Archivo Gatopardo

El aprendiz que se convirtió en un grande

El aprendiz que se convirtió en un grande

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Ilustración de
Traducción de
13
.
12
.
18
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El director Arturo Ripstein llega a los 74 años mientras filma su 31° largometraje

Arturo Ripstein no era ningún extraño al arte de hacer cine cuando conoció a Luis Buñuel, el director español que había encontrado en nuestro país un refugio perfecto para seguir trabajando.

Su padre, el productor Alfredo Ripstein, había colaborado en algunas de las producciones más importantes de la llamada “época de oro” del cine mexicano, trabajando con figuras de la talla de los realizadores Alejandro Galindo, Alberto Isaac y René Cardona, además de los famosos actores Pedro Infante, Marga López y Arturo de Córdova; por lo que el mundo del oropel y los escenarios no le era ajeno al joven Ripstein. Sin embargo, su encuentro con el cineasta europeo fue clave para definir su incursión en el séptimo arte. Hoy, a más de cincuenta años de su primer acercamiento con el genio detrás de El ángel exterminador y Viridiana, Arturo Ripstein es considerado como uno de los directores más importantes y vigentes de la historia del cine.Ripstein, nacido el 13 de diciembre de 1944 en la Ciudad de México, se interesó profundamente en el oficio de hacer cine a los 15 años, cuando su padre lo llevó a ver Nazarín, película de 1959 en la que Francisco Rabal interpretaba al padre Nazario, un sacerdote que tiene que huir de su parroquia después de que intentó proteger a una prostituta acusada de haber iniciado un incendio. Tras enfrentarse con el pueblo al que siempre ha servido, el párroco tendrá que refugiarse en su fe para sobrevivir a su situación.

Arturo Ripstein, int3

La cinta, basada en una novela de Benito Pérez Galdós, generó en Ripstein una atracción de la que jamás pudo escapar. Poco después, su padre lo presentó con Buñuel, responsable de la cinta. De su primer encuentro surgió una estrecha relación, al estilo maestro-aprendiz, que duraría hasta la muerte del cineasta aragonés, en 1983.Los consejos del español y los aprendizajes que había adquirido en sus años de visitas al set y conversaciones con cineastas consagrados, llevaron a Ripstein a debutar en el cortometraje durante sus épocas de estudiante. A los 21 años, el joven cineasta terminó sus estudios en la Universidad Iberoamericana, para tomar la dirección de un ambicioso proyecto: una adaptación al western de un guión original escrito por Carlos Fuentes y Gabriel García Márquez.El proyecto, producido por su padre y el experimentado mecenas del cine nacional, César Santos Galindo, además tendría la suerte de contar con la participación del cinefotógrafo Alex Phillips, el compositor Carlos Jiménez Mabarak y los actores Marga López, Jorge Martínez y Enrique Rocha. El resultado fue el drama Tiempo de morir (1966), reconocida con la Diosa de Plata a la Mejor Película del año.

Arturo Ripstein, int2

Después del éxito de su ópera prima, Ripstein tuvo la libertad para involucrarse en los proyectos que quería: hizo una adaptación de la novela de Elena Garro, Los recuerdos del porvenir; trabajó en la televisión brasileña, se enfocó en el documental de corta y larga duración e incluso comenzó a colaborar en producciones que abarcaban más de un país.De su extensa filmografía, que se ha mantenido en activo desde 1965, se pueden destacar las cintas El castillo de la pureza (1972), escrita en colaboración con José Emilio Pacheco; El lugar sin límites (1977), basada en la novela homónima de José Donoso; Cadena perpetua (1979), adaptación de Vicente Leñero a la novela de Luis Spota; Principio y fin (1993), adaptación de la novela del egipcio Naguib Mahfouz; y Profundo carmesí (1996), protagonizada por Regina Orozco y Daniel Giménez Cacho.Además, Ripstein puede ostentarse como el único cineasta que ha ganado el Festival de Cine de San Sebastián (en 1993 con Principio y fin; y 2000 con La perdición de los hombres). Por si fuera poco, la Academia Mexicana lo ha reconocido en seis ocasiones con el Ariel a Mejor Película.

Arturo Ripstein, int1

Hoy, justo cuando el cineasta llega a los 74 años, Ripstein se mantiene vigente en el cine y la televisión. Hace un par de semanas participó en la serie Un extraño enemigo, dirigida por su hijo, el también director Gabriel Ripstein y actualmente se encuentra en la preproducción de su 31° largometraje, en el que colaborará una vez más con la actriz Patricia Reyes Spíndola. Así, el joven que inició como un aficionado y aprendiz, ha demostrado que de la curiosidad puede surgir una gran carrera.https://www.youtube.com/watch?v=5lew2YLjdZgTambién te puede interesar:El cineasta revolucionarioAkira Kurosawa: honor al gran cineLa misión de la música en el cineSíguenos en twitter

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El director Arturo Ripstein llega a los 74 años mientras filma su 31° largometraje

Arturo Ripstein no era ningún extraño al arte de hacer cine cuando conoció a Luis Buñuel, el director español que había encontrado en nuestro país un refugio perfecto para seguir trabajando.

Su padre, el productor Alfredo Ripstein, había colaborado en algunas de las producciones más importantes de la llamada “época de oro” del cine mexicano, trabajando con figuras de la talla de los realizadores Alejandro Galindo, Alberto Isaac y René Cardona, además de los famosos actores Pedro Infante, Marga López y Arturo de Córdova; por lo que el mundo del oropel y los escenarios no le era ajeno al joven Ripstein. Sin embargo, su encuentro con el cineasta europeo fue clave para definir su incursión en el séptimo arte. Hoy, a más de cincuenta años de su primer acercamiento con el genio detrás de El ángel exterminador y Viridiana, Arturo Ripstein es considerado como uno de los directores más importantes y vigentes de la historia del cine.Ripstein, nacido el 13 de diciembre de 1944 en la Ciudad de México, se interesó profundamente en el oficio de hacer cine a los 15 años, cuando su padre lo llevó a ver Nazarín, película de 1959 en la que Francisco Rabal interpretaba al padre Nazario, un sacerdote que tiene que huir de su parroquia después de que intentó proteger a una prostituta acusada de haber iniciado un incendio. Tras enfrentarse con el pueblo al que siempre ha servido, el párroco tendrá que refugiarse en su fe para sobrevivir a su situación.

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La cinta, basada en una novela de Benito Pérez Galdós, generó en Ripstein una atracción de la que jamás pudo escapar. Poco después, su padre lo presentó con Buñuel, responsable de la cinta. De su primer encuentro surgió una estrecha relación, al estilo maestro-aprendiz, que duraría hasta la muerte del cineasta aragonés, en 1983.Los consejos del español y los aprendizajes que había adquirido en sus años de visitas al set y conversaciones con cineastas consagrados, llevaron a Ripstein a debutar en el cortometraje durante sus épocas de estudiante. A los 21 años, el joven cineasta terminó sus estudios en la Universidad Iberoamericana, para tomar la dirección de un ambicioso proyecto: una adaptación al western de un guión original escrito por Carlos Fuentes y Gabriel García Márquez.El proyecto, producido por su padre y el experimentado mecenas del cine nacional, César Santos Galindo, además tendría la suerte de contar con la participación del cinefotógrafo Alex Phillips, el compositor Carlos Jiménez Mabarak y los actores Marga López, Jorge Martínez y Enrique Rocha. El resultado fue el drama Tiempo de morir (1966), reconocida con la Diosa de Plata a la Mejor Película del año.

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Después del éxito de su ópera prima, Ripstein tuvo la libertad para involucrarse en los proyectos que quería: hizo una adaptación de la novela de Elena Garro, Los recuerdos del porvenir; trabajó en la televisión brasileña, se enfocó en el documental de corta y larga duración e incluso comenzó a colaborar en producciones que abarcaban más de un país.De su extensa filmografía, que se ha mantenido en activo desde 1965, se pueden destacar las cintas El castillo de la pureza (1972), escrita en colaboración con José Emilio Pacheco; El lugar sin límites (1977), basada en la novela homónima de José Donoso; Cadena perpetua (1979), adaptación de Vicente Leñero a la novela de Luis Spota; Principio y fin (1993), adaptación de la novela del egipcio Naguib Mahfouz; y Profundo carmesí (1996), protagonizada por Regina Orozco y Daniel Giménez Cacho.Además, Ripstein puede ostentarse como el único cineasta que ha ganado el Festival de Cine de San Sebastián (en 1993 con Principio y fin; y 2000 con La perdición de los hombres). Por si fuera poco, la Academia Mexicana lo ha reconocido en seis ocasiones con el Ariel a Mejor Película.

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Hoy, justo cuando el cineasta llega a los 74 años, Ripstein se mantiene vigente en el cine y la televisión. Hace un par de semanas participó en la serie Un extraño enemigo, dirigida por su hijo, el también director Gabriel Ripstein y actualmente se encuentra en la preproducción de su 31° largometraje, en el que colaborará una vez más con la actriz Patricia Reyes Spíndola. Así, el joven que inició como un aficionado y aprendiz, ha demostrado que de la curiosidad puede surgir una gran carrera.https://www.youtube.com/watch?v=5lew2YLjdZgTambién te puede interesar:El cineasta revolucionarioAkira Kurosawa: honor al gran cineLa misión de la música en el cineSíguenos en twitter

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Arturo Ripstein no era ningún extraño al arte de hacer cine cuando conoció a Luis Buñuel, el director español que había encontrado en nuestro país un refugio perfecto para seguir trabajando.

Su padre, el productor Alfredo Ripstein, había colaborado en algunas de las producciones más importantes de la llamada “época de oro” del cine mexicano, trabajando con figuras de la talla de los realizadores Alejandro Galindo, Alberto Isaac y René Cardona, además de los famosos actores Pedro Infante, Marga López y Arturo de Córdova; por lo que el mundo del oropel y los escenarios no le era ajeno al joven Ripstein. Sin embargo, su encuentro con el cineasta europeo fue clave para definir su incursión en el séptimo arte. Hoy, a más de cincuenta años de su primer acercamiento con el genio detrás de El ángel exterminador y Viridiana, Arturo Ripstein es considerado como uno de los directores más importantes y vigentes de la historia del cine.Ripstein, nacido el 13 de diciembre de 1944 en la Ciudad de México, se interesó profundamente en el oficio de hacer cine a los 15 años, cuando su padre lo llevó a ver Nazarín, película de 1959 en la que Francisco Rabal interpretaba al padre Nazario, un sacerdote que tiene que huir de su parroquia después de que intentó proteger a una prostituta acusada de haber iniciado un incendio. Tras enfrentarse con el pueblo al que siempre ha servido, el párroco tendrá que refugiarse en su fe para sobrevivir a su situación.

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La cinta, basada en una novela de Benito Pérez Galdós, generó en Ripstein una atracción de la que jamás pudo escapar. Poco después, su padre lo presentó con Buñuel, responsable de la cinta. De su primer encuentro surgió una estrecha relación, al estilo maestro-aprendiz, que duraría hasta la muerte del cineasta aragonés, en 1983.Los consejos del español y los aprendizajes que había adquirido en sus años de visitas al set y conversaciones con cineastas consagrados, llevaron a Ripstein a debutar en el cortometraje durante sus épocas de estudiante. A los 21 años, el joven cineasta terminó sus estudios en la Universidad Iberoamericana, para tomar la dirección de un ambicioso proyecto: una adaptación al western de un guión original escrito por Carlos Fuentes y Gabriel García Márquez.El proyecto, producido por su padre y el experimentado mecenas del cine nacional, César Santos Galindo, además tendría la suerte de contar con la participación del cinefotógrafo Alex Phillips, el compositor Carlos Jiménez Mabarak y los actores Marga López, Jorge Martínez y Enrique Rocha. El resultado fue el drama Tiempo de morir (1966), reconocida con la Diosa de Plata a la Mejor Película del año.

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Después del éxito de su ópera prima, Ripstein tuvo la libertad para involucrarse en los proyectos que quería: hizo una adaptación de la novela de Elena Garro, Los recuerdos del porvenir; trabajó en la televisión brasileña, se enfocó en el documental de corta y larga duración e incluso comenzó a colaborar en producciones que abarcaban más de un país.De su extensa filmografía, que se ha mantenido en activo desde 1965, se pueden destacar las cintas El castillo de la pureza (1972), escrita en colaboración con José Emilio Pacheco; El lugar sin límites (1977), basada en la novela homónima de José Donoso; Cadena perpetua (1979), adaptación de Vicente Leñero a la novela de Luis Spota; Principio y fin (1993), adaptación de la novela del egipcio Naguib Mahfouz; y Profundo carmesí (1996), protagonizada por Regina Orozco y Daniel Giménez Cacho.Además, Ripstein puede ostentarse como el único cineasta que ha ganado el Festival de Cine de San Sebastián (en 1993 con Principio y fin; y 2000 con La perdición de los hombres). Por si fuera poco, la Academia Mexicana lo ha reconocido en seis ocasiones con el Ariel a Mejor Película.

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Hoy, justo cuando el cineasta llega a los 74 años, Ripstein se mantiene vigente en el cine y la televisión. Hace un par de semanas participó en la serie Un extraño enemigo, dirigida por su hijo, el también director Gabriel Ripstein y actualmente se encuentra en la preproducción de su 31° largometraje, en el que colaborará una vez más con la actriz Patricia Reyes Spíndola. Así, el joven que inició como un aficionado y aprendiz, ha demostrado que de la curiosidad puede surgir una gran carrera.https://www.youtube.com/watch?v=5lew2YLjdZgTambién te puede interesar:El cineasta revolucionarioAkira Kurosawa: honor al gran cineLa misión de la música en el cineSíguenos en twitter

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Arturo Ripstein no era ningún extraño al arte de hacer cine cuando conoció a Luis Buñuel, el director español que había encontrado en nuestro país un refugio perfecto para seguir trabajando.

Su padre, el productor Alfredo Ripstein, había colaborado en algunas de las producciones más importantes de la llamada “época de oro” del cine mexicano, trabajando con figuras de la talla de los realizadores Alejandro Galindo, Alberto Isaac y René Cardona, además de los famosos actores Pedro Infante, Marga López y Arturo de Córdova; por lo que el mundo del oropel y los escenarios no le era ajeno al joven Ripstein. Sin embargo, su encuentro con el cineasta europeo fue clave para definir su incursión en el séptimo arte. Hoy, a más de cincuenta años de su primer acercamiento con el genio detrás de El ángel exterminador y Viridiana, Arturo Ripstein es considerado como uno de los directores más importantes y vigentes de la historia del cine.Ripstein, nacido el 13 de diciembre de 1944 en la Ciudad de México, se interesó profundamente en el oficio de hacer cine a los 15 años, cuando su padre lo llevó a ver Nazarín, película de 1959 en la que Francisco Rabal interpretaba al padre Nazario, un sacerdote que tiene que huir de su parroquia después de que intentó proteger a una prostituta acusada de haber iniciado un incendio. Tras enfrentarse con el pueblo al que siempre ha servido, el párroco tendrá que refugiarse en su fe para sobrevivir a su situación.

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La cinta, basada en una novela de Benito Pérez Galdós, generó en Ripstein una atracción de la que jamás pudo escapar. Poco después, su padre lo presentó con Buñuel, responsable de la cinta. De su primer encuentro surgió una estrecha relación, al estilo maestro-aprendiz, que duraría hasta la muerte del cineasta aragonés, en 1983.Los consejos del español y los aprendizajes que había adquirido en sus años de visitas al set y conversaciones con cineastas consagrados, llevaron a Ripstein a debutar en el cortometraje durante sus épocas de estudiante. A los 21 años, el joven cineasta terminó sus estudios en la Universidad Iberoamericana, para tomar la dirección de un ambicioso proyecto: una adaptación al western de un guión original escrito por Carlos Fuentes y Gabriel García Márquez.El proyecto, producido por su padre y el experimentado mecenas del cine nacional, César Santos Galindo, además tendría la suerte de contar con la participación del cinefotógrafo Alex Phillips, el compositor Carlos Jiménez Mabarak y los actores Marga López, Jorge Martínez y Enrique Rocha. El resultado fue el drama Tiempo de morir (1966), reconocida con la Diosa de Plata a la Mejor Película del año.

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Después del éxito de su ópera prima, Ripstein tuvo la libertad para involucrarse en los proyectos que quería: hizo una adaptación de la novela de Elena Garro, Los recuerdos del porvenir; trabajó en la televisión brasileña, se enfocó en el documental de corta y larga duración e incluso comenzó a colaborar en producciones que abarcaban más de un país.De su extensa filmografía, que se ha mantenido en activo desde 1965, se pueden destacar las cintas El castillo de la pureza (1972), escrita en colaboración con José Emilio Pacheco; El lugar sin límites (1977), basada en la novela homónima de José Donoso; Cadena perpetua (1979), adaptación de Vicente Leñero a la novela de Luis Spota; Principio y fin (1993), adaptación de la novela del egipcio Naguib Mahfouz; y Profundo carmesí (1996), protagonizada por Regina Orozco y Daniel Giménez Cacho.Además, Ripstein puede ostentarse como el único cineasta que ha ganado el Festival de Cine de San Sebastián (en 1993 con Principio y fin; y 2000 con La perdición de los hombres). Por si fuera poco, la Academia Mexicana lo ha reconocido en seis ocasiones con el Ariel a Mejor Película.

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Hoy, justo cuando el cineasta llega a los 74 años, Ripstein se mantiene vigente en el cine y la televisión. Hace un par de semanas participó en la serie Un extraño enemigo, dirigida por su hijo, el también director Gabriel Ripstein y actualmente se encuentra en la preproducción de su 31° largometraje, en el que colaborará una vez más con la actriz Patricia Reyes Spíndola. Así, el joven que inició como un aficionado y aprendiz, ha demostrado que de la curiosidad puede surgir una gran carrera.https://www.youtube.com/watch?v=5lew2YLjdZgTambién te puede interesar:El cineasta revolucionarioAkira Kurosawa: honor al gran cineLa misión de la música en el cineSíguenos en twitter

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Arturo Ripstein no era ningún extraño al arte de hacer cine cuando conoció a Luis Buñuel, el director español que había encontrado en nuestro país un refugio perfecto para seguir trabajando.

Su padre, el productor Alfredo Ripstein, había colaborado en algunas de las producciones más importantes de la llamada “época de oro” del cine mexicano, trabajando con figuras de la talla de los realizadores Alejandro Galindo, Alberto Isaac y René Cardona, además de los famosos actores Pedro Infante, Marga López y Arturo de Córdova; por lo que el mundo del oropel y los escenarios no le era ajeno al joven Ripstein. Sin embargo, su encuentro con el cineasta europeo fue clave para definir su incursión en el séptimo arte. Hoy, a más de cincuenta años de su primer acercamiento con el genio detrás de El ángel exterminador y Viridiana, Arturo Ripstein es considerado como uno de los directores más importantes y vigentes de la historia del cine.Ripstein, nacido el 13 de diciembre de 1944 en la Ciudad de México, se interesó profundamente en el oficio de hacer cine a los 15 años, cuando su padre lo llevó a ver Nazarín, película de 1959 en la que Francisco Rabal interpretaba al padre Nazario, un sacerdote que tiene que huir de su parroquia después de que intentó proteger a una prostituta acusada de haber iniciado un incendio. Tras enfrentarse con el pueblo al que siempre ha servido, el párroco tendrá que refugiarse en su fe para sobrevivir a su situación.

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La cinta, basada en una novela de Benito Pérez Galdós, generó en Ripstein una atracción de la que jamás pudo escapar. Poco después, su padre lo presentó con Buñuel, responsable de la cinta. De su primer encuentro surgió una estrecha relación, al estilo maestro-aprendiz, que duraría hasta la muerte del cineasta aragonés, en 1983.Los consejos del español y los aprendizajes que había adquirido en sus años de visitas al set y conversaciones con cineastas consagrados, llevaron a Ripstein a debutar en el cortometraje durante sus épocas de estudiante. A los 21 años, el joven cineasta terminó sus estudios en la Universidad Iberoamericana, para tomar la dirección de un ambicioso proyecto: una adaptación al western de un guión original escrito por Carlos Fuentes y Gabriel García Márquez.El proyecto, producido por su padre y el experimentado mecenas del cine nacional, César Santos Galindo, además tendría la suerte de contar con la participación del cinefotógrafo Alex Phillips, el compositor Carlos Jiménez Mabarak y los actores Marga López, Jorge Martínez y Enrique Rocha. El resultado fue el drama Tiempo de morir (1966), reconocida con la Diosa de Plata a la Mejor Película del año.

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Después del éxito de su ópera prima, Ripstein tuvo la libertad para involucrarse en los proyectos que quería: hizo una adaptación de la novela de Elena Garro, Los recuerdos del porvenir; trabajó en la televisión brasileña, se enfocó en el documental de corta y larga duración e incluso comenzó a colaborar en producciones que abarcaban más de un país.De su extensa filmografía, que se ha mantenido en activo desde 1965, se pueden destacar las cintas El castillo de la pureza (1972), escrita en colaboración con José Emilio Pacheco; El lugar sin límites (1977), basada en la novela homónima de José Donoso; Cadena perpetua (1979), adaptación de Vicente Leñero a la novela de Luis Spota; Principio y fin (1993), adaptación de la novela del egipcio Naguib Mahfouz; y Profundo carmesí (1996), protagonizada por Regina Orozco y Daniel Giménez Cacho.Además, Ripstein puede ostentarse como el único cineasta que ha ganado el Festival de Cine de San Sebastián (en 1993 con Principio y fin; y 2000 con La perdición de los hombres). Por si fuera poco, la Academia Mexicana lo ha reconocido en seis ocasiones con el Ariel a Mejor Película.

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Hoy, justo cuando el cineasta llega a los 74 años, Ripstein se mantiene vigente en el cine y la televisión. Hace un par de semanas participó en la serie Un extraño enemigo, dirigida por su hijo, el también director Gabriel Ripstein y actualmente se encuentra en la preproducción de su 31° largometraje, en el que colaborará una vez más con la actriz Patricia Reyes Spíndola. Así, el joven que inició como un aficionado y aprendiz, ha demostrado que de la curiosidad puede surgir una gran carrera.https://www.youtube.com/watch?v=5lew2YLjdZgTambién te puede interesar:El cineasta revolucionarioAkira Kurosawa: honor al gran cineLa misión de la música en el cineSíguenos en twitter

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Su padre, el productor Alfredo Ripstein, había colaborado en algunas de las producciones más importantes de la llamada “época de oro” del cine mexicano, trabajando con figuras de la talla de los realizadores Alejandro Galindo, Alberto Isaac y René Cardona, además de los famosos actores Pedro Infante, Marga López y Arturo de Córdova; por lo que el mundo del oropel y los escenarios no le era ajeno al joven Ripstein. Sin embargo, su encuentro con el cineasta europeo fue clave para definir su incursión en el séptimo arte. Hoy, a más de cincuenta años de su primer acercamiento con el genio detrás de El ángel exterminador y Viridiana, Arturo Ripstein es considerado como uno de los directores más importantes y vigentes de la historia del cine.Ripstein, nacido el 13 de diciembre de 1944 en la Ciudad de México, se interesó profundamente en el oficio de hacer cine a los 15 años, cuando su padre lo llevó a ver Nazarín, película de 1959 en la que Francisco Rabal interpretaba al padre Nazario, un sacerdote que tiene que huir de su parroquia después de que intentó proteger a una prostituta acusada de haber iniciado un incendio. Tras enfrentarse con el pueblo al que siempre ha servido, el párroco tendrá que refugiarse en su fe para sobrevivir a su situación.

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