Archivo Gatopardo

Colombia: El fin de medio siglo de guerra

Colombia: El fin de medio siglo de guerra

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23
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06
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El gobierno de Colombia y las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC) firman histórico acuerdo para el cese al fuego bilateral y definitivo.

ACTUALIZACIÓN III. Octubre 3, 2016 / Por Santiago Andrade Llegó el día en el que se enfrentaban el SÍ y el NO en las urnas en Colombia, las encuestas daban como ganador el apoyo a favor del acuerdo al que llegaron el gobierno y las FARC. Los medios de comunicación más poderosos del país defendieron en sus líneas editoriales el camino del sí. El presidente Juan Manuel Santos también respaldaba, obviamente, el acuerdo junto a sus ministros y varios partidos. Las Naciones Unidas y distintos presidentes latinoamericanos estaban a su lado. Los “líderes de opinión” también se manifestaron a través de redes sociales: actores, músicos, periodistas y artistas hicieron videos y escritos en Facebook, YouTube y Twitter para animar a que las personas salieran a votar. Muchos apoyando el acuerdo y otros pidiendo que simplemente votaran. Los resultados se vivieron bajo una atmósfera llena de estrés y sorpresa. El NO ganó con un 50,21%, frente al 49,79% del SÍ. La celebración que tenía planeada el gobierno en Bogotá fue cancelada y el presidente Santos, en un discurso de menos de cinco minutos, aceptó el resultado, confirmó que el cese al fuego continúa y convocó a “todas las fuerzas políticas y en particular a las que se manifestaron por el no, para escucharlas, abrir espacios de diálogos y determinar el camino a seguir”. Curiosamente, el Centro Democrático, liderado por el ex-presidente Álvaro Uribe y ferviente opositor del acuerdo, no envió ni a un delegado, argumentando que no es el momento. Por su parte, Rodrigo Londoño Echeverri, líder de las FARC, manifestó que “mantienen la voluntad de paz y reiteran su disposición de usar solamente la palabra como arma de construcción hacia el futuro”. Pero uno de los grandes protagonistas fue la abstención, vista también como la indiferencia de los colombianos ante momentos importantes. De casi 34,9 millones de personas habilitadas para votar, solo un 37% ejerció su derecho a dar su opinión. Y lo más triste: en los departamentos donde se ha vivido la guerra de forma más brutal y sangrienta, fue en donde el SÍ ganó con más contundencia. Una guerra que se vivió principalmente en el campo, se decidió en las ciudades y, en una porción, a través de mentiras y miedo. También se mostró la polarización que vive Colombia, los insultos y el odio tomaron gran parte de las redes sociales. Parece que la búsqueda de la paz no es un problema únicamente con las guerrillas, sino que hay una especie de guerra entre los mismos civiles colombianos. La incertidumbre es lo que rige ahora. Nadie sabe realmente qué va a suceder, pero es claro que el país necesita sanar y las decisiones deben ser tomadas dejando a un lado el rencor y el afán de protagonismo. ACTUALIZACIÓN II. Septiembre 26, 2016/ Por Santiago Andrade Las palabras “día histórico” se han repetido en los últimos meses más de una vez en Colombia. Pero es que acabar con un conflicto de más de 50 años no se puede hacer de la noche a la mañana. Después de llegar a un acuerdo final en la mesa de diálogos en La Habana, faltaba la firma del presidente colombiano Juan Manuel Santos y el comandante en jefe de las FARC Rodrigo Londoño. El llamado “Día D” llegó el 26 de septiembre. En Cartagena se reunieron mandatarios y personalidades, todos vestidos de blanco, que apoyan el acuerdo al que se llegó. Con un balígrafo (una bala de fusil convertida en esfero), Santos y Timoleón Jiménez pusieron la firma final a la guerra entre el Estado colombiano las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia. Días antes de llegar a Cartagena, se organizó la Décima Conferencia Guerrillera en la sabana del Yarí en el departamento del Meta. Allí se reunieron los distintos jefes guerrilleros de las FARC y aceptaron, de forma unánime, el acuerdo al que habían llegado en La Habana. Con un concierto y el cubrimiento de medios tanto nacionales como internacionales, se les vio bailando y cantando, una imagen muy distante a la de los combatientes con uniforme y fusil. Con la aprobación de la guerrilla, Santos y Timochenko se prepararon para poner la firma final en el acuerdo de paz. Mientras tanto, la Unión Europea suspendió a las FARC de su lista de terroristas –no los excluyó definitivamente– y John Kerry dijo que Washington mirará la situación del grupo una vez se implementen los acuerdos. El próximo domingo 2 de octubre se vivirá un día histórico más. Los colombianos saldrán a las calles a votar para aprobar o no el acuerdo al que se llegó. Álvaro Uribe seguirá liderando, ahora con al ex-procurador Alejandro Ordoñez a su lado, la campaña por el no. El ex-presidente ha manifestado en varias ocasiones que está en contra del acuerdo y en Cartagena le mandó “un mensaje a Castro, a Maduro, a las FARC y a Santos: en Colombia no prosperarán”. Por su parte, Timochenko señaló en su discurso del día de la firma “que nadie dude que vamos hacia la política sin armas” y le pidió perdón a las víctimas del conflicto. Hace 25 años era imposible creer que Colombia estaría en la posición en la que se encuentra ahora, pero ahora queda en las manos de los colombianos tomar la última decisión.

* * *

ACTUALIZACIÓN I. Septiembre 1, 2016/ Por Santiago Andrade Después de dos años de negociaciones secretas y cuatro año más de diálogos en La Habana, el 24 de agosto se anunció que los delegados del gobierno de Colombia y de la guerrilla de las FARC llegaron a un acuerdo final. Semanas antes, el presidente Juan Manuel Santos envió a La Habana a personas como Juan Fernando Cristo –Ministro del Interior– y Roy Barreras –Codirector del Partido de la U– con el objetivo de acelerar la firma final. La llegada de estos nuevos negociadores coincidió con el cónclave en el que se encerraron ambas delegaciones para llegar lo más pronto posible al cierre del acuerdo. Durante la presentación de la terminación de las conversaciones, Humberto de la Calle –jefe negociador del Gobierno de Colombia– dijo que “la mejor forma de ganarle a la guerra, fue sentándonos a hablar de la paz”. Ese mismo día, cientos de colombianos en distintas ciudades salieron a la calle a celebrar el histórico acontecimiento. Sin embargo, todavía falta un proceso largo y una contienda política dura para que estos acuerdos puedan transformarse en realidad. El presidente Santos confirmó que el 2 de octubre se realizará el plebiscito en el que los colombianos responderán Sí o No a la pregunta ¿apoya usted el acuerdo final para terminar el conflicto y construir una paz estable y duradera? Mientras que el Gobierno Nacional está liderando la campaña por el Sí con el ex presidente César Gaviria a la cabeza, Álvaro Uribe y Andrés Pastrana, también ex presidentes, están promocionando el voto en contra. Por otro lado, la firma final se pondrá entre el 20 y el 30 de septiembre, cuando Juan Manuel Santos y Timochenko, estampen el fin del conflicto con las FARC. Mientras tanto, los guerrilleros iniciarán su camino a las zonas veredales transitorias de normalización (ZVTN), harán la Décima Conferencia y los colombianos tomarán la decisión más importante en la historia reciente del país. Una decisión que podría ser un punto de quiebre para Colombia e incluso para todo Latinoamérica.

* * *

Tras más de 50 años de guerra llega a su fin el enfrentamiento armado más largo del continente americano, con más de seis millones de desplazados, 200 mil muertos y 45 mil desaparecidos. El gobierno de Colombia y las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC) anunciaron hoy en La Habana un acuerdo de cese al fuego bilateral y definitivo que marca el inicio del fin del conflicto. Es claro, sin embargo, que esto no significa el alto inmediato de la violencia, ya que los términos y precisiones de dicho acuerdo están aún por definirse, y llevarlo a la práctica será complicado. “El gran reto del postconflicto será pacificar en lugares donde la insurgencia, el paramilitarismo y la criminalidad se convirtieron, por la ausencia del Estado, en profesiones bien reconocidas y remuneradas,” escribió para El PaísJoaquín Villalobos, ex guerrillero salvadoreño y asesor del gobierno colombiano en el proceso de paz con las FARC. En este acto histórico estuvieron presentes el secretario general de la ONU, Ban Ki-Moon, el presidente de la Asamblea General y de la República de Cuba, Raúl Castro, el canciller noruego Borge Brende, y los presidentes de Chile, Venezuela y México, Michelle Bachelet, Nicolás Maduro y Enrique Peña Nieto, entre otros. El mandatario colombiano Juan Manuel Santos voló a La Habana rodeado de más de un centenar de acompañantes, entre políticos, empresarios y periodistas nacionales e internacionales. Entre los políticos había representantes de todos los partidos, excepto el Centro Democrático, liderado por el ex presidente y senador Álvaro Uribe, quien encabeza una férrea oposición a las negociaciones con el grupo guerrillero. El ex mandatario César Gaviria felicitó a Santos por el acuerdo. “Ahora hay que hacer un esfuerzo descomunal para no se repita el genocidio de la UP,” dijo, en referencia a la Unión Patriótica, el partido del que fueron asesinados más de 3 mil integrantes durante las décadas de los ochenta y noventa. “Que éste sea el último día de la guerra”, dijo Rodrigo Londoño, mejor conocido como Timochenko, líder de las FARC, al comienzo de su discurso en La Habana. “Lo que está a punto de sellarse no es la capitulación de la insurgencia. Lo pactado tampoco es producto de la imposición de una parte a la otra”, afirmó, en el que ha sido el primer discurso político del grupo que encabeza, en esta nueva etapa. En este día histórico para Colombia, la organización considerada terrorista por Estados Unidos y que ha marcado la historia reciente de este país sudamericano, informó que deja las armas para pasar a la lucha política. Entre los anuncios clave del día de hoy, está que el acuerdo final de paz será firmado en Colombia, y que contempla la concentración de guerrilleros en 23 zonas, con vestimenta civil y sin armas, mismas que recibirá la ONU. Las FARC accederán al mecanismo de participación que avale la Corte Constitucional, para que sea el pueblo colombiano quien decida si acepta los términos del acuerdo. Los miembros del comité de negociación permanecerán en Cuba hasta el 5 de julio, con el fin de definir y sellar los detalles del complejo cronograma rumbo a la paz. El presidente Juan Manuel Santos dijo que confía en que el pacto final estará firmado para el 20 de julio, día de la Independencia de Colombia. A ello, Timochenko respondió a través de Twitter: “La práctica ha demostrado que fijar fechas le hace daño al proceso, más cuando no es un acuerdo... aunque avanzamos aún falta pelo pal moño.” A pesar de que aún hay mucho trabajo por delante, los colombianos, cuya gran mayoría no conoció su país antes de este larguísimo conflicto, celebran este día dentro y fuera de las redes sociales con la consigna #Adiósalaguerra.

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El gobierno de Colombia y las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC) firman histórico acuerdo para el cese al fuego bilateral y definitivo.

ACTUALIZACIÓN III. Octubre 3, 2016 / Por Santiago Andrade Llegó el día en el que se enfrentaban el SÍ y el NO en las urnas en Colombia, las encuestas daban como ganador el apoyo a favor del acuerdo al que llegaron el gobierno y las FARC. Los medios de comunicación más poderosos del país defendieron en sus líneas editoriales el camino del sí. El presidente Juan Manuel Santos también respaldaba, obviamente, el acuerdo junto a sus ministros y varios partidos. Las Naciones Unidas y distintos presidentes latinoamericanos estaban a su lado. Los “líderes de opinión” también se manifestaron a través de redes sociales: actores, músicos, periodistas y artistas hicieron videos y escritos en Facebook, YouTube y Twitter para animar a que las personas salieran a votar. Muchos apoyando el acuerdo y otros pidiendo que simplemente votaran. Los resultados se vivieron bajo una atmósfera llena de estrés y sorpresa. El NO ganó con un 50,21%, frente al 49,79% del SÍ. La celebración que tenía planeada el gobierno en Bogotá fue cancelada y el presidente Santos, en un discurso de menos de cinco minutos, aceptó el resultado, confirmó que el cese al fuego continúa y convocó a “todas las fuerzas políticas y en particular a las que se manifestaron por el no, para escucharlas, abrir espacios de diálogos y determinar el camino a seguir”. Curiosamente, el Centro Democrático, liderado por el ex-presidente Álvaro Uribe y ferviente opositor del acuerdo, no envió ni a un delegado, argumentando que no es el momento. Por su parte, Rodrigo Londoño Echeverri, líder de las FARC, manifestó que “mantienen la voluntad de paz y reiteran su disposición de usar solamente la palabra como arma de construcción hacia el futuro”. Pero uno de los grandes protagonistas fue la abstención, vista también como la indiferencia de los colombianos ante momentos importantes. De casi 34,9 millones de personas habilitadas para votar, solo un 37% ejerció su derecho a dar su opinión. Y lo más triste: en los departamentos donde se ha vivido la guerra de forma más brutal y sangrienta, fue en donde el SÍ ganó con más contundencia. Una guerra que se vivió principalmente en el campo, se decidió en las ciudades y, en una porción, a través de mentiras y miedo. También se mostró la polarización que vive Colombia, los insultos y el odio tomaron gran parte de las redes sociales. Parece que la búsqueda de la paz no es un problema únicamente con las guerrillas, sino que hay una especie de guerra entre los mismos civiles colombianos. La incertidumbre es lo que rige ahora. Nadie sabe realmente qué va a suceder, pero es claro que el país necesita sanar y las decisiones deben ser tomadas dejando a un lado el rencor y el afán de protagonismo. ACTUALIZACIÓN II. Septiembre 26, 2016/ Por Santiago Andrade Las palabras “día histórico” se han repetido en los últimos meses más de una vez en Colombia. Pero es que acabar con un conflicto de más de 50 años no se puede hacer de la noche a la mañana. Después de llegar a un acuerdo final en la mesa de diálogos en La Habana, faltaba la firma del presidente colombiano Juan Manuel Santos y el comandante en jefe de las FARC Rodrigo Londoño. El llamado “Día D” llegó el 26 de septiembre. En Cartagena se reunieron mandatarios y personalidades, todos vestidos de blanco, que apoyan el acuerdo al que se llegó. Con un balígrafo (una bala de fusil convertida en esfero), Santos y Timoleón Jiménez pusieron la firma final a la guerra entre el Estado colombiano las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia. Días antes de llegar a Cartagena, se organizó la Décima Conferencia Guerrillera en la sabana del Yarí en el departamento del Meta. Allí se reunieron los distintos jefes guerrilleros de las FARC y aceptaron, de forma unánime, el acuerdo al que habían llegado en La Habana. Con un concierto y el cubrimiento de medios tanto nacionales como internacionales, se les vio bailando y cantando, una imagen muy distante a la de los combatientes con uniforme y fusil. Con la aprobación de la guerrilla, Santos y Timochenko se prepararon para poner la firma final en el acuerdo de paz. Mientras tanto, la Unión Europea suspendió a las FARC de su lista de terroristas –no los excluyó definitivamente– y John Kerry dijo que Washington mirará la situación del grupo una vez se implementen los acuerdos. El próximo domingo 2 de octubre se vivirá un día histórico más. Los colombianos saldrán a las calles a votar para aprobar o no el acuerdo al que se llegó. Álvaro Uribe seguirá liderando, ahora con al ex-procurador Alejandro Ordoñez a su lado, la campaña por el no. El ex-presidente ha manifestado en varias ocasiones que está en contra del acuerdo y en Cartagena le mandó “un mensaje a Castro, a Maduro, a las FARC y a Santos: en Colombia no prosperarán”. Por su parte, Timochenko señaló en su discurso del día de la firma “que nadie dude que vamos hacia la política sin armas” y le pidió perdón a las víctimas del conflicto. Hace 25 años era imposible creer que Colombia estaría en la posición en la que se encuentra ahora, pero ahora queda en las manos de los colombianos tomar la última decisión.

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ACTUALIZACIÓN I. Septiembre 1, 2016/ Por Santiago Andrade Después de dos años de negociaciones secretas y cuatro año más de diálogos en La Habana, el 24 de agosto se anunció que los delegados del gobierno de Colombia y de la guerrilla de las FARC llegaron a un acuerdo final. Semanas antes, el presidente Juan Manuel Santos envió a La Habana a personas como Juan Fernando Cristo –Ministro del Interior– y Roy Barreras –Codirector del Partido de la U– con el objetivo de acelerar la firma final. La llegada de estos nuevos negociadores coincidió con el cónclave en el que se encerraron ambas delegaciones para llegar lo más pronto posible al cierre del acuerdo. Durante la presentación de la terminación de las conversaciones, Humberto de la Calle –jefe negociador del Gobierno de Colombia– dijo que “la mejor forma de ganarle a la guerra, fue sentándonos a hablar de la paz”. Ese mismo día, cientos de colombianos en distintas ciudades salieron a la calle a celebrar el histórico acontecimiento. Sin embargo, todavía falta un proceso largo y una contienda política dura para que estos acuerdos puedan transformarse en realidad. El presidente Santos confirmó que el 2 de octubre se realizará el plebiscito en el que los colombianos responderán Sí o No a la pregunta ¿apoya usted el acuerdo final para terminar el conflicto y construir una paz estable y duradera? Mientras que el Gobierno Nacional está liderando la campaña por el Sí con el ex presidente César Gaviria a la cabeza, Álvaro Uribe y Andrés Pastrana, también ex presidentes, están promocionando el voto en contra. Por otro lado, la firma final se pondrá entre el 20 y el 30 de septiembre, cuando Juan Manuel Santos y Timochenko, estampen el fin del conflicto con las FARC. Mientras tanto, los guerrilleros iniciarán su camino a las zonas veredales transitorias de normalización (ZVTN), harán la Décima Conferencia y los colombianos tomarán la decisión más importante en la historia reciente del país. Una decisión que podría ser un punto de quiebre para Colombia e incluso para todo Latinoamérica.

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Tras más de 50 años de guerra llega a su fin el enfrentamiento armado más largo del continente americano, con más de seis millones de desplazados, 200 mil muertos y 45 mil desaparecidos. El gobierno de Colombia y las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC) anunciaron hoy en La Habana un acuerdo de cese al fuego bilateral y definitivo que marca el inicio del fin del conflicto. Es claro, sin embargo, que esto no significa el alto inmediato de la violencia, ya que los términos y precisiones de dicho acuerdo están aún por definirse, y llevarlo a la práctica será complicado. “El gran reto del postconflicto será pacificar en lugares donde la insurgencia, el paramilitarismo y la criminalidad se convirtieron, por la ausencia del Estado, en profesiones bien reconocidas y remuneradas,” escribió para El PaísJoaquín Villalobos, ex guerrillero salvadoreño y asesor del gobierno colombiano en el proceso de paz con las FARC. En este acto histórico estuvieron presentes el secretario general de la ONU, Ban Ki-Moon, el presidente de la Asamblea General y de la República de Cuba, Raúl Castro, el canciller noruego Borge Brende, y los presidentes de Chile, Venezuela y México, Michelle Bachelet, Nicolás Maduro y Enrique Peña Nieto, entre otros. El mandatario colombiano Juan Manuel Santos voló a La Habana rodeado de más de un centenar de acompañantes, entre políticos, empresarios y periodistas nacionales e internacionales. Entre los políticos había representantes de todos los partidos, excepto el Centro Democrático, liderado por el ex presidente y senador Álvaro Uribe, quien encabeza una férrea oposición a las negociaciones con el grupo guerrillero. El ex mandatario César Gaviria felicitó a Santos por el acuerdo. “Ahora hay que hacer un esfuerzo descomunal para no se repita el genocidio de la UP,” dijo, en referencia a la Unión Patriótica, el partido del que fueron asesinados más de 3 mil integrantes durante las décadas de los ochenta y noventa. “Que éste sea el último día de la guerra”, dijo Rodrigo Londoño, mejor conocido como Timochenko, líder de las FARC, al comienzo de su discurso en La Habana. “Lo que está a punto de sellarse no es la capitulación de la insurgencia. Lo pactado tampoco es producto de la imposición de una parte a la otra”, afirmó, en el que ha sido el primer discurso político del grupo que encabeza, en esta nueva etapa. En este día histórico para Colombia, la organización considerada terrorista por Estados Unidos y que ha marcado la historia reciente de este país sudamericano, informó que deja las armas para pasar a la lucha política. Entre los anuncios clave del día de hoy, está que el acuerdo final de paz será firmado en Colombia, y que contempla la concentración de guerrilleros en 23 zonas, con vestimenta civil y sin armas, mismas que recibirá la ONU. Las FARC accederán al mecanismo de participación que avale la Corte Constitucional, para que sea el pueblo colombiano quien decida si acepta los términos del acuerdo. Los miembros del comité de negociación permanecerán en Cuba hasta el 5 de julio, con el fin de definir y sellar los detalles del complejo cronograma rumbo a la paz. El presidente Juan Manuel Santos dijo que confía en que el pacto final estará firmado para el 20 de julio, día de la Independencia de Colombia. A ello, Timochenko respondió a través de Twitter: “La práctica ha demostrado que fijar fechas le hace daño al proceso, más cuando no es un acuerdo... aunque avanzamos aún falta pelo pal moño.” A pesar de que aún hay mucho trabajo por delante, los colombianos, cuya gran mayoría no conoció su país antes de este larguísimo conflicto, celebran este día dentro y fuera de las redes sociales con la consigna #Adiósalaguerra.

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El gobierno de Colombia y las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC) firman histórico acuerdo para el cese al fuego bilateral y definitivo.

ACTUALIZACIÓN III. Octubre 3, 2016 / Por Santiago Andrade Llegó el día en el que se enfrentaban el SÍ y el NO en las urnas en Colombia, las encuestas daban como ganador el apoyo a favor del acuerdo al que llegaron el gobierno y las FARC. Los medios de comunicación más poderosos del país defendieron en sus líneas editoriales el camino del sí. El presidente Juan Manuel Santos también respaldaba, obviamente, el acuerdo junto a sus ministros y varios partidos. Las Naciones Unidas y distintos presidentes latinoamericanos estaban a su lado. Los “líderes de opinión” también se manifestaron a través de redes sociales: actores, músicos, periodistas y artistas hicieron videos y escritos en Facebook, YouTube y Twitter para animar a que las personas salieran a votar. Muchos apoyando el acuerdo y otros pidiendo que simplemente votaran. Los resultados se vivieron bajo una atmósfera llena de estrés y sorpresa. El NO ganó con un 50,21%, frente al 49,79% del SÍ. La celebración que tenía planeada el gobierno en Bogotá fue cancelada y el presidente Santos, en un discurso de menos de cinco minutos, aceptó el resultado, confirmó que el cese al fuego continúa y convocó a “todas las fuerzas políticas y en particular a las que se manifestaron por el no, para escucharlas, abrir espacios de diálogos y determinar el camino a seguir”. Curiosamente, el Centro Democrático, liderado por el ex-presidente Álvaro Uribe y ferviente opositor del acuerdo, no envió ni a un delegado, argumentando que no es el momento. Por su parte, Rodrigo Londoño Echeverri, líder de las FARC, manifestó que “mantienen la voluntad de paz y reiteran su disposición de usar solamente la palabra como arma de construcción hacia el futuro”. Pero uno de los grandes protagonistas fue la abstención, vista también como la indiferencia de los colombianos ante momentos importantes. De casi 34,9 millones de personas habilitadas para votar, solo un 37% ejerció su derecho a dar su opinión. Y lo más triste: en los departamentos donde se ha vivido la guerra de forma más brutal y sangrienta, fue en donde el SÍ ganó con más contundencia. Una guerra que se vivió principalmente en el campo, se decidió en las ciudades y, en una porción, a través de mentiras y miedo. También se mostró la polarización que vive Colombia, los insultos y el odio tomaron gran parte de las redes sociales. Parece que la búsqueda de la paz no es un problema únicamente con las guerrillas, sino que hay una especie de guerra entre los mismos civiles colombianos. La incertidumbre es lo que rige ahora. Nadie sabe realmente qué va a suceder, pero es claro que el país necesita sanar y las decisiones deben ser tomadas dejando a un lado el rencor y el afán de protagonismo. ACTUALIZACIÓN II. Septiembre 26, 2016/ Por Santiago Andrade Las palabras “día histórico” se han repetido en los últimos meses más de una vez en Colombia. Pero es que acabar con un conflicto de más de 50 años no se puede hacer de la noche a la mañana. Después de llegar a un acuerdo final en la mesa de diálogos en La Habana, faltaba la firma del presidente colombiano Juan Manuel Santos y el comandante en jefe de las FARC Rodrigo Londoño. El llamado “Día D” llegó el 26 de septiembre. En Cartagena se reunieron mandatarios y personalidades, todos vestidos de blanco, que apoyan el acuerdo al que se llegó. Con un balígrafo (una bala de fusil convertida en esfero), Santos y Timoleón Jiménez pusieron la firma final a la guerra entre el Estado colombiano las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia. Días antes de llegar a Cartagena, se organizó la Décima Conferencia Guerrillera en la sabana del Yarí en el departamento del Meta. Allí se reunieron los distintos jefes guerrilleros de las FARC y aceptaron, de forma unánime, el acuerdo al que habían llegado en La Habana. Con un concierto y el cubrimiento de medios tanto nacionales como internacionales, se les vio bailando y cantando, una imagen muy distante a la de los combatientes con uniforme y fusil. Con la aprobación de la guerrilla, Santos y Timochenko se prepararon para poner la firma final en el acuerdo de paz. Mientras tanto, la Unión Europea suspendió a las FARC de su lista de terroristas –no los excluyó definitivamente– y John Kerry dijo que Washington mirará la situación del grupo una vez se implementen los acuerdos. El próximo domingo 2 de octubre se vivirá un día histórico más. Los colombianos saldrán a las calles a votar para aprobar o no el acuerdo al que se llegó. Álvaro Uribe seguirá liderando, ahora con al ex-procurador Alejandro Ordoñez a su lado, la campaña por el no. El ex-presidente ha manifestado en varias ocasiones que está en contra del acuerdo y en Cartagena le mandó “un mensaje a Castro, a Maduro, a las FARC y a Santos: en Colombia no prosperarán”. Por su parte, Timochenko señaló en su discurso del día de la firma “que nadie dude que vamos hacia la política sin armas” y le pidió perdón a las víctimas del conflicto. Hace 25 años era imposible creer que Colombia estaría en la posición en la que se encuentra ahora, pero ahora queda en las manos de los colombianos tomar la última decisión.

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ACTUALIZACIÓN I. Septiembre 1, 2016/ Por Santiago Andrade Después de dos años de negociaciones secretas y cuatro año más de diálogos en La Habana, el 24 de agosto se anunció que los delegados del gobierno de Colombia y de la guerrilla de las FARC llegaron a un acuerdo final. Semanas antes, el presidente Juan Manuel Santos envió a La Habana a personas como Juan Fernando Cristo –Ministro del Interior– y Roy Barreras –Codirector del Partido de la U– con el objetivo de acelerar la firma final. La llegada de estos nuevos negociadores coincidió con el cónclave en el que se encerraron ambas delegaciones para llegar lo más pronto posible al cierre del acuerdo. Durante la presentación de la terminación de las conversaciones, Humberto de la Calle –jefe negociador del Gobierno de Colombia– dijo que “la mejor forma de ganarle a la guerra, fue sentándonos a hablar de la paz”. Ese mismo día, cientos de colombianos en distintas ciudades salieron a la calle a celebrar el histórico acontecimiento. Sin embargo, todavía falta un proceso largo y una contienda política dura para que estos acuerdos puedan transformarse en realidad. El presidente Santos confirmó que el 2 de octubre se realizará el plebiscito en el que los colombianos responderán Sí o No a la pregunta ¿apoya usted el acuerdo final para terminar el conflicto y construir una paz estable y duradera? Mientras que el Gobierno Nacional está liderando la campaña por el Sí con el ex presidente César Gaviria a la cabeza, Álvaro Uribe y Andrés Pastrana, también ex presidentes, están promocionando el voto en contra. Por otro lado, la firma final se pondrá entre el 20 y el 30 de septiembre, cuando Juan Manuel Santos y Timochenko, estampen el fin del conflicto con las FARC. Mientras tanto, los guerrilleros iniciarán su camino a las zonas veredales transitorias de normalización (ZVTN), harán la Décima Conferencia y los colombianos tomarán la decisión más importante en la historia reciente del país. Una decisión que podría ser un punto de quiebre para Colombia e incluso para todo Latinoamérica.

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Tras más de 50 años de guerra llega a su fin el enfrentamiento armado más largo del continente americano, con más de seis millones de desplazados, 200 mil muertos y 45 mil desaparecidos. El gobierno de Colombia y las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC) anunciaron hoy en La Habana un acuerdo de cese al fuego bilateral y definitivo que marca el inicio del fin del conflicto. Es claro, sin embargo, que esto no significa el alto inmediato de la violencia, ya que los términos y precisiones de dicho acuerdo están aún por definirse, y llevarlo a la práctica será complicado. “El gran reto del postconflicto será pacificar en lugares donde la insurgencia, el paramilitarismo y la criminalidad se convirtieron, por la ausencia del Estado, en profesiones bien reconocidas y remuneradas,” escribió para El PaísJoaquín Villalobos, ex guerrillero salvadoreño y asesor del gobierno colombiano en el proceso de paz con las FARC. En este acto histórico estuvieron presentes el secretario general de la ONU, Ban Ki-Moon, el presidente de la Asamblea General y de la República de Cuba, Raúl Castro, el canciller noruego Borge Brende, y los presidentes de Chile, Venezuela y México, Michelle Bachelet, Nicolás Maduro y Enrique Peña Nieto, entre otros. El mandatario colombiano Juan Manuel Santos voló a La Habana rodeado de más de un centenar de acompañantes, entre políticos, empresarios y periodistas nacionales e internacionales. Entre los políticos había representantes de todos los partidos, excepto el Centro Democrático, liderado por el ex presidente y senador Álvaro Uribe, quien encabeza una férrea oposición a las negociaciones con el grupo guerrillero. El ex mandatario César Gaviria felicitó a Santos por el acuerdo. “Ahora hay que hacer un esfuerzo descomunal para no se repita el genocidio de la UP,” dijo, en referencia a la Unión Patriótica, el partido del que fueron asesinados más de 3 mil integrantes durante las décadas de los ochenta y noventa. “Que éste sea el último día de la guerra”, dijo Rodrigo Londoño, mejor conocido como Timochenko, líder de las FARC, al comienzo de su discurso en La Habana. “Lo que está a punto de sellarse no es la capitulación de la insurgencia. Lo pactado tampoco es producto de la imposición de una parte a la otra”, afirmó, en el que ha sido el primer discurso político del grupo que encabeza, en esta nueva etapa. En este día histórico para Colombia, la organización considerada terrorista por Estados Unidos y que ha marcado la historia reciente de este país sudamericano, informó que deja las armas para pasar a la lucha política. Entre los anuncios clave del día de hoy, está que el acuerdo final de paz será firmado en Colombia, y que contempla la concentración de guerrilleros en 23 zonas, con vestimenta civil y sin armas, mismas que recibirá la ONU. Las FARC accederán al mecanismo de participación que avale la Corte Constitucional, para que sea el pueblo colombiano quien decida si acepta los términos del acuerdo. Los miembros del comité de negociación permanecerán en Cuba hasta el 5 de julio, con el fin de definir y sellar los detalles del complejo cronograma rumbo a la paz. El presidente Juan Manuel Santos dijo que confía en que el pacto final estará firmado para el 20 de julio, día de la Independencia de Colombia. A ello, Timochenko respondió a través de Twitter: “La práctica ha demostrado que fijar fechas le hace daño al proceso, más cuando no es un acuerdo... aunque avanzamos aún falta pelo pal moño.” A pesar de que aún hay mucho trabajo por delante, los colombianos, cuya gran mayoría no conoció su país antes de este larguísimo conflicto, celebran este día dentro y fuera de las redes sociales con la consigna #Adiósalaguerra.

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El gobierno de Colombia y las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC) firman histórico acuerdo para el cese al fuego bilateral y definitivo.

ACTUALIZACIÓN III. Octubre 3, 2016 / Por Santiago Andrade Llegó el día en el que se enfrentaban el SÍ y el NO en las urnas en Colombia, las encuestas daban como ganador el apoyo a favor del acuerdo al que llegaron el gobierno y las FARC. Los medios de comunicación más poderosos del país defendieron en sus líneas editoriales el camino del sí. El presidente Juan Manuel Santos también respaldaba, obviamente, el acuerdo junto a sus ministros y varios partidos. Las Naciones Unidas y distintos presidentes latinoamericanos estaban a su lado. Los “líderes de opinión” también se manifestaron a través de redes sociales: actores, músicos, periodistas y artistas hicieron videos y escritos en Facebook, YouTube y Twitter para animar a que las personas salieran a votar. Muchos apoyando el acuerdo y otros pidiendo que simplemente votaran. Los resultados se vivieron bajo una atmósfera llena de estrés y sorpresa. El NO ganó con un 50,21%, frente al 49,79% del SÍ. La celebración que tenía planeada el gobierno en Bogotá fue cancelada y el presidente Santos, en un discurso de menos de cinco minutos, aceptó el resultado, confirmó que el cese al fuego continúa y convocó a “todas las fuerzas políticas y en particular a las que se manifestaron por el no, para escucharlas, abrir espacios de diálogos y determinar el camino a seguir”. Curiosamente, el Centro Democrático, liderado por el ex-presidente Álvaro Uribe y ferviente opositor del acuerdo, no envió ni a un delegado, argumentando que no es el momento. Por su parte, Rodrigo Londoño Echeverri, líder de las FARC, manifestó que “mantienen la voluntad de paz y reiteran su disposición de usar solamente la palabra como arma de construcción hacia el futuro”. Pero uno de los grandes protagonistas fue la abstención, vista también como la indiferencia de los colombianos ante momentos importantes. De casi 34,9 millones de personas habilitadas para votar, solo un 37% ejerció su derecho a dar su opinión. Y lo más triste: en los departamentos donde se ha vivido la guerra de forma más brutal y sangrienta, fue en donde el SÍ ganó con más contundencia. Una guerra que se vivió principalmente en el campo, se decidió en las ciudades y, en una porción, a través de mentiras y miedo. También se mostró la polarización que vive Colombia, los insultos y el odio tomaron gran parte de las redes sociales. Parece que la búsqueda de la paz no es un problema únicamente con las guerrillas, sino que hay una especie de guerra entre los mismos civiles colombianos. La incertidumbre es lo que rige ahora. Nadie sabe realmente qué va a suceder, pero es claro que el país necesita sanar y las decisiones deben ser tomadas dejando a un lado el rencor y el afán de protagonismo. ACTUALIZACIÓN II. Septiembre 26, 2016/ Por Santiago Andrade Las palabras “día histórico” se han repetido en los últimos meses más de una vez en Colombia. Pero es que acabar con un conflicto de más de 50 años no se puede hacer de la noche a la mañana. Después de llegar a un acuerdo final en la mesa de diálogos en La Habana, faltaba la firma del presidente colombiano Juan Manuel Santos y el comandante en jefe de las FARC Rodrigo Londoño. El llamado “Día D” llegó el 26 de septiembre. En Cartagena se reunieron mandatarios y personalidades, todos vestidos de blanco, que apoyan el acuerdo al que se llegó. Con un balígrafo (una bala de fusil convertida en esfero), Santos y Timoleón Jiménez pusieron la firma final a la guerra entre el Estado colombiano las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia. Días antes de llegar a Cartagena, se organizó la Décima Conferencia Guerrillera en la sabana del Yarí en el departamento del Meta. Allí se reunieron los distintos jefes guerrilleros de las FARC y aceptaron, de forma unánime, el acuerdo al que habían llegado en La Habana. Con un concierto y el cubrimiento de medios tanto nacionales como internacionales, se les vio bailando y cantando, una imagen muy distante a la de los combatientes con uniforme y fusil. Con la aprobación de la guerrilla, Santos y Timochenko se prepararon para poner la firma final en el acuerdo de paz. Mientras tanto, la Unión Europea suspendió a las FARC de su lista de terroristas –no los excluyó definitivamente– y John Kerry dijo que Washington mirará la situación del grupo una vez se implementen los acuerdos. El próximo domingo 2 de octubre se vivirá un día histórico más. Los colombianos saldrán a las calles a votar para aprobar o no el acuerdo al que se llegó. Álvaro Uribe seguirá liderando, ahora con al ex-procurador Alejandro Ordoñez a su lado, la campaña por el no. El ex-presidente ha manifestado en varias ocasiones que está en contra del acuerdo y en Cartagena le mandó “un mensaje a Castro, a Maduro, a las FARC y a Santos: en Colombia no prosperarán”. Por su parte, Timochenko señaló en su discurso del día de la firma “que nadie dude que vamos hacia la política sin armas” y le pidió perdón a las víctimas del conflicto. Hace 25 años era imposible creer que Colombia estaría en la posición en la que se encuentra ahora, pero ahora queda en las manos de los colombianos tomar la última decisión.

* * *

ACTUALIZACIÓN I. Septiembre 1, 2016/ Por Santiago Andrade Después de dos años de negociaciones secretas y cuatro año más de diálogos en La Habana, el 24 de agosto se anunció que los delegados del gobierno de Colombia y de la guerrilla de las FARC llegaron a un acuerdo final. Semanas antes, el presidente Juan Manuel Santos envió a La Habana a personas como Juan Fernando Cristo –Ministro del Interior– y Roy Barreras –Codirector del Partido de la U– con el objetivo de acelerar la firma final. La llegada de estos nuevos negociadores coincidió con el cónclave en el que se encerraron ambas delegaciones para llegar lo más pronto posible al cierre del acuerdo. Durante la presentación de la terminación de las conversaciones, Humberto de la Calle –jefe negociador del Gobierno de Colombia– dijo que “la mejor forma de ganarle a la guerra, fue sentándonos a hablar de la paz”. Ese mismo día, cientos de colombianos en distintas ciudades salieron a la calle a celebrar el histórico acontecimiento. Sin embargo, todavía falta un proceso largo y una contienda política dura para que estos acuerdos puedan transformarse en realidad. El presidente Santos confirmó que el 2 de octubre se realizará el plebiscito en el que los colombianos responderán Sí o No a la pregunta ¿apoya usted el acuerdo final para terminar el conflicto y construir una paz estable y duradera? Mientras que el Gobierno Nacional está liderando la campaña por el Sí con el ex presidente César Gaviria a la cabeza, Álvaro Uribe y Andrés Pastrana, también ex presidentes, están promocionando el voto en contra. Por otro lado, la firma final se pondrá entre el 20 y el 30 de septiembre, cuando Juan Manuel Santos y Timochenko, estampen el fin del conflicto con las FARC. Mientras tanto, los guerrilleros iniciarán su camino a las zonas veredales transitorias de normalización (ZVTN), harán la Décima Conferencia y los colombianos tomarán la decisión más importante en la historia reciente del país. Una decisión que podría ser un punto de quiebre para Colombia e incluso para todo Latinoamérica.

* * *

Tras más de 50 años de guerra llega a su fin el enfrentamiento armado más largo del continente americano, con más de seis millones de desplazados, 200 mil muertos y 45 mil desaparecidos. El gobierno de Colombia y las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC) anunciaron hoy en La Habana un acuerdo de cese al fuego bilateral y definitivo que marca el inicio del fin del conflicto. Es claro, sin embargo, que esto no significa el alto inmediato de la violencia, ya que los términos y precisiones de dicho acuerdo están aún por definirse, y llevarlo a la práctica será complicado. “El gran reto del postconflicto será pacificar en lugares donde la insurgencia, el paramilitarismo y la criminalidad se convirtieron, por la ausencia del Estado, en profesiones bien reconocidas y remuneradas,” escribió para El PaísJoaquín Villalobos, ex guerrillero salvadoreño y asesor del gobierno colombiano en el proceso de paz con las FARC. En este acto histórico estuvieron presentes el secretario general de la ONU, Ban Ki-Moon, el presidente de la Asamblea General y de la República de Cuba, Raúl Castro, el canciller noruego Borge Brende, y los presidentes de Chile, Venezuela y México, Michelle Bachelet, Nicolás Maduro y Enrique Peña Nieto, entre otros. El mandatario colombiano Juan Manuel Santos voló a La Habana rodeado de más de un centenar de acompañantes, entre políticos, empresarios y periodistas nacionales e internacionales. Entre los políticos había representantes de todos los partidos, excepto el Centro Democrático, liderado por el ex presidente y senador Álvaro Uribe, quien encabeza una férrea oposición a las negociaciones con el grupo guerrillero. El ex mandatario César Gaviria felicitó a Santos por el acuerdo. “Ahora hay que hacer un esfuerzo descomunal para no se repita el genocidio de la UP,” dijo, en referencia a la Unión Patriótica, el partido del que fueron asesinados más de 3 mil integrantes durante las décadas de los ochenta y noventa. “Que éste sea el último día de la guerra”, dijo Rodrigo Londoño, mejor conocido como Timochenko, líder de las FARC, al comienzo de su discurso en La Habana. “Lo que está a punto de sellarse no es la capitulación de la insurgencia. Lo pactado tampoco es producto de la imposición de una parte a la otra”, afirmó, en el que ha sido el primer discurso político del grupo que encabeza, en esta nueva etapa. En este día histórico para Colombia, la organización considerada terrorista por Estados Unidos y que ha marcado la historia reciente de este país sudamericano, informó que deja las armas para pasar a la lucha política. Entre los anuncios clave del día de hoy, está que el acuerdo final de paz será firmado en Colombia, y que contempla la concentración de guerrilleros en 23 zonas, con vestimenta civil y sin armas, mismas que recibirá la ONU. Las FARC accederán al mecanismo de participación que avale la Corte Constitucional, para que sea el pueblo colombiano quien decida si acepta los términos del acuerdo. Los miembros del comité de negociación permanecerán en Cuba hasta el 5 de julio, con el fin de definir y sellar los detalles del complejo cronograma rumbo a la paz. El presidente Juan Manuel Santos dijo que confía en que el pacto final estará firmado para el 20 de julio, día de la Independencia de Colombia. A ello, Timochenko respondió a través de Twitter: “La práctica ha demostrado que fijar fechas le hace daño al proceso, más cuando no es un acuerdo... aunque avanzamos aún falta pelo pal moño.” A pesar de que aún hay mucho trabajo por delante, los colombianos, cuya gran mayoría no conoció su país antes de este larguísimo conflicto, celebran este día dentro y fuera de las redes sociales con la consigna #Adiósalaguerra.

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Colombia: El fin de medio siglo de guerra

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16
2016
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El gobierno de Colombia y las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC) firman histórico acuerdo para el cese al fuego bilateral y definitivo.

ACTUALIZACIÓN III. Octubre 3, 2016 / Por Santiago Andrade Llegó el día en el que se enfrentaban el SÍ y el NO en las urnas en Colombia, las encuestas daban como ganador el apoyo a favor del acuerdo al que llegaron el gobierno y las FARC. Los medios de comunicación más poderosos del país defendieron en sus líneas editoriales el camino del sí. El presidente Juan Manuel Santos también respaldaba, obviamente, el acuerdo junto a sus ministros y varios partidos. Las Naciones Unidas y distintos presidentes latinoamericanos estaban a su lado. Los “líderes de opinión” también se manifestaron a través de redes sociales: actores, músicos, periodistas y artistas hicieron videos y escritos en Facebook, YouTube y Twitter para animar a que las personas salieran a votar. Muchos apoyando el acuerdo y otros pidiendo que simplemente votaran. Los resultados se vivieron bajo una atmósfera llena de estrés y sorpresa. El NO ganó con un 50,21%, frente al 49,79% del SÍ. La celebración que tenía planeada el gobierno en Bogotá fue cancelada y el presidente Santos, en un discurso de menos de cinco minutos, aceptó el resultado, confirmó que el cese al fuego continúa y convocó a “todas las fuerzas políticas y en particular a las que se manifestaron por el no, para escucharlas, abrir espacios de diálogos y determinar el camino a seguir”. Curiosamente, el Centro Democrático, liderado por el ex-presidente Álvaro Uribe y ferviente opositor del acuerdo, no envió ni a un delegado, argumentando que no es el momento. Por su parte, Rodrigo Londoño Echeverri, líder de las FARC, manifestó que “mantienen la voluntad de paz y reiteran su disposición de usar solamente la palabra como arma de construcción hacia el futuro”. Pero uno de los grandes protagonistas fue la abstención, vista también como la indiferencia de los colombianos ante momentos importantes. De casi 34,9 millones de personas habilitadas para votar, solo un 37% ejerció su derecho a dar su opinión. Y lo más triste: en los departamentos donde se ha vivido la guerra de forma más brutal y sangrienta, fue en donde el SÍ ganó con más contundencia. Una guerra que se vivió principalmente en el campo, se decidió en las ciudades y, en una porción, a través de mentiras y miedo. También se mostró la polarización que vive Colombia, los insultos y el odio tomaron gran parte de las redes sociales. Parece que la búsqueda de la paz no es un problema únicamente con las guerrillas, sino que hay una especie de guerra entre los mismos civiles colombianos. La incertidumbre es lo que rige ahora. Nadie sabe realmente qué va a suceder, pero es claro que el país necesita sanar y las decisiones deben ser tomadas dejando a un lado el rencor y el afán de protagonismo. ACTUALIZACIÓN II. Septiembre 26, 2016/ Por Santiago Andrade Las palabras “día histórico” se han repetido en los últimos meses más de una vez en Colombia. Pero es que acabar con un conflicto de más de 50 años no se puede hacer de la noche a la mañana. Después de llegar a un acuerdo final en la mesa de diálogos en La Habana, faltaba la firma del presidente colombiano Juan Manuel Santos y el comandante en jefe de las FARC Rodrigo Londoño. El llamado “Día D” llegó el 26 de septiembre. En Cartagena se reunieron mandatarios y personalidades, todos vestidos de blanco, que apoyan el acuerdo al que se llegó. Con un balígrafo (una bala de fusil convertida en esfero), Santos y Timoleón Jiménez pusieron la firma final a la guerra entre el Estado colombiano las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia. Días antes de llegar a Cartagena, se organizó la Décima Conferencia Guerrillera en la sabana del Yarí en el departamento del Meta. Allí se reunieron los distintos jefes guerrilleros de las FARC y aceptaron, de forma unánime, el acuerdo al que habían llegado en La Habana. Con un concierto y el cubrimiento de medios tanto nacionales como internacionales, se les vio bailando y cantando, una imagen muy distante a la de los combatientes con uniforme y fusil. Con la aprobación de la guerrilla, Santos y Timochenko se prepararon para poner la firma final en el acuerdo de paz. Mientras tanto, la Unión Europea suspendió a las FARC de su lista de terroristas –no los excluyó definitivamente– y John Kerry dijo que Washington mirará la situación del grupo una vez se implementen los acuerdos. El próximo domingo 2 de octubre se vivirá un día histórico más. Los colombianos saldrán a las calles a votar para aprobar o no el acuerdo al que se llegó. Álvaro Uribe seguirá liderando, ahora con al ex-procurador Alejandro Ordoñez a su lado, la campaña por el no. El ex-presidente ha manifestado en varias ocasiones que está en contra del acuerdo y en Cartagena le mandó “un mensaje a Castro, a Maduro, a las FARC y a Santos: en Colombia no prosperarán”. Por su parte, Timochenko señaló en su discurso del día de la firma “que nadie dude que vamos hacia la política sin armas” y le pidió perdón a las víctimas del conflicto. Hace 25 años era imposible creer que Colombia estaría en la posición en la que se encuentra ahora, pero ahora queda en las manos de los colombianos tomar la última decisión.

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ACTUALIZACIÓN I. Septiembre 1, 2016/ Por Santiago Andrade Después de dos años de negociaciones secretas y cuatro año más de diálogos en La Habana, el 24 de agosto se anunció que los delegados del gobierno de Colombia y de la guerrilla de las FARC llegaron a un acuerdo final. Semanas antes, el presidente Juan Manuel Santos envió a La Habana a personas como Juan Fernando Cristo –Ministro del Interior– y Roy Barreras –Codirector del Partido de la U– con el objetivo de acelerar la firma final. La llegada de estos nuevos negociadores coincidió con el cónclave en el que se encerraron ambas delegaciones para llegar lo más pronto posible al cierre del acuerdo. Durante la presentación de la terminación de las conversaciones, Humberto de la Calle –jefe negociador del Gobierno de Colombia– dijo que “la mejor forma de ganarle a la guerra, fue sentándonos a hablar de la paz”. Ese mismo día, cientos de colombianos en distintas ciudades salieron a la calle a celebrar el histórico acontecimiento. Sin embargo, todavía falta un proceso largo y una contienda política dura para que estos acuerdos puedan transformarse en realidad. El presidente Santos confirmó que el 2 de octubre se realizará el plebiscito en el que los colombianos responderán Sí o No a la pregunta ¿apoya usted el acuerdo final para terminar el conflicto y construir una paz estable y duradera? Mientras que el Gobierno Nacional está liderando la campaña por el Sí con el ex presidente César Gaviria a la cabeza, Álvaro Uribe y Andrés Pastrana, también ex presidentes, están promocionando el voto en contra. Por otro lado, la firma final se pondrá entre el 20 y el 30 de septiembre, cuando Juan Manuel Santos y Timochenko, estampen el fin del conflicto con las FARC. Mientras tanto, los guerrilleros iniciarán su camino a las zonas veredales transitorias de normalización (ZVTN), harán la Décima Conferencia y los colombianos tomarán la decisión más importante en la historia reciente del país. Una decisión que podría ser un punto de quiebre para Colombia e incluso para todo Latinoamérica.

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Tras más de 50 años de guerra llega a su fin el enfrentamiento armado más largo del continente americano, con más de seis millones de desplazados, 200 mil muertos y 45 mil desaparecidos. El gobierno de Colombia y las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC) anunciaron hoy en La Habana un acuerdo de cese al fuego bilateral y definitivo que marca el inicio del fin del conflicto. Es claro, sin embargo, que esto no significa el alto inmediato de la violencia, ya que los términos y precisiones de dicho acuerdo están aún por definirse, y llevarlo a la práctica será complicado. “El gran reto del postconflicto será pacificar en lugares donde la insurgencia, el paramilitarismo y la criminalidad se convirtieron, por la ausencia del Estado, en profesiones bien reconocidas y remuneradas,” escribió para El PaísJoaquín Villalobos, ex guerrillero salvadoreño y asesor del gobierno colombiano en el proceso de paz con las FARC. En este acto histórico estuvieron presentes el secretario general de la ONU, Ban Ki-Moon, el presidente de la Asamblea General y de la República de Cuba, Raúl Castro, el canciller noruego Borge Brende, y los presidentes de Chile, Venezuela y México, Michelle Bachelet, Nicolás Maduro y Enrique Peña Nieto, entre otros. El mandatario colombiano Juan Manuel Santos voló a La Habana rodeado de más de un centenar de acompañantes, entre políticos, empresarios y periodistas nacionales e internacionales. Entre los políticos había representantes de todos los partidos, excepto el Centro Democrático, liderado por el ex presidente y senador Álvaro Uribe, quien encabeza una férrea oposición a las negociaciones con el grupo guerrillero. El ex mandatario César Gaviria felicitó a Santos por el acuerdo. “Ahora hay que hacer un esfuerzo descomunal para no se repita el genocidio de la UP,” dijo, en referencia a la Unión Patriótica, el partido del que fueron asesinados más de 3 mil integrantes durante las décadas de los ochenta y noventa. “Que éste sea el último día de la guerra”, dijo Rodrigo Londoño, mejor conocido como Timochenko, líder de las FARC, al comienzo de su discurso en La Habana. “Lo que está a punto de sellarse no es la capitulación de la insurgencia. Lo pactado tampoco es producto de la imposición de una parte a la otra”, afirmó, en el que ha sido el primer discurso político del grupo que encabeza, en esta nueva etapa. En este día histórico para Colombia, la organización considerada terrorista por Estados Unidos y que ha marcado la historia reciente de este país sudamericano, informó que deja las armas para pasar a la lucha política. Entre los anuncios clave del día de hoy, está que el acuerdo final de paz será firmado en Colombia, y que contempla la concentración de guerrilleros en 23 zonas, con vestimenta civil y sin armas, mismas que recibirá la ONU. Las FARC accederán al mecanismo de participación que avale la Corte Constitucional, para que sea el pueblo colombiano quien decida si acepta los términos del acuerdo. Los miembros del comité de negociación permanecerán en Cuba hasta el 5 de julio, con el fin de definir y sellar los detalles del complejo cronograma rumbo a la paz. El presidente Juan Manuel Santos dijo que confía en que el pacto final estará firmado para el 20 de julio, día de la Independencia de Colombia. A ello, Timochenko respondió a través de Twitter: “La práctica ha demostrado que fijar fechas le hace daño al proceso, más cuando no es un acuerdo... aunque avanzamos aún falta pelo pal moño.” A pesar de que aún hay mucho trabajo por delante, los colombianos, cuya gran mayoría no conoció su país antes de este larguísimo conflicto, celebran este día dentro y fuera de las redes sociales con la consigna #Adiósalaguerra.

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Colombia: El fin de medio siglo de guerra

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El gobierno de Colombia y las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC) firman histórico acuerdo para el cese al fuego bilateral y definitivo.

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ACTUALIZACIÓN III. Octubre 3, 2016 / Por Santiago Andrade Llegó el día en el que se enfrentaban el SÍ y el NO en las urnas en Colombia, las encuestas daban como ganador el apoyo a favor del acuerdo al que llegaron el gobierno y las FARC. Los medios de comunicación más poderosos del país defendieron en sus líneas editoriales el camino del sí. El presidente Juan Manuel Santos también respaldaba, obviamente, el acuerdo junto a sus ministros y varios partidos. Las Naciones Unidas y distintos presidentes latinoamericanos estaban a su lado. Los “líderes de opinión” también se manifestaron a través de redes sociales: actores, músicos, periodistas y artistas hicieron videos y escritos en Facebook, YouTube y Twitter para animar a que las personas salieran a votar. Muchos apoyando el acuerdo y otros pidiendo que simplemente votaran. Los resultados se vivieron bajo una atmósfera llena de estrés y sorpresa. El NO ganó con un 50,21%, frente al 49,79% del SÍ. La celebración que tenía planeada el gobierno en Bogotá fue cancelada y el presidente Santos, en un discurso de menos de cinco minutos, aceptó el resultado, confirmó que el cese al fuego continúa y convocó a “todas las fuerzas políticas y en particular a las que se manifestaron por el no, para escucharlas, abrir espacios de diálogos y determinar el camino a seguir”. Curiosamente, el Centro Democrático, liderado por el ex-presidente Álvaro Uribe y ferviente opositor del acuerdo, no envió ni a un delegado, argumentando que no es el momento. Por su parte, Rodrigo Londoño Echeverri, líder de las FARC, manifestó que “mantienen la voluntad de paz y reiteran su disposición de usar solamente la palabra como arma de construcción hacia el futuro”. Pero uno de los grandes protagonistas fue la abstención, vista también como la indiferencia de los colombianos ante momentos importantes. De casi 34,9 millones de personas habilitadas para votar, solo un 37% ejerció su derecho a dar su opinión. Y lo más triste: en los departamentos donde se ha vivido la guerra de forma más brutal y sangrienta, fue en donde el SÍ ganó con más contundencia. Una guerra que se vivió principalmente en el campo, se decidió en las ciudades y, en una porción, a través de mentiras y miedo. También se mostró la polarización que vive Colombia, los insultos y el odio tomaron gran parte de las redes sociales. Parece que la búsqueda de la paz no es un problema únicamente con las guerrillas, sino que hay una especie de guerra entre los mismos civiles colombianos. La incertidumbre es lo que rige ahora. Nadie sabe realmente qué va a suceder, pero es claro que el país necesita sanar y las decisiones deben ser tomadas dejando a un lado el rencor y el afán de protagonismo. ACTUALIZACIÓN II. Septiembre 26, 2016/ Por Santiago Andrade Las palabras “día histórico” se han repetido en los últimos meses más de una vez en Colombia. Pero es que acabar con un conflicto de más de 50 años no se puede hacer de la noche a la mañana. Después de llegar a un acuerdo final en la mesa de diálogos en La Habana, faltaba la firma del presidente colombiano Juan Manuel Santos y el comandante en jefe de las FARC Rodrigo Londoño. El llamado “Día D” llegó el 26 de septiembre. En Cartagena se reunieron mandatarios y personalidades, todos vestidos de blanco, que apoyan el acuerdo al que se llegó. Con un balígrafo (una bala de fusil convertida en esfero), Santos y Timoleón Jiménez pusieron la firma final a la guerra entre el Estado colombiano las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia. Días antes de llegar a Cartagena, se organizó la Décima Conferencia Guerrillera en la sabana del Yarí en el departamento del Meta. Allí se reunieron los distintos jefes guerrilleros de las FARC y aceptaron, de forma unánime, el acuerdo al que habían llegado en La Habana. Con un concierto y el cubrimiento de medios tanto nacionales como internacionales, se les vio bailando y cantando, una imagen muy distante a la de los combatientes con uniforme y fusil. Con la aprobación de la guerrilla, Santos y Timochenko se prepararon para poner la firma final en el acuerdo de paz. Mientras tanto, la Unión Europea suspendió a las FARC de su lista de terroristas –no los excluyó definitivamente– y John Kerry dijo que Washington mirará la situación del grupo una vez se implementen los acuerdos. El próximo domingo 2 de octubre se vivirá un día histórico más. Los colombianos saldrán a las calles a votar para aprobar o no el acuerdo al que se llegó. Álvaro Uribe seguirá liderando, ahora con al ex-procurador Alejandro Ordoñez a su lado, la campaña por el no. El ex-presidente ha manifestado en varias ocasiones que está en contra del acuerdo y en Cartagena le mandó “un mensaje a Castro, a Maduro, a las FARC y a Santos: en Colombia no prosperarán”. Por su parte, Timochenko señaló en su discurso del día de la firma “que nadie dude que vamos hacia la política sin armas” y le pidió perdón a las víctimas del conflicto. Hace 25 años era imposible creer que Colombia estaría en la posición en la que se encuentra ahora, pero ahora queda en las manos de los colombianos tomar la última decisión.

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ACTUALIZACIÓN I. Septiembre 1, 2016/ Por Santiago Andrade Después de dos años de negociaciones secretas y cuatro año más de diálogos en La Habana, el 24 de agosto se anunció que los delegados del gobierno de Colombia y de la guerrilla de las FARC llegaron a un acuerdo final. Semanas antes, el presidente Juan Manuel Santos envió a La Habana a personas como Juan Fernando Cristo –Ministro del Interior– y Roy Barreras –Codirector del Partido de la U– con el objetivo de acelerar la firma final. La llegada de estos nuevos negociadores coincidió con el cónclave en el que se encerraron ambas delegaciones para llegar lo más pronto posible al cierre del acuerdo. Durante la presentación de la terminación de las conversaciones, Humberto de la Calle –jefe negociador del Gobierno de Colombia– dijo que “la mejor forma de ganarle a la guerra, fue sentándonos a hablar de la paz”. Ese mismo día, cientos de colombianos en distintas ciudades salieron a la calle a celebrar el histórico acontecimiento. Sin embargo, todavía falta un proceso largo y una contienda política dura para que estos acuerdos puedan transformarse en realidad. El presidente Santos confirmó que el 2 de octubre se realizará el plebiscito en el que los colombianos responderán Sí o No a la pregunta ¿apoya usted el acuerdo final para terminar el conflicto y construir una paz estable y duradera? Mientras que el Gobierno Nacional está liderando la campaña por el Sí con el ex presidente César Gaviria a la cabeza, Álvaro Uribe y Andrés Pastrana, también ex presidentes, están promocionando el voto en contra. Por otro lado, la firma final se pondrá entre el 20 y el 30 de septiembre, cuando Juan Manuel Santos y Timochenko, estampen el fin del conflicto con las FARC. Mientras tanto, los guerrilleros iniciarán su camino a las zonas veredales transitorias de normalización (ZVTN), harán la Décima Conferencia y los colombianos tomarán la decisión más importante en la historia reciente del país. Una decisión que podría ser un punto de quiebre para Colombia e incluso para todo Latinoamérica.

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Tras más de 50 años de guerra llega a su fin el enfrentamiento armado más largo del continente americano, con más de seis millones de desplazados, 200 mil muertos y 45 mil desaparecidos. El gobierno de Colombia y las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC) anunciaron hoy en La Habana un acuerdo de cese al fuego bilateral y definitivo que marca el inicio del fin del conflicto. Es claro, sin embargo, que esto no significa el alto inmediato de la violencia, ya que los términos y precisiones de dicho acuerdo están aún por definirse, y llevarlo a la práctica será complicado. “El gran reto del postconflicto será pacificar en lugares donde la insurgencia, el paramilitarismo y la criminalidad se convirtieron, por la ausencia del Estado, en profesiones bien reconocidas y remuneradas,” escribió para El PaísJoaquín Villalobos, ex guerrillero salvadoreño y asesor del gobierno colombiano en el proceso de paz con las FARC. En este acto histórico estuvieron presentes el secretario general de la ONU, Ban Ki-Moon, el presidente de la Asamblea General y de la República de Cuba, Raúl Castro, el canciller noruego Borge Brende, y los presidentes de Chile, Venezuela y México, Michelle Bachelet, Nicolás Maduro y Enrique Peña Nieto, entre otros. El mandatario colombiano Juan Manuel Santos voló a La Habana rodeado de más de un centenar de acompañantes, entre políticos, empresarios y periodistas nacionales e internacionales. Entre los políticos había representantes de todos los partidos, excepto el Centro Democrático, liderado por el ex presidente y senador Álvaro Uribe, quien encabeza una férrea oposición a las negociaciones con el grupo guerrillero. El ex mandatario César Gaviria felicitó a Santos por el acuerdo. “Ahora hay que hacer un esfuerzo descomunal para no se repita el genocidio de la UP,” dijo, en referencia a la Unión Patriótica, el partido del que fueron asesinados más de 3 mil integrantes durante las décadas de los ochenta y noventa. “Que éste sea el último día de la guerra”, dijo Rodrigo Londoño, mejor conocido como Timochenko, líder de las FARC, al comienzo de su discurso en La Habana. “Lo que está a punto de sellarse no es la capitulación de la insurgencia. Lo pactado tampoco es producto de la imposición de una parte a la otra”, afirmó, en el que ha sido el primer discurso político del grupo que encabeza, en esta nueva etapa. En este día histórico para Colombia, la organización considerada terrorista por Estados Unidos y que ha marcado la historia reciente de este país sudamericano, informó que deja las armas para pasar a la lucha política. Entre los anuncios clave del día de hoy, está que el acuerdo final de paz será firmado en Colombia, y que contempla la concentración de guerrilleros en 23 zonas, con vestimenta civil y sin armas, mismas que recibirá la ONU. Las FARC accederán al mecanismo de participación que avale la Corte Constitucional, para que sea el pueblo colombiano quien decida si acepta los términos del acuerdo. Los miembros del comité de negociación permanecerán en Cuba hasta el 5 de julio, con el fin de definir y sellar los detalles del complejo cronograma rumbo a la paz. El presidente Juan Manuel Santos dijo que confía en que el pacto final estará firmado para el 20 de julio, día de la Independencia de Colombia. A ello, Timochenko respondió a través de Twitter: “La práctica ha demostrado que fijar fechas le hace daño al proceso, más cuando no es un acuerdo... aunque avanzamos aún falta pelo pal moño.” A pesar de que aún hay mucho trabajo por delante, los colombianos, cuya gran mayoría no conoció su país antes de este larguísimo conflicto, celebran este día dentro y fuera de las redes sociales con la consigna #Adiósalaguerra.

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