China muestra su espiritualidad modernizada
“China no es como la pintan” trae a México piezas destacadas del arte contemporáneo chino, en exhibición hasta el 19 de febrero.
El NAMOC, o las siglas en inglés para el Museo Nacional de Arte de China, ha llegado a la Ciudad de México. Obras del museo oriental se presentan hasta el 19 de febrero en el museo del Antiguo Colegio de San Ildefonso bajo el título “China no es como la pintan”. A través de este trabajo exhaustivo entre los dos museos, se pretende mostrar que el arte contemporáneo de la república popular ha conseguido desligarse del arte tradicional y dar una visión modernizada del país.
“China no es como la pintan” comienza con una escultura de Confucio realizada por el renombrado escultor Wu Weishan, quien es también actual director del NAMOC y un embajador del arte chino en el mundo. Su famosa escultura hace referencia al filósofo más importante del pensamiento oriental quien defendía una doctrina basada en la benevolencia, la sabiduría y la moral. A la escultura la acompañan 150 piezas seleccionadas cuidadosamente: “Hemos seleccionado los trabajos más representativos de los mejores artistas de la China contemporánea. Por otro lado, también hemos traído los highlights del NAMOC. En la selección, usamos principios basados en la originalidad y en la distinción del estilo de las obras”, comenta Wu Weishan en entrevista para Gatopardo.
Al recorrer las primeras salas uno se da cuenta de que el arte chino contemporáneo no es como realmente lo tenía pintado en su cabeza. Paisajes al más puro estilo romántico con brochazos de impresiones y pasión, como las montañas blancas y azules en tinta de Ding Jie en Persiguiendo sueños (2004); una escultura giacomettiana El paso al oeste (2005) de Hong Tao; o una obra que recuerda a una señoritas de Avignon, Artes marciales (2006) de Zhang Peicheng. Esto no es casual y Wu Weishan explica las influencias del arte occidental en su cultura:
“China, como México, tiene una larga historia y una cultura tradicional increíble. Al mismo tiempo, también están bajo la influencia del arte, las ideas y la filosofía occidental. Las artes plásticas de China están aprendiendo de la experiencia del arte occidental en una búsqueda de transformación, pero así están heredando también su tradición. En relación con México, por ejemplo, Diego Rivera recibió una educación clásica y estudió en Europa durante su adolescencia. Muchos artistas chinos están siendo educados de la misma forma. Creo que los paisajes de la cultura en el mundo son diversificados pero a la vez coexisten. Lo común entre la cultura china y la mexicana es que ambos persiguen la innovación mientras intentan mantener la tradición. Esta práctica crea una virtuosa ecología artística”.
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A pesar de lo que uno podría identificar como los rasgos globalizadores del arte contemporáneo, el arte chino no deja de reflejar una cultura obsesionada por el orden, la elegancia en las formas y la transmisión de leyendas e historias de su cultura. Por ello, en “China no es como la pintan”, la caligrafía aparece en obras como El rey mono (2014) de Ma Shulin, en lo que probablemente es la narración de una historia al lado del mono representado, así como los cuadros aparecen ordenados en grupos de dos y con las mismas dimensiones en la mayoría de los casos.
La delicadeza y la elegancia del arte ancestral chino, la austeridad mezclada con diseño cuidado al milímetro tampoco se ha perdido en el desarrollo de las características actuales de su arte. Una deliciosa sala llamada “Corazón en tinta” revela el espíritu de los artistas y de sus creaciones. La carga emocional y espiritual del suave trazo de las ocho obras allí presentes, junto con la música que acompaña, genera una sensación única al estar enfrente de la enorme sabiduría ancestral del arte chino, cargada en la mínima expresión de su trazo. Sabiduría y estética que también recoge la sala dedicada a la técnica del papel recortado.
Hacia el final de “China no es como la pintan”, después de recorrer varias salas donde se muestran objetos de la tradición china como instrumentos, vestimentas y máscaras de teatro, se hace especial énfasis en el arte Xieyi. Esta corriente de la pintura oriental se basa en plasmar los sentimientos, se centra menos en la técnica y la imagen, y más en crear una pintura interesante y cargada de emoción. Weishan lo explica así: “El Xieyi chino, el cual prevalece en esta exhibición, no es solamente una forma de lenguaje visual, sino también, un espíritu profundo. Cuando un artista pinta con mentalidad Xieyi no está sujeto a restricciones de tiempo y espacio, o de dimensión y forma. El artista crea desde la emoción, se libera y persigue un estatus que es llamado en la tradición cultural china ‘la unión entre el cielo y el humano’.”
“China no es como la pintan” es una muestra intensa pero profunda sobre lo que es el arte contemporáneo en China. Es una oportunidad única para ver reunida obra que ayuda a dejar de estereotipar una cultura y un periodo. Es un acercamiento íntimo y espiritual que permite asomarse individualmente a una tradición milenaria modernizada. Y, según Weishan, es además una posibilidad para reforzar la unión entre dos culturas: “Me gustaría comparar el espíritu Xieyi con una semilla de la flor de la cultura. Y deseo realmente que esa semilla florezca en la tierra de ambos paisajes artísticos, el mexicano y el chino”.
China no es como la pintan
Hasta el 19 de febrero de 2017
Antiguo Colegio de San Ildefonso
sanildefonso.org.mx
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