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Falleció el pintor zacatecano Rafael Coronel

Falleció el pintor zacatecano Rafael Coronel

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Fotografía de
Realización de
Ilustración de
Traducción de
08
.
04
.
19
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Tiempo de Lectura: 00 min

Recorremos su carrera como coleccionista y representante del arte popular mexicano.

El pintor zacatecano decía que la pintura era algo que llevaba en los genes, en la sangre. Su abuelo era decorador de iglesias y sus guirnaldas, sus padres músicos en la banda del pueblo de Jerez y su hermano —Pedro Coronel— es también artista. Sin embargo, Rafael Coronel, quien falleció este 7 de mayo a los 87 años, no adquirió su vocación de forma inmediata, su principal ambición al mudarse a la Ciudad de México era convertirse en un jugador de fútbol.En 1952, principalmente por necesidad, participó y ganó el concurso de artes plásticas organizado por el Instituto Nacional de Juventud Mexicana. El galardón lo recibió por la pieza Mujer de Jerez, una obra realizada sobre cartón y con crayolas, pues al joven pintor no le alcanzaba para óleo y telas. [caption id="attachment_234813" align="aligncenter" width="300"]

Mujer de Jerez de Rafael Coronel

Mujer de Jerez de Rafael Coronel[/caption]El premio de este concurso era una beca mensual durante dos años, misma que sólo era válida si el ganador se encontraba estudiando una carrera artística. Coronel se inscribió en la Escuela de Pintura y Escultura La Esmeralda, la cual abandonó un par de años después porque, en palabras del artista: “no hacía lo que le decían sus profesores”. Esta actitud que deambula entre lo irreverente, lo iconoclasta y la despreocupación se volverían constantes en cuerpo artístico.Medianamente establecido como pintor, Inés Amor le acogió en la Galería de Arte Mexicano (GAM), exponiendo su obra en México y el mundo, dándole así un reconocimiento internacional que quizá no hubiese obtenido de otra forma. En entrevista con Mónica Mateos, Coronel explicó esta etapa de la siguiente forma: “Cuando un pintor ya no tiene que preocuparse por qué va a comer al día siguiente y tiene para comprar colores, agarra ritmo y la obra se consolida, madura.”[caption id="attachment_234814" align="aligncenter" width="462"]

Niño Genio en el Pizarrón

Niño Genio en el Pizarrón de Rafael Coronel[/caption]A partir de entonces Rafael Coronel fue construyendo una carrera como coleccionista y representante del arte popular mexicano. En un inicio se enfocó en pinturas de corte abstracto con mucho relieve, en otras ocasiones se apegó a la formalidad.Entre los 50 y los 70 ganó varios premios por piezas como Niño Genio en el Pizarrón (ganadora del premio de la bienal de Córdoba 1965, mismo que le abrió las puertas a varias galerías en Estados Unidos) o Tacubaya. La Muerte de la Libélula, ganadora en la bienal de Tokio. Su estilo se debatía constantemente entre lo figurativo, el expresionismo, la abstracción y la representación vanguardista.Fue uno de los artistas plásticos participantes en la inauguración del Museo de Arte Moderno de la Ciudad de México y perteneció al movimiento de “la ruptura” de mediados del siglo pasado, con Fernando García Ponce, José Luis Cuevas, Alberto Gironella, Francisco Corzas, Vicente Rojo, Lilia Carrillo y Arnaldo Coen, entre otros.En Autorretrato en Nueva York, donde un enorme tache negro cubre su cara (un cuadrado color blanco), Coronel se admite como una persona de múltiples mundos, sin estar anclado a ninguno.[caption id="attachment_234815" align="aligncenter" width="462"]

Autorretrato en Nueva York

Autorretrato en Nueva York de Rafael Coronel[/caption]Hacia el final del siglo XX (y principios del XXI), Coronel se concentró también en la representación surreal y simbólica, pero aterrizada en figuras reales. Similar a su etapa expresionista de los 70, donde solía pintar a personas con gorros puntiagudos enormes (una posible, pero no confirmada, alusión religiosa), Coronel eventualmente regresaría a dialogar con los clásicos: claras influencias de Rembrandt o de Caravaggio están presentes en lo que podría llamarse su etapa más accesible o romántica.No obstante, algo que habla mucho de su personalidad es su faceta como coleccionista, que resulta particularmente llamativa. Tenía una afición por comprar y adquirir arte plástico de otras culturas, expresiones y geografías. Se rumora que su colección de máscaras contenía más de 10,000 ejemplares de todo el mundo, además de tener alrededor de 100 piezas de arte prehispánico. Tras dos exposiciones en el Palacio de Bellas Artes (una hazaña para cualquier artista), múltiples galardones internacionales y una serie de pinturas expuestas en varias partes del mundo, desde Brasil hasta Japón, Exconvento de San Francisco fue renombrado “Museo Rafael Coronel”, y destinado a resguardar sus piezas y colección. Ahí se exhiben más de dos mil máscaras de su reserva privada. El legado de Rafael Coronel continúa presente no sólo en los muros del Museo de Antropología e Historia, o en sus más de 12,000 piezas; sino en la memoria de un país que gesta a artistas diversos con discursos singulares.[caption id="attachment_234816" align="aligncenter" width="725"]

El Tastoán y la Niña de Jeréz

El Tastoán y la Niña de Jeréz de Rafael Coronel[/caption]

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El pintor zacatecano decía que la pintura era algo que llevaba en los genes, en la sangre. Su abuelo era decorador de iglesias y sus guirnaldas, sus padres músicos en la banda del pueblo de Jerez y su hermano —Pedro Coronel— es también artista. Sin embargo, Rafael Coronel, quien falleció este 7 de mayo a los 87 años, no adquirió su vocación de forma inmediata, su principal ambición al mudarse a la Ciudad de México era convertirse en un jugador de fútbol.En 1952, principalmente por necesidad, participó y ganó el concurso de artes plásticas organizado por el Instituto Nacional de Juventud Mexicana. El galardón lo recibió por la pieza Mujer de Jerez, una obra realizada sobre cartón y con crayolas, pues al joven pintor no le alcanzaba para óleo y telas. [caption id="attachment_234813" align="aligncenter" width="300"]

Mujer de Jerez de Rafael Coronel

Mujer de Jerez de Rafael Coronel[/caption]El premio de este concurso era una beca mensual durante dos años, misma que sólo era válida si el ganador se encontraba estudiando una carrera artística. Coronel se inscribió en la Escuela de Pintura y Escultura La Esmeralda, la cual abandonó un par de años después porque, en palabras del artista: “no hacía lo que le decían sus profesores”. Esta actitud que deambula entre lo irreverente, lo iconoclasta y la despreocupación se volverían constantes en cuerpo artístico.Medianamente establecido como pintor, Inés Amor le acogió en la Galería de Arte Mexicano (GAM), exponiendo su obra en México y el mundo, dándole así un reconocimiento internacional que quizá no hubiese obtenido de otra forma. En entrevista con Mónica Mateos, Coronel explicó esta etapa de la siguiente forma: “Cuando un pintor ya no tiene que preocuparse por qué va a comer al día siguiente y tiene para comprar colores, agarra ritmo y la obra se consolida, madura.”[caption id="attachment_234814" align="aligncenter" width="462"]

Niño Genio en el Pizarrón

Niño Genio en el Pizarrón de Rafael Coronel[/caption]A partir de entonces Rafael Coronel fue construyendo una carrera como coleccionista y representante del arte popular mexicano. En un inicio se enfocó en pinturas de corte abstracto con mucho relieve, en otras ocasiones se apegó a la formalidad.Entre los 50 y los 70 ganó varios premios por piezas como Niño Genio en el Pizarrón (ganadora del premio de la bienal de Córdoba 1965, mismo que le abrió las puertas a varias galerías en Estados Unidos) o Tacubaya. La Muerte de la Libélula, ganadora en la bienal de Tokio. Su estilo se debatía constantemente entre lo figurativo, el expresionismo, la abstracción y la representación vanguardista.Fue uno de los artistas plásticos participantes en la inauguración del Museo de Arte Moderno de la Ciudad de México y perteneció al movimiento de “la ruptura” de mediados del siglo pasado, con Fernando García Ponce, José Luis Cuevas, Alberto Gironella, Francisco Corzas, Vicente Rojo, Lilia Carrillo y Arnaldo Coen, entre otros.En Autorretrato en Nueva York, donde un enorme tache negro cubre su cara (un cuadrado color blanco), Coronel se admite como una persona de múltiples mundos, sin estar anclado a ninguno.[caption id="attachment_234815" align="aligncenter" width="462"]

Autorretrato en Nueva York

Autorretrato en Nueva York de Rafael Coronel[/caption]Hacia el final del siglo XX (y principios del XXI), Coronel se concentró también en la representación surreal y simbólica, pero aterrizada en figuras reales. Similar a su etapa expresionista de los 70, donde solía pintar a personas con gorros puntiagudos enormes (una posible, pero no confirmada, alusión religiosa), Coronel eventualmente regresaría a dialogar con los clásicos: claras influencias de Rembrandt o de Caravaggio están presentes en lo que podría llamarse su etapa más accesible o romántica.No obstante, algo que habla mucho de su personalidad es su faceta como coleccionista, que resulta particularmente llamativa. Tenía una afición por comprar y adquirir arte plástico de otras culturas, expresiones y geografías. Se rumora que su colección de máscaras contenía más de 10,000 ejemplares de todo el mundo, además de tener alrededor de 100 piezas de arte prehispánico. Tras dos exposiciones en el Palacio de Bellas Artes (una hazaña para cualquier artista), múltiples galardones internacionales y una serie de pinturas expuestas en varias partes del mundo, desde Brasil hasta Japón, Exconvento de San Francisco fue renombrado “Museo Rafael Coronel”, y destinado a resguardar sus piezas y colección. Ahí se exhiben más de dos mil máscaras de su reserva privada. El legado de Rafael Coronel continúa presente no sólo en los muros del Museo de Antropología e Historia, o en sus más de 12,000 piezas; sino en la memoria de un país que gesta a artistas diversos con discursos singulares.[caption id="attachment_234816" align="aligncenter" width="725"]

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Mujer de Jerez de Rafael Coronel

Mujer de Jerez de Rafael Coronel[/caption]El premio de este concurso era una beca mensual durante dos años, misma que sólo era válida si el ganador se encontraba estudiando una carrera artística. Coronel se inscribió en la Escuela de Pintura y Escultura La Esmeralda, la cual abandonó un par de años después porque, en palabras del artista: “no hacía lo que le decían sus profesores”. Esta actitud que deambula entre lo irreverente, lo iconoclasta y la despreocupación se volverían constantes en cuerpo artístico.Medianamente establecido como pintor, Inés Amor le acogió en la Galería de Arte Mexicano (GAM), exponiendo su obra en México y el mundo, dándole así un reconocimiento internacional que quizá no hubiese obtenido de otra forma. En entrevista con Mónica Mateos, Coronel explicó esta etapa de la siguiente forma: “Cuando un pintor ya no tiene que preocuparse por qué va a comer al día siguiente y tiene para comprar colores, agarra ritmo y la obra se consolida, madura.”[caption id="attachment_234814" align="aligncenter" width="462"]

Niño Genio en el Pizarrón

Niño Genio en el Pizarrón de Rafael Coronel[/caption]A partir de entonces Rafael Coronel fue construyendo una carrera como coleccionista y representante del arte popular mexicano. En un inicio se enfocó en pinturas de corte abstracto con mucho relieve, en otras ocasiones se apegó a la formalidad.Entre los 50 y los 70 ganó varios premios por piezas como Niño Genio en el Pizarrón (ganadora del premio de la bienal de Córdoba 1965, mismo que le abrió las puertas a varias galerías en Estados Unidos) o Tacubaya. La Muerte de la Libélula, ganadora en la bienal de Tokio. Su estilo se debatía constantemente entre lo figurativo, el expresionismo, la abstracción y la representación vanguardista.Fue uno de los artistas plásticos participantes en la inauguración del Museo de Arte Moderno de la Ciudad de México y perteneció al movimiento de “la ruptura” de mediados del siglo pasado, con Fernando García Ponce, José Luis Cuevas, Alberto Gironella, Francisco Corzas, Vicente Rojo, Lilia Carrillo y Arnaldo Coen, entre otros.En Autorretrato en Nueva York, donde un enorme tache negro cubre su cara (un cuadrado color blanco), Coronel se admite como una persona de múltiples mundos, sin estar anclado a ninguno.[caption id="attachment_234815" align="aligncenter" width="462"]

Autorretrato en Nueva York

Autorretrato en Nueva York de Rafael Coronel[/caption]Hacia el final del siglo XX (y principios del XXI), Coronel se concentró también en la representación surreal y simbólica, pero aterrizada en figuras reales. Similar a su etapa expresionista de los 70, donde solía pintar a personas con gorros puntiagudos enormes (una posible, pero no confirmada, alusión religiosa), Coronel eventualmente regresaría a dialogar con los clásicos: claras influencias de Rembrandt o de Caravaggio están presentes en lo que podría llamarse su etapa más accesible o romántica.No obstante, algo que habla mucho de su personalidad es su faceta como coleccionista, que resulta particularmente llamativa. Tenía una afición por comprar y adquirir arte plástico de otras culturas, expresiones y geografías. Se rumora que su colección de máscaras contenía más de 10,000 ejemplares de todo el mundo, además de tener alrededor de 100 piezas de arte prehispánico. Tras dos exposiciones en el Palacio de Bellas Artes (una hazaña para cualquier artista), múltiples galardones internacionales y una serie de pinturas expuestas en varias partes del mundo, desde Brasil hasta Japón, Exconvento de San Francisco fue renombrado “Museo Rafael Coronel”, y destinado a resguardar sus piezas y colección. Ahí se exhiben más de dos mil máscaras de su reserva privada. El legado de Rafael Coronel continúa presente no sólo en los muros del Museo de Antropología e Historia, o en sus más de 12,000 piezas; sino en la memoria de un país que gesta a artistas diversos con discursos singulares.[caption id="attachment_234816" align="aligncenter" width="725"]

El Tastoán y la Niña de Jeréz

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El pintor zacatecano decía que la pintura era algo que llevaba en los genes, en la sangre. Su abuelo era decorador de iglesias y sus guirnaldas, sus padres músicos en la banda del pueblo de Jerez y su hermano —Pedro Coronel— es también artista. Sin embargo, Rafael Coronel, quien falleció este 7 de mayo a los 87 años, no adquirió su vocación de forma inmediata, su principal ambición al mudarse a la Ciudad de México era convertirse en un jugador de fútbol.En 1952, principalmente por necesidad, participó y ganó el concurso de artes plásticas organizado por el Instituto Nacional de Juventud Mexicana. El galardón lo recibió por la pieza Mujer de Jerez, una obra realizada sobre cartón y con crayolas, pues al joven pintor no le alcanzaba para óleo y telas. [caption id="attachment_234813" align="aligncenter" width="300"]

Mujer de Jerez de Rafael Coronel

Mujer de Jerez de Rafael Coronel[/caption]El premio de este concurso era una beca mensual durante dos años, misma que sólo era válida si el ganador se encontraba estudiando una carrera artística. Coronel se inscribió en la Escuela de Pintura y Escultura La Esmeralda, la cual abandonó un par de años después porque, en palabras del artista: “no hacía lo que le decían sus profesores”. Esta actitud que deambula entre lo irreverente, lo iconoclasta y la despreocupación se volverían constantes en cuerpo artístico.Medianamente establecido como pintor, Inés Amor le acogió en la Galería de Arte Mexicano (GAM), exponiendo su obra en México y el mundo, dándole así un reconocimiento internacional que quizá no hubiese obtenido de otra forma. En entrevista con Mónica Mateos, Coronel explicó esta etapa de la siguiente forma: “Cuando un pintor ya no tiene que preocuparse por qué va a comer al día siguiente y tiene para comprar colores, agarra ritmo y la obra se consolida, madura.”[caption id="attachment_234814" align="aligncenter" width="462"]

Niño Genio en el Pizarrón

Niño Genio en el Pizarrón de Rafael Coronel[/caption]A partir de entonces Rafael Coronel fue construyendo una carrera como coleccionista y representante del arte popular mexicano. En un inicio se enfocó en pinturas de corte abstracto con mucho relieve, en otras ocasiones se apegó a la formalidad.Entre los 50 y los 70 ganó varios premios por piezas como Niño Genio en el Pizarrón (ganadora del premio de la bienal de Córdoba 1965, mismo que le abrió las puertas a varias galerías en Estados Unidos) o Tacubaya. La Muerte de la Libélula, ganadora en la bienal de Tokio. Su estilo se debatía constantemente entre lo figurativo, el expresionismo, la abstracción y la representación vanguardista.Fue uno de los artistas plásticos participantes en la inauguración del Museo de Arte Moderno de la Ciudad de México y perteneció al movimiento de “la ruptura” de mediados del siglo pasado, con Fernando García Ponce, José Luis Cuevas, Alberto Gironella, Francisco Corzas, Vicente Rojo, Lilia Carrillo y Arnaldo Coen, entre otros.En Autorretrato en Nueva York, donde un enorme tache negro cubre su cara (un cuadrado color blanco), Coronel se admite como una persona de múltiples mundos, sin estar anclado a ninguno.[caption id="attachment_234815" align="aligncenter" width="462"]

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Autorretrato en Nueva York de Rafael Coronel[/caption]Hacia el final del siglo XX (y principios del XXI), Coronel se concentró también en la representación surreal y simbólica, pero aterrizada en figuras reales. Similar a su etapa expresionista de los 70, donde solía pintar a personas con gorros puntiagudos enormes (una posible, pero no confirmada, alusión religiosa), Coronel eventualmente regresaría a dialogar con los clásicos: claras influencias de Rembrandt o de Caravaggio están presentes en lo que podría llamarse su etapa más accesible o romántica.No obstante, algo que habla mucho de su personalidad es su faceta como coleccionista, que resulta particularmente llamativa. Tenía una afición por comprar y adquirir arte plástico de otras culturas, expresiones y geografías. Se rumora que su colección de máscaras contenía más de 10,000 ejemplares de todo el mundo, además de tener alrededor de 100 piezas de arte prehispánico. Tras dos exposiciones en el Palacio de Bellas Artes (una hazaña para cualquier artista), múltiples galardones internacionales y una serie de pinturas expuestas en varias partes del mundo, desde Brasil hasta Japón, Exconvento de San Francisco fue renombrado “Museo Rafael Coronel”, y destinado a resguardar sus piezas y colección. Ahí se exhiben más de dos mil máscaras de su reserva privada. El legado de Rafael Coronel continúa presente no sólo en los muros del Museo de Antropología e Historia, o en sus más de 12,000 piezas; sino en la memoria de un país que gesta a artistas diversos con discursos singulares.[caption id="attachment_234816" align="aligncenter" width="725"]

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Mujer de Jerez de Rafael Coronel[/caption]El premio de este concurso era una beca mensual durante dos años, misma que sólo era válida si el ganador se encontraba estudiando una carrera artística. Coronel se inscribió en la Escuela de Pintura y Escultura La Esmeralda, la cual abandonó un par de años después porque, en palabras del artista: “no hacía lo que le decían sus profesores”. Esta actitud que deambula entre lo irreverente, lo iconoclasta y la despreocupación se volverían constantes en cuerpo artístico.Medianamente establecido como pintor, Inés Amor le acogió en la Galería de Arte Mexicano (GAM), exponiendo su obra en México y el mundo, dándole así un reconocimiento internacional que quizá no hubiese obtenido de otra forma. En entrevista con Mónica Mateos, Coronel explicó esta etapa de la siguiente forma: “Cuando un pintor ya no tiene que preocuparse por qué va a comer al día siguiente y tiene para comprar colores, agarra ritmo y la obra se consolida, madura.”[caption id="attachment_234814" align="aligncenter" width="462"]

Niño Genio en el Pizarrón

Niño Genio en el Pizarrón de Rafael Coronel[/caption]A partir de entonces Rafael Coronel fue construyendo una carrera como coleccionista y representante del arte popular mexicano. En un inicio se enfocó en pinturas de corte abstracto con mucho relieve, en otras ocasiones se apegó a la formalidad.Entre los 50 y los 70 ganó varios premios por piezas como Niño Genio en el Pizarrón (ganadora del premio de la bienal de Córdoba 1965, mismo que le abrió las puertas a varias galerías en Estados Unidos) o Tacubaya. La Muerte de la Libélula, ganadora en la bienal de Tokio. Su estilo se debatía constantemente entre lo figurativo, el expresionismo, la abstracción y la representación vanguardista.Fue uno de los artistas plásticos participantes en la inauguración del Museo de Arte Moderno de la Ciudad de México y perteneció al movimiento de “la ruptura” de mediados del siglo pasado, con Fernando García Ponce, José Luis Cuevas, Alberto Gironella, Francisco Corzas, Vicente Rojo, Lilia Carrillo y Arnaldo Coen, entre otros.En Autorretrato en Nueva York, donde un enorme tache negro cubre su cara (un cuadrado color blanco), Coronel se admite como una persona de múltiples mundos, sin estar anclado a ninguno.[caption id="attachment_234815" align="aligncenter" width="462"]

Autorretrato en Nueva York

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Autorretrato en Nueva York

Autorretrato en Nueva York de Rafael Coronel[/caption]Hacia el final del siglo XX (y principios del XXI), Coronel se concentró también en la representación surreal y simbólica, pero aterrizada en figuras reales. Similar a su etapa expresionista de los 70, donde solía pintar a personas con gorros puntiagudos enormes (una posible, pero no confirmada, alusión religiosa), Coronel eventualmente regresaría a dialogar con los clásicos: claras influencias de Rembrandt o de Caravaggio están presentes en lo que podría llamarse su etapa más accesible o romántica.No obstante, algo que habla mucho de su personalidad es su faceta como coleccionista, que resulta particularmente llamativa. Tenía una afición por comprar y adquirir arte plástico de otras culturas, expresiones y geografías. Se rumora que su colección de máscaras contenía más de 10,000 ejemplares de todo el mundo, además de tener alrededor de 100 piezas de arte prehispánico. Tras dos exposiciones en el Palacio de Bellas Artes (una hazaña para cualquier artista), múltiples galardones internacionales y una serie de pinturas expuestas en varias partes del mundo, desde Brasil hasta Japón, Exconvento de San Francisco fue renombrado “Museo Rafael Coronel”, y destinado a resguardar sus piezas y colección. Ahí se exhiben más de dos mil máscaras de su reserva privada. El legado de Rafael Coronel continúa presente no sólo en los muros del Museo de Antropología e Historia, o en sus más de 12,000 piezas; sino en la memoria de un país que gesta a artistas diversos con discursos singulares.[caption id="attachment_234816" align="aligncenter" width="725"]

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