#SiMeMatan: El asesinato de Lesvy y la furia de las mujeres mexicanas
El asesinato de Lesvy y su revictimización por parte de la Procuraduría General de Justicia de la CDMX provocaron la rabia de la sociedad mexicana.
Ser mujer en México es como ponerse un letrero de tiro al blanco en la frente. Más de la mitad de las mujeres en este país han sufrido alguna forma de violencia física, emocional o sexual, de acuerdo con diversas organizaciones nacionales e internacionales; pero menos de la mitad de éstas han buscado ayuda. El término “feminicidio” pasó de ser una palabra que describía los asesinatos de mujeres en Ciudad Juárez, a principios de los noventa, a una que habla de la cotidianidad de las mujeres en esta nación.
En los primeros días de mayo de 2017, Lesvy Berlín Osorio, una joven de 22 años, se encontró estrangulada y atada a una cabina telefónica en el campus principal de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), al sur de la capital del país. La respuesta oficial de la institución tardó en hacerse pública, lo cual llevó a asociaciones de estudiantes a recalcar la falta de seguridad en las instalaciones –un problema constante en Ciudad Universitaria, ya que no se necesita una identificación para entrar al campus: un espacio de 730 hectáreas que es visitado por el público de forma cotidiana por sus áreas verdes, museos, instalaciones deportivas y espacios culturales–. Y también a hacer un llamado por la carencia de protecciones entorno a la violencia de género, presentes en distintos casos de acoso por parte alumnos, profesores y otros trabajadores, así como la polémica por las recientes profesor y locutor Marcelino Perelló en Radio UNAM en las que normalizaba la violencia de género.
Al tratarse de un posible asesinato en las instalaciones de la universidad, la suposición de que la víctima era una estudiante de la misma, llevó a la convocatoria de una marcha el 5 de mayo al interior de la institución para exigir soluciones a los múltiples problemas sobre violencia de género que la envuelven. Cabe mencionar que apenas el 24 de abril se conmemoró con una manifestación pública un año de la marcha “Vivas nos queremos”, que en 2016 movilizó a miles de personas en 40 ciudades de este país para protestar contra la violencia machista ejercida por individuos y protegida por el Estado.
Para mostrar sus avances en la investigación, la Procuraduría General de Justicia de la Ciudad de México (PGJDF) publicó una serie de mensajes en Twitter que expusieron datos de la víctima que parecían culparla por su propia muerte. Esta respuesta echó leña al fuego del descontento social que generó el asesinato. En el último año, han trascendido sucesos en los que las mujeres violentadas en México son responsabilizadas por las agresiones hacia ellas, o que al denunciar esta violencia han recibido hasta amenazas de muerte.
En enero de 2017, el Museo Memoria y Tolerancia inauguró la exposición temporal “Feminicidio en México ¡Ya basta!”, en colaboración con el Observatorio Ciudadano Nacional de Feminicidios. Esta muestra buscaba dar visibilidad no sólo a las cifras aterradoras alrededor de la violencia contra la mujer, sino a las víctimas y a las relaciones de poder que las violentaron.
En los 20 años desde que el término “feminicidio” empezó a usarse en este país para escribir sobre las muertas de Juárez, la violencia contra las mujeres se ha recrudecido. De acuerdo con la Encuesta Nacional sobre la Dinámica de las Relaciones en los Hogares (2011) del Instituto Nacional de Estadística y Geografía (INEGI), el 45% de las mujeres entrevistadas –alrededor de 11 millones de mujeres– ha vivido alguna forma de violencia por parte de sus parejas. De este grupo, el 25.8% había sido víctima de violencia física.
Por otro lado, en 2012, el comité de expertas Mecanismo de Seguimiento de la Convención de Belém do Pará, brazo de la Organización de Estados Americanos que se encarga de prevenir, erradicar y sancionar la violencia de género, reportó que en México el 67% de las mujeres han sido víctimas de violencia física, emocional o sexual. De acuerdo con datos del del Especial de Feminicidios en México publicado por el periódico El País, siete mexicanas son asesinadas cada día. Sólo una cuarta parte de estos asesinatos es investigado como feminicidio.
A nivel mundial, la Organización Mundial de la Salud estima que el 35% de las mujeres ha sido víctima de violencia física o agresiones sexuales. Además, el 38% de los feminicidios son perpetrados por sus parejas. Si la cifra es alarmante, ONU Mujeres señala que la disponibilidad de datos referentes a violencia de género es limitada, debido en buena parte a cómo se cuantifica y percibe la violencia en cada cultura. Con la información que han logrado obtener, sus estudios arrojan que menos del 40% de las mujeres víctimas de violencia buscaron ayuda.
Las escalofriantes cifras no se han traducido del todo en políticas públicas. Las campañas de prevención le hablan a las víctimas y no a los potenciales agresores. Históricamente, las denuncias sobre violencia sexual se enfrentan a un buen número obstáculos y las mujeres son revictimizadas. El propio sistema judicial parece ofrecer al público información personal de la víctima para hacerla responsable de las agresiones que ha sufrido, como en el caso de Lesvy.
En respuesta, el 4 de mayo surgió en Twitter el hashtag #SiMeMatan, con el que mujeres mexicanas de todas las edades manifestaron su rabia ante el trato que las autoridades dieron a la información personal de Lesvy. Esta búsqueda en redes sociales queda como muestra del descontento y el hartazgo de las mujeres mexicanas que ya se cansaron de tener que defender su derecho a la seguridad, a la vida y al respeto.
ACTUALIZACIÓN (6 de julio de 2017)
Tras dos meses de investigación, la Procuraduría General de Justicia del Distrito Federal (PGJDF) detuvo a un presunto responsable por la muerte de Lesvy Osorio: su novio. De acuerdo con la PGJDF, la muerte de Lesvy sería consecuencia de un suicidio que el detenido pudo haber evitado pero permitió que sucediera, por lo que el joven de 29 años ahora es acusado de homicidio simple doloso. El presunto responsable fue ingresado al Reclusorio Preventivo Varonil Oriente.
La familia de Lesvy Berlín Osorio rechaza la versión de la PGJDF y asegura que no se les informó de la detención de la pareja sentimental de Lesvy ni se les dio acceso a las investigaciones que resultaron en ésta.
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