Cuestionario Gatopardo: Joan Manuel Serrat
El cantante catalán habla de la hora ideal para el amor, el motivo de su fiesta inolvidable y las ventajas del sexo opuesto.
Catalán hasta la médula, hincha furibundo del Barça, romántico empedernido y en general un tipo simpático, Joan Manuel Serrat está en las colecciones de discos de los más viejos, que aún conservan el acetato, donde aparece el cantautor en la carátula, de patillas largas y camisa setentuda, y en las de los más jóvenes, que ya se mudaron al cd, y que tienen la imagen de un Serrat calvo y feliz. Desde Mediterráneo hasta los más famosos vallenatos que cantó en su último disco “Tarrés Serrat”, el español ha sido, para sus fanáticos, un poeta que canta.
¿Cómo se imagina la vida después de la muerte?
Invivible.
¿Cuál es su autor favorito?
Literalmente soy promiscuo por enamoradizo y porque me interesa todo aquello que pueda emocionarme. Ahora Borges y al rato Pessoa o tal vez Marsé, Saramago. Mutis o el Gabo por enumerar alguno, pero mis autores favoritos son mis padres.
¿Qué hora prefiere para el amor?
Me ajusto a la hora en que el amor aparece. En este tema, ser exigente en cuanto al horario me parece una pedantería.
¿Qué invento casero lo sigue deslumbrando?
El huevo frito.
¿Cuál es su sueño recurrente?
Que el Fútbol Club Barcelona le gane al Real Madrid por goleada en la final de la Champions League y yo juego de 10.
¿Cuál es el objeto que más tiempo lleva en su mesa de noche?
Unas bolitas chinas metálicas, huecas y al parecer magnéticas para ejercitar las manos. Nada que ver con aquellas otras bolitas de la misma nacionalidad atadas con hilos y que tienen otras utilidades más excitantes.
¿Cuál fue el motivo de su fiesta inolvidable?
Cambiamos el fue por el es ¿vale? Personalmente, mi mujer. Profesionalmente, el afecto y el respeto de mis compañeros. Cívicamente haber sido designado para cantar el himno del Barça desde el centro de la cancha la noche del Centenario de la fundación del Club.
¿Ama a Dios sobre todas las cosas?
Amo a mi mujer, a mis hijos, a mis amigos e incluso a otros seres humanos, animales o cosas. Respeto la libertad ajena y tolero el pensamiento distinto. Creo que a Dios le basta con eso.
¿Qué personaje lo haría cambiar de acera?
Una mujer hermosa que caminase delante mío y cambiase de acera imprevistamente.
¿Qué lo acompleja?
Entre otras cosas, la infalibilidad del Papa y la zurda de Maradona.
¿En dónde queda el paraíso?
Saliendo a mano izquierda.
¿De qué se sigue arrepintiendo?
No responderé a esta pregunta sin la presencia de mi abogado.
¿En qué lugar le gustaría que lo sorprendiera el fin del mundo?
No me gustan las fiestas sorpresa y menos las de ese tipo.
¿A quién le gustaría conocer?
A Diogenes, el griego. El que dijo a Alejandro Magno cuando este se puso delante: “Apártate que no me dejas ver el sol”.
¿Cómo le gustaría morir?
No estoy interesado en el tema.
¿Un epitafio para su tumba?
“Fue contra mi voluntad”.
¿En qué invertiría los restos de su cuenta de ahorros?
En comprar tiempo.
¿Cuál es el aparato que quiere que inventen?
De niño soñaba con un sistema de transporte a base de vías por las que en las frías mañanas circulaban las camas de los niños, con ellos dentro naturalmente, de la casa a la escuela sin destaparse, calientitos, sin sufrir los rigores del intempestivo aseo matutino.
¿Qué ventajas tendría ser del sexo opuesto?
Sentir crecer un ser humano en tu interior y parir.
*Entrevista publicada originalmente en julio de 2001
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