Desaprender y avanzar
La cantante tijuanense Vanessa Zamora habla de su camino rumbo a la música honesta.
Vanessa Zamora sabía desde muy chica que lo que quería era hacer música. Nació en Tijuana, Baja California el 22 de julio de 1991. Sus padres, melómanos, la contagiaron de esa pasión y la llenaron de música desde que era una bebé. Ambos tocan el piano, pero ella recuerda mucho más a su padre haciéndolo. Cada cumpleaños le llamaba por teléfono al festejado y tan pronto escuchara el “¿bueno?” del interlocutor, comenzaba a tocar alguna pieza que le inspirara el momento.
Su madre disfrutaba más de escuchar música de los años 80, Depeche Mode es una de sus bandas favoritas. También es ella quien ha acompañado a Vanessa en su travesía para convertirse en artista y la ha apoyado en cada momento.
Aunque Vanessa Zamora sabía desde muy joven que lo que quería era dedicarse a la música, le costó mucho trabajo lograrlo. Ella creció con la impresión que dedicarse a eso era controversial, le causaba mucha inseguridad, casi vergüenza. “La sociedad te tiene etiquetada de una manera y si de repente quieres cambiar, es difícil. Tienes que maniobrar con tu manera de ser para encajar”, dice para Gatopardo.
No fue sino hasta que se graduó de la preparatoria y se mudó a Guadalajara para estudiar la licenciatura Comunicación, que se atrevió a mostrarle su música a la gente. Comenzó a componer para ella misma, pero un día se grabó cantando un cover de “Ain’t no sunshine”, de Bill Withers. Subió ese video a YouTube y en ese momento “salió del closet de la música”.
Siguió tocando y subiendo covers a la plataforma y la gente empezó a pedirle que les mostrara sus propias composiciones. Después de subir algunas decidió que ya era momento de hacer un disco de verdad, con grabaciones de calidad. Así, en el 2014, nació Hasta la Fantasía, el álbum que llevó a Vanessa Zamora a España, China y Estados Unidos. “Pasaron un montón de cosas que yo no esperaba de un primer disco”, dice.
El proyecto de los siguientes cuatro años fue crecer como artista y confrontar los miedos que la mantenían en acústicos y letras de amor. En este proceso se convirtió, como lo asegura LifeBoxset, en “una de las voces más prometedoras de la escena indie mexicana”. Se volvió en un refrente de la escena local, justo cuando el poder femenino de Ximena Sariñana, Mon Laferte y Natalia Lafurcade empezaba a tener una nueva fuerza.
El nuevo álbum, Tornaluna, fue producido por Zamora y Marian Ruzzi, otra de las cantantes mexicanas emergentes que han llamado la atención del público. En éste los sonidos se acercan mucho más a lo que la tijuanense considera que es su esencia verdadera, y no una pose. Se inspiró en sus músicos favoritos, The Beatles y Air, Wind & Fire. El el resultado es pop psicodélico y letras inspiradas en su forma de percibir el mundo.
Algo que vale la pena resaltar de este LP es la pieza “Colores”, la primera que escribió para este álbum. En ella Vanessa cuenta todo lo que ha vivido junto a su mamá, a quien invitó participar en la canción. “A cada situación por la que has pasado, le puedes poner un color, y a partir de esa idea cuento lo que hemos vivido”. Después de escribirla se le ocurrió que escuchar la voz de su mamá en el fondo le daría el toque perfecto.
El lanzamiento del Tornaluna es el 5 de octubre y ese mismo día hará una presentación en el Foro Indie Rocks. Sin embargo, ya ha lanzado algunos sencillos como “Hbls mucho”, “Malas amistades” y “Río”.
Vanessa Zamora aún tiene ganas de mucho, de recorrer el mundo y hacer más música; de seguir desaprendiendo las ideas que le han impedido expresar su versión más pura.
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