Archivo Gatopardo

120 días previos a la elección

120 días previos a la elección

Texto de
Fotografía de
Realización de
Ilustración de
Traducción de
11
.
09
.
18
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Tiempo de Lectura: 00 min

Para su más reciente exposición el fotógrafo Diego Berruecos hizo un recordatorio físico de los últimos meses de la contienda electoral.

En blanco y negro, con los brazos extendidos y al centro de la imagen, Diego Berruecos (Ciudad de México, 1979)  enfrenta a la cámara con la primera plana de los periódicos previos a la elección federal de este año. Un mosaico de fotografías casi idénticas que se presentan al público, imágenes tomadas en diferentes puntos de la ciudad. Lo más significativo, sin embargo, son las ocho columnas impresas y los encabezados que se alcanzan a leer. Medios nacionales como Reforma, El Heraldo, La Razón, El Sol de México, La Jornada, El Financiero, o Milenio, entre otros, se dieron a la tarea de seguir las pasadas elecciones presidenciales. Y Berruecos hizo lo mismo durante 120 días, pero a su manera.

Ahora estas fotografías, tomadas en película de 35 mm, conforman la obra Obstinada contemplación del trabajo del mañana y están expuestas en la galería de arte contemporáneo latinoamericano, Machete (Córdoba 25, Colonia Roma). Se exhiben como enormes hojas de contacto de 36 fotos. “Pensé que había una cosa muy padre de ir a comprar el periódico, como una especie de ritual que cada vez estamos haciendo menos porque vemos las noticias en el celular”, dice Berruecos en entrevista, fotógrafo mexicano y director de fotografía de Gatopardo, Travesías y local.mx. “Me tardé 36 días para ver la primera hoja de contactos y dije, aquí está pasando algo. Entonces decidí seguir hasta el día de la elección”.

Al rescatar el hábito de ir a comprar el periódico todos los días “sin saber exactamente qué iba a pasar”, Berruecos reveló el primer rollo y encontró diferentes narrativas en los múltiples medios. Creó una “hemeroteca no sólo concentrada en una línea editorial, sino viéndolas a todas” y ésta se materializó en un recordatorio físico de los últimos meses de la contienda electoral.

En este trabajo se puede ver los encabezados que retrataron la situación del país como una retrospectiva. “Venezuela ve a AMLO ‘clave’ para consolidar su revolución (La Razón)”,  “Alerta Marina sobre narco en campañas  (Milenio)”, “Anaya reta a PGR (Del Norte)” o “Dan Revés a Conteo Rápido: INE reclama (Heraldo)”. La mayoría siguen la narrativa electoral, “información sobre la campaña en un país hecho pedazos”, añade Berruecos sobre la incertidumbre que atravesaba el electorado, ante la posibilidad de seguir un sexenio más con el PRI o el PAN, partidos que ya habían gobernado el país, o escoger la ruta de MORENA con López Obrador, quien resultó victorioso con un 53.2% de los votos.

El trabajo de Berruecos ha sido expuesto en París, Nueva York, Londres, Venecia y México. Fue ganador de la XVII Bienal de Fotografía en el Centro de la Imagen por su trabajo retratando gasolineras abandonadas en 2006. A principios de su carrera su lugar estaba detrás de la cámara, pero su obsesión por la imagen como pieza de rompecabezas lo llevó a explorar un papel de investigador y creador de imágenes.

Su trabajo más extenso se ha enfocado en la investigación y documentación de vacíos y narrativas dentro de la historia del Partido Revolucionario Institucional. En Genealogía de un partido (2008), se convirtió en arqueólogo y documentalista del PRI y de su modus operandi dentro de la política mexicana. Su camino como fotógrafo y editor son aparentemente paralelos, pero la intensa búsqueda de un momento visual exacto junta ambas líneas. En su trabajo Berruecos se ha dedicado a ser el oráculo, a ver el espacio y llenarlo con la imagen independientemente de quién hace el click en la cámara.

En este trabajo, el artista pasa de ser una mano invisible a estar presente en todas las fotografías. Él presenta la información al espectador directamente y suelta el control de la imagen. Diego crea una “especie de alianza o complicidad” con la persona que estaba dispuesta y a su lado para tomar la foto. El triángulo entre el espectador, el artista y la persona que tomó la fotografía cobra vida en un debate en torno al autor de las fotografías.  “¿Dónde está la autoría de la foto? ¿está en quien la toma? ¿en quien la entiende? o ¿en quien la piensa?”, se pregunta.

Tras el recorrido, Berruecos espera que el espectador se quede con el compromiso de seguir analizando el pasado y el presente. “En mi utopía pensaba que la gente se podía poner a reflexionar sobre el pasado reciente, sin esperar a que pasaran 10 años del cambio”, dice. Y esta exposición genera esa chispa. Obstinada contemplación del trabajo del mañana Machete Hasta octubre del 2018.

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Para su más reciente exposición el fotógrafo Diego Berruecos hizo un recordatorio físico de los últimos meses de la contienda electoral.

En blanco y negro, con los brazos extendidos y al centro de la imagen, Diego Berruecos (Ciudad de México, 1979)  enfrenta a la cámara con la primera plana de los periódicos previos a la elección federal de este año. Un mosaico de fotografías casi idénticas que se presentan al público, imágenes tomadas en diferentes puntos de la ciudad. Lo más significativo, sin embargo, son las ocho columnas impresas y los encabezados que se alcanzan a leer. Medios nacionales como Reforma, El Heraldo, La Razón, El Sol de México, La Jornada, El Financiero, o Milenio, entre otros, se dieron a la tarea de seguir las pasadas elecciones presidenciales. Y Berruecos hizo lo mismo durante 120 días, pero a su manera.

Ahora estas fotografías, tomadas en película de 35 mm, conforman la obra Obstinada contemplación del trabajo del mañana y están expuestas en la galería de arte contemporáneo latinoamericano, Machete (Córdoba 25, Colonia Roma). Se exhiben como enormes hojas de contacto de 36 fotos. “Pensé que había una cosa muy padre de ir a comprar el periódico, como una especie de ritual que cada vez estamos haciendo menos porque vemos las noticias en el celular”, dice Berruecos en entrevista, fotógrafo mexicano y director de fotografía de Gatopardo, Travesías y local.mx. “Me tardé 36 días para ver la primera hoja de contactos y dije, aquí está pasando algo. Entonces decidí seguir hasta el día de la elección”.

Al rescatar el hábito de ir a comprar el periódico todos los días “sin saber exactamente qué iba a pasar”, Berruecos reveló el primer rollo y encontró diferentes narrativas en los múltiples medios. Creó una “hemeroteca no sólo concentrada en una línea editorial, sino viéndolas a todas” y ésta se materializó en un recordatorio físico de los últimos meses de la contienda electoral.

En este trabajo se puede ver los encabezados que retrataron la situación del país como una retrospectiva. “Venezuela ve a AMLO ‘clave’ para consolidar su revolución (La Razón)”,  “Alerta Marina sobre narco en campañas  (Milenio)”, “Anaya reta a PGR (Del Norte)” o “Dan Revés a Conteo Rápido: INE reclama (Heraldo)”. La mayoría siguen la narrativa electoral, “información sobre la campaña en un país hecho pedazos”, añade Berruecos sobre la incertidumbre que atravesaba el electorado, ante la posibilidad de seguir un sexenio más con el PRI o el PAN, partidos que ya habían gobernado el país, o escoger la ruta de MORENA con López Obrador, quien resultó victorioso con un 53.2% de los votos.

El trabajo de Berruecos ha sido expuesto en París, Nueva York, Londres, Venecia y México. Fue ganador de la XVII Bienal de Fotografía en el Centro de la Imagen por su trabajo retratando gasolineras abandonadas en 2006. A principios de su carrera su lugar estaba detrás de la cámara, pero su obsesión por la imagen como pieza de rompecabezas lo llevó a explorar un papel de investigador y creador de imágenes.

Su trabajo más extenso se ha enfocado en la investigación y documentación de vacíos y narrativas dentro de la historia del Partido Revolucionario Institucional. En Genealogía de un partido (2008), se convirtió en arqueólogo y documentalista del PRI y de su modus operandi dentro de la política mexicana. Su camino como fotógrafo y editor son aparentemente paralelos, pero la intensa búsqueda de un momento visual exacto junta ambas líneas. En su trabajo Berruecos se ha dedicado a ser el oráculo, a ver el espacio y llenarlo con la imagen independientemente de quién hace el click en la cámara.

En este trabajo, el artista pasa de ser una mano invisible a estar presente en todas las fotografías. Él presenta la información al espectador directamente y suelta el control de la imagen. Diego crea una “especie de alianza o complicidad” con la persona que estaba dispuesta y a su lado para tomar la foto. El triángulo entre el espectador, el artista y la persona que tomó la fotografía cobra vida en un debate en torno al autor de las fotografías.  “¿Dónde está la autoría de la foto? ¿está en quien la toma? ¿en quien la entiende? o ¿en quien la piensa?”, se pregunta.

Tras el recorrido, Berruecos espera que el espectador se quede con el compromiso de seguir analizando el pasado y el presente. “En mi utopía pensaba que la gente se podía poner a reflexionar sobre el pasado reciente, sin esperar a que pasaran 10 años del cambio”, dice. Y esta exposición genera esa chispa. Obstinada contemplación del trabajo del mañana Machete Hasta octubre del 2018.

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En blanco y negro, con los brazos extendidos y al centro de la imagen, Diego Berruecos (Ciudad de México, 1979)  enfrenta a la cámara con la primera plana de los periódicos previos a la elección federal de este año. Un mosaico de fotografías casi idénticas que se presentan al público, imágenes tomadas en diferentes puntos de la ciudad. Lo más significativo, sin embargo, son las ocho columnas impresas y los encabezados que se alcanzan a leer. Medios nacionales como Reforma, El Heraldo, La Razón, El Sol de México, La Jornada, El Financiero, o Milenio, entre otros, se dieron a la tarea de seguir las pasadas elecciones presidenciales. Y Berruecos hizo lo mismo durante 120 días, pero a su manera.

Ahora estas fotografías, tomadas en película de 35 mm, conforman la obra Obstinada contemplación del trabajo del mañana y están expuestas en la galería de arte contemporáneo latinoamericano, Machete (Córdoba 25, Colonia Roma). Se exhiben como enormes hojas de contacto de 36 fotos. “Pensé que había una cosa muy padre de ir a comprar el periódico, como una especie de ritual que cada vez estamos haciendo menos porque vemos las noticias en el celular”, dice Berruecos en entrevista, fotógrafo mexicano y director de fotografía de Gatopardo, Travesías y local.mx. “Me tardé 36 días para ver la primera hoja de contactos y dije, aquí está pasando algo. Entonces decidí seguir hasta el día de la elección”.

Al rescatar el hábito de ir a comprar el periódico todos los días “sin saber exactamente qué iba a pasar”, Berruecos reveló el primer rollo y encontró diferentes narrativas en los múltiples medios. Creó una “hemeroteca no sólo concentrada en una línea editorial, sino viéndolas a todas” y ésta se materializó en un recordatorio físico de los últimos meses de la contienda electoral.

En este trabajo se puede ver los encabezados que retrataron la situación del país como una retrospectiva. “Venezuela ve a AMLO ‘clave’ para consolidar su revolución (La Razón)”,  “Alerta Marina sobre narco en campañas  (Milenio)”, “Anaya reta a PGR (Del Norte)” o “Dan Revés a Conteo Rápido: INE reclama (Heraldo)”. La mayoría siguen la narrativa electoral, “información sobre la campaña en un país hecho pedazos”, añade Berruecos sobre la incertidumbre que atravesaba el electorado, ante la posibilidad de seguir un sexenio más con el PRI o el PAN, partidos que ya habían gobernado el país, o escoger la ruta de MORENA con López Obrador, quien resultó victorioso con un 53.2% de los votos.

El trabajo de Berruecos ha sido expuesto en París, Nueva York, Londres, Venecia y México. Fue ganador de la XVII Bienal de Fotografía en el Centro de la Imagen por su trabajo retratando gasolineras abandonadas en 2006. A principios de su carrera su lugar estaba detrás de la cámara, pero su obsesión por la imagen como pieza de rompecabezas lo llevó a explorar un papel de investigador y creador de imágenes.

Su trabajo más extenso se ha enfocado en la investigación y documentación de vacíos y narrativas dentro de la historia del Partido Revolucionario Institucional. En Genealogía de un partido (2008), se convirtió en arqueólogo y documentalista del PRI y de su modus operandi dentro de la política mexicana. Su camino como fotógrafo y editor son aparentemente paralelos, pero la intensa búsqueda de un momento visual exacto junta ambas líneas. En su trabajo Berruecos se ha dedicado a ser el oráculo, a ver el espacio y llenarlo con la imagen independientemente de quién hace el click en la cámara.

En este trabajo, el artista pasa de ser una mano invisible a estar presente en todas las fotografías. Él presenta la información al espectador directamente y suelta el control de la imagen. Diego crea una “especie de alianza o complicidad” con la persona que estaba dispuesta y a su lado para tomar la foto. El triángulo entre el espectador, el artista y la persona que tomó la fotografía cobra vida en un debate en torno al autor de las fotografías.  “¿Dónde está la autoría de la foto? ¿está en quien la toma? ¿en quien la entiende? o ¿en quien la piensa?”, se pregunta.

Tras el recorrido, Berruecos espera que el espectador se quede con el compromiso de seguir analizando el pasado y el presente. “En mi utopía pensaba que la gente se podía poner a reflexionar sobre el pasado reciente, sin esperar a que pasaran 10 años del cambio”, dice. Y esta exposición genera esa chispa. Obstinada contemplación del trabajo del mañana Machete Hasta octubre del 2018.

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En blanco y negro, con los brazos extendidos y al centro de la imagen, Diego Berruecos (Ciudad de México, 1979)  enfrenta a la cámara con la primera plana de los periódicos previos a la elección federal de este año. Un mosaico de fotografías casi idénticas que se presentan al público, imágenes tomadas en diferentes puntos de la ciudad. Lo más significativo, sin embargo, son las ocho columnas impresas y los encabezados que se alcanzan a leer. Medios nacionales como Reforma, El Heraldo, La Razón, El Sol de México, La Jornada, El Financiero, o Milenio, entre otros, se dieron a la tarea de seguir las pasadas elecciones presidenciales. Y Berruecos hizo lo mismo durante 120 días, pero a su manera.

Ahora estas fotografías, tomadas en película de 35 mm, conforman la obra Obstinada contemplación del trabajo del mañana y están expuestas en la galería de arte contemporáneo latinoamericano, Machete (Córdoba 25, Colonia Roma). Se exhiben como enormes hojas de contacto de 36 fotos. “Pensé que había una cosa muy padre de ir a comprar el periódico, como una especie de ritual que cada vez estamos haciendo menos porque vemos las noticias en el celular”, dice Berruecos en entrevista, fotógrafo mexicano y director de fotografía de Gatopardo, Travesías y local.mx. “Me tardé 36 días para ver la primera hoja de contactos y dije, aquí está pasando algo. Entonces decidí seguir hasta el día de la elección”.

Al rescatar el hábito de ir a comprar el periódico todos los días “sin saber exactamente qué iba a pasar”, Berruecos reveló el primer rollo y encontró diferentes narrativas en los múltiples medios. Creó una “hemeroteca no sólo concentrada en una línea editorial, sino viéndolas a todas” y ésta se materializó en un recordatorio físico de los últimos meses de la contienda electoral.

En este trabajo se puede ver los encabezados que retrataron la situación del país como una retrospectiva. “Venezuela ve a AMLO ‘clave’ para consolidar su revolución (La Razón)”,  “Alerta Marina sobre narco en campañas  (Milenio)”, “Anaya reta a PGR (Del Norte)” o “Dan Revés a Conteo Rápido: INE reclama (Heraldo)”. La mayoría siguen la narrativa electoral, “información sobre la campaña en un país hecho pedazos”, añade Berruecos sobre la incertidumbre que atravesaba el electorado, ante la posibilidad de seguir un sexenio más con el PRI o el PAN, partidos que ya habían gobernado el país, o escoger la ruta de MORENA con López Obrador, quien resultó victorioso con un 53.2% de los votos.

El trabajo de Berruecos ha sido expuesto en París, Nueva York, Londres, Venecia y México. Fue ganador de la XVII Bienal de Fotografía en el Centro de la Imagen por su trabajo retratando gasolineras abandonadas en 2006. A principios de su carrera su lugar estaba detrás de la cámara, pero su obsesión por la imagen como pieza de rompecabezas lo llevó a explorar un papel de investigador y creador de imágenes.

Su trabajo más extenso se ha enfocado en la investigación y documentación de vacíos y narrativas dentro de la historia del Partido Revolucionario Institucional. En Genealogía de un partido (2008), se convirtió en arqueólogo y documentalista del PRI y de su modus operandi dentro de la política mexicana. Su camino como fotógrafo y editor son aparentemente paralelos, pero la intensa búsqueda de un momento visual exacto junta ambas líneas. En su trabajo Berruecos se ha dedicado a ser el oráculo, a ver el espacio y llenarlo con la imagen independientemente de quién hace el click en la cámara.

En este trabajo, el artista pasa de ser una mano invisible a estar presente en todas las fotografías. Él presenta la información al espectador directamente y suelta el control de la imagen. Diego crea una “especie de alianza o complicidad” con la persona que estaba dispuesta y a su lado para tomar la foto. El triángulo entre el espectador, el artista y la persona que tomó la fotografía cobra vida en un debate en torno al autor de las fotografías.  “¿Dónde está la autoría de la foto? ¿está en quien la toma? ¿en quien la entiende? o ¿en quien la piensa?”, se pregunta.

Tras el recorrido, Berruecos espera que el espectador se quede con el compromiso de seguir analizando el pasado y el presente. “En mi utopía pensaba que la gente se podía poner a reflexionar sobre el pasado reciente, sin esperar a que pasaran 10 años del cambio”, dice. Y esta exposición genera esa chispa. Obstinada contemplación del trabajo del mañana Machete Hasta octubre del 2018.

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Ahora estas fotografías, tomadas en película de 35 mm, conforman la obra Obstinada contemplación del trabajo del mañana y están expuestas en la galería de arte contemporáneo latinoamericano, Machete (Córdoba 25, Colonia Roma). Se exhiben como enormes hojas de contacto de 36 fotos. “Pensé que había una cosa muy padre de ir a comprar el periódico, como una especie de ritual que cada vez estamos haciendo menos porque vemos las noticias en el celular”, dice Berruecos en entrevista, fotógrafo mexicano y director de fotografía de Gatopardo, Travesías y local.mx. “Me tardé 36 días para ver la primera hoja de contactos y dije, aquí está pasando algo. Entonces decidí seguir hasta el día de la elección”.

Al rescatar el hábito de ir a comprar el periódico todos los días “sin saber exactamente qué iba a pasar”, Berruecos reveló el primer rollo y encontró diferentes narrativas en los múltiples medios. Creó una “hemeroteca no sólo concentrada en una línea editorial, sino viéndolas a todas” y ésta se materializó en un recordatorio físico de los últimos meses de la contienda electoral.

En este trabajo se puede ver los encabezados que retrataron la situación del país como una retrospectiva. “Venezuela ve a AMLO ‘clave’ para consolidar su revolución (La Razón)”,  “Alerta Marina sobre narco en campañas  (Milenio)”, “Anaya reta a PGR (Del Norte)” o “Dan Revés a Conteo Rápido: INE reclama (Heraldo)”. La mayoría siguen la narrativa electoral, “información sobre la campaña en un país hecho pedazos”, añade Berruecos sobre la incertidumbre que atravesaba el electorado, ante la posibilidad de seguir un sexenio más con el PRI o el PAN, partidos que ya habían gobernado el país, o escoger la ruta de MORENA con López Obrador, quien resultó victorioso con un 53.2% de los votos.

El trabajo de Berruecos ha sido expuesto en París, Nueva York, Londres, Venecia y México. Fue ganador de la XVII Bienal de Fotografía en el Centro de la Imagen por su trabajo retratando gasolineras abandonadas en 2006. A principios de su carrera su lugar estaba detrás de la cámara, pero su obsesión por la imagen como pieza de rompecabezas lo llevó a explorar un papel de investigador y creador de imágenes.

Su trabajo más extenso se ha enfocado en la investigación y documentación de vacíos y narrativas dentro de la historia del Partido Revolucionario Institucional. En Genealogía de un partido (2008), se convirtió en arqueólogo y documentalista del PRI y de su modus operandi dentro de la política mexicana. Su camino como fotógrafo y editor son aparentemente paralelos, pero la intensa búsqueda de un momento visual exacto junta ambas líneas. En su trabajo Berruecos se ha dedicado a ser el oráculo, a ver el espacio y llenarlo con la imagen independientemente de quién hace el click en la cámara.

En este trabajo, el artista pasa de ser una mano invisible a estar presente en todas las fotografías. Él presenta la información al espectador directamente y suelta el control de la imagen. Diego crea una “especie de alianza o complicidad” con la persona que estaba dispuesta y a su lado para tomar la foto. El triángulo entre el espectador, el artista y la persona que tomó la fotografía cobra vida en un debate en torno al autor de las fotografías.  “¿Dónde está la autoría de la foto? ¿está en quien la toma? ¿en quien la entiende? o ¿en quien la piensa?”, se pregunta.

Tras el recorrido, Berruecos espera que el espectador se quede con el compromiso de seguir analizando el pasado y el presente. “En mi utopía pensaba que la gente se podía poner a reflexionar sobre el pasado reciente, sin esperar a que pasaran 10 años del cambio”, dice. Y esta exposición genera esa chispa. Obstinada contemplación del trabajo del mañana Machete Hasta octubre del 2018.

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Ahora estas fotografías, tomadas en película de 35 mm, conforman la obra Obstinada contemplación del trabajo del mañana y están expuestas en la galería de arte contemporáneo latinoamericano, Machete (Córdoba 25, Colonia Roma). Se exhiben como enormes hojas de contacto de 36 fotos. “Pensé que había una cosa muy padre de ir a comprar el periódico, como una especie de ritual que cada vez estamos haciendo menos porque vemos las noticias en el celular”, dice Berruecos en entrevista, fotógrafo mexicano y director de fotografía de Gatopardo, Travesías y local.mx. “Me tardé 36 días para ver la primera hoja de contactos y dije, aquí está pasando algo. Entonces decidí seguir hasta el día de la elección”.

Al rescatar el hábito de ir a comprar el periódico todos los días “sin saber exactamente qué iba a pasar”, Berruecos reveló el primer rollo y encontró diferentes narrativas en los múltiples medios. Creó una “hemeroteca no sólo concentrada en una línea editorial, sino viéndolas a todas” y ésta se materializó en un recordatorio físico de los últimos meses de la contienda electoral.

En este trabajo se puede ver los encabezados que retrataron la situación del país como una retrospectiva. “Venezuela ve a AMLO ‘clave’ para consolidar su revolución (La Razón)”,  “Alerta Marina sobre narco en campañas  (Milenio)”, “Anaya reta a PGR (Del Norte)” o “Dan Revés a Conteo Rápido: INE reclama (Heraldo)”. La mayoría siguen la narrativa electoral, “información sobre la campaña en un país hecho pedazos”, añade Berruecos sobre la incertidumbre que atravesaba el electorado, ante la posibilidad de seguir un sexenio más con el PRI o el PAN, partidos que ya habían gobernado el país, o escoger la ruta de MORENA con López Obrador, quien resultó victorioso con un 53.2% de los votos.

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Su trabajo más extenso se ha enfocado en la investigación y documentación de vacíos y narrativas dentro de la historia del Partido Revolucionario Institucional. En Genealogía de un partido (2008), se convirtió en arqueólogo y documentalista del PRI y de su modus operandi dentro de la política mexicana. Su camino como fotógrafo y editor son aparentemente paralelos, pero la intensa búsqueda de un momento visual exacto junta ambas líneas. En su trabajo Berruecos se ha dedicado a ser el oráculo, a ver el espacio y llenarlo con la imagen independientemente de quién hace el click en la cámara.

En este trabajo, el artista pasa de ser una mano invisible a estar presente en todas las fotografías. Él presenta la información al espectador directamente y suelta el control de la imagen. Diego crea una “especie de alianza o complicidad” con la persona que estaba dispuesta y a su lado para tomar la foto. El triángulo entre el espectador, el artista y la persona que tomó la fotografía cobra vida en un debate en torno al autor de las fotografías.  “¿Dónde está la autoría de la foto? ¿está en quien la toma? ¿en quien la entiende? o ¿en quien la piensa?”, se pregunta.

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