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Desde que expertos de la UNAM localizaron una falla geológica en la zona de Plateros a Mixcoac, habitantes del área exigieron mayor información sobre este fenómeno, algunos han considerado mudarse debido al temor que les provocan los microsismos.
Por debajo del edificio de apartamentos, numerado con el 42 de la calle Los Echave, atraviesa la falla geológica Plateros-Mixcoac. Localizada por investigadores del Instituto de Ingeniería de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), afecta a los habitantes de éste y otros tantos inmuebles en la zona que resintieron los microsismos de los últimos meses.
La fachada color rojo de aquel edificio de cuatro pisos está repleta de grietas, incluso algunos pedazos de la loseta que decoraba la entrada cayeron con los pequeños sismos que cimbraron la colonia Mixcoac, en la alcaldía Benito Juárez. Afuera del inmueble, Víctor deja de lavar su motocicleta para mostrarle a un fotógrafo las fisuras del suelo.
“Se siente horrible, nunca sabes cuándo va a llegar el siguiente temblor. Debajo de mi edificio ya se hizo una fuga de agua por los sismos y nadie ha venido a checarlo”, comenta Víctor. “Afortunadamente, aunque se vean grietas, el edificio no tiene falla estructural aún, pero no sabemos si en algún momento pase, la verdad es que estamos pensando en mudarnos en cuanto podamos”.
El ocho de febrero de 2024, un grupo de investigadores de la UNAM informaron que esta falla geológica podría ser la causante de los microsismos registrados entre el tres de diciembre de 2023 y el diez de enero de 2024. El Servicio Sismológico Nacional contabilizó 23 microsismos en las alcaldías Magdalena Contreras y Álvaro Obregón, cuyas magnitudes van de 1.1 a 3.2. Con una longitud mayor a un kilómetro, la falla de Plateros-Mixcoac se extiende desde el poniente de Anillo Periférico, pasa por avenida Revolución, hasta llegar al parque donde se sitúa el Muro de la Paz, colonia Insurgentes Mixcoac.
En el estudio El Rompecabezas de la Sismicidad del Poniente de la Ciudad de México se detalla que los factores que podrían reactivar la falla geológica son “la acumulación de tensión en la región, el hundimiento del Valle de México y la recarga del acuífero que alimenta la zona metropolitana”.
Pedro Vera Sánchez, jefe del Departamento de Posgrado de la Escuela Superior de Ingeniería y Arquitectura del Instituto Politécnico Nacional (IPN), recordó que los habitantes de la Ciudad de México viven en la zona del lago de Texcoco. Los antiguos pobladores sacaron el agua y se asentaron “en el lodo que había en el fondo, básicamente hemos construido una ciudad en el peor lugar para hacerlo”. Es por ello que los materiales del suelo de la capital se irán compactando en la medida que pierdan su contenido de agua y con el peso que soportan sobre sí.
El problema se agrava con la extracción del agua del subsuelo que contribuye al hundimiento de la urbe: “La Ciudad de México en general está hundiéndose a un ritmo promedio de diez centímetros más o menos por año”, recordó René Chávez, investigador del departamento de Geomagnetismo y Exploración Geofísica de la UNAM, quien agregó que no todo daño en las construcciones está relacionado con actividad sísmica.
Diferencias con las placas tectónicas
El fenómeno de los microsismos no es nuevo en la Ciudad de México, según el estudio de la UNAM, pues existen registros de sismicidad en la capital desde la primera mitad del siglo XX, aunque ninguno excedió la magnitud 4 y sus epicentros son cercanos a la superficie. La falla Plateros-Mixcoac aún es estudiada para determinar el impacto que pueda tener en las construcciones.
“Todas las fallas son elementos estructurales que tienen actividad sísmica asociada. En la ciudad tenemos un número mayor de estas fallas que las que normalmente tenemos reportadas, pues solo se conocen aquellas que de alguna manera han manifestado su actividad. Sin embargo, hay algunas otras que no sabemos exactamente dónde están o qué distribución tienen”, comentó Vera Sánchez. A diferencia de las placas del Pacífico, de Cocos o la Norteamericana de la actual configuración de México, el radio de afectación de esta falla es corto. “Los bloques que las conforman son de menores dimensiones que las que vemos en el Pacífico, por lo tanto la energía que disipan es menor”, agregó el especialista.
Después de los microsismos de diciembre de 2023, ocho estructuras sufrieron daños graves, además hubo reportes de diversas afectaciones en la zona de Mixcoac, de acuerdo con la Secretaría de Protección Civil de la Ciudad de México. Sin embargo, los vecinos acusan que las autoridades no han revisado muchos de los edificios cercanos a la falla geológica. Alix, quien vive con su hermana en un departamento sobre la avenida Río Mixcoac, afirma que las autoridades nunca se han acercado para revisar su edificio después de un sismo, a pesar de la solicitud de los vecinos.
El 16 de febrero de 2024, vecinos de la zona protestaron afuera del Centro Cultural Juan Rulfo, pues no se les permitió acceder a la presentación de un informe sobre la falla Plateros-Mixcoac. También bloquearon vialidades como Avenida Patriotismo, a la altura de la colonia Mixcoac. “En el grupo de vecinos nos convocaron para una reunión, primero habían dicho que era para 90 personas, las que están afectadas y especialmente para la calle de Los Echave. Después nos dijeron que era para todos los vecinos de la zona de Mixcoac, pero llegando acá nos dicen otra cosa”, comentó Alejandra González, vecina de la zona a Animal Político.
Alix está considerando mudarse de Mixcoac motivada únicamente por la inseguridad que siente frente a los numerosos sismos de esta zona: “Me gusta vivir aquí, me parece un lugar tranquilo, pero todo el tiempo tengo miedo, ya no puedes hacer tus actividades normales porque todo el tiempo piensas que va a temblar. Además, Protección Civil nunca viene a revisar el edificio”.
Víctor experimenta algo similar. Renta un departamento en el edificio 42 de la calle Los Echave, y se percibe vulnerable frente a los microsismos; aunque su hogar no sufrió daños estructurales, desconoce en qué momento la situación puede cambiar: “Es que incluso tienes que cambiar algunos hábitos por más pequeños que parezcan; por ejemplo, ya no duermes bien, tienes tus tenis a un lado de la cama por si tienes que salir corriendo. Estar en tu casa se convierte en una inseguridad. Yo me voy a mover en la primera oportunidad que tenga. Por fortuna rento, pero me da tristeza por los vecinos que sí tienen su patrimonio aquí”.
El miedo de los vecinos aumenta al considerar que la Alerta Sísmica no se activa con sismos menores a 5.5, pues está diseñada para detectar temblores de magnitudes mayores. “A diferencia de los sismos que ocurren en el Pacífico, aquí no hay una forma de alertar previamente que va a ocurrir, puesto que tendríamos que tener el sensor puesto ahí, en la esquina. Nos vamos a enterar prácticamente cuando esté ocurriendo”, explicó Pedro Vera Sánchez, especialista del IPN.
El Monasterio de la Visitación, ubicado en la calle Campana en la Colonia Mixcoac, es uno de los inmuebles donde se observan más daños. Las enormes grietas de su fachada surgen desde el suelo hasta alcanzar el techo; a pesar de ello, las habitantes no han recibido instrucciones para abandonarlo. Una de las monjas abre la puerta solo para aclarar que no tienen permitido dar entrevistas, aunque comenta que el edificio solo presenta daños en esa área y ellas no lo abandonarán porque confían en que Dios evitará cualquier incidente.
“Muchas veces no prestamos atención y podemos tener fugas de agua o de drenaje que están alcanzando el terreno y que eventualmente van a dañar el subsuelo”, menciona Vera Sánchez, quien además recomienda a los vecinos de la zona registrar los daños que detecten en su edificación, al igual que las observadas en la calles, vialidades, tuberías del agua potable o el drenaje. También se le recomienda a las y los vecinos informarse sobre los protocolos de seguimiento de las autoridades gubernamentales. Así como solicitar ayuda de especialistas para verificar el origen de los defectos que presente la construcción y determinar si está relacionado directamente con la actividad sísmica o no.
Desde que expertos de la UNAM localizaron una falla geológica en la zona de Plateros a Mixcoac, habitantes del área exigieron mayor información sobre este fenómeno, algunos han considerado mudarse debido al temor que les provocan los microsismos.
Por debajo del edificio de apartamentos, numerado con el 42 de la calle Los Echave, atraviesa la falla geológica Plateros-Mixcoac. Localizada por investigadores del Instituto de Ingeniería de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), afecta a los habitantes de éste y otros tantos inmuebles en la zona que resintieron los microsismos de los últimos meses.
La fachada color rojo de aquel edificio de cuatro pisos está repleta de grietas, incluso algunos pedazos de la loseta que decoraba la entrada cayeron con los pequeños sismos que cimbraron la colonia Mixcoac, en la alcaldía Benito Juárez. Afuera del inmueble, Víctor deja de lavar su motocicleta para mostrarle a un fotógrafo las fisuras del suelo.
“Se siente horrible, nunca sabes cuándo va a llegar el siguiente temblor. Debajo de mi edificio ya se hizo una fuga de agua por los sismos y nadie ha venido a checarlo”, comenta Víctor. “Afortunadamente, aunque se vean grietas, el edificio no tiene falla estructural aún, pero no sabemos si en algún momento pase, la verdad es que estamos pensando en mudarnos en cuanto podamos”.
El ocho de febrero de 2024, un grupo de investigadores de la UNAM informaron que esta falla geológica podría ser la causante de los microsismos registrados entre el tres de diciembre de 2023 y el diez de enero de 2024. El Servicio Sismológico Nacional contabilizó 23 microsismos en las alcaldías Magdalena Contreras y Álvaro Obregón, cuyas magnitudes van de 1.1 a 3.2. Con una longitud mayor a un kilómetro, la falla de Plateros-Mixcoac se extiende desde el poniente de Anillo Periférico, pasa por avenida Revolución, hasta llegar al parque donde se sitúa el Muro de la Paz, colonia Insurgentes Mixcoac.
En el estudio El Rompecabezas de la Sismicidad del Poniente de la Ciudad de México se detalla que los factores que podrían reactivar la falla geológica son “la acumulación de tensión en la región, el hundimiento del Valle de México y la recarga del acuífero que alimenta la zona metropolitana”.
Pedro Vera Sánchez, jefe del Departamento de Posgrado de la Escuela Superior de Ingeniería y Arquitectura del Instituto Politécnico Nacional (IPN), recordó que los habitantes de la Ciudad de México viven en la zona del lago de Texcoco. Los antiguos pobladores sacaron el agua y se asentaron “en el lodo que había en el fondo, básicamente hemos construido una ciudad en el peor lugar para hacerlo”. Es por ello que los materiales del suelo de la capital se irán compactando en la medida que pierdan su contenido de agua y con el peso que soportan sobre sí.
El problema se agrava con la extracción del agua del subsuelo que contribuye al hundimiento de la urbe: “La Ciudad de México en general está hundiéndose a un ritmo promedio de diez centímetros más o menos por año”, recordó René Chávez, investigador del departamento de Geomagnetismo y Exploración Geofísica de la UNAM, quien agregó que no todo daño en las construcciones está relacionado con actividad sísmica.
Diferencias con las placas tectónicas
El fenómeno de los microsismos no es nuevo en la Ciudad de México, según el estudio de la UNAM, pues existen registros de sismicidad en la capital desde la primera mitad del siglo XX, aunque ninguno excedió la magnitud 4 y sus epicentros son cercanos a la superficie. La falla Plateros-Mixcoac aún es estudiada para determinar el impacto que pueda tener en las construcciones.
“Todas las fallas son elementos estructurales que tienen actividad sísmica asociada. En la ciudad tenemos un número mayor de estas fallas que las que normalmente tenemos reportadas, pues solo se conocen aquellas que de alguna manera han manifestado su actividad. Sin embargo, hay algunas otras que no sabemos exactamente dónde están o qué distribución tienen”, comentó Vera Sánchez. A diferencia de las placas del Pacífico, de Cocos o la Norteamericana de la actual configuración de México, el radio de afectación de esta falla es corto. “Los bloques que las conforman son de menores dimensiones que las que vemos en el Pacífico, por lo tanto la energía que disipan es menor”, agregó el especialista.
Después de los microsismos de diciembre de 2023, ocho estructuras sufrieron daños graves, además hubo reportes de diversas afectaciones en la zona de Mixcoac, de acuerdo con la Secretaría de Protección Civil de la Ciudad de México. Sin embargo, los vecinos acusan que las autoridades no han revisado muchos de los edificios cercanos a la falla geológica. Alix, quien vive con su hermana en un departamento sobre la avenida Río Mixcoac, afirma que las autoridades nunca se han acercado para revisar su edificio después de un sismo, a pesar de la solicitud de los vecinos.
El 16 de febrero de 2024, vecinos de la zona protestaron afuera del Centro Cultural Juan Rulfo, pues no se les permitió acceder a la presentación de un informe sobre la falla Plateros-Mixcoac. También bloquearon vialidades como Avenida Patriotismo, a la altura de la colonia Mixcoac. “En el grupo de vecinos nos convocaron para una reunión, primero habían dicho que era para 90 personas, las que están afectadas y especialmente para la calle de Los Echave. Después nos dijeron que era para todos los vecinos de la zona de Mixcoac, pero llegando acá nos dicen otra cosa”, comentó Alejandra González, vecina de la zona a Animal Político.
Alix está considerando mudarse de Mixcoac motivada únicamente por la inseguridad que siente frente a los numerosos sismos de esta zona: “Me gusta vivir aquí, me parece un lugar tranquilo, pero todo el tiempo tengo miedo, ya no puedes hacer tus actividades normales porque todo el tiempo piensas que va a temblar. Además, Protección Civil nunca viene a revisar el edificio”.
Víctor experimenta algo similar. Renta un departamento en el edificio 42 de la calle Los Echave, y se percibe vulnerable frente a los microsismos; aunque su hogar no sufrió daños estructurales, desconoce en qué momento la situación puede cambiar: “Es que incluso tienes que cambiar algunos hábitos por más pequeños que parezcan; por ejemplo, ya no duermes bien, tienes tus tenis a un lado de la cama por si tienes que salir corriendo. Estar en tu casa se convierte en una inseguridad. Yo me voy a mover en la primera oportunidad que tenga. Por fortuna rento, pero me da tristeza por los vecinos que sí tienen su patrimonio aquí”.
El miedo de los vecinos aumenta al considerar que la Alerta Sísmica no se activa con sismos menores a 5.5, pues está diseñada para detectar temblores de magnitudes mayores. “A diferencia de los sismos que ocurren en el Pacífico, aquí no hay una forma de alertar previamente que va a ocurrir, puesto que tendríamos que tener el sensor puesto ahí, en la esquina. Nos vamos a enterar prácticamente cuando esté ocurriendo”, explicó Pedro Vera Sánchez, especialista del IPN.
El Monasterio de la Visitación, ubicado en la calle Campana en la Colonia Mixcoac, es uno de los inmuebles donde se observan más daños. Las enormes grietas de su fachada surgen desde el suelo hasta alcanzar el techo; a pesar de ello, las habitantes no han recibido instrucciones para abandonarlo. Una de las monjas abre la puerta solo para aclarar que no tienen permitido dar entrevistas, aunque comenta que el edificio solo presenta daños en esa área y ellas no lo abandonarán porque confían en que Dios evitará cualquier incidente.
“Muchas veces no prestamos atención y podemos tener fugas de agua o de drenaje que están alcanzando el terreno y que eventualmente van a dañar el subsuelo”, menciona Vera Sánchez, quien además recomienda a los vecinos de la zona registrar los daños que detecten en su edificación, al igual que las observadas en la calles, vialidades, tuberías del agua potable o el drenaje. También se le recomienda a las y los vecinos informarse sobre los protocolos de seguimiento de las autoridades gubernamentales. Así como solicitar ayuda de especialistas para verificar el origen de los defectos que presente la construcción y determinar si está relacionado directamente con la actividad sísmica o no.
Desde que expertos de la UNAM localizaron una falla geológica en la zona de Plateros a Mixcoac, habitantes del área exigieron mayor información sobre este fenómeno, algunos han considerado mudarse debido al temor que les provocan los microsismos.
Por debajo del edificio de apartamentos, numerado con el 42 de la calle Los Echave, atraviesa la falla geológica Plateros-Mixcoac. Localizada por investigadores del Instituto de Ingeniería de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), afecta a los habitantes de éste y otros tantos inmuebles en la zona que resintieron los microsismos de los últimos meses.
La fachada color rojo de aquel edificio de cuatro pisos está repleta de grietas, incluso algunos pedazos de la loseta que decoraba la entrada cayeron con los pequeños sismos que cimbraron la colonia Mixcoac, en la alcaldía Benito Juárez. Afuera del inmueble, Víctor deja de lavar su motocicleta para mostrarle a un fotógrafo las fisuras del suelo.
“Se siente horrible, nunca sabes cuándo va a llegar el siguiente temblor. Debajo de mi edificio ya se hizo una fuga de agua por los sismos y nadie ha venido a checarlo”, comenta Víctor. “Afortunadamente, aunque se vean grietas, el edificio no tiene falla estructural aún, pero no sabemos si en algún momento pase, la verdad es que estamos pensando en mudarnos en cuanto podamos”.
El ocho de febrero de 2024, un grupo de investigadores de la UNAM informaron que esta falla geológica podría ser la causante de los microsismos registrados entre el tres de diciembre de 2023 y el diez de enero de 2024. El Servicio Sismológico Nacional contabilizó 23 microsismos en las alcaldías Magdalena Contreras y Álvaro Obregón, cuyas magnitudes van de 1.1 a 3.2. Con una longitud mayor a un kilómetro, la falla de Plateros-Mixcoac se extiende desde el poniente de Anillo Periférico, pasa por avenida Revolución, hasta llegar al parque donde se sitúa el Muro de la Paz, colonia Insurgentes Mixcoac.
En el estudio El Rompecabezas de la Sismicidad del Poniente de la Ciudad de México se detalla que los factores que podrían reactivar la falla geológica son “la acumulación de tensión en la región, el hundimiento del Valle de México y la recarga del acuífero que alimenta la zona metropolitana”.
Pedro Vera Sánchez, jefe del Departamento de Posgrado de la Escuela Superior de Ingeniería y Arquitectura del Instituto Politécnico Nacional (IPN), recordó que los habitantes de la Ciudad de México viven en la zona del lago de Texcoco. Los antiguos pobladores sacaron el agua y se asentaron “en el lodo que había en el fondo, básicamente hemos construido una ciudad en el peor lugar para hacerlo”. Es por ello que los materiales del suelo de la capital se irán compactando en la medida que pierdan su contenido de agua y con el peso que soportan sobre sí.
El problema se agrava con la extracción del agua del subsuelo que contribuye al hundimiento de la urbe: “La Ciudad de México en general está hundiéndose a un ritmo promedio de diez centímetros más o menos por año”, recordó René Chávez, investigador del departamento de Geomagnetismo y Exploración Geofísica de la UNAM, quien agregó que no todo daño en las construcciones está relacionado con actividad sísmica.
Diferencias con las placas tectónicas
El fenómeno de los microsismos no es nuevo en la Ciudad de México, según el estudio de la UNAM, pues existen registros de sismicidad en la capital desde la primera mitad del siglo XX, aunque ninguno excedió la magnitud 4 y sus epicentros son cercanos a la superficie. La falla Plateros-Mixcoac aún es estudiada para determinar el impacto que pueda tener en las construcciones.
“Todas las fallas son elementos estructurales que tienen actividad sísmica asociada. En la ciudad tenemos un número mayor de estas fallas que las que normalmente tenemos reportadas, pues solo se conocen aquellas que de alguna manera han manifestado su actividad. Sin embargo, hay algunas otras que no sabemos exactamente dónde están o qué distribución tienen”, comentó Vera Sánchez. A diferencia de las placas del Pacífico, de Cocos o la Norteamericana de la actual configuración de México, el radio de afectación de esta falla es corto. “Los bloques que las conforman son de menores dimensiones que las que vemos en el Pacífico, por lo tanto la energía que disipan es menor”, agregó el especialista.
Después de los microsismos de diciembre de 2023, ocho estructuras sufrieron daños graves, además hubo reportes de diversas afectaciones en la zona de Mixcoac, de acuerdo con la Secretaría de Protección Civil de la Ciudad de México. Sin embargo, los vecinos acusan que las autoridades no han revisado muchos de los edificios cercanos a la falla geológica. Alix, quien vive con su hermana en un departamento sobre la avenida Río Mixcoac, afirma que las autoridades nunca se han acercado para revisar su edificio después de un sismo, a pesar de la solicitud de los vecinos.
El 16 de febrero de 2024, vecinos de la zona protestaron afuera del Centro Cultural Juan Rulfo, pues no se les permitió acceder a la presentación de un informe sobre la falla Plateros-Mixcoac. También bloquearon vialidades como Avenida Patriotismo, a la altura de la colonia Mixcoac. “En el grupo de vecinos nos convocaron para una reunión, primero habían dicho que era para 90 personas, las que están afectadas y especialmente para la calle de Los Echave. Después nos dijeron que era para todos los vecinos de la zona de Mixcoac, pero llegando acá nos dicen otra cosa”, comentó Alejandra González, vecina de la zona a Animal Político.
Alix está considerando mudarse de Mixcoac motivada únicamente por la inseguridad que siente frente a los numerosos sismos de esta zona: “Me gusta vivir aquí, me parece un lugar tranquilo, pero todo el tiempo tengo miedo, ya no puedes hacer tus actividades normales porque todo el tiempo piensas que va a temblar. Además, Protección Civil nunca viene a revisar el edificio”.
Víctor experimenta algo similar. Renta un departamento en el edificio 42 de la calle Los Echave, y se percibe vulnerable frente a los microsismos; aunque su hogar no sufrió daños estructurales, desconoce en qué momento la situación puede cambiar: “Es que incluso tienes que cambiar algunos hábitos por más pequeños que parezcan; por ejemplo, ya no duermes bien, tienes tus tenis a un lado de la cama por si tienes que salir corriendo. Estar en tu casa se convierte en una inseguridad. Yo me voy a mover en la primera oportunidad que tenga. Por fortuna rento, pero me da tristeza por los vecinos que sí tienen su patrimonio aquí”.
El miedo de los vecinos aumenta al considerar que la Alerta Sísmica no se activa con sismos menores a 5.5, pues está diseñada para detectar temblores de magnitudes mayores. “A diferencia de los sismos que ocurren en el Pacífico, aquí no hay una forma de alertar previamente que va a ocurrir, puesto que tendríamos que tener el sensor puesto ahí, en la esquina. Nos vamos a enterar prácticamente cuando esté ocurriendo”, explicó Pedro Vera Sánchez, especialista del IPN.
El Monasterio de la Visitación, ubicado en la calle Campana en la Colonia Mixcoac, es uno de los inmuebles donde se observan más daños. Las enormes grietas de su fachada surgen desde el suelo hasta alcanzar el techo; a pesar de ello, las habitantes no han recibido instrucciones para abandonarlo. Una de las monjas abre la puerta solo para aclarar que no tienen permitido dar entrevistas, aunque comenta que el edificio solo presenta daños en esa área y ellas no lo abandonarán porque confían en que Dios evitará cualquier incidente.
“Muchas veces no prestamos atención y podemos tener fugas de agua o de drenaje que están alcanzando el terreno y que eventualmente van a dañar el subsuelo”, menciona Vera Sánchez, quien además recomienda a los vecinos de la zona registrar los daños que detecten en su edificación, al igual que las observadas en la calles, vialidades, tuberías del agua potable o el drenaje. También se le recomienda a las y los vecinos informarse sobre los protocolos de seguimiento de las autoridades gubernamentales. Así como solicitar ayuda de especialistas para verificar el origen de los defectos que presente la construcción y determinar si está relacionado directamente con la actividad sísmica o no.
Desde que expertos de la UNAM localizaron una falla geológica en la zona de Plateros a Mixcoac, habitantes del área exigieron mayor información sobre este fenómeno, algunos han considerado mudarse debido al temor que les provocan los microsismos.
Por debajo del edificio de apartamentos, numerado con el 42 de la calle Los Echave, atraviesa la falla geológica Plateros-Mixcoac. Localizada por investigadores del Instituto de Ingeniería de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), afecta a los habitantes de éste y otros tantos inmuebles en la zona que resintieron los microsismos de los últimos meses.
La fachada color rojo de aquel edificio de cuatro pisos está repleta de grietas, incluso algunos pedazos de la loseta que decoraba la entrada cayeron con los pequeños sismos que cimbraron la colonia Mixcoac, en la alcaldía Benito Juárez. Afuera del inmueble, Víctor deja de lavar su motocicleta para mostrarle a un fotógrafo las fisuras del suelo.
“Se siente horrible, nunca sabes cuándo va a llegar el siguiente temblor. Debajo de mi edificio ya se hizo una fuga de agua por los sismos y nadie ha venido a checarlo”, comenta Víctor. “Afortunadamente, aunque se vean grietas, el edificio no tiene falla estructural aún, pero no sabemos si en algún momento pase, la verdad es que estamos pensando en mudarnos en cuanto podamos”.
El ocho de febrero de 2024, un grupo de investigadores de la UNAM informaron que esta falla geológica podría ser la causante de los microsismos registrados entre el tres de diciembre de 2023 y el diez de enero de 2024. El Servicio Sismológico Nacional contabilizó 23 microsismos en las alcaldías Magdalena Contreras y Álvaro Obregón, cuyas magnitudes van de 1.1 a 3.2. Con una longitud mayor a un kilómetro, la falla de Plateros-Mixcoac se extiende desde el poniente de Anillo Periférico, pasa por avenida Revolución, hasta llegar al parque donde se sitúa el Muro de la Paz, colonia Insurgentes Mixcoac.
En el estudio El Rompecabezas de la Sismicidad del Poniente de la Ciudad de México se detalla que los factores que podrían reactivar la falla geológica son “la acumulación de tensión en la región, el hundimiento del Valle de México y la recarga del acuífero que alimenta la zona metropolitana”.
Pedro Vera Sánchez, jefe del Departamento de Posgrado de la Escuela Superior de Ingeniería y Arquitectura del Instituto Politécnico Nacional (IPN), recordó que los habitantes de la Ciudad de México viven en la zona del lago de Texcoco. Los antiguos pobladores sacaron el agua y se asentaron “en el lodo que había en el fondo, básicamente hemos construido una ciudad en el peor lugar para hacerlo”. Es por ello que los materiales del suelo de la capital se irán compactando en la medida que pierdan su contenido de agua y con el peso que soportan sobre sí.
El problema se agrava con la extracción del agua del subsuelo que contribuye al hundimiento de la urbe: “La Ciudad de México en general está hundiéndose a un ritmo promedio de diez centímetros más o menos por año”, recordó René Chávez, investigador del departamento de Geomagnetismo y Exploración Geofísica de la UNAM, quien agregó que no todo daño en las construcciones está relacionado con actividad sísmica.
Diferencias con las placas tectónicas
El fenómeno de los microsismos no es nuevo en la Ciudad de México, según el estudio de la UNAM, pues existen registros de sismicidad en la capital desde la primera mitad del siglo XX, aunque ninguno excedió la magnitud 4 y sus epicentros son cercanos a la superficie. La falla Plateros-Mixcoac aún es estudiada para determinar el impacto que pueda tener en las construcciones.
“Todas las fallas son elementos estructurales que tienen actividad sísmica asociada. En la ciudad tenemos un número mayor de estas fallas que las que normalmente tenemos reportadas, pues solo se conocen aquellas que de alguna manera han manifestado su actividad. Sin embargo, hay algunas otras que no sabemos exactamente dónde están o qué distribución tienen”, comentó Vera Sánchez. A diferencia de las placas del Pacífico, de Cocos o la Norteamericana de la actual configuración de México, el radio de afectación de esta falla es corto. “Los bloques que las conforman son de menores dimensiones que las que vemos en el Pacífico, por lo tanto la energía que disipan es menor”, agregó el especialista.
Después de los microsismos de diciembre de 2023, ocho estructuras sufrieron daños graves, además hubo reportes de diversas afectaciones en la zona de Mixcoac, de acuerdo con la Secretaría de Protección Civil de la Ciudad de México. Sin embargo, los vecinos acusan que las autoridades no han revisado muchos de los edificios cercanos a la falla geológica. Alix, quien vive con su hermana en un departamento sobre la avenida Río Mixcoac, afirma que las autoridades nunca se han acercado para revisar su edificio después de un sismo, a pesar de la solicitud de los vecinos.
El 16 de febrero de 2024, vecinos de la zona protestaron afuera del Centro Cultural Juan Rulfo, pues no se les permitió acceder a la presentación de un informe sobre la falla Plateros-Mixcoac. También bloquearon vialidades como Avenida Patriotismo, a la altura de la colonia Mixcoac. “En el grupo de vecinos nos convocaron para una reunión, primero habían dicho que era para 90 personas, las que están afectadas y especialmente para la calle de Los Echave. Después nos dijeron que era para todos los vecinos de la zona de Mixcoac, pero llegando acá nos dicen otra cosa”, comentó Alejandra González, vecina de la zona a Animal Político.
Alix está considerando mudarse de Mixcoac motivada únicamente por la inseguridad que siente frente a los numerosos sismos de esta zona: “Me gusta vivir aquí, me parece un lugar tranquilo, pero todo el tiempo tengo miedo, ya no puedes hacer tus actividades normales porque todo el tiempo piensas que va a temblar. Además, Protección Civil nunca viene a revisar el edificio”.
Víctor experimenta algo similar. Renta un departamento en el edificio 42 de la calle Los Echave, y se percibe vulnerable frente a los microsismos; aunque su hogar no sufrió daños estructurales, desconoce en qué momento la situación puede cambiar: “Es que incluso tienes que cambiar algunos hábitos por más pequeños que parezcan; por ejemplo, ya no duermes bien, tienes tus tenis a un lado de la cama por si tienes que salir corriendo. Estar en tu casa se convierte en una inseguridad. Yo me voy a mover en la primera oportunidad que tenga. Por fortuna rento, pero me da tristeza por los vecinos que sí tienen su patrimonio aquí”.
El miedo de los vecinos aumenta al considerar que la Alerta Sísmica no se activa con sismos menores a 5.5, pues está diseñada para detectar temblores de magnitudes mayores. “A diferencia de los sismos que ocurren en el Pacífico, aquí no hay una forma de alertar previamente que va a ocurrir, puesto que tendríamos que tener el sensor puesto ahí, en la esquina. Nos vamos a enterar prácticamente cuando esté ocurriendo”, explicó Pedro Vera Sánchez, especialista del IPN.
El Monasterio de la Visitación, ubicado en la calle Campana en la Colonia Mixcoac, es uno de los inmuebles donde se observan más daños. Las enormes grietas de su fachada surgen desde el suelo hasta alcanzar el techo; a pesar de ello, las habitantes no han recibido instrucciones para abandonarlo. Una de las monjas abre la puerta solo para aclarar que no tienen permitido dar entrevistas, aunque comenta que el edificio solo presenta daños en esa área y ellas no lo abandonarán porque confían en que Dios evitará cualquier incidente.
“Muchas veces no prestamos atención y podemos tener fugas de agua o de drenaje que están alcanzando el terreno y que eventualmente van a dañar el subsuelo”, menciona Vera Sánchez, quien además recomienda a los vecinos de la zona registrar los daños que detecten en su edificación, al igual que las observadas en la calles, vialidades, tuberías del agua potable o el drenaje. También se le recomienda a las y los vecinos informarse sobre los protocolos de seguimiento de las autoridades gubernamentales. Así como solicitar ayuda de especialistas para verificar el origen de los defectos que presente la construcción y determinar si está relacionado directamente con la actividad sísmica o no.
Desde que expertos de la UNAM localizaron una falla geológica en la zona de Plateros a Mixcoac, habitantes del área exigieron mayor información sobre este fenómeno, algunos han considerado mudarse debido al temor que les provocan los microsismos.
Por debajo del edificio de apartamentos, numerado con el 42 de la calle Los Echave, atraviesa la falla geológica Plateros-Mixcoac. Localizada por investigadores del Instituto de Ingeniería de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), afecta a los habitantes de éste y otros tantos inmuebles en la zona que resintieron los microsismos de los últimos meses.
La fachada color rojo de aquel edificio de cuatro pisos está repleta de grietas, incluso algunos pedazos de la loseta que decoraba la entrada cayeron con los pequeños sismos que cimbraron la colonia Mixcoac, en la alcaldía Benito Juárez. Afuera del inmueble, Víctor deja de lavar su motocicleta para mostrarle a un fotógrafo las fisuras del suelo.
“Se siente horrible, nunca sabes cuándo va a llegar el siguiente temblor. Debajo de mi edificio ya se hizo una fuga de agua por los sismos y nadie ha venido a checarlo”, comenta Víctor. “Afortunadamente, aunque se vean grietas, el edificio no tiene falla estructural aún, pero no sabemos si en algún momento pase, la verdad es que estamos pensando en mudarnos en cuanto podamos”.
El ocho de febrero de 2024, un grupo de investigadores de la UNAM informaron que esta falla geológica podría ser la causante de los microsismos registrados entre el tres de diciembre de 2023 y el diez de enero de 2024. El Servicio Sismológico Nacional contabilizó 23 microsismos en las alcaldías Magdalena Contreras y Álvaro Obregón, cuyas magnitudes van de 1.1 a 3.2. Con una longitud mayor a un kilómetro, la falla de Plateros-Mixcoac se extiende desde el poniente de Anillo Periférico, pasa por avenida Revolución, hasta llegar al parque donde se sitúa el Muro de la Paz, colonia Insurgentes Mixcoac.
En el estudio El Rompecabezas de la Sismicidad del Poniente de la Ciudad de México se detalla que los factores que podrían reactivar la falla geológica son “la acumulación de tensión en la región, el hundimiento del Valle de México y la recarga del acuífero que alimenta la zona metropolitana”.
Pedro Vera Sánchez, jefe del Departamento de Posgrado de la Escuela Superior de Ingeniería y Arquitectura del Instituto Politécnico Nacional (IPN), recordó que los habitantes de la Ciudad de México viven en la zona del lago de Texcoco. Los antiguos pobladores sacaron el agua y se asentaron “en el lodo que había en el fondo, básicamente hemos construido una ciudad en el peor lugar para hacerlo”. Es por ello que los materiales del suelo de la capital se irán compactando en la medida que pierdan su contenido de agua y con el peso que soportan sobre sí.
El problema se agrava con la extracción del agua del subsuelo que contribuye al hundimiento de la urbe: “La Ciudad de México en general está hundiéndose a un ritmo promedio de diez centímetros más o menos por año”, recordó René Chávez, investigador del departamento de Geomagnetismo y Exploración Geofísica de la UNAM, quien agregó que no todo daño en las construcciones está relacionado con actividad sísmica.
Diferencias con las placas tectónicas
El fenómeno de los microsismos no es nuevo en la Ciudad de México, según el estudio de la UNAM, pues existen registros de sismicidad en la capital desde la primera mitad del siglo XX, aunque ninguno excedió la magnitud 4 y sus epicentros son cercanos a la superficie. La falla Plateros-Mixcoac aún es estudiada para determinar el impacto que pueda tener en las construcciones.
“Todas las fallas son elementos estructurales que tienen actividad sísmica asociada. En la ciudad tenemos un número mayor de estas fallas que las que normalmente tenemos reportadas, pues solo se conocen aquellas que de alguna manera han manifestado su actividad. Sin embargo, hay algunas otras que no sabemos exactamente dónde están o qué distribución tienen”, comentó Vera Sánchez. A diferencia de las placas del Pacífico, de Cocos o la Norteamericana de la actual configuración de México, el radio de afectación de esta falla es corto. “Los bloques que las conforman son de menores dimensiones que las que vemos en el Pacífico, por lo tanto la energía que disipan es menor”, agregó el especialista.
Después de los microsismos de diciembre de 2023, ocho estructuras sufrieron daños graves, además hubo reportes de diversas afectaciones en la zona de Mixcoac, de acuerdo con la Secretaría de Protección Civil de la Ciudad de México. Sin embargo, los vecinos acusan que las autoridades no han revisado muchos de los edificios cercanos a la falla geológica. Alix, quien vive con su hermana en un departamento sobre la avenida Río Mixcoac, afirma que las autoridades nunca se han acercado para revisar su edificio después de un sismo, a pesar de la solicitud de los vecinos.
El 16 de febrero de 2024, vecinos de la zona protestaron afuera del Centro Cultural Juan Rulfo, pues no se les permitió acceder a la presentación de un informe sobre la falla Plateros-Mixcoac. También bloquearon vialidades como Avenida Patriotismo, a la altura de la colonia Mixcoac. “En el grupo de vecinos nos convocaron para una reunión, primero habían dicho que era para 90 personas, las que están afectadas y especialmente para la calle de Los Echave. Después nos dijeron que era para todos los vecinos de la zona de Mixcoac, pero llegando acá nos dicen otra cosa”, comentó Alejandra González, vecina de la zona a Animal Político.
Alix está considerando mudarse de Mixcoac motivada únicamente por la inseguridad que siente frente a los numerosos sismos de esta zona: “Me gusta vivir aquí, me parece un lugar tranquilo, pero todo el tiempo tengo miedo, ya no puedes hacer tus actividades normales porque todo el tiempo piensas que va a temblar. Además, Protección Civil nunca viene a revisar el edificio”.
Víctor experimenta algo similar. Renta un departamento en el edificio 42 de la calle Los Echave, y se percibe vulnerable frente a los microsismos; aunque su hogar no sufrió daños estructurales, desconoce en qué momento la situación puede cambiar: “Es que incluso tienes que cambiar algunos hábitos por más pequeños que parezcan; por ejemplo, ya no duermes bien, tienes tus tenis a un lado de la cama por si tienes que salir corriendo. Estar en tu casa se convierte en una inseguridad. Yo me voy a mover en la primera oportunidad que tenga. Por fortuna rento, pero me da tristeza por los vecinos que sí tienen su patrimonio aquí”.
El miedo de los vecinos aumenta al considerar que la Alerta Sísmica no se activa con sismos menores a 5.5, pues está diseñada para detectar temblores de magnitudes mayores. “A diferencia de los sismos que ocurren en el Pacífico, aquí no hay una forma de alertar previamente que va a ocurrir, puesto que tendríamos que tener el sensor puesto ahí, en la esquina. Nos vamos a enterar prácticamente cuando esté ocurriendo”, explicó Pedro Vera Sánchez, especialista del IPN.
El Monasterio de la Visitación, ubicado en la calle Campana en la Colonia Mixcoac, es uno de los inmuebles donde se observan más daños. Las enormes grietas de su fachada surgen desde el suelo hasta alcanzar el techo; a pesar de ello, las habitantes no han recibido instrucciones para abandonarlo. Una de las monjas abre la puerta solo para aclarar que no tienen permitido dar entrevistas, aunque comenta que el edificio solo presenta daños en esa área y ellas no lo abandonarán porque confían en que Dios evitará cualquier incidente.
“Muchas veces no prestamos atención y podemos tener fugas de agua o de drenaje que están alcanzando el terreno y que eventualmente van a dañar el subsuelo”, menciona Vera Sánchez, quien además recomienda a los vecinos de la zona registrar los daños que detecten en su edificación, al igual que las observadas en la calles, vialidades, tuberías del agua potable o el drenaje. También se le recomienda a las y los vecinos informarse sobre los protocolos de seguimiento de las autoridades gubernamentales. Así como solicitar ayuda de especialistas para verificar el origen de los defectos que presente la construcción y determinar si está relacionado directamente con la actividad sísmica o no.
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