Un viaje por el barrio judío de la Ciudad de México
Nos adentramos a los callejones del barrio judío de la Ciudad de México, de la mano de Club Travesías. Un recorrido lleno de historia.
Los edificios que visten el antiguo barrio de la Merced de la Ciudad de México alguna vez fueron hogar de cientos de migrantes judíos que a principios del siglo xx huían de la persecución antisemita del Viejo Mundo. Bajo la consigna de “hacer la América”, en 1905, una incipiente comunidad judía —proveniente de Siria, España, Europa del Este y Turquía— halló en la capital mexicana el terreno fértil para predicar su religión y hacer prosperar sus negocios.
Curiosamente, la calle judía por excelencia de aquel entonces recibe el nombre de Jesús María. A lo largo de ella, cuenta la autora del libro Sinagogas de México y guía de este recorrido, Mónica Unikel, durante los primeros años del siglo XX reinaron decenas de establecimientos judíos, como panaderías, talleres, tiendas de abarrotes y carnicerías kosher.
Nuestro viaje en el tiempo en el barrio judío comienza en el cuadrante de parque Loreto, sobre la calle Justo Sierra, en el Centro Histórico. Sólo basta que el espectador alce la mirada para descubrir que entre la iglesia del mismo nombre que se resiste a hundirse y el imponente convento de Santa Teresa existen dos sinagogas, una de ellas reconocible porque en lo alto de su fachada se vislumbra tímidamente una estrella de David —símbolo de la práctica religiosa judía—. Se trata de la sinagoga Monte de Sinaí, inaugurada oficialmente en 1923 en la calle Justo Sierra 83, aunque era ya un espacio de oración desde 1918. Como gesto de bienvenida, nos ofrecieron una taza de café turco.
A unos pasos, en Justo Sierra 71, se encuentra la sinagoga Nidjei Israel, construida 19 años después y perteneciente a la comunidad judía de Europa del Este. Su diseño es una copia fiel del templo de Shavel en Lituania. Hoy es conocida como la Sinagoga Histórica.
Este recorrido no sólo invita a mirar hacia arriba, sino también a detenerse un momento para observar, cerrar los ojos e imaginar. A través de una serie de fotografías de archivo y gracias a la explicación de Mónika, los socios de Club Travesías fueron testigos de cómo las calles Jesús María, Academia y Soledad se transforman en una viva instantánea del pasado donde bien se ven a niños judíos corriendo para llegar a la escuela o al rabino que en las tardes da lecciones de religión, o bien, a decenas de asistentes que se congregan a las afueras del número 3 de Jesús María, donde solía haber un antiguo salón de fiestas. De esta manera, vamos descubriendo las capas de herencia histórico y cultural que cubren las calles del Centro Histórico. ¡Únete a Club Travesías!
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