Graciela Iturbide ha retratado, como pocos, las fuerzas —a veces opuestas— que atraviesan México. Por un lado ha capturado el carácter festivo y religioso de los mexicanos. Pero también ha construido imágenes a partir de los presagios oscuros y de la muerte que está siempre presente. Su obra, que nace también de la tragedia personal, es una de las más contundentes en la escena de la fotografía reciente. En el magnífico perfil que publicamos este mes, Diego Rabasa busca develar las claves de su trabajo. Rabasa tuvo largas conversaciones con Iturbide y además encontró a quienes la han acompañado durante su ya mítica carrera. La fotógrafa narró cómo su lente la ha llevado a conocer paisajes y comunidades remotas. Con su mirada ha tratado de diseccionar el espíritu del fascinante territorio mexicano.

La muerte también es una presencia constante en Venezuela. En los últimos años el sistema de salud colapsó y ha dejado a los habitantes del país desamparados. Como muestra Mariana Zúñiga en su investigación, es casi imposible encontrar medicamentos o tratamientos adecuados. Los pacientes que sufren enfermedades —graves o fáciles de curar— a veces mueren esperando ser atendidos. Nadie parece tener respuesta a esta situación infernal que ha aumentado la tasa de mortalidad a cifras que parecen del siglo XIX. Las fotografías que acompañan el reportaje de Zúñiga, tomadas por el fotógrafo Juan Pablo Bellandi, son un testimonio irrefutable del panorama tan desolador que se vive en un país que hace un tiempo era uno de los más ricos de Latinoamérica. Hoy, enfermarse en Venezuela es casi una sentencia de muerte.

Un poco más al norte, en Guatemala, la situación tampoco es fácil. Es bien sabido el poder que tienen en ese país las organizaciones criminales Mara Salvatrucha y Barrio 18. Estas pandillas que han aterrorizado a su país por décadas, ahora tienen un nuevo objetivo militar: el transporte público. Desde hace un tiempo se han dedicado a robar, extorsionar y asesinar a los conductores de autobuses. Diego Cobo se sumergió en esta escabrosa realidad para encontrar cuáles son las razones de los ataques.

Por último, publicamos un adelanto del libro Porfiados, que acaba de llegar a librerías chilenas. El cronista Patricio De la Paz recorrió los rincones más alejados de su país para observar cómo viven esas comunidades aisladas. En el fragmento del capítulo que aparece en esta edición, acompañó a nueve marinos chilenos en la base militar más antigua y remota de su país. Se trata de la base Arturo Prat, en las islas Shetland del Sur, en la Antártica. De la Paz nos muestra cómo incluso los hombres más duros sufren para sobrevivir en unas condiciones climáticas que son un reto diario.