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David Hockney: Amar a la vida

David Hockney: Amar a la vida

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Fotografía de
Realización de
Ilustración de
Traducción de
09
.
07
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19
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Tiempo de Lectura: 00 min

Un artista firme en su propuesta que el arte debe emocionar.

David Hockney tiene una forma particular de cerrar su correspondencia, siempre termina con la frase: “Love Life!” . Semejante idealismo tiene sentido para un hombre recordado por sus vívidos colores y pinturas vibrantes, a pesar de estar constreñidas en firmes y rectas líneas. También se le conoce por sus paisajes irreales y al mismo tiempo afectivos, por ser —al menos durante un tiempo— el artista más caro del mundo (superando a Jeff Koons) por pinturas como A Bigger Splash o Portrait of an Artist (Pool with Two Figures), dos de los trabajos pictóricos más populares del siglo XX. A pesar de estos rasgos que lo han hecho uno de los artistas más importantes de este siglo y el anterior, Hockney es un artista rebasado por la pintura y por sus aportaciones a ella. En realidad, lo más interesante de David Hockney son sus ideas sobre el arte y cómo éste provee una ventana a cosas difíciles de ver.

Self Portrait Oct. 24th (1983) de David Hockney Desde que era un joven pintor, Hockney ganó rápidamente popularidad en el circuito artístico de Londres. A pesar de su primera asociación al expresionismo (sus primeras pinturas tienen dejos de Jackson Pollock o Francis Bacon, figuras ineludibles en los 50), Hockney llamó la atención primero por su cercanía al movimiento de arte Pop, del cual se separó respetuosamente. Eventualmente llegó a Estados Unidos (California, específicamente) y pintó su famosa serie de albercas y paisajes norteamericanos, siempre con su resplandeciente estilo. “Había más color ahí”, dijo Hockney sobre California, dado que es nativo de Bradford, Reino Unido. David Hockney a finales de los 70 se convirtió en un artista diferente. Algunos citan a la crisis del VIH que sacudió al mundo, particularmente al sector homosexual del que Hockney forma parte. A mediados de los ochenta, cuando le preguntaron si era feliz, el artista respondió: “Mi vida es, debo admitir, más triste de lo que sugieren las pinturas. La tristeza no me anima los amigos mueren. De SIDA. Es algo muy inusual que amigos —tus contemporáneos— mueran a edades relativamente jóvenes. Primero lo normalizas, pero cuando se vuelven muchas personas ya no es sólo extraño. Estas son personas con quienes esperaba envejecer”. Estas reflexiones de Hockney llevaron su arte a lugares inusitados.

Portrait of an Artist (Pool with two Figures) de David Hockney Cabe mencionar que David Hockney desde que inició temprano su carrera, abarcó diferentes formas de hacer arte. Hockney realizó varias impresiones y litografías, entre las cuales destacan A Hollywood Collection o The Rake’s Progress, ambas con un rastro expresionista aún notable. Hockney, al igual que Picasso, creía en la necesidad de una visión múltiple del mundo, una que abarcara muchas perspectivas. El escritor Lawrence Weschler describe su arte como “liberarse de ortodoxias impactantes, alcanzar formas más grandes y ambiciosas de estar en el mundo; de manera que, como el propio Hockney insistía con urgencia, se necesitan visiones más amplias”. Esto puede ser complicado cuando Hockney se torna en un pintor referencial, y moverse de la zona de confort se torna dificil. Pero esto nunca fue obstáculo para él, siempre ambivalente a su percepción pública y el precio de sus obras. Para inicios de los 80, sus piezas ya se vendían en cifras que oscilaban los millones. De acuerdo a una entrevista con Rolling Stone, esto le daba preocupación e indiferencia al mismo tiempo. Por un lado, Hockney responde que “siempre ha tenido suficiente dinero para hacer lo que quiera, aún cuando no tenía dinero.” No obstante también lo hace pensar que “alguien debe ser muy muy rico para comprar una pintura mía. Pero si un artista ya no puede vender sus obras a, digamos, profesionales de su edad, uno se pregunta para qué se hacen, o para quién”.

Rake's Progress de David Hockney

Rake's Progress, impresiones de David Hockney Ante esta preocupación, que inclusive dejó al artista con la idea de retirarse de la pintura, Hockney respondió con la pesadilla de varios críticos y coleccionistas: reproducción masiva. El pintor comenzó a hacer lo que se llamarían “dibujos en computadora”, distribuidos a través de impresiones regulares de fax. Sobre esto, Hockney opinó lo siguiente: “Por un lado, hay un movimiento de precios impresionantes en el arte. Del otro lado hay un contrario — el arte de fax es esencialmente una copia Xerox, ¿no? ¿Cuál es su valor? Nada. Los pone muy nerviosos. No saben qué hacer con la pieza. Para mí, eso la hace excelente: puedes enviar la exhibición a cualquier lado. Puedes pegarla en cualquier pared”. La escritora y periodista Felicity Lawrence escribió un texto para The Guardian sobre poseer algunas de estas piezas, y el significado de tener algo tan efímero. En realidad son exactamente esos cuestionamientos los que Hockney esperaba motivar, en los que el valor del arte es más bien fugaz, lo opuesto a la ambición permanente del artista, y no importa cuánto pueda valer el nombre del autor, sino el contenido y la conexión que tiene con su espectador. Una serie de críticos llaman a David Hockney un charlatán y no un artista. Lo llaman “ilustrador” de forma despectiva, término que él aprecia mucho y lo cree más bien adecuado. Hockney será tal vez un artista de reproducción fácil y satisfactoria, pero es firme en su propuesta que el arte debe emocionar.

Tennis, una pintura en fax de David Hockney

Tennis, una pintura en fax de David Hockney Hockney también tenía ideas muy particulares sobre la fotografía: “La fotografía está bien si no te importa mirar al mundo desde el punto de vista de un cíclope paralizado por una fracción de segundo. Así no se ve el mundo, y así no es experimentar el mundo”. Y ahí hay una noción clave: experimentar el mundo. Sus trabajos no son sobre retratar al mundo o a las personas, sino experimentar estos fenómenos, y acentuarlos de una manera personal. Su búsqueda por una visión completa lo llevó a hacer collages fotográficos (que él apodaba joiners) con polaroids e imágenes de 35 mm. Similares al disco More Songs About Buildings and Food de los Talking Heads, el collage fotográfico de David Hockney es un ataque a la exactitud artística de la pintura y fotografía, así como una búsqueda necia de perspectivas diferentes. Lo que en algún momento fueron exploraciones personales entre amigos y familia, pronto se volvió un ambicioso experimento sobre paisajes distorsionados y enfatizar que no hay un solo panorama a seguir, sino varios.

Piscina compuesta de polaroids, David Hockney

Piscina compuesta de polaroids, David Hockney Hoy en día, a sus 82 años de edad, David Hockney pasa su tiempo entre pinturas hexagonales, paisajes coloridos y demás hazañas innovadoras. El artista consolidado en la pintura cada vez favorece más el arte digital y electrónico, como pinturas en 3D. Similar a sus trabajos de fax, Hockney le envía dibujos hechos en iPad a amigos y colegas. Éstos pueden ser retratos, paisajes y detalles de su día cotidiano, llenos de detalles engrandecidos a través de colores y tamaños atípicos. Son trabajos ingenuos, cuyo color y dimensiones no son verosímiles, pero mantienen un fuerte vínculo con su contexto y realidad. Lo importante no es hacer un retrato fiel, sino aprehender lo que ya se conoce desde otra perspectiva.

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David Hockney tiene una forma particular de cerrar su correspondencia, siempre termina con la frase: “Love Life!” . Semejante idealismo tiene sentido para un hombre recordado por sus vívidos colores y pinturas vibrantes, a pesar de estar constreñidas en firmes y rectas líneas. También se le conoce por sus paisajes irreales y al mismo tiempo afectivos, por ser —al menos durante un tiempo— el artista más caro del mundo (superando a Jeff Koons) por pinturas como A Bigger Splash o Portrait of an Artist (Pool with Two Figures), dos de los trabajos pictóricos más populares del siglo XX. A pesar de estos rasgos que lo han hecho uno de los artistas más importantes de este siglo y el anterior, Hockney es un artista rebasado por la pintura y por sus aportaciones a ella. En realidad, lo más interesante de David Hockney son sus ideas sobre el arte y cómo éste provee una ventana a cosas difíciles de ver.

Self Portrait Oct. 24th (1983) de David Hockney Desde que era un joven pintor, Hockney ganó rápidamente popularidad en el circuito artístico de Londres. A pesar de su primera asociación al expresionismo (sus primeras pinturas tienen dejos de Jackson Pollock o Francis Bacon, figuras ineludibles en los 50), Hockney llamó la atención primero por su cercanía al movimiento de arte Pop, del cual se separó respetuosamente. Eventualmente llegó a Estados Unidos (California, específicamente) y pintó su famosa serie de albercas y paisajes norteamericanos, siempre con su resplandeciente estilo. “Había más color ahí”, dijo Hockney sobre California, dado que es nativo de Bradford, Reino Unido. David Hockney a finales de los 70 se convirtió en un artista diferente. Algunos citan a la crisis del VIH que sacudió al mundo, particularmente al sector homosexual del que Hockney forma parte. A mediados de los ochenta, cuando le preguntaron si era feliz, el artista respondió: “Mi vida es, debo admitir, más triste de lo que sugieren las pinturas. La tristeza no me anima los amigos mueren. De SIDA. Es algo muy inusual que amigos —tus contemporáneos— mueran a edades relativamente jóvenes. Primero lo normalizas, pero cuando se vuelven muchas personas ya no es sólo extraño. Estas son personas con quienes esperaba envejecer”. Estas reflexiones de Hockney llevaron su arte a lugares inusitados.

Portrait of an Artist (Pool with two Figures) de David Hockney Cabe mencionar que David Hockney desde que inició temprano su carrera, abarcó diferentes formas de hacer arte. Hockney realizó varias impresiones y litografías, entre las cuales destacan A Hollywood Collection o The Rake’s Progress, ambas con un rastro expresionista aún notable. Hockney, al igual que Picasso, creía en la necesidad de una visión múltiple del mundo, una que abarcara muchas perspectivas. El escritor Lawrence Weschler describe su arte como “liberarse de ortodoxias impactantes, alcanzar formas más grandes y ambiciosas de estar en el mundo; de manera que, como el propio Hockney insistía con urgencia, se necesitan visiones más amplias”. Esto puede ser complicado cuando Hockney se torna en un pintor referencial, y moverse de la zona de confort se torna dificil. Pero esto nunca fue obstáculo para él, siempre ambivalente a su percepción pública y el precio de sus obras. Para inicios de los 80, sus piezas ya se vendían en cifras que oscilaban los millones. De acuerdo a una entrevista con Rolling Stone, esto le daba preocupación e indiferencia al mismo tiempo. Por un lado, Hockney responde que “siempre ha tenido suficiente dinero para hacer lo que quiera, aún cuando no tenía dinero.” No obstante también lo hace pensar que “alguien debe ser muy muy rico para comprar una pintura mía. Pero si un artista ya no puede vender sus obras a, digamos, profesionales de su edad, uno se pregunta para qué se hacen, o para quién”.

Rake's Progress de David Hockney

Rake's Progress, impresiones de David Hockney Ante esta preocupación, que inclusive dejó al artista con la idea de retirarse de la pintura, Hockney respondió con la pesadilla de varios críticos y coleccionistas: reproducción masiva. El pintor comenzó a hacer lo que se llamarían “dibujos en computadora”, distribuidos a través de impresiones regulares de fax. Sobre esto, Hockney opinó lo siguiente: “Por un lado, hay un movimiento de precios impresionantes en el arte. Del otro lado hay un contrario — el arte de fax es esencialmente una copia Xerox, ¿no? ¿Cuál es su valor? Nada. Los pone muy nerviosos. No saben qué hacer con la pieza. Para mí, eso la hace excelente: puedes enviar la exhibición a cualquier lado. Puedes pegarla en cualquier pared”. La escritora y periodista Felicity Lawrence escribió un texto para The Guardian sobre poseer algunas de estas piezas, y el significado de tener algo tan efímero. En realidad son exactamente esos cuestionamientos los que Hockney esperaba motivar, en los que el valor del arte es más bien fugaz, lo opuesto a la ambición permanente del artista, y no importa cuánto pueda valer el nombre del autor, sino el contenido y la conexión que tiene con su espectador. Una serie de críticos llaman a David Hockney un charlatán y no un artista. Lo llaman “ilustrador” de forma despectiva, término que él aprecia mucho y lo cree más bien adecuado. Hockney será tal vez un artista de reproducción fácil y satisfactoria, pero es firme en su propuesta que el arte debe emocionar.

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Tennis, una pintura en fax de David Hockney Hockney también tenía ideas muy particulares sobre la fotografía: “La fotografía está bien si no te importa mirar al mundo desde el punto de vista de un cíclope paralizado por una fracción de segundo. Así no se ve el mundo, y así no es experimentar el mundo”. Y ahí hay una noción clave: experimentar el mundo. Sus trabajos no son sobre retratar al mundo o a las personas, sino experimentar estos fenómenos, y acentuarlos de una manera personal. Su búsqueda por una visión completa lo llevó a hacer collages fotográficos (que él apodaba joiners) con polaroids e imágenes de 35 mm. Similares al disco More Songs About Buildings and Food de los Talking Heads, el collage fotográfico de David Hockney es un ataque a la exactitud artística de la pintura y fotografía, así como una búsqueda necia de perspectivas diferentes. Lo que en algún momento fueron exploraciones personales entre amigos y familia, pronto se volvió un ambicioso experimento sobre paisajes distorsionados y enfatizar que no hay un solo panorama a seguir, sino varios.

Piscina compuesta de polaroids, David Hockney

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Un artista firme en su propuesta que el arte debe emocionar.

David Hockney tiene una forma particular de cerrar su correspondencia, siempre termina con la frase: “Love Life!” . Semejante idealismo tiene sentido para un hombre recordado por sus vívidos colores y pinturas vibrantes, a pesar de estar constreñidas en firmes y rectas líneas. También se le conoce por sus paisajes irreales y al mismo tiempo afectivos, por ser —al menos durante un tiempo— el artista más caro del mundo (superando a Jeff Koons) por pinturas como A Bigger Splash o Portrait of an Artist (Pool with Two Figures), dos de los trabajos pictóricos más populares del siglo XX. A pesar de estos rasgos que lo han hecho uno de los artistas más importantes de este siglo y el anterior, Hockney es un artista rebasado por la pintura y por sus aportaciones a ella. En realidad, lo más interesante de David Hockney son sus ideas sobre el arte y cómo éste provee una ventana a cosas difíciles de ver.

Self Portrait Oct. 24th (1983) de David Hockney Desde que era un joven pintor, Hockney ganó rápidamente popularidad en el circuito artístico de Londres. A pesar de su primera asociación al expresionismo (sus primeras pinturas tienen dejos de Jackson Pollock o Francis Bacon, figuras ineludibles en los 50), Hockney llamó la atención primero por su cercanía al movimiento de arte Pop, del cual se separó respetuosamente. Eventualmente llegó a Estados Unidos (California, específicamente) y pintó su famosa serie de albercas y paisajes norteamericanos, siempre con su resplandeciente estilo. “Había más color ahí”, dijo Hockney sobre California, dado que es nativo de Bradford, Reino Unido. David Hockney a finales de los 70 se convirtió en un artista diferente. Algunos citan a la crisis del VIH que sacudió al mundo, particularmente al sector homosexual del que Hockney forma parte. A mediados de los ochenta, cuando le preguntaron si era feliz, el artista respondió: “Mi vida es, debo admitir, más triste de lo que sugieren las pinturas. La tristeza no me anima los amigos mueren. De SIDA. Es algo muy inusual que amigos —tus contemporáneos— mueran a edades relativamente jóvenes. Primero lo normalizas, pero cuando se vuelven muchas personas ya no es sólo extraño. Estas son personas con quienes esperaba envejecer”. Estas reflexiones de Hockney llevaron su arte a lugares inusitados.

Portrait of an Artist (Pool with two Figures) de David Hockney Cabe mencionar que David Hockney desde que inició temprano su carrera, abarcó diferentes formas de hacer arte. Hockney realizó varias impresiones y litografías, entre las cuales destacan A Hollywood Collection o The Rake’s Progress, ambas con un rastro expresionista aún notable. Hockney, al igual que Picasso, creía en la necesidad de una visión múltiple del mundo, una que abarcara muchas perspectivas. El escritor Lawrence Weschler describe su arte como “liberarse de ortodoxias impactantes, alcanzar formas más grandes y ambiciosas de estar en el mundo; de manera que, como el propio Hockney insistía con urgencia, se necesitan visiones más amplias”. Esto puede ser complicado cuando Hockney se torna en un pintor referencial, y moverse de la zona de confort se torna dificil. Pero esto nunca fue obstáculo para él, siempre ambivalente a su percepción pública y el precio de sus obras. Para inicios de los 80, sus piezas ya se vendían en cifras que oscilaban los millones. De acuerdo a una entrevista con Rolling Stone, esto le daba preocupación e indiferencia al mismo tiempo. Por un lado, Hockney responde que “siempre ha tenido suficiente dinero para hacer lo que quiera, aún cuando no tenía dinero.” No obstante también lo hace pensar que “alguien debe ser muy muy rico para comprar una pintura mía. Pero si un artista ya no puede vender sus obras a, digamos, profesionales de su edad, uno se pregunta para qué se hacen, o para quién”.

Rake's Progress de David Hockney

Rake's Progress, impresiones de David Hockney Ante esta preocupación, que inclusive dejó al artista con la idea de retirarse de la pintura, Hockney respondió con la pesadilla de varios críticos y coleccionistas: reproducción masiva. El pintor comenzó a hacer lo que se llamarían “dibujos en computadora”, distribuidos a través de impresiones regulares de fax. Sobre esto, Hockney opinó lo siguiente: “Por un lado, hay un movimiento de precios impresionantes en el arte. Del otro lado hay un contrario — el arte de fax es esencialmente una copia Xerox, ¿no? ¿Cuál es su valor? Nada. Los pone muy nerviosos. No saben qué hacer con la pieza. Para mí, eso la hace excelente: puedes enviar la exhibición a cualquier lado. Puedes pegarla en cualquier pared”. La escritora y periodista Felicity Lawrence escribió un texto para The Guardian sobre poseer algunas de estas piezas, y el significado de tener algo tan efímero. En realidad son exactamente esos cuestionamientos los que Hockney esperaba motivar, en los que el valor del arte es más bien fugaz, lo opuesto a la ambición permanente del artista, y no importa cuánto pueda valer el nombre del autor, sino el contenido y la conexión que tiene con su espectador. Una serie de críticos llaman a David Hockney un charlatán y no un artista. Lo llaman “ilustrador” de forma despectiva, término que él aprecia mucho y lo cree más bien adecuado. Hockney será tal vez un artista de reproducción fácil y satisfactoria, pero es firme en su propuesta que el arte debe emocionar.

Tennis, una pintura en fax de David Hockney

Tennis, una pintura en fax de David Hockney Hockney también tenía ideas muy particulares sobre la fotografía: “La fotografía está bien si no te importa mirar al mundo desde el punto de vista de un cíclope paralizado por una fracción de segundo. Así no se ve el mundo, y así no es experimentar el mundo”. Y ahí hay una noción clave: experimentar el mundo. Sus trabajos no son sobre retratar al mundo o a las personas, sino experimentar estos fenómenos, y acentuarlos de una manera personal. Su búsqueda por una visión completa lo llevó a hacer collages fotográficos (que él apodaba joiners) con polaroids e imágenes de 35 mm. Similares al disco More Songs About Buildings and Food de los Talking Heads, el collage fotográfico de David Hockney es un ataque a la exactitud artística de la pintura y fotografía, así como una búsqueda necia de perspectivas diferentes. Lo que en algún momento fueron exploraciones personales entre amigos y familia, pronto se volvió un ambicioso experimento sobre paisajes distorsionados y enfatizar que no hay un solo panorama a seguir, sino varios.

Piscina compuesta de polaroids, David Hockney

Piscina compuesta de polaroids, David Hockney Hoy en día, a sus 82 años de edad, David Hockney pasa su tiempo entre pinturas hexagonales, paisajes coloridos y demás hazañas innovadoras. El artista consolidado en la pintura cada vez favorece más el arte digital y electrónico, como pinturas en 3D. Similar a sus trabajos de fax, Hockney le envía dibujos hechos en iPad a amigos y colegas. Éstos pueden ser retratos, paisajes y detalles de su día cotidiano, llenos de detalles engrandecidos a través de colores y tamaños atípicos. Son trabajos ingenuos, cuyo color y dimensiones no son verosímiles, pero mantienen un fuerte vínculo con su contexto y realidad. Lo importante no es hacer un retrato fiel, sino aprehender lo que ya se conoce desde otra perspectiva.

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Un artista firme en su propuesta que el arte debe emocionar.

David Hockney tiene una forma particular de cerrar su correspondencia, siempre termina con la frase: “Love Life!” . Semejante idealismo tiene sentido para un hombre recordado por sus vívidos colores y pinturas vibrantes, a pesar de estar constreñidas en firmes y rectas líneas. También se le conoce por sus paisajes irreales y al mismo tiempo afectivos, por ser —al menos durante un tiempo— el artista más caro del mundo (superando a Jeff Koons) por pinturas como A Bigger Splash o Portrait of an Artist (Pool with Two Figures), dos de los trabajos pictóricos más populares del siglo XX. A pesar de estos rasgos que lo han hecho uno de los artistas más importantes de este siglo y el anterior, Hockney es un artista rebasado por la pintura y por sus aportaciones a ella. En realidad, lo más interesante de David Hockney son sus ideas sobre el arte y cómo éste provee una ventana a cosas difíciles de ver.

Self Portrait Oct. 24th (1983) de David Hockney Desde que era un joven pintor, Hockney ganó rápidamente popularidad en el circuito artístico de Londres. A pesar de su primera asociación al expresionismo (sus primeras pinturas tienen dejos de Jackson Pollock o Francis Bacon, figuras ineludibles en los 50), Hockney llamó la atención primero por su cercanía al movimiento de arte Pop, del cual se separó respetuosamente. Eventualmente llegó a Estados Unidos (California, específicamente) y pintó su famosa serie de albercas y paisajes norteamericanos, siempre con su resplandeciente estilo. “Había más color ahí”, dijo Hockney sobre California, dado que es nativo de Bradford, Reino Unido. David Hockney a finales de los 70 se convirtió en un artista diferente. Algunos citan a la crisis del VIH que sacudió al mundo, particularmente al sector homosexual del que Hockney forma parte. A mediados de los ochenta, cuando le preguntaron si era feliz, el artista respondió: “Mi vida es, debo admitir, más triste de lo que sugieren las pinturas. La tristeza no me anima los amigos mueren. De SIDA. Es algo muy inusual que amigos —tus contemporáneos— mueran a edades relativamente jóvenes. Primero lo normalizas, pero cuando se vuelven muchas personas ya no es sólo extraño. Estas son personas con quienes esperaba envejecer”. Estas reflexiones de Hockney llevaron su arte a lugares inusitados.

Portrait of an Artist (Pool with two Figures) de David Hockney Cabe mencionar que David Hockney desde que inició temprano su carrera, abarcó diferentes formas de hacer arte. Hockney realizó varias impresiones y litografías, entre las cuales destacan A Hollywood Collection o The Rake’s Progress, ambas con un rastro expresionista aún notable. Hockney, al igual que Picasso, creía en la necesidad de una visión múltiple del mundo, una que abarcara muchas perspectivas. El escritor Lawrence Weschler describe su arte como “liberarse de ortodoxias impactantes, alcanzar formas más grandes y ambiciosas de estar en el mundo; de manera que, como el propio Hockney insistía con urgencia, se necesitan visiones más amplias”. Esto puede ser complicado cuando Hockney se torna en un pintor referencial, y moverse de la zona de confort se torna dificil. Pero esto nunca fue obstáculo para él, siempre ambivalente a su percepción pública y el precio de sus obras. Para inicios de los 80, sus piezas ya se vendían en cifras que oscilaban los millones. De acuerdo a una entrevista con Rolling Stone, esto le daba preocupación e indiferencia al mismo tiempo. Por un lado, Hockney responde que “siempre ha tenido suficiente dinero para hacer lo que quiera, aún cuando no tenía dinero.” No obstante también lo hace pensar que “alguien debe ser muy muy rico para comprar una pintura mía. Pero si un artista ya no puede vender sus obras a, digamos, profesionales de su edad, uno se pregunta para qué se hacen, o para quién”.

Rake's Progress de David Hockney

Rake's Progress, impresiones de David Hockney Ante esta preocupación, que inclusive dejó al artista con la idea de retirarse de la pintura, Hockney respondió con la pesadilla de varios críticos y coleccionistas: reproducción masiva. El pintor comenzó a hacer lo que se llamarían “dibujos en computadora”, distribuidos a través de impresiones regulares de fax. Sobre esto, Hockney opinó lo siguiente: “Por un lado, hay un movimiento de precios impresionantes en el arte. Del otro lado hay un contrario — el arte de fax es esencialmente una copia Xerox, ¿no? ¿Cuál es su valor? Nada. Los pone muy nerviosos. No saben qué hacer con la pieza. Para mí, eso la hace excelente: puedes enviar la exhibición a cualquier lado. Puedes pegarla en cualquier pared”. La escritora y periodista Felicity Lawrence escribió un texto para The Guardian sobre poseer algunas de estas piezas, y el significado de tener algo tan efímero. En realidad son exactamente esos cuestionamientos los que Hockney esperaba motivar, en los que el valor del arte es más bien fugaz, lo opuesto a la ambición permanente del artista, y no importa cuánto pueda valer el nombre del autor, sino el contenido y la conexión que tiene con su espectador. Una serie de críticos llaman a David Hockney un charlatán y no un artista. Lo llaman “ilustrador” de forma despectiva, término que él aprecia mucho y lo cree más bien adecuado. Hockney será tal vez un artista de reproducción fácil y satisfactoria, pero es firme en su propuesta que el arte debe emocionar.

Tennis, una pintura en fax de David Hockney

Tennis, una pintura en fax de David Hockney Hockney también tenía ideas muy particulares sobre la fotografía: “La fotografía está bien si no te importa mirar al mundo desde el punto de vista de un cíclope paralizado por una fracción de segundo. Así no se ve el mundo, y así no es experimentar el mundo”. Y ahí hay una noción clave: experimentar el mundo. Sus trabajos no son sobre retratar al mundo o a las personas, sino experimentar estos fenómenos, y acentuarlos de una manera personal. Su búsqueda por una visión completa lo llevó a hacer collages fotográficos (que él apodaba joiners) con polaroids e imágenes de 35 mm. Similares al disco More Songs About Buildings and Food de los Talking Heads, el collage fotográfico de David Hockney es un ataque a la exactitud artística de la pintura y fotografía, así como una búsqueda necia de perspectivas diferentes. Lo que en algún momento fueron exploraciones personales entre amigos y familia, pronto se volvió un ambicioso experimento sobre paisajes distorsionados y enfatizar que no hay un solo panorama a seguir, sino varios.

Piscina compuesta de polaroids, David Hockney

Piscina compuesta de polaroids, David Hockney Hoy en día, a sus 82 años de edad, David Hockney pasa su tiempo entre pinturas hexagonales, paisajes coloridos y demás hazañas innovadoras. El artista consolidado en la pintura cada vez favorece más el arte digital y electrónico, como pinturas en 3D. Similar a sus trabajos de fax, Hockney le envía dibujos hechos en iPad a amigos y colegas. Éstos pueden ser retratos, paisajes y detalles de su día cotidiano, llenos de detalles engrandecidos a través de colores y tamaños atípicos. Son trabajos ingenuos, cuyo color y dimensiones no son verosímiles, pero mantienen un fuerte vínculo con su contexto y realidad. Lo importante no es hacer un retrato fiel, sino aprehender lo que ya se conoce desde otra perspectiva.

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Self Portrait Oct. 24th (1983) de David Hockney Desde que era un joven pintor, Hockney ganó rápidamente popularidad en el circuito artístico de Londres. A pesar de su primera asociación al expresionismo (sus primeras pinturas tienen dejos de Jackson Pollock o Francis Bacon, figuras ineludibles en los 50), Hockney llamó la atención primero por su cercanía al movimiento de arte Pop, del cual se separó respetuosamente. Eventualmente llegó a Estados Unidos (California, específicamente) y pintó su famosa serie de albercas y paisajes norteamericanos, siempre con su resplandeciente estilo. “Había más color ahí”, dijo Hockney sobre California, dado que es nativo de Bradford, Reino Unido. David Hockney a finales de los 70 se convirtió en un artista diferente. Algunos citan a la crisis del VIH que sacudió al mundo, particularmente al sector homosexual del que Hockney forma parte. A mediados de los ochenta, cuando le preguntaron si era feliz, el artista respondió: “Mi vida es, debo admitir, más triste de lo que sugieren las pinturas. La tristeza no me anima los amigos mueren. De SIDA. Es algo muy inusual que amigos —tus contemporáneos— mueran a edades relativamente jóvenes. Primero lo normalizas, pero cuando se vuelven muchas personas ya no es sólo extraño. Estas son personas con quienes esperaba envejecer”. Estas reflexiones de Hockney llevaron su arte a lugares inusitados.

Portrait of an Artist (Pool with two Figures) de David Hockney Cabe mencionar que David Hockney desde que inició temprano su carrera, abarcó diferentes formas de hacer arte. Hockney realizó varias impresiones y litografías, entre las cuales destacan A Hollywood Collection o The Rake’s Progress, ambas con un rastro expresionista aún notable. Hockney, al igual que Picasso, creía en la necesidad de una visión múltiple del mundo, una que abarcara muchas perspectivas. El escritor Lawrence Weschler describe su arte como “liberarse de ortodoxias impactantes, alcanzar formas más grandes y ambiciosas de estar en el mundo; de manera que, como el propio Hockney insistía con urgencia, se necesitan visiones más amplias”. Esto puede ser complicado cuando Hockney se torna en un pintor referencial, y moverse de la zona de confort se torna dificil. Pero esto nunca fue obstáculo para él, siempre ambivalente a su percepción pública y el precio de sus obras. Para inicios de los 80, sus piezas ya se vendían en cifras que oscilaban los millones. De acuerdo a una entrevista con Rolling Stone, esto le daba preocupación e indiferencia al mismo tiempo. Por un lado, Hockney responde que “siempre ha tenido suficiente dinero para hacer lo que quiera, aún cuando no tenía dinero.” No obstante también lo hace pensar que “alguien debe ser muy muy rico para comprar una pintura mía. Pero si un artista ya no puede vender sus obras a, digamos, profesionales de su edad, uno se pregunta para qué se hacen, o para quién”.

Rake's Progress de David Hockney

Rake's Progress, impresiones de David Hockney Ante esta preocupación, que inclusive dejó al artista con la idea de retirarse de la pintura, Hockney respondió con la pesadilla de varios críticos y coleccionistas: reproducción masiva. El pintor comenzó a hacer lo que se llamarían “dibujos en computadora”, distribuidos a través de impresiones regulares de fax. Sobre esto, Hockney opinó lo siguiente: “Por un lado, hay un movimiento de precios impresionantes en el arte. Del otro lado hay un contrario — el arte de fax es esencialmente una copia Xerox, ¿no? ¿Cuál es su valor? Nada. Los pone muy nerviosos. No saben qué hacer con la pieza. Para mí, eso la hace excelente: puedes enviar la exhibición a cualquier lado. Puedes pegarla en cualquier pared”. La escritora y periodista Felicity Lawrence escribió un texto para The Guardian sobre poseer algunas de estas piezas, y el significado de tener algo tan efímero. En realidad son exactamente esos cuestionamientos los que Hockney esperaba motivar, en los que el valor del arte es más bien fugaz, lo opuesto a la ambición permanente del artista, y no importa cuánto pueda valer el nombre del autor, sino el contenido y la conexión que tiene con su espectador. Una serie de críticos llaman a David Hockney un charlatán y no un artista. Lo llaman “ilustrador” de forma despectiva, término que él aprecia mucho y lo cree más bien adecuado. Hockney será tal vez un artista de reproducción fácil y satisfactoria, pero es firme en su propuesta que el arte debe emocionar.

Tennis, una pintura en fax de David Hockney

Tennis, una pintura en fax de David Hockney Hockney también tenía ideas muy particulares sobre la fotografía: “La fotografía está bien si no te importa mirar al mundo desde el punto de vista de un cíclope paralizado por una fracción de segundo. Así no se ve el mundo, y así no es experimentar el mundo”. Y ahí hay una noción clave: experimentar el mundo. Sus trabajos no son sobre retratar al mundo o a las personas, sino experimentar estos fenómenos, y acentuarlos de una manera personal. Su búsqueda por una visión completa lo llevó a hacer collages fotográficos (que él apodaba joiners) con polaroids e imágenes de 35 mm. Similares al disco More Songs About Buildings and Food de los Talking Heads, el collage fotográfico de David Hockney es un ataque a la exactitud artística de la pintura y fotografía, así como una búsqueda necia de perspectivas diferentes. Lo que en algún momento fueron exploraciones personales entre amigos y familia, pronto se volvió un ambicioso experimento sobre paisajes distorsionados y enfatizar que no hay un solo panorama a seguir, sino varios.

Piscina compuesta de polaroids, David Hockney

Piscina compuesta de polaroids, David Hockney Hoy en día, a sus 82 años de edad, David Hockney pasa su tiempo entre pinturas hexagonales, paisajes coloridos y demás hazañas innovadoras. El artista consolidado en la pintura cada vez favorece más el arte digital y electrónico, como pinturas en 3D. Similar a sus trabajos de fax, Hockney le envía dibujos hechos en iPad a amigos y colegas. Éstos pueden ser retratos, paisajes y detalles de su día cotidiano, llenos de detalles engrandecidos a través de colores y tamaños atípicos. Son trabajos ingenuos, cuyo color y dimensiones no son verosímiles, pero mantienen un fuerte vínculo con su contexto y realidad. Lo importante no es hacer un retrato fiel, sino aprehender lo que ya se conoce desde otra perspectiva.

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David Hockney: Amar a la vida

David Hockney: Amar a la vida

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Un artista firme en su propuesta que el arte debe emocionar.

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David Hockney tiene una forma particular de cerrar su correspondencia, siempre termina con la frase: “Love Life!” . Semejante idealismo tiene sentido para un hombre recordado por sus vívidos colores y pinturas vibrantes, a pesar de estar constreñidas en firmes y rectas líneas. También se le conoce por sus paisajes irreales y al mismo tiempo afectivos, por ser —al menos durante un tiempo— el artista más caro del mundo (superando a Jeff Koons) por pinturas como A Bigger Splash o Portrait of an Artist (Pool with Two Figures), dos de los trabajos pictóricos más populares del siglo XX. A pesar de estos rasgos que lo han hecho uno de los artistas más importantes de este siglo y el anterior, Hockney es un artista rebasado por la pintura y por sus aportaciones a ella. En realidad, lo más interesante de David Hockney son sus ideas sobre el arte y cómo éste provee una ventana a cosas difíciles de ver.

Self Portrait Oct. 24th (1983) de David Hockney Desde que era un joven pintor, Hockney ganó rápidamente popularidad en el circuito artístico de Londres. A pesar de su primera asociación al expresionismo (sus primeras pinturas tienen dejos de Jackson Pollock o Francis Bacon, figuras ineludibles en los 50), Hockney llamó la atención primero por su cercanía al movimiento de arte Pop, del cual se separó respetuosamente. Eventualmente llegó a Estados Unidos (California, específicamente) y pintó su famosa serie de albercas y paisajes norteamericanos, siempre con su resplandeciente estilo. “Había más color ahí”, dijo Hockney sobre California, dado que es nativo de Bradford, Reino Unido. David Hockney a finales de los 70 se convirtió en un artista diferente. Algunos citan a la crisis del VIH que sacudió al mundo, particularmente al sector homosexual del que Hockney forma parte. A mediados de los ochenta, cuando le preguntaron si era feliz, el artista respondió: “Mi vida es, debo admitir, más triste de lo que sugieren las pinturas. La tristeza no me anima los amigos mueren. De SIDA. Es algo muy inusual que amigos —tus contemporáneos— mueran a edades relativamente jóvenes. Primero lo normalizas, pero cuando se vuelven muchas personas ya no es sólo extraño. Estas son personas con quienes esperaba envejecer”. Estas reflexiones de Hockney llevaron su arte a lugares inusitados.

Portrait of an Artist (Pool with two Figures) de David Hockney Cabe mencionar que David Hockney desde que inició temprano su carrera, abarcó diferentes formas de hacer arte. Hockney realizó varias impresiones y litografías, entre las cuales destacan A Hollywood Collection o The Rake’s Progress, ambas con un rastro expresionista aún notable. Hockney, al igual que Picasso, creía en la necesidad de una visión múltiple del mundo, una que abarcara muchas perspectivas. El escritor Lawrence Weschler describe su arte como “liberarse de ortodoxias impactantes, alcanzar formas más grandes y ambiciosas de estar en el mundo; de manera que, como el propio Hockney insistía con urgencia, se necesitan visiones más amplias”. Esto puede ser complicado cuando Hockney se torna en un pintor referencial, y moverse de la zona de confort se torna dificil. Pero esto nunca fue obstáculo para él, siempre ambivalente a su percepción pública y el precio de sus obras. Para inicios de los 80, sus piezas ya se vendían en cifras que oscilaban los millones. De acuerdo a una entrevista con Rolling Stone, esto le daba preocupación e indiferencia al mismo tiempo. Por un lado, Hockney responde que “siempre ha tenido suficiente dinero para hacer lo que quiera, aún cuando no tenía dinero.” No obstante también lo hace pensar que “alguien debe ser muy muy rico para comprar una pintura mía. Pero si un artista ya no puede vender sus obras a, digamos, profesionales de su edad, uno se pregunta para qué se hacen, o para quién”.

Rake's Progress de David Hockney

Rake's Progress, impresiones de David Hockney Ante esta preocupación, que inclusive dejó al artista con la idea de retirarse de la pintura, Hockney respondió con la pesadilla de varios críticos y coleccionistas: reproducción masiva. El pintor comenzó a hacer lo que se llamarían “dibujos en computadora”, distribuidos a través de impresiones regulares de fax. Sobre esto, Hockney opinó lo siguiente: “Por un lado, hay un movimiento de precios impresionantes en el arte. Del otro lado hay un contrario — el arte de fax es esencialmente una copia Xerox, ¿no? ¿Cuál es su valor? Nada. Los pone muy nerviosos. No saben qué hacer con la pieza. Para mí, eso la hace excelente: puedes enviar la exhibición a cualquier lado. Puedes pegarla en cualquier pared”. La escritora y periodista Felicity Lawrence escribió un texto para The Guardian sobre poseer algunas de estas piezas, y el significado de tener algo tan efímero. En realidad son exactamente esos cuestionamientos los que Hockney esperaba motivar, en los que el valor del arte es más bien fugaz, lo opuesto a la ambición permanente del artista, y no importa cuánto pueda valer el nombre del autor, sino el contenido y la conexión que tiene con su espectador. Una serie de críticos llaman a David Hockney un charlatán y no un artista. Lo llaman “ilustrador” de forma despectiva, término que él aprecia mucho y lo cree más bien adecuado. Hockney será tal vez un artista de reproducción fácil y satisfactoria, pero es firme en su propuesta que el arte debe emocionar.

Tennis, una pintura en fax de David Hockney

Tennis, una pintura en fax de David Hockney Hockney también tenía ideas muy particulares sobre la fotografía: “La fotografía está bien si no te importa mirar al mundo desde el punto de vista de un cíclope paralizado por una fracción de segundo. Así no se ve el mundo, y así no es experimentar el mundo”. Y ahí hay una noción clave: experimentar el mundo. Sus trabajos no son sobre retratar al mundo o a las personas, sino experimentar estos fenómenos, y acentuarlos de una manera personal. Su búsqueda por una visión completa lo llevó a hacer collages fotográficos (que él apodaba joiners) con polaroids e imágenes de 35 mm. Similares al disco More Songs About Buildings and Food de los Talking Heads, el collage fotográfico de David Hockney es un ataque a la exactitud artística de la pintura y fotografía, así como una búsqueda necia de perspectivas diferentes. Lo que en algún momento fueron exploraciones personales entre amigos y familia, pronto se volvió un ambicioso experimento sobre paisajes distorsionados y enfatizar que no hay un solo panorama a seguir, sino varios.

Piscina compuesta de polaroids, David Hockney

Piscina compuesta de polaroids, David Hockney Hoy en día, a sus 82 años de edad, David Hockney pasa su tiempo entre pinturas hexagonales, paisajes coloridos y demás hazañas innovadoras. El artista consolidado en la pintura cada vez favorece más el arte digital y electrónico, como pinturas en 3D. Similar a sus trabajos de fax, Hockney le envía dibujos hechos en iPad a amigos y colegas. Éstos pueden ser retratos, paisajes y detalles de su día cotidiano, llenos de detalles engrandecidos a través de colores y tamaños atípicos. Son trabajos ingenuos, cuyo color y dimensiones no son verosímiles, pero mantienen un fuerte vínculo con su contexto y realidad. Lo importante no es hacer un retrato fiel, sino aprehender lo que ya se conoce desde otra perspectiva.

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