El jazz de nadie y de todos: Alex Mercado
Alex Mercado, el mayor exponente del jazz mexicano en el mundo.
La vida del pianista y compositor mexicano Alex Mercado ha estado dedicada a la música. Luego de una gira que lo ha llevado a representar a México en importantes foros de jazz de Rumania, Bélgica, Polonia, República Checa u Holanda, ha dejado su huella en el escaparate internacional. Hoy es considerado por la crítica como uno de los músicos más importantes del país, por su destacada técnica y su apuesta por la originalidad. No tiene la mira puesta en la fama, sino en hacer crecer su propuesta creativa, como solista y en formato de trío, alineación en la que este año se acompaña por los músicos Israel Cupich (en el contrabajo) y Gabriel Puentes (en la batería).
Mercado inició sus estudios con José Luis Alcaraz entre 1987 y 1991, lapso durante el cual se enamoró del instrumento y comenzó a descubrir sus posibilidades creativas, lo que lo llevó a la Facultad de Música de la UNAM y al Berklee College of Music, en Boston, donde estudió la licenciatura en Ejecución de Piano (1994-1998), allí encontró en el jazz la puerta que necesitaba para dejar fluir su talento y madurar como un artista que da los pasos necesarios para consolidarse dentro y fuera de su país.
En entrevista con Gatopardo, en una cafetería del sur de la capital mexicana, el artista de 44 años de edad es enfático cuando afirma: “El jazz no está en Nuevo Orléans ni en la sobrevalorada vanguardia de Nueva York, no está muerto, sepultado en la trompeta de Louis Armstrong, encapsulado en los dedos de Oscar Peterson, o congelado en el refrigerador de la melomanía conservadora. No es de nadie pero al mismo tiempo es de todos”, y bajo esas premisas lo ha hecho suyo.
El camino no ha sido fácil, porque hasta hace muy poco el jazz parecía ser muy elitista, lo que ha cambiado ante el surgimiento de diversos festivales y el intercambio constante de músicos en los circuitos internacionales. En su caso, explica el beneficiario de una beca Fonca a creadores con Trayectoria (2017-2020), le ha costado, primero, que lo vean como artista, pues al haber dedicado muchos años a dar clases particulares, la gente lo identificaba más con la docencia que con la ejecución y, segundo, porque el jazz en México aún es un género con pocos espacios y contacto directo con el espectador.
Su mérito, dice, es que nunca ha dejado de picar piedra y desde 2010 ha ido despegando su carrera artística gracias a colaboraciones y a proyectos individuales y colectivos, que han derivado en la grabación de discos como The watcher (2012); álbum al que siguieron Symbiosis (2014), Refraction (2015) y Paisajes (2017), en su faceta de líder de proyecto.
De manera paralela ha trabajado como compositor y arreglista del disco México Azul, de Magos Herrera (2010); con Louise Phelan fue pianista, arreglista y director musical del Songs from Darkened Room (2013), año en el que también fue pianista, director musical y productor de My miracle, para Dannah Garay; pianista y arreglista de Dave Brubeck a Celebration, de Pablo Prieto, y pianista, arreglista y director musical de Deseo del Tiempo, de Andrea Basef. En 2014 fue pianista de Interview, con el trompetista estadounidense Marc Osterer; en 2015 pianista y arreglista de Moments of Light, con Louise Phelan; arreglista del disco Acércate más, de Andrea Basef, en 2016 y pianista de Music for Unrealized films, y en 2017, al lado del estadounidense Todd Clouser.
Mercado hace una pausa y afirma que el secreto para estar vigente es hacer lo que le gusta, no dejarse llevar por los dictados del mercado y aprovechar la coyuntura de la industria, pues con los medios digitales al alcance de todos, grabar y distribuir ya no son obstáculos en la carrera de un músico.
“Yo creo que actualmente ya hay muchos músicos mexicanos que están destacando y son reconocidos fuera del país, como Antonio Sánchez (baterista), Hugo Fernández (guitarrista) o Magos Herrera (cantante), que consolidan colaboraciones con otros artistas de la escena mundial del jazz y la música contemporánea en general, lo cual va abriendo las puertas para los que vienen detrás”, dice.
En su caso, considera, “todo lo que vive es resultado de un proceso de evolución constante, del trabajo de todos los días y la visión de que un artista madura cuando considera su obra como fundadora de un nuevo estilo”.
Cuando toca, Mercado refleja en cada nota y cada improvisación su madurez como pianista, igual que en los proyectos en los que se involucra con el ánimo de trascender, tal es el caso de la Beca Fonca que este año lo llevó en mayo a Polonia, Bélgica y Rumania; en junio y julio a República Checa y Holanda.
Estuvo el 22 de septiembre en Estados Unidos, en el Jazz Estate de Milwaukee, y el 23 en el North Street Cabaret Jazz Club de Madison. El 24 ofreció una masterclass y el 25 presentó el concierto en el Winter Jazz Club de Illinois; y el 27 y 28 en la Fundación Kranzberg de Saint Louise Missouri, acompañado por Rodrigo Villanueva (batería) y Bob Deboo (bajo).
El 4 de octubre tocó en el Foro Coyoacanense al lado de Pablo Prieto, su homenaje a Dave Brubeck; el 6 abrió el JazzMex con un tributo a Eugenio Toussaint al lado de Mario Santos, en la Plaza de las Artes del Cenart; el 26 viajó a Southhampton, Inglaterra, para participar en el Turner Sims Music Festival, y finalmente, cerró el mes, el 29, en el ITESO de Guadalajara.
Mercado ha logrado que su pasión por la vida, la música y la creación se refleje en su música, ámbito en el que siempre busca nuevas formas de desafío, para “explorar nuevas sensaciones y redescubrirse a través de ellas”, concluye.
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