Roberto Castillo: wikipolítico en campaña
Roberto Castillo es uno de los ocho candidatos independientes para el congreso de la CDMX.
En la planta baja de un edificio pequeño sobre avenida Universidad se apiña la casa de campaña de Roberto Castillo. Al entrar al cuarto mal iluminado, lo primero que se ve es un mapa rosado y turquesa de las 54 colonias de dos delegaciones: Benito Juárez y Coyoacán. Son las que Roberto representará ante la cámara de diputados de la Ciudad de México, si los vecinos lo eligen como diputado local para el distrito 26 el primero de julio. El equipo usó ese mapa durante la pre-campaña para dividir a más de 300 voluntarios en brigadas a través de las que lograron conseguir, de puerta en puerta, las 2226 firmas necesarias para que Roberto pudiera aparecer en la boleta como candidato independiente.
Entre mesas de plástico y sillas plegables, el equipo de campaña aporrea el teclado; ninguno tiene más de 30 años (hay una chica que incluso parece de catorce) y Roberto Castillo no es la excepción. Con 26 años es uno de los ocho candidatos independientes para el congreso de la Ciudad de México. Después de estudiar Ciencia Política y Relaciones Internacionales en el CIDE, trabajó durante dos años en Transparencia Mexicana, una ONG que combate la corrupción, hasta que decidió lanzarse como candidato independiente.
Castillo también es miembro fundador y vocero de la Wikipolítica, una organización civil, de casi puros jóvenes, que promueve la participación ciudadana. El movimiento tomó notoriedad tras impulsar la candidatura independiente de Pedro Kumamoto para el senado de Jalisco en el 2015, una contienda que ganaron.
La Wikipolítica tiene sus orígenes en la Ciudad de México en el 2011, como resultado del clima político que se vivía en el momento, antes de las elecciones del 2012. Castillo y otros jóvenes, que entonces aún eran estudiantes universitarios, se sentían indignados con la situación política del país. Por un lado, no encontraban en los partidos políticos nada que los representara, y por otra parte, estaban esperanzados con movimientos ciudadanos y de jóvenes como el #Yosoy132 que permitían imaginar que una frase como, “somos más los buenos”, fuera verdad.
Notaron que había dos cosas por hacer para cambiar la situación. La primera era involucrar a la sociedad civil. “Política se ha vuelto una mala palabra y eso es absurdo porque la política es el espacio en el que discutimos qué futuro queremos”, dice Armando Sobrino, coordinador de la campaña de Roberto Castillo y otro de los fundadores de la Wikipolítica. “#YoSoy132 sirvió para darse cuenta de que no sólo se debe cambiar a la élite política, sino modificar la forma en que se habla de política.”
La segunda consistía en ocupar los puestos públicos, para que sean los ciudadanos quienes estén en el gobierno tomando decisiones. “Se puede hacer mucho desde la academia o el activismo, pero si no se hacen cosas desde el interior de las instituciones, es como escribir sobre agua”, agrega Armando. En un principio su idea era hacer un partido político con presencia en distintos estados de la República, pero en 2014 se integró la figura del candidato independiente a la Constitución y se dieron cuenta que un partido político, además de requerir muchísimo dinero, es una estructura vertical que requiere de una operación casi corporativa.
Tras las reformas políticas lanzaron dos candidaturas, una en la Ciudad de México que no alcanzó las firmas necesarias, y la de Pedro Kumamoto en Jalisco, que excedió sus expectativas al ganar el puesto con diez puntos de diferencia. A pesar del escepticismo de quienes no creían que una persona sin el respaldo de un partido pudiera acceder a un puesto de elección popular, llegaron al Congreso e impulsaron importantes proyectos de ley.
Uno de ellas fue #FueroNoJuicio, que eliminó el fuero político de los altos funcionarios en Jalisco. Otros ejemplos son la Ley de Participación Ciudadana y la iniciativa #SinVotoNoHayDinero, una ley estatal que condicionaba el presupuesto asignado a los partidos políticos, partiendo del número de votos que recibieron en la elección anterior. Castillo fue vocero de esta iniciativa a nivel nacional.
Con esa experiencia lanzaron este año una red de 17 candidaturas bajo el slogan #VamosAReemplazarles, con 14 candidatos en Jalisco, uno en Yucatán, otro en Nuevo León y a Roberto Castillo en la capital. Cuando en enero de 2016 el Distrito Federal dejó de existir para convertirse en otro estado de la nación, la Ciudad de México empezó una larga y profunda revisión leyes pasadas y la creación de nuevas. Los miembros de la Wiki entendieron que este era un momento clave para que un representante de la sociedad civil estuviera presente en la toma de estas decisiones.
Las propuestas de Roberto Castillo giran en torno a tres ejes: recuperar la política para las personas, construir una ciudad con futuro y vivir con dignidad. Pretende reducir los privilegios de los políticos y donar el 50% de su salario a proyectos sociales, porque está seguro de que no se puede representar a una población si se vive con un sueldo muchas veces superior al del mexicano promedio.
Castillo quiere llevar un plan de desarrollo urbano con visión a futuro. “Uno de los problemas es que las propuestas de campaña siempre son a corto plazo o ya de plano populistas”, dice. “Es necesario tener una visión de hacia dónde va la ciudad para que no colapse”. Promete dar los primeros pasos hacia un aire limpio, cero basura, agua suficiente para todos y un transporte público digno y eficiente. Solamente 20% del presupuesto actual para movilidad se destina a transporte público, a pesar de que 70% de los habitantes de la Ciudad de México dependen de él para ir y volver de sus trabajos. El resto del dinero se gasta en infraestructura para vehículos particulares que, según Armando, es el medio de transporte de sólo 30% de los ciudadanos. “Es momento de invertir prioridades”, afirma.
Otro de sus compromisos es combatir la corrupción inmobiliaria y legislar con mayor rigor. El multifamiliar de Tlalpan, uno de los casos de corrupción más sonados tras el sismo del 19 de septiembre de 2017, se encuentra dentro del distrito 26, la diputación para la que contiende, y le preocupa encontrar la manera de que una tragedia de este tamaño no se repita.
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Como candidato independiente, Roberto Castillo sólo cuenta con un quinto del presupuesto que se le asigna a los partidos políticos para su campaña. El resto de los fondos viene de donaciones directas, con un tope de $7,000 pesos por donador, para evitar comprometer la candidatura. Para su equipo, el presupuesto limitado no es necesariamente una desventaja. “Para hacer una campaña política no se necesita la cantidad de dinero que reciben los partidos políticos,” dice Armando Sobrino. “Nos obliga a ser creativos”, asegura.
Su plan para conseguir los votos es el mismo que usaron para conseguir las firmas. “Las campañas políticas se han pensado mal por mucho tiempo. Se han ideado como una manera de llevar a alguien hacia un puesto, cuando deberían de ser un momento en el que una sociedad se reúna para ver hacia dónde se quiere mover y quién tiene el mejor proyecto para tomar ese rumbo”, dice.
El equipo de Castillo recorre las calles y los mercados, va de puerta en puerta a platicar con cada uno de los votantes. Tonantzin Cárdenas es la candidata a diputada suplente junto a Castillo, y ha sido parte importante de este esfuerzo. El equipo ha creado nodos en cada colonia, donde han organizado talleres para niños y otras actividades. Planean que aún después de la campaña los grupos de vecinos permanezcan, y que todo el esfuerzo por unir a los vecinos no se pierda después de las elecciones.
Sus rivales a vencer en la boleta serán Héctor Barrera, candidato por la coalición México al Frente y miembro activo del PAN desde 2013; y Leticia Varela, que tras militar durante 15 años en el PRD, siguió a Andrés Manuel López Obrador al partido Morena. Varela fue Secretaria de Finanzas del PRD en el D.F y declinó la candidatura para diputada local del distrito 17 al momento de dejar el partido.
Los candidatos independientes han traído aire fresco a esta contienda política, un resquicio de esperanza que puede ser ocupado por las iniciativas de la sociedad civil. Figuras como Marichuy, Carlos Brito y Pedro Kumamoto son una respuesta al creciente rechazo de la ciudadanía hacia su clase política en las últimas décadas. Sin embargo, como afirma Tonantzin Cárdenas, no hay manera de que el país tome un rumbo distinto sin una sociedad civil alerta, informada y participativa: “Ser independientes sólo nos hace saber que llegamos ahí por la gente. En el cómo está la respuesta”.
Aquí puedes conocer a mayor detalle las propuestas de Roberto Castillo.
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