¿Qué es la misoginia?, ¿dónde se gesta?, ¿cómo se reproduce y de qué manera se desarticula? Son algunas de las preguntas detrás de la propuesta curatorial de Femme Revolution Film Fest. El pasado 11 de marzo arrancó su segunda edición, un espacio que busca generar un impacto social presentando mujeres en la pantalla con narrativas distintas a las convencionales o las más comerciales. El festival, fundado en México, aborda la feminidad sin estereotipos o sesgos machistas.
Su primera edición, en 2019, resultó en la exhibición de cuarenta películas por toda la Ciudad de México; se realizaron presentaciones en Cinépolis, la Cineteca Nacional y funciones al aire libre, en las que participaron más de cuatro mil cineastas de 132 países. Sin embargo, la pandemia retrasó el lanzamiento de la segunda edición, originalmente planeada para 2020.
Este año ofrecen un festival virtual con treinta películas disponibles por streaming en la plataforma Femme Revolution Online, a la que se puede acceder desde el 11 de marzo hasta el 11 de abril. En videollamada con Gatopardo, Ingrid Rodea Castañeda, fundadora y directora del festival, habló sobre los motivos que inspiraron su iniciativa: llegó un punto en su carrera en el que empezó a cuestionarse la normalización de la violencia contra las mujeres y “sentí que algo ya no funcionaba, pero encontré el feminismo y me dio las respuestas a preguntas que ni siquiera había formulado”.
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Para el proyecto, el equipo del festival hizo una investigación profunda sobre la representación de los personajes femeninos a cuadro, la construcción de paz en las sociedades y cómo generar alternativas que no tengan que ver con el señalamiento sino con “la propuesta de abrir una ventana para visibilizar las infinitas posibilidades que tenemos las mujeres”. La búsqueda llevó aproximadamente un año, “[fue] prácticamente un trabajo quirúrgico encontrar esas películas”, dice Rodea.
Entre las películas de este año se encuentra La nave del olvido, de la joven directora chilena, Nicol Ruiz Benavides. En 2019, durante la primera edición del festival, ganó en la categoría de work in progress y se llevó el premio con el que se pudo terminar la filmación. Este año regresa a competir en la categoría de ficción. “Nos honra muchísimo que crean en el proyecto, ya que una película de ese nivel podría estar inscrita en cualquier otro festival grande de México”, comenta Rodea emocionada.
La nave del olvido narra la historia de Claudina, una mujer de la tercera edad que, tras el fallecimiento de su marido, tiene la posibilidad de redescubrir su sexualidad con su nueva vecina, todo bajo la mirada conservadora de un pueblo en Chile obsesionado con el avistamiento de ovnis. La película muestra distintas maneras de ser mujer y visibiliza el amor, la sexualidad y la libertad en el cuerpo de un tipo de persona que, por su contexto y edad, muchas veces queda fuera de las narrativas habituales.
Rodea asegura que, en el festival, la audiencia podrá encontrar películas con un desarrollo de personajes muy especial, por ejemplo, El despertar de las hormigas, de Antonella Sudasassi Furniss, directora costarricense. La película aborda la ansiedad a la que se enfrenta Isa, su personaje principal, una modista que no quiere tener un tercer hijo, a pesar de las presiones de su esposo. El rol tradicional de género dicta que su deber como esposa es complacerlo, sin embargo, el dilema entre hacerlo y no hacerlo se convierte en una lección sobre la importancia de la autonomía del cuerpo.
En esta segunda edición, los ganadores serán seleccionados por el público a través de votaciones digitales en las categorías de ficción, documental, cortometraje y, única de este festival, la mejor construcción de un personaje femenino. Sobre la participación de hombres cineastas, Rodea explica que no son "un festival de cuotas de género ni consideramos necesario serlo; nos enfocamos en los personajes femeninos y, por lo tanto, convocamos el trabajo de personas de todos los géneros”. Explica que “construir un personaje de calidad implica muchos factores, lo que vemos en pantalla no recae exclusivamente en las decisiones del director, hay un trabajo de guion interesantísimo y también de la actriz”.
Un ejemplo es La diosa del asfalto, película de Julián Hernández. “Es riquísima a nivel de construcción de personajes femeninos y tiene la particularidad de no sólo construir una mujer en pantalla, sino todo un colectivo”. Durante una entrevista en noviembre, Hernández indicó que en sus películas “las mujeres no quieren ser hombres ni asumir su papel; quieren seguir siendo mujeres pero empoderadas”.
Los personajes de La diosa del asfalto tienen identidad, profundidad y conviven en un guion escrito por Inés Morales y Susana Quiroz, para mostrar lo que fue ser mujer en los años ochenta en Santa Fe, al poniente de la Ciudad de México, un lugar que durante mucho tiempo fue un basurero. La película relata la historia de Max, Ramira, Sonia, la Carcacha y la Guama, mujeres que Femme Revolution describe como “amazonas contemporáneas que se ponen al tú por tú frente al agresor y pactan con sangre entre amigas”.
Rodea concluye que las mujeres que podremos ver en pantalla pelean batallas en el mismo mundo que nosotros, “pero no tendrán condicionantes ni castigos por el hecho de ser quienes son”.
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