En 2016, el realizador argentino Luis Ortega sintió la necesidad de revisar su adolescencia, una época a la que identifica como clave en su desarrollo. En ese entonces, Ortega —conocido en el país sudamericano por haber escrito su primera película, Caja negra, a los 18 años—, acababa de dirigir Historia de un clan, miniserie en la que abordaba los secuestros y asesinatos cometidos por los Puccio, una familia de clase media que escondía un lucrativo negocio criminal. Su contacto con la historia del clan Puccio hizo que el director recordara los delitos que, motivados por la inocencia, había cometido en su infancia.
Poco después, Ortega se encontró con otra trama criminal famosa en la Argentina contemporánea: la historia de Carlos Eduardo Robledo Puch, un joven de veinte años que asesinó a once personas en los primeros años de la década de los setenta. La revisión de su vida y su acercamiento con la figura de Robledo Puch, a quien la prensa argentina llamó “el ángel negro”, dieron como resultado El ángel, que llegará a salas mexicanas después de convertirse en una de las películas más exitosas de la cinematografía argentina.
La cinta sigue la vida de Carlitos (Lorenzo Ferro), un chico de 17 años que por su apariencia, sus rizos rubios y su cara de bebé, ha logrado encantar a su barrio y acercarse a ellos para cumplir con una de sus más grandes aficiones: robarles. Tras ser enviado por sus padres (Luis Gnecco y Cecilia Roth) a una escuela donde esperan que encuentre el orden, Carlitos conoce a Ramón (Chino Darín), del que rápidamente comienza a sentirse atraído. Motivado por sus instintos criminales y la imagen que le da su nuevo amigo, el chico se relaciona con la familia de Ramón, dedicados al robo de tiendas y casas.
Aunque parece que El ángel solo retrata la vida de Carlos Robledo Puch, el acercamiento que le da su director es otro. “En realidad la historia es una excusa para poder hacer la película que yo quería, que tenía que ver con mi adolescencia y esa edad donde la libertad y la desmesura no logran diferenciarse”, comenta en entrevista.
Ortega, hijo del compositor Palito Ortega, ha declarado que la figura del ángel negro le recordó su propia infancia, en la que la madre de uno de sus amigos lo motivó a allanar casas y tirar bombas de gas en salas de cine. Cuando creció entendió que todos esos actos estaban lejos de ser inocentes. En la película, el realizador de 38 años juega con esa anécdota.
A pesar de contar con el libro de Rodolfo Palacios, quien también figura como escritor y apoyo dramático, el cineasta decidió tomar como punto de arranque la historia de Carlitos y expresar la amistad entre los dos protagonistas juveniles (descrita por algunos como un amorío platónico) y resaltar lo que él ha llamado “la peligrosidad de la belleza”.
“Odio las biopics, para mí son un género muy menor. Lo que yo buscaba era tener un trampolín para hacer un acto poético, no una reconstrucción. Realizar un acto artístico que no tiene ningún compromiso con la realidad”, menciona.
Para lograr sus ambiciones, Ortega buscó a un actor desconocido que pudiera convencer a la audiencia de su inocencia, aun cuando realizaba actos tan atroces como el asesinato de dos personas mientras estas dormían. “Creo que el star system le viene jugando en contra al cine. Aceptar la convención de que esas figuritas que ya conoces, que conoces su Instagram, su vida y todas sus estupideces públicas, se convierten en personajes es como si hubiera que creer un cuento para niños para que se duerman”, señala. El indicado fue Lorenzo Ferro, a quien vio en una revista de sociales. La actuación de Ferro, potencializada por la presencia de actores de renombre, le valió el premio Fénix a Mejor Actuación Masculina.
Con el respaldo de la comunidad argentina, Ortega espera que El ángel pueda servir para “rescatar la pureza de la historia, más allá del bien y del mal”, así como demostrar que, contrario a lo que indicaba el criminólogo italiano Cesare Lombroso, los delitos pueden ser cometidos por cualquiera, ya sea un niño con cara de ángel o un inocente que después se convierte en cineasta.
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En El ángel Luis Ortega retoma la historia del asesino Carlos Eduardo Robledo Puch.
En 2016, el realizador argentino Luis Ortega sintió la necesidad de revisar su adolescencia, una época a la que identifica como clave en su desarrollo. En ese entonces, Ortega —conocido en el país sudamericano por haber escrito su primera película, Caja negra, a los 18 años—, acababa de dirigir Historia de un clan, miniserie en la que abordaba los secuestros y asesinatos cometidos por los Puccio, una familia de clase media que escondía un lucrativo negocio criminal. Su contacto con la historia del clan Puccio hizo que el director recordara los delitos que, motivados por la inocencia, había cometido en su infancia.
Poco después, Ortega se encontró con otra trama criminal famosa en la Argentina contemporánea: la historia de Carlos Eduardo Robledo Puch, un joven de veinte años que asesinó a once personas en los primeros años de la década de los setenta. La revisión de su vida y su acercamiento con la figura de Robledo Puch, a quien la prensa argentina llamó “el ángel negro”, dieron como resultado El ángel, que llegará a salas mexicanas después de convertirse en una de las películas más exitosas de la cinematografía argentina.
La cinta sigue la vida de Carlitos (Lorenzo Ferro), un chico de 17 años que por su apariencia, sus rizos rubios y su cara de bebé, ha logrado encantar a su barrio y acercarse a ellos para cumplir con una de sus más grandes aficiones: robarles. Tras ser enviado por sus padres (Luis Gnecco y Cecilia Roth) a una escuela donde esperan que encuentre el orden, Carlitos conoce a Ramón (Chino Darín), del que rápidamente comienza a sentirse atraído. Motivado por sus instintos criminales y la imagen que le da su nuevo amigo, el chico se relaciona con la familia de Ramón, dedicados al robo de tiendas y casas.
Aunque parece que El ángel solo retrata la vida de Carlos Robledo Puch, el acercamiento que le da su director es otro. “En realidad la historia es una excusa para poder hacer la película que yo quería, que tenía que ver con mi adolescencia y esa edad donde la libertad y la desmesura no logran diferenciarse”, comenta en entrevista.
Ortega, hijo del compositor Palito Ortega, ha declarado que la figura del ángel negro le recordó su propia infancia, en la que la madre de uno de sus amigos lo motivó a allanar casas y tirar bombas de gas en salas de cine. Cuando creció entendió que todos esos actos estaban lejos de ser inocentes. En la película, el realizador de 38 años juega con esa anécdota.
A pesar de contar con el libro de Rodolfo Palacios, quien también figura como escritor y apoyo dramático, el cineasta decidió tomar como punto de arranque la historia de Carlitos y expresar la amistad entre los dos protagonistas juveniles (descrita por algunos como un amorío platónico) y resaltar lo que él ha llamado “la peligrosidad de la belleza”.
“Odio las biopics, para mí son un género muy menor. Lo que yo buscaba era tener un trampolín para hacer un acto poético, no una reconstrucción. Realizar un acto artístico que no tiene ningún compromiso con la realidad”, menciona.
Para lograr sus ambiciones, Ortega buscó a un actor desconocido que pudiera convencer a la audiencia de su inocencia, aun cuando realizaba actos tan atroces como el asesinato de dos personas mientras estas dormían. “Creo que el star system le viene jugando en contra al cine. Aceptar la convención de que esas figuritas que ya conoces, que conoces su Instagram, su vida y todas sus estupideces públicas, se convierten en personajes es como si hubiera que creer un cuento para niños para que se duerman”, señala. El indicado fue Lorenzo Ferro, a quien vio en una revista de sociales. La actuación de Ferro, potencializada por la presencia de actores de renombre, le valió el premio Fénix a Mejor Actuación Masculina.
Con el respaldo de la comunidad argentina, Ortega espera que El ángel pueda servir para “rescatar la pureza de la historia, más allá del bien y del mal”, así como demostrar que, contrario a lo que indicaba el criminólogo italiano Cesare Lombroso, los delitos pueden ser cometidos por cualquiera, ya sea un niño con cara de ángel o un inocente que después se convierte en cineasta.
En El ángel Luis Ortega retoma la historia del asesino Carlos Eduardo Robledo Puch.
En 2016, el realizador argentino Luis Ortega sintió la necesidad de revisar su adolescencia, una época a la que identifica como clave en su desarrollo. En ese entonces, Ortega —conocido en el país sudamericano por haber escrito su primera película, Caja negra, a los 18 años—, acababa de dirigir Historia de un clan, miniserie en la que abordaba los secuestros y asesinatos cometidos por los Puccio, una familia de clase media que escondía un lucrativo negocio criminal. Su contacto con la historia del clan Puccio hizo que el director recordara los delitos que, motivados por la inocencia, había cometido en su infancia.
Poco después, Ortega se encontró con otra trama criminal famosa en la Argentina contemporánea: la historia de Carlos Eduardo Robledo Puch, un joven de veinte años que asesinó a once personas en los primeros años de la década de los setenta. La revisión de su vida y su acercamiento con la figura de Robledo Puch, a quien la prensa argentina llamó “el ángel negro”, dieron como resultado El ángel, que llegará a salas mexicanas después de convertirse en una de las películas más exitosas de la cinematografía argentina.
La cinta sigue la vida de Carlitos (Lorenzo Ferro), un chico de 17 años que por su apariencia, sus rizos rubios y su cara de bebé, ha logrado encantar a su barrio y acercarse a ellos para cumplir con una de sus más grandes aficiones: robarles. Tras ser enviado por sus padres (Luis Gnecco y Cecilia Roth) a una escuela donde esperan que encuentre el orden, Carlitos conoce a Ramón (Chino Darín), del que rápidamente comienza a sentirse atraído. Motivado por sus instintos criminales y la imagen que le da su nuevo amigo, el chico se relaciona con la familia de Ramón, dedicados al robo de tiendas y casas.
Aunque parece que El ángel solo retrata la vida de Carlos Robledo Puch, el acercamiento que le da su director es otro. “En realidad la historia es una excusa para poder hacer la película que yo quería, que tenía que ver con mi adolescencia y esa edad donde la libertad y la desmesura no logran diferenciarse”, comenta en entrevista.
Ortega, hijo del compositor Palito Ortega, ha declarado que la figura del ángel negro le recordó su propia infancia, en la que la madre de uno de sus amigos lo motivó a allanar casas y tirar bombas de gas en salas de cine. Cuando creció entendió que todos esos actos estaban lejos de ser inocentes. En la película, el realizador de 38 años juega con esa anécdota.
A pesar de contar con el libro de Rodolfo Palacios, quien también figura como escritor y apoyo dramático, el cineasta decidió tomar como punto de arranque la historia de Carlitos y expresar la amistad entre los dos protagonistas juveniles (descrita por algunos como un amorío platónico) y resaltar lo que él ha llamado “la peligrosidad de la belleza”.
“Odio las biopics, para mí son un género muy menor. Lo que yo buscaba era tener un trampolín para hacer un acto poético, no una reconstrucción. Realizar un acto artístico que no tiene ningún compromiso con la realidad”, menciona.
Para lograr sus ambiciones, Ortega buscó a un actor desconocido que pudiera convencer a la audiencia de su inocencia, aun cuando realizaba actos tan atroces como el asesinato de dos personas mientras estas dormían. “Creo que el star system le viene jugando en contra al cine. Aceptar la convención de que esas figuritas que ya conoces, que conoces su Instagram, su vida y todas sus estupideces públicas, se convierten en personajes es como si hubiera que creer un cuento para niños para que se duerman”, señala. El indicado fue Lorenzo Ferro, a quien vio en una revista de sociales. La actuación de Ferro, potencializada por la presencia de actores de renombre, le valió el premio Fénix a Mejor Actuación Masculina.
Con el respaldo de la comunidad argentina, Ortega espera que El ángel pueda servir para “rescatar la pureza de la historia, más allá del bien y del mal”, así como demostrar que, contrario a lo que indicaba el criminólogo italiano Cesare Lombroso, los delitos pueden ser cometidos por cualquiera, ya sea un niño con cara de ángel o un inocente que después se convierte en cineasta.
En El ángel Luis Ortega retoma la historia del asesino Carlos Eduardo Robledo Puch.
En 2016, el realizador argentino Luis Ortega sintió la necesidad de revisar su adolescencia, una época a la que identifica como clave en su desarrollo. En ese entonces, Ortega —conocido en el país sudamericano por haber escrito su primera película, Caja negra, a los 18 años—, acababa de dirigir Historia de un clan, miniserie en la que abordaba los secuestros y asesinatos cometidos por los Puccio, una familia de clase media que escondía un lucrativo negocio criminal. Su contacto con la historia del clan Puccio hizo que el director recordara los delitos que, motivados por la inocencia, había cometido en su infancia.
Poco después, Ortega se encontró con otra trama criminal famosa en la Argentina contemporánea: la historia de Carlos Eduardo Robledo Puch, un joven de veinte años que asesinó a once personas en los primeros años de la década de los setenta. La revisión de su vida y su acercamiento con la figura de Robledo Puch, a quien la prensa argentina llamó “el ángel negro”, dieron como resultado El ángel, que llegará a salas mexicanas después de convertirse en una de las películas más exitosas de la cinematografía argentina.
La cinta sigue la vida de Carlitos (Lorenzo Ferro), un chico de 17 años que por su apariencia, sus rizos rubios y su cara de bebé, ha logrado encantar a su barrio y acercarse a ellos para cumplir con una de sus más grandes aficiones: robarles. Tras ser enviado por sus padres (Luis Gnecco y Cecilia Roth) a una escuela donde esperan que encuentre el orden, Carlitos conoce a Ramón (Chino Darín), del que rápidamente comienza a sentirse atraído. Motivado por sus instintos criminales y la imagen que le da su nuevo amigo, el chico se relaciona con la familia de Ramón, dedicados al robo de tiendas y casas.
Aunque parece que El ángel solo retrata la vida de Carlos Robledo Puch, el acercamiento que le da su director es otro. “En realidad la historia es una excusa para poder hacer la película que yo quería, que tenía que ver con mi adolescencia y esa edad donde la libertad y la desmesura no logran diferenciarse”, comenta en entrevista.
Ortega, hijo del compositor Palito Ortega, ha declarado que la figura del ángel negro le recordó su propia infancia, en la que la madre de uno de sus amigos lo motivó a allanar casas y tirar bombas de gas en salas de cine. Cuando creció entendió que todos esos actos estaban lejos de ser inocentes. En la película, el realizador de 38 años juega con esa anécdota.
A pesar de contar con el libro de Rodolfo Palacios, quien también figura como escritor y apoyo dramático, el cineasta decidió tomar como punto de arranque la historia de Carlitos y expresar la amistad entre los dos protagonistas juveniles (descrita por algunos como un amorío platónico) y resaltar lo que él ha llamado “la peligrosidad de la belleza”.
“Odio las biopics, para mí son un género muy menor. Lo que yo buscaba era tener un trampolín para hacer un acto poético, no una reconstrucción. Realizar un acto artístico que no tiene ningún compromiso con la realidad”, menciona.
Para lograr sus ambiciones, Ortega buscó a un actor desconocido que pudiera convencer a la audiencia de su inocencia, aun cuando realizaba actos tan atroces como el asesinato de dos personas mientras estas dormían. “Creo que el star system le viene jugando en contra al cine. Aceptar la convención de que esas figuritas que ya conoces, que conoces su Instagram, su vida y todas sus estupideces públicas, se convierten en personajes es como si hubiera que creer un cuento para niños para que se duerman”, señala. El indicado fue Lorenzo Ferro, a quien vio en una revista de sociales. La actuación de Ferro, potencializada por la presencia de actores de renombre, le valió el premio Fénix a Mejor Actuación Masculina.
Con el respaldo de la comunidad argentina, Ortega espera que El ángel pueda servir para “rescatar la pureza de la historia, más allá del bien y del mal”, así como demostrar que, contrario a lo que indicaba el criminólogo italiano Cesare Lombroso, los delitos pueden ser cometidos por cualquiera, ya sea un niño con cara de ángel o un inocente que después se convierte en cineasta.
En El ángel Luis Ortega retoma la historia del asesino Carlos Eduardo Robledo Puch.
En 2016, el realizador argentino Luis Ortega sintió la necesidad de revisar su adolescencia, una época a la que identifica como clave en su desarrollo. En ese entonces, Ortega —conocido en el país sudamericano por haber escrito su primera película, Caja negra, a los 18 años—, acababa de dirigir Historia de un clan, miniserie en la que abordaba los secuestros y asesinatos cometidos por los Puccio, una familia de clase media que escondía un lucrativo negocio criminal. Su contacto con la historia del clan Puccio hizo que el director recordara los delitos que, motivados por la inocencia, había cometido en su infancia.
Poco después, Ortega se encontró con otra trama criminal famosa en la Argentina contemporánea: la historia de Carlos Eduardo Robledo Puch, un joven de veinte años que asesinó a once personas en los primeros años de la década de los setenta. La revisión de su vida y su acercamiento con la figura de Robledo Puch, a quien la prensa argentina llamó “el ángel negro”, dieron como resultado El ángel, que llegará a salas mexicanas después de convertirse en una de las películas más exitosas de la cinematografía argentina.
La cinta sigue la vida de Carlitos (Lorenzo Ferro), un chico de 17 años que por su apariencia, sus rizos rubios y su cara de bebé, ha logrado encantar a su barrio y acercarse a ellos para cumplir con una de sus más grandes aficiones: robarles. Tras ser enviado por sus padres (Luis Gnecco y Cecilia Roth) a una escuela donde esperan que encuentre el orden, Carlitos conoce a Ramón (Chino Darín), del que rápidamente comienza a sentirse atraído. Motivado por sus instintos criminales y la imagen que le da su nuevo amigo, el chico se relaciona con la familia de Ramón, dedicados al robo de tiendas y casas.
Aunque parece que El ángel solo retrata la vida de Carlos Robledo Puch, el acercamiento que le da su director es otro. “En realidad la historia es una excusa para poder hacer la película que yo quería, que tenía que ver con mi adolescencia y esa edad donde la libertad y la desmesura no logran diferenciarse”, comenta en entrevista.
Ortega, hijo del compositor Palito Ortega, ha declarado que la figura del ángel negro le recordó su propia infancia, en la que la madre de uno de sus amigos lo motivó a allanar casas y tirar bombas de gas en salas de cine. Cuando creció entendió que todos esos actos estaban lejos de ser inocentes. En la película, el realizador de 38 años juega con esa anécdota.
A pesar de contar con el libro de Rodolfo Palacios, quien también figura como escritor y apoyo dramático, el cineasta decidió tomar como punto de arranque la historia de Carlitos y expresar la amistad entre los dos protagonistas juveniles (descrita por algunos como un amorío platónico) y resaltar lo que él ha llamado “la peligrosidad de la belleza”.
“Odio las biopics, para mí son un género muy menor. Lo que yo buscaba era tener un trampolín para hacer un acto poético, no una reconstrucción. Realizar un acto artístico que no tiene ningún compromiso con la realidad”, menciona.
Para lograr sus ambiciones, Ortega buscó a un actor desconocido que pudiera convencer a la audiencia de su inocencia, aun cuando realizaba actos tan atroces como el asesinato de dos personas mientras estas dormían. “Creo que el star system le viene jugando en contra al cine. Aceptar la convención de que esas figuritas que ya conoces, que conoces su Instagram, su vida y todas sus estupideces públicas, se convierten en personajes es como si hubiera que creer un cuento para niños para que se duerman”, señala. El indicado fue Lorenzo Ferro, a quien vio en una revista de sociales. La actuación de Ferro, potencializada por la presencia de actores de renombre, le valió el premio Fénix a Mejor Actuación Masculina.
Con el respaldo de la comunidad argentina, Ortega espera que El ángel pueda servir para “rescatar la pureza de la historia, más allá del bien y del mal”, así como demostrar que, contrario a lo que indicaba el criminólogo italiano Cesare Lombroso, los delitos pueden ser cometidos por cualquiera, ya sea un niño con cara de ángel o un inocente que después se convierte en cineasta.
En 2016, el realizador argentino Luis Ortega sintió la necesidad de revisar su adolescencia, una época a la que identifica como clave en su desarrollo. En ese entonces, Ortega —conocido en el país sudamericano por haber escrito su primera película, Caja negra, a los 18 años—, acababa de dirigir Historia de un clan, miniserie en la que abordaba los secuestros y asesinatos cometidos por los Puccio, una familia de clase media que escondía un lucrativo negocio criminal. Su contacto con la historia del clan Puccio hizo que el director recordara los delitos que, motivados por la inocencia, había cometido en su infancia.
Poco después, Ortega se encontró con otra trama criminal famosa en la Argentina contemporánea: la historia de Carlos Eduardo Robledo Puch, un joven de veinte años que asesinó a once personas en los primeros años de la década de los setenta. La revisión de su vida y su acercamiento con la figura de Robledo Puch, a quien la prensa argentina llamó “el ángel negro”, dieron como resultado El ángel, que llegará a salas mexicanas después de convertirse en una de las películas más exitosas de la cinematografía argentina.
La cinta sigue la vida de Carlitos (Lorenzo Ferro), un chico de 17 años que por su apariencia, sus rizos rubios y su cara de bebé, ha logrado encantar a su barrio y acercarse a ellos para cumplir con una de sus más grandes aficiones: robarles. Tras ser enviado por sus padres (Luis Gnecco y Cecilia Roth) a una escuela donde esperan que encuentre el orden, Carlitos conoce a Ramón (Chino Darín), del que rápidamente comienza a sentirse atraído. Motivado por sus instintos criminales y la imagen que le da su nuevo amigo, el chico se relaciona con la familia de Ramón, dedicados al robo de tiendas y casas.
Aunque parece que El ángel solo retrata la vida de Carlos Robledo Puch, el acercamiento que le da su director es otro. “En realidad la historia es una excusa para poder hacer la película que yo quería, que tenía que ver con mi adolescencia y esa edad donde la libertad y la desmesura no logran diferenciarse”, comenta en entrevista.
Ortega, hijo del compositor Palito Ortega, ha declarado que la figura del ángel negro le recordó su propia infancia, en la que la madre de uno de sus amigos lo motivó a allanar casas y tirar bombas de gas en salas de cine. Cuando creció entendió que todos esos actos estaban lejos de ser inocentes. En la película, el realizador de 38 años juega con esa anécdota.
A pesar de contar con el libro de Rodolfo Palacios, quien también figura como escritor y apoyo dramático, el cineasta decidió tomar como punto de arranque la historia de Carlitos y expresar la amistad entre los dos protagonistas juveniles (descrita por algunos como un amorío platónico) y resaltar lo que él ha llamado “la peligrosidad de la belleza”.
“Odio las biopics, para mí son un género muy menor. Lo que yo buscaba era tener un trampolín para hacer un acto poético, no una reconstrucción. Realizar un acto artístico que no tiene ningún compromiso con la realidad”, menciona.
Para lograr sus ambiciones, Ortega buscó a un actor desconocido que pudiera convencer a la audiencia de su inocencia, aun cuando realizaba actos tan atroces como el asesinato de dos personas mientras estas dormían. “Creo que el star system le viene jugando en contra al cine. Aceptar la convención de que esas figuritas que ya conoces, que conoces su Instagram, su vida y todas sus estupideces públicas, se convierten en personajes es como si hubiera que creer un cuento para niños para que se duerman”, señala. El indicado fue Lorenzo Ferro, a quien vio en una revista de sociales. La actuación de Ferro, potencializada por la presencia de actores de renombre, le valió el premio Fénix a Mejor Actuación Masculina.
Con el respaldo de la comunidad argentina, Ortega espera que El ángel pueda servir para “rescatar la pureza de la historia, más allá del bien y del mal”, así como demostrar que, contrario a lo que indicaba el criminólogo italiano Cesare Lombroso, los delitos pueden ser cometidos por cualquiera, ya sea un niño con cara de ángel o un inocente que después se convierte en cineasta.
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