Un nuevo adoratorio prehispánico fue descubierto en las faldas del Iztaccíhuatl. ¿Cómo se creó el universo? Esa pregunta ha obsesionado a la humanidad por miles de años. todas la culturas antiguas inventaron sus propias leyendas y dioses a los que les atribuyeron el papel de creadores del cosmos. Las culturas prehispánicas mexicanas no fueron la excepción y construyeron su propia representación en un adoratorio sumergido en el agua en las faldas del Iztaccíhuatl.Esta construcción, llamada Nahualac, se encuentra 3.870 metros sobre el nivel del mar y lo que la hace sorprendente es el efecto óptico que el espejo de agua que genera el estanque, un truco visual en el que parece que la estructura de piedra que vive al fondo de este lago emanara a la superficie; así lo describió el Instituto Nacional de Antropología e Historia de México (INAH).
Componentes de la zona
El INAH también expresó que en este espacio –constituido por dos partes– hay una representación del universopor parte de las culturas prehispánicas, que en épocas antiguas acudían al espacio a venerar a sus dioses.El primero es la estructura hecha en el estanque. Aunque ahora sólo queda una especie de base, se cree que se trataba de un templo hecho de materiales perecederos como la madera.La segunda parte de este hallazgo está a unos metros del estanque, y es un área llena de manantiales, donde se han encontrado piezas de cerámica, lapidarios y restos orgánicos, en especial elementos decorativos asociados a la adoración a Tláloc, dios de la lluvia.
¿Qué significa?
Los arqueólogos que investigan esta zona consideran que este adoratorio está hecho como representación del tiempo y espacio primigenio. Está concepción representada trata sobre Cipactli, monstruo de la tierra que flotaba en la aguas y cuyo cuerpo sirvió para la el comienzo de la Tierra. Es así como esta zona, con la estructura “flotando” en el estanque simbolizan está creación.
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