Tiempo de lectura: 4 minutosDesde un enorme departamento ubicado en el Boulevard de Saint Germain en Paris, Karl Lagerfeld; rodeado de infinidad de libros, Ipods y de su gata Choupette —con quien se casaría si fuera legal— saborea el imperio que le tomó 50 años forjar. Lagerfeld aparece siempre con enormes lentes oscuros que cubren la mitad de su rostro, camisas blancas de cuellos altísimos y perfectamente almidonadas, sacos ajustados y guantes de motociclista que han convertido su imagen en un icono. Sin embargo, fue su visión romántica de la tradición y su obsesión con el futuro de la moda lo que transformó la marca Chanel en el emporio que es ahora. La empresa que tras la muerte de Gabrielle “Coco” Chanel solo vendía perfumes y trajes de tweed a esposas de políticos prominentes, vale actualmente 8 mil millones de dólares. Una de las razones por las que el alemán se ha ganado el mote de “El kaiser de la moda”.
Fotografía obtenida de Facebook / Karl Lagerfeld
Karl Lagerfeld nació hace 85 años en Hamburgo al norte de Alemania, aunque por vanidad o por abonar al misterio suele quitarse cinco años. Su padre fue un empresario dedicado a los lácteos y su madre una violinista bastante severa con él. Ella le dijo alguna vez que su nariz parecía un tubérculo y dicen que es para opacarla que usa esas emblemáticas gafas. Su madre le dijo también alguna vez que sus manos eran «feas», y tal vez sea esa la razón por la que usa guantes. Por otro lado, su madre fue el impulso para que Lagerfeld dejará Hamburgo tras la Segunda Guerra Mundial, convencida de que su hijo era “demasiado elegante para seguir en ese pueblo”, por lo que Lagerfeld se mudó a París en 1952, cuando apenas tenía 19 años.
Durante su adolescencia cultivó un amor por el cine, pero sobre todo por el expresionismo alemán. Leyó de todo, sus padres le enviaban libros de Proust, David Hume y Günter Grass, mientras diseñaba para Balmain y Jean Pateau y citaba a Paul Valery.
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Otra de sus grandes pasiones ha sido la historia del siglo XVIII y XIX, que estudió hasta la saciedad. Dicen quienes lo conocen, que Lagerfeld sabe de todo y es un gran conversador con la capacidad de crear toda una colección con elementos modernos y acentos del lujo de otro siglo, a partir de dos o tres páginas de una novela.
Otra de sus marcadas características, que posiblemente le heredó de su madre, es la manera de decir las cosas. Lagerfeld se mete en problemas cuando le piden una declaración. En años recientes ofendió a la cantante Adele, a quien llamó pasada de peso y a Michelle Obama, a quien juzgo por su manera de vestir. Pero Lagerfeld ha logrado salirse con la suya en cada ocasión, tan solo pidiendo perdón.
Fotografía obtenida de Facebook / Karl Lagerfeld
En 2010 el Instituto de la Moda del Museo de Arte Moderno (MoMA) de Nueva York le hizo una retrospectiva que viajó a varias partes de Europa, incluyendo Alemania y París. A pesar de la cercanía, Lagerfeld no asistió a ninguna de ellas con la excusa: “ese pasado no me interesa, me interesan más los nuevos vestidos que estoy haciendo”.
Esa aversión al pasado lo ha hecho terminar amistades cuando las considera viejas o “demodés”, pero también le ha hecho vender casas o deshacerse de piezas de arte y renovar la música de su Ipod de manera constante. Parte de su mantra es “mantener siempre nueva energía”, por eso trabaja en múltiples cosas al mismo tiempo y en entrevistas casi no habla de su pasado. Uno de los temas que más evade es la rivalidad que tuvo con Yves Saint Laurent por la relación que Lagerfeld mantuvo con el aristócrata francés Jacques de Bascher desde los años 70. Yves Saint Laurent estaba perdidamente enamorado de Bascher, y aquello fue el motivo de una fuerte tensión entre los dos diseñadores, hasta que el aristócrata murió de sida en 1989 en la cama de un hospital acompañado por Lagerfeld.
El Kaiser de la moda, desde su trono inamovible, presenta al año doce colecciones diferentes: ocho para Chanel, dos para Fendi y dos para su marca homónima, lo mismo pret a porter que alta costura. El diseño no es su único trabajo, hace fotografías que aparecen de tanto en tanto en revistas de moda, en los press-kits de la marca y a veces hasta en la publicidad de las fragancias y catálogos. Lagerfeld también edita libros, los vende en la librería 7L de su propiedad, ubicada a un lado del río Sena, junto a su estudio de fotografía.
Fotografía obtenida de Facebook / Karl Lagerfeld
Chanel dice que «Lagerfeld no hace marketing, lo que vende son sueños», tal vez por eso una de sus preocupaciones máximas es la imagen. En 2002 la preocupación por su figura lo llevó a escribir un libro de dietas, tal vez el más vendido en su librería. Durante esos años bajó cerca de 45 kilos, sólo para poder vestir trajes del diseñador Hedi Slimane. Desde entonces desayuna solamente refrescos de dieta.
Lagerfeld cuida todos los detalles de su vida, desde su casa decorada con elementos rococó y art déco, hasta su vestuario. Es de los pocos diseñadores que se presenta exquisitamente vestido, como un modelo más, al terminar cada pasarela, que tratándose de Chanel, transitan entre la instalación y el performance.
A los 85 años El Kaiser de la Moda, sigue sentado en el trono de la moda francesa, creando sueños que se pueden comprar por miles de euros, mientras su imperio continua creciendo y marcando pauta en la moda del mundo. Hace más de 100 años Gabrielle Chanel transformó los corsets en prendas más ligeras, hoy Lagerfeld va de lo clásico al hip-hop y viste a personajes como Rihanna para la gala del Met.