Un disco es un libro es un pódcast: lo nuevo de Natalia Lafourcade

Un disco es un libro es un pódcast: lo nuevo de Natalia Lafourcade

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Tiempo de Lectura: 00 min

De todas las flores es el último disco de la intérprete y compositora, quien decidió compartir el proceso personal y colaborativo detrás de cada canción en un libro y un pódcast, en el cual habla con su hermana y su cuñada sobre un duro momento familiar, pero también con su productor. Lafourcade comparte lo musical, pero también lo más íntimo.

Texto de
Fotografía de
Realización de
Ilustración de
Traducción de
Fotografía de Maureen Evans.

La reconocida compositora, intérprete y productora musical veracruzana, Natalia Lafourcade, decidió hacer que el público fuera parte de su más reciente disco que toma forma, también, de libro y pódcast. Su nuevo proyecto, dice en entrevista, es una metamorfosis personal; en él reconoce la frecuencia con la que pasamos por procesos sin ser conscientes de que ese caminito solitario, que recorremos con la intención de llegar a otro lugar, es un espacio de reinvención.

El rumbo que tomó Natalia Lafourcade con su proyecto no surgió de un deseo espontáneo, es parte de un contexto en el que todo se está audificando; ya lo describen Pablo Fernández, quien se dedica a la innovación en audio, y Ana Ormaechea, cofundadora de una plataforma de pódcast: “Lo sonoro está de moda, mantiene a las audiencias en las antenas convencionales de radio, se viraliza en lo social y encuentra nuevos caladeros con la explosión del pódcast”.

De todas las flores, el pódcast es el diario musical de Natalia Lafourcade, que registra y recorre la creación de su disco homónimo; lo conforman doce episodios que narran reflexiones sobre cada una de sus canciones, con invitados que, a través de notas de voz y conversaciones, muestran el universo que existe dentro de cada pieza. En el primero de los episodios, la cantante comparte sus diálogos en notas de voz de WhatsApp con Adán Jodorowsky, con quien produjo el disco.

En este episodio hablan también de la canción “Vine solita”, en la que Natalia Lafourcade comparte lo que piensa sobre vivir ante la consciencia de la muerte: “Representa un pacto conmigo misma desde el momento en que comprendo haber llegado a este mundo en este cuerpo que habito, pero el cual algún día voy a dejar. La vida es un hilo que en cualquier momento se rompe; entonces, entendí la importancia de aprovechar cada segundo al máximo y cuidar de mi jardín: afuera donde todos ven y adentro donde habito yo”.

El pódcast cierra con un episodio que habla sobre “Que te vaya bonito, Nicolás”, una canción que escribió para su sobrino durante los días en que su familia aún buscaba su cuerpo, luego de un accidente en el que se cayó de una montaña. A pesar del duro momento al que hace referencia, el tema de este episodio es la paz y en él Natalia Lafourcade conversa con su hermana, Katherine, y su cuñada, Nicole Asciones, a modo de celebración de la vida de Nicolás:

“Mi sobrino Nicolás partió en el 2021. Su muerte fue ahí, en la inmensidad de la tierra de las montañas, donde había campo, árboles, picaflores, ríos, aves que danzaban en círculos, flores y belleza. Ese día, el día en que se celebra a la Madre Tierra, fue el día en que Nicolás emprendió su vuelo al más allá, y ahora está en todas partes.”

Este par de ejemplos dejan claro que De todas las flores, el disco, viene de un proceso donde convergen lo personal y lo artístico, pero no solo a nivel individual sino colectivo. La tercera faceta de este proyecto es un libro titulado con el mismo nombre, que fue publicado por la editorial Cultura y Entretenimientos ML, y contiene fotografías de sus reuniones con los músicos, como Marc Ribot en la guitarra, Sebastian Steinberg en el contrabajo y Emilio Dorantes en el piano, así como pólaroids de su casa en Veracruz, en el estudio de grabación en Texas, e imágenes de sus notas, manuscritos de sus ideas y fotografías de los objetos que la rodearon durante los cuatro años que llevaron a la muerte de una versión de sí misma y el surgimiento de una nueva.

Natalia Lafourcade
De todas las flores, Natalia Lafourcade. Editorial Cultura y Entretenimientos ML.

En entrevista, sentada con las piernas cruzadas y mirando con atención el papel tapiz de una de las paredes, Natalia Lafourcade continuó reflexionando sobre este disco en el que se puso el reto de mirar mucho más hacia adentro que en su proyecto anterior. “Es un disco que habla de una etapa de mi vida, es tan solo un momentito de mi camino.… es muy espejo de Hasta la raíz en ese sentido, pero creo que este disco tiene algo más. Este disco va todavía más a la médula, más a la entraña.”

De todas las flores es un trabajo en el que Natalia Lafourcade y su equipo de músicos se permitieron experimentar en un nivel más orgánico: sin beat y sin click, sino con arreglos musicales cercanos a los ritmos de la naturaleza, lo que, en palabras de Martín Toro, crítico musical de Rolling Stone en español, le otorga una sensación de calidez humana inigualable a cada una de las piezas que componen el álbum. Martín Toro describe el disco así: “las canciones de De todas las flores respiran por sí solas, cada una tiene su propia personalidad y se desarrollan nota por nota, golpe por golpe”. Para lograrlo, Natalia Lafourcade se llevó sus ganas de jugar y experimentar con la música al mar y al campo de su natal Veracruz, un sitio que desde hace tres años llama hogar.

Este entorno se manifiesta constantemente en las letras y los sonidos de sus canciones, donde hay referencias a la tierra, las plantas, el mar, la montaña y el viento. Además, en los cuatro años que le tomó escribir las canciones que componen De todas las flores, viajó varias veces a una misma montaña en Perú: “Me metí a la montaña, la caminé… cada que volvía era un parteaguas en mi vida, un antes y un después. Ahora, a la distancia, veo que esa experiencia impregnó, inevitablemente, la música que estaba yo haciendo y, por ende, los arreglos, el disco, el concepto y todo lo que forma parte del universo de De todas las flores.”

La primera canción de su nuevo álbum, “Vine solita”, abre con instrumentos de cuerdas que se prolongan durante casi dos minutos y esta decisión se repite en varias de las que vienen después: momentos instrumentales largos que envuelven a quien los escucha, mucho antes de que aparezca la voz de Natalia Lafourcade.

El disco, de cierta manera, representa una vida, pues arranca hablando del nacimiento y el reconocimiento de uno mismo a través de sus primeras canciones, “Vine solita” y “De todas las flores”; seguidas por otras que hablan sobre el andar por la vida y la forma en que nos relacionamos con otros y con nuestro entorno, como “El lugar correcto”, “Caminar bonito” y “Mi manera de querer”; y termina con aquellas, como “Muerte” y “Que te vaya bonito, Nicolás”, en las que canta sobre el fin de la vida, las despedidas, la pérdida, el amor que se acaba, la soledad y la melancolía, sin dejar de hacer al mismo tiempo una celebración de estar vivos.

Entre su disco anterior, Hasta la raíz, y De todas las flores pasaron siete años en los que Natalia Lafourcade no publicó música inédita. A lo largo de su carrera, ha transitado entre reinterpretar y arreglar canciones y escribir y producir las suyas desde cero. En entrevista con Gatopardo habló sobre la diferencia entre ambos procesos: “Tanto con canciones hechas por otros compositores como con mi música, me toca apropiarme de la canción, meterla en mi sistema, entender el mundo de cada canción. Algo que siempre digo es que las canciones tienen alma propia, son personitas; hay unas que se dejan más rápido que otras y hay otras que no se dejan y, de repente, florecen”.

Sin embargo, una de las canciones de De todas las flores sí es una reinterpretación, pero es distinta de las que ha hecho antes, por ejemplo, con piezas de Chavela Vargas o Violeta Parra. El sencillo “María, la Curandera” es, en realidad, una reinvención del texto homónimo de María Sabina. Natalia Lafourcade cuenta que sus versos le ayudaron a reafirmar su fuerza como mujer y la importancia de estar conectada a la tierra y a la naturaleza.

Tras la publicación de este gran proyecto, Natalia Lafourcade inició una gira de conciertos que comenzó en Canadá y que ha recorrido Francia, España y Estados Unidos; seguirá en algunas ciudades de Argentina, Chile, Perú y Colombia, para cerrar su gira en noviembre con tres conciertos en México.

De esa forma, De todas las flores se acercará aún más a todos aquellos que han conectado con él a la distancia. “Fue una cosa de amor a mi gente, a mi público, unas ganas de compartir todo lo que para mí se abrió en este proceso. [...] Son canciones mensajeras y maestras. Fue como encontrar un jardín enorme y poder abrir las puertas para que los demás pudieran verlo y sentir ese lugar.”

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Fotografía de Maureen Evans.
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De todas las flores es el último disco de la intérprete y compositora, quien decidió compartir el proceso personal y colaborativo detrás de cada canción en un libro y un pódcast, en el cual habla con su hermana y su cuñada sobre un duro momento familiar, pero también con su productor. Lafourcade comparte lo musical, pero también lo más íntimo.

La reconocida compositora, intérprete y productora musical veracruzana, Natalia Lafourcade, decidió hacer que el público fuera parte de su más reciente disco que toma forma, también, de libro y pódcast. Su nuevo proyecto, dice en entrevista, es una metamorfosis personal; en él reconoce la frecuencia con la que pasamos por procesos sin ser conscientes de que ese caminito solitario, que recorremos con la intención de llegar a otro lugar, es un espacio de reinvención.

El rumbo que tomó Natalia Lafourcade con su proyecto no surgió de un deseo espontáneo, es parte de un contexto en el que todo se está audificando; ya lo describen Pablo Fernández, quien se dedica a la innovación en audio, y Ana Ormaechea, cofundadora de una plataforma de pódcast: “Lo sonoro está de moda, mantiene a las audiencias en las antenas convencionales de radio, se viraliza en lo social y encuentra nuevos caladeros con la explosión del pódcast”.

De todas las flores, el pódcast es el diario musical de Natalia Lafourcade, que registra y recorre la creación de su disco homónimo; lo conforman doce episodios que narran reflexiones sobre cada una de sus canciones, con invitados que, a través de notas de voz y conversaciones, muestran el universo que existe dentro de cada pieza. En el primero de los episodios, la cantante comparte sus diálogos en notas de voz de WhatsApp con Adán Jodorowsky, con quien produjo el disco.

En este episodio hablan también de la canción “Vine solita”, en la que Natalia Lafourcade comparte lo que piensa sobre vivir ante la consciencia de la muerte: “Representa un pacto conmigo misma desde el momento en que comprendo haber llegado a este mundo en este cuerpo que habito, pero el cual algún día voy a dejar. La vida es un hilo que en cualquier momento se rompe; entonces, entendí la importancia de aprovechar cada segundo al máximo y cuidar de mi jardín: afuera donde todos ven y adentro donde habito yo”.

El pódcast cierra con un episodio que habla sobre “Que te vaya bonito, Nicolás”, una canción que escribió para su sobrino durante los días en que su familia aún buscaba su cuerpo, luego de un accidente en el que se cayó de una montaña. A pesar del duro momento al que hace referencia, el tema de este episodio es la paz y en él Natalia Lafourcade conversa con su hermana, Katherine, y su cuñada, Nicole Asciones, a modo de celebración de la vida de Nicolás:

“Mi sobrino Nicolás partió en el 2021. Su muerte fue ahí, en la inmensidad de la tierra de las montañas, donde había campo, árboles, picaflores, ríos, aves que danzaban en círculos, flores y belleza. Ese día, el día en que se celebra a la Madre Tierra, fue el día en que Nicolás emprendió su vuelo al más allá, y ahora está en todas partes.”

Este par de ejemplos dejan claro que De todas las flores, el disco, viene de un proceso donde convergen lo personal y lo artístico, pero no solo a nivel individual sino colectivo. La tercera faceta de este proyecto es un libro titulado con el mismo nombre, que fue publicado por la editorial Cultura y Entretenimientos ML, y contiene fotografías de sus reuniones con los músicos, como Marc Ribot en la guitarra, Sebastian Steinberg en el contrabajo y Emilio Dorantes en el piano, así como pólaroids de su casa en Veracruz, en el estudio de grabación en Texas, e imágenes de sus notas, manuscritos de sus ideas y fotografías de los objetos que la rodearon durante los cuatro años que llevaron a la muerte de una versión de sí misma y el surgimiento de una nueva.

Natalia Lafourcade
De todas las flores, Natalia Lafourcade. Editorial Cultura y Entretenimientos ML.

En entrevista, sentada con las piernas cruzadas y mirando con atención el papel tapiz de una de las paredes, Natalia Lafourcade continuó reflexionando sobre este disco en el que se puso el reto de mirar mucho más hacia adentro que en su proyecto anterior. “Es un disco que habla de una etapa de mi vida, es tan solo un momentito de mi camino.… es muy espejo de Hasta la raíz en ese sentido, pero creo que este disco tiene algo más. Este disco va todavía más a la médula, más a la entraña.”

De todas las flores es un trabajo en el que Natalia Lafourcade y su equipo de músicos se permitieron experimentar en un nivel más orgánico: sin beat y sin click, sino con arreglos musicales cercanos a los ritmos de la naturaleza, lo que, en palabras de Martín Toro, crítico musical de Rolling Stone en español, le otorga una sensación de calidez humana inigualable a cada una de las piezas que componen el álbum. Martín Toro describe el disco así: “las canciones de De todas las flores respiran por sí solas, cada una tiene su propia personalidad y se desarrollan nota por nota, golpe por golpe”. Para lograrlo, Natalia Lafourcade se llevó sus ganas de jugar y experimentar con la música al mar y al campo de su natal Veracruz, un sitio que desde hace tres años llama hogar.

Este entorno se manifiesta constantemente en las letras y los sonidos de sus canciones, donde hay referencias a la tierra, las plantas, el mar, la montaña y el viento. Además, en los cuatro años que le tomó escribir las canciones que componen De todas las flores, viajó varias veces a una misma montaña en Perú: “Me metí a la montaña, la caminé… cada que volvía era un parteaguas en mi vida, un antes y un después. Ahora, a la distancia, veo que esa experiencia impregnó, inevitablemente, la música que estaba yo haciendo y, por ende, los arreglos, el disco, el concepto y todo lo que forma parte del universo de De todas las flores.”

La primera canción de su nuevo álbum, “Vine solita”, abre con instrumentos de cuerdas que se prolongan durante casi dos minutos y esta decisión se repite en varias de las que vienen después: momentos instrumentales largos que envuelven a quien los escucha, mucho antes de que aparezca la voz de Natalia Lafourcade.

El disco, de cierta manera, representa una vida, pues arranca hablando del nacimiento y el reconocimiento de uno mismo a través de sus primeras canciones, “Vine solita” y “De todas las flores”; seguidas por otras que hablan sobre el andar por la vida y la forma en que nos relacionamos con otros y con nuestro entorno, como “El lugar correcto”, “Caminar bonito” y “Mi manera de querer”; y termina con aquellas, como “Muerte” y “Que te vaya bonito, Nicolás”, en las que canta sobre el fin de la vida, las despedidas, la pérdida, el amor que se acaba, la soledad y la melancolía, sin dejar de hacer al mismo tiempo una celebración de estar vivos.

Entre su disco anterior, Hasta la raíz, y De todas las flores pasaron siete años en los que Natalia Lafourcade no publicó música inédita. A lo largo de su carrera, ha transitado entre reinterpretar y arreglar canciones y escribir y producir las suyas desde cero. En entrevista con Gatopardo habló sobre la diferencia entre ambos procesos: “Tanto con canciones hechas por otros compositores como con mi música, me toca apropiarme de la canción, meterla en mi sistema, entender el mundo de cada canción. Algo que siempre digo es que las canciones tienen alma propia, son personitas; hay unas que se dejan más rápido que otras y hay otras que no se dejan y, de repente, florecen”.

Sin embargo, una de las canciones de De todas las flores sí es una reinterpretación, pero es distinta de las que ha hecho antes, por ejemplo, con piezas de Chavela Vargas o Violeta Parra. El sencillo “María, la Curandera” es, en realidad, una reinvención del texto homónimo de María Sabina. Natalia Lafourcade cuenta que sus versos le ayudaron a reafirmar su fuerza como mujer y la importancia de estar conectada a la tierra y a la naturaleza.

Tras la publicación de este gran proyecto, Natalia Lafourcade inició una gira de conciertos que comenzó en Canadá y que ha recorrido Francia, España y Estados Unidos; seguirá en algunas ciudades de Argentina, Chile, Perú y Colombia, para cerrar su gira en noviembre con tres conciertos en México.

De esa forma, De todas las flores se acercará aún más a todos aquellos que han conectado con él a la distancia. “Fue una cosa de amor a mi gente, a mi público, unas ganas de compartir todo lo que para mí se abrió en este proceso. [...] Son canciones mensajeras y maestras. Fue como encontrar un jardín enorme y poder abrir las puertas para que los demás pudieran verlo y sentir ese lugar.”

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De todas las flores es el último disco de la intérprete y compositora, quien decidió compartir el proceso personal y colaborativo detrás de cada canción en un libro y un pódcast, en el cual habla con su hermana y su cuñada sobre un duro momento familiar, pero también con su productor. Lafourcade comparte lo musical, pero también lo más íntimo.

La reconocida compositora, intérprete y productora musical veracruzana, Natalia Lafourcade, decidió hacer que el público fuera parte de su más reciente disco que toma forma, también, de libro y pódcast. Su nuevo proyecto, dice en entrevista, es una metamorfosis personal; en él reconoce la frecuencia con la que pasamos por procesos sin ser conscientes de que ese caminito solitario, que recorremos con la intención de llegar a otro lugar, es un espacio de reinvención.

El rumbo que tomó Natalia Lafourcade con su proyecto no surgió de un deseo espontáneo, es parte de un contexto en el que todo se está audificando; ya lo describen Pablo Fernández, quien se dedica a la innovación en audio, y Ana Ormaechea, cofundadora de una plataforma de pódcast: “Lo sonoro está de moda, mantiene a las audiencias en las antenas convencionales de radio, se viraliza en lo social y encuentra nuevos caladeros con la explosión del pódcast”.

De todas las flores, el pódcast es el diario musical de Natalia Lafourcade, que registra y recorre la creación de su disco homónimo; lo conforman doce episodios que narran reflexiones sobre cada una de sus canciones, con invitados que, a través de notas de voz y conversaciones, muestran el universo que existe dentro de cada pieza. En el primero de los episodios, la cantante comparte sus diálogos en notas de voz de WhatsApp con Adán Jodorowsky, con quien produjo el disco.

En este episodio hablan también de la canción “Vine solita”, en la que Natalia Lafourcade comparte lo que piensa sobre vivir ante la consciencia de la muerte: “Representa un pacto conmigo misma desde el momento en que comprendo haber llegado a este mundo en este cuerpo que habito, pero el cual algún día voy a dejar. La vida es un hilo que en cualquier momento se rompe; entonces, entendí la importancia de aprovechar cada segundo al máximo y cuidar de mi jardín: afuera donde todos ven y adentro donde habito yo”.

El pódcast cierra con un episodio que habla sobre “Que te vaya bonito, Nicolás”, una canción que escribió para su sobrino durante los días en que su familia aún buscaba su cuerpo, luego de un accidente en el que se cayó de una montaña. A pesar del duro momento al que hace referencia, el tema de este episodio es la paz y en él Natalia Lafourcade conversa con su hermana, Katherine, y su cuñada, Nicole Asciones, a modo de celebración de la vida de Nicolás:

“Mi sobrino Nicolás partió en el 2021. Su muerte fue ahí, en la inmensidad de la tierra de las montañas, donde había campo, árboles, picaflores, ríos, aves que danzaban en círculos, flores y belleza. Ese día, el día en que se celebra a la Madre Tierra, fue el día en que Nicolás emprendió su vuelo al más allá, y ahora está en todas partes.”

Este par de ejemplos dejan claro que De todas las flores, el disco, viene de un proceso donde convergen lo personal y lo artístico, pero no solo a nivel individual sino colectivo. La tercera faceta de este proyecto es un libro titulado con el mismo nombre, que fue publicado por la editorial Cultura y Entretenimientos ML, y contiene fotografías de sus reuniones con los músicos, como Marc Ribot en la guitarra, Sebastian Steinberg en el contrabajo y Emilio Dorantes en el piano, así como pólaroids de su casa en Veracruz, en el estudio de grabación en Texas, e imágenes de sus notas, manuscritos de sus ideas y fotografías de los objetos que la rodearon durante los cuatro años que llevaron a la muerte de una versión de sí misma y el surgimiento de una nueva.

Natalia Lafourcade
De todas las flores, Natalia Lafourcade. Editorial Cultura y Entretenimientos ML.

En entrevista, sentada con las piernas cruzadas y mirando con atención el papel tapiz de una de las paredes, Natalia Lafourcade continuó reflexionando sobre este disco en el que se puso el reto de mirar mucho más hacia adentro que en su proyecto anterior. “Es un disco que habla de una etapa de mi vida, es tan solo un momentito de mi camino.… es muy espejo de Hasta la raíz en ese sentido, pero creo que este disco tiene algo más. Este disco va todavía más a la médula, más a la entraña.”

De todas las flores es un trabajo en el que Natalia Lafourcade y su equipo de músicos se permitieron experimentar en un nivel más orgánico: sin beat y sin click, sino con arreglos musicales cercanos a los ritmos de la naturaleza, lo que, en palabras de Martín Toro, crítico musical de Rolling Stone en español, le otorga una sensación de calidez humana inigualable a cada una de las piezas que componen el álbum. Martín Toro describe el disco así: “las canciones de De todas las flores respiran por sí solas, cada una tiene su propia personalidad y se desarrollan nota por nota, golpe por golpe”. Para lograrlo, Natalia Lafourcade se llevó sus ganas de jugar y experimentar con la música al mar y al campo de su natal Veracruz, un sitio que desde hace tres años llama hogar.

Este entorno se manifiesta constantemente en las letras y los sonidos de sus canciones, donde hay referencias a la tierra, las plantas, el mar, la montaña y el viento. Además, en los cuatro años que le tomó escribir las canciones que componen De todas las flores, viajó varias veces a una misma montaña en Perú: “Me metí a la montaña, la caminé… cada que volvía era un parteaguas en mi vida, un antes y un después. Ahora, a la distancia, veo que esa experiencia impregnó, inevitablemente, la música que estaba yo haciendo y, por ende, los arreglos, el disco, el concepto y todo lo que forma parte del universo de De todas las flores.”

La primera canción de su nuevo álbum, “Vine solita”, abre con instrumentos de cuerdas que se prolongan durante casi dos minutos y esta decisión se repite en varias de las que vienen después: momentos instrumentales largos que envuelven a quien los escucha, mucho antes de que aparezca la voz de Natalia Lafourcade.

El disco, de cierta manera, representa una vida, pues arranca hablando del nacimiento y el reconocimiento de uno mismo a través de sus primeras canciones, “Vine solita” y “De todas las flores”; seguidas por otras que hablan sobre el andar por la vida y la forma en que nos relacionamos con otros y con nuestro entorno, como “El lugar correcto”, “Caminar bonito” y “Mi manera de querer”; y termina con aquellas, como “Muerte” y “Que te vaya bonito, Nicolás”, en las que canta sobre el fin de la vida, las despedidas, la pérdida, el amor que se acaba, la soledad y la melancolía, sin dejar de hacer al mismo tiempo una celebración de estar vivos.

Entre su disco anterior, Hasta la raíz, y De todas las flores pasaron siete años en los que Natalia Lafourcade no publicó música inédita. A lo largo de su carrera, ha transitado entre reinterpretar y arreglar canciones y escribir y producir las suyas desde cero. En entrevista con Gatopardo habló sobre la diferencia entre ambos procesos: “Tanto con canciones hechas por otros compositores como con mi música, me toca apropiarme de la canción, meterla en mi sistema, entender el mundo de cada canción. Algo que siempre digo es que las canciones tienen alma propia, son personitas; hay unas que se dejan más rápido que otras y hay otras que no se dejan y, de repente, florecen”.

Sin embargo, una de las canciones de De todas las flores sí es una reinterpretación, pero es distinta de las que ha hecho antes, por ejemplo, con piezas de Chavela Vargas o Violeta Parra. El sencillo “María, la Curandera” es, en realidad, una reinvención del texto homónimo de María Sabina. Natalia Lafourcade cuenta que sus versos le ayudaron a reafirmar su fuerza como mujer y la importancia de estar conectada a la tierra y a la naturaleza.

Tras la publicación de este gran proyecto, Natalia Lafourcade inició una gira de conciertos que comenzó en Canadá y que ha recorrido Francia, España y Estados Unidos; seguirá en algunas ciudades de Argentina, Chile, Perú y Colombia, para cerrar su gira en noviembre con tres conciertos en México.

De esa forma, De todas las flores se acercará aún más a todos aquellos que han conectado con él a la distancia. “Fue una cosa de amor a mi gente, a mi público, unas ganas de compartir todo lo que para mí se abrió en este proceso. [...] Son canciones mensajeras y maestras. Fue como encontrar un jardín enorme y poder abrir las puertas para que los demás pudieran verlo y sentir ese lugar.”

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De todas las flores es el último disco de la intérprete y compositora, quien decidió compartir el proceso personal y colaborativo detrás de cada canción en un libro y un pódcast, en el cual habla con su hermana y su cuñada sobre un duro momento familiar, pero también con su productor. Lafourcade comparte lo musical, pero también lo más íntimo.

La reconocida compositora, intérprete y productora musical veracruzana, Natalia Lafourcade, decidió hacer que el público fuera parte de su más reciente disco que toma forma, también, de libro y pódcast. Su nuevo proyecto, dice en entrevista, es una metamorfosis personal; en él reconoce la frecuencia con la que pasamos por procesos sin ser conscientes de que ese caminito solitario, que recorremos con la intención de llegar a otro lugar, es un espacio de reinvención.

El rumbo que tomó Natalia Lafourcade con su proyecto no surgió de un deseo espontáneo, es parte de un contexto en el que todo se está audificando; ya lo describen Pablo Fernández, quien se dedica a la innovación en audio, y Ana Ormaechea, cofundadora de una plataforma de pódcast: “Lo sonoro está de moda, mantiene a las audiencias en las antenas convencionales de radio, se viraliza en lo social y encuentra nuevos caladeros con la explosión del pódcast”.

De todas las flores, el pódcast es el diario musical de Natalia Lafourcade, que registra y recorre la creación de su disco homónimo; lo conforman doce episodios que narran reflexiones sobre cada una de sus canciones, con invitados que, a través de notas de voz y conversaciones, muestran el universo que existe dentro de cada pieza. En el primero de los episodios, la cantante comparte sus diálogos en notas de voz de WhatsApp con Adán Jodorowsky, con quien produjo el disco.

En este episodio hablan también de la canción “Vine solita”, en la que Natalia Lafourcade comparte lo que piensa sobre vivir ante la consciencia de la muerte: “Representa un pacto conmigo misma desde el momento en que comprendo haber llegado a este mundo en este cuerpo que habito, pero el cual algún día voy a dejar. La vida es un hilo que en cualquier momento se rompe; entonces, entendí la importancia de aprovechar cada segundo al máximo y cuidar de mi jardín: afuera donde todos ven y adentro donde habito yo”.

El pódcast cierra con un episodio que habla sobre “Que te vaya bonito, Nicolás”, una canción que escribió para su sobrino durante los días en que su familia aún buscaba su cuerpo, luego de un accidente en el que se cayó de una montaña. A pesar del duro momento al que hace referencia, el tema de este episodio es la paz y en él Natalia Lafourcade conversa con su hermana, Katherine, y su cuñada, Nicole Asciones, a modo de celebración de la vida de Nicolás:

“Mi sobrino Nicolás partió en el 2021. Su muerte fue ahí, en la inmensidad de la tierra de las montañas, donde había campo, árboles, picaflores, ríos, aves que danzaban en círculos, flores y belleza. Ese día, el día en que se celebra a la Madre Tierra, fue el día en que Nicolás emprendió su vuelo al más allá, y ahora está en todas partes.”

Este par de ejemplos dejan claro que De todas las flores, el disco, viene de un proceso donde convergen lo personal y lo artístico, pero no solo a nivel individual sino colectivo. La tercera faceta de este proyecto es un libro titulado con el mismo nombre, que fue publicado por la editorial Cultura y Entretenimientos ML, y contiene fotografías de sus reuniones con los músicos, como Marc Ribot en la guitarra, Sebastian Steinberg en el contrabajo y Emilio Dorantes en el piano, así como pólaroids de su casa en Veracruz, en el estudio de grabación en Texas, e imágenes de sus notas, manuscritos de sus ideas y fotografías de los objetos que la rodearon durante los cuatro años que llevaron a la muerte de una versión de sí misma y el surgimiento de una nueva.

Natalia Lafourcade
De todas las flores, Natalia Lafourcade. Editorial Cultura y Entretenimientos ML.

En entrevista, sentada con las piernas cruzadas y mirando con atención el papel tapiz de una de las paredes, Natalia Lafourcade continuó reflexionando sobre este disco en el que se puso el reto de mirar mucho más hacia adentro que en su proyecto anterior. “Es un disco que habla de una etapa de mi vida, es tan solo un momentito de mi camino.… es muy espejo de Hasta la raíz en ese sentido, pero creo que este disco tiene algo más. Este disco va todavía más a la médula, más a la entraña.”

De todas las flores es un trabajo en el que Natalia Lafourcade y su equipo de músicos se permitieron experimentar en un nivel más orgánico: sin beat y sin click, sino con arreglos musicales cercanos a los ritmos de la naturaleza, lo que, en palabras de Martín Toro, crítico musical de Rolling Stone en español, le otorga una sensación de calidez humana inigualable a cada una de las piezas que componen el álbum. Martín Toro describe el disco así: “las canciones de De todas las flores respiran por sí solas, cada una tiene su propia personalidad y se desarrollan nota por nota, golpe por golpe”. Para lograrlo, Natalia Lafourcade se llevó sus ganas de jugar y experimentar con la música al mar y al campo de su natal Veracruz, un sitio que desde hace tres años llama hogar.

Este entorno se manifiesta constantemente en las letras y los sonidos de sus canciones, donde hay referencias a la tierra, las plantas, el mar, la montaña y el viento. Además, en los cuatro años que le tomó escribir las canciones que componen De todas las flores, viajó varias veces a una misma montaña en Perú: “Me metí a la montaña, la caminé… cada que volvía era un parteaguas en mi vida, un antes y un después. Ahora, a la distancia, veo que esa experiencia impregnó, inevitablemente, la música que estaba yo haciendo y, por ende, los arreglos, el disco, el concepto y todo lo que forma parte del universo de De todas las flores.”

La primera canción de su nuevo álbum, “Vine solita”, abre con instrumentos de cuerdas que se prolongan durante casi dos minutos y esta decisión se repite en varias de las que vienen después: momentos instrumentales largos que envuelven a quien los escucha, mucho antes de que aparezca la voz de Natalia Lafourcade.

El disco, de cierta manera, representa una vida, pues arranca hablando del nacimiento y el reconocimiento de uno mismo a través de sus primeras canciones, “Vine solita” y “De todas las flores”; seguidas por otras que hablan sobre el andar por la vida y la forma en que nos relacionamos con otros y con nuestro entorno, como “El lugar correcto”, “Caminar bonito” y “Mi manera de querer”; y termina con aquellas, como “Muerte” y “Que te vaya bonito, Nicolás”, en las que canta sobre el fin de la vida, las despedidas, la pérdida, el amor que se acaba, la soledad y la melancolía, sin dejar de hacer al mismo tiempo una celebración de estar vivos.

Entre su disco anterior, Hasta la raíz, y De todas las flores pasaron siete años en los que Natalia Lafourcade no publicó música inédita. A lo largo de su carrera, ha transitado entre reinterpretar y arreglar canciones y escribir y producir las suyas desde cero. En entrevista con Gatopardo habló sobre la diferencia entre ambos procesos: “Tanto con canciones hechas por otros compositores como con mi música, me toca apropiarme de la canción, meterla en mi sistema, entender el mundo de cada canción. Algo que siempre digo es que las canciones tienen alma propia, son personitas; hay unas que se dejan más rápido que otras y hay otras que no se dejan y, de repente, florecen”.

Sin embargo, una de las canciones de De todas las flores sí es una reinterpretación, pero es distinta de las que ha hecho antes, por ejemplo, con piezas de Chavela Vargas o Violeta Parra. El sencillo “María, la Curandera” es, en realidad, una reinvención del texto homónimo de María Sabina. Natalia Lafourcade cuenta que sus versos le ayudaron a reafirmar su fuerza como mujer y la importancia de estar conectada a la tierra y a la naturaleza.

Tras la publicación de este gran proyecto, Natalia Lafourcade inició una gira de conciertos que comenzó en Canadá y que ha recorrido Francia, España y Estados Unidos; seguirá en algunas ciudades de Argentina, Chile, Perú y Colombia, para cerrar su gira en noviembre con tres conciertos en México.

De esa forma, De todas las flores se acercará aún más a todos aquellos que han conectado con él a la distancia. “Fue una cosa de amor a mi gente, a mi público, unas ganas de compartir todo lo que para mí se abrió en este proceso. [...] Son canciones mensajeras y maestras. Fue como encontrar un jardín enorme y poder abrir las puertas para que los demás pudieran verlo y sentir ese lugar.”

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Un disco es un libro es un pódcast: lo nuevo de Natalia Lafourcade

Un disco es un libro es un pódcast: lo nuevo de Natalia Lafourcade

31
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07
.
23
2023
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De todas las flores es el último disco de la intérprete y compositora, quien decidió compartir el proceso personal y colaborativo detrás de cada canción en un libro y un pódcast, en el cual habla con su hermana y su cuñada sobre un duro momento familiar, pero también con su productor. Lafourcade comparte lo musical, pero también lo más íntimo.

La reconocida compositora, intérprete y productora musical veracruzana, Natalia Lafourcade, decidió hacer que el público fuera parte de su más reciente disco que toma forma, también, de libro y pódcast. Su nuevo proyecto, dice en entrevista, es una metamorfosis personal; en él reconoce la frecuencia con la que pasamos por procesos sin ser conscientes de que ese caminito solitario, que recorremos con la intención de llegar a otro lugar, es un espacio de reinvención.

El rumbo que tomó Natalia Lafourcade con su proyecto no surgió de un deseo espontáneo, es parte de un contexto en el que todo se está audificando; ya lo describen Pablo Fernández, quien se dedica a la innovación en audio, y Ana Ormaechea, cofundadora de una plataforma de pódcast: “Lo sonoro está de moda, mantiene a las audiencias en las antenas convencionales de radio, se viraliza en lo social y encuentra nuevos caladeros con la explosión del pódcast”.

De todas las flores, el pódcast es el diario musical de Natalia Lafourcade, que registra y recorre la creación de su disco homónimo; lo conforman doce episodios que narran reflexiones sobre cada una de sus canciones, con invitados que, a través de notas de voz y conversaciones, muestran el universo que existe dentro de cada pieza. En el primero de los episodios, la cantante comparte sus diálogos en notas de voz de WhatsApp con Adán Jodorowsky, con quien produjo el disco.

En este episodio hablan también de la canción “Vine solita”, en la que Natalia Lafourcade comparte lo que piensa sobre vivir ante la consciencia de la muerte: “Representa un pacto conmigo misma desde el momento en que comprendo haber llegado a este mundo en este cuerpo que habito, pero el cual algún día voy a dejar. La vida es un hilo que en cualquier momento se rompe; entonces, entendí la importancia de aprovechar cada segundo al máximo y cuidar de mi jardín: afuera donde todos ven y adentro donde habito yo”.

El pódcast cierra con un episodio que habla sobre “Que te vaya bonito, Nicolás”, una canción que escribió para su sobrino durante los días en que su familia aún buscaba su cuerpo, luego de un accidente en el que se cayó de una montaña. A pesar del duro momento al que hace referencia, el tema de este episodio es la paz y en él Natalia Lafourcade conversa con su hermana, Katherine, y su cuñada, Nicole Asciones, a modo de celebración de la vida de Nicolás:

“Mi sobrino Nicolás partió en el 2021. Su muerte fue ahí, en la inmensidad de la tierra de las montañas, donde había campo, árboles, picaflores, ríos, aves que danzaban en círculos, flores y belleza. Ese día, el día en que se celebra a la Madre Tierra, fue el día en que Nicolás emprendió su vuelo al más allá, y ahora está en todas partes.”

Este par de ejemplos dejan claro que De todas las flores, el disco, viene de un proceso donde convergen lo personal y lo artístico, pero no solo a nivel individual sino colectivo. La tercera faceta de este proyecto es un libro titulado con el mismo nombre, que fue publicado por la editorial Cultura y Entretenimientos ML, y contiene fotografías de sus reuniones con los músicos, como Marc Ribot en la guitarra, Sebastian Steinberg en el contrabajo y Emilio Dorantes en el piano, así como pólaroids de su casa en Veracruz, en el estudio de grabación en Texas, e imágenes de sus notas, manuscritos de sus ideas y fotografías de los objetos que la rodearon durante los cuatro años que llevaron a la muerte de una versión de sí misma y el surgimiento de una nueva.

Natalia Lafourcade
De todas las flores, Natalia Lafourcade. Editorial Cultura y Entretenimientos ML.

En entrevista, sentada con las piernas cruzadas y mirando con atención el papel tapiz de una de las paredes, Natalia Lafourcade continuó reflexionando sobre este disco en el que se puso el reto de mirar mucho más hacia adentro que en su proyecto anterior. “Es un disco que habla de una etapa de mi vida, es tan solo un momentito de mi camino.… es muy espejo de Hasta la raíz en ese sentido, pero creo que este disco tiene algo más. Este disco va todavía más a la médula, más a la entraña.”

De todas las flores es un trabajo en el que Natalia Lafourcade y su equipo de músicos se permitieron experimentar en un nivel más orgánico: sin beat y sin click, sino con arreglos musicales cercanos a los ritmos de la naturaleza, lo que, en palabras de Martín Toro, crítico musical de Rolling Stone en español, le otorga una sensación de calidez humana inigualable a cada una de las piezas que componen el álbum. Martín Toro describe el disco así: “las canciones de De todas las flores respiran por sí solas, cada una tiene su propia personalidad y se desarrollan nota por nota, golpe por golpe”. Para lograrlo, Natalia Lafourcade se llevó sus ganas de jugar y experimentar con la música al mar y al campo de su natal Veracruz, un sitio que desde hace tres años llama hogar.

Este entorno se manifiesta constantemente en las letras y los sonidos de sus canciones, donde hay referencias a la tierra, las plantas, el mar, la montaña y el viento. Además, en los cuatro años que le tomó escribir las canciones que componen De todas las flores, viajó varias veces a una misma montaña en Perú: “Me metí a la montaña, la caminé… cada que volvía era un parteaguas en mi vida, un antes y un después. Ahora, a la distancia, veo que esa experiencia impregnó, inevitablemente, la música que estaba yo haciendo y, por ende, los arreglos, el disco, el concepto y todo lo que forma parte del universo de De todas las flores.”

La primera canción de su nuevo álbum, “Vine solita”, abre con instrumentos de cuerdas que se prolongan durante casi dos minutos y esta decisión se repite en varias de las que vienen después: momentos instrumentales largos que envuelven a quien los escucha, mucho antes de que aparezca la voz de Natalia Lafourcade.

El disco, de cierta manera, representa una vida, pues arranca hablando del nacimiento y el reconocimiento de uno mismo a través de sus primeras canciones, “Vine solita” y “De todas las flores”; seguidas por otras que hablan sobre el andar por la vida y la forma en que nos relacionamos con otros y con nuestro entorno, como “El lugar correcto”, “Caminar bonito” y “Mi manera de querer”; y termina con aquellas, como “Muerte” y “Que te vaya bonito, Nicolás”, en las que canta sobre el fin de la vida, las despedidas, la pérdida, el amor que se acaba, la soledad y la melancolía, sin dejar de hacer al mismo tiempo una celebración de estar vivos.

Entre su disco anterior, Hasta la raíz, y De todas las flores pasaron siete años en los que Natalia Lafourcade no publicó música inédita. A lo largo de su carrera, ha transitado entre reinterpretar y arreglar canciones y escribir y producir las suyas desde cero. En entrevista con Gatopardo habló sobre la diferencia entre ambos procesos: “Tanto con canciones hechas por otros compositores como con mi música, me toca apropiarme de la canción, meterla en mi sistema, entender el mundo de cada canción. Algo que siempre digo es que las canciones tienen alma propia, son personitas; hay unas que se dejan más rápido que otras y hay otras que no se dejan y, de repente, florecen”.

Sin embargo, una de las canciones de De todas las flores sí es una reinterpretación, pero es distinta de las que ha hecho antes, por ejemplo, con piezas de Chavela Vargas o Violeta Parra. El sencillo “María, la Curandera” es, en realidad, una reinvención del texto homónimo de María Sabina. Natalia Lafourcade cuenta que sus versos le ayudaron a reafirmar su fuerza como mujer y la importancia de estar conectada a la tierra y a la naturaleza.

Tras la publicación de este gran proyecto, Natalia Lafourcade inició una gira de conciertos que comenzó en Canadá y que ha recorrido Francia, España y Estados Unidos; seguirá en algunas ciudades de Argentina, Chile, Perú y Colombia, para cerrar su gira en noviembre con tres conciertos en México.

De esa forma, De todas las flores se acercará aún más a todos aquellos que han conectado con él a la distancia. “Fue una cosa de amor a mi gente, a mi público, unas ganas de compartir todo lo que para mí se abrió en este proceso. [...] Son canciones mensajeras y maestras. Fue como encontrar un jardín enorme y poder abrir las puertas para que los demás pudieran verlo y sentir ese lugar.”

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Fotografía de Maureen Evans.

Un disco es un libro es un pódcast: lo nuevo de Natalia Lafourcade

Un disco es un libro es un pódcast: lo nuevo de Natalia Lafourcade

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AAAA
Tiempo de Lectura: 00 min

De todas las flores es el último disco de la intérprete y compositora, quien decidió compartir el proceso personal y colaborativo detrás de cada canción en un libro y un pódcast, en el cual habla con su hermana y su cuñada sobre un duro momento familiar, pero también con su productor. Lafourcade comparte lo musical, pero también lo más íntimo.

Texto de
Fotografía de
Realización de
Ilustración de
Traducción de

La reconocida compositora, intérprete y productora musical veracruzana, Natalia Lafourcade, decidió hacer que el público fuera parte de su más reciente disco que toma forma, también, de libro y pódcast. Su nuevo proyecto, dice en entrevista, es una metamorfosis personal; en él reconoce la frecuencia con la que pasamos por procesos sin ser conscientes de que ese caminito solitario, que recorremos con la intención de llegar a otro lugar, es un espacio de reinvención.

El rumbo que tomó Natalia Lafourcade con su proyecto no surgió de un deseo espontáneo, es parte de un contexto en el que todo se está audificando; ya lo describen Pablo Fernández, quien se dedica a la innovación en audio, y Ana Ormaechea, cofundadora de una plataforma de pódcast: “Lo sonoro está de moda, mantiene a las audiencias en las antenas convencionales de radio, se viraliza en lo social y encuentra nuevos caladeros con la explosión del pódcast”.

De todas las flores, el pódcast es el diario musical de Natalia Lafourcade, que registra y recorre la creación de su disco homónimo; lo conforman doce episodios que narran reflexiones sobre cada una de sus canciones, con invitados que, a través de notas de voz y conversaciones, muestran el universo que existe dentro de cada pieza. En el primero de los episodios, la cantante comparte sus diálogos en notas de voz de WhatsApp con Adán Jodorowsky, con quien produjo el disco.

En este episodio hablan también de la canción “Vine solita”, en la que Natalia Lafourcade comparte lo que piensa sobre vivir ante la consciencia de la muerte: “Representa un pacto conmigo misma desde el momento en que comprendo haber llegado a este mundo en este cuerpo que habito, pero el cual algún día voy a dejar. La vida es un hilo que en cualquier momento se rompe; entonces, entendí la importancia de aprovechar cada segundo al máximo y cuidar de mi jardín: afuera donde todos ven y adentro donde habito yo”.

El pódcast cierra con un episodio que habla sobre “Que te vaya bonito, Nicolás”, una canción que escribió para su sobrino durante los días en que su familia aún buscaba su cuerpo, luego de un accidente en el que se cayó de una montaña. A pesar del duro momento al que hace referencia, el tema de este episodio es la paz y en él Natalia Lafourcade conversa con su hermana, Katherine, y su cuñada, Nicole Asciones, a modo de celebración de la vida de Nicolás:

“Mi sobrino Nicolás partió en el 2021. Su muerte fue ahí, en la inmensidad de la tierra de las montañas, donde había campo, árboles, picaflores, ríos, aves que danzaban en círculos, flores y belleza. Ese día, el día en que se celebra a la Madre Tierra, fue el día en que Nicolás emprendió su vuelo al más allá, y ahora está en todas partes.”

Este par de ejemplos dejan claro que De todas las flores, el disco, viene de un proceso donde convergen lo personal y lo artístico, pero no solo a nivel individual sino colectivo. La tercera faceta de este proyecto es un libro titulado con el mismo nombre, que fue publicado por la editorial Cultura y Entretenimientos ML, y contiene fotografías de sus reuniones con los músicos, como Marc Ribot en la guitarra, Sebastian Steinberg en el contrabajo y Emilio Dorantes en el piano, así como pólaroids de su casa en Veracruz, en el estudio de grabación en Texas, e imágenes de sus notas, manuscritos de sus ideas y fotografías de los objetos que la rodearon durante los cuatro años que llevaron a la muerte de una versión de sí misma y el surgimiento de una nueva.

Natalia Lafourcade
De todas las flores, Natalia Lafourcade. Editorial Cultura y Entretenimientos ML.

En entrevista, sentada con las piernas cruzadas y mirando con atención el papel tapiz de una de las paredes, Natalia Lafourcade continuó reflexionando sobre este disco en el que se puso el reto de mirar mucho más hacia adentro que en su proyecto anterior. “Es un disco que habla de una etapa de mi vida, es tan solo un momentito de mi camino.… es muy espejo de Hasta la raíz en ese sentido, pero creo que este disco tiene algo más. Este disco va todavía más a la médula, más a la entraña.”

De todas las flores es un trabajo en el que Natalia Lafourcade y su equipo de músicos se permitieron experimentar en un nivel más orgánico: sin beat y sin click, sino con arreglos musicales cercanos a los ritmos de la naturaleza, lo que, en palabras de Martín Toro, crítico musical de Rolling Stone en español, le otorga una sensación de calidez humana inigualable a cada una de las piezas que componen el álbum. Martín Toro describe el disco así: “las canciones de De todas las flores respiran por sí solas, cada una tiene su propia personalidad y se desarrollan nota por nota, golpe por golpe”. Para lograrlo, Natalia Lafourcade se llevó sus ganas de jugar y experimentar con la música al mar y al campo de su natal Veracruz, un sitio que desde hace tres años llama hogar.

Este entorno se manifiesta constantemente en las letras y los sonidos de sus canciones, donde hay referencias a la tierra, las plantas, el mar, la montaña y el viento. Además, en los cuatro años que le tomó escribir las canciones que componen De todas las flores, viajó varias veces a una misma montaña en Perú: “Me metí a la montaña, la caminé… cada que volvía era un parteaguas en mi vida, un antes y un después. Ahora, a la distancia, veo que esa experiencia impregnó, inevitablemente, la música que estaba yo haciendo y, por ende, los arreglos, el disco, el concepto y todo lo que forma parte del universo de De todas las flores.”

La primera canción de su nuevo álbum, “Vine solita”, abre con instrumentos de cuerdas que se prolongan durante casi dos minutos y esta decisión se repite en varias de las que vienen después: momentos instrumentales largos que envuelven a quien los escucha, mucho antes de que aparezca la voz de Natalia Lafourcade.

El disco, de cierta manera, representa una vida, pues arranca hablando del nacimiento y el reconocimiento de uno mismo a través de sus primeras canciones, “Vine solita” y “De todas las flores”; seguidas por otras que hablan sobre el andar por la vida y la forma en que nos relacionamos con otros y con nuestro entorno, como “El lugar correcto”, “Caminar bonito” y “Mi manera de querer”; y termina con aquellas, como “Muerte” y “Que te vaya bonito, Nicolás”, en las que canta sobre el fin de la vida, las despedidas, la pérdida, el amor que se acaba, la soledad y la melancolía, sin dejar de hacer al mismo tiempo una celebración de estar vivos.

Entre su disco anterior, Hasta la raíz, y De todas las flores pasaron siete años en los que Natalia Lafourcade no publicó música inédita. A lo largo de su carrera, ha transitado entre reinterpretar y arreglar canciones y escribir y producir las suyas desde cero. En entrevista con Gatopardo habló sobre la diferencia entre ambos procesos: “Tanto con canciones hechas por otros compositores como con mi música, me toca apropiarme de la canción, meterla en mi sistema, entender el mundo de cada canción. Algo que siempre digo es que las canciones tienen alma propia, son personitas; hay unas que se dejan más rápido que otras y hay otras que no se dejan y, de repente, florecen”.

Sin embargo, una de las canciones de De todas las flores sí es una reinterpretación, pero es distinta de las que ha hecho antes, por ejemplo, con piezas de Chavela Vargas o Violeta Parra. El sencillo “María, la Curandera” es, en realidad, una reinvención del texto homónimo de María Sabina. Natalia Lafourcade cuenta que sus versos le ayudaron a reafirmar su fuerza como mujer y la importancia de estar conectada a la tierra y a la naturaleza.

Tras la publicación de este gran proyecto, Natalia Lafourcade inició una gira de conciertos que comenzó en Canadá y que ha recorrido Francia, España y Estados Unidos; seguirá en algunas ciudades de Argentina, Chile, Perú y Colombia, para cerrar su gira en noviembre con tres conciertos en México.

De esa forma, De todas las flores se acercará aún más a todos aquellos que han conectado con él a la distancia. “Fue una cosa de amor a mi gente, a mi público, unas ganas de compartir todo lo que para mí se abrió en este proceso. [...] Son canciones mensajeras y maestras. Fue como encontrar un jardín enorme y poder abrir las puertas para que los demás pudieran verlo y sentir ese lugar.”

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