro en todo momento por el riesgo de derrumbes, intoxicación por gases o metales pesados, y explosiones de dinamita.
En un día cualquiera las banquetas ofrecen miles de historias, detalles imperceptibles desde la vista dislocada de la ventana de un auto en movimiento. Es en los encuentros cara a cara, en los cruces y roces, donde se descubre el flujo de la humanidad.
Creyente de la fotografía como promotora de cambios, Lange dedicó su carrera a registrar la miseria humana y documentar los márgenes de la sociedad. Su trabajo fotográfico no solo transformó la historia de su país, sino que visibilizó y le dio voz a minorías antes ignoradas.
Los pueblos de la Amazonia ecuatoriana viven amenazados por las continuas concesiones a empresas extranjeras. El fotógrafo Nicola Ókin da testimonio de las diferentes formas de resistencia en tiempos de crisis ambiental.
Antonio Turok siguió durante cuarenta años la vida indígena y las guerrillas latinoamericanas.
FOTOMEXICO 2019 es una muestra fotográfica que cuestiona temas como género, identidad y pertenencia.
A cuatro años del multihomicidio, el caso no se ha investigado a profundidad.
Desde muy temprano, las mujeres de Bomba, Magdalena, un pueblo colombiano que está rodeado por la ciénaga de Zapayán, se van a lavar con una ponchera llena de ropa en la cabeza, una tradición de más 100 años que se alimenta de anécdotas.
Así es la vida de Walter Astrada, uno de los fotoperiodistas más reconocidos de Latinoamérica.
Ha centrado su trabajo en documentar las consecuencias sociales de la violencia en México
Lo que para la fotógrafa Christina Simons comenzó como un trabajo de una sola vez para Médicos sin Fronteras, se transformó en una búsqueda personal para encontrar la raíz de la violencia que engloba el viaje de los migrantes y refugiados centroamericanos.
La pionera del surrealismo en la fotografía murió el 19 de octubre del año 2000.
Pionera del fotoperiodismo, actriz de Hollywood, flapper trágica, activista contra el fascismo, amiga de Diego Rivera y posible espía.
México nunca olvidará el mes de septiembre de 2017, cuando dos terremotos golpearon al país con apenas 12 días de diferencia.
La italiana Tina Modotti fue una de las representantes más activas de la escena cultural mexicana de principios del siglo XX.
El Hombre Que Vio Demasiado, documental de Trisha Ziff, nos acerca a la fascinante historia del fotoperiodista Enrique Metinides.
El asesinato de Andrei Karlov, el embajador ruso en Turquía, fue la imagen que conquistó el concurso World Press Photo 2017.
Las imágenes ganadoras del concurso internacional de fotoperiodismo World Press Photo se exhibirán hasta el 25 de septiembre en el Museo Franz Mayer.
El libro “15 años. Historias / Personajes.” celebra tres lustros de periodismo fotográfico en Gatopardo.
La heterogénea obra fotográfica de Nacho López se exhibirá en el Museo del Palacio de Bellas Artes hasta el 10 de julio.
La denuncia social reinó en la edición 2016 de los premios Ortega y Gasset, otorgados por el diario “El País” a los mejores trabajos periodísticos en español.
Casi por azar, Albeiro Lopera, un punk de Medellín, se hizo fotógrafo. Pero gracias a su carisma y a su buen ojo se convirtió en uno de los testigos más representativos de la ola de violencia que incendió Colombia en las últimas décadas.