El necesario (y divertido) atlas de la corrupción en México
Carolina Rocha recopila las historias de corrupción que han manchado los últimos tres sexenios en su libro “¿Qué tanto es tantito? Atlas de la corrupción en México 2000-2018”
La historia social y política de nuestro país nada en retos y problemas. Más allá de las trágicas cifras de asesinatos, que superan por millones a los datos previamente registrados, la corrupción se ha adueñado de la conversación general y nuestra democracia ha caído rendida ante historias de rapacidad, saqueo, latrocinio y enriquecimiento ilícito por parte de líderes y políticos de todas las corrientes ideológicas y partidos.
Con eso en mente, la periodista Carolina Rocha y el abogado Miguel Pulido Jiménez crearon el libro ¿Qué tanto es tantito? Atlas de la corrupción en México 2000-2018, una cuidada recopilación de casos de usos y abusos de poder en los últimos tres sexenios que sus autores describen como “una guía rápida para avanzar en el lodo sin ensuciarse en el intento”.
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“Vamos a aceptarlo, somos unos corruptazos terribles de punta a punta”, comenta Rocha en entrevista con Gatopardo, “La corrupción es un fenómeno que nos está ocurriendo y es nuestro fenómeno, no es culpa de nadie más. No se nos devalúa el peso así como nos tiembla, no es un fenómeno natural, alguien te devalúa el peso y te roba, entonces es necesario que le empecemos a poner nombres y apellidos y lo tomemos como un fenómeno que nos importa a todos los mexicanos”.
Rocha Menocal, periodista, conductora de televisión y corruptofóbica confesa, aborda a lo largo de 240 páginas algunos de los casos de corrupción que han manchado la historia reciente mexicana, desde la formación de líderes sindicales y caciques todopoderosos a la vieja usanza, llamados aquí “Próceres de la corrupción”, hasta historias recientes de enriquecimiento ilícito federal, local y estatal, abordando en este último aspecto el ascenso, prosperidad (o abundancia, según su esposa) y huida de Javier Duarte, ex gobernador de Veracruz y uno de los más grandes emblemas de la corrupción en nuestro país.
Con datos y reportes verificados, Rocha y Pulido ordenan por estado, las figuras y obras más destacadas dentro del espectro de la corrupción, intentando encontrarle un sentido a sus historias y generar memoria para que estos personajes no regresen a la impunidad que suele representar el poder: “No encontramos el hilo negro, lo único que hicimos fue darle orden a una avalancha de estiércol que nos ha estado manchando al país entero”, bromea la periodista.
Aunque los temas -que incluyen los nexos de gobernantes con el narcotráfico, la creación ilegitima de fortunas en todos los círculos de poder, el espionaje de periodistas y activistas por parte del gobierno federal- pueden ser un poco difíciles de abordar, el libro retoma estos pasajes con ligereza y un genuino toque de humor que permite su comprensión. Para la autora, esto era un punto indispensable en la creación de su texto: “El libro tiene un lenguaje que habla todo el mundo, porque creo que la mejor manera de mirarnos a nosotros mismos tiene que ser con sentido del humor, sí no te ves con un poquito de humor y con un poquito de generosidad eres incapaz de hacer un diagnóstico de ti mismo. Cuando empiezas a abrazar tus defectos puedes platicar de ellos, debatirlos y empezar una discusión”.
La ligereza cómica es notable desde la portada del libro ejemplificando con caricaturas, que se replican a lo largo de sus páginas, a personajes provenientes de todas las corrientes políticas, como César Duarte, Humberto Moreira, Rafael Moreno Valle, Marcelo Ebrard, Manuel Velasco y Elba Esther Gordillo, adueñándose del territorio nacional. “Ya no hay izquierda ni derecha, de hecho ya no hay partidos. Decidimos que le estábamos borrando los colores al mapa y borrando las fronteras para la corrupción porque nos dimos cuenta que no era un fenómeno de partidos, ni de ideologías, es un fenómeno de los usos y costumbres del poder completamente arraigados. De hecho, ese fue el proceso más complicado para nosotros, si hubiéramos acomodado todo lo que queríamos que entrara hubiera sido una enciclopedia”, dice la periodista.
Además, el título ¿Qué tanto es tantito? también es una crítica a la normalización de la corrupción que impera en nuestra sociedad. “Está en nuestro lenguaje ‘¿Qué tanto es tantito?’ ‘El que no tranza no avanza’, hay una resignación lingüística de algo que nos está sucediendo y tenemos que indignarnos lo suficiente para empezar a decidir qué parte nos corresponde a nosotros”, detalla Rocha.
Previo al inicio de un nuevo gobierno, cuyo representante apuntó a la corrupción como el más grande de los males nacionales durante su carrera a la presidencia, Carolina Rocha espera que su texto pueda empezar una discusión necesaria entre todas las personas, no sólo los electores o las figuras políticas del país: “Que se suban a esta plática todos, no solo los reporteros, también las personas que no están involucradas con la onda de escuchar los noticieros y estar interesados en la política. La acción es hacernos responsables de un fenómeno que nos atañe a todos, como sociedad si tenemos una voz y un voto, literalmente, entonces hagámoslo valer. Nuestro país no es un problema de los políticos, es nuestro”, concluye.
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