Las mujeres no solo somos seres violentables: Dahlia de la Cerda

Las mujeres no solo somos seres violentables: Dahlia de la Cerda

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Tiempo de Lectura: 00 min

La escritora Dahlia de la Cerda publicó, en la editorial Sexto Piso, una nueva versión de su libro de cuentos Perras de reserva. No solo aborda la violencia que padecen las mujeres, también muestra a las que son victimarias. La autora estaba harta de que únicamente se perciba a las mujeres como seres con “indefensión aprendida”, como víctimas de violencia, cuando son mucho más y hay tanto que narrar sobre sus vidas.

Texto de
Fotografía de
Realización de
Ilustración de
Traducción de
Presentación de Perras de Reserva de Dahlia De La Cerda en la Feria del libro de Aguascalientes. Fotografía de Luis Alvaz.

Una chica que aborta mientras ve Legalmente rubia, la heredera de un narco poderoso, una fanática religiosa que ha caído en el pecado, una adolescente que se mete a robar a una casa de la colonia en donde vive, dos hermanas hijas de un diputado, una bruja que pacta con el diablo para deshacerse de su vecina y sus perros. Estas son algunas de las protagonistas de Perras de reserva, el primer libro de Dahlia de la Cerda, ganador del Premio Nacional de Cuento Joven Comala 2019.

Lo central en este libro son las personajes, lo que tienen que decirnos. La autora deja clara esta intención al momento de focalizar las historias: los trece cuentos están narrados en primera persona. A través de un lenguaje que la autora ha trabajado para asemejarse al habla coloquial del norte y el noreste de México, las protagonistas, víctimas y victimarias, nos cuentan sus vidas, vidas que no se reducen a la violencia, pues al leer estas páginas también presenciamos momentos de humor y de ternura, como sucede con la narradora de “La huesera”, último cuento del libro, que rememora algunas de las vivencias que construyeron su amistad con Claudia, su mejor amiga, víctima de feminicidio.

De variada extensión, algunos relatos terminan de expandirse en otros textos del libro. En este sentido, Perras de reserva de Dahlia de la Cerda se emparenta a la tradición de libros de cuentos con historias entrelazadas, como los de Lucia Berlin o Winesburg, Ohio, de Sherwood Anderson y Crónicas marcianas, de Ray Bradbury. Sin embargo, en la cuestión temática, Dahlia se sitúa junto a escritoras como Dolores Reyes, María Fernanda Ampuero, Fernanda Trías y Arelis Uribe, autoras de historias duras y necesarias.

Este año la editorial Sexto Piso publicó una nueva edición de Perras de reserva. Durante el Hay Festival Querétaro 2022, Gatopardo tuvo la oportunidad de conversar con Dahlia de la Cerda sobre el proceso de escritura del libro, la importancia de la representación en la literatura y la manera en la que lleva su activismo político y su trabajo literario.

Jair Ortega: Has comentado que Perras de reserva lo escribiste gracias a varias becas que obtuviste, ¿cuál fue ese proceso?

Dahlia de la Cerda: El libro inició con una beca que yo solicité para escribir sobre asesinatos de mujeres en México. Mi interés, al inicio, era escribir cuentos que abordaran este tema. Entonces me dan la beca, fue una beca del Pecda, en 2015, y empiezo a escribir y escribo diez textos, pero cinco había que tirarlos a la basura. Eso pasa con la literatura, una escribe veinte, treinta cuartillas, y cuando vas a revisión al taller te dicen “tienes que tirar más de la mitad de tu trabajo”. Entonces yo solo tenía cinco cuentos y dije “con esto no se hace un libro, ahí los voy a dejar descansar”. Concluí la beca en 2016 e inmediatamente vi la beca del Fonca, la convocatoria, y dije, “pues ya tengo el no, voy a ir a por el sí”.

Entonces decidí postularme con los cuentos que había escrito, con los diez, aunque había algunos que a mí no me convencían para que fueran publicados, los mando, me arriesgué, pero ya estaba harta de las mujeres como víctimas, de las mujeres siempre viviendo violencia, de este trato que se nos da mediáticamente, de como esta indefensión aprendida, pero además durante ese proceso de estar investigando sobre feminicidios me encontré con la otra parte, que son las mujeres victimarias, que son las que están en conflicto con la ley, que cometen actos criminales y me llamó la atención sobre todo las mujeres que están involucradas con el crimen organizado. Propuse escribir sobre este tema, me dan la beca, diez cuentos, otra vez cinco no servían y entonces tenía cinco cuentos que hablaban sobre feminicidios y ya tenía bosquejos de cinco que hablaban sobre mujeres en conflicto con la ley, entonces dije ¿qué hago?, pues los enlazo e hice un libro, pero seguía sin convencerme. Volvió a salir la convocatoria del Fonca, la volví a solicitar, me la volvieron a dar, escribí otros textos, entonces sí ya completé doce, diez, que en un principio se me hacían los necesarios para un libro, y lo empecé a mandar a certámenes literarios y ganó en el Comala.

JO: Existe la creencia de que una vez que se publica un texto ya no se trabaja en él, tú decidiste hacerlo, ¿por qué presentar una nueva versión de un libro ya premiado?

Dahlia de la Cerda: Bueno, para empezar, porque yo sentía que merecía más. No sé si era una cosa de vanidad porque yo le había puesto muchos años de trabajo, pero yo sentía que merecía más. Por el premio imprimieron mil y se promocionó en ferias de libro y todo, pero se agotó y Tierra Adentro me ofreció reimprimirlo. Pero yo dije no, es que no quiero esto, quiero más. Y les dije: “No, muchas gracias, voy a ver si lo puedo publicar por otro lado”.

Yo no tenía ninguna oferta. Pero entonces me enteré de que en Random House estaban solicitando manuscritos y lo mandé y me acusaron de recibido, pero no me respondieron, o sea me batearon y dije “no, pues ya”, ahí me quedé, dije “pues a ver qué hago con él”, y luego ya Sexto Piso me buscó y me dijeron que estaban interesados en volver a publicarlo. Yo ya tenía ahí unos cuentos adicionales que quería incluir para darle un plus al lector, que no fuera la misma versión anterior, sino que tuviera algo adicional, pero también eran cuentos que yo quería que estuvieran publicados en un libro, lo hablé con Sexto Piso y les gustó la idea. Trabajamos el manuscrito y, ya, este es el resultado, pero más bien es que soy ambiciosa.

JO: En este libro narras las historias de mujeres de diversos contextos, las hijas de un diputado, una sicaria, la heredera de un narco poderoso. Sin embargo, hay especial atención en mujeres, sobre todo jóvenes, habitantes de la periferia; un personaje que no es tan común en la literatura mexicana.

Dahlia de la Cerda: Yo duré mucho tiempo de mi vida en el que solo leí filosofía porque estudié filosofía, entonces cuando quería escribir literatura lo primero que me dijeron fue “tienes que leer, tienes que leer, ponte a leer a las contemporáneas”, entonces yo empecé a leer a las contemporáneas y decía “ay, no, me encantan, pero no me siento representada”. Yo qué tengo que ver con una mujer que se va a vivir a Nueva York y con los problemas que ella tiene en Nueva York. Yo nunca he salido del país, a ningún lado, a lo más lejos que he llegado es a Taxco y porque me llevó el Fonca. Entonces, aunque disfrutaba las historias, aunque reconocía el oficio, el talento, de mis compañeras escritoras, yo no me sentía representada, y cuando hablaba con mis alumnitas de las periferias donde yo doy talleres, ellas me decían que una de las razones por las que no leían es porque no se sentían identificadas con lo que estaban leyendo, que en Wattpad sí [una plataforma de lectura y publicación de textos online], en Wattpad había muchas historias de chicas como ellas y que ahí sí encontraban identificación, pero que en los libros no. Entonces, pues mi decisión fue política. Escribir cosas con las que yo me sintiera identificada, pero también de otras mujeres que no habían sido históricamente representadas en la literatura, porque hablamos mucho de que los hombres han sido históricamente los que son representados en la literatura, pero también es verdad que cuando las mujeres sí son representadas, pues es cierto tipo de mujeres: blancas, heterosexuales, burguesas, de clase media. Entonces yo quería hablar de otro tipo de mujeres.

JO: El tema que engloba Perras de reserva es la violencia, un tema complicado, un tema polémico por la manera en que muchas veces se aborda en la literatura, ¿cómo escribir sobre la violencia sin banalizarla, sin despolitizarla?

Dahlia de la Cerda: Pues fue todo un trabajo que hice de introspección y también creo que nutrido de todo el bagaje teórico que yo traigo, y de haber leído tanto cosas que me gustaron por cómo abordaban el tema de la violencia como cosas que no me gustaron por cómo abordaban el tema de la violencia. Empezar a leer mucho como escritora, ver qué sí funcionó en este texto y qué no, así fue como yo fui empezando a trabajar el tema. Pero lo que sí quería era visibilizar la violencia que vivimos las mujeres, sin matices, sin edulcorantes, que sepan la violencia que vivimos cotidianamente, pero también mandar el mensaje de que las mujeres somos más que la violencia que se ejerce contra nosotras, que no solo somos seres violentables, seres con indefensión aprendida y que no solo somos esas criaturas que han sido invisibilizadas a lo largo de la historia, sino que somos la resistencia.

JO: ¿Consideras que tu literatura forma parte de tu activismo político?, ¿intentas mantener separadas ambas actividades o las ves como un todo?, pienso en la manera en como se podría vincular el cuento “Perejil y Coca-Cola”, del libro Perras de reserva, con tu activismo.

Dalhia de la Cerda: Fíjate que las veo separadas. Yo trato y trato de separar mi literatura de mi activismo político, no puedo separarlo de mis posturas políticas porque yo soy una persona con posturas políticas y soy la que escribe al final de cuentas, quiera o no, mis posturas políticas siempre se reflejan en lo que escribo, pero yo sí trato mucho de separar mis posturas de lo que es literatura. Aquí [en el cuento “Perejil y Coca-Cola] lo que yo hice fue... yo conozco perfectamente lo que es abortar en casa, entonces en lugar de escribir un panfleto y decir “no, así es como hacemos las cosas”, narré cómo es abortar en casa, pero en circunstancias… ya se ha visibilizado mucho cuando lo haces en condiciones de insalubridad, yo quería visibilizar cuando lo haces y sale bien, que sí hay mucha información terrible, que sí tienes miedo, pero que al final sale bien y puedes respirar tranquila, entonces como tengo mi experiencia propia, pero además la de acompañar a mujeres y personas con capacidades gestantes todos los días, es un tema que conozco bastante bien y que ya lo puedo trasladar a la narrativa. Al final de cuentas en la vida de las mujeres no sucede un acto político, sino un acto narrable, porque es algo que nos atraviesa la piel.

JO: ¿Qué estás escribiendo en este momento?

Dahlia de la Cerda: Estoy escribiendo una novela y un libro de ensayos. El de ensayos no quería, pero Sexto Piso me obligó [risas]. No, no es cierto. Una novela y un libro de ensayos.

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El libro Perras de reserva está disponible en la editorial Sexto Piso.

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La escritora Dahlia de la Cerda publicó, en la editorial Sexto Piso, una nueva versión de su libro de cuentos Perras de reserva. No solo aborda la violencia que padecen las mujeres, también muestra a las que son victimarias. La autora estaba harta de que únicamente se perciba a las mujeres como seres con “indefensión aprendida”, como víctimas de violencia, cuando son mucho más y hay tanto que narrar sobre sus vidas.

Una chica que aborta mientras ve Legalmente rubia, la heredera de un narco poderoso, una fanática religiosa que ha caído en el pecado, una adolescente que se mete a robar a una casa de la colonia en donde vive, dos hermanas hijas de un diputado, una bruja que pacta con el diablo para deshacerse de su vecina y sus perros. Estas son algunas de las protagonistas de Perras de reserva, el primer libro de Dahlia de la Cerda, ganador del Premio Nacional de Cuento Joven Comala 2019.

Lo central en este libro son las personajes, lo que tienen que decirnos. La autora deja clara esta intención al momento de focalizar las historias: los trece cuentos están narrados en primera persona. A través de un lenguaje que la autora ha trabajado para asemejarse al habla coloquial del norte y el noreste de México, las protagonistas, víctimas y victimarias, nos cuentan sus vidas, vidas que no se reducen a la violencia, pues al leer estas páginas también presenciamos momentos de humor y de ternura, como sucede con la narradora de “La huesera”, último cuento del libro, que rememora algunas de las vivencias que construyeron su amistad con Claudia, su mejor amiga, víctima de feminicidio.

De variada extensión, algunos relatos terminan de expandirse en otros textos del libro. En este sentido, Perras de reserva de Dahlia de la Cerda se emparenta a la tradición de libros de cuentos con historias entrelazadas, como los de Lucia Berlin o Winesburg, Ohio, de Sherwood Anderson y Crónicas marcianas, de Ray Bradbury. Sin embargo, en la cuestión temática, Dahlia se sitúa junto a escritoras como Dolores Reyes, María Fernanda Ampuero, Fernanda Trías y Arelis Uribe, autoras de historias duras y necesarias.

Este año la editorial Sexto Piso publicó una nueva edición de Perras de reserva. Durante el Hay Festival Querétaro 2022, Gatopardo tuvo la oportunidad de conversar con Dahlia de la Cerda sobre el proceso de escritura del libro, la importancia de la representación en la literatura y la manera en la que lleva su activismo político y su trabajo literario.

Jair Ortega: Has comentado que Perras de reserva lo escribiste gracias a varias becas que obtuviste, ¿cuál fue ese proceso?

Dahlia de la Cerda: El libro inició con una beca que yo solicité para escribir sobre asesinatos de mujeres en México. Mi interés, al inicio, era escribir cuentos que abordaran este tema. Entonces me dan la beca, fue una beca del Pecda, en 2015, y empiezo a escribir y escribo diez textos, pero cinco había que tirarlos a la basura. Eso pasa con la literatura, una escribe veinte, treinta cuartillas, y cuando vas a revisión al taller te dicen “tienes que tirar más de la mitad de tu trabajo”. Entonces yo solo tenía cinco cuentos y dije “con esto no se hace un libro, ahí los voy a dejar descansar”. Concluí la beca en 2016 e inmediatamente vi la beca del Fonca, la convocatoria, y dije, “pues ya tengo el no, voy a ir a por el sí”.

Entonces decidí postularme con los cuentos que había escrito, con los diez, aunque había algunos que a mí no me convencían para que fueran publicados, los mando, me arriesgué, pero ya estaba harta de las mujeres como víctimas, de las mujeres siempre viviendo violencia, de este trato que se nos da mediáticamente, de como esta indefensión aprendida, pero además durante ese proceso de estar investigando sobre feminicidios me encontré con la otra parte, que son las mujeres victimarias, que son las que están en conflicto con la ley, que cometen actos criminales y me llamó la atención sobre todo las mujeres que están involucradas con el crimen organizado. Propuse escribir sobre este tema, me dan la beca, diez cuentos, otra vez cinco no servían y entonces tenía cinco cuentos que hablaban sobre feminicidios y ya tenía bosquejos de cinco que hablaban sobre mujeres en conflicto con la ley, entonces dije ¿qué hago?, pues los enlazo e hice un libro, pero seguía sin convencerme. Volvió a salir la convocatoria del Fonca, la volví a solicitar, me la volvieron a dar, escribí otros textos, entonces sí ya completé doce, diez, que en un principio se me hacían los necesarios para un libro, y lo empecé a mandar a certámenes literarios y ganó en el Comala.

JO: Existe la creencia de que una vez que se publica un texto ya no se trabaja en él, tú decidiste hacerlo, ¿por qué presentar una nueva versión de un libro ya premiado?

Dahlia de la Cerda: Bueno, para empezar, porque yo sentía que merecía más. No sé si era una cosa de vanidad porque yo le había puesto muchos años de trabajo, pero yo sentía que merecía más. Por el premio imprimieron mil y se promocionó en ferias de libro y todo, pero se agotó y Tierra Adentro me ofreció reimprimirlo. Pero yo dije no, es que no quiero esto, quiero más. Y les dije: “No, muchas gracias, voy a ver si lo puedo publicar por otro lado”.

Yo no tenía ninguna oferta. Pero entonces me enteré de que en Random House estaban solicitando manuscritos y lo mandé y me acusaron de recibido, pero no me respondieron, o sea me batearon y dije “no, pues ya”, ahí me quedé, dije “pues a ver qué hago con él”, y luego ya Sexto Piso me buscó y me dijeron que estaban interesados en volver a publicarlo. Yo ya tenía ahí unos cuentos adicionales que quería incluir para darle un plus al lector, que no fuera la misma versión anterior, sino que tuviera algo adicional, pero también eran cuentos que yo quería que estuvieran publicados en un libro, lo hablé con Sexto Piso y les gustó la idea. Trabajamos el manuscrito y, ya, este es el resultado, pero más bien es que soy ambiciosa.

JO: En este libro narras las historias de mujeres de diversos contextos, las hijas de un diputado, una sicaria, la heredera de un narco poderoso. Sin embargo, hay especial atención en mujeres, sobre todo jóvenes, habitantes de la periferia; un personaje que no es tan común en la literatura mexicana.

Dahlia de la Cerda: Yo duré mucho tiempo de mi vida en el que solo leí filosofía porque estudié filosofía, entonces cuando quería escribir literatura lo primero que me dijeron fue “tienes que leer, tienes que leer, ponte a leer a las contemporáneas”, entonces yo empecé a leer a las contemporáneas y decía “ay, no, me encantan, pero no me siento representada”. Yo qué tengo que ver con una mujer que se va a vivir a Nueva York y con los problemas que ella tiene en Nueva York. Yo nunca he salido del país, a ningún lado, a lo más lejos que he llegado es a Taxco y porque me llevó el Fonca. Entonces, aunque disfrutaba las historias, aunque reconocía el oficio, el talento, de mis compañeras escritoras, yo no me sentía representada, y cuando hablaba con mis alumnitas de las periferias donde yo doy talleres, ellas me decían que una de las razones por las que no leían es porque no se sentían identificadas con lo que estaban leyendo, que en Wattpad sí [una plataforma de lectura y publicación de textos online], en Wattpad había muchas historias de chicas como ellas y que ahí sí encontraban identificación, pero que en los libros no. Entonces, pues mi decisión fue política. Escribir cosas con las que yo me sintiera identificada, pero también de otras mujeres que no habían sido históricamente representadas en la literatura, porque hablamos mucho de que los hombres han sido históricamente los que son representados en la literatura, pero también es verdad que cuando las mujeres sí son representadas, pues es cierto tipo de mujeres: blancas, heterosexuales, burguesas, de clase media. Entonces yo quería hablar de otro tipo de mujeres.

JO: El tema que engloba Perras de reserva es la violencia, un tema complicado, un tema polémico por la manera en que muchas veces se aborda en la literatura, ¿cómo escribir sobre la violencia sin banalizarla, sin despolitizarla?

Dahlia de la Cerda: Pues fue todo un trabajo que hice de introspección y también creo que nutrido de todo el bagaje teórico que yo traigo, y de haber leído tanto cosas que me gustaron por cómo abordaban el tema de la violencia como cosas que no me gustaron por cómo abordaban el tema de la violencia. Empezar a leer mucho como escritora, ver qué sí funcionó en este texto y qué no, así fue como yo fui empezando a trabajar el tema. Pero lo que sí quería era visibilizar la violencia que vivimos las mujeres, sin matices, sin edulcorantes, que sepan la violencia que vivimos cotidianamente, pero también mandar el mensaje de que las mujeres somos más que la violencia que se ejerce contra nosotras, que no solo somos seres violentables, seres con indefensión aprendida y que no solo somos esas criaturas que han sido invisibilizadas a lo largo de la historia, sino que somos la resistencia.

JO: ¿Consideras que tu literatura forma parte de tu activismo político?, ¿intentas mantener separadas ambas actividades o las ves como un todo?, pienso en la manera en como se podría vincular el cuento “Perejil y Coca-Cola”, del libro Perras de reserva, con tu activismo.

Dalhia de la Cerda: Fíjate que las veo separadas. Yo trato y trato de separar mi literatura de mi activismo político, no puedo separarlo de mis posturas políticas porque yo soy una persona con posturas políticas y soy la que escribe al final de cuentas, quiera o no, mis posturas políticas siempre se reflejan en lo que escribo, pero yo sí trato mucho de separar mis posturas de lo que es literatura. Aquí [en el cuento “Perejil y Coca-Cola] lo que yo hice fue... yo conozco perfectamente lo que es abortar en casa, entonces en lugar de escribir un panfleto y decir “no, así es como hacemos las cosas”, narré cómo es abortar en casa, pero en circunstancias… ya se ha visibilizado mucho cuando lo haces en condiciones de insalubridad, yo quería visibilizar cuando lo haces y sale bien, que sí hay mucha información terrible, que sí tienes miedo, pero que al final sale bien y puedes respirar tranquila, entonces como tengo mi experiencia propia, pero además la de acompañar a mujeres y personas con capacidades gestantes todos los días, es un tema que conozco bastante bien y que ya lo puedo trasladar a la narrativa. Al final de cuentas en la vida de las mujeres no sucede un acto político, sino un acto narrable, porque es algo que nos atraviesa la piel.

JO: ¿Qué estás escribiendo en este momento?

Dahlia de la Cerda: Estoy escribiendo una novela y un libro de ensayos. El de ensayos no quería, pero Sexto Piso me obligó [risas]. No, no es cierto. Una novela y un libro de ensayos.

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La escritora Dahlia de la Cerda publicó, en la editorial Sexto Piso, una nueva versión de su libro de cuentos Perras de reserva. No solo aborda la violencia que padecen las mujeres, también muestra a las que son victimarias. La autora estaba harta de que únicamente se perciba a las mujeres como seres con “indefensión aprendida”, como víctimas de violencia, cuando son mucho más y hay tanto que narrar sobre sus vidas.

Una chica que aborta mientras ve Legalmente rubia, la heredera de un narco poderoso, una fanática religiosa que ha caído en el pecado, una adolescente que se mete a robar a una casa de la colonia en donde vive, dos hermanas hijas de un diputado, una bruja que pacta con el diablo para deshacerse de su vecina y sus perros. Estas son algunas de las protagonistas de Perras de reserva, el primer libro de Dahlia de la Cerda, ganador del Premio Nacional de Cuento Joven Comala 2019.

Lo central en este libro son las personajes, lo que tienen que decirnos. La autora deja clara esta intención al momento de focalizar las historias: los trece cuentos están narrados en primera persona. A través de un lenguaje que la autora ha trabajado para asemejarse al habla coloquial del norte y el noreste de México, las protagonistas, víctimas y victimarias, nos cuentan sus vidas, vidas que no se reducen a la violencia, pues al leer estas páginas también presenciamos momentos de humor y de ternura, como sucede con la narradora de “La huesera”, último cuento del libro, que rememora algunas de las vivencias que construyeron su amistad con Claudia, su mejor amiga, víctima de feminicidio.

De variada extensión, algunos relatos terminan de expandirse en otros textos del libro. En este sentido, Perras de reserva de Dahlia de la Cerda se emparenta a la tradición de libros de cuentos con historias entrelazadas, como los de Lucia Berlin o Winesburg, Ohio, de Sherwood Anderson y Crónicas marcianas, de Ray Bradbury. Sin embargo, en la cuestión temática, Dahlia se sitúa junto a escritoras como Dolores Reyes, María Fernanda Ampuero, Fernanda Trías y Arelis Uribe, autoras de historias duras y necesarias.

Este año la editorial Sexto Piso publicó una nueva edición de Perras de reserva. Durante el Hay Festival Querétaro 2022, Gatopardo tuvo la oportunidad de conversar con Dahlia de la Cerda sobre el proceso de escritura del libro, la importancia de la representación en la literatura y la manera en la que lleva su activismo político y su trabajo literario.

Jair Ortega: Has comentado que Perras de reserva lo escribiste gracias a varias becas que obtuviste, ¿cuál fue ese proceso?

Dahlia de la Cerda: El libro inició con una beca que yo solicité para escribir sobre asesinatos de mujeres en México. Mi interés, al inicio, era escribir cuentos que abordaran este tema. Entonces me dan la beca, fue una beca del Pecda, en 2015, y empiezo a escribir y escribo diez textos, pero cinco había que tirarlos a la basura. Eso pasa con la literatura, una escribe veinte, treinta cuartillas, y cuando vas a revisión al taller te dicen “tienes que tirar más de la mitad de tu trabajo”. Entonces yo solo tenía cinco cuentos y dije “con esto no se hace un libro, ahí los voy a dejar descansar”. Concluí la beca en 2016 e inmediatamente vi la beca del Fonca, la convocatoria, y dije, “pues ya tengo el no, voy a ir a por el sí”.

Entonces decidí postularme con los cuentos que había escrito, con los diez, aunque había algunos que a mí no me convencían para que fueran publicados, los mando, me arriesgué, pero ya estaba harta de las mujeres como víctimas, de las mujeres siempre viviendo violencia, de este trato que se nos da mediáticamente, de como esta indefensión aprendida, pero además durante ese proceso de estar investigando sobre feminicidios me encontré con la otra parte, que son las mujeres victimarias, que son las que están en conflicto con la ley, que cometen actos criminales y me llamó la atención sobre todo las mujeres que están involucradas con el crimen organizado. Propuse escribir sobre este tema, me dan la beca, diez cuentos, otra vez cinco no servían y entonces tenía cinco cuentos que hablaban sobre feminicidios y ya tenía bosquejos de cinco que hablaban sobre mujeres en conflicto con la ley, entonces dije ¿qué hago?, pues los enlazo e hice un libro, pero seguía sin convencerme. Volvió a salir la convocatoria del Fonca, la volví a solicitar, me la volvieron a dar, escribí otros textos, entonces sí ya completé doce, diez, que en un principio se me hacían los necesarios para un libro, y lo empecé a mandar a certámenes literarios y ganó en el Comala.

JO: Existe la creencia de que una vez que se publica un texto ya no se trabaja en él, tú decidiste hacerlo, ¿por qué presentar una nueva versión de un libro ya premiado?

Dahlia de la Cerda: Bueno, para empezar, porque yo sentía que merecía más. No sé si era una cosa de vanidad porque yo le había puesto muchos años de trabajo, pero yo sentía que merecía más. Por el premio imprimieron mil y se promocionó en ferias de libro y todo, pero se agotó y Tierra Adentro me ofreció reimprimirlo. Pero yo dije no, es que no quiero esto, quiero más. Y les dije: “No, muchas gracias, voy a ver si lo puedo publicar por otro lado”.

Yo no tenía ninguna oferta. Pero entonces me enteré de que en Random House estaban solicitando manuscritos y lo mandé y me acusaron de recibido, pero no me respondieron, o sea me batearon y dije “no, pues ya”, ahí me quedé, dije “pues a ver qué hago con él”, y luego ya Sexto Piso me buscó y me dijeron que estaban interesados en volver a publicarlo. Yo ya tenía ahí unos cuentos adicionales que quería incluir para darle un plus al lector, que no fuera la misma versión anterior, sino que tuviera algo adicional, pero también eran cuentos que yo quería que estuvieran publicados en un libro, lo hablé con Sexto Piso y les gustó la idea. Trabajamos el manuscrito y, ya, este es el resultado, pero más bien es que soy ambiciosa.

JO: En este libro narras las historias de mujeres de diversos contextos, las hijas de un diputado, una sicaria, la heredera de un narco poderoso. Sin embargo, hay especial atención en mujeres, sobre todo jóvenes, habitantes de la periferia; un personaje que no es tan común en la literatura mexicana.

Dahlia de la Cerda: Yo duré mucho tiempo de mi vida en el que solo leí filosofía porque estudié filosofía, entonces cuando quería escribir literatura lo primero que me dijeron fue “tienes que leer, tienes que leer, ponte a leer a las contemporáneas”, entonces yo empecé a leer a las contemporáneas y decía “ay, no, me encantan, pero no me siento representada”. Yo qué tengo que ver con una mujer que se va a vivir a Nueva York y con los problemas que ella tiene en Nueva York. Yo nunca he salido del país, a ningún lado, a lo más lejos que he llegado es a Taxco y porque me llevó el Fonca. Entonces, aunque disfrutaba las historias, aunque reconocía el oficio, el talento, de mis compañeras escritoras, yo no me sentía representada, y cuando hablaba con mis alumnitas de las periferias donde yo doy talleres, ellas me decían que una de las razones por las que no leían es porque no se sentían identificadas con lo que estaban leyendo, que en Wattpad sí [una plataforma de lectura y publicación de textos online], en Wattpad había muchas historias de chicas como ellas y que ahí sí encontraban identificación, pero que en los libros no. Entonces, pues mi decisión fue política. Escribir cosas con las que yo me sintiera identificada, pero también de otras mujeres que no habían sido históricamente representadas en la literatura, porque hablamos mucho de que los hombres han sido históricamente los que son representados en la literatura, pero también es verdad que cuando las mujeres sí son representadas, pues es cierto tipo de mujeres: blancas, heterosexuales, burguesas, de clase media. Entonces yo quería hablar de otro tipo de mujeres.

JO: El tema que engloba Perras de reserva es la violencia, un tema complicado, un tema polémico por la manera en que muchas veces se aborda en la literatura, ¿cómo escribir sobre la violencia sin banalizarla, sin despolitizarla?

Dahlia de la Cerda: Pues fue todo un trabajo que hice de introspección y también creo que nutrido de todo el bagaje teórico que yo traigo, y de haber leído tanto cosas que me gustaron por cómo abordaban el tema de la violencia como cosas que no me gustaron por cómo abordaban el tema de la violencia. Empezar a leer mucho como escritora, ver qué sí funcionó en este texto y qué no, así fue como yo fui empezando a trabajar el tema. Pero lo que sí quería era visibilizar la violencia que vivimos las mujeres, sin matices, sin edulcorantes, que sepan la violencia que vivimos cotidianamente, pero también mandar el mensaje de que las mujeres somos más que la violencia que se ejerce contra nosotras, que no solo somos seres violentables, seres con indefensión aprendida y que no solo somos esas criaturas que han sido invisibilizadas a lo largo de la historia, sino que somos la resistencia.

JO: ¿Consideras que tu literatura forma parte de tu activismo político?, ¿intentas mantener separadas ambas actividades o las ves como un todo?, pienso en la manera en como se podría vincular el cuento “Perejil y Coca-Cola”, del libro Perras de reserva, con tu activismo.

Dalhia de la Cerda: Fíjate que las veo separadas. Yo trato y trato de separar mi literatura de mi activismo político, no puedo separarlo de mis posturas políticas porque yo soy una persona con posturas políticas y soy la que escribe al final de cuentas, quiera o no, mis posturas políticas siempre se reflejan en lo que escribo, pero yo sí trato mucho de separar mis posturas de lo que es literatura. Aquí [en el cuento “Perejil y Coca-Cola] lo que yo hice fue... yo conozco perfectamente lo que es abortar en casa, entonces en lugar de escribir un panfleto y decir “no, así es como hacemos las cosas”, narré cómo es abortar en casa, pero en circunstancias… ya se ha visibilizado mucho cuando lo haces en condiciones de insalubridad, yo quería visibilizar cuando lo haces y sale bien, que sí hay mucha información terrible, que sí tienes miedo, pero que al final sale bien y puedes respirar tranquila, entonces como tengo mi experiencia propia, pero además la de acompañar a mujeres y personas con capacidades gestantes todos los días, es un tema que conozco bastante bien y que ya lo puedo trasladar a la narrativa. Al final de cuentas en la vida de las mujeres no sucede un acto político, sino un acto narrable, porque es algo que nos atraviesa la piel.

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Dahlia de la Cerda: Estoy escribiendo una novela y un libro de ensayos. El de ensayos no quería, pero Sexto Piso me obligó [risas]. No, no es cierto. Una novela y un libro de ensayos.

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Presentación de Perras de Reserva de Dahlia De La Cerda en la Feria del libro de Aguascalientes. Fotografía de Luis Alvaz.
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La escritora Dahlia de la Cerda publicó, en la editorial Sexto Piso, una nueva versión de su libro de cuentos Perras de reserva. No solo aborda la violencia que padecen las mujeres, también muestra a las que son victimarias. La autora estaba harta de que únicamente se perciba a las mujeres como seres con “indefensión aprendida”, como víctimas de violencia, cuando son mucho más y hay tanto que narrar sobre sus vidas.

Una chica que aborta mientras ve Legalmente rubia, la heredera de un narco poderoso, una fanática religiosa que ha caído en el pecado, una adolescente que se mete a robar a una casa de la colonia en donde vive, dos hermanas hijas de un diputado, una bruja que pacta con el diablo para deshacerse de su vecina y sus perros. Estas son algunas de las protagonistas de Perras de reserva, el primer libro de Dahlia de la Cerda, ganador del Premio Nacional de Cuento Joven Comala 2019.

Lo central en este libro son las personajes, lo que tienen que decirnos. La autora deja clara esta intención al momento de focalizar las historias: los trece cuentos están narrados en primera persona. A través de un lenguaje que la autora ha trabajado para asemejarse al habla coloquial del norte y el noreste de México, las protagonistas, víctimas y victimarias, nos cuentan sus vidas, vidas que no se reducen a la violencia, pues al leer estas páginas también presenciamos momentos de humor y de ternura, como sucede con la narradora de “La huesera”, último cuento del libro, que rememora algunas de las vivencias que construyeron su amistad con Claudia, su mejor amiga, víctima de feminicidio.

De variada extensión, algunos relatos terminan de expandirse en otros textos del libro. En este sentido, Perras de reserva de Dahlia de la Cerda se emparenta a la tradición de libros de cuentos con historias entrelazadas, como los de Lucia Berlin o Winesburg, Ohio, de Sherwood Anderson y Crónicas marcianas, de Ray Bradbury. Sin embargo, en la cuestión temática, Dahlia se sitúa junto a escritoras como Dolores Reyes, María Fernanda Ampuero, Fernanda Trías y Arelis Uribe, autoras de historias duras y necesarias.

Este año la editorial Sexto Piso publicó una nueva edición de Perras de reserva. Durante el Hay Festival Querétaro 2022, Gatopardo tuvo la oportunidad de conversar con Dahlia de la Cerda sobre el proceso de escritura del libro, la importancia de la representación en la literatura y la manera en la que lleva su activismo político y su trabajo literario.

Jair Ortega: Has comentado que Perras de reserva lo escribiste gracias a varias becas que obtuviste, ¿cuál fue ese proceso?

Dahlia de la Cerda: El libro inició con una beca que yo solicité para escribir sobre asesinatos de mujeres en México. Mi interés, al inicio, era escribir cuentos que abordaran este tema. Entonces me dan la beca, fue una beca del Pecda, en 2015, y empiezo a escribir y escribo diez textos, pero cinco había que tirarlos a la basura. Eso pasa con la literatura, una escribe veinte, treinta cuartillas, y cuando vas a revisión al taller te dicen “tienes que tirar más de la mitad de tu trabajo”. Entonces yo solo tenía cinco cuentos y dije “con esto no se hace un libro, ahí los voy a dejar descansar”. Concluí la beca en 2016 e inmediatamente vi la beca del Fonca, la convocatoria, y dije, “pues ya tengo el no, voy a ir a por el sí”.

Entonces decidí postularme con los cuentos que había escrito, con los diez, aunque había algunos que a mí no me convencían para que fueran publicados, los mando, me arriesgué, pero ya estaba harta de las mujeres como víctimas, de las mujeres siempre viviendo violencia, de este trato que se nos da mediáticamente, de como esta indefensión aprendida, pero además durante ese proceso de estar investigando sobre feminicidios me encontré con la otra parte, que son las mujeres victimarias, que son las que están en conflicto con la ley, que cometen actos criminales y me llamó la atención sobre todo las mujeres que están involucradas con el crimen organizado. Propuse escribir sobre este tema, me dan la beca, diez cuentos, otra vez cinco no servían y entonces tenía cinco cuentos que hablaban sobre feminicidios y ya tenía bosquejos de cinco que hablaban sobre mujeres en conflicto con la ley, entonces dije ¿qué hago?, pues los enlazo e hice un libro, pero seguía sin convencerme. Volvió a salir la convocatoria del Fonca, la volví a solicitar, me la volvieron a dar, escribí otros textos, entonces sí ya completé doce, diez, que en un principio se me hacían los necesarios para un libro, y lo empecé a mandar a certámenes literarios y ganó en el Comala.

JO: Existe la creencia de que una vez que se publica un texto ya no se trabaja en él, tú decidiste hacerlo, ¿por qué presentar una nueva versión de un libro ya premiado?

Dahlia de la Cerda: Bueno, para empezar, porque yo sentía que merecía más. No sé si era una cosa de vanidad porque yo le había puesto muchos años de trabajo, pero yo sentía que merecía más. Por el premio imprimieron mil y se promocionó en ferias de libro y todo, pero se agotó y Tierra Adentro me ofreció reimprimirlo. Pero yo dije no, es que no quiero esto, quiero más. Y les dije: “No, muchas gracias, voy a ver si lo puedo publicar por otro lado”.

Yo no tenía ninguna oferta. Pero entonces me enteré de que en Random House estaban solicitando manuscritos y lo mandé y me acusaron de recibido, pero no me respondieron, o sea me batearon y dije “no, pues ya”, ahí me quedé, dije “pues a ver qué hago con él”, y luego ya Sexto Piso me buscó y me dijeron que estaban interesados en volver a publicarlo. Yo ya tenía ahí unos cuentos adicionales que quería incluir para darle un plus al lector, que no fuera la misma versión anterior, sino que tuviera algo adicional, pero también eran cuentos que yo quería que estuvieran publicados en un libro, lo hablé con Sexto Piso y les gustó la idea. Trabajamos el manuscrito y, ya, este es el resultado, pero más bien es que soy ambiciosa.

JO: En este libro narras las historias de mujeres de diversos contextos, las hijas de un diputado, una sicaria, la heredera de un narco poderoso. Sin embargo, hay especial atención en mujeres, sobre todo jóvenes, habitantes de la periferia; un personaje que no es tan común en la literatura mexicana.

Dahlia de la Cerda: Yo duré mucho tiempo de mi vida en el que solo leí filosofía porque estudié filosofía, entonces cuando quería escribir literatura lo primero que me dijeron fue “tienes que leer, tienes que leer, ponte a leer a las contemporáneas”, entonces yo empecé a leer a las contemporáneas y decía “ay, no, me encantan, pero no me siento representada”. Yo qué tengo que ver con una mujer que se va a vivir a Nueva York y con los problemas que ella tiene en Nueva York. Yo nunca he salido del país, a ningún lado, a lo más lejos que he llegado es a Taxco y porque me llevó el Fonca. Entonces, aunque disfrutaba las historias, aunque reconocía el oficio, el talento, de mis compañeras escritoras, yo no me sentía representada, y cuando hablaba con mis alumnitas de las periferias donde yo doy talleres, ellas me decían que una de las razones por las que no leían es porque no se sentían identificadas con lo que estaban leyendo, que en Wattpad sí [una plataforma de lectura y publicación de textos online], en Wattpad había muchas historias de chicas como ellas y que ahí sí encontraban identificación, pero que en los libros no. Entonces, pues mi decisión fue política. Escribir cosas con las que yo me sintiera identificada, pero también de otras mujeres que no habían sido históricamente representadas en la literatura, porque hablamos mucho de que los hombres han sido históricamente los que son representados en la literatura, pero también es verdad que cuando las mujeres sí son representadas, pues es cierto tipo de mujeres: blancas, heterosexuales, burguesas, de clase media. Entonces yo quería hablar de otro tipo de mujeres.

JO: El tema que engloba Perras de reserva es la violencia, un tema complicado, un tema polémico por la manera en que muchas veces se aborda en la literatura, ¿cómo escribir sobre la violencia sin banalizarla, sin despolitizarla?

Dahlia de la Cerda: Pues fue todo un trabajo que hice de introspección y también creo que nutrido de todo el bagaje teórico que yo traigo, y de haber leído tanto cosas que me gustaron por cómo abordaban el tema de la violencia como cosas que no me gustaron por cómo abordaban el tema de la violencia. Empezar a leer mucho como escritora, ver qué sí funcionó en este texto y qué no, así fue como yo fui empezando a trabajar el tema. Pero lo que sí quería era visibilizar la violencia que vivimos las mujeres, sin matices, sin edulcorantes, que sepan la violencia que vivimos cotidianamente, pero también mandar el mensaje de que las mujeres somos más que la violencia que se ejerce contra nosotras, que no solo somos seres violentables, seres con indefensión aprendida y que no solo somos esas criaturas que han sido invisibilizadas a lo largo de la historia, sino que somos la resistencia.

JO: ¿Consideras que tu literatura forma parte de tu activismo político?, ¿intentas mantener separadas ambas actividades o las ves como un todo?, pienso en la manera en como se podría vincular el cuento “Perejil y Coca-Cola”, del libro Perras de reserva, con tu activismo.

Dalhia de la Cerda: Fíjate que las veo separadas. Yo trato y trato de separar mi literatura de mi activismo político, no puedo separarlo de mis posturas políticas porque yo soy una persona con posturas políticas y soy la que escribe al final de cuentas, quiera o no, mis posturas políticas siempre se reflejan en lo que escribo, pero yo sí trato mucho de separar mis posturas de lo que es literatura. Aquí [en el cuento “Perejil y Coca-Cola] lo que yo hice fue... yo conozco perfectamente lo que es abortar en casa, entonces en lugar de escribir un panfleto y decir “no, así es como hacemos las cosas”, narré cómo es abortar en casa, pero en circunstancias… ya se ha visibilizado mucho cuando lo haces en condiciones de insalubridad, yo quería visibilizar cuando lo haces y sale bien, que sí hay mucha información terrible, que sí tienes miedo, pero que al final sale bien y puedes respirar tranquila, entonces como tengo mi experiencia propia, pero además la de acompañar a mujeres y personas con capacidades gestantes todos los días, es un tema que conozco bastante bien y que ya lo puedo trasladar a la narrativa. Al final de cuentas en la vida de las mujeres no sucede un acto político, sino un acto narrable, porque es algo que nos atraviesa la piel.

JO: ¿Qué estás escribiendo en este momento?

Dahlia de la Cerda: Estoy escribiendo una novela y un libro de ensayos. El de ensayos no quería, pero Sexto Piso me obligó [risas]. No, no es cierto. Una novela y un libro de ensayos.

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El libro Perras de reserva está disponible en la editorial Sexto Piso.

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Las mujeres no solo somos seres violentables: Dahlia de la Cerda

Las mujeres no solo somos seres violentables: Dahlia de la Cerda

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2022
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La escritora Dahlia de la Cerda publicó, en la editorial Sexto Piso, una nueva versión de su libro de cuentos Perras de reserva. No solo aborda la violencia que padecen las mujeres, también muestra a las que son victimarias. La autora estaba harta de que únicamente se perciba a las mujeres como seres con “indefensión aprendida”, como víctimas de violencia, cuando son mucho más y hay tanto que narrar sobre sus vidas.

Una chica que aborta mientras ve Legalmente rubia, la heredera de un narco poderoso, una fanática religiosa que ha caído en el pecado, una adolescente que se mete a robar a una casa de la colonia en donde vive, dos hermanas hijas de un diputado, una bruja que pacta con el diablo para deshacerse de su vecina y sus perros. Estas son algunas de las protagonistas de Perras de reserva, el primer libro de Dahlia de la Cerda, ganador del Premio Nacional de Cuento Joven Comala 2019.

Lo central en este libro son las personajes, lo que tienen que decirnos. La autora deja clara esta intención al momento de focalizar las historias: los trece cuentos están narrados en primera persona. A través de un lenguaje que la autora ha trabajado para asemejarse al habla coloquial del norte y el noreste de México, las protagonistas, víctimas y victimarias, nos cuentan sus vidas, vidas que no se reducen a la violencia, pues al leer estas páginas también presenciamos momentos de humor y de ternura, como sucede con la narradora de “La huesera”, último cuento del libro, que rememora algunas de las vivencias que construyeron su amistad con Claudia, su mejor amiga, víctima de feminicidio.

De variada extensión, algunos relatos terminan de expandirse en otros textos del libro. En este sentido, Perras de reserva de Dahlia de la Cerda se emparenta a la tradición de libros de cuentos con historias entrelazadas, como los de Lucia Berlin o Winesburg, Ohio, de Sherwood Anderson y Crónicas marcianas, de Ray Bradbury. Sin embargo, en la cuestión temática, Dahlia se sitúa junto a escritoras como Dolores Reyes, María Fernanda Ampuero, Fernanda Trías y Arelis Uribe, autoras de historias duras y necesarias.

Este año la editorial Sexto Piso publicó una nueva edición de Perras de reserva. Durante el Hay Festival Querétaro 2022, Gatopardo tuvo la oportunidad de conversar con Dahlia de la Cerda sobre el proceso de escritura del libro, la importancia de la representación en la literatura y la manera en la que lleva su activismo político y su trabajo literario.

Jair Ortega: Has comentado que Perras de reserva lo escribiste gracias a varias becas que obtuviste, ¿cuál fue ese proceso?

Dahlia de la Cerda: El libro inició con una beca que yo solicité para escribir sobre asesinatos de mujeres en México. Mi interés, al inicio, era escribir cuentos que abordaran este tema. Entonces me dan la beca, fue una beca del Pecda, en 2015, y empiezo a escribir y escribo diez textos, pero cinco había que tirarlos a la basura. Eso pasa con la literatura, una escribe veinte, treinta cuartillas, y cuando vas a revisión al taller te dicen “tienes que tirar más de la mitad de tu trabajo”. Entonces yo solo tenía cinco cuentos y dije “con esto no se hace un libro, ahí los voy a dejar descansar”. Concluí la beca en 2016 e inmediatamente vi la beca del Fonca, la convocatoria, y dije, “pues ya tengo el no, voy a ir a por el sí”.

Entonces decidí postularme con los cuentos que había escrito, con los diez, aunque había algunos que a mí no me convencían para que fueran publicados, los mando, me arriesgué, pero ya estaba harta de las mujeres como víctimas, de las mujeres siempre viviendo violencia, de este trato que se nos da mediáticamente, de como esta indefensión aprendida, pero además durante ese proceso de estar investigando sobre feminicidios me encontré con la otra parte, que son las mujeres victimarias, que son las que están en conflicto con la ley, que cometen actos criminales y me llamó la atención sobre todo las mujeres que están involucradas con el crimen organizado. Propuse escribir sobre este tema, me dan la beca, diez cuentos, otra vez cinco no servían y entonces tenía cinco cuentos que hablaban sobre feminicidios y ya tenía bosquejos de cinco que hablaban sobre mujeres en conflicto con la ley, entonces dije ¿qué hago?, pues los enlazo e hice un libro, pero seguía sin convencerme. Volvió a salir la convocatoria del Fonca, la volví a solicitar, me la volvieron a dar, escribí otros textos, entonces sí ya completé doce, diez, que en un principio se me hacían los necesarios para un libro, y lo empecé a mandar a certámenes literarios y ganó en el Comala.

JO: Existe la creencia de que una vez que se publica un texto ya no se trabaja en él, tú decidiste hacerlo, ¿por qué presentar una nueva versión de un libro ya premiado?

Dahlia de la Cerda: Bueno, para empezar, porque yo sentía que merecía más. No sé si era una cosa de vanidad porque yo le había puesto muchos años de trabajo, pero yo sentía que merecía más. Por el premio imprimieron mil y se promocionó en ferias de libro y todo, pero se agotó y Tierra Adentro me ofreció reimprimirlo. Pero yo dije no, es que no quiero esto, quiero más. Y les dije: “No, muchas gracias, voy a ver si lo puedo publicar por otro lado”.

Yo no tenía ninguna oferta. Pero entonces me enteré de que en Random House estaban solicitando manuscritos y lo mandé y me acusaron de recibido, pero no me respondieron, o sea me batearon y dije “no, pues ya”, ahí me quedé, dije “pues a ver qué hago con él”, y luego ya Sexto Piso me buscó y me dijeron que estaban interesados en volver a publicarlo. Yo ya tenía ahí unos cuentos adicionales que quería incluir para darle un plus al lector, que no fuera la misma versión anterior, sino que tuviera algo adicional, pero también eran cuentos que yo quería que estuvieran publicados en un libro, lo hablé con Sexto Piso y les gustó la idea. Trabajamos el manuscrito y, ya, este es el resultado, pero más bien es que soy ambiciosa.

JO: En este libro narras las historias de mujeres de diversos contextos, las hijas de un diputado, una sicaria, la heredera de un narco poderoso. Sin embargo, hay especial atención en mujeres, sobre todo jóvenes, habitantes de la periferia; un personaje que no es tan común en la literatura mexicana.

Dahlia de la Cerda: Yo duré mucho tiempo de mi vida en el que solo leí filosofía porque estudié filosofía, entonces cuando quería escribir literatura lo primero que me dijeron fue “tienes que leer, tienes que leer, ponte a leer a las contemporáneas”, entonces yo empecé a leer a las contemporáneas y decía “ay, no, me encantan, pero no me siento representada”. Yo qué tengo que ver con una mujer que se va a vivir a Nueva York y con los problemas que ella tiene en Nueva York. Yo nunca he salido del país, a ningún lado, a lo más lejos que he llegado es a Taxco y porque me llevó el Fonca. Entonces, aunque disfrutaba las historias, aunque reconocía el oficio, el talento, de mis compañeras escritoras, yo no me sentía representada, y cuando hablaba con mis alumnitas de las periferias donde yo doy talleres, ellas me decían que una de las razones por las que no leían es porque no se sentían identificadas con lo que estaban leyendo, que en Wattpad sí [una plataforma de lectura y publicación de textos online], en Wattpad había muchas historias de chicas como ellas y que ahí sí encontraban identificación, pero que en los libros no. Entonces, pues mi decisión fue política. Escribir cosas con las que yo me sintiera identificada, pero también de otras mujeres que no habían sido históricamente representadas en la literatura, porque hablamos mucho de que los hombres han sido históricamente los que son representados en la literatura, pero también es verdad que cuando las mujeres sí son representadas, pues es cierto tipo de mujeres: blancas, heterosexuales, burguesas, de clase media. Entonces yo quería hablar de otro tipo de mujeres.

JO: El tema que engloba Perras de reserva es la violencia, un tema complicado, un tema polémico por la manera en que muchas veces se aborda en la literatura, ¿cómo escribir sobre la violencia sin banalizarla, sin despolitizarla?

Dahlia de la Cerda: Pues fue todo un trabajo que hice de introspección y también creo que nutrido de todo el bagaje teórico que yo traigo, y de haber leído tanto cosas que me gustaron por cómo abordaban el tema de la violencia como cosas que no me gustaron por cómo abordaban el tema de la violencia. Empezar a leer mucho como escritora, ver qué sí funcionó en este texto y qué no, así fue como yo fui empezando a trabajar el tema. Pero lo que sí quería era visibilizar la violencia que vivimos las mujeres, sin matices, sin edulcorantes, que sepan la violencia que vivimos cotidianamente, pero también mandar el mensaje de que las mujeres somos más que la violencia que se ejerce contra nosotras, que no solo somos seres violentables, seres con indefensión aprendida y que no solo somos esas criaturas que han sido invisibilizadas a lo largo de la historia, sino que somos la resistencia.

JO: ¿Consideras que tu literatura forma parte de tu activismo político?, ¿intentas mantener separadas ambas actividades o las ves como un todo?, pienso en la manera en como se podría vincular el cuento “Perejil y Coca-Cola”, del libro Perras de reserva, con tu activismo.

Dalhia de la Cerda: Fíjate que las veo separadas. Yo trato y trato de separar mi literatura de mi activismo político, no puedo separarlo de mis posturas políticas porque yo soy una persona con posturas políticas y soy la que escribe al final de cuentas, quiera o no, mis posturas políticas siempre se reflejan en lo que escribo, pero yo sí trato mucho de separar mis posturas de lo que es literatura. Aquí [en el cuento “Perejil y Coca-Cola] lo que yo hice fue... yo conozco perfectamente lo que es abortar en casa, entonces en lugar de escribir un panfleto y decir “no, así es como hacemos las cosas”, narré cómo es abortar en casa, pero en circunstancias… ya se ha visibilizado mucho cuando lo haces en condiciones de insalubridad, yo quería visibilizar cuando lo haces y sale bien, que sí hay mucha información terrible, que sí tienes miedo, pero que al final sale bien y puedes respirar tranquila, entonces como tengo mi experiencia propia, pero además la de acompañar a mujeres y personas con capacidades gestantes todos los días, es un tema que conozco bastante bien y que ya lo puedo trasladar a la narrativa. Al final de cuentas en la vida de las mujeres no sucede un acto político, sino un acto narrable, porque es algo que nos atraviesa la piel.

JO: ¿Qué estás escribiendo en este momento?

Dahlia de la Cerda: Estoy escribiendo una novela y un libro de ensayos. El de ensayos no quería, pero Sexto Piso me obligó [risas]. No, no es cierto. Una novela y un libro de ensayos.

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Presentación de Perras de Reserva de Dahlia De La Cerda en la Feria del libro de Aguascalientes. Fotografía de Luis Alvaz.

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Las mujeres no solo somos seres violentables: Dahlia de la Cerda

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La escritora Dahlia de la Cerda publicó, en la editorial Sexto Piso, una nueva versión de su libro de cuentos Perras de reserva. No solo aborda la violencia que padecen las mujeres, también muestra a las que son victimarias. La autora estaba harta de que únicamente se perciba a las mujeres como seres con “indefensión aprendida”, como víctimas de violencia, cuando son mucho más y hay tanto que narrar sobre sus vidas.

Texto de
Fotografía de
Realización de
Ilustración de
Traducción de

Una chica que aborta mientras ve Legalmente rubia, la heredera de un narco poderoso, una fanática religiosa que ha caído en el pecado, una adolescente que se mete a robar a una casa de la colonia en donde vive, dos hermanas hijas de un diputado, una bruja que pacta con el diablo para deshacerse de su vecina y sus perros. Estas son algunas de las protagonistas de Perras de reserva, el primer libro de Dahlia de la Cerda, ganador del Premio Nacional de Cuento Joven Comala 2019.

Lo central en este libro son las personajes, lo que tienen que decirnos. La autora deja clara esta intención al momento de focalizar las historias: los trece cuentos están narrados en primera persona. A través de un lenguaje que la autora ha trabajado para asemejarse al habla coloquial del norte y el noreste de México, las protagonistas, víctimas y victimarias, nos cuentan sus vidas, vidas que no se reducen a la violencia, pues al leer estas páginas también presenciamos momentos de humor y de ternura, como sucede con la narradora de “La huesera”, último cuento del libro, que rememora algunas de las vivencias que construyeron su amistad con Claudia, su mejor amiga, víctima de feminicidio.

De variada extensión, algunos relatos terminan de expandirse en otros textos del libro. En este sentido, Perras de reserva de Dahlia de la Cerda se emparenta a la tradición de libros de cuentos con historias entrelazadas, como los de Lucia Berlin o Winesburg, Ohio, de Sherwood Anderson y Crónicas marcianas, de Ray Bradbury. Sin embargo, en la cuestión temática, Dahlia se sitúa junto a escritoras como Dolores Reyes, María Fernanda Ampuero, Fernanda Trías y Arelis Uribe, autoras de historias duras y necesarias.

Este año la editorial Sexto Piso publicó una nueva edición de Perras de reserva. Durante el Hay Festival Querétaro 2022, Gatopardo tuvo la oportunidad de conversar con Dahlia de la Cerda sobre el proceso de escritura del libro, la importancia de la representación en la literatura y la manera en la que lleva su activismo político y su trabajo literario.

Jair Ortega: Has comentado que Perras de reserva lo escribiste gracias a varias becas que obtuviste, ¿cuál fue ese proceso?

Dahlia de la Cerda: El libro inició con una beca que yo solicité para escribir sobre asesinatos de mujeres en México. Mi interés, al inicio, era escribir cuentos que abordaran este tema. Entonces me dan la beca, fue una beca del Pecda, en 2015, y empiezo a escribir y escribo diez textos, pero cinco había que tirarlos a la basura. Eso pasa con la literatura, una escribe veinte, treinta cuartillas, y cuando vas a revisión al taller te dicen “tienes que tirar más de la mitad de tu trabajo”. Entonces yo solo tenía cinco cuentos y dije “con esto no se hace un libro, ahí los voy a dejar descansar”. Concluí la beca en 2016 e inmediatamente vi la beca del Fonca, la convocatoria, y dije, “pues ya tengo el no, voy a ir a por el sí”.

Entonces decidí postularme con los cuentos que había escrito, con los diez, aunque había algunos que a mí no me convencían para que fueran publicados, los mando, me arriesgué, pero ya estaba harta de las mujeres como víctimas, de las mujeres siempre viviendo violencia, de este trato que se nos da mediáticamente, de como esta indefensión aprendida, pero además durante ese proceso de estar investigando sobre feminicidios me encontré con la otra parte, que son las mujeres victimarias, que son las que están en conflicto con la ley, que cometen actos criminales y me llamó la atención sobre todo las mujeres que están involucradas con el crimen organizado. Propuse escribir sobre este tema, me dan la beca, diez cuentos, otra vez cinco no servían y entonces tenía cinco cuentos que hablaban sobre feminicidios y ya tenía bosquejos de cinco que hablaban sobre mujeres en conflicto con la ley, entonces dije ¿qué hago?, pues los enlazo e hice un libro, pero seguía sin convencerme. Volvió a salir la convocatoria del Fonca, la volví a solicitar, me la volvieron a dar, escribí otros textos, entonces sí ya completé doce, diez, que en un principio se me hacían los necesarios para un libro, y lo empecé a mandar a certámenes literarios y ganó en el Comala.

JO: Existe la creencia de que una vez que se publica un texto ya no se trabaja en él, tú decidiste hacerlo, ¿por qué presentar una nueva versión de un libro ya premiado?

Dahlia de la Cerda: Bueno, para empezar, porque yo sentía que merecía más. No sé si era una cosa de vanidad porque yo le había puesto muchos años de trabajo, pero yo sentía que merecía más. Por el premio imprimieron mil y se promocionó en ferias de libro y todo, pero se agotó y Tierra Adentro me ofreció reimprimirlo. Pero yo dije no, es que no quiero esto, quiero más. Y les dije: “No, muchas gracias, voy a ver si lo puedo publicar por otro lado”.

Yo no tenía ninguna oferta. Pero entonces me enteré de que en Random House estaban solicitando manuscritos y lo mandé y me acusaron de recibido, pero no me respondieron, o sea me batearon y dije “no, pues ya”, ahí me quedé, dije “pues a ver qué hago con él”, y luego ya Sexto Piso me buscó y me dijeron que estaban interesados en volver a publicarlo. Yo ya tenía ahí unos cuentos adicionales que quería incluir para darle un plus al lector, que no fuera la misma versión anterior, sino que tuviera algo adicional, pero también eran cuentos que yo quería que estuvieran publicados en un libro, lo hablé con Sexto Piso y les gustó la idea. Trabajamos el manuscrito y, ya, este es el resultado, pero más bien es que soy ambiciosa.

JO: En este libro narras las historias de mujeres de diversos contextos, las hijas de un diputado, una sicaria, la heredera de un narco poderoso. Sin embargo, hay especial atención en mujeres, sobre todo jóvenes, habitantes de la periferia; un personaje que no es tan común en la literatura mexicana.

Dahlia de la Cerda: Yo duré mucho tiempo de mi vida en el que solo leí filosofía porque estudié filosofía, entonces cuando quería escribir literatura lo primero que me dijeron fue “tienes que leer, tienes que leer, ponte a leer a las contemporáneas”, entonces yo empecé a leer a las contemporáneas y decía “ay, no, me encantan, pero no me siento representada”. Yo qué tengo que ver con una mujer que se va a vivir a Nueva York y con los problemas que ella tiene en Nueva York. Yo nunca he salido del país, a ningún lado, a lo más lejos que he llegado es a Taxco y porque me llevó el Fonca. Entonces, aunque disfrutaba las historias, aunque reconocía el oficio, el talento, de mis compañeras escritoras, yo no me sentía representada, y cuando hablaba con mis alumnitas de las periferias donde yo doy talleres, ellas me decían que una de las razones por las que no leían es porque no se sentían identificadas con lo que estaban leyendo, que en Wattpad sí [una plataforma de lectura y publicación de textos online], en Wattpad había muchas historias de chicas como ellas y que ahí sí encontraban identificación, pero que en los libros no. Entonces, pues mi decisión fue política. Escribir cosas con las que yo me sintiera identificada, pero también de otras mujeres que no habían sido históricamente representadas en la literatura, porque hablamos mucho de que los hombres han sido históricamente los que son representados en la literatura, pero también es verdad que cuando las mujeres sí son representadas, pues es cierto tipo de mujeres: blancas, heterosexuales, burguesas, de clase media. Entonces yo quería hablar de otro tipo de mujeres.

JO: El tema que engloba Perras de reserva es la violencia, un tema complicado, un tema polémico por la manera en que muchas veces se aborda en la literatura, ¿cómo escribir sobre la violencia sin banalizarla, sin despolitizarla?

Dahlia de la Cerda: Pues fue todo un trabajo que hice de introspección y también creo que nutrido de todo el bagaje teórico que yo traigo, y de haber leído tanto cosas que me gustaron por cómo abordaban el tema de la violencia como cosas que no me gustaron por cómo abordaban el tema de la violencia. Empezar a leer mucho como escritora, ver qué sí funcionó en este texto y qué no, así fue como yo fui empezando a trabajar el tema. Pero lo que sí quería era visibilizar la violencia que vivimos las mujeres, sin matices, sin edulcorantes, que sepan la violencia que vivimos cotidianamente, pero también mandar el mensaje de que las mujeres somos más que la violencia que se ejerce contra nosotras, que no solo somos seres violentables, seres con indefensión aprendida y que no solo somos esas criaturas que han sido invisibilizadas a lo largo de la historia, sino que somos la resistencia.

JO: ¿Consideras que tu literatura forma parte de tu activismo político?, ¿intentas mantener separadas ambas actividades o las ves como un todo?, pienso en la manera en como se podría vincular el cuento “Perejil y Coca-Cola”, del libro Perras de reserva, con tu activismo.

Dalhia de la Cerda: Fíjate que las veo separadas. Yo trato y trato de separar mi literatura de mi activismo político, no puedo separarlo de mis posturas políticas porque yo soy una persona con posturas políticas y soy la que escribe al final de cuentas, quiera o no, mis posturas políticas siempre se reflejan en lo que escribo, pero yo sí trato mucho de separar mis posturas de lo que es literatura. Aquí [en el cuento “Perejil y Coca-Cola] lo que yo hice fue... yo conozco perfectamente lo que es abortar en casa, entonces en lugar de escribir un panfleto y decir “no, así es como hacemos las cosas”, narré cómo es abortar en casa, pero en circunstancias… ya se ha visibilizado mucho cuando lo haces en condiciones de insalubridad, yo quería visibilizar cuando lo haces y sale bien, que sí hay mucha información terrible, que sí tienes miedo, pero que al final sale bien y puedes respirar tranquila, entonces como tengo mi experiencia propia, pero además la de acompañar a mujeres y personas con capacidades gestantes todos los días, es un tema que conozco bastante bien y que ya lo puedo trasladar a la narrativa. Al final de cuentas en la vida de las mujeres no sucede un acto político, sino un acto narrable, porque es algo que nos atraviesa la piel.

JO: ¿Qué estás escribiendo en este momento?

Dahlia de la Cerda: Estoy escribiendo una novela y un libro de ensayos. El de ensayos no quería, pero Sexto Piso me obligó [risas]. No, no es cierto. Una novela y un libro de ensayos.

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