El pasado miércoles 20 de junio, uno de los circuitos de carreras más reconocidos del mundo, en la Ciudad de México, recibió a la audiencia de Gatopardo con una experiencia deportiva vibrante: Gatopardo Autos. En el marco de los festejos por los 18 años de la revista, se organizó una serie de pruebas de manejo con los autos deportivos más impresionantes del mercado y, por supuesto, Cadillac estuvo presente en la pista.

El día comenzó en el pit 30 del circuito, donde se exhibía la imponente Escalade SUV 2018 y la grandeza de su elegancia anunciaba el nivel de la experiencia Gatopardo Autos. En la pista, el sedán ATS-V Series estaba listo para las pruebas de manejo.

El piloto y yo nos pusimos los cascos y nos abrochamos los cinturones; en un abrir y cerrar de ojos, ya estábamos en movimiento y en ese preciso instante la sensación de la pista y el sonido del motor nos envolvió. Para el piloto, esta experiencia es familiar, pero para mí fue completamente nueva y emocionante.

La espera para subirme al CTS-V Series se me hizo eterna; al menos tres personas esperaban su turno y yo estaba ansiosa por probar el Cadillac más potente de la historia. Cuando llegó la hora, la apariencia del interior me sorprendió: todo en este auto refleja el estilo y el diseño emblemáticos de la firma; los asientos que combinan piel y gamuza me hacían sentir no sólo cómoda, sino también muy segura, algo que nunca imaginé de un coche deportivo.

“¿Lista?”, me preguntó el piloto, y tres segundos después nos desplazamos en la pista el coche se sentía liviano, poderoso e imponente. Según Benito Guerra, campeón mexicano de rally, el sonido del motor, el de las llantas sobre la pista y la emoción en el cuerpo son los componentes de una verdadera experiencia de carreras.

En Gatopardo Autos viví esa experiencia en uno de los autos más elegantes y sofisticados del mundo, y quedé sorprendida por la capacidad de Cadillac para fabricar un auto deportivo sin dejar de lado la comodidad, el lujo y la tecnología.