“Quería hacer una película sobre una heroína trans que acudiera al llamado de los ciudadanos que sufrían algún tipo de violencia. Una comedia de aventuras". La más reciente película de Julián Hernández cuenta la historia de una fotógrafa y artista que se dedica a tatuar hombres que violentan otras mujeres.
Julián Hernández es de esos cineastas mexicanos cuyo nombre está directamente asociado a un estilo, manufactura y, en ocasiones, hasta un tema. Cada entrega, sin embargo, refresca esta marca. Sus películas son siempre un micro evento, en ocasiones controversial, a veces impresionante, pero siempre con la capacidad de inmiscuirse en la coyuntura cinematográfica del momento. Rencor Tatuado, su más reciente película tiene varios de sus sellos: ondulantes movimientos de cámara, personajes idealistas y un énfasis a la cultura LGBT.Sin embargo, Rencor Tatuado es también una película que contrata con lo que ha hecho anteriormente su carrera. Es un homenaje al cine mexicano desde Luis Buñuel (de forma muy explícita a la película Él) hasta Valentín Trujillo y sus melodramas callejeros. En esencia, es una película de género, un thriller con tintes de comedia ácida, un film noir con un pie en el pasado mientras se dirige hacia el futuro.“Quería hacer una película sobre una heroína trans que acudiera al llamado de los ciudadanos que sufrían algún tipo de violencia. Una comedia de aventuras", dice el director en entrevista para Gatopardo. Rencor Tatuado es la historia de una artista y vengadora social llamada Aída Cisneros, interpretada por Diana Lein, quien se dedica a tatuar hombres que violentaron (usualmente de forma sexual) a alguna mujer. En torno a ella transitan personajes como Vicente (Irving Peña), un fotógrafo que sigue su rastro; Marta (César Romero Medrano), otra mujer transexual; una la locutora de radio (Itatí Cantoral) que explota sus historia; y Laura (Mónica del Carmen), una amiga que es más estorbo que ayuda. Todos se suman en Rencor Tatuado a un ejercicio de estilo que es a un tiempo comentario social y entretenimiento sin diluir. [caption id="attachment_246561" align="aligncenter" width="1280"]
Mónica del Carmen y Diana Lein en Rencor Tatuado.[/caption]Hernández concede buena parte del éxito de la cinta a Malú Huacuja del Toro, escritora y dramaturga mexicana radicada en Nueva York, a quien Julián le pidió escribir el guión. “Después de mi tercera película, Rabioso Sol Rabioso Cielo, quise dar un giro y hacer una película de género. Necesitaba un guionista, porque puedo ser soberbio, pero no tanto como para creer que escribo buenos guiones”, dice. “Aunque yo escribía los diálogos de mis películas anteriores, nada más dicen ‘hola’, ‘¿cómo estás?’, ‘el agua está caliente’. Diálogos que no decían mucho”, reconoce el director. “Uno de los cambios que quería lograr es que la acción estuviese contenida en el diálogo. Que lo que dijesen los actores fuera el hilo conductor de la trama”. En Rencor Tatuado, los hechos se revelan lentamente a través de conversaciones que delatan personalidades y puntos de vista de sus protagonistas.Ambientada en 1995, la película es un balance de entretenimiento y osadía, cortesía de un director que suele deambular en la experimentación visual a través de largometrajes inclasificables. El propio Hernández admite que este trabajo es su “película más tranquila”, ya que podría leerse como una aventura detectivesca en los bajos mundos de la ciudad. El año de ambientación no es coincidencia.“El punto de partida para escribir el argumento original fueron las noticias de esos años, lo que ocurría en los fatídicos 94 y 95; el cambio de sexenio, el asesinato de Colosio y todas esas cosas. Además, a mí no me gusta meter mucha tecnología en mis películas, siento que envejecen con mayor facilidad”, aclara el director.Escrita hace una década, ambientada hace más de dos, y filmada en 2017, Rencor Tatuado se mantiene vigente. “El hecho de que resuene actualmente es resultado de vivir en un momento lamentable y terrible, donde lo que comenta la película no se ha modificado significativamente, sino que quizá vivimos en un momento peor”. Rencor Tatuado habla de una sociedad diseñada específicamente para oprimir a las mujeres, y los hombres —especialmente los hombres con poder— tienen un carácter impune en esta opresión. [caption id="attachment_246562" align="aligncenter" width="1280"]
Irving Peña y Diana Lein.[/caption]Esta es la primera vez que Hernández trabaja con mujeres en roles protagónicos, retratando una lucha, no sólo contra la violencia de genero, sino por su autodeterminación."Veo estos problemas muy cercanos a mí, un realizador homosexual conocido principalmente por eso [...]. Sin intentar equipararme a lo que puede vivir una mujer en situación de violencia, el tiempo que nos costó hacer nuestras películas y enfrentarnos a muchos casos de homofobia, me ayudó a entenderlas mejor y me dio una pauta para acercarme con mayor perspectiva a lo que sienten, aunque nunca trato de ponerme en su lugar". Julián Hernández, quien es quizás el realizador de "cine queer" más importante del país, busca que Rencor Tatuado ponga en evidencia que este clima de violencia no existe en un vacío, pues es parte de un sistema del que todos somos parte.