Uno de los compromisos de campaña de Andrés Manuel López Obrador fue la construcción del Tren Maya que tendrá más de 1.500 kilómetros de extensión, y que recorrerá los estados de Tabasco, Campeche, Yucatán, Quintana Roo y Chiapas. Pero este ambicioso proyecto ya levantó una serie de interrogantes respecto a su construcción y el impacto ambiental que podría tener en la zona del sureste mexicano. El proyecto se someterá a consulta la próxima semana.
El 13 de noviembre el equipo de AMLO, anunció que el polémico proyecto comenzaría su construcción el 16 de diciembre de este año, la fecha fue establecida sin saber aún el resultado de la consulta ciudadana que se llevará a cabo el 24 y 25 de noviembre y que determinaría el destino de este proyecto. La consulta que tendrá un valor de aproximadamente 1 millón 800 pesos y buscará reafirmar y dar luz verde al proyecto que según especialistas podría tardar más de cinco años en finalizarse.
Sin que se hayan presentado estudios de impacto ambiental en la zona, donde la deforestación superó el año pasado las casi 100 mil hectáreas, el equipo encargado de la difusión de información sobre el tren, ha prometido iniciar los trámites necesarios en diciembre para obtener el visto bueno de las autoridades y calmar a los ambientalistas que a viento y marea han intentado hacer llegar la información sobre las posibles afectaciones en los terrenos de la selva que cada día se reducen más por las plantaciones de soya en el área de Campeche, Yucatán y en algunas partes de Tabasco.
Tras los resultados que se darán a conocer durante la noche del 26 de noviembre, se pretende que si el resultado es positivo para construcción del Tren Maya, se comience —según un comunicado lanzado el 21 de noviembre— con la rehabilitación y reconstrucción de las vías existentes donde ya existen permisos y estudios ambientales por parte de la SEMARNAT para no retrasar el proyecto. La rehabilitación entrará a proceso de licitación una vez iniciado el mes de diciembre y se pretende que en las próximas semanas se conozca el nombre de las empresas responsables de esta labor.
Habrá Manifestación de Impacto Ambiental y medidas de mitigación para Tren Maya pic.twitter.com/Sg2bAencHk
— Tren Maya (@TrenMayaMX) 21 de noviembre de 2018
Por su parte, las comunidades indígenas de la zona que rodeará el tren, exigen se consultadas y recibir más información sobre el proyecto para saber si éste afectará a sus comunidades y su entorno.
Durante los dos días donde se ejercerá la consulta del Tren Maya, se someterán a votación otros nueve proyectos que el presidente electo ha propuesto, como la construcción del tren en el Istmo que conecte el Océano Pacifico y Atlántico, una refinería en Dos Bocas en Tabasco —donde ya se destruyeron cerca de 300 hectareas de selvas y manglares—, la siembra de un millón de arboles frutales y maderables, el otorgamiento de becas y el aumento a la pensión de adultos mayores, entre otros.
Para esto se instalarán más de mil 102 casillas que se ubicaran principalmente en los estados de la Península de Yucatán y en parte del Istmo de Tehuantepec. La consulta será vigilada y contabilizada por la fundación Arturo Rosenblueth, la misma que participó en la consulta donde se determinó la cancelación de la construcción del aeropuerto de Texcoco en la Ciudad de México.
A tan solo 9 días de iniciar su mandato AMLO mencionó que buscará, una vez en la presidencia, modificar el artículo 35 para facilitar el proceso de consulta ciudadana y buscar entonces mecanismos que den más certeza a la población. También dijo: “si la mayoría dice “no” acataremos en la democracia, pues el pueblo manda”.
El 15 de noviembre ambientalistas, científicos y personajes como Francisco Toledo, Juan Villoro, Héctor Bonilla y Karina Gidi firmaron una petición donde se exige al gobierno entrante que suspenda la consulta y se hagan los estudios de impacto ambiental necesarios para una obra como esta, además de consultar a los pueblos indígenas.
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Así reaccionó el país tras la consulta sobre el aeropuerto
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El proyecto de AMLO supone una amenaza para ambientalistas e indígenas del sureste mexicano.
Uno de los compromisos de campaña de Andrés Manuel López Obrador fue la construcción del Tren Maya que tendrá más de 1.500 kilómetros de extensión, y que recorrerá los estados de Tabasco, Campeche, Yucatán, Quintana Roo y Chiapas. Pero este ambicioso proyecto ya levantó una serie de interrogantes respecto a su construcción y el impacto ambiental que podría tener en la zona del sureste mexicano. El proyecto se someterá a consulta la próxima semana.
El 13 de noviembre el equipo de AMLO, anunció que el polémico proyecto comenzaría su construcción el 16 de diciembre de este año, la fecha fue establecida sin saber aún el resultado de la consulta ciudadana que se llevará a cabo el 24 y 25 de noviembre y que determinaría el destino de este proyecto. La consulta que tendrá un valor de aproximadamente 1 millón 800 pesos y buscará reafirmar y dar luz verde al proyecto que según especialistas podría tardar más de cinco años en finalizarse.
Sin que se hayan presentado estudios de impacto ambiental en la zona, donde la deforestación superó el año pasado las casi 100 mil hectáreas, el equipo encargado de la difusión de información sobre el tren, ha prometido iniciar los trámites necesarios en diciembre para obtener el visto bueno de las autoridades y calmar a los ambientalistas que a viento y marea han intentado hacer llegar la información sobre las posibles afectaciones en los terrenos de la selva que cada día se reducen más por las plantaciones de soya en el área de Campeche, Yucatán y en algunas partes de Tabasco.
Tras los resultados que se darán a conocer durante la noche del 26 de noviembre, se pretende que si el resultado es positivo para construcción del Tren Maya, se comience —según un comunicado lanzado el 21 de noviembre— con la rehabilitación y reconstrucción de las vías existentes donde ya existen permisos y estudios ambientales por parte de la SEMARNAT para no retrasar el proyecto. La rehabilitación entrará a proceso de licitación una vez iniciado el mes de diciembre y se pretende que en las próximas semanas se conozca el nombre de las empresas responsables de esta labor.
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Por su parte, las comunidades indígenas de la zona que rodeará el tren, exigen se consultadas y recibir más información sobre el proyecto para saber si éste afectará a sus comunidades y su entorno.
Durante los dos días donde se ejercerá la consulta del Tren Maya, se someterán a votación otros nueve proyectos que el presidente electo ha propuesto, como la construcción del tren en el Istmo que conecte el Océano Pacifico y Atlántico, una refinería en Dos Bocas en Tabasco —donde ya se destruyeron cerca de 300 hectareas de selvas y manglares—, la siembra de un millón de arboles frutales y maderables, el otorgamiento de becas y el aumento a la pensión de adultos mayores, entre otros.
Para esto se instalarán más de mil 102 casillas que se ubicaran principalmente en los estados de la Península de Yucatán y en parte del Istmo de Tehuantepec. La consulta será vigilada y contabilizada por la fundación Arturo Rosenblueth, la misma que participó en la consulta donde se determinó la cancelación de la construcción del aeropuerto de Texcoco en la Ciudad de México.
A tan solo 9 días de iniciar su mandato AMLO mencionó que buscará, una vez en la presidencia, modificar el artículo 35 para facilitar el proceso de consulta ciudadana y buscar entonces mecanismos que den más certeza a la población. También dijo: “si la mayoría dice “no” acataremos en la democracia, pues el pueblo manda”.
El 15 de noviembre ambientalistas, científicos y personajes como Francisco Toledo, Juan Villoro, Héctor Bonilla y Karina Gidi firmaron una petición donde se exige al gobierno entrante que suspenda la consulta y se hagan los estudios de impacto ambiental necesarios para una obra como esta, además de consultar a los pueblos indígenas.
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Uno de los compromisos de campaña de Andrés Manuel López Obrador fue la construcción del Tren Maya que tendrá más de 1.500 kilómetros de extensión, y que recorrerá los estados de Tabasco, Campeche, Yucatán, Quintana Roo y Chiapas. Pero este ambicioso proyecto ya levantó una serie de interrogantes respecto a su construcción y el impacto ambiental que podría tener en la zona del sureste mexicano. El proyecto se someterá a consulta la próxima semana.
El 13 de noviembre el equipo de AMLO, anunció que el polémico proyecto comenzaría su construcción el 16 de diciembre de este año, la fecha fue establecida sin saber aún el resultado de la consulta ciudadana que se llevará a cabo el 24 y 25 de noviembre y que determinaría el destino de este proyecto. La consulta que tendrá un valor de aproximadamente 1 millón 800 pesos y buscará reafirmar y dar luz verde al proyecto que según especialistas podría tardar más de cinco años en finalizarse.
Sin que se hayan presentado estudios de impacto ambiental en la zona, donde la deforestación superó el año pasado las casi 100 mil hectáreas, el equipo encargado de la difusión de información sobre el tren, ha prometido iniciar los trámites necesarios en diciembre para obtener el visto bueno de las autoridades y calmar a los ambientalistas que a viento y marea han intentado hacer llegar la información sobre las posibles afectaciones en los terrenos de la selva que cada día se reducen más por las plantaciones de soya en el área de Campeche, Yucatán y en algunas partes de Tabasco.
Tras los resultados que se darán a conocer durante la noche del 26 de noviembre, se pretende que si el resultado es positivo para construcción del Tren Maya, se comience —según un comunicado lanzado el 21 de noviembre— con la rehabilitación y reconstrucción de las vías existentes donde ya existen permisos y estudios ambientales por parte de la SEMARNAT para no retrasar el proyecto. La rehabilitación entrará a proceso de licitación una vez iniciado el mes de diciembre y se pretende que en las próximas semanas se conozca el nombre de las empresas responsables de esta labor.
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Durante los dos días donde se ejercerá la consulta del Tren Maya, se someterán a votación otros nueve proyectos que el presidente electo ha propuesto, como la construcción del tren en el Istmo que conecte el Océano Pacifico y Atlántico, una refinería en Dos Bocas en Tabasco —donde ya se destruyeron cerca de 300 hectareas de selvas y manglares—, la siembra de un millón de arboles frutales y maderables, el otorgamiento de becas y el aumento a la pensión de adultos mayores, entre otros.
Para esto se instalarán más de mil 102 casillas que se ubicaran principalmente en los estados de la Península de Yucatán y en parte del Istmo de Tehuantepec. La consulta será vigilada y contabilizada por la fundación Arturo Rosenblueth, la misma que participó en la consulta donde se determinó la cancelación de la construcción del aeropuerto de Texcoco en la Ciudad de México.
A tan solo 9 días de iniciar su mandato AMLO mencionó que buscará, una vez en la presidencia, modificar el artículo 35 para facilitar el proceso de consulta ciudadana y buscar entonces mecanismos que den más certeza a la población. También dijo: “si la mayoría dice “no” acataremos en la democracia, pues el pueblo manda”.
El 15 de noviembre ambientalistas, científicos y personajes como Francisco Toledo, Juan Villoro, Héctor Bonilla y Karina Gidi firmaron una petición donde se exige al gobierno entrante que suspenda la consulta y se hagan los estudios de impacto ambiental necesarios para una obra como esta, además de consultar a los pueblos indígenas.
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El 13 de noviembre el equipo de AMLO, anunció que el polémico proyecto comenzaría su construcción el 16 de diciembre de este año, la fecha fue establecida sin saber aún el resultado de la consulta ciudadana que se llevará a cabo el 24 y 25 de noviembre y que determinaría el destino de este proyecto. La consulta que tendrá un valor de aproximadamente 1 millón 800 pesos y buscará reafirmar y dar luz verde al proyecto que según especialistas podría tardar más de cinco años en finalizarse.
Sin que se hayan presentado estudios de impacto ambiental en la zona, donde la deforestación superó el año pasado las casi 100 mil hectáreas, el equipo encargado de la difusión de información sobre el tren, ha prometido iniciar los trámites necesarios en diciembre para obtener el visto bueno de las autoridades y calmar a los ambientalistas que a viento y marea han intentado hacer llegar la información sobre las posibles afectaciones en los terrenos de la selva que cada día se reducen más por las plantaciones de soya en el área de Campeche, Yucatán y en algunas partes de Tabasco.
Tras los resultados que se darán a conocer durante la noche del 26 de noviembre, se pretende que si el resultado es positivo para construcción del Tren Maya, se comience —según un comunicado lanzado el 21 de noviembre— con la rehabilitación y reconstrucción de las vías existentes donde ya existen permisos y estudios ambientales por parte de la SEMARNAT para no retrasar el proyecto. La rehabilitación entrará a proceso de licitación una vez iniciado el mes de diciembre y se pretende que en las próximas semanas se conozca el nombre de las empresas responsables de esta labor.
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Para esto se instalarán más de mil 102 casillas que se ubicaran principalmente en los estados de la Península de Yucatán y en parte del Istmo de Tehuantepec. La consulta será vigilada y contabilizada por la fundación Arturo Rosenblueth, la misma que participó en la consulta donde se determinó la cancelación de la construcción del aeropuerto de Texcoco en la Ciudad de México.
A tan solo 9 días de iniciar su mandato AMLO mencionó que buscará, una vez en la presidencia, modificar el artículo 35 para facilitar el proceso de consulta ciudadana y buscar entonces mecanismos que den más certeza a la población. También dijo: “si la mayoría dice “no” acataremos en la democracia, pues el pueblo manda”.
El 15 de noviembre ambientalistas, científicos y personajes como Francisco Toledo, Juan Villoro, Héctor Bonilla y Karina Gidi firmaron una petición donde se exige al gobierno entrante que suspenda la consulta y se hagan los estudios de impacto ambiental necesarios para una obra como esta, además de consultar a los pueblos indígenas.
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El 13 de noviembre el equipo de AMLO, anunció que el polémico proyecto comenzaría su construcción el 16 de diciembre de este año, la fecha fue establecida sin saber aún el resultado de la consulta ciudadana que se llevará a cabo el 24 y 25 de noviembre y que determinaría el destino de este proyecto. La consulta que tendrá un valor de aproximadamente 1 millón 800 pesos y buscará reafirmar y dar luz verde al proyecto que según especialistas podría tardar más de cinco años en finalizarse.
Sin que se hayan presentado estudios de impacto ambiental en la zona, donde la deforestación superó el año pasado las casi 100 mil hectáreas, el equipo encargado de la difusión de información sobre el tren, ha prometido iniciar los trámites necesarios en diciembre para obtener el visto bueno de las autoridades y calmar a los ambientalistas que a viento y marea han intentado hacer llegar la información sobre las posibles afectaciones en los terrenos de la selva que cada día se reducen más por las plantaciones de soya en el área de Campeche, Yucatán y en algunas partes de Tabasco.
Tras los resultados que se darán a conocer durante la noche del 26 de noviembre, se pretende que si el resultado es positivo para construcción del Tren Maya, se comience —según un comunicado lanzado el 21 de noviembre— con la rehabilitación y reconstrucción de las vías existentes donde ya existen permisos y estudios ambientales por parte de la SEMARNAT para no retrasar el proyecto. La rehabilitación entrará a proceso de licitación una vez iniciado el mes de diciembre y se pretende que en las próximas semanas se conozca el nombre de las empresas responsables de esta labor.
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Durante los dos días donde se ejercerá la consulta del Tren Maya, se someterán a votación otros nueve proyectos que el presidente electo ha propuesto, como la construcción del tren en el Istmo que conecte el Océano Pacifico y Atlántico, una refinería en Dos Bocas en Tabasco —donde ya se destruyeron cerca de 300 hectareas de selvas y manglares—, la siembra de un millón de arboles frutales y maderables, el otorgamiento de becas y el aumento a la pensión de adultos mayores, entre otros.
Para esto se instalarán más de mil 102 casillas que se ubicaran principalmente en los estados de la Península de Yucatán y en parte del Istmo de Tehuantepec. La consulta será vigilada y contabilizada por la fundación Arturo Rosenblueth, la misma que participó en la consulta donde se determinó la cancelación de la construcción del aeropuerto de Texcoco en la Ciudad de México.
A tan solo 9 días de iniciar su mandato AMLO mencionó que buscará, una vez en la presidencia, modificar el artículo 35 para facilitar el proceso de consulta ciudadana y buscar entonces mecanismos que den más certeza a la población. También dijo: “si la mayoría dice “no” acataremos en la democracia, pues el pueblo manda”.
El 15 de noviembre ambientalistas, científicos y personajes como Francisco Toledo, Juan Villoro, Héctor Bonilla y Karina Gidi firmaron una petición donde se exige al gobierno entrante que suspenda la consulta y se hagan los estudios de impacto ambiental necesarios para una obra como esta, además de consultar a los pueblos indígenas.
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El 13 de noviembre el equipo de AMLO, anunció que el polémico proyecto comenzaría su construcción el 16 de diciembre de este año, la fecha fue establecida sin saber aún el resultado de la consulta ciudadana que se llevará a cabo el 24 y 25 de noviembre y que determinaría el destino de este proyecto. La consulta que tendrá un valor de aproximadamente 1 millón 800 pesos y buscará reafirmar y dar luz verde al proyecto que según especialistas podría tardar más de cinco años en finalizarse.
Sin que se hayan presentado estudios de impacto ambiental en la zona, donde la deforestación superó el año pasado las casi 100 mil hectáreas, el equipo encargado de la difusión de información sobre el tren, ha prometido iniciar los trámites necesarios en diciembre para obtener el visto bueno de las autoridades y calmar a los ambientalistas que a viento y marea han intentado hacer llegar la información sobre las posibles afectaciones en los terrenos de la selva que cada día se reducen más por las plantaciones de soya en el área de Campeche, Yucatán y en algunas partes de Tabasco.
Tras los resultados que se darán a conocer durante la noche del 26 de noviembre, se pretende que si el resultado es positivo para construcción del Tren Maya, se comience —según un comunicado lanzado el 21 de noviembre— con la rehabilitación y reconstrucción de las vías existentes donde ya existen permisos y estudios ambientales por parte de la SEMARNAT para no retrasar el proyecto. La rehabilitación entrará a proceso de licitación una vez iniciado el mes de diciembre y se pretende que en las próximas semanas se conozca el nombre de las empresas responsables de esta labor.
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Durante los dos días donde se ejercerá la consulta del Tren Maya, se someterán a votación otros nueve proyectos que el presidente electo ha propuesto, como la construcción del tren en el Istmo que conecte el Océano Pacifico y Atlántico, una refinería en Dos Bocas en Tabasco —donde ya se destruyeron cerca de 300 hectareas de selvas y manglares—, la siembra de un millón de arboles frutales y maderables, el otorgamiento de becas y el aumento a la pensión de adultos mayores, entre otros.
Para esto se instalarán más de mil 102 casillas que se ubicaran principalmente en los estados de la Península de Yucatán y en parte del Istmo de Tehuantepec. La consulta será vigilada y contabilizada por la fundación Arturo Rosenblueth, la misma que participó en la consulta donde se determinó la cancelación de la construcción del aeropuerto de Texcoco en la Ciudad de México.
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