La fotografía de Marilyn Monroe que comprobó lo que ella ya había dicho sobre no usar ropa interior, es del fotógrafo mexicano Eduardo Antonio Caballero. Aquél 22 de febrero de 1962, el fotógrafo freelance para Cine Mundial, una publicación sobre espectáculos, esperó durante horas la llegada de la actriz Norma Jean al Hotel Hilton de la Ciudad de México. "En medio del alboroto yo quedé a sus pies y me tuve que quedar sentado. Cuando le estaban sirviendo el champagne fue que disparé la foto en la que la sorprendí cruzando las piernas. Fue una foto de suerte”, recordó el fotógrafo, según La generación jet de Antonio Caballero. Fotoperiodista, fotógrafo de moda, arquitectura, mobiliario; retratista, fotonovelista y hasta manager de varios artistas populares, todo eso fue Antonio Caballero. Desde muy joven se interesó en la fotografía luego de que su padrastro le regalara una cámara. Estudió de manera informal con uno de los mejores fotógrafos mexicanos, Héctor García, y se convirtió en su asistente, aprendiendo su técnica. Luego emprendió su carrera en el fotoperiodismo a una corta edad. Sus primeras imágenes muestran la vida cotidiana de la colonia Guerrero de la Ciudad de México, donde creció. Las protestas, un oso cirquero en las calles y retratos de personas, son parte de una colección que registra la década de los sesentas, un momento de transición en la Ciudad de México. Aunque Caballero nunca dejó de hacer fotoperiodismo en revistas y periódicos como Nota Roja, Ráfaga, La Voz, Jueves de Excélsior o El Fígaro; en otra etapa de su carrera se dedicó a hacer retratos de diversas figuras del espectáculo. Caballero fotografió a Juan García Esquivel, a los actores Pedro Armendáriz, Enrique Rocha y Guillermo Murray; a las actrices Elsa Aguirre, Sasha Montenegro, Fanny Cano, a los cantantes Sandro y Enrique Guzmán, entre otros. También hizo las portadas de discos para varios músicos.
Antonio Caballero fotografió a Juan García Esquivel, a los actores Pedro Armendáriz, Enrique Rocha y Guillermo Murray; a las actrices Elsa Aguirre, Sasha Montenegro, Fanny Cano, a los cantantes Sandro y Enrique Guzmán, entre otros. También hizo las portadas de discos para varios músicos. / INBA Además, Antonio Caballero hacía trabajo comercial para catálogos o revistas de moda. En ellos, el fotógrafo incluía elementos urbanos como las azoteas de la Ciudad de México o los automóviles más sofisticados de la época. Sin embargo, su fuerte fue la fotonovela, un tipo de publicación con gran popularidad en Italia, Argentina y México que consistía en narrar historias a partir de fotografías con actores o modelos. Antonio Caballero hizo más de 500 fotonovelas, por lo que se le conoce como el padre del género. Haciendo equipo con actores y actrices que llegó a representar -por la facilidad que tenía de moverse en el círculo del espectáculo-, el fotógrafo construía historias que esperaban en cada entrega los lectores de revistas. Las fotonovelas de Antonio Caballero hablaban de los problemas de los adolescentes de la clase media mexicana, de relaciones amorosas problemáticas o de grupos de amigos con un alto poder adquisitivo y la vida desenfrenada que llevaban. Su trabajo mostraba un estilo único en cuanto a composición y combinaba elementos de la moda de los años sesenta y setenta, con un contraste citadino y de desarrollo. Ni su trabajo periodístico, ni como fotonovelista, perdió nunca el sentido de la narrativa. A partir de la década de los setentas, Caballero presentó diversas exposiciones en el Palacio de Bellas Artes, formó parte del 150 Aniversario de la Fotografía en el Museo de Arte Moderno (MAM) y más recientemente, a partir del 2005, su trabajo retomó relevancia y encontró espacios en galerías mexicanas e internacionales. Antonio Caballero sigue haciendo fotografía. El MAM poseía seis obras de su autoría y el catálogo será actualizado con 15 piezas más donadas por el autor, lo que lo convierte en uno de los artistas mejor representados en las colecciones del museo. Aunque su fotografía más reconocida es la de Marilyn Monroe, que hizo cuando tenía apenas 22 años de edad, Antonio Caballero no se sintió orgulloso de retratarla de esa forma, aunque corroboró que la actriz no se sintió agredida por ello. El negativo de ese retrato desapareció tras pasar por las manos de diferentes colegas. Parte importante del archivo del fotógrafo se perdió también tras la caída del edificio donde tenía su estudio, durante el temblor de 1985 en la Ciudad de México. Ya entrado el siglo XXI, gracias al historiador Alfonso Morales y al galerista Ramón López Quiroga, su trabajo ha sido reivindicado por coleccionistas, críticos y curadores.
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La fotografía de Marilyn Monroe que comprobó lo que ella ya había dicho sobre no usar ropa interior, es del fotógrafo mexicano Eduardo Antonio Caballero. Aquél 22 de febrero de 1962, el fotógrafo freelance para Cine Mundial, una publicación sobre espectáculos, esperó durante horas la llegada de la actriz Norma Jean al Hotel Hilton de la Ciudad de México. "En medio del alboroto yo quedé a sus pies y me tuve que quedar sentado. Cuando le estaban sirviendo el champagne fue que disparé la foto en la que la sorprendí cruzando las piernas. Fue una foto de suerte”, recordó el fotógrafo, según La generación jet de Antonio Caballero. Fotoperiodista, fotógrafo de moda, arquitectura, mobiliario; retratista, fotonovelista y hasta manager de varios artistas populares, todo eso fue Antonio Caballero. Desde muy joven se interesó en la fotografía luego de que su padrastro le regalara una cámara. Estudió de manera informal con uno de los mejores fotógrafos mexicanos, Héctor García, y se convirtió en su asistente, aprendiendo su técnica. Luego emprendió su carrera en el fotoperiodismo a una corta edad. Sus primeras imágenes muestran la vida cotidiana de la colonia Guerrero de la Ciudad de México, donde creció. Las protestas, un oso cirquero en las calles y retratos de personas, son parte de una colección que registra la década de los sesentas, un momento de transición en la Ciudad de México. Aunque Caballero nunca dejó de hacer fotoperiodismo en revistas y periódicos como Nota Roja, Ráfaga, La Voz, Jueves de Excélsior o El Fígaro; en otra etapa de su carrera se dedicó a hacer retratos de diversas figuras del espectáculo. Caballero fotografió a Juan García Esquivel, a los actores Pedro Armendáriz, Enrique Rocha y Guillermo Murray; a las actrices Elsa Aguirre, Sasha Montenegro, Fanny Cano, a los cantantes Sandro y Enrique Guzmán, entre otros. También hizo las portadas de discos para varios músicos.
Antonio Caballero fotografió a Juan García Esquivel, a los actores Pedro Armendáriz, Enrique Rocha y Guillermo Murray; a las actrices Elsa Aguirre, Sasha Montenegro, Fanny Cano, a los cantantes Sandro y Enrique Guzmán, entre otros. También hizo las portadas de discos para varios músicos. / INBA Además, Antonio Caballero hacía trabajo comercial para catálogos o revistas de moda. En ellos, el fotógrafo incluía elementos urbanos como las azoteas de la Ciudad de México o los automóviles más sofisticados de la época. Sin embargo, su fuerte fue la fotonovela, un tipo de publicación con gran popularidad en Italia, Argentina y México que consistía en narrar historias a partir de fotografías con actores o modelos. Antonio Caballero hizo más de 500 fotonovelas, por lo que se le conoce como el padre del género. Haciendo equipo con actores y actrices que llegó a representar -por la facilidad que tenía de moverse en el círculo del espectáculo-, el fotógrafo construía historias que esperaban en cada entrega los lectores de revistas. Las fotonovelas de Antonio Caballero hablaban de los problemas de los adolescentes de la clase media mexicana, de relaciones amorosas problemáticas o de grupos de amigos con un alto poder adquisitivo y la vida desenfrenada que llevaban. Su trabajo mostraba un estilo único en cuanto a composición y combinaba elementos de la moda de los años sesenta y setenta, con un contraste citadino y de desarrollo. Ni su trabajo periodístico, ni como fotonovelista, perdió nunca el sentido de la narrativa. A partir de la década de los setentas, Caballero presentó diversas exposiciones en el Palacio de Bellas Artes, formó parte del 150 Aniversario de la Fotografía en el Museo de Arte Moderno (MAM) y más recientemente, a partir del 2005, su trabajo retomó relevancia y encontró espacios en galerías mexicanas e internacionales. Antonio Caballero sigue haciendo fotografía. El MAM poseía seis obras de su autoría y el catálogo será actualizado con 15 piezas más donadas por el autor, lo que lo convierte en uno de los artistas mejor representados en las colecciones del museo. Aunque su fotografía más reconocida es la de Marilyn Monroe, que hizo cuando tenía apenas 22 años de edad, Antonio Caballero no se sintió orgulloso de retratarla de esa forma, aunque corroboró que la actriz no se sintió agredida por ello. El negativo de ese retrato desapareció tras pasar por las manos de diferentes colegas. Parte importante del archivo del fotógrafo se perdió también tras la caída del edificio donde tenía su estudio, durante el temblor de 1985 en la Ciudad de México. Ya entrado el siglo XXI, gracias al historiador Alfonso Morales y al galerista Ramón López Quiroga, su trabajo ha sido reivindicado por coleccionistas, críticos y curadores.
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Antonio Caballero fotografió a Juan García Esquivel, a los actores Pedro Armendáriz, Enrique Rocha y Guillermo Murray; a las actrices Elsa Aguirre, Sasha Montenegro, Fanny Cano, a los cantantes Sandro y Enrique Guzmán, entre otros. También hizo las portadas de discos para varios músicos. / INBA Además, Antonio Caballero hacía trabajo comercial para catálogos o revistas de moda. En ellos, el fotógrafo incluía elementos urbanos como las azoteas de la Ciudad de México o los automóviles más sofisticados de la época. Sin embargo, su fuerte fue la fotonovela, un tipo de publicación con gran popularidad en Italia, Argentina y México que consistía en narrar historias a partir de fotografías con actores o modelos. Antonio Caballero hizo más de 500 fotonovelas, por lo que se le conoce como el padre del género. Haciendo equipo con actores y actrices que llegó a representar -por la facilidad que tenía de moverse en el círculo del espectáculo-, el fotógrafo construía historias que esperaban en cada entrega los lectores de revistas. Las fotonovelas de Antonio Caballero hablaban de los problemas de los adolescentes de la clase media mexicana, de relaciones amorosas problemáticas o de grupos de amigos con un alto poder adquisitivo y la vida desenfrenada que llevaban. Su trabajo mostraba un estilo único en cuanto a composición y combinaba elementos de la moda de los años sesenta y setenta, con un contraste citadino y de desarrollo. Ni su trabajo periodístico, ni como fotonovelista, perdió nunca el sentido de la narrativa. A partir de la década de los setentas, Caballero presentó diversas exposiciones en el Palacio de Bellas Artes, formó parte del 150 Aniversario de la Fotografía en el Museo de Arte Moderno (MAM) y más recientemente, a partir del 2005, su trabajo retomó relevancia y encontró espacios en galerías mexicanas e internacionales. Antonio Caballero sigue haciendo fotografía. El MAM poseía seis obras de su autoría y el catálogo será actualizado con 15 piezas más donadas por el autor, lo que lo convierte en uno de los artistas mejor representados en las colecciones del museo. Aunque su fotografía más reconocida es la de Marilyn Monroe, que hizo cuando tenía apenas 22 años de edad, Antonio Caballero no se sintió orgulloso de retratarla de esa forma, aunque corroboró que la actriz no se sintió agredida por ello. El negativo de ese retrato desapareció tras pasar por las manos de diferentes colegas. Parte importante del archivo del fotógrafo se perdió también tras la caída del edificio donde tenía su estudio, durante el temblor de 1985 en la Ciudad de México. Ya entrado el siglo XXI, gracias al historiador Alfonso Morales y al galerista Ramón López Quiroga, su trabajo ha sido reivindicado por coleccionistas, críticos y curadores.
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La fotografía de Marilyn Monroe que comprobó lo que ella ya había dicho sobre no usar ropa interior, es del fotógrafo mexicano Eduardo Antonio Caballero. Aquél 22 de febrero de 1962, el fotógrafo freelance para Cine Mundial, una publicación sobre espectáculos, esperó durante horas la llegada de la actriz Norma Jean al Hotel Hilton de la Ciudad de México. "En medio del alboroto yo quedé a sus pies y me tuve que quedar sentado. Cuando le estaban sirviendo el champagne fue que disparé la foto en la que la sorprendí cruzando las piernas. Fue una foto de suerte”, recordó el fotógrafo, según La generación jet de Antonio Caballero. Fotoperiodista, fotógrafo de moda, arquitectura, mobiliario; retratista, fotonovelista y hasta manager de varios artistas populares, todo eso fue Antonio Caballero. Desde muy joven se interesó en la fotografía luego de que su padrastro le regalara una cámara. Estudió de manera informal con uno de los mejores fotógrafos mexicanos, Héctor García, y se convirtió en su asistente, aprendiendo su técnica. Luego emprendió su carrera en el fotoperiodismo a una corta edad. Sus primeras imágenes muestran la vida cotidiana de la colonia Guerrero de la Ciudad de México, donde creció. Las protestas, un oso cirquero en las calles y retratos de personas, son parte de una colección que registra la década de los sesentas, un momento de transición en la Ciudad de México. Aunque Caballero nunca dejó de hacer fotoperiodismo en revistas y periódicos como Nota Roja, Ráfaga, La Voz, Jueves de Excélsior o El Fígaro; en otra etapa de su carrera se dedicó a hacer retratos de diversas figuras del espectáculo. Caballero fotografió a Juan García Esquivel, a los actores Pedro Armendáriz, Enrique Rocha y Guillermo Murray; a las actrices Elsa Aguirre, Sasha Montenegro, Fanny Cano, a los cantantes Sandro y Enrique Guzmán, entre otros. También hizo las portadas de discos para varios músicos.
Antonio Caballero fotografió a Juan García Esquivel, a los actores Pedro Armendáriz, Enrique Rocha y Guillermo Murray; a las actrices Elsa Aguirre, Sasha Montenegro, Fanny Cano, a los cantantes Sandro y Enrique Guzmán, entre otros. También hizo las portadas de discos para varios músicos. / INBA Además, Antonio Caballero hacía trabajo comercial para catálogos o revistas de moda. En ellos, el fotógrafo incluía elementos urbanos como las azoteas de la Ciudad de México o los automóviles más sofisticados de la época. Sin embargo, su fuerte fue la fotonovela, un tipo de publicación con gran popularidad en Italia, Argentina y México que consistía en narrar historias a partir de fotografías con actores o modelos. Antonio Caballero hizo más de 500 fotonovelas, por lo que se le conoce como el padre del género. Haciendo equipo con actores y actrices que llegó a representar -por la facilidad que tenía de moverse en el círculo del espectáculo-, el fotógrafo construía historias que esperaban en cada entrega los lectores de revistas. Las fotonovelas de Antonio Caballero hablaban de los problemas de los adolescentes de la clase media mexicana, de relaciones amorosas problemáticas o de grupos de amigos con un alto poder adquisitivo y la vida desenfrenada que llevaban. Su trabajo mostraba un estilo único en cuanto a composición y combinaba elementos de la moda de los años sesenta y setenta, con un contraste citadino y de desarrollo. Ni su trabajo periodístico, ni como fotonovelista, perdió nunca el sentido de la narrativa. A partir de la década de los setentas, Caballero presentó diversas exposiciones en el Palacio de Bellas Artes, formó parte del 150 Aniversario de la Fotografía en el Museo de Arte Moderno (MAM) y más recientemente, a partir del 2005, su trabajo retomó relevancia y encontró espacios en galerías mexicanas e internacionales. Antonio Caballero sigue haciendo fotografía. El MAM poseía seis obras de su autoría y el catálogo será actualizado con 15 piezas más donadas por el autor, lo que lo convierte en uno de los artistas mejor representados en las colecciones del museo. Aunque su fotografía más reconocida es la de Marilyn Monroe, que hizo cuando tenía apenas 22 años de edad, Antonio Caballero no se sintió orgulloso de retratarla de esa forma, aunque corroboró que la actriz no se sintió agredida por ello. El negativo de ese retrato desapareció tras pasar por las manos de diferentes colegas. Parte importante del archivo del fotógrafo se perdió también tras la caída del edificio donde tenía su estudio, durante el temblor de 1985 en la Ciudad de México. Ya entrado el siglo XXI, gracias al historiador Alfonso Morales y al galerista Ramón López Quiroga, su trabajo ha sido reivindicado por coleccionistas, críticos y curadores.
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La fotografía de Marilyn Monroe que comprobó lo que ella ya había dicho sobre no usar ropa interior, es del fotógrafo mexicano Eduardo Antonio Caballero. Aquél 22 de febrero de 1962, el fotógrafo freelance para Cine Mundial, una publicación sobre espectáculos, esperó durante horas la llegada de la actriz Norma Jean al Hotel Hilton de la Ciudad de México. "En medio del alboroto yo quedé a sus pies y me tuve que quedar sentado. Cuando le estaban sirviendo el champagne fue que disparé la foto en la que la sorprendí cruzando las piernas. Fue una foto de suerte”, recordó el fotógrafo, según La generación jet de Antonio Caballero. Fotoperiodista, fotógrafo de moda, arquitectura, mobiliario; retratista, fotonovelista y hasta manager de varios artistas populares, todo eso fue Antonio Caballero. Desde muy joven se interesó en la fotografía luego de que su padrastro le regalara una cámara. Estudió de manera informal con uno de los mejores fotógrafos mexicanos, Héctor García, y se convirtió en su asistente, aprendiendo su técnica. Luego emprendió su carrera en el fotoperiodismo a una corta edad. Sus primeras imágenes muestran la vida cotidiana de la colonia Guerrero de la Ciudad de México, donde creció. Las protestas, un oso cirquero en las calles y retratos de personas, son parte de una colección que registra la década de los sesentas, un momento de transición en la Ciudad de México. Aunque Caballero nunca dejó de hacer fotoperiodismo en revistas y periódicos como Nota Roja, Ráfaga, La Voz, Jueves de Excélsior o El Fígaro; en otra etapa de su carrera se dedicó a hacer retratos de diversas figuras del espectáculo. Caballero fotografió a Juan García Esquivel, a los actores Pedro Armendáriz, Enrique Rocha y Guillermo Murray; a las actrices Elsa Aguirre, Sasha Montenegro, Fanny Cano, a los cantantes Sandro y Enrique Guzmán, entre otros. También hizo las portadas de discos para varios músicos.
Antonio Caballero fotografió a Juan García Esquivel, a los actores Pedro Armendáriz, Enrique Rocha y Guillermo Murray; a las actrices Elsa Aguirre, Sasha Montenegro, Fanny Cano, a los cantantes Sandro y Enrique Guzmán, entre otros. También hizo las portadas de discos para varios músicos. / INBA Además, Antonio Caballero hacía trabajo comercial para catálogos o revistas de moda. En ellos, el fotógrafo incluía elementos urbanos como las azoteas de la Ciudad de México o los automóviles más sofisticados de la época. Sin embargo, su fuerte fue la fotonovela, un tipo de publicación con gran popularidad en Italia, Argentina y México que consistía en narrar historias a partir de fotografías con actores o modelos. Antonio Caballero hizo más de 500 fotonovelas, por lo que se le conoce como el padre del género. Haciendo equipo con actores y actrices que llegó a representar -por la facilidad que tenía de moverse en el círculo del espectáculo-, el fotógrafo construía historias que esperaban en cada entrega los lectores de revistas. Las fotonovelas de Antonio Caballero hablaban de los problemas de los adolescentes de la clase media mexicana, de relaciones amorosas problemáticas o de grupos de amigos con un alto poder adquisitivo y la vida desenfrenada que llevaban. Su trabajo mostraba un estilo único en cuanto a composición y combinaba elementos de la moda de los años sesenta y setenta, con un contraste citadino y de desarrollo. Ni su trabajo periodístico, ni como fotonovelista, perdió nunca el sentido de la narrativa. A partir de la década de los setentas, Caballero presentó diversas exposiciones en el Palacio de Bellas Artes, formó parte del 150 Aniversario de la Fotografía en el Museo de Arte Moderno (MAM) y más recientemente, a partir del 2005, su trabajo retomó relevancia y encontró espacios en galerías mexicanas e internacionales. Antonio Caballero sigue haciendo fotografía. El MAM poseía seis obras de su autoría y el catálogo será actualizado con 15 piezas más donadas por el autor, lo que lo convierte en uno de los artistas mejor representados en las colecciones del museo. Aunque su fotografía más reconocida es la de Marilyn Monroe, que hizo cuando tenía apenas 22 años de edad, Antonio Caballero no se sintió orgulloso de retratarla de esa forma, aunque corroboró que la actriz no se sintió agredida por ello. El negativo de ese retrato desapareció tras pasar por las manos de diferentes colegas. Parte importante del archivo del fotógrafo se perdió también tras la caída del edificio donde tenía su estudio, durante el temblor de 1985 en la Ciudad de México. Ya entrado el siglo XXI, gracias al historiador Alfonso Morales y al galerista Ramón López Quiroga, su trabajo ha sido reivindicado por coleccionistas, críticos y curadores.
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Antonio Caballero fotografió a Juan García Esquivel, a los actores Pedro Armendáriz, Enrique Rocha y Guillermo Murray; a las actrices Elsa Aguirre, Sasha Montenegro, Fanny Cano, a los cantantes Sandro y Enrique Guzmán, entre otros. También hizo las portadas de discos para varios músicos. / INBA Además, Antonio Caballero hacía trabajo comercial para catálogos o revistas de moda. En ellos, el fotógrafo incluía elementos urbanos como las azoteas de la Ciudad de México o los automóviles más sofisticados de la época. Sin embargo, su fuerte fue la fotonovela, un tipo de publicación con gran popularidad en Italia, Argentina y México que consistía en narrar historias a partir de fotografías con actores o modelos. Antonio Caballero hizo más de 500 fotonovelas, por lo que se le conoce como el padre del género. Haciendo equipo con actores y actrices que llegó a representar -por la facilidad que tenía de moverse en el círculo del espectáculo-, el fotógrafo construía historias que esperaban en cada entrega los lectores de revistas. Las fotonovelas de Antonio Caballero hablaban de los problemas de los adolescentes de la clase media mexicana, de relaciones amorosas problemáticas o de grupos de amigos con un alto poder adquisitivo y la vida desenfrenada que llevaban. Su trabajo mostraba un estilo único en cuanto a composición y combinaba elementos de la moda de los años sesenta y setenta, con un contraste citadino y de desarrollo. Ni su trabajo periodístico, ni como fotonovelista, perdió nunca el sentido de la narrativa. A partir de la década de los setentas, Caballero presentó diversas exposiciones en el Palacio de Bellas Artes, formó parte del 150 Aniversario de la Fotografía en el Museo de Arte Moderno (MAM) y más recientemente, a partir del 2005, su trabajo retomó relevancia y encontró espacios en galerías mexicanas e internacionales. Antonio Caballero sigue haciendo fotografía. El MAM poseía seis obras de su autoría y el catálogo será actualizado con 15 piezas más donadas por el autor, lo que lo convierte en uno de los artistas mejor representados en las colecciones del museo. Aunque su fotografía más reconocida es la de Marilyn Monroe, que hizo cuando tenía apenas 22 años de edad, Antonio Caballero no se sintió orgulloso de retratarla de esa forma, aunque corroboró que la actriz no se sintió agredida por ello. El negativo de ese retrato desapareció tras pasar por las manos de diferentes colegas. Parte importante del archivo del fotógrafo se perdió también tras la caída del edificio donde tenía su estudio, durante el temblor de 1985 en la Ciudad de México. Ya entrado el siglo XXI, gracias al historiador Alfonso Morales y al galerista Ramón López Quiroga, su trabajo ha sido reivindicado por coleccionistas, críticos y curadores.
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