No items found.
No items found.
No items found.
No items found.

El papa Francisco intentó impulsar grandes cambios dentro del catolicismo, aunque pocos se concretaron. ¿Qué sigue después de su muerte?, ¿quién podría sucederlo?
La última aparición pública del papa Francisco fue durante el Domingo de Resurrección, en el balcón principal de la Basílica de San Pedro, en la Ciudad del Vaticano. Este lunes 21 de abril el mundo despertó con la noticia de su muerte. Durante los últimos meses la Oficina de Prensa de la Santa Sede había informado sobre el estado de salud de Jorge Mario Bergoglio, su nombre secular, que había presentado numerosos problemas pulmonares, hasta el anuncio de su muerte por un derrame cerebral.
Para explorar el rumbo que puede tomar la Iglesia como institución y el legado de Francisco, Gatopardo conversó con Roberto Blancarte, doctor en Ciencias Sociales por el Colegio de Altos Estudios en Ciencias Sociales, París, Francia, y fundador del Centro de Estudios de las Religiones en México.
Jorge Bergoglio, antes del papa Francisco
Jorge Mario Bergoglio nació en Buenos Aires, Argentina, el 17 de diciembre de 1936. Fue el mayor de los cinco hijos del matrimonio de Mario José Bergoglio (inmigrante italiano, que trabajó como contador y empleado ferrocarrilero) y Regina Sivori (argentina hija de inmigrantes italianos).
Se convirtió en Francisco el 13 de marzo de 2013, tras resultar el cardenal más votado del cónclave que se celebró tras la renuncia de Benedicto XVI. Bergoglio escogió llevar el nombre de Francisco en honor de Francisco de Asís, santo católico recordado por sus votos de pobreza y amor a los animales. Fue el primer papa originario de América Latina, también el primero de origen jesuita.
Esa orden religiosa, la Compañía de Jesús, tuvo muchos cambios importantes en la segunda mitad del siglo XX. Fue una orden que empezó a orientarse mucho a temas de justicia social, a orientar su trabajo en buena medida hacia cuestiones de temas sociales, lo que hizo que estuvieran muy involucrados en temas políticos. No siempre de la manera más progresista, hay que decir, porque la compañía en Jesús tiene todas las vertientes, hay grupos muy conservadores jesuitas y hay otros recientemente quizás menos conservadores. Y, en todo caso, es una orden religiosa que curiosamente a pesar de la importancia que ha tenido históricamente, no habían tenido ningún papa hasta Francisco, explica Roberto Blancarte, doctor experto en religión y creencias en el mundo moderno.
Sin embargo, Roberto Blancarte no comparte la opinión de que Bergoglio fuera un hombre progresista dentro de la Iglesia: “El papa tiene una imagen pública de que es abierto, de que es progresista, por ejemplo, de que ha querido abrir el camino para los homosexuales y, sin embargo, no lo ha hecho”.
Blancarte explica que si bien parecía que el papa no condenaba a los homosexuales, tampoco impulsó el reconocimiento de ese tipo de matrimonios. “Aunque él dice, por ejemplo, ‘sí, a los homosexuales se les puede bendecir’. Sí, está bien, pero él no ha cambiado en nada, las reglas y la doctrina siguen diciendo que eso es un error y que eso es una aberración”, comenta el académico.
En 2020 el papa Francisco declaró que “las personas homosexuales tienen derecho a tener una familia. Son hijos de Dios”. A pesar de sus declaraciones, la doctrina oficial de la Iglesia sigue considerando a la homosexualidad “actos desordenados” y una inclinación “objetivamente desordenada”:
La Tradición ha declarado siempre que ‘los actos homosexuales son intrínsecamente desordenados’ (Congregación para la Doctrina de la Fe, Decl. Persona humana, 8). Son contrarios a la ley natural. Cierran el acto sexual al don de la vida. No proceden de una verdadera complementariedad afectiva y sexual. No pueden recibir aprobación en ningún caso. […] Un número apreciable de hombres y mujeres presentan tendencias homosexuales profundamente arraigadas. Esta inclinación, objetivamente desordenada, constituye para la mayoría de ellos una auténtica prueba, lo anterior puede leerse en el documento Catecismo de la Iglesia católica, que se encuentra en la página web del Vaticano.
“Ha sido una postura muy ambigua, que quizás ha tratado de empujar las cosas pastoralmente, eso sí se le puede reconocer, pero que doctrinalmente no ha cambiado ni una jota, prácticamente”, señala Blancarte.
El experto también recuerda que al religioso argentino se le acusó de haber colaborado con la dictadura militar de su país. Desde hace varios años el periodista Horacio Verbitsky ha vinculado a Bergoglio con el secuestro de dos curas jesuitas, Orlando Yorio SJ y Francisco Jalics SJ, en 1976. “El problema precisamente con el papa Francisco es que es un papa que durante su gestión como provincial de los jesuitas en Argentina, durante la época de la dictadura militar, tuvo muchos cuestionamientos porque lo acusaron de haber facilitado la entrega de dos de sus compañeros jesuitas a la dictadura, y fueron torturados”, dice el académico de El Colegio de México.
Te recomendamos este perfil del papa Francisco: Jorge Bergoglio, el Pastor
En el artículo “Operación cónclave”, publicado en abril de 2010 por el diario argentino Página 12, donde Horacio Verbitsky denuncia que el entonces cardenal Bergoglio intentaba limpiar su imagen en espera de un eventual cónclave para suceder a Benedicto XVI, cuenta cómo supuestamente Bergoglio permitió el secuestro de los dos sacerdotes jesuitas a manos de los militares argentinos:
El 23 de mayo de 1976 la Infantería de Marina detuvo en el barrio del Bajo Flores al presbítero Orlando Yorio y lo mantuvo durante cinco meses en calidad de desaparecido. Una semana antes de la detención, el arzobispo [Juan Carlos] Aramburu le había retirado las licencias ministeriales, sin motivo ni explicación. Por distintas expresiones escuchadas por Yorio en su cautividad, resulta claro que la Armada interpretó tal decisión y, posiblemente, algunas manifestaciones críticas de su provincial jesuita, Jorge Bergoglio, como una autorización para proceder contra él”.
No obstante, en marzo de 2013, tras el nombramiento de Bergoglio como papa y obispo de Roma, Francisco Jalics SJ, uno de los religiosos secuestrados por el gobierno militar, publicó un comunicado en el sitio web oficial de los Jesuitas en Alemania, en el negaba que él y su compañero hubiesen sido denunciados por Francisco:
Estos son los hechos: Ni Orlando Yorio ni yo fuimos denunciados por el padre Bergoglio […] fuimos arrestados por culpa de una catequista, que trabajó con nosotros primero, y más tarde entró en la guerrilla. Durante nueve meses no le vimos más, pero dos o tres días después de su detención también fuimos detenidos. El oficial, que me interrogó, me pidió los documentos. Cuando vio que yo había nacido en Budapest, pensó que yo era un espía ruso. En la congregación jesuita argentina y en círculos católicos se extendieron en los años previos informaciones falsas que indicaban que nos habíamos mudado a los barrios pobres porque pertenecíamos a la guerrilla. Pero ese no era el caso. […] Antes, me inclinaba a pensar que nos habíamos convertido en víctimas de una denuncia. Pero a finales de los noventa, me di cuenta, después de muchas conversaciones, que esta suposición era infundada. Por tanto, es erróneo afirmar que nuestra captura se realizó por iniciativa del padre Bergoglio.
Cónclave: el proceso para elegir al próximo papa
Tras la muerte del papa Francisco comienza en la Iglesia católica el periodo de Novendiale, que consiste en un luto de nueve días en los que se celebran misas en honor al pontífice fallecido. En el último día del Novendiale todos los cardenales que integran la Iglesia católica se reunirán en Roma, marcando el inicio de los preparativos para el próximo cónclave, la reunión que celebra el Colegio Cardenalicio de la Iglesia católica para elegir al próximo papa y soberano del Estado de la Ciudad del Vaticano. En este proceso de elección solamente participan los cardenales menores de 80 años.
“Cardenal” es el título honorífico de más alto rango que puede otorgar un papa, y según el Código de Derecho Canónico “para ser promovidos a Cardenales, el Romano Pontífice elige libremente entre aquellos varones que hayan recibido al menos el presbiterado y que destaquen notablemente por su doctrina, costumbres, piedad y prudencia en la gestión de asuntos; pero los que aún no son Obispos deben recibir la consagración episcopal”.
Para hacerse cardenal hay que ser primero obispo, de preferencia, y ser arzobispo de una sede cardenalicia de una gran metrópoli como puede ser en México, la Ciudad de México o Guadalajara, o ser parte de la curia romana y ser uno de los cardenales que están al frente de uno de los dicasterios, que es como ellos llaman a sus secretarías, como puede ser la Secretaría de Estado o el dicasterio para los obispos o el dicasterio para los sacerdotes o para las órdenes religiosas, puntualiza Blancarte.
Entre las tareas de un cardenal se encuentra asesorar al papa “cuando son convocados para tratar juntos cuestiones de más importancia”, explica el Código de Derecho Canónico, y ayudar en el gobierno de la Iglesia católica Romana en todo el mundo, ya que pueden presidir dicasterios de la Curia Romana o tener a su cargo diócesis o archidiócesis.
Los [cardenales] electores ahorita son 137 […] se reúnen de manera cerrada en la Capilla Sixtina y ahí tienen una serie de votaciones para ir viendo a quién eligen. La votación tiene que ser de dos tercios para que las personas puedan ser electas como papa, lo cual hace que generalmente pasen cierto número de rondas para que se vayan constituyendo los candidatos. Al principio suele haber más cardenales votados y luego se van congregando alrededor de dos o tres candidatos, hasta que alguien tiene los dos tercios, explica Roberto Blancarte sobre el proceso del cónclave para elegir al papa.
“Es la única elección democrática dentro de la Iglesia. Es curiosamente un monarca elegido democráticamente porque hay que recordar que el papa es un soberano, soberano pontífice del estado de la Ciudad del Vaticano y también pontífice de la Iglesia católica”, agrega.
Podrías leer: James Martin, sacerdote y consultor del Vaticano, habla de homosexualidad y pederastia.
¿Quién será el sucesor del papa Francisco?
Con la muerte del papa Francisco se ha comenzado a especular sobre qué cardenal podría convertirse en el siguiente líder espiritual de la Iglesia católica. Han aparecido nombres como el de Pietro Parolin, secretario del Estado del papa Francisco; Christoph Schoenborn, cardenal de Viena; Luis Antonio Tagle, cardenal filipino que en 2024 fue nombrado por Francisco miembro del Consejo de la Sección para las Relaciones con los Estados y Organismos Internacionales de la Secretaría de Estado.
Sin embargo, para Roberto Blancarte no se puede predecir quién sucederá a Bergoglio. “Es muy difícil decir nombres, todos los electores son elegibles al mismo tiempo. […] Ahora después de Juan Pablo II y Ratzinger y Francisco, la carta se ha abierto y hay posibilidades para cualquier”, comenta. “Podría ser el secretario de Estado, como podría ser algunos de los cardenales de sedes cardenalicias muy importantes, la de Milán o la de Venecia”.
Aunque tampoco descarta al cardenal Tagle.
Por una razón, que es la siguiente: en el cónclave que se eligió a Ratzinger, Bergoglio había recibido algunos votos; ya había aparecido como un candidato más o menos fuerte. Entonces, una vez que renunció Ratzinger, en el siguiente cónclave Bergoglio ya era conocido. Y lo mismo parece ser [que] sucedió con Tagle, quien en la elección de Bergoglio también apareció. Y aunque eso fue hace 13 años, este Cardenal apenas estará cumpliendo 67, 68, 69, 70 años ahora. Todavía es bastante elegible, explica.
El legado del papa Francisco
Un papa progresista, que rechazó el lujo y se preocupó por la búsqueda de la justicia social y los derechos humanos; un papa que anunció una revolución que nunca llegó. Quizá estas dos posturas, optimista y pesimista, sean el legado de Francisco, así lo considera Blancarte.
“Una cosa es cómo lo va a recordar la gente; probablemente la gente en general va a tener mucho aprecio porque ha parecido como un papa que por lo menos ha tratado de luchar contra el desperdicio y el lujo que hay mucho en la Iglesia católica, sobre todo entre los altos jerarcas”, dice.
“Habrá muchos que lo critiquen porque dirán ‘anunció una revolución en la iglesia y al final fue una revolución fallida’”, agrega, “Tenía mis dudas de que realmente lograra convertirse en otro personaje y fuera un papa progresista, como muchos pensaron que iba a ser”.
El papa Francisco murió, y con él quizá muera también el intento de una revolución dentro de la iglesia: “Obviamente entiendo que él quiso hacer cosas, que intentó una pastoral distinta, más compasiva, pero esa pastoral va a desaparecer cuando él no esté. En cambio, la doctrina, la tradición, como sigue operando la iglesia, va a quedar como estaba antes”, pronostica Blancarte.
{{ linea }}
El papa Francisco intentó impulsar grandes cambios dentro del catolicismo, aunque pocos se concretaron. ¿Qué sigue después de su muerte?, ¿quién podría sucederlo?
La última aparición pública del papa Francisco fue durante el Domingo de Resurrección, en el balcón principal de la Basílica de San Pedro, en la Ciudad del Vaticano. Este lunes 21 de abril el mundo despertó con la noticia de su muerte. Durante los últimos meses la Oficina de Prensa de la Santa Sede había informado sobre el estado de salud de Jorge Mario Bergoglio, su nombre secular, que había presentado numerosos problemas pulmonares, hasta el anuncio de su muerte por un derrame cerebral.
Para explorar el rumbo que puede tomar la Iglesia como institución y el legado de Francisco, Gatopardo conversó con Roberto Blancarte, doctor en Ciencias Sociales por el Colegio de Altos Estudios en Ciencias Sociales, París, Francia, y fundador del Centro de Estudios de las Religiones en México.
Jorge Bergoglio, antes del papa Francisco
Jorge Mario Bergoglio nació en Buenos Aires, Argentina, el 17 de diciembre de 1936. Fue el mayor de los cinco hijos del matrimonio de Mario José Bergoglio (inmigrante italiano, que trabajó como contador y empleado ferrocarrilero) y Regina Sivori (argentina hija de inmigrantes italianos).
Se convirtió en Francisco el 13 de marzo de 2013, tras resultar el cardenal más votado del cónclave que se celebró tras la renuncia de Benedicto XVI. Bergoglio escogió llevar el nombre de Francisco en honor de Francisco de Asís, santo católico recordado por sus votos de pobreza y amor a los animales. Fue el primer papa originario de América Latina, también el primero de origen jesuita.
Esa orden religiosa, la Compañía de Jesús, tuvo muchos cambios importantes en la segunda mitad del siglo XX. Fue una orden que empezó a orientarse mucho a temas de justicia social, a orientar su trabajo en buena medida hacia cuestiones de temas sociales, lo que hizo que estuvieran muy involucrados en temas políticos. No siempre de la manera más progresista, hay que decir, porque la compañía en Jesús tiene todas las vertientes, hay grupos muy conservadores jesuitas y hay otros recientemente quizás menos conservadores. Y, en todo caso, es una orden religiosa que curiosamente a pesar de la importancia que ha tenido históricamente, no habían tenido ningún papa hasta Francisco, explica Roberto Blancarte, doctor experto en religión y creencias en el mundo moderno.
Sin embargo, Roberto Blancarte no comparte la opinión de que Bergoglio fuera un hombre progresista dentro de la Iglesia: “El papa tiene una imagen pública de que es abierto, de que es progresista, por ejemplo, de que ha querido abrir el camino para los homosexuales y, sin embargo, no lo ha hecho”.
Blancarte explica que si bien parecía que el papa no condenaba a los homosexuales, tampoco impulsó el reconocimiento de ese tipo de matrimonios. “Aunque él dice, por ejemplo, ‘sí, a los homosexuales se les puede bendecir’. Sí, está bien, pero él no ha cambiado en nada, las reglas y la doctrina siguen diciendo que eso es un error y que eso es una aberración”, comenta el académico.
En 2020 el papa Francisco declaró que “las personas homosexuales tienen derecho a tener una familia. Son hijos de Dios”. A pesar de sus declaraciones, la doctrina oficial de la Iglesia sigue considerando a la homosexualidad “actos desordenados” y una inclinación “objetivamente desordenada”:
La Tradición ha declarado siempre que ‘los actos homosexuales son intrínsecamente desordenados’ (Congregación para la Doctrina de la Fe, Decl. Persona humana, 8). Son contrarios a la ley natural. Cierran el acto sexual al don de la vida. No proceden de una verdadera complementariedad afectiva y sexual. No pueden recibir aprobación en ningún caso. […] Un número apreciable de hombres y mujeres presentan tendencias homosexuales profundamente arraigadas. Esta inclinación, objetivamente desordenada, constituye para la mayoría de ellos una auténtica prueba, lo anterior puede leerse en el documento Catecismo de la Iglesia católica, que se encuentra en la página web del Vaticano.
“Ha sido una postura muy ambigua, que quizás ha tratado de empujar las cosas pastoralmente, eso sí se le puede reconocer, pero que doctrinalmente no ha cambiado ni una jota, prácticamente”, señala Blancarte.
El experto también recuerda que al religioso argentino se le acusó de haber colaborado con la dictadura militar de su país. Desde hace varios años el periodista Horacio Verbitsky ha vinculado a Bergoglio con el secuestro de dos curas jesuitas, Orlando Yorio SJ y Francisco Jalics SJ, en 1976. “El problema precisamente con el papa Francisco es que es un papa que durante su gestión como provincial de los jesuitas en Argentina, durante la época de la dictadura militar, tuvo muchos cuestionamientos porque lo acusaron de haber facilitado la entrega de dos de sus compañeros jesuitas a la dictadura, y fueron torturados”, dice el académico de El Colegio de México.
Te recomendamos este perfil del papa Francisco: Jorge Bergoglio, el Pastor
En el artículo “Operación cónclave”, publicado en abril de 2010 por el diario argentino Página 12, donde Horacio Verbitsky denuncia que el entonces cardenal Bergoglio intentaba limpiar su imagen en espera de un eventual cónclave para suceder a Benedicto XVI, cuenta cómo supuestamente Bergoglio permitió el secuestro de los dos sacerdotes jesuitas a manos de los militares argentinos:
El 23 de mayo de 1976 la Infantería de Marina detuvo en el barrio del Bajo Flores al presbítero Orlando Yorio y lo mantuvo durante cinco meses en calidad de desaparecido. Una semana antes de la detención, el arzobispo [Juan Carlos] Aramburu le había retirado las licencias ministeriales, sin motivo ni explicación. Por distintas expresiones escuchadas por Yorio en su cautividad, resulta claro que la Armada interpretó tal decisión y, posiblemente, algunas manifestaciones críticas de su provincial jesuita, Jorge Bergoglio, como una autorización para proceder contra él”.
No obstante, en marzo de 2013, tras el nombramiento de Bergoglio como papa y obispo de Roma, Francisco Jalics SJ, uno de los religiosos secuestrados por el gobierno militar, publicó un comunicado en el sitio web oficial de los Jesuitas en Alemania, en el negaba que él y su compañero hubiesen sido denunciados por Francisco:
Estos son los hechos: Ni Orlando Yorio ni yo fuimos denunciados por el padre Bergoglio […] fuimos arrestados por culpa de una catequista, que trabajó con nosotros primero, y más tarde entró en la guerrilla. Durante nueve meses no le vimos más, pero dos o tres días después de su detención también fuimos detenidos. El oficial, que me interrogó, me pidió los documentos. Cuando vio que yo había nacido en Budapest, pensó que yo era un espía ruso. En la congregación jesuita argentina y en círculos católicos se extendieron en los años previos informaciones falsas que indicaban que nos habíamos mudado a los barrios pobres porque pertenecíamos a la guerrilla. Pero ese no era el caso. […] Antes, me inclinaba a pensar que nos habíamos convertido en víctimas de una denuncia. Pero a finales de los noventa, me di cuenta, después de muchas conversaciones, que esta suposición era infundada. Por tanto, es erróneo afirmar que nuestra captura se realizó por iniciativa del padre Bergoglio.
Cónclave: el proceso para elegir al próximo papa
Tras la muerte del papa Francisco comienza en la Iglesia católica el periodo de Novendiale, que consiste en un luto de nueve días en los que se celebran misas en honor al pontífice fallecido. En el último día del Novendiale todos los cardenales que integran la Iglesia católica se reunirán en Roma, marcando el inicio de los preparativos para el próximo cónclave, la reunión que celebra el Colegio Cardenalicio de la Iglesia católica para elegir al próximo papa y soberano del Estado de la Ciudad del Vaticano. En este proceso de elección solamente participan los cardenales menores de 80 años.
“Cardenal” es el título honorífico de más alto rango que puede otorgar un papa, y según el Código de Derecho Canónico “para ser promovidos a Cardenales, el Romano Pontífice elige libremente entre aquellos varones que hayan recibido al menos el presbiterado y que destaquen notablemente por su doctrina, costumbres, piedad y prudencia en la gestión de asuntos; pero los que aún no son Obispos deben recibir la consagración episcopal”.
Para hacerse cardenal hay que ser primero obispo, de preferencia, y ser arzobispo de una sede cardenalicia de una gran metrópoli como puede ser en México, la Ciudad de México o Guadalajara, o ser parte de la curia romana y ser uno de los cardenales que están al frente de uno de los dicasterios, que es como ellos llaman a sus secretarías, como puede ser la Secretaría de Estado o el dicasterio para los obispos o el dicasterio para los sacerdotes o para las órdenes religiosas, puntualiza Blancarte.
Entre las tareas de un cardenal se encuentra asesorar al papa “cuando son convocados para tratar juntos cuestiones de más importancia”, explica el Código de Derecho Canónico, y ayudar en el gobierno de la Iglesia católica Romana en todo el mundo, ya que pueden presidir dicasterios de la Curia Romana o tener a su cargo diócesis o archidiócesis.
Los [cardenales] electores ahorita son 137 […] se reúnen de manera cerrada en la Capilla Sixtina y ahí tienen una serie de votaciones para ir viendo a quién eligen. La votación tiene que ser de dos tercios para que las personas puedan ser electas como papa, lo cual hace que generalmente pasen cierto número de rondas para que se vayan constituyendo los candidatos. Al principio suele haber más cardenales votados y luego se van congregando alrededor de dos o tres candidatos, hasta que alguien tiene los dos tercios, explica Roberto Blancarte sobre el proceso del cónclave para elegir al papa.
“Es la única elección democrática dentro de la Iglesia. Es curiosamente un monarca elegido democráticamente porque hay que recordar que el papa es un soberano, soberano pontífice del estado de la Ciudad del Vaticano y también pontífice de la Iglesia católica”, agrega.
Podrías leer: James Martin, sacerdote y consultor del Vaticano, habla de homosexualidad y pederastia.
¿Quién será el sucesor del papa Francisco?
Con la muerte del papa Francisco se ha comenzado a especular sobre qué cardenal podría convertirse en el siguiente líder espiritual de la Iglesia católica. Han aparecido nombres como el de Pietro Parolin, secretario del Estado del papa Francisco; Christoph Schoenborn, cardenal de Viena; Luis Antonio Tagle, cardenal filipino que en 2024 fue nombrado por Francisco miembro del Consejo de la Sección para las Relaciones con los Estados y Organismos Internacionales de la Secretaría de Estado.
Sin embargo, para Roberto Blancarte no se puede predecir quién sucederá a Bergoglio. “Es muy difícil decir nombres, todos los electores son elegibles al mismo tiempo. […] Ahora después de Juan Pablo II y Ratzinger y Francisco, la carta se ha abierto y hay posibilidades para cualquier”, comenta. “Podría ser el secretario de Estado, como podría ser algunos de los cardenales de sedes cardenalicias muy importantes, la de Milán o la de Venecia”.
Aunque tampoco descarta al cardenal Tagle.
Por una razón, que es la siguiente: en el cónclave que se eligió a Ratzinger, Bergoglio había recibido algunos votos; ya había aparecido como un candidato más o menos fuerte. Entonces, una vez que renunció Ratzinger, en el siguiente cónclave Bergoglio ya era conocido. Y lo mismo parece ser [que] sucedió con Tagle, quien en la elección de Bergoglio también apareció. Y aunque eso fue hace 13 años, este Cardenal apenas estará cumpliendo 67, 68, 69, 70 años ahora. Todavía es bastante elegible, explica.
El legado del papa Francisco
Un papa progresista, que rechazó el lujo y se preocupó por la búsqueda de la justicia social y los derechos humanos; un papa que anunció una revolución que nunca llegó. Quizá estas dos posturas, optimista y pesimista, sean el legado de Francisco, así lo considera Blancarte.
“Una cosa es cómo lo va a recordar la gente; probablemente la gente en general va a tener mucho aprecio porque ha parecido como un papa que por lo menos ha tratado de luchar contra el desperdicio y el lujo que hay mucho en la Iglesia católica, sobre todo entre los altos jerarcas”, dice.
“Habrá muchos que lo critiquen porque dirán ‘anunció una revolución en la iglesia y al final fue una revolución fallida’”, agrega, “Tenía mis dudas de que realmente lograra convertirse en otro personaje y fuera un papa progresista, como muchos pensaron que iba a ser”.
El papa Francisco murió, y con él quizá muera también el intento de una revolución dentro de la iglesia: “Obviamente entiendo que él quiso hacer cosas, que intentó una pastoral distinta, más compasiva, pero esa pastoral va a desaparecer cuando él no esté. En cambio, la doctrina, la tradición, como sigue operando la iglesia, va a quedar como estaba antes”, pronostica Blancarte.
{{ linea }}

El papa Francisco intentó impulsar grandes cambios dentro del catolicismo, aunque pocos se concretaron. ¿Qué sigue después de su muerte?, ¿quién podría sucederlo?
La última aparición pública del papa Francisco fue durante el Domingo de Resurrección, en el balcón principal de la Basílica de San Pedro, en la Ciudad del Vaticano. Este lunes 21 de abril el mundo despertó con la noticia de su muerte. Durante los últimos meses la Oficina de Prensa de la Santa Sede había informado sobre el estado de salud de Jorge Mario Bergoglio, su nombre secular, que había presentado numerosos problemas pulmonares, hasta el anuncio de su muerte por un derrame cerebral.
Para explorar el rumbo que puede tomar la Iglesia como institución y el legado de Francisco, Gatopardo conversó con Roberto Blancarte, doctor en Ciencias Sociales por el Colegio de Altos Estudios en Ciencias Sociales, París, Francia, y fundador del Centro de Estudios de las Religiones en México.
Jorge Bergoglio, antes del papa Francisco
Jorge Mario Bergoglio nació en Buenos Aires, Argentina, el 17 de diciembre de 1936. Fue el mayor de los cinco hijos del matrimonio de Mario José Bergoglio (inmigrante italiano, que trabajó como contador y empleado ferrocarrilero) y Regina Sivori (argentina hija de inmigrantes italianos).
Se convirtió en Francisco el 13 de marzo de 2013, tras resultar el cardenal más votado del cónclave que se celebró tras la renuncia de Benedicto XVI. Bergoglio escogió llevar el nombre de Francisco en honor de Francisco de Asís, santo católico recordado por sus votos de pobreza y amor a los animales. Fue el primer papa originario de América Latina, también el primero de origen jesuita.
Esa orden religiosa, la Compañía de Jesús, tuvo muchos cambios importantes en la segunda mitad del siglo XX. Fue una orden que empezó a orientarse mucho a temas de justicia social, a orientar su trabajo en buena medida hacia cuestiones de temas sociales, lo que hizo que estuvieran muy involucrados en temas políticos. No siempre de la manera más progresista, hay que decir, porque la compañía en Jesús tiene todas las vertientes, hay grupos muy conservadores jesuitas y hay otros recientemente quizás menos conservadores. Y, en todo caso, es una orden religiosa que curiosamente a pesar de la importancia que ha tenido históricamente, no habían tenido ningún papa hasta Francisco, explica Roberto Blancarte, doctor experto en religión y creencias en el mundo moderno.
Sin embargo, Roberto Blancarte no comparte la opinión de que Bergoglio fuera un hombre progresista dentro de la Iglesia: “El papa tiene una imagen pública de que es abierto, de que es progresista, por ejemplo, de que ha querido abrir el camino para los homosexuales y, sin embargo, no lo ha hecho”.
Blancarte explica que si bien parecía que el papa no condenaba a los homosexuales, tampoco impulsó el reconocimiento de ese tipo de matrimonios. “Aunque él dice, por ejemplo, ‘sí, a los homosexuales se les puede bendecir’. Sí, está bien, pero él no ha cambiado en nada, las reglas y la doctrina siguen diciendo que eso es un error y que eso es una aberración”, comenta el académico.
En 2020 el papa Francisco declaró que “las personas homosexuales tienen derecho a tener una familia. Son hijos de Dios”. A pesar de sus declaraciones, la doctrina oficial de la Iglesia sigue considerando a la homosexualidad “actos desordenados” y una inclinación “objetivamente desordenada”:
La Tradición ha declarado siempre que ‘los actos homosexuales son intrínsecamente desordenados’ (Congregación para la Doctrina de la Fe, Decl. Persona humana, 8). Son contrarios a la ley natural. Cierran el acto sexual al don de la vida. No proceden de una verdadera complementariedad afectiva y sexual. No pueden recibir aprobación en ningún caso. […] Un número apreciable de hombres y mujeres presentan tendencias homosexuales profundamente arraigadas. Esta inclinación, objetivamente desordenada, constituye para la mayoría de ellos una auténtica prueba, lo anterior puede leerse en el documento Catecismo de la Iglesia católica, que se encuentra en la página web del Vaticano.
“Ha sido una postura muy ambigua, que quizás ha tratado de empujar las cosas pastoralmente, eso sí se le puede reconocer, pero que doctrinalmente no ha cambiado ni una jota, prácticamente”, señala Blancarte.
El experto también recuerda que al religioso argentino se le acusó de haber colaborado con la dictadura militar de su país. Desde hace varios años el periodista Horacio Verbitsky ha vinculado a Bergoglio con el secuestro de dos curas jesuitas, Orlando Yorio SJ y Francisco Jalics SJ, en 1976. “El problema precisamente con el papa Francisco es que es un papa que durante su gestión como provincial de los jesuitas en Argentina, durante la época de la dictadura militar, tuvo muchos cuestionamientos porque lo acusaron de haber facilitado la entrega de dos de sus compañeros jesuitas a la dictadura, y fueron torturados”, dice el académico de El Colegio de México.
Te recomendamos este perfil del papa Francisco: Jorge Bergoglio, el Pastor
En el artículo “Operación cónclave”, publicado en abril de 2010 por el diario argentino Página 12, donde Horacio Verbitsky denuncia que el entonces cardenal Bergoglio intentaba limpiar su imagen en espera de un eventual cónclave para suceder a Benedicto XVI, cuenta cómo supuestamente Bergoglio permitió el secuestro de los dos sacerdotes jesuitas a manos de los militares argentinos:
El 23 de mayo de 1976 la Infantería de Marina detuvo en el barrio del Bajo Flores al presbítero Orlando Yorio y lo mantuvo durante cinco meses en calidad de desaparecido. Una semana antes de la detención, el arzobispo [Juan Carlos] Aramburu le había retirado las licencias ministeriales, sin motivo ni explicación. Por distintas expresiones escuchadas por Yorio en su cautividad, resulta claro que la Armada interpretó tal decisión y, posiblemente, algunas manifestaciones críticas de su provincial jesuita, Jorge Bergoglio, como una autorización para proceder contra él”.
No obstante, en marzo de 2013, tras el nombramiento de Bergoglio como papa y obispo de Roma, Francisco Jalics SJ, uno de los religiosos secuestrados por el gobierno militar, publicó un comunicado en el sitio web oficial de los Jesuitas en Alemania, en el negaba que él y su compañero hubiesen sido denunciados por Francisco:
Estos son los hechos: Ni Orlando Yorio ni yo fuimos denunciados por el padre Bergoglio […] fuimos arrestados por culpa de una catequista, que trabajó con nosotros primero, y más tarde entró en la guerrilla. Durante nueve meses no le vimos más, pero dos o tres días después de su detención también fuimos detenidos. El oficial, que me interrogó, me pidió los documentos. Cuando vio que yo había nacido en Budapest, pensó que yo era un espía ruso. En la congregación jesuita argentina y en círculos católicos se extendieron en los años previos informaciones falsas que indicaban que nos habíamos mudado a los barrios pobres porque pertenecíamos a la guerrilla. Pero ese no era el caso. […] Antes, me inclinaba a pensar que nos habíamos convertido en víctimas de una denuncia. Pero a finales de los noventa, me di cuenta, después de muchas conversaciones, que esta suposición era infundada. Por tanto, es erróneo afirmar que nuestra captura se realizó por iniciativa del padre Bergoglio.
Cónclave: el proceso para elegir al próximo papa
Tras la muerte del papa Francisco comienza en la Iglesia católica el periodo de Novendiale, que consiste en un luto de nueve días en los que se celebran misas en honor al pontífice fallecido. En el último día del Novendiale todos los cardenales que integran la Iglesia católica se reunirán en Roma, marcando el inicio de los preparativos para el próximo cónclave, la reunión que celebra el Colegio Cardenalicio de la Iglesia católica para elegir al próximo papa y soberano del Estado de la Ciudad del Vaticano. En este proceso de elección solamente participan los cardenales menores de 80 años.
“Cardenal” es el título honorífico de más alto rango que puede otorgar un papa, y según el Código de Derecho Canónico “para ser promovidos a Cardenales, el Romano Pontífice elige libremente entre aquellos varones que hayan recibido al menos el presbiterado y que destaquen notablemente por su doctrina, costumbres, piedad y prudencia en la gestión de asuntos; pero los que aún no son Obispos deben recibir la consagración episcopal”.
Para hacerse cardenal hay que ser primero obispo, de preferencia, y ser arzobispo de una sede cardenalicia de una gran metrópoli como puede ser en México, la Ciudad de México o Guadalajara, o ser parte de la curia romana y ser uno de los cardenales que están al frente de uno de los dicasterios, que es como ellos llaman a sus secretarías, como puede ser la Secretaría de Estado o el dicasterio para los obispos o el dicasterio para los sacerdotes o para las órdenes religiosas, puntualiza Blancarte.
Entre las tareas de un cardenal se encuentra asesorar al papa “cuando son convocados para tratar juntos cuestiones de más importancia”, explica el Código de Derecho Canónico, y ayudar en el gobierno de la Iglesia católica Romana en todo el mundo, ya que pueden presidir dicasterios de la Curia Romana o tener a su cargo diócesis o archidiócesis.
Los [cardenales] electores ahorita son 137 […] se reúnen de manera cerrada en la Capilla Sixtina y ahí tienen una serie de votaciones para ir viendo a quién eligen. La votación tiene que ser de dos tercios para que las personas puedan ser electas como papa, lo cual hace que generalmente pasen cierto número de rondas para que se vayan constituyendo los candidatos. Al principio suele haber más cardenales votados y luego se van congregando alrededor de dos o tres candidatos, hasta que alguien tiene los dos tercios, explica Roberto Blancarte sobre el proceso del cónclave para elegir al papa.
“Es la única elección democrática dentro de la Iglesia. Es curiosamente un monarca elegido democráticamente porque hay que recordar que el papa es un soberano, soberano pontífice del estado de la Ciudad del Vaticano y también pontífice de la Iglesia católica”, agrega.
Podrías leer: James Martin, sacerdote y consultor del Vaticano, habla de homosexualidad y pederastia.
¿Quién será el sucesor del papa Francisco?
Con la muerte del papa Francisco se ha comenzado a especular sobre qué cardenal podría convertirse en el siguiente líder espiritual de la Iglesia católica. Han aparecido nombres como el de Pietro Parolin, secretario del Estado del papa Francisco; Christoph Schoenborn, cardenal de Viena; Luis Antonio Tagle, cardenal filipino que en 2024 fue nombrado por Francisco miembro del Consejo de la Sección para las Relaciones con los Estados y Organismos Internacionales de la Secretaría de Estado.
Sin embargo, para Roberto Blancarte no se puede predecir quién sucederá a Bergoglio. “Es muy difícil decir nombres, todos los electores son elegibles al mismo tiempo. […] Ahora después de Juan Pablo II y Ratzinger y Francisco, la carta se ha abierto y hay posibilidades para cualquier”, comenta. “Podría ser el secretario de Estado, como podría ser algunos de los cardenales de sedes cardenalicias muy importantes, la de Milán o la de Venecia”.
Aunque tampoco descarta al cardenal Tagle.
Por una razón, que es la siguiente: en el cónclave que se eligió a Ratzinger, Bergoglio había recibido algunos votos; ya había aparecido como un candidato más o menos fuerte. Entonces, una vez que renunció Ratzinger, en el siguiente cónclave Bergoglio ya era conocido. Y lo mismo parece ser [que] sucedió con Tagle, quien en la elección de Bergoglio también apareció. Y aunque eso fue hace 13 años, este Cardenal apenas estará cumpliendo 67, 68, 69, 70 años ahora. Todavía es bastante elegible, explica.
El legado del papa Francisco
Un papa progresista, que rechazó el lujo y se preocupó por la búsqueda de la justicia social y los derechos humanos; un papa que anunció una revolución que nunca llegó. Quizá estas dos posturas, optimista y pesimista, sean el legado de Francisco, así lo considera Blancarte.
“Una cosa es cómo lo va a recordar la gente; probablemente la gente en general va a tener mucho aprecio porque ha parecido como un papa que por lo menos ha tratado de luchar contra el desperdicio y el lujo que hay mucho en la Iglesia católica, sobre todo entre los altos jerarcas”, dice.
“Habrá muchos que lo critiquen porque dirán ‘anunció una revolución en la iglesia y al final fue una revolución fallida’”, agrega, “Tenía mis dudas de que realmente lograra convertirse en otro personaje y fuera un papa progresista, como muchos pensaron que iba a ser”.
El papa Francisco murió, y con él quizá muera también el intento de una revolución dentro de la iglesia: “Obviamente entiendo que él quiso hacer cosas, que intentó una pastoral distinta, más compasiva, pero esa pastoral va a desaparecer cuando él no esté. En cambio, la doctrina, la tradición, como sigue operando la iglesia, va a quedar como estaba antes”, pronostica Blancarte.
{{ linea }}

El papa Francisco intentó impulsar grandes cambios dentro del catolicismo, aunque pocos se concretaron. ¿Qué sigue después de su muerte?, ¿quién podría sucederlo?
La última aparición pública del papa Francisco fue durante el Domingo de Resurrección, en el balcón principal de la Basílica de San Pedro, en la Ciudad del Vaticano. Este lunes 21 de abril el mundo despertó con la noticia de su muerte. Durante los últimos meses la Oficina de Prensa de la Santa Sede había informado sobre el estado de salud de Jorge Mario Bergoglio, su nombre secular, que había presentado numerosos problemas pulmonares, hasta el anuncio de su muerte por un derrame cerebral.
Para explorar el rumbo que puede tomar la Iglesia como institución y el legado de Francisco, Gatopardo conversó con Roberto Blancarte, doctor en Ciencias Sociales por el Colegio de Altos Estudios en Ciencias Sociales, París, Francia, y fundador del Centro de Estudios de las Religiones en México.
Jorge Bergoglio, antes del papa Francisco
Jorge Mario Bergoglio nació en Buenos Aires, Argentina, el 17 de diciembre de 1936. Fue el mayor de los cinco hijos del matrimonio de Mario José Bergoglio (inmigrante italiano, que trabajó como contador y empleado ferrocarrilero) y Regina Sivori (argentina hija de inmigrantes italianos).
Se convirtió en Francisco el 13 de marzo de 2013, tras resultar el cardenal más votado del cónclave que se celebró tras la renuncia de Benedicto XVI. Bergoglio escogió llevar el nombre de Francisco en honor de Francisco de Asís, santo católico recordado por sus votos de pobreza y amor a los animales. Fue el primer papa originario de América Latina, también el primero de origen jesuita.
Esa orden religiosa, la Compañía de Jesús, tuvo muchos cambios importantes en la segunda mitad del siglo XX. Fue una orden que empezó a orientarse mucho a temas de justicia social, a orientar su trabajo en buena medida hacia cuestiones de temas sociales, lo que hizo que estuvieran muy involucrados en temas políticos. No siempre de la manera más progresista, hay que decir, porque la compañía en Jesús tiene todas las vertientes, hay grupos muy conservadores jesuitas y hay otros recientemente quizás menos conservadores. Y, en todo caso, es una orden religiosa que curiosamente a pesar de la importancia que ha tenido históricamente, no habían tenido ningún papa hasta Francisco, explica Roberto Blancarte, doctor experto en religión y creencias en el mundo moderno.
Sin embargo, Roberto Blancarte no comparte la opinión de que Bergoglio fuera un hombre progresista dentro de la Iglesia: “El papa tiene una imagen pública de que es abierto, de que es progresista, por ejemplo, de que ha querido abrir el camino para los homosexuales y, sin embargo, no lo ha hecho”.
Blancarte explica que si bien parecía que el papa no condenaba a los homosexuales, tampoco impulsó el reconocimiento de ese tipo de matrimonios. “Aunque él dice, por ejemplo, ‘sí, a los homosexuales se les puede bendecir’. Sí, está bien, pero él no ha cambiado en nada, las reglas y la doctrina siguen diciendo que eso es un error y que eso es una aberración”, comenta el académico.
En 2020 el papa Francisco declaró que “las personas homosexuales tienen derecho a tener una familia. Son hijos de Dios”. A pesar de sus declaraciones, la doctrina oficial de la Iglesia sigue considerando a la homosexualidad “actos desordenados” y una inclinación “objetivamente desordenada”:
La Tradición ha declarado siempre que ‘los actos homosexuales son intrínsecamente desordenados’ (Congregación para la Doctrina de la Fe, Decl. Persona humana, 8). Son contrarios a la ley natural. Cierran el acto sexual al don de la vida. No proceden de una verdadera complementariedad afectiva y sexual. No pueden recibir aprobación en ningún caso. […] Un número apreciable de hombres y mujeres presentan tendencias homosexuales profundamente arraigadas. Esta inclinación, objetivamente desordenada, constituye para la mayoría de ellos una auténtica prueba, lo anterior puede leerse en el documento Catecismo de la Iglesia católica, que se encuentra en la página web del Vaticano.
“Ha sido una postura muy ambigua, que quizás ha tratado de empujar las cosas pastoralmente, eso sí se le puede reconocer, pero que doctrinalmente no ha cambiado ni una jota, prácticamente”, señala Blancarte.
El experto también recuerda que al religioso argentino se le acusó de haber colaborado con la dictadura militar de su país. Desde hace varios años el periodista Horacio Verbitsky ha vinculado a Bergoglio con el secuestro de dos curas jesuitas, Orlando Yorio SJ y Francisco Jalics SJ, en 1976. “El problema precisamente con el papa Francisco es que es un papa que durante su gestión como provincial de los jesuitas en Argentina, durante la época de la dictadura militar, tuvo muchos cuestionamientos porque lo acusaron de haber facilitado la entrega de dos de sus compañeros jesuitas a la dictadura, y fueron torturados”, dice el académico de El Colegio de México.
Te recomendamos este perfil del papa Francisco: Jorge Bergoglio, el Pastor
En el artículo “Operación cónclave”, publicado en abril de 2010 por el diario argentino Página 12, donde Horacio Verbitsky denuncia que el entonces cardenal Bergoglio intentaba limpiar su imagen en espera de un eventual cónclave para suceder a Benedicto XVI, cuenta cómo supuestamente Bergoglio permitió el secuestro de los dos sacerdotes jesuitas a manos de los militares argentinos:
El 23 de mayo de 1976 la Infantería de Marina detuvo en el barrio del Bajo Flores al presbítero Orlando Yorio y lo mantuvo durante cinco meses en calidad de desaparecido. Una semana antes de la detención, el arzobispo [Juan Carlos] Aramburu le había retirado las licencias ministeriales, sin motivo ni explicación. Por distintas expresiones escuchadas por Yorio en su cautividad, resulta claro que la Armada interpretó tal decisión y, posiblemente, algunas manifestaciones críticas de su provincial jesuita, Jorge Bergoglio, como una autorización para proceder contra él”.
No obstante, en marzo de 2013, tras el nombramiento de Bergoglio como papa y obispo de Roma, Francisco Jalics SJ, uno de los religiosos secuestrados por el gobierno militar, publicó un comunicado en el sitio web oficial de los Jesuitas en Alemania, en el negaba que él y su compañero hubiesen sido denunciados por Francisco:
Estos son los hechos: Ni Orlando Yorio ni yo fuimos denunciados por el padre Bergoglio […] fuimos arrestados por culpa de una catequista, que trabajó con nosotros primero, y más tarde entró en la guerrilla. Durante nueve meses no le vimos más, pero dos o tres días después de su detención también fuimos detenidos. El oficial, que me interrogó, me pidió los documentos. Cuando vio que yo había nacido en Budapest, pensó que yo era un espía ruso. En la congregación jesuita argentina y en círculos católicos se extendieron en los años previos informaciones falsas que indicaban que nos habíamos mudado a los barrios pobres porque pertenecíamos a la guerrilla. Pero ese no era el caso. […] Antes, me inclinaba a pensar que nos habíamos convertido en víctimas de una denuncia. Pero a finales de los noventa, me di cuenta, después de muchas conversaciones, que esta suposición era infundada. Por tanto, es erróneo afirmar que nuestra captura se realizó por iniciativa del padre Bergoglio.
Cónclave: el proceso para elegir al próximo papa
Tras la muerte del papa Francisco comienza en la Iglesia católica el periodo de Novendiale, que consiste en un luto de nueve días en los que se celebran misas en honor al pontífice fallecido. En el último día del Novendiale todos los cardenales que integran la Iglesia católica se reunirán en Roma, marcando el inicio de los preparativos para el próximo cónclave, la reunión que celebra el Colegio Cardenalicio de la Iglesia católica para elegir al próximo papa y soberano del Estado de la Ciudad del Vaticano. En este proceso de elección solamente participan los cardenales menores de 80 años.
“Cardenal” es el título honorífico de más alto rango que puede otorgar un papa, y según el Código de Derecho Canónico “para ser promovidos a Cardenales, el Romano Pontífice elige libremente entre aquellos varones que hayan recibido al menos el presbiterado y que destaquen notablemente por su doctrina, costumbres, piedad y prudencia en la gestión de asuntos; pero los que aún no son Obispos deben recibir la consagración episcopal”.
Para hacerse cardenal hay que ser primero obispo, de preferencia, y ser arzobispo de una sede cardenalicia de una gran metrópoli como puede ser en México, la Ciudad de México o Guadalajara, o ser parte de la curia romana y ser uno de los cardenales que están al frente de uno de los dicasterios, que es como ellos llaman a sus secretarías, como puede ser la Secretaría de Estado o el dicasterio para los obispos o el dicasterio para los sacerdotes o para las órdenes religiosas, puntualiza Blancarte.
Entre las tareas de un cardenal se encuentra asesorar al papa “cuando son convocados para tratar juntos cuestiones de más importancia”, explica el Código de Derecho Canónico, y ayudar en el gobierno de la Iglesia católica Romana en todo el mundo, ya que pueden presidir dicasterios de la Curia Romana o tener a su cargo diócesis o archidiócesis.
Los [cardenales] electores ahorita son 137 […] se reúnen de manera cerrada en la Capilla Sixtina y ahí tienen una serie de votaciones para ir viendo a quién eligen. La votación tiene que ser de dos tercios para que las personas puedan ser electas como papa, lo cual hace que generalmente pasen cierto número de rondas para que se vayan constituyendo los candidatos. Al principio suele haber más cardenales votados y luego se van congregando alrededor de dos o tres candidatos, hasta que alguien tiene los dos tercios, explica Roberto Blancarte sobre el proceso del cónclave para elegir al papa.
“Es la única elección democrática dentro de la Iglesia. Es curiosamente un monarca elegido democráticamente porque hay que recordar que el papa es un soberano, soberano pontífice del estado de la Ciudad del Vaticano y también pontífice de la Iglesia católica”, agrega.
Podrías leer: James Martin, sacerdote y consultor del Vaticano, habla de homosexualidad y pederastia.
¿Quién será el sucesor del papa Francisco?
Con la muerte del papa Francisco se ha comenzado a especular sobre qué cardenal podría convertirse en el siguiente líder espiritual de la Iglesia católica. Han aparecido nombres como el de Pietro Parolin, secretario del Estado del papa Francisco; Christoph Schoenborn, cardenal de Viena; Luis Antonio Tagle, cardenal filipino que en 2024 fue nombrado por Francisco miembro del Consejo de la Sección para las Relaciones con los Estados y Organismos Internacionales de la Secretaría de Estado.
Sin embargo, para Roberto Blancarte no se puede predecir quién sucederá a Bergoglio. “Es muy difícil decir nombres, todos los electores son elegibles al mismo tiempo. […] Ahora después de Juan Pablo II y Ratzinger y Francisco, la carta se ha abierto y hay posibilidades para cualquier”, comenta. “Podría ser el secretario de Estado, como podría ser algunos de los cardenales de sedes cardenalicias muy importantes, la de Milán o la de Venecia”.
Aunque tampoco descarta al cardenal Tagle.
Por una razón, que es la siguiente: en el cónclave que se eligió a Ratzinger, Bergoglio había recibido algunos votos; ya había aparecido como un candidato más o menos fuerte. Entonces, una vez que renunció Ratzinger, en el siguiente cónclave Bergoglio ya era conocido. Y lo mismo parece ser [que] sucedió con Tagle, quien en la elección de Bergoglio también apareció. Y aunque eso fue hace 13 años, este Cardenal apenas estará cumpliendo 67, 68, 69, 70 años ahora. Todavía es bastante elegible, explica.
El legado del papa Francisco
Un papa progresista, que rechazó el lujo y se preocupó por la búsqueda de la justicia social y los derechos humanos; un papa que anunció una revolución que nunca llegó. Quizá estas dos posturas, optimista y pesimista, sean el legado de Francisco, así lo considera Blancarte.
“Una cosa es cómo lo va a recordar la gente; probablemente la gente en general va a tener mucho aprecio porque ha parecido como un papa que por lo menos ha tratado de luchar contra el desperdicio y el lujo que hay mucho en la Iglesia católica, sobre todo entre los altos jerarcas”, dice.
“Habrá muchos que lo critiquen porque dirán ‘anunció una revolución en la iglesia y al final fue una revolución fallida’”, agrega, “Tenía mis dudas de que realmente lograra convertirse en otro personaje y fuera un papa progresista, como muchos pensaron que iba a ser”.
El papa Francisco murió, y con él quizá muera también el intento de una revolución dentro de la iglesia: “Obviamente entiendo que él quiso hacer cosas, que intentó una pastoral distinta, más compasiva, pero esa pastoral va a desaparecer cuando él no esté. En cambio, la doctrina, la tradición, como sigue operando la iglesia, va a quedar como estaba antes”, pronostica Blancarte.
{{ linea }}

La última aparición pública del papa Francisco fue durante el Domingo de Resurrección, en el balcón principal de la Basílica de San Pedro, en la Ciudad del Vaticano. Este lunes 21 de abril el mundo despertó con la noticia de su muerte. Durante los últimos meses la Oficina de Prensa de la Santa Sede había informado sobre el estado de salud de Jorge Mario Bergoglio, su nombre secular, que había presentado numerosos problemas pulmonares, hasta el anuncio de su muerte por un derrame cerebral.
Para explorar el rumbo que puede tomar la Iglesia como institución y el legado de Francisco, Gatopardo conversó con Roberto Blancarte, doctor en Ciencias Sociales por el Colegio de Altos Estudios en Ciencias Sociales, París, Francia, y fundador del Centro de Estudios de las Religiones en México.
Jorge Bergoglio, antes del papa Francisco
Jorge Mario Bergoglio nació en Buenos Aires, Argentina, el 17 de diciembre de 1936. Fue el mayor de los cinco hijos del matrimonio de Mario José Bergoglio (inmigrante italiano, que trabajó como contador y empleado ferrocarrilero) y Regina Sivori (argentina hija de inmigrantes italianos).
Se convirtió en Francisco el 13 de marzo de 2013, tras resultar el cardenal más votado del cónclave que se celebró tras la renuncia de Benedicto XVI. Bergoglio escogió llevar el nombre de Francisco en honor de Francisco de Asís, santo católico recordado por sus votos de pobreza y amor a los animales. Fue el primer papa originario de América Latina, también el primero de origen jesuita.
Esa orden religiosa, la Compañía de Jesús, tuvo muchos cambios importantes en la segunda mitad del siglo XX. Fue una orden que empezó a orientarse mucho a temas de justicia social, a orientar su trabajo en buena medida hacia cuestiones de temas sociales, lo que hizo que estuvieran muy involucrados en temas políticos. No siempre de la manera más progresista, hay que decir, porque la compañía en Jesús tiene todas las vertientes, hay grupos muy conservadores jesuitas y hay otros recientemente quizás menos conservadores. Y, en todo caso, es una orden religiosa que curiosamente a pesar de la importancia que ha tenido históricamente, no habían tenido ningún papa hasta Francisco, explica Roberto Blancarte, doctor experto en religión y creencias en el mundo moderno.
Sin embargo, Roberto Blancarte no comparte la opinión de que Bergoglio fuera un hombre progresista dentro de la Iglesia: “El papa tiene una imagen pública de que es abierto, de que es progresista, por ejemplo, de que ha querido abrir el camino para los homosexuales y, sin embargo, no lo ha hecho”.
Blancarte explica que si bien parecía que el papa no condenaba a los homosexuales, tampoco impulsó el reconocimiento de ese tipo de matrimonios. “Aunque él dice, por ejemplo, ‘sí, a los homosexuales se les puede bendecir’. Sí, está bien, pero él no ha cambiado en nada, las reglas y la doctrina siguen diciendo que eso es un error y que eso es una aberración”, comenta el académico.
En 2020 el papa Francisco declaró que “las personas homosexuales tienen derecho a tener una familia. Son hijos de Dios”. A pesar de sus declaraciones, la doctrina oficial de la Iglesia sigue considerando a la homosexualidad “actos desordenados” y una inclinación “objetivamente desordenada”:
La Tradición ha declarado siempre que ‘los actos homosexuales son intrínsecamente desordenados’ (Congregación para la Doctrina de la Fe, Decl. Persona humana, 8). Son contrarios a la ley natural. Cierran el acto sexual al don de la vida. No proceden de una verdadera complementariedad afectiva y sexual. No pueden recibir aprobación en ningún caso. […] Un número apreciable de hombres y mujeres presentan tendencias homosexuales profundamente arraigadas. Esta inclinación, objetivamente desordenada, constituye para la mayoría de ellos una auténtica prueba, lo anterior puede leerse en el documento Catecismo de la Iglesia católica, que se encuentra en la página web del Vaticano.
“Ha sido una postura muy ambigua, que quizás ha tratado de empujar las cosas pastoralmente, eso sí se le puede reconocer, pero que doctrinalmente no ha cambiado ni una jota, prácticamente”, señala Blancarte.
El experto también recuerda que al religioso argentino se le acusó de haber colaborado con la dictadura militar de su país. Desde hace varios años el periodista Horacio Verbitsky ha vinculado a Bergoglio con el secuestro de dos curas jesuitas, Orlando Yorio SJ y Francisco Jalics SJ, en 1976. “El problema precisamente con el papa Francisco es que es un papa que durante su gestión como provincial de los jesuitas en Argentina, durante la época de la dictadura militar, tuvo muchos cuestionamientos porque lo acusaron de haber facilitado la entrega de dos de sus compañeros jesuitas a la dictadura, y fueron torturados”, dice el académico de El Colegio de México.
Te recomendamos este perfil del papa Francisco: Jorge Bergoglio, el Pastor
En el artículo “Operación cónclave”, publicado en abril de 2010 por el diario argentino Página 12, donde Horacio Verbitsky denuncia que el entonces cardenal Bergoglio intentaba limpiar su imagen en espera de un eventual cónclave para suceder a Benedicto XVI, cuenta cómo supuestamente Bergoglio permitió el secuestro de los dos sacerdotes jesuitas a manos de los militares argentinos:
El 23 de mayo de 1976 la Infantería de Marina detuvo en el barrio del Bajo Flores al presbítero Orlando Yorio y lo mantuvo durante cinco meses en calidad de desaparecido. Una semana antes de la detención, el arzobispo [Juan Carlos] Aramburu le había retirado las licencias ministeriales, sin motivo ni explicación. Por distintas expresiones escuchadas por Yorio en su cautividad, resulta claro que la Armada interpretó tal decisión y, posiblemente, algunas manifestaciones críticas de su provincial jesuita, Jorge Bergoglio, como una autorización para proceder contra él”.
No obstante, en marzo de 2013, tras el nombramiento de Bergoglio como papa y obispo de Roma, Francisco Jalics SJ, uno de los religiosos secuestrados por el gobierno militar, publicó un comunicado en el sitio web oficial de los Jesuitas en Alemania, en el negaba que él y su compañero hubiesen sido denunciados por Francisco:
Estos son los hechos: Ni Orlando Yorio ni yo fuimos denunciados por el padre Bergoglio […] fuimos arrestados por culpa de una catequista, que trabajó con nosotros primero, y más tarde entró en la guerrilla. Durante nueve meses no le vimos más, pero dos o tres días después de su detención también fuimos detenidos. El oficial, que me interrogó, me pidió los documentos. Cuando vio que yo había nacido en Budapest, pensó que yo era un espía ruso. En la congregación jesuita argentina y en círculos católicos se extendieron en los años previos informaciones falsas que indicaban que nos habíamos mudado a los barrios pobres porque pertenecíamos a la guerrilla. Pero ese no era el caso. […] Antes, me inclinaba a pensar que nos habíamos convertido en víctimas de una denuncia. Pero a finales de los noventa, me di cuenta, después de muchas conversaciones, que esta suposición era infundada. Por tanto, es erróneo afirmar que nuestra captura se realizó por iniciativa del padre Bergoglio.
Cónclave: el proceso para elegir al próximo papa
Tras la muerte del papa Francisco comienza en la Iglesia católica el periodo de Novendiale, que consiste en un luto de nueve días en los que se celebran misas en honor al pontífice fallecido. En el último día del Novendiale todos los cardenales que integran la Iglesia católica se reunirán en Roma, marcando el inicio de los preparativos para el próximo cónclave, la reunión que celebra el Colegio Cardenalicio de la Iglesia católica para elegir al próximo papa y soberano del Estado de la Ciudad del Vaticano. En este proceso de elección solamente participan los cardenales menores de 80 años.
“Cardenal” es el título honorífico de más alto rango que puede otorgar un papa, y según el Código de Derecho Canónico “para ser promovidos a Cardenales, el Romano Pontífice elige libremente entre aquellos varones que hayan recibido al menos el presbiterado y que destaquen notablemente por su doctrina, costumbres, piedad y prudencia en la gestión de asuntos; pero los que aún no son Obispos deben recibir la consagración episcopal”.
Para hacerse cardenal hay que ser primero obispo, de preferencia, y ser arzobispo de una sede cardenalicia de una gran metrópoli como puede ser en México, la Ciudad de México o Guadalajara, o ser parte de la curia romana y ser uno de los cardenales que están al frente de uno de los dicasterios, que es como ellos llaman a sus secretarías, como puede ser la Secretaría de Estado o el dicasterio para los obispos o el dicasterio para los sacerdotes o para las órdenes religiosas, puntualiza Blancarte.
Entre las tareas de un cardenal se encuentra asesorar al papa “cuando son convocados para tratar juntos cuestiones de más importancia”, explica el Código de Derecho Canónico, y ayudar en el gobierno de la Iglesia católica Romana en todo el mundo, ya que pueden presidir dicasterios de la Curia Romana o tener a su cargo diócesis o archidiócesis.
Los [cardenales] electores ahorita son 137 […] se reúnen de manera cerrada en la Capilla Sixtina y ahí tienen una serie de votaciones para ir viendo a quién eligen. La votación tiene que ser de dos tercios para que las personas puedan ser electas como papa, lo cual hace que generalmente pasen cierto número de rondas para que se vayan constituyendo los candidatos. Al principio suele haber más cardenales votados y luego se van congregando alrededor de dos o tres candidatos, hasta que alguien tiene los dos tercios, explica Roberto Blancarte sobre el proceso del cónclave para elegir al papa.
“Es la única elección democrática dentro de la Iglesia. Es curiosamente un monarca elegido democráticamente porque hay que recordar que el papa es un soberano, soberano pontífice del estado de la Ciudad del Vaticano y también pontífice de la Iglesia católica”, agrega.
Podrías leer: James Martin, sacerdote y consultor del Vaticano, habla de homosexualidad y pederastia.
¿Quién será el sucesor del papa Francisco?
Con la muerte del papa Francisco se ha comenzado a especular sobre qué cardenal podría convertirse en el siguiente líder espiritual de la Iglesia católica. Han aparecido nombres como el de Pietro Parolin, secretario del Estado del papa Francisco; Christoph Schoenborn, cardenal de Viena; Luis Antonio Tagle, cardenal filipino que en 2024 fue nombrado por Francisco miembro del Consejo de la Sección para las Relaciones con los Estados y Organismos Internacionales de la Secretaría de Estado.
Sin embargo, para Roberto Blancarte no se puede predecir quién sucederá a Bergoglio. “Es muy difícil decir nombres, todos los electores son elegibles al mismo tiempo. […] Ahora después de Juan Pablo II y Ratzinger y Francisco, la carta se ha abierto y hay posibilidades para cualquier”, comenta. “Podría ser el secretario de Estado, como podría ser algunos de los cardenales de sedes cardenalicias muy importantes, la de Milán o la de Venecia”.
Aunque tampoco descarta al cardenal Tagle.
Por una razón, que es la siguiente: en el cónclave que se eligió a Ratzinger, Bergoglio había recibido algunos votos; ya había aparecido como un candidato más o menos fuerte. Entonces, una vez que renunció Ratzinger, en el siguiente cónclave Bergoglio ya era conocido. Y lo mismo parece ser [que] sucedió con Tagle, quien en la elección de Bergoglio también apareció. Y aunque eso fue hace 13 años, este Cardenal apenas estará cumpliendo 67, 68, 69, 70 años ahora. Todavía es bastante elegible, explica.
El legado del papa Francisco
Un papa progresista, que rechazó el lujo y se preocupó por la búsqueda de la justicia social y los derechos humanos; un papa que anunció una revolución que nunca llegó. Quizá estas dos posturas, optimista y pesimista, sean el legado de Francisco, así lo considera Blancarte.
“Una cosa es cómo lo va a recordar la gente; probablemente la gente en general va a tener mucho aprecio porque ha parecido como un papa que por lo menos ha tratado de luchar contra el desperdicio y el lujo que hay mucho en la Iglesia católica, sobre todo entre los altos jerarcas”, dice.
“Habrá muchos que lo critiquen porque dirán ‘anunció una revolución en la iglesia y al final fue una revolución fallida’”, agrega, “Tenía mis dudas de que realmente lograra convertirse en otro personaje y fuera un papa progresista, como muchos pensaron que iba a ser”.
El papa Francisco murió, y con él quizá muera también el intento de una revolución dentro de la iglesia: “Obviamente entiendo que él quiso hacer cosas, que intentó una pastoral distinta, más compasiva, pero esa pastoral va a desaparecer cuando él no esté. En cambio, la doctrina, la tradición, como sigue operando la iglesia, va a quedar como estaba antes”, pronostica Blancarte.
{{ linea }}
No items found.