Omnipresente arquitectura

Omnipresente arquitectura

El Centro Cultural Universitario Tlatelolco presenta la muestra arquitectónica “La ciudad está allá afuera: Demolición, Ocupación y Utopía”.

Tiempo de lectura: 4 minutos

Para quien diga que la arquitectura estructura nuestras vidas le diré algo más: estructura también nuestras mentes. Como en As Good As It Gets cuando Jack Nicholson desarrollaba poco a poco su trastorno obsesivo compulsivo saltando las líneas divisorias de las banquetas. La nueva exhibición del Centro Cultural Universitario Tlatelolco, “La ciudad está allá afuera: Demolición, Ocupación y Utopía”, trata sobre esto: cómo nos relacionamos con la Ciudad de México y su arquitectura.

Cada uno de los curadores de esta muestra –tiene 12 en total– es un alumno del Posgrado Estudios Curatoriales de la UNAM, el cual la universidad implantó en 2011. La frescura de las creaciones recién salidos de la vida académica se nota en la selección de piezas: desde artistas conocidísimos a otros más nuevos, con piezas multidisciplinares e interdisciplinares dispuestas de todas las maneras posibles alrededor de la sala. De hecho, la exhibición misma es una muestra de construcción arquitectónica con subidas y bajadas, dobles alturas, puentes y columnas improvisadas.

La ciudad está allá afuera, David Miranda

Pieza de David Miranda.

Como ejes principales de la exhibición, los alumnos posicionan tres temas: utopía, demolición y ocupación. En palabras de Alejandro Núñez Luna, uno de los curadores: “Seleccionamos tres ejes conceptuales. Primero pensamos en la ‘ciudad ideal’, aquella que es planificada desde los gobiernos, las instituciones, los escritorios de los arquitectos y que tiene como objetivo ser útil y cumplir las necesidades de los habitantes; aquí hablamos de la utopía pues no siempre se cumplen estos proyectos o dan solución a los problemas que se plantearon. En segundo lugar, tenemos la parte de la renovación constante de las ciudades y cómo la demolición de edificaciones antiguas es un proceso común en todas las ciudades modernas. Y, finalmente, tenemos la ocupación de los espacios, que tiene que ver más con la apropiación que hacen los habitantes de su ciudad, las modificaciones que hacen de los espacios, cómo los entienden y cómo los describen”.

Tres ejes que ligados a la arquitectura dan como resultado infinitos temas sobre nuestra interacción con ella como ciudadanos. La arquitectura es todo, es presente, pasado y futuro; es nuestra cotidianidad. Como prueba de ello, en una primera pieza de Damián Ortega, Mamparas. Composición Concreta (2004-2006), seis fotografías muestran la historia y el discurrir de una ciudad a través de sus banquetas, con sus líneas y fracturas, sus parches de concreto sobre el modelo originario. Esto no es más que el retrato del paso del tiempo en la vida de una ciudad y en la vida de sus habitantes, por donde han pisado más o menos, qué es lo nuevo y qué lo que estuvo allí desde un principio.

La ciudad está allá afuera, Despacho Mario Pani y Asociados.

«Unidad de habitación de interés social», Despacho Mario Pani y Asociados.

Antes de que existiesen las formas de construcción asequibles y sustentables, la arquitectura estaba principalmente ligada al poder y al dinero. Los gobiernos y las grandes empresas constructoras decidían la utopía arquitectónica: Construían, vendían y en general decidían en qué tipo de cubículo habitábamos. Esto es precisamente lo que remarca Isaac Torres con su pieza Proyecto para Monumento a la Involución de la Vivienda Social (2012). El artista hace una labor de rescate de plantas de casas de vivienda social en México desde 1932 hasta 2010, donde se ve cómo las plantas pasaron de ser composiciones complejas a rectángulos sencillos, ahora meras cajas de zapatos con divisiones. Es una pieza de intrínseca crítica al bienestar social, siempre patrocinado o abandonado por los gobiernos.

Otra muestra de esta utopía del estado es la pieza de José Dávila. Un políptico de piezas de cerámica llamado Conjunto Habitacional (2000) donde cada una de ellas representa un edificio casi idéntico al de al lado y los cuales se distribuyen de manera ordenada. Una reflexión sobre los rompecabezas de igualdad y esquematización que generan los gobiernos en las unidades habitacionales de los barrios marginales. Utopías de igualdad económica y social.

Así mismo, el sentimentalismo es una clave importante en cómo vemos y experimentamos la arquitectura. Las construcciones y los esquemas sociales contienen nuestras emociones a la vez que generan unas nuevas. Como las casas donde pasamos nuestra infancia o los departamentos que guardaron una relación pasada y su caída, con todas las desilusiones y decepciones. Estos sentimientos los retoma este año el artista David Miranda al colocar unos carteles sobre el Eje Central Lázaro Cárdenas en los que se lee: “Use vías alternas a su desilusión”. O la interesante pieza-encuesta de Gustavo Artigas en la que se plantea a los visitantes: “¿Cuál de los siguientes edificios le gustaría ver demolido?” Y cuyas opciones de respuesta son: a) Museo Soumaya, b) Torre Virreyes, c) Intervención Museo del Chopo, d) Circuito Interior #92, e) “La casa blanca” o f) Estela de luz. Sin duda algunos edificios que son o fueron motivo de polémica y, por lo tanto, algún tipo de alteración sentimental.

La ciudad está allá afuera, Despacho Mario Pani y Asociados, 2.

«Anteproyecto de la Plaza de las Tres Culturas», Despacho Mario Pani y Asociados.

Una alteración que se pretende crear en el público y que Alejandro explica así: “Uno de los principales objetivos de ‘La ciudad está allá afuera’ es que el público se lleve la idea de que la ciudad no puede estar en una sala de museo, está afuera, se vive, se siente, se recorre y se habita. Cada quien es libre de hacer la lectura y la interpretación que quiera de la exhibición pero lo importante es tomar conciencia de los problemas a los que nos enfrentamos día a día como por ejemplo el desabastecimiento de agua, el crecimiento desmedido o los problemas relacionados con el transporte y la especulación inmobiliaria”.

Nuestros encontronazos con la arquitectura son nuestro pan de cada día. Y por lo tanto, lo fueron en días pasados y lo serán en días futuros. Para esta problemática sobre el futuro y el progreso armónico, el artista peruano Ishmael Randall-Weeks tiene la clave. Con su obra Pilares (2014), formada por cuatro columnas en ruinas que consiguen sostenerse gracias a la colocación de libros en sus agujeros, el artista no sólo nos dice que el futuro está en la preservación de la memoria, en la transmisión del conocimiento y en la educación sino que además, como dice el lomo de un libro que sujeta los pilares (de la humanidad), el desarrollo es “una tarea en común”.

La ciudad está allá afuera: Demolición, Ocupación y Utopía
Hasta el 26 de marzo de 2017
Centro Cultural Universitario Tlatelolco
tlatelolco.unam.mx

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