El pasado 2 de septiembre y en abierto apoyo a Morena, el PRI presentó una iniciativa ante el pleno de la Cámara de Diputados para extender hasta 2028 la participación del Ejército en las labores de seguridad pública. Esto sucedió luego de que se aprobara la reforma presentada por López Obrador para que la Guardia Nacional quedara bajo el control de la Sedena y muy poco después de que se publicaran audios privados que colocaron a Alejandro Moreno, o “Alito”, presidente del PRI, en medio de un escándalo difícil de silenciar.

En consecuencia, la coalición política Va por México, conformada en diciembre de 2020 por los partidos PAN, PRI Y PRD con el objetivo de consolidarse como un bloque opositor ante el creciente poder de Morena, entró en su momento más crítico hasta el momento.

“Entró en crisis por dos razones. Primero, porque Morena no dejó de trabajar con el presidente López Obrador para ver cómo desarticulaban la alianza, y su esfuerzo ha sido muy efectivo; y dos, porque el PRI tiene un conflicto de identidad. Siempre le molestó el PAN y hay integrantes en espacios de poder dentro del PRI que quizás están empujando al partido”, dice Salvador Camarena, analista político y periodista. “Las entidades partidistas no son monolíticas y hay quien está planteando, ‘¿qué tal si nos juntamos con nuestros primos? Los de Morena son más parecidos a nosotros que los panistas desde siempre’”.

Pero las diferencias identitarias no fueron la principal causa de este desencuentro, sino el contexto en el que se dio esta iniciativa, pues en los últimos meses “Alito” Moreno ha sido blanco de una serie de acusaciones que incluyen enriquecimiento ilícito, evasión fiscal y delitos electorales. A pesar de ello, sus aliados de coalición mantuvieron la alianza y arroparon a Moreno ante los señalamientos. Sin embargo,  él optó por darles la espalda, no solo con su apoyo a Morena en esta iniciativa, sino con las declaraciones posteriores a ella.

En una conferencia de prensa descalificó la capacidad electoral del PAN, argumentando que no tiene la posibilidad de ganar ninguna elección sin apoyo de la coalición.

Varios analistas piensan que lo que motivó a “Alito” a traicionar esta alianza fue la necesidad de huir de las consecuencias legales que se avecinaban, haciéndole el juego al presidente López Obrador. Entre ellos está Salvador Camarena, quien considera que “Alito, con la ayuda del aparato del partido que domina logró negociar con el régimen una salida, hizo una jugada que satisfacía a Morena y al presidente de la República”, argumenta.  “No estaban privilegiando el interés nacional, ni la seguridad de los mexicanos, estaban haciendo una jugada para que los perdonaran en Palacio Nacional”.

Sobre las consecuencias que está crisis podría tener el futuro, hay quienes ven en este desencuentro un punto de no retorno para la alianza opositora, pero Melisa Guerra, analista política y electoral, considera que también podría ser parte de un vaivén político que ya hemos visto antes. “Lo que ha estado pasando es que estas alianzas han sido absolutamente utilitarias y no están respaldadas por una ideología, un proyecto de nación, o un proyecto político. Están hechas justamente para sacar los números, para ver dónde están los intereses de supervivencia de los propios partidos políticos, y en ese sentido yo no me atrevería a decir que este es un divorcio”, explica. “Me parece que las alianzas van a seguir moviéndose y sin duda se están moviendo ya en vísperas de la elección presidencial”.

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