Dinazar Urbina y Yolanda Cruz: el cine en lenguas indígenas
Si el cine independiente en México es todo un reto, producirlo en lenguas indígenas podría decirse que es un milagro, pero sería injusto considerar así las cientos de horas que han trabajado cineastas como Dinazar Urbina y Yolanda Cruz por ver materializados sus sueños de proyectar en la pantalla grande a sus pueblos y sus lenguas.
Durante la 22a edición del Festival Internacional de Cine de Morelia, Semanario Gatopardo, con el apoyo de Lexus, organizó el conversatorio “Cine en lenguas indígenas”, en el icónico teatro Rubén Romero Flores, donde los asistentes se dieron cita para platicar con las directoras sobre temas como la salud en el set de un pueblo indígena, el reto de no caer en estereotipos y las conversaciones necesarias con las autoridades del pueblo para llevar a cabo una producción.
Para Dinazar Urbina, el hecho de haber crecido en un pueblo indígena es por sí solo un primer antídoto contra los clichés y para muestra está su cortometraje Prólogo y epílogo”, en el que se habla de la violencia en el noviazgo: esa que puede llegar a herir con sutilezas o con grandes amenazas y que crea alianzas con otros hombres para que suceda.
Prólogo y epílogo muestra a una protagonista que está muy lejos de los clichés de una mujer indígena sobreviviente de violencia machista que nos muestra la televisión más perezosa. En el cortometraje se observa a una mujer que vive en la dualidad del mundo indígena y el “mestizaje”, donde la ciencia se combina con la danza tradicional, los jeans con la ropa tejida o el castellano con la lengua mixteca.
La directora lo explica así: ”Nuestra vida avanza conforme va avanzando también la vida del mundo y nos vamos adaptando a las nuevas tecnologías. Que no se admiren si una persona que trae su ropa tradicional usa un celular porque pues es lo que hoy se necesita. Era mi intención ver cómo somos las personas en mi pueblo. El personaje de Alejandra es una enfermera que también le gusta seguir manteniendo vivas las tradiciones de su pueblo con la danza, pero que también tiene en su vida ese contacto con el mundo occidental”.
Por su parte, Yolanda Cruz apuesta por una historia en la cual la fascinación de las infancias es de suma importancia en La raya, una película sobre migración en la que un refrigerador brillosísimo despertará muchas reflexiones en un pueblo indígena. Para ser exactos, hay que decir que este es un largometraje trilingüe, donde el castellano, el chatino y el inglés de quienes han vuelto de los Estados Unidos a su pueblo natal se mezclan.
El chatino es la lengua materna de la directora, quien asume el reto en este drama-comedia de combinar actores profesionales con actores naturales de su pueblo, ubicado en la Sierra Sur de Oaxaca, en la costa de Puerto Escondido. “Era muy importante hacer esta película para los niños de mi comunidad, precisamente para que vieran sus sueños, sus ideas, representadas en la pantalla grande. Y era importante también contar la historia de un pueblo que está en la raya, que tiene esta situación de migración muy fuerte, pero también quería hacerlo con comedia”.
Para ambas, el cine en lenguas indígenas es una suma de decisiones que se van contraponiendo a las exigencias del cine comercial que aspira a ver las mismas historias de amor, hechas por las mismas productoras, con protagonistas que solo hablan castellano y que tienen un fenotipo distinto al de la inmensa mayoría de los mexicanos que rara vez pueden verse representados en el cine desde sus enormes complejidades.
MAURIZIO MONTES DE OCA es periodista, su trabajo ha sido publicado en la unidad de investigación de El Universal, Aristegui Noticias, BuzzFeed News, Emeequis, Milenio y Radio Centro, donde condujo el pódcast “Tribu Política”. Actualmente conduce “Semanario Gatopardo” y dirige ADN40 radio.
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