El perdón ejecutivo de Donald Trump
Desde su llegada al poder, Donald Trump ha hecho uso del perdón presidencial con fines políticos y mediáticos
La mañana del 4 de junio, el pueblo estadounidense despertó con un tuit del presidente Donald Trump en el que se mencionaba una figura jurídica que recientemente había cobrado notoriedad entre la sociedad política, quizá por las razones erróneas: el indulto presidencial (o “perdón”, ocupando su traducción literal).
“Como han establecido muchos asesores legales, tengo el derecho absoluto a indultarme a mi mismo, pero ¿Por qué lo haría si no he hecho nada mal? Mientras tanto, la cacería de brujas sin fin, liderada por trece demócratas muy enojados y conflictuados (entre otros), continúa hacia las elecciones de medio termino”, escribió el presidente estadounidense en su red social.
As has been stated by numerous legal scholars, I have the absolute right to PARDON myself, but why would I do that when I have done nothing wrong? In the meantime, the never ending Witch Hunt, led by 13 very Angry and Conflicted Democrats (& others) continues into the mid-terms!
— Donald J. Trump (@realDonaldTrump) 4 de junio de 2018
El tuit forma parte de una larga serie de mensajes que el político y conductor de televisión ha publicado manifestándose en contra de la investigación sobre la posible interferencia y apoyo de entidades rusas en su beneficio durante la elección presidencial de 2016. Entre los cargos que investiga la oficina del fiscal especial del Departamento de Justicia americano Robert Mueller, se incluyen traición, espionaje y obstrucción de la justicia por parte de varios elementos de la campaña presidencial republicana y el mismo Trump.
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Sin embargo, la amenaza de perdonarse a sí mismo, criticada por elementos del equipo legal de Trump, no es el único uso que el mandatario le ha dado o pretendido darle a la figura del indulto –capacidad otorgada al presidente para redimir penas y revertir los efectos legales que de ellas emanen, estipulada dentro de la Constitución de los Estados Unidos en el artículo segundo, sección dos, cláusula uno- pues desde sus primeros días de gobierno, la ha utilizado con fines políticos.
El primer beneficiado por el indulto presidencial fue el sheriff de Arizona, Joe Arpaio, acusado de violar una orden judicial previa que le prohibía continuar con sus redadas antiinmigrantes basadas en perfiles raciales, concluyendo que había actuado de forma sistemática durante su mandato al frente del condado de Maricopa. El perdón llegó ocho días después de su presentación ante el jurado y un par de horas antes de que se le dictara sentencia.
“A lo largo de su periodo como sheriff, Arpaio continuó con su trabajo protegiendo al público de los estragos del crimen y la inmigración ilegal… A sus 85 años y después de más de 50 años de servicio admirable a nuestra nación, consideramos que el es un candidato merecedor de un indulto presidencial”, comunicó la oficina de la presidencia a través de un comunicado.
Arpaio, que anteriormente había participado en actos de campaña del candidato republicano, agradeció al presidente, declarando que solo él había podido ver su sentencia como una persecución política por personas allegadas al Departamento de Justicia de la era Obama.
Thank you @realdonaldtrump for seeing my conviction for what it is: a political witch hunt by holdovers in the Obama justice department!
— Sheriff Joe Arpaio (@RealSheriffJoe) 26 de agosto de 2017
A pesar de ser ampliamente criticado, el primer indulto otorgado por el presidente Trump fue un golpe mediático estratégico para su administración, que en ese momento se encontraba bajo la lupa por un creciente movimiento que buscaba llevar a juicio al gobernante por obstrucción de justicia después de que despidió a James Comey, director del FBI, tras negarse a cerrar la investigación que perseguía los posibles nexos rusos con Michael Flynn, ex asesor de seguridad nacional de Donald Trump durante sus primeros días en la Casa Blanca. Hoy, Flynn colabora con la investigación de Robert Mueller, después de declararse culpable de mentirle al buró de investigación federal sobre sus constantes comunicaciones con el embajador de Rusia en los Estados Unidos, Sergey Kislyak, mientras Flynn participaba en la campaña de Trump.
Posteriormente, el ejecutivo perdonó a Kristian Mark Saucier, un ex soldado marino acusado de retener información de defensa nacional clasificada. Saucier fue sentenciado a un año de prisión en octubre de 2016 por tomar fotografías de áreas restringidas del submarino nuclear USS Alexandria; un caso que Trump intentó comparar al uso que Hilary Clinton hizo de un email privado para tratar temas de la Secretaría de Estado, cuando ella era su contrincante en la campaña electoral.
Después del fin de su sentencia, Saucier solicitó el perdón del presidente e incluso asistió al programa de televisión FOX & Friends, uno de los favoritos de Trump, para argumentar su defensa. Un par de días después de la aparición del soldado en el programa matutino, el Departamento de Justicia informó que el presidente había ofrecido el indulto.
“Felicidades a Kristian Saucier, un hombre que sirvió honrosamente a la Marina y que ha vuelto a encontrarse con su libertad. ¡Ahora puedes ir y tener la vida que mereces!”, escribió Trump en su cuenta de Twitter después de firmar la carta ejecutiva de clemencia.
Congratulations to Kristian Saucier, a man who has served proudly in the Navy, on your newly found Freedom. Now you can go out and have the life you deserve!
— Donald J. Trump (@realDonaldTrump) 10 de marzo de 2018
Poco después, Trump perdonó a uno de los suyos: el abogado y ex-asesor de la Casa Blanca, Scooter Libby, quien fue condenado a treinta meses en una prisión federal por cuatro cargos: obstrucción de justicia, dos cargos de perjurio y uno más por falso testimonio. Libby, que fungió en tres cargos diferentes durante la adminstración de George W. Bush, también fue señalado como el responsable de destapar la identidad de la agente encubierta Valerie Plame. El trece de abril, Trump le perdonó a Libby todos los cargos.
A finales de mayo de este año el mandatario ofreció sus últimos dos indultos; el primero a una figura mediática del mundo del deporte ya fallecida y el otro, a un combativo contribuyente republicano que había producido un documental en contra de Hillary Clinton previo a su campaña por la presidencia de los Estados Unidos.
Motivado por Sylvester Stallone, quien busca beneficiarse del caso produciendo una película biográfica, Trump perdonó los cargos del boxeador afroamericano John Arthur Johnson –mejor conocido como Jack Johnson-, acusado en septiembre de 1920 de violación y tráfico de blancas por entidades del estado de Illinois. El juicio se había establecido en la memoria del pueblo estadounidense como una de las persecuciones racistas más duras de la época previa al fin de la segregación en el país americano. Johnson fue detenido en 1913 por atravesar con una mujer blanca la frontera del estado con “propósitos inmorales”. El pugilista huyó de Estados Unidos y no regresó hasta 1920, sólo para ingresar en la penitenciaria de Leavenworth. Murió en 1946 y el indulto de Trump, altamente mediático, se dio con la intención de limpiar su memoria.
En el último día de mayo, el presidente de los Estados Unidos también indultó al autor y realizador republicano Dinesh D’Souza, acusado de violar las leyes de campaña federales al realizar contribuciones ilegales a nombre de otros en la carrera por el Senado de los Estados Unidos de 2012. D’Souza, que cumplió ocho meses de arresto y cinco años más de libertad condicional, es conocido por haber escrito los libros The Roots of Obama’s Rage y Obama’s America: Unmaking the American Dream, en los que criticaba el trabajo de la administración de Barack Obama. Además, es autor del documental Hillary’s America: The Secret History of the Democratic Party, en el que difundía una serie de imprecisiones y mentiras acerca de la entonces candidata Hillary Clinton. El documental, reconocido con cuatro Frambuesas de Oro (premio que reconoce a lo peor del cine en Hollywood), estrenó en más de mil cines de los Estados Unidos una semana antes del inicio de la Convención Nacional Demócrata de 2016, que culminó con la nominación a la presidencia de Clinton. Según analistas políticos y cinematográficos, el documental ayudó a fomentar temor ante la posible presidencia de Clinton entre la base de votantes de Trump.
Trump está considerando perdonar, además, los crímenes fiscales de Martha Stewart y Muhammad Ali, y la lista no termina ahí. Otro posible beneficiario de esta ola de perdón podría ser el político demócrata Rod Blagojevich, quien fue acusado en 2008 de cohecho y fraude tras intentar vender cargos políticos en el Senado de los Estados Unidos. Curiosamente, Blagojevich participó en la novena temporada de The Celebrity Apprentice, el reality show que volvió a Trump una celebridad. Todo indica que las preocupaciones del hombre más poderoso del mundo no giran en torno a la justicia.
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